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Love Who Loves You Back por Sieben7

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Notas del fanfic:

Bueno despues de mucho tiempo sin escribir por falta de tiempo, hubo un suceso que me hizo hacerme un espacio, y pues en esto resulto Se que no es la gran cosa pero, estoy muy orgullosa del resultado.

Este fic nacio a base de cuando escuche por privera vez esta cancion, y me inspire en base a lo que dice la letra, y a los comentarios de los chicos de la banda sobre ella y su opinon sobre el amor. Originalmente iba a ser un one-shot, pero perdi la nocion de las paginas conforme escribia y escribia, pero creo que asi estuvo mejor porque pude establecer mi punto, no es muy largo, si acaso unos 3 capitulos xD 

Notas del capitulo:

Ok, sin mucho que decir, mejor comencemos... disfruten mucho el capi, y si le gusto dejenme un comentario por favor, si no les gusto tambien, yo respondere a sus reviews :)

 

 

“A veces lo que se necesita no tiene que ser siempre el gran amor verdadero. A nadie le gusta estar solo. Escoge simplemente a alguien que también te quiera. Sin embargo, ¡yo creo en el amor verdadero!”- Bill Kaulitz

 

 

No recuerdo desde cuando ha sido así, siempre llamaba la atención por donde quiera que iba; en la escuela me acosaban, chicos y chicas se peleaban por estar en mi compañía, por tener citas conmigo, por querer ganar mi confianza, a veces era un caos total al grado de que mis padres terminaban por cambiarme de instituto.

 

Hoy justamente era mi primer día en un colegio privado al que decidieron inscribirme, supuestamente allí había mucha disciplina y sería difícil meterme en problemas, la verdad es que en ocasiones yo solía provocar a los demás, entonces no me quedaba más que resignarme a lo que pasara.

 

-        Bill, ven a desayunar cariño- dijo mi madre asomándose por la puerta entreabierta de mi recamara- Te vez muy bien con ese uniforme- me alabo ella.

-        Si, como sea- mencione desganado acomodándome la pequeña corbata azul de mi atuendo escolar- Ahora voy- finalice mientras me daba un último vistazo frente al espejo.

 

Bueno, tampoco me iba a quejar, hasta yo mismo admitía que soy guapo. Apenas a con 17 años decían que ya me parecía a uno de esos modelos atractivos que salen en las pasarelas o en la televisión. Por ese motivo, y por no decepcionar a mis pretendientes, me daba la libertad de salir o flirtear con ellos. Si naci así, no iba a desperdiciar tan maravilloso don, mi presencia era como mi flecha para conquistar.

 

Amor, esa palabra era desconocida para mi aun, nunca me había enamorado ni ahora mismo lo estoy. Intento creer en eso del amor verdadero y de la “persona indicada” pero mis citas han dejado mucho que desear y cada vez pierdo más el interés en eso, pero aun creo en ello. Sexo, ese sí que lo conocía. Los pocos amigos que tengo me lo presentaron, y la verdad lo disfruto bastante, sobre todo cuando me siento deprimido, me hace sentir querido de verdad aunque sea por un momento, como de llegar simplemente a ese nivel de necesidad de tomar lo que deseas.

 

-        Hijo, ya casi cumples 18, y te queremos dar un obsequio por adelantado- expreso contento mi padre mientras desayunábamos.

-        ¿Qué es?- dije entre bocados, él se removió un poco en su asiento sacando algo de su bolsillo y mostrándome una llave.

-        Míralo por ti mismo, está afuera- indico mi tutor tendiéndome la llave.

 

Abrí los ojos como platos asombrado y me quede inmóvil en cuanto salí de la casa. Un hermoso automóvil, un Audi color gris, estaba estacionado afuera, era el coche que siempre había querido, me gustaba desde niño.

 

-        ¿Te gusta?- cuestiono mi madre emocionada llegando a mi lado y yo apenas asentí.

-        Disfrútalo hijo. Ya estas grande, así que ya no me necesitas de chofer ni andar molestando a tus amigos- dijo mi papa sonriendo de lado- sirve que así paseas lindas chicas en el- agrego con tono pícaro alzando las cejas y mi mamá le dedico una mirada de furia.

-        Ok. Vale, pues me voy entonces. No quiero llegar tarde- murmure apenas, seguía en shock por la impresión.

 

Tome mi mochila y con llave en mano me adentre en mi nuevo vehículo, sonreí ampliamente y lo puse a andar. Una extraña adrenalina me recorrió al escuchar el rugir del motor, así que sin más acelere y conduje hacia mi nueva escuela.

 

Una impresión de dejavu me inundo en cuando llegue y me adentre en los pasillos del colegio, camine tratando de concentrarme e ignorar las miradas de los demás dirigiéndome a mi salón de clases. Un toquido en mi hombro derecho me puso alerta y voltee encontrándome a una linda chica rubia viéndome curiosa.

 

-        ¿Eres nuevo por aquí?- me pregunto enseguida y yo le sonreí por educación, la vi ponerse ligeramente sonrojada y bufe ligeramente.

-        Así es- afirme deteniéndome- ¿Sabes dónde queda el aula 11?- le cuestione amable sin dejar de sonreír, ella se puso nerviosa pues empezó a balbucear sin sentido.

-        Es… esta… queda en el siguiente pasillo a la izquierda- respondió agitada.

-        Gracias señorita- le agradecí con voz seductora y me aleje siguiendo sus instrucciones, en cuanto doble la esquina no pude aguantarme una pequeña risa causada por los gestos que había hecho la chica.

 

Entre al salón, las voces que se oían adentro se silenciaron al verme ingresar, di un breve repaso a todo el lugar y me senté en una de las filas del centro pero hasta la parte de atrás. De nuevo las miradas sobre mi y luego escuche unos murmullos, incomodo saque una libreta de mi mochila y me puse a escribir cualquier cosa.

 

Mas chicos y chicas fueron llegando al aula pero nadie se animaba a acercárseme o hablarme, hasta que en mi concentración en mi cuaderno no me percate de una figura que estaba parada frente a mi asiento.

 

-        Disculpa, este es mi lugar- expreso alguien con voz dura.

-        No lo sabía. Puedes buscar otro, o esperar a que desocupe este- dije sin elevar la vista, por su voz deduje que era un chico.

-        Bien, te la paso esta vez solo porque eres nuevo, me sentare aquí al lado. Espero que mañana respetes mi pupitre- indico aun serio y se aparto de mi vista.

 

Ya más tarde, sin ningún otro inconveniente, cuando se terminaba la primera clase el maestro nos encargo una tarea de investigación y antes de irse, me llamo.

 

-        Joven Bill, me indicaron que si podría ir a recoger la llave de su casillero y sus libros de texto en el tiempo de receso- anuncio mirándome y yo asentí.

-        Si, gracias por el aviso profesor- respondí cortés agachando la mirada.

 

Las horas pasaron y el receso llego, suspire largamente y me puse de pie tomando mi mochila, salí del salón y en eso una voz me aclamo.

 

-        Bill, ¿verdad?- oí decir justo detrás de mí y voltee en esa dirección, un chico rubio algo robusto pero de apariencia agradable apareció ante mis ojos sonriendo tímido.

-        Si. ¿Y tú eres?- murmure extrañado.

-        Gustav. Voy contigo en clase, no sé si me notaste- respondió el chico nervioso.

-        Creo que si- dije apenas tratando de hacer memoria.

-        Vale. Oye, no le hagas caso al pesado de Tom, se cree el dueño de las cosas- insinuó enseguida el chico más relajado.

-        No te preocupes, se tratar con gente así- exprese sensato.

-        Ok. ¿Quieres que te acompañe? Digo, para ir por tu llave y mostrarte donde están los casilleros- ofreció Gustav curioso.

-        Claro. Vamos- accedí y empezamos a caminar juntos.

 

Si, adivinaron. Ese chico Gustav, se convirtió en mi mejor amigo de la escuela. Todos los días íbamos y regresábamos juntos de la escuela pues él vivía por mi rumbo casualmente, salíamos algunas veces y platicábamos muy a gusto. Al fin había conocido a alguien confiable en mi vida, nos divertíamos bastante e incluso, llegue a invitarlo a mi casa en varias ocasiones. Mi idea era que, Gustav se había convertido desde entonces en una buena influencia para mí, mejor que mis otros amigos; era atento, divertido y sabia escucharme, a pesar de no ser tan popular, nos llevábamos muy bien, como si nos conociéramos de toda la vida.

 

Apenas llevaba dos meses en esa escuela y ya me había adaptado completamente, igual había una que otra persona que me rondaba, pero la verdad me sentía más cómodo ahí, el ambiente era más relajado y con Gus a mi lado, nada me parecía malo.

 

-        ¡Hey Gus!- exclame golpeando su hombro mientras estábamos jugando videojuegos en la sala de mi casa.

-        ¿Qué? No me distraigas tramposo- respondió sin despegar la vista de la pantalla ni mover los dedos de su control.

-        No, solo te iba a decir que tenemos fiesta esta noche- mencione sonriendo pícaro.

-        ¿Tenemos?- cuestiono serio.

-        Si, ya sabes. Como buenos amigos debemos cuidarnos las espaldas- indique contento.

-        Aunque cuando te pones de galán termines ignorándome- murmuro viéndome y luego suspiro- Esta bien, te acompañare- finalizo volteando a ver el juego de nuevo.

 

Horas más tarde ya estábamos en la fiesta de un compañero de la escuela, era de un curso mayor pero como todo el instituto me conocía, me invitaban porque les caía bien. Gustav, el siempre era mi coartada. Si alguien se quería ir conmigo y no me gustaba, mentía diciendo que debía quedarme porque tenía que llevarlo a su casa, y si me gustaba y me iba, él debía decir que me quede en su casa.

 

-        Allá está Tom, no creí que viniera- expreso sorprendido mi amigo.

-        Qué más puede hacer, le gusta exhibirse- bufe con algo de fastidio.

 

Caminamos hasta donde tenían servidas las bebidas y agarre una bebiendo un poco, Gustav me imito y luego nos sentamos por ahí a ver el paisaje.

 

-        Billy- oí de pronto y voltee confundido en esa dirección, topándome con Tom, ese chico desagradable de mi grupo, siempre vestido con ropas anchas y su peinado en rastas rubias. Era uno de los pocos empeñados en molestarme- ¿Qué tal la fiesta? Hay mucho para escoger, ¿verdad?- dijo tratando de hacerme charla moviendo sugerentemente el piercing de su labio.

-        Si- dije cortante- ¿Necesitas algo?- cuestione sin inmutarme.

-        No, solo hablar contigo. Gus, ¿me dejarías con él a solas?- le pidió a mi rubio camarada lo mas cortés que pudo.

-        ¿A ti, con Bill? Ni loco. Vete y no molestes Tom- Asevero Gustav con expresión neutra en el rostro.

-        Vale, luego conversamos- concedió mirándome atento y luego lo vi delinear su boca con la lengua, dio media vuelta y se fue.

-        No sé qué le pasa a este tipo, con esa ropa de rapero creé que impresiona a alguien. Me jode su actitud- brame molesto.

-        Si, siempre quiere estar molestándote últimamente. Si te dejaba con él quien sabe que cosas tan horribles te hubiera dicho- afirmo muy convencido Gus.

 

El tiempo pasaba, los tragos aumentaban y prácticamente ya me movía por inercia. Una rubia bailaba conmigo y yo la sujetaba por la cintura de forma atrevida, me dijo que me fuera con ella, que no había nadie en su casa. Estaba tentado a hacerlo, pero algo dentro de mí me decía que no lo hiciera, así que me negué alejándome de ella y volví con Gustav que estaba sentado en un rincón bebiendo una cerveza, era lo único que le gustaba tomar.

 

-        Hoy de plano paso de irme con alguien- bufe poniéndome a su lado.

-        No estás inspirado hombre. ¿Quieres que volvamos a casa?- me propuso enseguida y yo asentí ligeramente.

-        Solo doy una vuelta y voy al baño- respondí apenas y Gus sonrió.

 

Efectivamente no me sentía con ánimos de liarme con alguien esa noche, después de todo la había pasado bien. Camine yendo al sanitario e hice mis necesidades, mas no me esperaba encontrarme justo a esa persona cuando me disponía a salir.

 

-        Bill Kaulitz, al fin nos encontramos sin tu perro guardián- exclamo Tom sonriente.

-        Da igual Tom, déjame pasar- indique con voz cansada.

-        No- contesto serio entrando y cerró la puerta con seguro- Esta vez, vas a saber quién soy- afirmo rígido y me empujo contra una pared.

 

Me acorralo entre su cuerpo y el muro, acaricio una de mis mejillas y luego comenzó a tocarme el cuerpo de una manera salvaje pero agradable, pego sus labios a mi cuello que estaba expuesto pues yo evitaba su mirada.

 

-        Soy tuyo Bill, no sabes cómo te he deseado desde que te conocí- confeso en mi oído y luego paso una de sus manos fugazmente por mi entrepierna que se encontraba medio despierta. Sentí un raro escalofrió pero no me moví.

-        ¿Con que era eso?- pregunte sutil al fin viéndolo, mi instinto esta vez me  incitaba a seguirle el juego- Pues si así es la cosa, déjame mostrarte como se trata conmigo- le explique mirándolo pícaro y de un rápido movimiento lo hice bajar y ponerse de rodillas frente a mí- Creo que sabes qué hacer, así que hazlo, rápido- ordene con la voz cargada de lujuria. Mi cordura se fue al demonio, era como una poderosa voz interior que me decía que hacer.

 

Sin demora zafó mi cinturón y bajo el cierre de mis pantalones, acaricio el bulto de mi bóxer levemente por encima y luego libero mi erección devorándola con sus labios rápidamente. No lo hacía mal, de hecho me estaba sintiendo muy bien con ello, esa sensación en mi corazón al bombear tan rápido y ese calor en mi pecho me hacían disfrutar bastante, me gustan esos efectos que el sexo me da. A veces me preguntaba si así se sentía el amor.

 

No resistí mas e hice a Tom levantarse, le desabroche los pantalones y lo hice ponerse con la cara hacia la pared, me baje el pantalón y el bóxer hasta las rodillas acercándome a su oído jadeando mientras tocaba su trasero.

 

-        Si esto es lo que quieres, debes entender que el que manda soy yo- le aclare abriendo un poco sus piernas, el solo sonrió y afirmó ansioso- Entonces aquí voy- anuncie y guiándome por la poca luz que había entre en él despacio oyendo un ronco gruñido de su parte.

 

Empecé embistiéndolo despacio, luego lo hice cada vez más rápido, Tom se quejaba de vez en cuando pero no me detenía, por un momento creí ver luces de colores destellar en mi mente y eso me hizo continuar con mi labor.

 

Lo sentía llegar, pronto el orgasmo me invadiría, esa es siempre mi parte favorita, como una explosión de emociones que me llevaban al límite de la razón. Me moví más apresurado, el calor se extendía a todo mi cuerpo y sentía una corriente eléctrica recorriéndome por completo; toque el miembro de Tom y trate de sacudirlo a la par de mis embestidas, no sé porque lo hice pero me nació hacerlo, quería que  también disfrutara tanto como yo. Al final ambos terminamos con un gemido grave recargándonos en la pared por completo.

 

Unos minutos estuvimos así y luego nos incorporamos arreglando nuestras ropas, nuestras miradas no se cruzaron sino hasta que estuvimos presentables de nuevo. Tom me veía intensamente y se acerco a mí tomando mi rostro entre sus manos, aproximo nuestros rostros y cuando los labios de ambos casi se rozaban, reaccione y me aleje del él dándole la espalda.

 

-        No. Yo no beso así de fácil- exprese serio poniendo mi mano en el pomo de la puerta.

-        ¿Por qué? Eres tan lindo- menciono extrañado poniendo su mano en mi hombro.

-        El sexo satisface el cuerpo, los besos el corazón. Yo no beso si no estoy enamorado- le aclare abriendo la puerta y salí de allí.

 

 

Continuara…

 

Notas finales:

Ok, aquí se comprueba el punto de Tom, que dice que a veces el sexo ocasional es una manera de conocer el amor jeje.

Ojala que les haya gustado y se animen a dejarme su opinion, les agradezco por haber leido y pues esperen el siguiente capitulo. Lo mas probable es que lo suba el miercoles para que esten pendientes.

Les mando un saludo y nos estamos leyendo :)


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