Una tenue luz se filtraba por los vitrales de colores verdeazulados, apenas empezaba a amanecer, el frío de los albores de la madrugada se filtraba por las paredes y las grietas de aquel aposento. En el corazón de Light solo existían dos fuerzas, la de la culpa y la de la lujuria, una que provenía de todo el engaño en el que su absurda existencia era parte, el otro deseo lascivo, quizá venía del impulso de violar a su amigo y rival, por amor tal vez, por posesión quizá.
Light venía a visitarlo, sus ojos cerrados como si estuviera dormitando, con sus largas pestañas oscuras, Yagami posó su mirada sobre él, acercándose lentamente al rostro pálido que aún poseía aquellas pronunciadas ojeras que le asombraron cuando lo miró por primera vez. L era un bello muñeco, a punto de ser devorado, la respiración de Light se intensifico, un poco de su saliva cayó sobre la mejilla blancuzca resbalándose lentamente e impregnando las puntas del sedoso cabello que se esparcía por el suave terciopelo.
La cara sonrojada de Yagami y sus ojos llenos de deseo, en conjunto con una sonrisa amplia delataban cuan perturbada estaba su mente en aquel momento, solo tenía una única oportunidad en su vida, no podía solo satisfacer sus deseos reprimidos, tenía que tomarse su tiempo, en ese momento amaba a L como a nada en el mundo. Su boca se movía sola, su enrojecida lengua lamía las mejillas de aquel chico, pronto su lengua se poso en los labios pálidos, y termino entrado en aquella cavidad aún ensalivada, Light succionada la lengua pegajosa, tragando cada muestra de saliva, su entrepierna estaba abultada ahora, su erección era tan molesta que tuvo que dejarla libre, empezó a frotarla hasta eyacular sobre el lindo rostro.
L vestía como un príncipe, como un caballero inglés, Yagami no podía más su pene estaba tieso otra vez, saco con cuidado el lazo que mantenía oculto el cuello del blanco camisón, que se hallaba bajo el decorado y ostentoso saco azulado que vestía L, la ansiedad de Yagami aumentaba conforme sacaba cada botón de su ojal, sostenía con cuidado la cabeza del príncipe mientras terminaba de sacarle las ropas superiores. El blanco pecho se veía perlado por la luz que se filtraba, Light empezó a frotar la punta de su pene con los tiesos y rosados pezones, mientras exhalaba y jadeaba con dificultad, una vez más su semen pegajoso estaba sobre la tersa piel, empezó a succionar y lamer con fuerza los pezones, acariciándoles junto con su eyaculación.
No podía dejar de masturbarse mientras se preparaba para ver el pene de L, no podía más era como si sus manos se movieran solas y no dejaran de acariciar su propio miembro. Empezó a jugar con los fríos dedos de su muñeco, los lamio todos, sacándolos dentro y a fuera de su cavidad oral. Succionaba con fuerza los delgados brazos, los empezó a morder, por un momento lo hizo tan fuerte que logro arrancar un bocado, la sangre que emanaba sabía deliciosa, tan deliciosa como los pezones que antes había lamido, empezó a masticar la cruda carne y descubrió que esta sabía extraño, no era un sabor conocido.
El sol empezaba a ser más notorio, Yagami se impacientaba, las velas del aposento se consumían con mayor rapidez, desabrocho el botón del pantalón bombache y desnudó por completo el delgado cuerpo, era el paraíso, el miembro de L estaba descubierto y le parecía de un rosado adorable, olía a genital, era un olor placentero, Yagami metió el miembro carnoso en su boca ensalivándolo y succionándolo, sus manos acariciaban el escroto de su príncipe, beso los testículos de color vivo y cambio la posición de su adorado, ahora el ano de este yacía en su nariz, lo olía con demencia, lo empezó a ensalivar con deseo, tenía un olor fuerte que le agradaba, lo colocó sobre su pene, teniendo de nuevo una eyaculación precoz, era increíble ni siquiera le había penetrado cuando su semen ya cubría la entrada.
En instantes el pene de Light estaba listo de nuevo, lentamente la entrada empezó a abrirle paso al tieso falo, que ahora empezaba a embestirle con violencia, Yagami gemía de placer al sentir como todo era tragado por aquella entrada, esa sensación de placer era increíble, sentía que su sangre estaba hirviendo, el cuerpo de L se sacudía con fuerza tras cada embestida y se impregnaba del sudor del pecho de Yagami quien le abrazaba vigorosamente mientras que le hundía profundamente su pene. En un arrebato de placer y estasis Yagami mordió tan fuerte uno de los pezones de L que lo arrancó, eyaculaba entonces mientras lamía la sangre de su muñeco.
Unas voces empezaban a oírse a lo lejos, aunque aún el sol no coronaba el día, Yagami vistió a su príncipe nuevamente, arranco un mechón de su cabello y lo guardo en sus pantalones, muy emocionado y sonriente soplo las velas de la instancia, empezó a correr como si nada le importara, mientras unas cuantas lagrimas se asomaban por sus ojos y su corazón latía como si pudiera salirse.