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El Castigo por Yakumo

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El Castigo


Serie: Yu Gi Oh!


Yakumo Kaiba Eiri


 


Nota: Bueno, los personajes de Yu Gi oh! No me pertenecen... solo los utilizo como forma de entretención para mi y para las personas que leerán esto (alguien lo leerá, cierto? ,o_o,), solo me pertenece la trama y los personajes originales... Yaku-chan se une a la Campaña liderada por Katrinna Le Fay: No permitamos que el PLAGIO se lleve nuestro trabajo, así que si conoces una historia Robada, por favor denúnciala a sus respectivos dueños. No es justo que nuestras horas de dedicación se vayan a la basura y se vean inmiscuidas en una total falta de respeto para el Autor y los lectores. Entre más luchemos, más saldremos adelante. Muchas gracias Katrinna por prestar tus palabras y seamos muchos los que las gritemos. Ahora, sin más preámbulo, el fic...


 


El Castigo


Yakumo Kaiba Eiri


 


One-Shot Primera Parte


 


 


 


-¡Pasen por aquí! Si atrapan un simple e indefenso pollito se llevarán doce a sus hogares, ¡vamos, jueguen!- un rubio hacía promoción en medio de una feria.


 


 


Estaban en Egipto tres mil años antes de cristo. Los faraones aún reinaban y los Dioses se divertían jugando con la vida de los simples mortales.


 


El rubio que promocionaba aquel juego se veía sudoroso y miraba constantemente hacía la cara del Dios Ra el cual enviaba sus rayos muy fuertes aquel día.


 


 


-Yo juego...-dijo un hombre típico egipcio, con su peluca negra y su piel morena bronceada.


 


-Son 30$ (simulemos que “$” es la moneda de Egipto de esa época, si? u_ú)- dijo un sonriente rubio mientras que recibía gustoso las monedas del hombre. Su piel también estaba bronceada y sus ojos mieles mostraban un dejo de luz de lo que antes habían estado brillantes como Ra. Le entregó una pequeña red la cual era fácil romperse si, por ejemplo, el pollito la rasgaba o se comenzaba a mover mucho cuando hubiera sido atrapado.


 


 


Había un largo pasaje de madera donde estaban una gran multitud de pequeños pollitos los cuales miraban con cierto temor al hombre con excepción de uno que era color arena (N/Y: Todas con Luna!!! XD) y miraba de una manera atrevida y, de cierta manera, arrogante. El hombre se sorprendió de la mirada de aquel ejemplar y se propuso darle caza.


 


Se le acercó con la red pero el pollito se movió empujando con sus alas a otros pollitos.


 


 


-“Como si les protegiera”- pensó desconcertado el hombre. Pero sin medir causas lanzo la red para atraparlo y jaló, pero...


 


 


Miró la red la cual estaba rota y luego miró al pollito el cual tenía en su pico parte de la red rota y en sus ojos fuego.


 


 


-Maldito animal...-murmuró para luego mirar al rubio el cual sonrió-... ¡Otra!-


 


 


Pidió seis redes cuando se dio por vencido y se marchó, pero la singular lucha y el temperamento de aquel pequeño pollito fue visto como un gran reto por otros hombres por lo que el rubio ganó mucho, pero nadie pudo atrapar al pollito.


 


Ya era de tarde cuando el rubio ya estaba dispuesto a cerrar cuando se acercó un muchacho sin peluca pero con el cabello castaño largo y ondulado en las puntas y unos grandes ojos verdes.


 


 


-Hola...- dijo Anecuze con una sonrisa (N/Y: ¡¡No pude resistir!! XD)- ¿puedo probar?- le preguntó al rubio el cual asintió. El castaño pasó las monedas y se propuso dar atrape a aquel pollito color arena pero perdió miserablemente.- Que pollito con temperamento, ¿no?- comentó con una sonrisa mientras se secaba el sudor de la frente.


 


-Así es...-dijo con una sonrisa el rubio- nadie se lo ha podido llevar...-


 


-¿Oye? Aquí dice que si atrapas uno llevas doce, ¿no? ¿Cada cual puede elegir los que quiera?- preguntó enarcando una ceja un poniendo una sonrisa.


 


-Si, puede elegir los doce pollitos que más......- el rubio abrió los ojos de manera desorbitada. El castaño se echó el cabello para atrás con una mano en pose altanera.


 


-Pues bien... quiero otra red...- el rubio trató de negarse pero al ver la cara del pollito rubio solo asintió.- Bueno, pues busquemos al que se vea más debilucho...-dijo el ojiverde mientras silbaba buscando con la mirada. El rubio solo cruzaba los dedos.- ¡Bingo!- había una pollita negra la cual estaba echada y parecía dormida.- ¡Atraparé esta!- echó la red para atraparla pero se dio cuenta que no atrapó nada y cuando miró bien se dio cuenta de que la red tenía un agujero y que un pedazo de la red se ocultaba debajo de la pata del pollito rubio el cual estaba delante de la pollita negra la cual miraba confundida. El ojiverde miró atentamente a los ojos del pollito y suspiró- Suficiente para mi, pollito... solo espero que no termines en una cazuela, yo te iba a tener como despertador y te iba a alimentar bien, solo te quería a ti... pero bueno...-


 


 


Le pasó lo que quedaba de la red a un aliviado rubio y le sonrió.


 


 


-Suerte, cabellos de Ra...-le susurró mientras se volteaba y se iba sacudiendo su mano en señal de despedida. (N/Y: y así como vino, así se fue XD)


 


 


El rubio quedó sorprendido un segundo y luego miró al pollito...


 


 


-De la que te salvaste, Marik... todos te querían a ti...- le sonrió mientras que el pollito le miraba con furia y se echaba en el suelo (se acostaba).- Alégrate, no te va tan mal como a Bakura o a Honda...- el rubio apuntó al puesto de su lado donde un muchacho de cabellos negros y ojos esmeraldas que tenía a un mono en su hombro, que se aferraba a su cabello con fuerza, trataba de arrebatarle a una niña un conejo blanco el cual le mostraba cada vez más ferozmente a la niña sus “inexistentes” comillos.


 


-¡lo quiero, papá, lo quiero!- gimoteaba a mientras forcejeaba con el pelinegro.


 


-No lo puedo vender, señor, tiene... eh... ¡Rabia! Tiene rabia...-dijo muy convencido.


 


-¿Rabia? ¿Cómo un animal puede sentirse furioso?- miró incrédulo el egipcio que sostenía a su hija del hombro.  El pelinegro rodó los ojos levemente ¿cómo gente tan “respetable” podía ser tan ignorante?


 


-Rabia es una enfermedad que tienen los animales... si la muerde la puede dejar grave, muy grave...-el hombre aún le miraba como si no le entendiese ni una palabra- ¡Su hija puede morir, por dios!- le gritó a lo que el hombre reaccionó.


 


-¡Cómo me puede tratar de vender algo así! ¡Suéltalo, hija, suéltalo!- se lo quitó y se lo lanzó en los brazos al ojiverde el cual suspiró aliviado.


 


-¡Papá! Yo lo quiero!!- lloraba mientras el hombre se marchaba.


 


-Ya te comprarás un ratón peludo y blanco más tarde, ahora muévete...-


 


 


El rubio y el pelinegro ahogaron una risita... ¡ratón peludo!. Ambos miraron al conejo el cual parecía querer estallar de rabia mientras que el mono saltaba feliz o más bien, muerto de la risa.


 


 


-Ya, Bakura... tranquilízate, es un hombre tonto, no es para que te sulfures tanto...- reía el pelinegro. En eso llegó a su lado el rubio el cual ya había guardado a todos los pollitos en unas cajas y unos esclavos que venían del palacio se los estaban llevando. Traía en su hombro al pollito color arena el cual no se veía tan enfadado ahora.


 


-Hola Duke...- saludó el rubio mientras se sentaba en una de las dos sillas que estaban allí.- ¿cómo va ganando la venta de animales exóticos?- rió.


 


-No tanto como tu negocio, Jouno...- ambos rieron.


 


-Es que cuando le ven la cara a Marik les da una gana increíble de llevárselo, por ende, ganarle...- ambos miraron al pollito el cual estaba echado en el mostrador al lado del mono café y del conejo blanco.


 


-Es que se ve muy amenazante para ser un simple y tierno pollito...- Duke y Jouno se miraron para luego estallar en carcajadas ante la furia del pollito color arena el cual se paró y con la pata les rasguñó a ambos una mano que tenía apoyada en el mostrador.- ¡auch! ¡Marik!!- le alegó mientras se la sobaba. El pollito simplemente se sentó entre las patas delanteras del conejo blanco el cual pareciera que había sonreído con dulzura.


 


-Parece que se querían llevar a Bakura, ¿nee?- dijo con una risita el rubio. El pelinegro se pasó una mano por la cara.


 


-Ni me lo recuerdes... esa niña se embaló... lo único que quería era llevárselo...-


 


-Que bueno que lo pudiste evitar...- sonrió Jouno.


 


-¿y ese chico de cabello castaño? Tuvo una buena idea, a nadie se le había ocurrido...-


 


-ni a mi...-


 


 


En ese momento se paró una carroza ante la mirada de los tres animales y los dos muchachos. Se abrió una  puerta y se escuchó una fuerte voz.


 


 


-Entren... no tengo todo el día...- los muchachos se levantaron y tomaron a los animales para luego subir. El rubio se detuvo y miró la tienda donde estaba el negocio de su amigo.


 


-Pero...-


 


-Ya lo arreglaran los esclavos, sube... cachorro...-dijo de una manera burlona el dueño de la voz. El rubio volteó a mirarle con rabia y se subió a la carroza para luego cerrar la puerta de un portazo.


 


-No me digas cachorro...- dijo Jouno mientras miraba los ojos azules del castaño con furia. El castaño sonrió con burla.


 


-Yo te llamo como quiera, por algo eres mi sirviente...- el rubio se mordió el labio.- Dime “Si, soy su sirviente, mi sacerdote”... dímelo...- le miró con burla.


 


-Si... soy su sirviente, mi sacerdote Seth...-dijo mientras bajaba la cabeza para no tener que ver la cara de burla del castaño. El pelinegro suspiró. En ese momento los tres animales comenzaron a chillar mientras miraba al castaño con furia.


 


-Ya, ya... espérense hasta el palacio, animales...-les dijo con ironía ante la cara de rabia de los tres. Jouno apoyó su cabeza en el hombro de Duke ante la cara de furia del ojiazul.- apártate de Deblin, Katsuya...-habló echando veneno. El pelinegro solo sonrió.


 


-Se quedó dormido...- el ojiazul parpadeó sorprendido- ¿escucha su respiración tranquila? Solo la tiene así cuando duerme...- el castaño bufó molesto y se recargó en su asiento para mirar fijamente el techo de la carroza y comenzar a divagar en sus pensamientos para encontrar la razón por la que tenía a esos tres animales en su carroza junto con un cachorro rubio y un molesto pelinegro.


 


 


FlashBack


 


 


Se despertó de golpe por que sintió un leve malestar en el pecho.


 


 


-“El templo está siendo saqueado”-murmuró para si mientras que se vestía rápidamente, tomaba su báculo y partía a toda velocidad rumbo al templo.


 


 


Cuando llegó escuchó voces las cuales reían y se vanagloriaban de su hazaña de haber derrotado a cuarenta guardias. …l se sintió furioso en ese momento.


 


 


-Que seguridad más mala...-dijo uno mientras que echaba en un saco unas cuantas piezas de oro. …l puso ver su largo cabello blanco relucir ante la antorcha de otro.


 


-Tienes toda la razón... no era necesario que viniéramos todos...-rió el que sujetaba la antorcha. Tenía el cabello color arena y buscaba afanosamente cosas de valor en unos cajones de piedra.- ¡que pérdida de espacio! Solo hay papeles aquí...-se quejó.- Creo que les voy a prender fuego...-


 


-¡¡No hagas eso Marik!!!- gritó otro que se acercó. Traía en la mano un saco también, pero se veía asustado- ¡no puedes quemar pergaminos sagrados!! No seas tonto...-


 


-Ay, Duke... eres demasiado...- se quejó el peliblanco.


 


-Demasiado nada, Bakura...- dijo un rubio el cual se acercó a la zona iluminada. No traía nada en las manos.- además, no solo es por que son pergaminos, si no que por que el humo alertaría a más guardias...-


 


-¡Por fin una razón que vale la pena!!- dijo Marik. El que respondía al nombre de Duke solo le sacó la lengua.


 


 


En ese momento salió dejándose ver. Los cuatro ladrones se quedaron de piedra.


 


 


-Así que robando el templo de Anubis...- Seth les miró con burla- no saben en lo que se metieron...-


 


-…l que no sabe nada eres tú, sacerdote de pacotilla...-dijo con burla el peliblanco mientras sacaba de su espalda una larga espada.


 


- Si te metes no nos quedará más que matarte, sacerdote... mejor vete...- dijo Duke mientras sacaba un látigo y una daga.


 


 


El chico de cabello de color arena sacó un machete mientras que el rubio sacaba dos espadas cortas.


 


 


-Jajaja... que gracioso... cuatro ladronzuelos contra el sumo sacerdote de Ra y Anubis... ¡que divertido!- rió con ironía el ojiazul. A los cuatro se les crisparon los cabellos con la risa tan diabólica que poseía el castaño.


 


 


Al segundo siguiente los cuatro sonrieron con ironía ante la cara sorprendida de Seth.


 


 


-¿De que sonríen?-


 


-De tu derrota...- dijo Marik con una sonrisa maliciosa.


 


-Jajaja... ¿mi derrota?- rió el sacerdote- no me digan... Tenían sus esperanzas en este fortachón, ¿no?- Seth se dio vuelta rápidamente golpeando con el báculo al castaño que venía a matarle por la espalda. Este cayó al suelo inconciente por el fuerte golpe.


 


-¡Honda!-gritó el pelinegro. Los cuatro ladrones se tiraron a herir al sacerdote pero este usando sus poderes les elevó a los cuatro y les obligó a botar sus armas.


 


-¡¡Maldito!!-gritó Bakura.


 


-Jajaja...- rió el sacerdote.


 


 


Justo en ese momento entraron un montón de guardias al templo.


 


 


-¡Señor Seth! Encontramos a unos 40 guardias inconcientes... nos dijeron que... ¡señor!- exclamó el oficial que venía a revisar el perímetro.


 


-Le dijeron que habían entrado unos ladrones... si, yo ya les capturé...- Seth sonrió con burla cuando sus ojos zafiros se cruzaron con los mieles de aquel rubio. Se veía feroz, pero por lo visto y escuchado, no lo era... era bastante inteligente. “Igual que un cachorro” murmuró el castaño con una sonrisa de burla al recordar a una vieja mascota: Un Golden Retriever.


 


-Señor Seth, nos los llevaremos... ¿les puede bajar?- preguntó tímidamente el oficial mientras uno de los guardias tomaba al inconciente Honda.


 


 


Seth se quedó en silencio un momento. Meditando. ¿Qué les harían a los ladrones del Templo de Anubis? Bueno, para empezar, castigo eterno, sufrimiento a tal nivel que pedirían la muerte pero no tendrían voz para ello... Seth sonrió un poco pero luego vió la mirada de rabia que le echaba el rubio. Era bonito... lo podría transformar en un perrito y hacer que viviera a los pies de su cama. O... sonrió maléficamente... podría dejarlo en su forma humana y obligarle a que viviera DENTRO de su cama.


 


Si los guardias se los llevaban los convertirían en castigo en esclavos... con los bonitos que eran esos ladrones (no podía negarlo) lo más probable es que se trasformaran en esclavos de cama... Seth se mordió el labio inferior al pensar en el rubio entre las piernas de alguien más. Y se decidió.


 


 


-¡No se los lleven!!- los guardias se quedaron quietos y miraron asustados al sacerdote- ¿Quién les dio la orden que se los podían llevar?- miró amenazadoramente al jefe.


 


-Yoo... es que... usted se quedó callado... yo lo tome... como un si...-


 


-Pues, no... Estos ladrones han osado profanar el templo de Anubis y este me ha pedido que sea yo mismo el que les castigue...-miró seriamente a los guardias- ¿habían guardias muertos?-


 


-No señor, todos inconcientes, pero ninguno muerto o en gravedad...-


 


-Bueno, pues esto quedará entre nosotros... NADIE, y con nadie me refiero especialmente al Faraón, debe enterarse de el intento de saqueo de esta noche... ¿está entendido?- le miró fríamente por lo que el pobre oficial solo asintió.- Si alguien habla yo sabré quién fue y por las arenas de Egipto no solo correrá su sangre, si no que la tuya también ¿me has comprendido?- el oficial muy asustado asintió- Bien, ahora vete...- el Oficial y los otros guardias salieron prácticamente arrancando ante la mirada de diversión de Seth.


 


-“Anubis me ha pedido que yo los castigue”- imitó el peliblanco al sacerdote- Si como no... Eres solamente un estafador...- murmuró.


 


 


El Sacerdote le quedó mirando con una sonrisa.


 


 


-Todos debemos ganarnos la vida de alguna forma...- los cuatro ladrones quedaron boquiabiertos ante las palabras de Seth- Ustedes roban, yo hablo con Anubis y Ra... la diferencia...-sonrió malignamente- es que yo de verdad hablo con ellos... pero, a veces simplemente digo cosas como que ellas la dijeron... ahora por ejemplo...- sonrió más acentuadamente.


 


-Ja, sacerdote...- Marik escupió a un lado- eres un maldito estafador que vive de las creencias de los demás... eso es horrible... nosotros no hacemos algo tan bajo como eso...- miró con repudio al ojiazul al cual le pareció divertida esa mirada de un ladrón.


 


-Sacerdote y Hechicero...- murmuró quedamente el rubio ocasionando que todos le miraran- ja, seguro que lo de hechicero también es un truco barato...-


 


-Jajajaja... ¿y las invisibles cuerdas que te sostenían del techo?- rió Seth con sarcasmo.


 


-ja, ese truco lo hacían en mi pueblo cuando yo era pequeñito...-dijo mordazmente Duke mientras tomaba la cabeza de Honda y la colocaba sobre sus rodillas para que no le pasara nada. Seth dejó de sonreír.


 


-¿Quieren ver magia para que de verdad crean?- susurró maliciosamente.


 


-Has lo que quieras, maldito estafador...- murmuró el rubio. Seth elevó los brazos para hacer el conjuro pero después se arrepintió.


 


-No... mejor no... mañana verán...- Seth sonrió.


 


-¿Y qué nos harán?- dijo Marik mientras se acercaba a Bakura el cual le abrazó. Seth hizo una nota mental de que el moreno y el pelinegro eran pareja así como el peliblanco y el de pelo color arena. Sonrió al ver que el rubio no tenía a nadie... conocido por lo menos.


 


-Bueno, trabajarán para mi en lo que yo les mande...- dijo con una sonrisa.


 


-¡¡Esclavos!!- exclamó Bakura poniéndose de pie, pues todos estaban sentados en el suelo menos Seth.- ¡Jamás!-


 


-Prefiero morir a volver a eso...-murmuró con una lágrima Duke mientras se aferraba más a Honda.


 


-¿Volver?- preguntó Seth enarcando una ceja.


 


-No te incumbe...-dijo Jouno secamente mientras se acercaba a Duke ofreciéndole un apoyo. El sacerdote se mordió el labio al ver como Duke abrazaba al cachorro.


 


-Bueno, no serán mis esclavos, serán mis sirvientes...- todos levantaron la cabeza- ese será su castigo...- sonrió maléficamente.


 


-Por cuanto tiempo...- preguntó Duke secándose las lágrimas con el dorso de la mano.


 


-No lo sé... hasta que Anubis me diga que es suficiente...- todos miraron incrédulos- Vale, yo lo pensaré...-


 


-Esto... ¿Esto no lo sabrá el faraón?- preguntó Marik tímidamente.


 


-¿Por qué? ¿Te afecta que sepa que trataste de robar el templo de Ra?- enarcó la ceja.


 


-Bueno, mi familia... son los cuidadores de tumbas...-bajó la cabeza. Seth se sobresalto.


 


-¿Cuál es tu apellido?-


 


-Ishtar...-


 


-Bueno... estate tranquilo, el faraón no sabrá nada... tú escapaste de tu casa, ¿no? Eso fue noticia en el palacio...- Seth sacudió la cabeza- así que los rumores eran verdaderos, te uniste a un grupo de ladrones...-


 


 


El de cabello color arena bajó la cabeza mientras que Bakura le pasaba una mano tiernamente por los cabellos.


 


 


-De acuerdo, sacerdote... díganos que debemos hacer...- dijo Bakura ayudando a levantarse a Duke y tomando en brazos a Tristán.


 


-Por ahora, deben ir a dormir... es una orden...- les miró seriamente- les llevaré a sus habitaciones...- los tres abrieron los ojos grandes- no voy a despertar a algún sirviente para esto... además, me encargaré de algo...-


 


 


Comenzó a caminar seguido por los cuatro ladrones y el inconciente en brazos de Bakura.


 


 


-Se presentarán como mis invitados, que llegaron anoche muy tarde y yo les había sentido por llamada de Anubis, así que salí a recibirlos... eso es todo lo que deben decir, ¿está claro?- los ladrones asintieron. Seth sonrió.- Mañana sabrán lo que deben hacer... bien, esta es la habitación de Marik y Bakura...- les abrió una gran pieza, aunque no tenía ventanas. Seth había buscado eso, habitaciones sin ventanas.


 


 


Bakura le pasó Honda a Duke el cual le tomó con cariño y entraron el peliblanco y Marik en la pieza.


 


 


-Wow...-murmuró Marik.


 


-Buenas noches chicos...- se despidieron Jouno y Duke


 


-Buenas noches...-


 


-Buenas noches, ladrones...- sonrió maléficamente el ojiazul.


 


-Buenas noches, “sacerdote”- habló Bakura con ironía.


 


 


Seth cerró la puerta y luego sacó de una bolsita de su cinto unos polvos los cuales lanzó en la puerta y luego escribió con dedo de forma imaginaria: “Prohibido salir o entrar si Seth no da permiso”.


 


 


-¿Q-Qué hiciste?- preguntó Jouno inquieto. Seth sonrió.


 


-Trata de abrirla la puerta...- Jouno tomó la manilla y trató pero no pudo- Ahora... abre la puerta, te doy mi permiso para que lo hagas, pero solo ahora...- Jouno le quedó mirando- ¡que lo hagas!


 


 


El rubio le miró de mala manera por gritarle mientras que el castaño sacudía la cabeza. Puso su mano en la perilla y esta giró solo mostrando nuevamente la pieza.


 


Duke, Jouno y Seth se sonrojaron levemente. Allí en medio de la cama estaba desnudo Marik con la cabeza de Bakura justo sobre su...


 


 


-¡¡¿Qué no se habían despedido ustedes?!!!- habló molesto el peliblanco levantando el rostro mostrando su boca por la cual corría un hilito de algo transparente blanquecino que los otros tres dudaban fuera saliva. Marik estaba muy sonrojado y trataba de taparse.


 


-Lo siento, buenas noches!!- Jouno cerró la puerta rápidamente. Ya afuera respiró agitadamente para tratar de recuperar el aliento.


 


-Bueno, sigamos...-habló Seth aún sonrojado.- esta es la habitación de Duke y, ese mono...-habló despectivamente de Honda.


 


-¿Cierto que parece un mono? Yo le digo lo mismo...-dijo con una sonrisa Duke, parecía que había olvidado lo malo de la situación. Seth parpadeó sorprendido para luego sonreír, ese tío le caía bien.


 


-Buenas noches...-dijo el pelinegro.


 


-Buenas...-respondió Joey.


 


-Buenas noches, Duke...-habló Seth. Hizo el mismo conjuro y luego se dio vuelta- Sígueme perro...-dijo mientras comenzaba a caminar. El ojimiel se quedó quieto por unos instantes para luego alcanzar a Seth.


 


-¡¡No me llames perro!!- le gritó. Seth se volteó a mirarle y le tomó con una mano la barbilla.


 


-Tú eres mi sirviente, yo te puedo decir como desee...- le soltó y miró la primera puerta que vio.- Entra...- el castaño entró en la habitación seguido por el rubio el cual quedó embobado. Era amplia, hermosa y bien decorada... tenía una gran ventana. Seth se acercó a la ventana y la miró seriamente para luego echarle los polvos y hacer un conjuro diferente y después volver ha hacer el mismo conjuro.


 


-¿Qué hiciste?- preguntó el rubio.


 


-Hice el vidrio irrompible y que nadie pueda entrar ni salir por allí sin mi permiso...-sonrió maléficamente.- Bueno, que pases buena noche, cachorro...- cerró la puerta, pero no por eso evito escuchar el grito del pequeño perrito rubio.


 


-¡¡¡Que no me llames cachorro!!!!-


 


 


Sonrió e hizo el mismo conjuro sobre la puerta para luego marcharse a su propia habitación.


 


Entro desanimado. Su intención era deshacerse de los otros inoportunos y llevar al cachorro a dormir a su habitación, pero así era mejor... sonrió. Al fin y al cabo, igual iba a hacer para él solamente.


 


Y se quedó dormido así sin desvestirse pues estaba muy cansado por haber ocupado tanta magia en tan corto tiempo.


 


 


Fin FlashBack


 


 


 


-Ya llegamos, señor Seth...-informó el conductor de la carroza.


 


 


El castaño abrió la puerta y mandó a bajar al pelinegro el cual estaba un poco incómodo por no saber como tomar a los tres animales y al rubio a la vez.


 


 


-Por Ra... pásamelo...- Seth tomó en brazos a Jouno y bajó de la carroza seguido por un sorprendido Duke que tenía en su hombro al mono y en sus brazos el pollito y el conejo.


 


 


Entraron al palacio y se dirigieron rápidamente al templo que estaba en el ala oeste cuando escucharon una voz hablarles.


 


 


-¿Seth? ¿Tú cargando a tu sirviente?- se acercó un muchacho de cabellos grises y ojos verde pálidos con una sonrisa burlesca en la cara. Tenía ropas elegantes.


 


- Kae...- Seth le miró despectivamente- ¿Qué haces por aquí?-


 


-Ay, Seth, el tiempo te ha hecho antipático... ¿qué quedó del chico tierno con el que jugábamos cuando éramos niños?- Duke enarcó una ceja ¿El sacerdote tierno? ¿Era una broma?.


 


-Mejor cállate...-y siguió caminando seguido de Duke el cual le hizo una inclinación de cabeza mientras que los tres animales solo le miraban de costado.


 


-Mmm... Esto lo debe saber él...-murmuró Kae mientras seguía su camino.


 


 


Continuará...


 


Nota de Yakumo: Ejeje... bueno, yoo... este... u_ú se suponía que era un One-shot pero después se me fue alargando un poquito, y luego un poquito más y luego... Bueno, en definitiva, decidí hacerle otro capítulo... supongo que está demasiado enredado hasta el momento (¿Lo está? O_ô), pero en el próximo comprenderán mi punto... es, jeje, otra perspectiva del pasado de todos... bueno, no más especificaciones...


Kurama: ¬¬ como si hubieran sido muchas en todo caso...


Lucio y Antul: ¡¡¡Oooye!!! ¿y nosotros? Metiste a Anecuze y a Kae... ¿y nosotros?


Yakumo: Ya, ya... si aparecerán aunque sea en una línea...


Lucio y Antul: ¬¬’’’’’’


Kurama: n_nUU como que eso no los dejó muy alegres...


Yakumo: ù_ú ... bueno, se aguantan... espero les agrade... ¡¡Déjenme review!!!!! ¡¡Bye-Bye Nanoda!!!!


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