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Comenzando por el final por Broken Kiara

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Notas del capitulo:

No se que decir, la verdad. Antes de nada aclarar que mi ausencia esta mas que justificada, no ha sido por gusto, ni peraza, ni ninguna otra excusa. No voy a pararme a explicar nada pero si hay alguien que tiene real necesidad por saberlo yo respondo encantada.

En lo que refiere al capitulo... El ultimo no os dejo muy buen sabor de boca y este no cambiara mucho, pero es bastante distinto. Os aconsejo que lo leais despacio, sin prisa, os aseguro que os gustara más. Hay algunos detallitos que pueden pasar por alto.

Disfrutar de la lectura ^^

VACÍO

¿Cuántos días habían pasado? Quizás tres, tal vez cinco… puede que una semana. Sanji no lo sabía. El tiempo pasaba demasiado lento estando solo. Era incluso peor que cuando Zoro se iba de misión, estaba acostumbrado a no saber de Zoro durante unos días, pero ahora el motivo era distinto. Las otras veces sentía una pequeña angustia de que le pasara algo, pero era una sensación muy diferente a la que sentía ahora. Pues en estos momentos notaba un enorme vacío, quería a su estúpido marimo de vuelta, sin él le faltaba una parte de su cuerpo. Necesita a Zoro, le necesitaba como nunca.

 

Volvió a cambiar de postura, en un vano intento por dormir. Pero le resultaba imposible. La cama se le hacía demasiado grande sin Sanji. Echaba de menos aquel níveo y fibroso cuerpo al lado suyo al que aferrarse para dormir, porque los cigarrillos ya no le servían. La casa entera le recordaba a Sanji, no lograba dormir tranquilo en la misma cama donde hacia el amor cada noche con él, apenas conseguía mantenerse tranquilo en la sala de entrenamiento y mucho menos podía entrar en el santuario del rubio. Por esa razón apenas había comido, a pesar de haber comida hecha en la nevera, cada vez que lo intentaba acababa vomitando y no tenía nada que ver con el sabor. Tenía que tomar una decisión ya porque la situación le estaba matando. Quería  ver a su estúpido cocinero. Necesita a Sanji, le necesitaba como nunca.

 

No dejaba de imaginarse que estaría haciendo Zoro, sí había ido a ver a Saga o no. Sanji confiaba ciegamente en su marido, sabía que le amaba al igual que él, sin embargo tenía muchas dudas. Estar en una habitación solo no ayudaba en absoluto. Ni siquiera tenía que trabajar, pues había cogido vacaciones y aunque podía presentarse en el restaurante no lograría estar concentrado y no le apetecía dar explicaciones. En un principio la idea había sido pasar estos días con Zoro aprovechando la ausencia de Kai. Kai… Si por lo menos el enano estuviera con él… Aunque por otro lado se alegraba, no sabría como se habrían dado las cosas si su hijo estuviera presente. Esperaba que todo se solucionara antes de que el pequeño regresara.

 

Agradecía que aquel edificio no tuviera muchos pasillos por los cuales perderse, porque no aguantaría ni un segundo más allí dentro. Apenas salió vomitó, vaciando lo poco que tenía en el estómago en la primera esquina que encontró. Cualquiera que pasara por allí pensaría que estaba borracho y deseaba estarlo, pero no era así. En ese instante no le importaba nada, no sabía si llevaba la camiseta  o si tenía todas sus pertenencias con él aunque esperaba que sí, porque se negaba a volver a aquel piso. Necesitaba salir de allí lo más rápido posible.

Sacó el teléfono, encontrando con rapidez el contacto que buscaba.

-          ¡Zoro! – saludó alegre la voz nada más contestar.

-          Luffy – dijo con esfuerzo, con la voz quebrada y ronca. Aun si hubiera querido no hubiera logrado sonar de otra forma.

Y sabía que su tono era suficiente para hacer ver a Luffy que algo iba mal.

-          ¿Dónde estás? – preguntó ahora serio su amigo al otro lado de la línea, sin rodeos.

Ignorando el creciente dolor de cabeza le dio la dirección lo mejor que pudo y colgó. Inevitablemente su vista se detuvo en el fondo de la pantalla unos segundos, tiró el móvil sin importarle si se rompía o no, incapaz de seguir viendo la imagen de esa traviesa sonrisa que tanto amaba y detestaba a la vez.

Se sentía falta, su pecho dolía como si acabaran de pegarle un tiro y las pulsaciones resonaban fuertes en sus oídos, cada vez más lentas. Tenía unas ganas tremendas de llorar, como hacía tiempo no tenía, pero sabía que no tenía derecho a hacerlo.

Recargó una mano en la pared al sentir una punzada más fuerte en la sien. Se iba a desmallar de un momento a otro. Escuchó como un coche frenaba en seco a su lado y aunque a él le sonó muy distante reconoció quién era. Con ello finalmente se dejó vencer, cayendo al suelo inconsciente.

 

Encendió un cigarro, más por costumbre que por ganas, por mucho que fumara no conseguía disminuir nada su ansiedad. Esta situación le estaba haciendo pensar demasiado y empezaba a dar rienda suelta a su imaginación, creándose dudas sin fundamentos. El vacío en el estómago seguía sin desaparecer y Sanji sospechaba que seguiría ahí hasta que volviera a ver a Zoro. Esperaba que fuera pronto. Aunque una parte de él no opinaba igual y esa era la parte llena de dudas. ¿Y si Zoro después de ver a Saga, decidía quedarse con él? Sabía que el marimo le quería, jamás dudaría de ello pero… ¿Qué sentía por Saga? Dicen que el primer amor nunca se olvida y era consciente de que su relación no acabó por gusto, sino que se vieron obligados a separarse. ¿Y si eso no hubiera ocurrido? ¿El marimo seguiría aun con Saga? No podía pensar así… Zoro le quería. Y Sanji no se hacía ningún bien a si mismo pensando en ello, lo único que lograba era sentirse peor y crearse un nudo aún mayor en el estómago.

Unos golpes en la puerta de la habitación le sacaron de sus pensamientos, se levantó de la cama con desgana sin pararse a pensar quien podía estar al otro lado de la puerta.

-          ¿Pero qué…? – tardó unos segundos en reaccionar, intentando procesar lo que veía.

No pudo acabar la frase. Allí parados delante suya estaban Chopper y Luffy, los dos con los rostros serios. Pero eso no fue lo que más sorprendió al rubio, cargado sobre la espalda del segundo se encontraba un dormido peli verde.

Se hizo a un lado dejándoles pasar. Luffy acostó a Zoro en la cama y automáticamente Chopper comenzó a revisarlo.

-          ¿Qué hacéis vosotros aquí? – interrogó intentando poner su mente acorde con la situación – ¿Qué le ha pasado al marimo?

-          No lo sabemos – respondió Luffy encogiéndose de hombros.

-          ¿No lo sabéis? – preguntó incrédulo.

-          Zoro nos llamó – explicó Chopper – Pero en cuando llegamos se desmalló y había estado vomitando.

Sanji estaba perplejo. ¿El marimo desmallándose? ¿Vomitando? Le costaba creer algo así, no  conseguía imaginarse que podía llevar al marimo a ese estado. Y Sanji no era capaz de pensar con claridad, su mente estaba prácticamente en blanco, solo lograba centrarse en Zoro. En el cuerpo del espadachín delante suya, con su estúpida cabeza de alga, el ceño fruncido y  dormido profundamente en la cama, al igual que le había observado tantas veces…

-          ¡Sanji! – alzó la voz Luffy, sacudiéndole por un brazo para sacarle de su mundo.

-          Zoro no está bien – dijo el menor de todos desde su posición al lado de Zoro – Parece que se desmalló a causa de la falta de sueño – le quitó los zapatos acomodándolo – ¿Ha estado durmiendo mal? – no esperó a obtener una respuesta para continuar – Esta algo desnutrido y ha vomitado en los últimos días – dijo observando detenidamente a su paciente – ¿Ha estado enfermo Zoro?

El medico giró para ver a Sanji, y en cuanto lo hizo se arrepintió. La cara del cocinero estaba descompuesta, con la culpabilidad visible en su rostro, era evidente que no sabía nada acerca de que le pasaba a su pareja. Chopper se mordió la lengua, recordando que Nami había tenido que decirles donde encontrar a Sanji ya que este no estaba en su casa. Y el pequeño castaño no entendía qué podía haber pasado entre sus dos amigos, pero se contuvo a preguntar pues Sanji no era capaz de responderle ni a las preguntas anteriores.

-          Chopper – hablo Luffy rompiendo el incómodo silencio – Baja y dile a Ussop que te lleve a casa, no me esperéis.

-          Pero…

-          Voy a quedarme hasta que Zoro despierte – sonrió – No te preocupes.

Chopper asintió, le pidió a Sanji que preparara comida para Zoro cuando despertara y se fue.

La habitación volvió a quedarse en silencio. Luffy miró un segundo a Zoro antes de tumbarse en el suelo a los pies de la cama. Dijo un escueto “buenas noches” y se tapó la cara con el sombrero para dormirse.

Sanji no se movió, aún seguía intentando asimilar el cambio que había dado todo en pocos minutos. Suspirando se sentó en el lado vacío de la cama, sin poder evitarlo se acercó hasta Zoro. Se agachó para rozar suavemente sus labios mientras acariciaba con los dedos el pelo del espadachín.

-          Por fin te tengo de vuelta – dijo con ternura dándole otro beso.

No pudo evitar sonreír a ver como con eso las facciones del espadachín se relajaban. Y sonrió aún más al ver como Zoro, sin despertarse, buscaba inconscientemente su calor.

-          Buenas noches, alguita – dijo acomodándose él mismo contra el moreno cuerpo.

Y como había previsto el vacío había disminuido bastante, llenándose por la presencia de Zoro, aliviándole.

                                                        

Se removió en la cama sin ganas por despertarse del todo. Había dormido genial en comparación a las noches anteriores. Podía oler la colonia cara mezclada con el tabaco, creando el aroma tan característico de su pareja. Inspiró, relajándose al instante ante tal delicia. Casi podía jurar haber sentido el perfecto cuerpo del rubio a su lado en la noche.

Abrió finalmente los ojos al sentir una insistente mirada clava da sobre él.

-          ¡Por fin despiertas Zoro! – sonrió Luffy a escasos centímetros de su rostro - ¿Te encuentras mejor?

-          ¿Eh?... Sí, estoy bien. ¿Qué haces aquí Luffy? – apenas las palabras salieron de su boca, los recuerdos de la noche anterior pasaron por su mente.

El peli negro vio como el rostro de Zoro se descomponía y comenzaba a tornarse pálido.

-          ¿Qué está pasando Zoro? – preguntó serio, recolocándose el sombrero.

-          Luffy… yo – el nudo en su estómago aumentaba por momentos.

-          ¿Por qué me llamaste a mí y no a Sanji? – interrogó – ¿Por qué Sanji no está viviendo en vuestra casa? ¿Qué mierdas está pasando?

Zoro levantó la cabeza, mirándole directamente para enfrentarle.

-          Le he engañado.

Luffy se quedó quieto, y al segundo se movió estampándole con fuerza un puñetazo en pleno estómago, provocando que Zoro se encogiera hacia delante.

El espadachín no dijo nada ni siquiera hizo el amago de defenderse. Al contrario, lo agradecía e incluso le aliviaba. De esta forma podía atribuir en parte el nudo en el estómago al golpe recibido. Golpe que se merecía de sobra.

Vio como Luffy alzaba el puño de nuevo. Cerró su único ojo a la espera del siguiente impactó, mas este nunca llegó.

-          Déjale Luffy.

Zoro abrió el ojo de golpe al oír tan conocida voz.

Sanji estaba ahí, parado frente a él. Sosteniendo con una de sus mano el brazo elevado de Luffy.

-          No quiero verte durante un tiempo Zoro – soltó Luffy liberándose del agarre, caminando directamente hacia la puerta seguido de Sanji.

Cerró la puerta tras despedirse del peli negro. No sabía que le había dicho Zoro, él solo había llegado ver el puñetazo, pero al parecer le había enfadado de verdad.

Giró para ver a Zoro, no obstante este ya no se encontraba en la cama y la puerta del baño estaba abierta. Entró, viendo al peli verde agachado en el lavabo y echándose agua en la cara. Se acercó a él quedando justo a sus espaldas, le rodeó con un brazo para cerrar el grifo mientras con la otra mano pasaba una toalla por el mojado rostro del espadachín.

-          ¿Qué estás haciendo? – preguntó desconcertado Zoro.

Sanji no respondió, tan solo colocó de nuevo la toalla en su sitio, rompiendo la cercanía.

Zoro se incorporó para mirarle y lo que vio le congeló. El cocinero le sonreía con tranquilidad, como si no pasara nada, como si su relación no se encontrara en un punto crítico. Pero Zoro veía la verdad tras esa sonrisa, a diferencia de lo habitual, sus preciosos ojos azules estaban apagados, sin brillo.

Se heló ante tal visión.

-          Te he preparado algo de comer – dijo Sanji con la voz inerte, empezando a ir hacia la pequeña cocina.

-          ¿Por qué… Por qué estas actuando así? – preguntó entre dientes, pero Sanji no alcanzó a oírlo.

No lo entendía. ¿Por qué Sanji actuaba como si no pasara nada? ¿Por qué se mostraba tan tranquilo? Era más que obvio que no lo estaba. ¡¿Por qué se portaba tan bien con él?! No se lo merecía… Era tan doloroso, ver como su pareja se esforzaba por ser amable con él aun sabiendo que tenía todo el derecho a estar enfadado. Zoro prefería su desprecio, incluso su odio, cualquier cosa con tal de que el incesante dolor disminuyera.

Esperó sentado en la cama a que Sanji volviera de la pequeña cocina con un plato de comida en sus manos. Abrió la boca para hablar, sin embargo su estómago le traicionó, rugiendo ansioso ante el suculento plato ante él. Sanji se lo tendió soltando una pequeña risa y Zoro a regañadientes, lo cogió. El exquisito olor de la pasta le invadió, a lo que su estómago volvió a protestar. Avergonzado se metió un buen bocado agachando la cabeza intentando ocultar su cada vez más notorio sonrojo. Y Sanji a pesar de todo y de la tensa situación no pudo reprimir una pequeña sonrisa, esta vez verdadera, mientras veía como el marimo devoraba la comida.

Pero fue solo momentáneo.

-          Hay más si quieres – dijo de nuevo con el tono neutro, carente de vida.

Zoro le miró e inevitablemente volvió a estremecerse. Negó con la cabeza.

-          Deja de actuar así – susurró Zoro apretando la mandíbula – Para – dijo dejando el plato en la mesa al lado de la cama.

-          Chopper dijo que habías vomitado – habló Sanji ignorando el comentario – ¿Te encuentras mejor?

-          ¡Maldita sea Sanji!

Le agarró de un brazo, tirándole en la cama con fuerza y en un ágil movimiento se situó sobre él, colocando las rodillas y brazos a los costados del rubio, sin llegar a tocarle.

-          Cocinero… - enterró la cabeza en el arco que formaba el cuello de Sanji – tenemos que hablar.

Notas finales:

¿Teneis ganas de matarme, verdad? Si, cortar el capitulo ahí ha sido una putada, pero necesario.

Espero haber lorado expresar los sentimientos y pensamientos de los dos. En mi opinion, en una sitiacion asi una persona da vueltas a todo, se frusta y experimenta mucho sentimientos distintos.

El siguiente esta a punto de caramelo. En principio iba a aclarlar todo en uno solo pero me quedo muy largo asi que tuve que dividirlo. 

No odien a Zoro, el marimo tambien sufre. 

Espero vuestras criticas, opiniones, comentarios, amenazas de muerte...

Muchas gracias por leer ^^


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