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La cotidianidad de Hanamiya Makoto por samuesselmo

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Notas del fanfic:

 Desde hace meses que quería escribir este fanfic, para demostrar todo mi amor hacia Hanamiya Makoto jajajaj Va a haber de todo, va  a pasar de todo, muchas idas y vueltas, muchos tira y aloja, drama, comedia, lo que quieran.

 Va a ser el fic más común y corriente del mundo jajaja

 Espero les guste, y espero podes actualizar rapidamente, porque con esto de trabajo apenas y puedo alimentarme (?) xD

Al ffics le puse "Chan", pero ni idea qué significa eso... 

Muchos saludos a todos! Si les gustó o sino, me da igual, comenten por favor :DD Me ayudan a seguir con vida )¿ xD

 By Selmo

 Una vez más estaba sufriendo con esa maldita pesadilla, un montón de vagos recuerdo que había vivido cuando era unos años más joven. ¿Cómo iba a olvidar todo eso si era algo que había marcado de forma importante su vida? Tan sólo era un adolescente cuando todo sucedió, y como tal había cometido errores. Fue tonto haberse entregado a Imayoshi Suichi, y más si sabía el resultado que podía obtener después de un simple polvo. Pero, era claro que para Hanamiya aquello no había sido un simple acto sexual, porque con ese hombre se había ido su primera vez y muchas otras cosas más. Pese a que lo habían expulsado de esa prestigiosa universidad no había sido dejado de lado por sus amigos, quien lo siguieron apoyando durante todo su embarazo no deseado, que muy en el fondo amaba.

-¡El maldito mocoso no me deja descansar! –Solía exclamar agarrándose la cabeza con fastidio. Sus amigos y compañeros de piso reían ante esos arranques de ira, lo de siempre. Con el pasar del tiempo disfrutaban formar parte de la “familia” que estaba por formar Makoto.

-¡Oe! No llames así a tu hijo… -Lo reprendió Hiroshi Yamazaki

-Déjalo, es divertido – Respondió Kazuya Hara, quien siempre estaba allí para molestar a su querido amigo de piso –Tal como anoche que no paraba de llorar.

-¡Cállense o los mataré a todos! –Exclamó furioso el embarazado para ponerse de pie e ir al baño sin dejar de maldecir a los cuatro vientos.

-No entiendo por qué se queja, para empezar no tuvo que abrirle las piernas a cualquiera –Acotó Kojiro Furuhashi.

-No hablen así de él –Los interrumpió molesto Kentaro Seto, quien es el amigo más cercano de Hanamiya y de quien lleva enamorado desde que lo conoció. Sin embargo es algo que no puede concretar debido al momento por el cual estaba pasando su compañero.

 

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 Cuando estaba por llegar a la parte que más detestaba y al mismo tiempo agradecía se vio interrumpido por una lluvia helada que lo obligó a abrir los ojos con rapidez. Otra vez su hijo Chihiro hizo de las suyas. El niño de cinco años miraba con el ceño fruncido a su madre, porque ya estaba cansado de que llegaran tarde al nido por culpa suya.

-¡¿Qué es lo que te pasa, mocoso?! –Exclamó Makoto enojado, intentando secarse inútilmente con sus manos. Su cabello, su ropa e incluso si cama estaban empapados.

-¡Es la única manera de despertarte! –Respondió con el mismo tono de vos el menor. El niño era el calco de Makoto, el cabello azabache y un par de ojos claros, sin hablar de su personalidad.

-Prepárate para correr, mocoso –Masculló el mayor saliendo de la cama, alarmando al niño que no tardó en empezar a gritar a la par de su madre y correr para llegar a su segura habitación -¡Maldito malcriado, ven aquí!

-¡Tú fuiste quien me crió! –Le respondió de inmediato, entrando a su cuarto y cerrando la puerta con seguro.

-¡Vete a tu habitación! –Gritó la madre del niño.

-¡Adivina dónde estoy!

-Si continuas respondiéndome de esa forma te vas a ganar una buena zurda –Masculló claramente contra la puerta del cuarto ajeno –Me da igual si llegas tarde al maldito nido, voy a bañarme.

El niño escuchó con un puchero la advertencia de su madre y se limitó a tomar sus cosas para ir al nido. No era que se llevaran mal, simplemente chocaban al tener desacuerdo, porque para Chihiro Makoto era la mejor mamá del mundo. Se divertían a su manera y amaba la forma de ser su primogenitor. Chihiro era realmente feliz con su pequeña familia, y siempre venían los amigos de su madre quienes le traían muchos juguetes nuevos.

 Tomando su pequeña mochila se dirigió hasta la cocina-comedor y esperó a que su madre se dignara a salir del baño para que lo acompañase hasta el jardín de infantes. Desde que Hanamiya se embarazó lo obligaron a retirarse de la universidad más cara y prestigiosa del país, donde cursaba para obtener el título como abogado, pero aquello quedó en el pasado. Ahora vivía humildemente en una serie de departamentos pequeños, un barrio tranquilo que les permitía vivir cómodamente. Luego de la muerte del padre de Makoto había ganado mucho dinero de la herencia y había logrado su sueño de convivir tranquilamente junto a su hijo. Y aunque no había terminado su carrera, se le daba muy bien la pastelería, siendo conocido por todos los padres de los compañeros de Chihiro y las personas del barrio.

 -¡Hasta que sales! –Resopló cansado el menor al ver al mayor salir con el cabello húmedo atado con una coleta alta y vestido con una simple camiseta blanca de mangas cortas y un par de pantalones negros cómodos.

-Mueve tu lindo trasero fuera sino quieres que te lo patee –Respondió tomando las llaves de la casa para salir.

Una vez fuera de la casa observó extrañado unas cajas, al parecer de mudanza, en el departamento vecino que estaba pegado a su casa. Parecía que habían dejado todo allí pero el nuevo propietario no había llegado para entrarlas –Que descuidado… -Murmuró sin importancia para luego tomar la mano de su hijo y dirigirse a destino.

-Hoy tengo mucho trabajo, así que más te vale no meterte en problemas porque no iré a buscarte –Le advirtió Makoto a mitad de camino a su hijo. Solía pasar que a Chihiro se le soltaba de más la lengua y terminaba castigado o llamando a su madre, algo que fastidiaba a Makoto.

-Son los otros niños los que me meten en problemas…

-Me da igual lo que tengan tus amigos descerebrados.

-¿Ves? ¡Es por eso que mis amigos no quieren venir a jugar a casa! –Exclamó refiriéndose a su madre, quien siempre insultaba lo primero que tenía enfrente.

-Cierra la boca, no me gusta que me hagas quedar mal frente a tu profesora –Murmuró al ver que estaban a pocos metros del nido. Allí estaba Aida Riko, la maestra de Chihiro quien recibía a los niños con un abrazo.

-No te preocupes, te las arreglas tu sólo para quedar mal, mamá –Diciendo eso último el niño se soltó de su madre para saludar a su profesora y Hanamiya simplemente se tragó las palabras, a su hijo lo esperaba en casa una buena ducha fría –Nos vemos más tarde, mamá.

-Que tenga un buen día Hanamiya-san –Lo saludó algo nerviosa Riko. La pobre siempre debía lidiar con el Hanamiya menor y todos los días se sorprendía al ver la cantidad de palabras y expresiones que utilizaba el niño.

Makoto simplemente movió la mano con desinterés para volver a casa y hacer su trabajo, porque los pasteles no se horneaban solos. Al llegar vio que las cajas ya no estaban en su lugar y se podía apreciar que la puerta del vecino estaba entre abierta, pero prefirió dejar de lado la curiosidad y se ocupó de lo que importaba. Cuando por fin todo estaba en orden y en el horno se resignó y caminó para salir y tocar la puerta de su nuevo vecino, simplemente por educación.

-Buenas noches, soy Hanamiya Makoto, su vecino y… -No, era imposible continuar hablando frente a una persona tan alta, frente a una persona que sonreía felizmente y que demostraba ser un hombre sumamente atractivo.

-Mucho gusto, mi nombre es Kiyoshi Teppei –Respondió con un tono de voz afable que le calaba los huesos al más bajo –La vecina del piso de abajo me contó de usted.

-¡¿Qué dijo esa maldita vieja de mí?! –Exclamó enseguida el azabache, sorprendiendo al castaño al escuchar el vocabulario tan propio de Makoto.

-¿E-eh? Me-me contó que haces pasteles muy ricos… -Dijo con cuidado.

-Ah ¿sólo eso? –Preguntó ahora más tranquilo.

-También comentó que tienes un hijo.

-Sí, Chihiro ahora está en el nido –Respondió sin prestar mucho atención a lo que decía -¿A qué te dedicas?

-Me trasladaron a la estación de bomberos de esta zona y decidí mudarme para estar más cerca.

-¿Bombero? Mi hijo se volverá loco cuando te conozca –Respondió Hanamiya dirigiéndose hasta su departamento –Nos vemos, Kiyoshi.

-Claro –Confirmó sonriente volviendo también a su departamento.

 

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 Cuando estaba terminando de decorar los pasteles recibió una llamada de jardín de infantes y a regañadientes de dirigió hasta el nido. Y ahora allí estaba su hijo, sentado frente a su maestra y el rector, Kuroko Tetsuya, con la cabeza gacha y los ojos algo llorosos. Junto a él había otro niño de su misma edad, de cabellos dorados y ojos azules. Y a quien menos quería ver también estaba parado de brazos cruzados, Kise Ryouta.

-¡Hasta que se dignó a venir! –Exclamó el rubio mirando con mala cara a Hanamiya.

-¡Oh, cuanto lo lamento, su Alteza! –Bromó con sarcasmo el azabache –No todos tenemos una limusina ¿sabes?

-Les agradecería mucho que habláramos como adultos –Interrumpió sin titubear Kuroko.

-¿Ahora qué pasó? –Preguntó bufando Makoto.

-¡“Pasó” que tu hijo golpeó al mio!

-¡No te pregunté a ti, princesa! –Respondió a Kise con ganas de incinerar aquella rubia cabellera -¡Chihiro! ¿Qué hablamos de la violencia física?

-Que con la verbal bastaba… -Respondió con un susurro preocupando a más de uno.

-¿Eso le enseñas a tu hijo? Eres el peor ejemplo que conozco –Volvió a hablar Ryouta.

-Vámonos, Chihiro, no vale la pena discutir con esta gente –Masculló mirando con odio al rubio. El niño obedeció a su madre y tomó su mano para irse. Cuando estaban cerca de la salida los detuvo la voz de Tetsuya.

-Hanamiya-san –Lo llamó para llamar su atención –No vamos a castigar a su hijo, pero sería bueno que hablaran. Hasta la semana que viene, Chihiro-kun.

 

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 El camino a casa fue silencioso hasta que el mayor rompió el hielo -¿Por qué golpeaste al hijo de maldito Kise?

-Porque estaba presumiendo sobre que su madre era modelo –Respondió con el ceño fruncido y acompañado de un puchero.

-¿Nada más?

-Yo les dije que tú eras mucho más lindo y todos empezaron a reírse, Daisuke dijo que eras la peor madre y me enojé.

Hanamiya suspiró rendido diciendo -¿Lo golpeaste por esa idiotez?

-¡Te estaban insultando! –Gritó molesto Chihiro con ganas de llorar, pero aguantando para no verse tonto frente a su primogenitor.

-Dime una sola cosa que sea linda de mí, entonces –Lo retó Makoto cruzándose de brazos.

-Todo tu eres lindo, mamá –Respondió llorando rendido el menor. Hanamiya abrió los ojos sorprendido ante la respuesta de su hijo. Se hincó frente a su bebé y limpió las lágrimas que no parecían querer dejar de salir.

-Deja de llorar, mocoso –Dijo abrazando a su hijo, sin podes evitar sonreír –No querrás que el nuevo vecino te vea así ¿verdad?    

-¿Nuevo vecino? –Susurró limpiándose por sí mismo sus lágrimas.

-Así es, es bombero.

-¡¿D-De verdad?! –Preguntó emocionado olvidándose de todo lo malo del día.

-Sí, ahora mueve tu trasero sino quieres pasar la noche afuera.

Notas finales:

Adelanto... Imayoshi va a aparecer...

(Perdón si escribí mal su nombre) xD Yo no saber Ponja (?)


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