Acompáñame a estar solo.
Me sentía tan triste, triste de verdad, esa pena enorme que se aloja en tu corazón, necio en tu contra, indispuesto a dejar tu pecho, decidido a enrollar tu mente y hacerte sentir miserable.
Miraba en cielo sobre mí, era hermoso, el celeste inundaba mis ojos, se encontraba adornado con blancas nubes que flotaban a su alrededor, y las verdes hojas del árbol, sobre mi persona, terminaban con la hermosa combinación de colores. Hace meses que no le veo, hace meses que no le escucho, hace meses que no siento su cuerpo estrechar contra el mío, si caricias pasar por mi piel dejando en su camino esa dulce ruta de su roce.
Le extrañaba tanto, mi vida era tan solitaria y triste sin él, quería verle lo antes posible.
¿Cuánto tiempo más iba a esperar para su regreso? Las verdad no era capaz tan siquiera de responderme, simplemente cerraba los ojos he intentaba evadir dicha lapidaria incognita.
No sé porque justo ahora recuerdo el día en que le conocí.
Flash Back.
“Estaba sentado en esta misma banca, mirando el mismo cielo, las mismas nubes, el mismo árbol sobre mí. En ese momento me encontraba desesperado por encontrar una compañía dentro de mi solitaria vida, pero lo único que lograba encontrar era más soledad. Fue siempre así desde la muerte de mi hermana.”
Fui despertado de mis pensamientos, alguien se había sentado junto a mí.
-¿Te molesta si me siento aquí?- pregunto el joven a mi lado, pero su apariencia era uno o dos años mayor que yo, era alto y fornido, tenía ojos color celestes, y pelo oscuro como la noche, tés blanca pero no tanto como la mía, y una sonrisa encantadora.
-¡oh! No, no me molesta en lo absoluto- Le respondo desviando la vista.
-Me alegro- Dijo sonriente- Yo soy Milán- Se presentó con esa radiante sonrisa, capaz incluso de hacer envidiar al mismísimo sol- ¿Cuál es tu nombre?- Pregunto extendiendo su mano.
-Yo soy Gael - Le respondo estrechando su mano, con suavidad.
Dentro de poco tiempo de haber conocido a Milán comenzamos a hacernos amigos, siempre nos encontrábamos en este lugar, recorríamos un poco la ciudad, también comíamos juntos, muchas veces se quedaba a dormir en mi casa, he incluso una vez estuvo en ella por 4 días, yo estaba enfermo y él se quedó a cuidar de mi todo ese tiempo, nuestra amistad crecía más y más con el paso del tiempo, pero un día el me pidió muy nervio que nos reuniéramos.
-Gael- dijo titubeante- hay algo que debo decirte.
- Entonces dilo- respondo sonriente.
-quizás esto sea raro o tal vez no quieras volver a verme nunca más pero…
-¿Que pasa? No seas así, me asustas- Le interrumpo.
-Gael, creo que me he enamorado de ti- Hace una pausa esperando que yo diga algo, pero no lo hago- Se que suena extraño pero es que siento que en verdad te amo.
Fue un impulso, yo jamás había pensado que estaba enamorado de Milán, pero así fue, fue un impulso, en ese momento me abalance sobre el dándole un apasionado beso.
Fin del flash back
No lo había notado unas lágrimas corrían por mis mejillas. De pronto siento unos brazos cubriendo mi cuerpo por detrás, me gire rápidamente, rompiendo en llanto al ver quien era, nuevamente me veía refugiado en esos fuertes brazos, en la suavidad de la piel que pertenecía a mi Milán, una vez más mi día volvía a brillar iluminado por su sonrisa, volví a ver el cielo en sus ojos celestes y a perderme en la bruma de sus cabellos azabaches.
-Feliz san Valentín- Me dijo, yo solo me abalance sobre el igual que aquel día llenándole de besos.