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Comenzando por el final por Broken Kiara

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Notas del capitulo:

Hola!! Aqui estoy de nuevo :D Me habeis echado de menos? Yo a vosotros si, pero ya estoy de vuelta. Siento la tardanza.

Os triago un nuevo capitulo lleno de recuerdos! He tenido muchas dudas y bloqueos (uno de los motivos de mi retraso) pero creo que ha quedado bien al final.

Os dejo que leais y al final os cuento, disfrutad de la lectura ^^

P. D: El capitulo anterior tuvo 10 revieews!! Muchas gracias a todos!

TREGUA

Observó cómo se removía en la cama hasta quedar boca abajo, usando su musculoso brazo como almohada, sin despertarse aun. Zoro sonrió. Eran pocas las veces que se despertaba antes que el cocinero y no pensaba desaprovechar la oportunidad.

Se movió hasta colocarse de lado, con cuidado de no mover el brazo sobre el que estaba el acostado Sanji.

Se dedicó a admirar su nívea y fibrosa espalda con algunas marcas de besos y mordiscos que el mismo había hecho la noche anterior. Las repaso con la mano libre, sonriendo orgulloso. Le encantaba la piel del rubio, tan blanca y suave al tacto, sin marca o cicatriz permanente, totalmente al contrario de la suya. Por eso disfrutaba siendo el único que podía marcarla, aunque fuera de forma temporal.

Además tenía varios moratones en las caderas, por haberlas apresado con fuerza entre sus dedos, y algunos más se perdían tras la fina sabana que apenas tapaba la intimidad de su pareja. Con algo de lujuria, y cuidado de no despertarle, le destapó dejando a la vista los firmes glúteos.

-          ¿Se puede saber qué haces marimo?

Sanji le miraba desde su posición, aun medio dormido pero consciente de las caricias de Zoro sobre su cuerpo.

-          ¿Yo? Nada – dijo con falsa inocencia - ¿Por qué lo preguntas?

Con descaro apoyo toda la mano sobre uno de los glúteos, apresándolo con firmeza.

-          Aparta tu mano de mi culo si no quieres que te patee pervertido – amenazó con una sonrisa.

-          No llegarías ni a rozarme cocinero – respondió sonriendo a su vez.

Quita la mano, sin dejar de sonreír, pasándola a rodear su cintura mientras se acerca a besarle.

-          ¿Qué hora es? – preguntó Sanji al separarse, tenía la sensación de haber dormido mucho.

-          Casi medio día. Hemos dormido bastante – dijo incluyéndose, pues él apenas se había despertado unos minutos antes.

Y era normal teniendo en cuenta que anoche lo habían hecho hasta quedarse exhaustos.

-          Hacía días que no dormía tan bien – comentó sin importancia, estirándose en la cama.

-          ¿Qué pasa cocinero no puedes dormir sin mí? – pico con una sonrisita burlona.

-          No te creas tanto musgo – dijo molesto – ¿Te recuerdo quien no aguantó durmiendo solo? Por tu culpa no cumplimos todos los propósitos.

-          ¡Eso fue culpa tuya! – acusó – Además esos propósitos fueros una estúpida idea de Nami.

 

-          ¡¿Casaros?! – el gritó de Ussop resonó por todo el bar.

Apenas Sanji soltó la bomba los siete empezaron a hablar a la vez. Nami, Ussop y Chopper gritaban a la vez, exigiendo una explicación, incrédulos. Franky lloraba emocionado, diciendo lo mucho que se alegraba, mientras Brook y Luffy preguntaban por la música y el banquete. Robín era la única que se mostraba tranquila y tan solo reía divertida.

-          Tampoco es tan raro – dijo Zoro frotándose la sien, con hartazgo.

Y todos, incluido el cocinero, le miraron atónitos. Pues ni siquiera Sanji se había hecho a la aun.

-          ¿Cómo lograste convencerlo Sanji-kun? – preguntó Nami dando voz a pregunta que rondaba la mente de todos.

-          La verdad es que fue Zoro quien me lo pidió – respondió encendiendo un cigarro.

De nuevo todas las miradas se centraron en el peli verde, esta vez burlonas, intentando aguantar la risa.

-          ¿Algún problema? – dijo molesto, con el ceño fruncido y la voz de ultratumba.

-          ¡No, ninguno! – aseguraron rápidamente Nami, Ussop y Chopper.

-          ¿Y cuándo planeáis casaros, cocinero-san?

-          Pues no lo habíamos pensado mucho – dijo distraído dando una calada – Pensábamos pedir cita en los juzgados y…

-          ¡Ni hablar Sanji-kun! – interrumpió Nami golpeando la mesa con ambas manos - ¡Si vais a casaros tenéis que hacerlo bien!

-          ¡Eso, eso! – apoyó Luffy - ¡Tiene que haber un banquete con mucha carne!

-          ¡Y música!

Cuando Zoro quiso darse cuenta entre todos estaban haciendo los planes su boda, sin importarle lo más mínimo que fueran ellos quienes se casaban. Aunque el cocinero accedía mas que contento a todo lo que decían sus chicas.

 

-          ¡No insultes a Nami-swan, maldito marimo!

-          ¡Si no te dejaras manipular por las mujeres no habríamos tenido que cumplir ningún propósito! – replicó – ¿Y a quien llamas marimo bastardo, cejas de remolino?

-          ¡Fuiste tú quien no aguantó ni dos días durmiendo solo, estúpido espadachín!

 

Estaban tirados en el sofá viendo una película o más bien esa había sido la idea. No habían llegado a la mitad cuando uno de los dos comenzó a besar al otro, dejando olvidada la película.

Sanji estaba encima de Zoro, con una de sus piernas metidas entre las del espadachín mientras se comían a beso, acariciándose por encima de la ropa. El peliverde fue a colar una de sus manos por la camisa del rubio cuando un pitido le distrajo.

-          Ignóralo – dijo Sanji bajando a lamer su cuello – Es un mens…

No logró acabar, otro pitido sonó, esta vez procedente del móvil de Zoro. Extrañado porque sonaran los dos a la vez, alargó la mano cogiendo ambos móviles para pasarle el suyo a Zoro.

-          Es un mensaje de Nami-swan – dijo con corazones antes de leerlo.

-          “Chicos recordad que a partir de hoy comienzan las dos semanas de los propósitos…”

-          Maldita arpía, no podía ser más inoportuna – maldijo Zoro entre dientes.

Cuando los chicos habían empezado a hacer planes para su boda, la pelirroja había añadido unos propósitos que ellos tenían que cumplir. A cambio ella les conseguiría una luna de miel genial y económica. Lo malo era que no podían tener ningún tipo de “contacto sexual” las dos semanas antes a la boda. Además de que tenían que dormir separados para evitar tentaciones.

Sanji como siempre había accedido encantado a todo lo que decía Nami y Zoro por supuesto se había negado, pero un recuerdo de su deuda y un comentario contra su orgullo le habían hecho cambiar de opinión.

-          Aparta de encima cocinerucho, por culpa de tu “dama” no podemos hacer nada – dijo tirando el móvil en el sofá molesto, haciendo reír a Sanji.

-          ¿Qué pasa marimo no eres capaz de resistir dos semanas sin tocarme? – dijo burlón – ¿Tanto me deseas?

-          No te creas tanto cocinero – chasqueó la lengua apartando la mirada.

Era perfectamente capaz de aguantar dos semanas sin sexo, estaba acostumbrado por las misiones. Pero era por esa misma razón que no le hacia ninguna gracia, cuando estaban juntos no había que no lo hicieran.

-          ¿No serás tú quien no logra resistirse a mí, ero-cook? – contraatacó.

-          ¡En tu sueños cabeza de aloe! – replicó levantándose – De hecho se me han quitado las ganas – añadió con un deje de orgullo – Me voy a dormir, ¿o tampoco puedes dormir sin mí, alguita?

-          ¡Vas a ser tu quien ruegue por dormir conmigo cejillas!

-          ¡Eso no sucederá marimo!

-          ¡Ya lo veremos cocinero de pacotilla!

Y sin añadir más se fueron cada uno a un dormitorio. Zoro al que compartían y Sanji al de invitados. Habiéndose quedado los dos con las ganas pero los dos negándose a admitirlo.

Los días siguientes ambos continuaron con sus rutinas, sin perder la mínima oportunidad para picar y molestar al otro más de normal y la mayoría de veces para tentar el autocontrol del otro. Zoro sentía la garganta seca cuando veía a Sanji cocinar con tan solo unos ajustados calzoncillos y el delantal, al igual que Sanji se quedaba embobado viendo el sake que escurría desde los labios hasta el pecho de Zoro. Como esas había muchas otras, y todas con el mismo objetivo, tentar al otro. Pero cuando llegaba la noche los dos intentaban lo mismo, hacer admitir al otro que le echaba de menos en la cama, y como no lo lograban acaban yéndose cada uno a un dormitorio.

 

Escuchó de nuevo los pasos por el pasillo y suspiró cuando la puerta de la habitación fue abierta de nuevo.

-          Estúpido marimo sin orientación – gruñó – ¿Cómo puedes perderte en tu propia casa?

-          ¡No es culpa mía que las habitaciones cambien de sitio!

-          ¡Eres tú quien se pierde!

Y es que esa era la segunda vez que Zoro entraba “buscando el baño”.

-          ¡Maldición! – exclamó levantándose.

-          ¿A dónde vas?

-          ¡Voy a llevarte al baño cabeza de alga! A ver si así me dejas dormir.

Le agarró del brazo y le arrastró hasta la puerta del baño. Zoro entro refunfuñando mientras Sanji esperaba en la puerta a que saliera, porque estaba seguro que se perdería de vuelta.

Cuando salió le guio hasta el dormitorio, sin dejar de insultarle por el camino.

-          Buenas noches marimo.

Antes de poder siquiera darse la vuelta Zoro le apresó entre sus brazos, besándole con fuerza. Y Sanji respondió con la misma intensidad, enredando los dedos en el pelo del espadachín.

-          Te pone de muy mal humor la falta de sexo cocinero.

-          Vete a la mierda.

El peliverde rio en su cuello, y sin dejar de abrazarle retrocedió, metiéndole en la habitación con él. Sanji se dio cuenta de sus intenciones pero no dijo nada, en el fondo él también quería dormir con el marimo. En silencio volvieron a besarse, cayendo suavemente en la cama, acariciándose mutuamente pero sin ir más lejos. Y en apenas unos minutos se encontraban dormidos uno sobre otro.

 

Se miraron en silencio, fulminándose con la mirada. Ahora que lo recordaban, ninguno de los dos fue capaz de resistirse, por lo cual la culpa había sido de los dos. Pero que se hubieran percatado de ese detalle no significaba admitirlo frente al otro.

Sanji se levantó sin añadir nada más y Zoro pudo ver como el desnudo cuerpo de su marido desaparecía por la puerta del baño. Sonriendo fue tras él, dejando la absurda discusión de lado.

 

Despedida de soltero.

De solo pensarlo le daba temor. No quería ni imaginar lo que habían planeado, conociéndolos lo usarían como excusa perfecta para hacer todo lo que quisieran. Y con Luffy uno nunca sabía que esperarse, porque estaba seguro que la su idea de despedida de soltero era totalmente distinta a la del resto del planeta.

-          Marimo me voy ya – Sanji entró en la sala ajustándose la corbata con las manos – He quedado dentro de media hora con Nami-swan y no quiero llegar tarde.

El peliverde suspiró al ver los corazoncitos en los ojos de su pareja, nunca cambiaría.

-          Hasta mañana – se despidió dando le un beso y se fue, dejando a Zoro solo en la casa.

Sanji iba a pasar el día con las chicas, Zoro se había encargado de que así fuera. Había preparado el mismo la despedida de Sanji sin que este lo supiera, le costó algunos chantajes por parte Nami pero merecía la pena. Solo esperaba que a Sanji le gustara la sorpresa.

Miró el reloj, no había quedado con los chicos hasta más tarde, tiempo de sobras para echarse una siesta.

 

Siguió embistiendo, ignorando el agua que caía sobre ellos. El sonido de la ducha aplacaba el que producían los cuerpos al chocar.

-          Joder Zoro, quería ducharme tranquilo – gruñó de placer mordiendo el cuello del mencionado.

-          Cállate y sigue – respondió moviéndose las caderas hacia atrás.

Zoro soltó un largo de gemido, seguido de Sanji, al notar como el miembro del rubio entraba más en su interior, a la vez que le masturbaba con fuerza.

-          Estás tan caliente Zoro – susurró llevando la mano libre al pecho del espadachín, notando su pulso acelerado mientras le sostenía contra él.

Zoro ladeó la cabeza, mirando por un segundo los labios del cocinero antes de besarle, haciendo sonreír a Sanji.

No negaría que estaba más excitado de lo normal, pero como no estarlo al recordar cómo habían acabado esas dos semanas sin sexo.

 

Encendió un cigarro mientras esperaba, había llegado unos minutos antes de lo acordado, el jamás haría esperar a una señorita.

-          ¡Sanji-kun!

Miró a la izquierda, con los corazones en los ojos, al oír la conocida voz de su dama, sorprendiéndose al ver que no estaba sola.

-          ¡Nami-swan! – bailoteo alrededor de ella antes de dirigirse a su acompañante – ¡Robin-chuan! Estáis tan hermosas como siempre.

-          Hola cocinero-san.

-          Y díganme, qué necesitan dos hermosas damas de este caballero – preguntó pues realmente no tenía ni idea.

Las chicas intercambiaron una mirada.

-          ¿Zoro no te ha dicho nada?

-          ¿El marimo? – parpadeó perdido.

-          Espadachín-san te ha preparado una cita con nosotras como despedida de soltero – la morena rio al ver la cara perpleja del rubio.

-          Nos pidió que te diéramos esto – dijo Nami buscando entre sus bolsillos hasta sacar una pequeña carta.

Sanji la tomó aun medio en trance.

 

“Disfruta de tu cita cocinero, es la última que vas a tener con una mujer. Así que aprovecha, pervertido”

Zoro.

 

¿De verdad el marimo le había conseguido una cita con sus damas? Llevaba intentando tener una cita con ellas tres años, desde que las había conocido, incluso estando con Zoro lo había intentado miles de veces. Quería mucho a su espadachín pero nunca dejara de soñar con una cita romántica con sus chicas.

Y ahora, justo el día antes de casarse, podía tenerla. Para mayor ironía había sido su propia pareja quien se lo había conseguido. Era algo ilógico e irreal, pero sobre todo era increíble. Desde luego Zoro le conocía muy bien, porque a los ojos del cocinero no había mejor despedida de soltero que esa.

 

Se lo estaba pasando bien. A pesar de lo que pensó en un principio se estaba divirtiendo bastante. Habían comido en el mejor asador de la ciudad, disfrutando de todo tipo de carne acompañadas de un buen sake. Y la carne había estuvo deliciosa, aunque la del rubio seguía siendo mejor.

Luego los chicos le habían llevado a un campo de paintball y allí habían pasado dos buenas horas, quemando lo ganado en la comida. Ussop hizo  gala de su puntería y Franky no se quedó atrás, acostumbrado a las armas de fuego como estaba. Zoro estuvo más tiempo intentando ubicarse que disparando. Luffy se pasó la mayor parte del tiempo riéndose, disparando de vez en cuando al igual que Brook. Y para sorpresa de todos Chopper fue quien más disfrutó, aprovechando ser el más pequeño para esconderse y desahogarse a gusto disparando, sin importarle si le daba a alguien o no.

Ahora, tras acabar de cenar y despedirse de un avergonzado Chopper, los chicos le estaban llevando a otro sitio, no le habían querido decir cuál. Pero Zoro sospechaba que tenía que ver con la llamada que había recibido Ussop en la cena.

-          ¿Ussop llegamos ya? – preguntó Luffy aburrido.

-          Ya falta poco, o eso creo.

-          ¿Crees? ¿Acaso no sabes a dónde vamos? – cuestionó Zoro.

-          No. Bueno, sí. Más o menos.

El peliverde arqueó una ceja, obteniéndose a preguntar más.

Estaban yendo a pie a su próximo destino, el cielo ya estaba totalmente oscurecido y hacía algo de frio, aun así era una noche bastante agradable.

-          ¡Aquí es! – exclamó orgulloso Ussop.

Zoro observó la fachada del edificio de arriba abajo, para luego mirar a su amigo, esperando el momento que empezara a reírse y le dijera que era una broma.

-          ¿Estás seguro?

-          Si, ¿por qué?

-          Es un hotel – dijo señalando el edificio para mayor obviedad. Y a juzgar por los burdeles que le rodeaban y la zona de la cuidad donde estaban, era evidente que era un hotel discreto para determinados encuentros.

Quiso echarse atrás pero los chicos no se lo permitieron, alegando que era su despedida de soltero y tenía que divertirse. Entraron en la recepción y al segundo les entregaron la llave de la habitación que habían reservado.

Era una estancia amplia, con forma rectangular, con un sofá negro de tres plazas al fondo y una mesa con varias sillas en el lado derecho. Contrario a lo que pensó Zoro no había ninguna cama. Aunque lo que más le llamó la atención al peliverde eran las botellas de sake que estaban sobre la mesa y el taburete situado en el centro.

-          Zoro siéntate en el taburete, aún queda la última sorpresa de la noche.

El espadachín obedeció, sentándose donde querían, notando como rápidamente una tela le vendaba los ojos.

-          ¿Se puede saber qué hacéis?

-          Es una sorpresa Zoro, no puedes verla aun – respondió Luffy – Deja que te vendemos, te va a gustar.

Accedió al pedido de su capitán, cansado ya de tanta intriga, escuchando como sus amigos reían. Llamaron a la puerta y al segundo todos se callaron.

-          Joder… - escuchó la exclamación que soltaron todos cuando la puerta fue abierta.

Zoro se quedó quieto, aun sentado en el taburete de espadas a la puerta. Y se puso alerta al sentir como alguien le tocaba la espalda, paseando las manos por sus tensos músculos como si intentara relajarse. Las manos se situaron en sus axilas, instándole a levantarse y Zoro lo hizo gustoso cuando reconoció el tacto y aroma familiar de la persona tras él. Sonriendo ladeo la cabeza, permitiendo al otro devorarle los labios.

Soltó un leve jadeo, rompiendo el beso, al sentir la dura hombría del otro contra su trasero. Las manos presionaron sus hombros, sentándole de golpe. El peliverde se quedó quieto esperando el próximo movimiento, escuchando los pasos que indicaban que esa persona ahora estaba frente a él.

La venda fue quitada de sus ojos y Zoro sintió como la garganta se le secaba.

Parado delante suya estaba Sanji. Vestido de policía. Llevaba una camiseta azul marina de uniforme con los dos primeros botones desabrochados dejando ver su blanca piel, a juego con unos pantalones negros, que se ajustaban perfectamente a sus piernas y marcaban claramente su erección. Para rematar llevaba puestas unas gafas oscuras y su pelo estaba oculto tras la gorra de policía, pero algunos mechones se habían salido, cayendo suavemente sobre las gafas. Pero lo que más atraía a Zoro eran las esposas enganchadas en los pantalones.

Se relamió los labios de forma inconsciente.

-          Joder…

 

Antes de que se dieran cuenta se había hecho de noche.

Habían pasado el día entero en la habitación, dedicándose a molestarse mutuamente todo el tiempo, peleando tanto verbal como físicamente y cuando no, estaban devorándose a besos, regalándose caricias, acabando haciendo el amor. En definitiva había sido un día bastante tranquilo.

Ninguno de los dos mencionó sobre volver a casa o el motivo por el cual estaban allí. Por eso cuando llegó la noche Sanji se dio cuenta de que no podían seguir así, tenían que aclarar las cosas, pero era consciente de que sería imposible convencer a Zoro de que no era culpa suya.

-          Marimo… – estaba sentando en la cama, fumando un cigarro con Zoro tumbando al lado – ¿Da igual lo que te diga verdad? Tú no vas a perdonarte a ti mismo.

Zoro no dijo nada, se mantuvo en silencio con los ojos cerrado. Pero Sanji no necesitaba que dijera nada.

-          Así que he decidido que yo tampoco te voy a perdonar – sonrió exhalando el humo, mirando al frente, sabedor de tener la mirada de Zoro sobre él – Vas a tener que currártelo mucho marimo porque no te voy a perdonar fácilmente. Para empezar vas hacer solo las tareas de la casa durante un mes entero. Y en cuanto vuelva Kai vamos a ir a la playa a pasar el día, a ver a lindas señoritas paseando…

Sanji continuó hablando, pero Zoro ya solo le escuchaba de fondo. Sabía lo que pretendía el rubio, intentaba restarle importancia al asunto, como si en vez de engañarle hubiera roto un plato de su vajilla y ahora el cocinero le estuviera castigando. Siguió mirándole mientras hablaba, observando como sonreía con su cigarro en la mano, y de nuevo volvía a preguntarse como Sanji, pudiendo estar con quien quisiera, había acabado enamorándose de él. Zoro desconocía si algo o alguien había sido el causante, de ser así, estaba eternamente agradecido.

Notas finales:

Hasta aqui el capitulo. Creo que no es lo os esperabais despues de como han sido los ultimos, pero espero que os haya gustado. Y sabeis lo que significan estos recuerdos no? Que la boda esta cada vez mas cerca...

Os hubiera gustado ver el final de la despedida de soltero verdad? Sanji de policia tiene que estar muy sexy... De momento os lo dejo a vuestra imaginacion, quizas mas tarde lo escriba.

Espero que no os hayais liado mucho con los cambios de escena y demas, si es asi decidmelo y lo intentare cambiar.

La verdad es que tenia muchas muchas dudas con este capitulo y me ha quedado muy largo para mi gusto, asi que cualquier opinion, comentario, queja o similar como siempre es bienvenido.

P.D: De normal uso solo una palabra para el titulo, esta vez no se me ocurria ninguna asi que he puesto esa sin estar del todo convencida, si se os ocurre alguna que vaya mejor soy todo oidos.

Muchas gracias por leer ^^


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