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Comenzando por el final por Broken Kiara

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Notas del capitulo:

Aqui is traigo el nuevo capítulo!

Al final me he animado y he escrito un lemon. Es el primero que escribo, tenedlo en cuenta al leer.

Espero que os guste y me digias vuestras opiniones para poder mejorar :)

En este capítulo no hay recuerdos, es solo un dia cotidiano.

Nos vemos abajo :D

TENSIÓN

Los tres sentados en la mesa cenaban el rey marimo que había hecho Sanji mientras los otros dos se duchaban después del duelo. Que acabo con la victoria número 237 para Zoro.

Kai comía con el ceño fruncido provocando pequeñas risas a sus padres. Lo cual hacia que su enfado fuera en aumento. Pero de pronto sonrío. Con la misma sonrisa de picardía de un niño cuando sabe que va a hacer una travesura.

-          Papas – dijo, interrumpiendo la conversación que los adultos mantenían. Con el tono de voz de quien quiere hacer una pregunta.

-          ¿Qué pasa? – contesto Sanji.

-          ¿Quién…? – el pequeño dudo un segundo antes de formular la pregunta capaz  de desatar una batalla campal – ¿Quién de los dos es más fuerte?

Un segundo de silencio. Un cruce de miradas. Y la bomba estallo.

-          Yo – respondieron los dos al unísono.

-          ¿Se puede saber que dices marimo? – dijo Sanji mirándole.

-          ¿Y tú cejas de sushi? Obviamente yo soy más fuerte – respondió sosteniéndole la mirada.

-          Estarías muerto antes de tocarme con tus espaditas, espadachín de cuarta – reto levantándose.

-          Si peleas igual que cocinas, acabaras cortado en rodajas antes de rozarme, cocinero de pacotilla – contesto imitándole.

-          ¡Bien, peleemos! Vas a tragarte tus palabras cabeza de alga.

-          ¡Perfecto, maldito! Te cortare a la mitad.

Ambos se fueron directos a la sala  de entrenamiento a cumplir lo dicho. Kai los siguió divertido. Por fin lo había logrado, desde hacia tiempo deseaba ver a sus padres combatir. Peleaban y entrenaban juntos de vez en cuando mas nunca delante suya.

Cuando dirigió la vista a sus padres, uno se encaminaba a coger sus tres espadas y el otro encendía un cigarro a la vez que daba puntapiés al suelo de manera distraída. Kai apoyo la espalda en la pared, sentándose, dispuesto a disfrutar de la pelea.

-          Espero que estés listo, musgo parlante.

-          Eso debería decir yo, cejas afeminas.

-          Marimo bastardo – susurro dando por acaba la conversación.

Y los ojos de Kai apenas fueron capaces de asimilar lo que sucedió a continuación.

Sanji había corrido hacia Zoro y en cuanto lo tuvo al alcance levantó la pierna a la altura de su cabeza dispuesto a darle una patada que hábilmente esquivo. Aquello se repitió varias veces. Hasta que el espadachín blandió una de sus espadas guiándola al torso del cocinero, quien no tuvo más que alejarse con un salto atrás. Sin embargo apenas poso los pies en el suelo y las espadas de nuevo estaban sobre él.

Kai sintió como su boca se secaba y sus ojos se abrían como platos ante la danza de golpes.

Sanji uso sus manos para aguantar su peso mientras sus piernas giraban en lo alto haciendo un torbellino de patadas. Todo sin soltar el cigarro de sus labios donde deslumbraba una sonrisa mal disimulada. Zoro tomo distancia, cruzando los brazos al torso para lanzarse a atacar. Ataque que paro una de las piernas del fumador. A causa del impacto ambos retrocedieron unos cuantos pasos.

-          Increíble – soltó Kai sin poder evitarlo haciendo que sus padres se percataran de su presencia – El tío Luffy dijo la verdad – agrego riendo con ganas de la más pura felicidad, desconcertando a los dos.

-          ¿Luffy? – Preguntó Sanji siendo el primero en reaccionar.

-          Dijo que era muy divertido veros pelear porque nunca gana ninguno. Me dijo que los dos sois muy fuertes – continuó sonriendo – Y tiene razón.

Miraron a su hijo perplejos, sin saber muy bien que decir.

-          Bueno enano – habló finalmente Zoro – Ya es tarde, es hora de ir a la cama – ignoro la protesta del niño y al pasar cerca de Sanji añadió – espérame aquí.

 

Aguardaba fumando el tercer cigarro de la noche, mas no le dio tiempo a terminarlo cuando reparo en la presencia a sus espaldas. Apenas dejo el cigarro en el cenicero Zoro se apodero de él, dándole la vuelta con brusquedad para juntar los labios con los suyos. Beso que correspondió gustoso.

-          Has tardado mucho – dijo el rubio entre beso y beso - ¿te has perdido?

Recibió un gruñido por respuesta. Y no pudo más que sonreír pasando sus manos alrededor del cuello del peliverde.

La legua del espadachín se abrió paso en su boca profundizando el beso, al tiempo que conducía al cocinero a la colchoneta del suelo. Sanji dejo caer su cuerpo arrastrando con él a su pareja. Quien no perdió tiempo y empezó a desabrocharle la camisa azul mientras besaba con hambre el cuello del rubio.

-          Alguien tiene prisa – rió el cocinero aunque sus manos hacia tiempo acariciaban la piel morena bajo la camiseta.

-          Fue tu maldita idea tener una pelea.

Zoro mordió ligeramente el cuello del rubio antes de separarse para quitarse la molesta camiseta. Sanji se relamió los labios paseando los ojos por su torso descubierto y se irguió para morder con gula un pezón a la vez que torturaba el otro con la mano. Zoro gimió bajo, apretando la mano cernida a los rubios cabellos. La otra mano se encargaba del cierre de sus pantalones.

Se separó del torso, deseando volver a unir sus labios con los del marimo. Se recostaron de nuevo con las manos del contrarió desprendiendo los pantalones del otro, llevándose con ellos la ropa interior.

Ambos gimieron cuando sus miembros se rozaron. Se miraron con la lujuria apodera de sus ojos. El cocinero lamía gustoso los tres dedos frente a él a falta de lubricante. Mientras Zoro creaba un camino de besos por el níveo torso. Todo sin dejar la danza creada por sus caderas.

El espadachín saco los dedos de su boca sin importarle si estaban bien lubricados, necesitaba unirse con el cejillas cuanto antes. Tanteo con ellos la entrada del cuerpo bajo suyo y sin esperar más metió uno de ellos. Sanji gimió ante la intrusión, condujo sus manos al miembro de su amante juntando con el suyo, masturbándolos a la par.

Ya eran tres los dedos que dilataban al rubio, el cual con las mejillas rojas y jadeando, gemía en el oído de su compañero. Zoro se encendía cada vez más, deleitándose por los sonidos y las atenciones que recibía.

-          Marimo, hazlo ya – dijo finalmente Sanji dejando de masturbarle y rodeando la morena cintura con sus piernas.

El peliverde no hizo más que obedecer, sacando los dedos su interior. Dejo que la punta de su miembro rozara la entrada, antes de cruzar una mirada con su esposo. Le penetro de una estocada, dejando que el gemido de ambos se perdiera en la boca contraria.

Espero unos segundos antes de empezar a moverse, besando con delicadeza toda piel nívea a su alcance. Comenzó a mecer sus caderas suavemente mientras dejaba reposar su frente en la contraria, provocando que sus miradas y alientos se mezclaran sin llegar del todo a unirse.

Las manos de Sanji acariciaban toda la piel morena a su paso deteniéndose en la cicatriz, repasándola con las yemas de los dedos.

-          Zo…ro – los susurros del cocinero subían aun más el libido de su pareja – Más.

Las embestidas cada vez más rápidas robaban la cordura del de ojos azules. Cordura que perdió en cuanto el miembro de su interior dio con su próstata. Zoro sonrió con una pizca de maldad al percatarse de ello.

-          Es ahí, ¿verdad cocinero? – dijo sin darle tregua al punto que enloquecía a su amante.

-          Ahh… si – el fumador contesto entre gemidos con los ojos turbios por el placer.

Vio como Sanji llevaba una mano a su entrepierna para aliviarse. Busco con la vista la otra mano nívea para entrelazar sus dedos con ella como hacía siempre que sentía cerca el final. Y aceleró más las embestidas creando un choque frenético entre ambas caderas.

El cocinero no aguantaría mucho más, conocedor de que su amante tampoco, alzo la cabeza uniendo desesperado sus labios con los del peliverde acallando el gemido que dio cuando se dejó ir entre ambos pechos. Zoro lo imitó en su orgasmo cuando las contracciones sobre su miembro provocaron que se vaciara en su interior. Apoyó la mano libre en la colchoneta evitando dejar caer su peso sobre el cuerpo bajo suyo. Para luego salir despacio de su interior y tumbarse al lado de su pareja sin desenlazar aun sus manos.

Se miraron intentando recuperar la respiración y ralentizar sus pulsaciones. No obstante, sin poder evitarlo los dos rieron, ambos pensando lo mismo. Pues la pelea les recordaba a los tiempo en los cuales eras una joven pareja que se pasaban el día discutiendo y no podían evitar comerse a besos después de cada pelea.

Sanji se acercó a volver a besar a Zoro con ganas, por el instinto que guía a uno a besar a la persona que ama cuando siente la más pura felicidad.

-          Seguimos siendo los mismos – dijo tras el beso, notando como acariciaban lentamente su espalda.

-          Si, supongo que en algunas cosas sí.

Sanji se tumbó sobre su pecho, dejándose acariciar a la vez que él jugaba de forma distraída con los dedos del contrarió, sintiendo el frió metal del anillo. Sonrió con ternura recordando la manía de su esposo por unir sus manos siempre que hacían el amor.

-          Zoro ¿te pasa algo? – preguntó tras unos minutos de silencio – Llevas desde la merienda distraído.

-          Solo recordaba el día que le contaste a Kai sobre mis cicatrices en los tobillos.

-          Aquel no fue de nuestros mejores días marimo.

El rubio también lo recordaba, ese día tanto como el día de las cicatrices. Rememoró el motivo por el cual le atraparon, que no fue sino por culpa de una mujer. Uno de los motivos por los que dejó el ejercito. No era un recuerdo muy agradable.

-          Hablando del enano, ¿Te has dado cuenta como sonríe? – preguntó en un intento por cambiar de tema. Logrando arrancar una sonrisa a Zoro.

-          Claro. Sonríe igual que ese maldito mono.

-          Luffy siempre ha sonreído como un niño – dijo Sanji. Y al pronunciar su nombre recordó que tendría que llamarle, ya estaban próximos a esa fecha.

-          Deberíamos irnos a la habitación, no quiero quedarme aquí dormido – aclaró, sintiendo como el sueño le iba venciendo.

Zoro asintió empezando a recoger la ropa, poniéndose tan solo los calzoncillos.

-          Aunque antes tendríamos que ducharnos.

Giró para mirar a su esposo. Estaba manchado por las esencias de ambos y con el torso lleno de marcas, aunque solo una le llamó la atención.

-          Mierda – dijo enfadado a la vez que se acercaba al cocinero.

-          ¿Ocurre algo?

-          Te he cortado – contestó observando con sus manos el corte en el brazo.

-          No me voy a morir por un rasguño como ese. Además – añadió al tiempo que le presionaba un lado de la cadera – Yo te he hecho un moratón, estamos en paz. Vamos, me quiero duchar.

-          ¿Quieres compañía cejillas? – preguntó comiéndole con la mirada.

Sanji rió dándole un pequeño beso en la frente a la vez que volvía a entrelazar sus dedos.

-          Claro, me tengo que asegurar de que el alga no se ahogue.

Tiro de Zoro rumbo al baño, dispuesto a disfrutar de su cuerpo un poco más.

Notas finales:

Hasta aqui el capítulo. En el siguiente veremos que tienen que hablar Sanji y Luffy.

Intentare actualizar pronto y espero vuestras opiniones y comentarios.

Gracias por leer ^^


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