Mi nombre es Oh SeHun, soy un chico de clase media - alta de veintiún años de edad que vive sólo con su padre. No poseo amigos ya que tras el fallecimiento de mi madre, hace ya nueve años, hizo que me volviera solitario y muy callado.
Mi padre y yo apenas nos hablamos y casi nunca nos vemos, la mayoría de las veces es a causa de su trabajo, por el cual debe viajar a otros lugares y dejarme solo; ambos peleamos a menudo y como es un hombre muy reconocido en donde vivimos decidí hacerle algo que sabía iba a molestarle tras haber tenido una pelea muy fuerte a cerca de la muerte de mi madre. Deben preguntarse qué es lo que decidí hacer, pues ese día, un veintidós de enero, me dirigí a un lugar que sabía mi padre se molestaría mucho cuando descubriese que había ido allí, fui a un bar de clase baja que él odiaba llamado “ALONE”. El por qué de su odio a ese bar lo desconozco.
Era la primera vez que iba a ese lugar, era un poco sombrío y estaba lleno de lo que mi padre llamaría “escorias”. Me senté solo en una mesa para dos personas, tras pasar unos diez minutos divisé a un chico, rubio, que a simple vista parecía menor que yo, no solo por su estatura sino también por su rostro. Este chico al parecer notó mi interés en él, tras haberlo observado durante un tiempo.
- ¿Puedo sentarme?- Preguntó el desconocido.
- Sí, siéntate. – Respondí un poco nervioso.
- ¿Cómo te llamas? – Preguntó luego de sentarse suavemente en el asiento que se encontraba enfrente de mí.
- SeHun. – Respondí. - ¿Y el tuyo?
- LuHan. – Respondió apoyando uno de sus codos en la mesa. - ¿A qué viniste aquí?
- ¿Por qué debería responderte eso? No te conozco. – Dije serio.
- Sí me conoces. – Afirmó. – Sabes cómo me llamo, es decir que me conoces.
- ¿Y quién puede corroborar que el nombre que tú has dicho no es falso? – Pregunté.
- Nadie, pero ¿por qué te mentiría? – Preguntó.
- ¿Y yo por qué debería saber eso? – Pregunté.
- Al parecer no eres un rico idiota. – Dijo el rubio mirándome.
- ¿Rico? – Pregunté.
- No creo que seas menos de clase media – alta, por lo tanto no me parece que estés mal económicamente. – Respondió seriamente.
- ¿Cómo sabes que pertenezco a esa clase? – Pregunté sorprendido de que un simple chico reconociera tan rápido ese tipo de cosas.
- Sólo lo sé, no es difícil, y tu forma de vestir es normal en esa clase social. – Respondió. – Es la primera vez que vienes ¿verdad?
- Sí. – Contesté. - ¿Tú vienes frecuentemente?
- Vivo aquí. – Dijo quitando su codo de la mesa.
- ¿Desde hace cuánto vives aquí? – Pregunté mientras en el interior en realidad me preguntaba por qué este chico había terminado allí.
- Desde ya unos dieciocho años. – Respondió. – Llegué aquí cuando tenía alrededor de ocho años.
- Entonces ¿tienes veintiséis años? – Pregunté luego de sumar la edad con la cual llego aquí y los años que había pasado en el lugar.
- Pues sí. – Respondió. - ¿Vas a decirme tu edad ahora?
- Tengo veintiuno. – Dije aun sin creer que ese chico me llevaba cinco años de edad.
- Debo irme. – Dijo antes de levantarse del asiento. - ¿Volverás?
- No lo sé. – Respondí. – Quizás.
- Entonces adiós. – Se despidió el rubio.
Estuve allí, solo, durante una hora y decidí regresar a mi casa. Sabía que al volver mi padre quizá ya se habría enterado de dónde estuve.
Estando ya en mi casa me di cuenta que mi padre me esperaba.
- ¿Dónde estuviste? – Preguntó con tonó áspero.
- ¿Dónde crees que estuve? – Pregunté.
- SeHun sé dónde estuviste. – Afirmó enojado. - ¿Qué hacías allí?
- ¿Por qué habría de contártelo? – Pregunté.
- ¡Vete ahora mismo a tu habitación! – Gritó enojado.
- Eso haré. – Afirmé yéndome.
Llegué a mi habitación, pero aunque el enojo que sentía hacia mi padre era inmenso no era mayor que el interés y la curiosidad que tenía hacia ese muchacho que conocí en ese bar que mi padre tanto detesta; me recosté en mi cama sin dejar de pensar ni por un mísero segundo en ese muchacho, por qué llamó mi atención, qué hacía allí, en ese lugar tan sombrío.
- LuHan ¿me gustas? – Pregunté en voz baja. – Espero volver a verte.
Aún no dejaba de pensar que tal vez él me gustaba pero cómo podría gustar de alguien que apenas conozco; eso del amor a primera vista es algo que nunca creí, y ni siquiera en estas circunstancias creo. Terminé quedándome dormido luego de pensar mucho tiempo más en él, quien me interesó por primera vez en quien sabe cuánto tiempo.