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El recuento de los daños por Akira Lawliet

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Notas del fanfic:

Éste fanfic fue publicado el 28 de abril de 2005 en mi anterior cuenta de Noriko Ukai, agradezco a Lady Yaoi Yuri, Paty, in the moonligth  y Cuky por sus reviews en aquella época ^^ los tengo guardados

El recuento de los daños

Por Akira Lawliet

Serie: Gundam Wing

Parejas: Heero x Duo

Clasificación: K+

Aclaración: GW y sus personajes pertenecen a estudio Sunrise y a sus respectivos autores. Historia sin fines de lucro


La guerra había terminado, se podía decir que se llevaba una vida normal y hasta cierto punto tranquila, había paz, si, una paz que a todos les venía bien, pero aquella paz era algo superficial, al menos para el ex piloto Duo Maxwell, su alma carecía totalmente de paz, sentimientos que jamás pensó llegar a tener lo acongojaban y le atormentaban, día y noche

Se había enamorado, pero aquel parecía un amor imposible, la persona de quien se había enamorado era la persona más fría sobre la faz del Universo, era imposible que alguien así pudiera corresponder a su afligido corazón, aquellos ojos fríos jamás se posarían en él, por eso vivía atormentado, le destruía, le dañaba, daría todo por ser correspondido, sería capaz de dar hasta su propia vida por aquel a quien amaba. Dar su vida a pesar de estar completamente muerto, su alma estaba prácticamente muerta desde hace mucho tiempo y el hallarse ahora ante aquella situación le hacía sentirse un muerto que caminaba entre vivos

El recuento de los daños,
Del holocausto de tu amor...
Son incalculables e irreparables,
hay demasiada destrucción

Lágrimas que no consiguen,
apagar el fuego que hay en mi,
Hay ilusiones muertas por doquiera,
sólo quedan ruinas de mí...

– Sí que me has atrapado Heero – pensaba tristemente y a la vez con una sonrisa mientras miraba el cielo, aquella vista le tranquilizaba, aquel paisaje libraba un poco a su alma del tormento que era estar enamorado del soldado perfecto

Las nubes pasaban rápido por aquel viento que soplaba insistentemente, volando los cabellos de Duo, él seguía pensando en Heero, desde hacía mucho tiempo que no podía pensar en nada más, imaginaba lo maravilloso que sería estar a su lado o lo reconfortante que sería hablarle de sus sentimientos, pero sabía que de hacerlo recibiría un rotundo no, tal vez un golpe o hasta una burla por parte del soldado, por eso calló su amor durante tanto tiempo

Duo se conformaba con verle esporádicamente y con recordar las pocas veces que estuvieron juntos en alguna misión, aquella parecía ser una buena salida pero, ¿a quién engañaba? ni siquiera a él mismo, porque lo necesitaba, lo deseaba, quería estar con él, probar sus labios, tocar su cuerpo, ser suyo, entregarse completamente a él, eso era lo que necesitaba, ¿de qué le servían los burdos recuerdos? absolutamente de nada, lo único que necesitaba era estar a su lado y costara lo que costara debía lograrlo, de nada le servia quedarse cruzado de brazos mientras su alma se destrozaba cada segundo lejos de Heero, mientras su espíritu se quebraba ante la incertidumbre

Ahora estaba decidido, buscaría a Heero, sabía que había vuelto a la Tierra e iría a buscarlo, pasara lo que pasara debía ser fuerte. Sólo había dos opciones de respuesta, la primera y la mejor sería que Heero correspondiera a sus sentimientos y la segunda sería que lo rechazara, simplemente que lo mandara por un tubo, pero "el que no arriesga no gana", se repitió una vez antes de ponerse en pie para dirigirse en busca de Heero. Lo encontró fácilmente, conocía muy bien sus artimañas para pasar desapercibido y lograr ocultarse, ese nunca había sido un impedimento para Shinigami

En el recuento de los daños
Del terrible choque entre los dos...
Del firme impacto de tus manos,
no sobrevivió mi precaución

En el recuento de los daños,
Me sales debiendo tantísimo amor,
Que no puedo creer lo que escuché,
¿Cómo puedes decir que te olvidaré?

– Hola Heero- se escuchó una voz un poco nerviosa a espaldas de Heero y él rápidamente reconoció en aquella voz a su antiguo compañero de batallas, no volteó ni respondió, solo se detuvo unos segundos y continuó con lo que escribía en su computadora portátil, en cambio Duo se acercó lentamente y en silencio, sus piernas temblaban, frente a él estaba la persona a quien más amaba

– ¿Cómo estás? –

– Bien – contestó indiferente y sin dejar su trabajo un solo segundo, no parecía algo importante lo que hacía pero de cierta forma trataba de evitar a Duo, él lo había entendido a la perfección, pero estaba decidido a no cambiar el motivo de su visita, por eso sin pensarlo nada más que un par de segundos se abalanzó hacia Heero, agachándose y rodeando su cuello con ambos brazos a la vez que apoyaba la cabeza en su cuello

– Heero se quedó quieto, algo sorprendido pero sin alarmarse, se sentía nervioso ¿por qué Duo le abrazaba de esa forma? aún así debía admitir que sentir el cálido aliento de Duo en su cuello era reconfortante

– Te amo Heero, desde hace mucho tiempo – no tardó mucho en decirlo, para la notable sorpresa del soldado ante esas palabras, sin embargo no se movió, permaneció en aquella posición, eso le preocupó un poco a Duo que intentó separarse enseguida de él, solo para encontrarse con la sorpresa que Heero le sujetaba con fuerza los brazos para que no se alejara de él

El corazón de Duo latía con fuerza y sus mejillas estaban totalmente rojas, era muy raro que Heero hiciera eso ¿acaso quería decir que él le correspondía? Heero lentamente se puso de pie, alejando ligeramente la silla y haciendo que Duo retrocediera un poco pero sin soltarle, el soldado apretaba con fuerza los brazos de Duo al grado que comenzaba a doler

– Auch, me duele – se quejó Duo ante el apretón que Heero no quería ceder, mientras éste se volteaba lentamente hacia él, quedando ambos frente a frente, la mirada de Heero era igual que siempre, parecería que podía matar con solo ver

– ¿Tú me amas? – preguntó serio pero a la vez con un poco de burla, mostrando un gesto parecido al de una tenue sonrisa ¿acaso le alegraba que así fuera? realmente era muy difícil saber lo que pensaba Heero porque casi nunca mostraba emociones

– Si Heero, no podía soportar más seguir en silencio, torturarme en las sombras sin saber que es lo que sientes tú por mí – la mirada de Duo era triste pero a la vez mostraba ternura, había deseado tanto poderle confesar sus sentimientos a Heero que se sentía casi aliviado, nada más faltaba la respuesta de él, pero permanecía callado, viéndolo fijamente y sujetándole aún con fuerza ambos brazos, los cuales ya tenían marcas

No hicieron falta palabras para responderle, el soldado perfecto atraía con fuerza el cuerpo del Dios de la muerte, para atraparlo frente al suyo y robarle un apasionado y salvaje beso que Duo respondió de inmediato, Heero apretaba con fuerza el cuerpo de Duo contra el suyo, devorando sus labios, atrapando su cuerpo como si le perteneciera

Duo no esperaba aquel suceso, esa era una reacción que jamás imaginó por parte del chico frente a él, sin embargo le correspondía con la misma desesperación. A falta de aire, Duo apartó bruscamente a Heero, luego colocó la mano izquierda en su estómago y respiró con rapidez, el otro le miraba también con la respiración agitada pero mostrándose totalmente tranquilo, en la habitación había un silencio muy incómodo, sobre todo para Duo que no sabía qué pensar de la situación, si Heero le había besado significaba que no le era tan indiferente después de todo, se sintió confundido pero a la vez feliz

No, no puedo reponerme,
De ese beso que me subió al cielo,
Que es el mismo
que ahora me hunde en el infierno

No, no puedo reponerme,
de tu forma tan cruel de abrazarme,
si sabías que no ibas a amarme
¿Qué ganabas?
¿Qué ganabas?
Con besarme.

– ¿Por qué?... dime porqué lo hiciste – preguntaba angustiado Duo y tratando de mirarlo a los ojos, pero eso era muy difícil ya que la mirada de Heero le intimidaba

– Me amas ¿cierto? – preguntó en respuesta

– Si Heero, te amo –

– ¿Lo suficiente para ser totalmente mío? – la mirada de Heero se acentuaba sobre Duo, esa no parecía ser una pregunta para darle a entender que también lo quería, más bien parecía que trataba de decirle que le permitía ser suyo, que él sería solo suyo y de nadie más, aquello sonaba aterrador, demostraba que Heero era demasiado posesivo con lo que creía suyo. Duo le miraba atento y un poco asustado, en cambio Heero parecía tranquilo, esperando una respuesta a su pregunta

– ¿Qué quieres decir con eso? – preguntó titubeante, no era capaz de interpretar correctamente el significado de la pregunta y la posible respuesta le aterraba

– Seré sincero... yo no te amo Duo – aquellas palabras cayeron en Duo como un balde de agua fría, por unos instantes había creído que sus sentimientos eran correspondidos, pero al darse cuenta que no, era como si su mundo se hubiera derrumbado. La garganta de Duo se secó y sus lágrimas lucharon por no caer, mientras movía su cabeza hacia los lados, aquella era una respuesta que ya esperaba, pero escucharla era más dolorosa que solo imaginarla, Heero lo miraba atento, ¿se sentía culpable? tal vez, pero no lo suficiente como para consolarlo, después de todo a él no le importaba destrozarle el corazón a su antiguo compañero de batallas

– Entiendo Heero… perdón por hacerte perder el tiempo – Duo temblaba, su cuerpo estaba totalmente frágil ante la situación, titubeaba al caminar, quería correr y alejarse lo más rápido posible pero no podía, apenas si podía llegar a la puerta, Heero le miraba fríamente como siempre, pero algo en él le decía que debía detenerlo, después de todo Duo era un chico muy atractivo y besaba muy bien, podía entretenerle un tiempo, además sentía hacia él un ligero cariño, no como el que sentía por los otros tres, era algo distinto, no muy fuerte pero si diferente a cualquier cariño que hubiese sentido alguna vez.

Decidido, Heero se acerca tranquilamente hacia él y lo abraza por la cintura, besando su cuello, acariciando su pecho, se sentía muy bien, debía admitirlo, el aroma de Duo era exquisito, aunque él se sentía confundido por la acción de Heero no trato de detenerlo, él se detuvo por sí mismo para susurrar algo a su oído

– No me has respondido – preguntó con tono suave, haciendo que Duo se estremeciera, se sintió flaquear ante las palabras y apoyó completamente su cuerpo sobre el de Heero, eso quería decir que Heero estaba dispuesto a hacerlo su amante aún sin haber amor mutuo ¿acaso le pedía dejar de lado su dignidad para darle una oportunidad a su frustrado amor? Si, eso era lo que trataba de decir Heero al insistir en que respondiera a su pregunta.

Duo lo pensó mucho mientras permanecían en esa posición. Seguir aquel juego implicaba dos cosas, una era que algún día podía hacer que Heero le amara y la otra era sujetarse a una relación sin futuro, destrozarse cada día sabiendo que lo único que Heero quería de él era su cuerpo, pero ya antes lo había dicho, el que no arriesga no gana, y así era, nuevamente debía apostarle a la vida para ganar o perder

– Si Heero, quiero ser completamente tuyo, me ames o no, solo seré tuyo – palabras directas, sin titubeo, Duo estaba decidido a ser de Heero ante todo, él sonrió, le agradaba la respuesta, es la que esperaba, sabía que Duo en cuestión de sentimientos solía ceder porque se dejaba llevar por sus emociones, él era muy distinto al Dios de la muerte y por eso era capaz de manipular de cierta forma determinadas situaciones.

La camisa de Duo caía al piso al igual que sus demás prendas, mientras Heero le besaba y acariciaba, tratando de memorizar perfectamente las líneas de su cuerpo, aquel cuerpo que de ese día en adelante sería suyo, aquel cuerpo que estaría siempre a merced de sus caricias, de sus deseos. Duo recibía cada caricia y cada beso con amor, se sentía dichoso de poder ser de Heero, aunque Heero no fuera de él. Se entregó por completo aquella noche, sintiendo la respiración agitada del soldado en su nuca, sintiendo el fuego de aquellos besos como si le quemaran la piel

– Te amo – fueron las palabras de Duo al terminar y rendirse a un lado del jadeante cuerpo de Heero, el trenzado le miraba amorosamente ante la indiferencia del otro, sentía deseos de acercarse y abrazarlo, que ambos durmieran después de tan agitada noche, pero recordó las palabras de Heero, "Yo no te amo Duo"…

"¡Yo no te amo Duo!", sonaba como aguja en su cerebro, destruyéndole el alma que creyó muerta. Pero no lo estaba, le amaba y eso le daba fuerzas para vivir

Duo cerró los ojos, no quería seguir escuchando las palabras frías de Heero, eran un tormento. El trenzado se quedó dormido después a un lado del soldado perfecto, quien al darse cuenta que dormía se acercó y le separó unos cuantos mechones de cabello, los que se pegaban a su frente por el sudor

– Has estado bien, Shinigami – se alejó del cuerpo durmiente, se vistió y se fue, dejándolo ahí, sin nada más encima que su blanca piel, se marchó sin voltear atrás, ni siquiera apagó su portátil, solo caminó y se alejó.

En el recuento de los daños
lo material todo lo perdí,
perdí mi casa y mis amigos,
todo lo mío te lo di.

Entre los desaparecidos:
mi resistencia y mi voluntad,
Y hay algo mutilado que he pensado
Que tal vez era mi dignidad...

Pasaron los días, Duo vivía con Heero en un modesto departamento en la Tierra, había renunciado a todo, no volvió a comunicarse con Hilde ni le avisó de su cambio de domicilio, había prometido ser completamente de Heero, él no lo mantenía encerrado, pero a Duo le gustaba estar ahí, esperarlo, verlo llegar y entregarse como casi cada noche, decirle que lo amaba de vez en cuando sin parecer empalagoso, sabía que Heero también necesitaba su espacio y que de vez en cuando era bueno incluso no verse, de esa forma Heero no sentiría que le asfixiaba como solía hacerlo Relena, de esa forma tal vez el soldado perfecto llegaría a amarlo, tal vez ya lo hacía, pero de ser así jamás se lo diría, lo conocía bien

Duo nunca lo sabría pero no le importaba, mientras estuviera a su lado le bastaba, aunque a veces sentía la necesidad de huir lejos de él, de huir de aquel nuevo tormento, saber que no lo amaba y aún así entregarse a él como solo dos personas que se aman mutuamente lo hacen, se había encerrado en su propio mundo, no quería ver a sus amigos por flojera a un sermón, porque sabía que le dijeran lo que le dijeran tendrían razón, se había creado una esfera a su alrededor que no permitía nada más que no fuera pensar en Heero, amar a Heero, entregarse a Heero, tal vez si seguía así incluso podía llegar odiar a Heero… eso nunca, tal vez aquel inocente amor era ahora un retorcido amor, pero odiar a Heero sería odiarse así mismo.

Un día llegó Heero a casa, Duo estaba en la cocina picando verdura, cocinaría algo para él. Heero entró y le miró desde la puerta unos segundos, Duo no se percató de su presencia y continuó picando, el soldado sonreía al verlo, ya llevaban mucho tiempo así, parecían incluso hasta un matrimonio, Heero había llegado a amarlo a su manera, no de la misma forma en que Duo le amaba, porque Duo entregaba su corazón, su cuerpo y su alma, a Duo no le importaba sufrir y hacerse daño, porque indirectamente ese sufrimiento le hacía feliz, aunque acabara poco a poco con su vida él seguiría, pasara lo que pasara

Heero se acercó por detrás, juntando su pecho con la espalda del trenzado, tomó la mano derecha de Duo, ayudándole a picar, con movimientos lentos mientras besaba su cuello y con la otra mano acariciaba la mano disponible de Duo, él tenía sus ojos cerrados recibiendo aquellos cálidos besos y sin mirar lo que picaba, sintiendo después como el filo de la hoja se enterraba en la mano que Heero acariciaba, Duo abrió los ojos y miró la sangre, también Heero dejaba de besarle el cuello y agarró la mano de Duo para quitarle con la lengua la sangre

Duo se volteó y ambos quedaron frente a frente, pero aún Duo no soltaba el cuchillo, Heero lo miró y colocó su mano sobre la de Duo para dirigir el cuchillo hacia la mejilla de éste sin que él intentara evitarlo, Heero cortó levemente y quitando de igual forma la sangre, para después aprisionarle los labios con los suyos, ambos apretaron el cuchillo, después Heero lo soltó y se acercó a Duo para desabrochar su camisa, pero él antepuso el cuchillo, quedando éste muy cerca de Heero

– Tu cruel forma de amarme me destruye – en los ojos de Duo había reflejada tristeza y desconsuelo, miraba con frialdad a Heero, casi como él lo hacía siempre, el soldado perfecto miraba atento los ojos de Duo, restándole importancia al cuchillo que aún sostenía entre su mano el trenzado

– Lo sé – una sonrisa sincera se mostraba en el rostro de Heero, era la primera vez que sonreía así, la actitud de Duo le encantaba, jamás lo había visto hablar así, había logrado destruirle la vida, nunca había sido su intención y no le alegraba haberlo hecho, pero sucedió, ahora debía pagar las consecuencias y eso le hacía sentir mejor, por primera vez en la vida pagaría una de tantas que había hecho, por fin pagaría el precio de haber hecho enojar al Dios de la muerte y eso le hacía feliz, sobre todo porque iba a ser el mismo Duo quien acabaría con él

– ¿Por qué sonríes? – preguntó molesto ¿acaso le daba gusto que estuviera sufriendo así por su culpa? ¿su culpa? no, había sido solo culpa de él, de Duo, no de Heero, porque él había aceptado estar a su lado sabiendo las condiciones. Duo se acercó a él dejando el cuchillo muy cerca del cuerpo de Heero, sin apartar su vista

– ¿Me llevarás contigo Shinigami? – sonreía mientras preguntaba y lo miraba a los ojos, en ellos se podía ver una profunda tristeza ¿acaso si iba a acabar con su vida y así terminar con su tormento? ojalá fuera así, porque por primera vez podía sentir lo que Duo sentía, porque él también había logrado amarlo, a su retorcida y enferma manera, pero al fin y al cabo amor ¿qué no era eso lo que Duo quería desde un principio?

– Lo haré – estaba casi decidido, mataría a Heero y después seguiría él, el propio Dios de la muerte se quitaría el pedazo de vida que le quedaba, tal vez así ambos por fin podían disfrutar en el infierno un amor como el suyo.

Duo se acercó más, Heero podía sentir en su piel el filo del cuchillo, sonreía a pesar que dolía, no era profunda la herida pero si sangraba, no se quejaba del dolor, al contrario, quería que Duo lo sintiera también, que compartieran algo más que una cama, Heero bajó sus manos hasta el cuchillo y agarró la hoja con ambas manos, sangrándole éstas, entonces lo apartó y aventó contra el piso, con sus manos sujetó el rostro de Duo y lo atrajo hacia él para besarlo, las mejillas de Duo estaban cubiertas con la sangre de Heero y ambos disfrutaban de ese beso, tal vez el beso más sincero que jamás se hubieran dado

Ambos estaban dispuestos a entregarse a la muerte, tal vez sería la primera vez que ambos se entregarían juntos y eso les hacía felices. Duo se separó y volvió a acercarse al cuchillo, ésta vez agarrándolo con coraje y dirigiéndose a Heero quien esperaba el último acto, cerrando los ojos y con una gran sonrisa, pero a escasos centímetros Duo se detuvo, mirando con horror todo aquello, la ropa de Heero con sangre, el piso manchado al igual que sus manos, también podía sentir en sus mejillas como la sangre secándose comenzaba a picarle, entonces aventó con furia el cuchillo, Heero abrió sus ojos y miró asombrado a Duo, quien se bañaba en llanto, el rostro cubierto de sangre y lágrimas, Heero se acercó a él y lo abrazó con fuerza

– Mi cruel forma de amarte también me destruye – dijo Heero mientras apretaba con fuerza el cuerpo de Duo contra el suyo, secó sus lágrimas y lo besó tiernamente, como nunca antes lo había hecho.

Así comenzó la tortuosa relación entre ambos, haciéndose daño mutuamente y a la vez amándose como nunca antes habían amado... Porque el amor destruye, pero no mata

No, no puedo reponerme,
De ese beso que me subió al cielo,
Que es el mismo 
que ahora me hunde en el infierno

No, no puedo reponerme,
de tu forma tan cruel de abrazarme,
si sabías que no ibas a amarme
¿
Qué ganabas?
¿
Qué ganabas? 
Con besarme.

FIN


 

Notas finales:

Éste fue mi primer songfic :) sé que no es la gran cosa, pero le tengo cariño a todos mis fics, espero les guste, agradezco sus comentarios, si simplemente leen y no comentan igual les agradezco por darle oportunidad al fic :D

Canción: El recuento de los daños

Intérprete: Gloria Trevi


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