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Comenzando por el final por Broken Kiara

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Notas del capitulo:

Os traigo el nuevo capitulo! Siento la tardanza pero el ordenador se me estropeo y hasta ahora no he podido usarlo.

Bueno despues del aniversario de Kuina queria escribir un capitulo mas tranquilo y amigable. En este salen todos lo mugiwaras por fin :)

Espero que os guste :D

CUMPLEAÑOS

-          Vamos a llegar tarde papá.

-          Es culpa del cejas de sushi.

-          ¿A quien llamas cejas de sushi bastardo? – dijo el cocinero apareciendo por el pasillo.

-          Papi, vamos… - empezó el niño siendo totalmente ignorado.

-          A ti idiota, tardas media hora en cambiarte. Por tu culpa vamos a llegar tarde.

-          Tu siempre llegas tarde, alga desubicada – contraataco.

-          ¡Papás! – grito Kai exasperado. Era la cuarta discusión del día y aun no había pasado la media mañana – Seguro que todos están ya en el parque.

-          Tienes razón – el rubio cogió las llaves del coche y abrió la puerta – Vamos.

-          Perdona enano – dijo Zoro revolviéndole el pelo – Hoy es tu día.

El cumpleaños de Kai era prácticamente un mes después del aniversario de Kuina. Aunque solo habían pasado tres semanas, hoy celebrarían en sexto cumpleaños del peli azul. Pasando el día en el parque de atracciones con el resto de los mugiwaras. Ya que Zoro se iba en tres días. Al final él y Usopp estarían de misión unos dos meses, dos y medio si se complicaba.

A ello se debía el aumento de las absurdas discusiones por parte de sus padres.

Siempre ocurría lo mismo y a pesar de que la joven mente de Kai no lograba asociar ambos hechos, la situación le alteraba cada vez.

Sanji provocaba al marimo como muestra de su enfado y un vano intento por demostrarse a su mismo que no le echaría de menos. Y Zoro molestaba al cocinero los días antes de irse para distraerle y intentar no preocuparle. Además así compensaban la falta de discusiones durante el tiempo de la misión.

Tal y como había dicho Kai cuando llegaron todos estaban allí esperándoles. El peli azul bajo corriendo yendo directamente hacia el ingeniero.

-          ¡Franky! – grito saludándole.

-          ¡Hola pequeño aniki! ¿Estas suuuper? – pregunto haciendo su pose, a lo que el niño asintió imitándolo, provocando risas al resto.

-          Hola Olivia – saludo cortésmente como su padre le había enseñado, aunque Kai no adulaba a las mujeres como él.

-          Hola Kai-kun – dijo la pelinegra de siete años con una gran sonrisa.

Desde que sus padres le presentaron a Franky, Kai le adoraba. Nunca pensó que conocería a alguien con el mismo color de pelo que él, aunque tuvieran distinta tonalidad. A parte de admirarle por los robots y demás cosas que creaba el ingeniero. Y con Olivia, la hija de Robin y Franky también se llevaba muy bien, era algo reservada como su madre pero compartía la locura de su padre. Para Kai su mejor amiga era sencillamente genial.

-          ¡Nami-swan, Robin-chuan! – dijo Sanji con los ojos como corazones – Perdón por hacerlas esperar mis lindas damas.

-          No cambiaras nunca Sanji-kun – suspiro la pelirroja – Entremos, habéis tardado mucho.

Pagaron solo diez entradas, pues Brook estaba de gira y Kaya no podía ir debido a su enfermedad. Apenas entraron Luffy, Franky, Usopp y Chopper desaparecieron con los dos pequeños. Y Robin y Nami fueron a dar un paseo. Sanji espero a Zoro para ir con él a buscar a los chicos  y que el peli verde no se perdiera.

Pasaron la mañana entre distintas atracciones. Luffy y Franky se animaban en todas al igual que los niños, Usopp y Chopper se resistían en algunas pero acababan montándose a pesar del miedo, y Sanji y Zoro se picaban en cada una de ellas pero sin dejar de prestar atención a Kai.

Acabaron por dividirse en varios grupos. El médico y el narizón fueron a las casetas de tiros, siendo el segundo quien disparaba, con ellos Nami animaba por los premios y vigilaba las posibles estafas. Luffy y Franky siguieron montándose en las atracciones tras tomar una cola y aperitivos. Y Kai con sus padres fueron a la noria junto a Olivia y Robin, quien fotografiaba todo.

Se sentaron todos juntos en una mesa del parque a comer lo previamente preparado por el rubio, ya que pagar allí un almuerzo de Luffy sería una ruina. Comieron entre risas con Luffy robando comida por todos lados, el marimo y el cocinero discutiendo sin motivo, las chicas hablaban tranquilamente y el resto conversaban en un tono elevado. Los dos niños miraban divertidos, puede que ninguno de ellos viera las comidas diarias cuando los adultos estuvieron juntos en el cuerpo, pero las comidas y cenas festivas eran siempre igual. O incluso peor cuando Vivi y Nojiko se unían, aunque Kaya era más tranquila.

Pasaron al postre y Sanji saco una tarta mientras todos lo demás le cantaban cumpleaños feliz a Kai, aplaudiéndole cuando soplo las seis velas.

-          Toma Kai, feliz cumpleaños – dijo Luffy siendo el primero en entregarle su regalo – Es de parte de Nami y mía.

-          ¡Gracias tío Luffy! – dijo el pequeño alegre nada más abrir el regalo que era un barco de juguete - ¡Gracias tía Nami! – se aceró estaba vez a la peli naranja para darle un beso en la mejilla.

Usopp y Chopper fueron los sientes en darles su regalo que consistía en una pistola juguete con sonido. Sanji sonrió al ver la felicidad de su hijo, vio Zoro miraba a Kai con la misma sonrisa que él. Busco la mano del marimo bajo la mesa, entrelazándolas. Acaricio el dorso moreno con la yema del pulgar, recibiendo un ligero apretón como respuestas.

-          Toma Kai-kun este es mi regalo – decía entonces Olivia dándole un paquete similar a una caja de zapatos. El peli azul lo abrió rápido, emocionándose al ver el robot – Lo hemos hecho mi papá y yo – sonrió orgullosa la chica.

-          ¿En serio? ¡Eres genial Olivia! – el pequeño se levanto a abrazarla – Venga vamos a jugar con él.

-          Sí, yo te explico cómo funciona.

-          Kai, espera – dijo de pronto Zoro parando a los dos niños – Yo también tengo un regalo para ti – se levanto para ir hacia él y agacharse a su altura – Cierra los ojos – el pequeño obedeció.

Zoro saco el regalo de uno de sus bolsillos, se lo colocó sobre la frente para hacer después un nudo en la nunca peli azul. Los adultos presentes se sorprendieron al reconocer dicho objeto, sobre todo Sanji quien no sabía nada del regalo.

-          Ya puedes abrirlo – automáticamente el peli azul lo hizo, llevando sus manos a la cabeza, palpando la tela que ahora la cubría – Este fue el primer pañuelo que tuve, ahora es tuyo – concluyo haciendo que Kai abriera mucho los ojos.

-          ¡Gracias papá! – dijo abalanzándose sobre él para abrazarle – Lo cuidare.

-          De nada enano – respondió dándole un beso en la mejilla – Anda, iros a jugar –  Kai asintió yendo corriendo con Olivia.

Zoro giro viendo como todos los demás permanecían en completo silencio, mirándole perplejos.

-          ¿Ocurre algo? – gruño molesto.

-          Yo pensaba que Zoro solo era así con Sanji – Luffy estallo en carcajadas.

-          Ser padre te ha ablandado Zoro – rio también Usopp.

-          Tsk, dejarme en paz – dijo viendo como poco a poco todos comenzaban a disiparse – ¿Y a ti que te pasa cocinero? – pregunto viendo como Sanji aun no reaccionaba.

-          Nada – respondió el rubio saliendo de su trance – Vamos, mis damas deben estar esperándome – dijo cambiando de tema, con corazones en los ojos.

-          Ni atándote cambiarias, pervertido – suspiro el peli verde.

Sanji sonrió ante lo dicho, con una idea en mente. Se acerco al marimo colgándose de su cuello para darle un ligero beso.

-          Bueno, no sería la primera vez que me atas cabeza de alga – dijo con picardía – ¿O no recuerdas nuestro viaje de novios? – al instante el espadachín enrojeció y al cocinero le encantaba verle así, demasiado quizás – Si sigues poniendo ese rostro tendremos un problema musgo. No quiero tener una erección en un parque lleno de señoritas y niños.

Esta vez quien rió fue Zoro sabiendo que su advertencia era cierta, no sería la primera vez. Beso con cariño al rubio sin dejar de sonreír contra sus labios.

-          Vamos. Busquemos a los demás ero-cook.

 

Habían pasado tres días desde el cumpleaños de Kai y hoy Zoro se iba. Como siempre el día que partía a la misión el marimo acompañaba a Sanji al colegio para dejar a Kai. Las madres de los demás niños les miraban sin reparo. El pelo de Zoro no pasaba desapercibido, además llevaba puesto su yakuta verde, sin camiseta, el haramaki y los pantalones de camuflaje en conjunto con las botas militares negras.  Sin contar que iba de la mano del siempre perfecto trajeado Sanji.

-          Adiós Kai – dijo Zoro ignorando las miradas sobre él – Sigue entrenando mientras no esté, papá te puede ayudar así cuando vuelva veré cuanto has mejorado.

-          Si, tendremos otro duelo – dijo entusiasmado – Vuelve pronto, papá – le dio un beso y corrió dentro del recinto.

-          Vámonos cocinero – volvió con Sanji quien hablaba con la cuarta madre de la mañana según su recuento.

Subieron al coche sumidos en el silencio. Sanji no despegaba su vista del camino y Zoro alternaba sus ojos entre la ventana y el cocinero. Tardaron cuarenta minutos en llegar a la base. Sanji encendió un cigarro nada mas aparcar y el peli verde ajusto sus katanas y coger su mochila. Usopp se acerco a saludar al verlos, consciente de antemano del ambiente en la pareja.

-          Hola Usopp, ¿Dónde has dejado a la hermosa Kaya?

-          Tenía turno temprano en el hospital, me despedí de ella en casa – su energética voz manchada de tristeza – Zoro en diez minutos salimos.

-          Está bien. Usopp te importaría… – le tendió su mochila de manera significativa – En seguida voy.

-          Claro – el narizón asintió cogiéndola para dar media vuelta y irse.

De nuevo silencio. Sanji perdió la cuenta de las veces que había vivido esta situación pero aun con ello no lograba acostumbrarse.

-          Podrías alegrar la cara al menos – dijo el espadachín rompiendo el silencio.

-          Oh, perdona sino sonrío – respondió sarcástico el rubio sin mirarle – El hecho de que mi marido se vaya dos meses a algún lugar remoto no es precisamente de mi agrado.

-          Adoro tu peculiar forma de decir “te echare de menos” – repuso Zoro tirándole del saco para atraerle a él.

-          Cállate estúpido marimo – logro decir antes de que Zoro le besara.

Sanji respondió mordiéndole el labio con fuerza mientras sus manos se ubicaban en los cabellos verdosos sintiendo como con ello la mano se hundía más en su cadera. Sanji dejo paso a la lengua de Zoro sin batallar con ella, desosó por impregnarse del aroma del marimo al máximo y este gustoso accedió ansioso por memorizar aun más la conocida cavidad del otro.

-          Oh joder – dijo el rubio al separarse sin cortar la proximidad. No lo diría pero odia que el marimo besara tan bien.

-          Son tan ridículas – escuchó decir a Zoro al tiempo que repasaba con el pulgar su ceja visible.

-          Y tu pelo tan llamativo – respondió con una sonrisa imitándole al acariciar su pelo.

El espadachín se acerco a susurrarle una frase que solo el cocinero pudiera oír y después fue Sanji quien lo hizo. Ambos sonrieron antes de darse un último y cada uno irse en una dirección.

Notas finales:

Espero que os haya gustado, en los dos proximos veremos como se dan las cosas cuando estan separados y retomaremos los recuerdos ya que en este no he puesto ninguno. 

Espero vuestras criticas y comentarios :)

Gracias por leer ^^


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