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No todo esta perdido por Aphrodita

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No todo esta perdido


 


Aphrodita


 


µµµµµµ


 


Fic dedicado a "my" o "mika", como ustedes prefieran llamarl@. Aquí voy con este mediocre fic:


 


þþþþþþ


 


One Shoot / Lemon:


 


CAPITULO 1: "Yo vengo a ofrecer mi corazón"...


 


Jabu bajó los tres escalones de ese bar de mala muerte, colgando sobre su hombro el pequeño bolso donde llevaba todas sus pertenencias, o por lo menos lo que le importaba.


Con sus casi 30 años a cuesta, 28 para ser exactos y un cuerpo que aun mantenía en actividad caminaba sobre el asfalto en plena madrugada, un cuerpo como el suyo despertaba en mas de uno la admiración y la envidia, quizás por eso los "problemas" seguían al pobre Unicornio, problemas que él supo siempre afrontarlos pues no se dejaba llevar por nadie.


Cualquiera que hubiese visto con sus ojos, o vivir al lado del rubio durante el tiempo que pasó de ser un adolescente a un adulto pensaría con lógica que su vida transcurrió sin mas, y que a pesar de tener casi 30 años aun no sentaba cabeza... Peor era la nula necesidad de conseguir dinero, a pesar de estar fuera de actividad sus honorarios como Santo y su apellido Kido le proveyeron todo lo necesario para vivir y ser un vago con dinero... Dinero que gastaba en bebidas, sexo y juegos.


Errante como siempre había llegado a Yamanashi, con suerte a la mañana siguiente, apenas saliera el sol lograría llegar con previo descanso en algún Hotel a Kanagawa, lugar donde, las ultimas novedades le habían dejado al tanto, vivía su amigo Seiya... ¿Amigo?... ¡Ja!... Nunca se habían llevado del todo bien y en el último tiempo que pasaron juntos habían transcurrido muchas cosas entre ellos, pero bueno, no le sentaba mal una visita, además, estaba cansado de dar vueltas y vueltas por Japón, era hora de establecerse en un lugar fijo, y por todos los Dioses no quería que ese lugar sea Grecia, en donde todos los que había conocido en su vida residían allí, precisamente en el Santuario... Eso era algo que siempre intrigó a Jabu: …l y Seiya eran los únicos dos que no continuaron en la Orden, el Unicornio tuvo sus motivos pero ¿El Pegasus?.


Llegó a un hotel medianamente habitable y pago por una noche. La chica de la recepción primero lo vio extrañada de no encontrarlo con compañía, luego esa expresión cambio a una de "posibilidad", en pocas palabras la muchacha de pelo largo, enrulado y negro, le sonrió al rubio con claras intenciones de estar dispuesta a pesar una agradable noche con él, Jabu, con discreción evitó su mirada dejando en claro que no tenía ningún tipo de interés... El interés hacia las mujeres lo había perdido hacia muchísimo tiempo.


Decepcionada, la muchacha le arrojó las llaves de la habitación 74 que el Unicornio atrapó en el aire, sin mas se retiró a dicho cuarto para descansar un par de horas y a la mañana siguiente dirigirse a Kanagawa.


 


ÞÞÞÞÞÞ


 


Jabu despertó y aun era de noche, se levantó y observó que dentro de poco amanecería, así que se preparó un buen baño de agua tibia, debajo de la ducha comenzó a recordar la pesadilla que tuvo... Siempre lo acosaban pesadillas, casi todas con la misma temática... La guerra, una guerra tan ajena como tan cercana. Vio imagines en su sueño, imágenes que supo habían ocurrido, escenas vividas en carne propia con sus cortos 13 años. Se vio a él, junto a su Diosa que agonizaba, el mundo en peligro y la responsabilidad sobre sus hombros de cambiar ese destino... De repente Seiya aparecía: "No todo esta perdido"... "Yo vengo a ofrecer mi corazón*"... Era un dialogo que siempre mantenía en sus sueños con el Pegasus, Seiya le decía eso y el Unicornio le respondía lo ultimo.


Terminó de bañarse y se vistió con un Jean azul claro gastado y una camiseta negra bien pegada al cuerpo para salir rápidamente, apenas había amanecido. Compró un boleto de bus y con suerte en tres horas llegaría a destino. Alrededor de las 8:20 a.m. ya se encontraba en Kanagawa.


El rubio caminó por las cortas calles céntricas de una ciudad portuaria con un pequeño papel amarillento en su mano, papel en donde se encontraba la dirección que lo llevaría frente a Seiya. Jabu creyó que seria mucho más fácil radicarse en un lugar si tenia a alguien con quien compartir momentos, a pesar de que siempre estuvo solo, porque negarlo, tuvo miedo de fracasar en su intento.


Cuándo llegó a dicha casa, observó asombrado el papel para corroborar bien la dirección... No podía ser, sin embargo sí era... El lugar donde supuestamente vivía el Pegasus era inmenso, con un frente hermoso rodeado de flores ¿Cuándo a Seiya le interesó la jardinería? Eso había que mantenerlo. El Unicornio caminó por el pequeño sendero, mas de cerca la casa era imponente ¿Por qué tantos cuartos?. Cuando tocó timbre encontró la respuesta a tantas preguntas:


--¿Miho?


--¿Jabu?


--¡¿Miho?! ¡No lo puedo creer!... —Exclamó el rubio sonriendo abiertamente.


--¡Jabu, dichosos los ojos que te ven! –La muchacha de cabello suelto ondulado y azulado lo abrazó furtivamente, a pesar de no ser entrañables amigos la emoción de volver a ver a una persona querida de la que no se tenía noticias fue una sensación inexplicable de felicidad.


--Miho, no has cambiado nada... —Dijo Jabu aun con su sonrisa cuando pudo separarse de ella, a pesar de no ser común este tipo de comportamiento en los japoneses la situación sorpresiva requirió de un abrazo.


--¡Ni tu!...—Respondió la muchacha y volteando exclamó: --¡Seiya! ¡Ven! ¿¡A que no sabes quien esta de visita en nuestra casa!?... –Luego tomó de un brazo al Unicornio obligándolo a entrar a la casa.


--¿Por que tantos gritos mujer?... –Preguntó el Pegasus apareciendo en la sala muy concentrado con la manga de su camisa blanca.


El rubio se quedó sin palabras... Su amigo, aquel ser que en antaño fue un Santo, aquel chico de apariencia flaca que vestía con ropas mundanas se encontraba de pie, echo un hombre, con un cuerpo tan endiabladamente bello quizás aun más que antes cuando era tan solo un adolescente, vestido con un pantalón de traje negro, la mencionada camisa blanca y una corbata de tramado sencillo colgada en el brazo derecho.


--Seiya... –Pronunció Jabu sonriente, siempre sonriente.


--¿Jabu?...—Preguntó el morocho asombrado al escuchar esa molesta voz, o por lo menos que en una época le molesto.


Seiya levantó su vista y allí se lo encontró, como siempre, no había cambiado con el tiempo.


--Seiya... Parece que no te alegra verme... –Sentenció el Unicornio con falsa molestia pero su sonrisa lo delató.


Al lado del rubio, Miho seguía de pie emocionada con la visita.


--¡Jabu no puedo creerlo!—El rostro de Seiya cambio a una de ensoñadora felicidad, dirigiéndose a la muchacha le pidió –Amor, por favor prepárale algo, no sé...


--Gracias Seiya... –Jabu rió sutilmente –No hace falta...


--¿Has desayunado? ¿Cómo estas?—Preguntó el Pegasus acercándose a él, como comprobando si en verdad era el molesto rubio que lo incordiaba cuando eran unos niños o solo su espejismo --¿Qué es de tu vida? ¿Qué has hecho en este tiempo?...


--Una pregunta a la vez...—Pidió el Unicornio divertido.


--Ya mismo preparo algo rico... –Sentenció la peliazul rumbo a la cocina.


--No hace falta Miho...—Dijo el rubio apenado –No tengo hambre...


--¿Desayunaste?...—Preguntó nuevamente el morocho rodeando su cuello con un brazo.


--He... No... —Respondió Jabu sinceramente –Pero de verdad, no tengo hambre... –Cuando terminó de hablar ya se encontraban en la cocina.


--Dime Seiya ¿Qué ha sido de tu vida? Yo te creía, bueno... Solo... —Dijo el Unicornio un poco decepcionado, pues si su amigo estaba casado no tendría donde quedarse a dormir, no pretendía molestar su vida en matrimonio.


--Ya has visto... Nos casamos con Miho hace mas de 7 años... Ya serán ocho... –Respondió Seiya sentándose y pidiendo con un gesto a su amigo que se sentara también.


--¡Waou! ¡Toda una vida!... –Sentenció el Unicornio asombrado.


--Que raro que nadie te haya contado... Pero bueno, supongo que tampoco sabrás lo otro...


--¿Qué otro?—Preguntó el rubio asombrado y solo vio la sonrisa de Miho en todo su esplendor... Antes de que el Pegasus pudiera responder esa pregunta un grito se escuchó en aquella casa.


--¡Mama! ¡No quiero que esa pendeja me use la computadora! ¡No sabe usarla!


--¡Toshi! ¡Cuida tu vocabulario porque no querrás que yo te enseñe a hablar como corresponde!... –Exclamó el morocho a viva voz mostrando una faceta desconocida para Jabu de un padre con todas las letras.


--Si señor... —Sentenció resignado un muchachito apareciendo bajo el marco de la puerta.


--Y ven aquí a saludar que tenemos visitas... –Volvió a exigir Seiya con el mismo tono imperioso y para restar dudas le aclaro a su amigo –…l es mi hijo... Nuestro hijo


--Hola, mucho gusto, mi nombre es Toshi... –Dijo el niño educadamente con una pequeña reverencia.


--Hola Toshi... –Respondió el Unicornio cuando pudo salir de su asombro –Yo soy Jabu, un amigo de tus padres.


--¿Usted también?... –Intentó averiguar el pequeño quien era el vivo retrato de su padre, pero se censuró buscando la mirada del Pegasus para obtener su permiso de preguntar semejante cosa.


--Si Toshi... –Le afirmó su padre –El también es un Santo de Athena...


--¡Waou!... –Exclamó el niño radiante de felicidad --¡¿Y usted también peleo?! ¿¡Es un Santo de Bronce!? ¿¡Que Santo es!?


--Toshi... Recién acaba de llegar, no lo atosigues con preguntas... –Suplicó el Pegasus --Dioses... Yo le dije a su madre... Lo mejor era no contarle nada, pero ella se encargó de agrandar los hechos y ahora... Ya lo vez, vive fanatizado...


--No te preocupes Seiya... –Lo tranquilizó el rubio y dirigiéndose al niño le respondió –No, yo no pelee como tu padre, él llevo a cabo una guerra de gran magnitud...


--Jabu... No digas eso... –Exclamó el morocho sorprendido por sus palabras –Tu también has estado en esas batallas...


--Sí, haciendo apoyo moral y logístico... –Dijo burlándose de él mismo y luego continuó –Soy un Santo de Bronce al igual que tu padre... El Unicornio, específicamente.


--Y más tarde ¿Usted podría darme una demostración de su Cosmos?


--Toshi... –Reprochó Seiya.


--No te preocupes... —Dijo el Unicornio y dirigiéndose al pequeño le aclaró: --Te daré una demostración si dejas de llamarme "usted"... Me haces sentir viejo y no lo soy aun... –Rió a lo ultimo.


--Ya esta listo el desayuno... –Se escuchó la dulce voz de Miho quien trajo en una bandeja un poco de fruta, comida típica y una infusión caliente.


--Gracias... –Dijo el rubio apenado por la calurosa bienvenida. --¿Cuántos años tienes? --Le preguntó a Toshi quien sentándose en una silla a su lado lo observaba maravillado como alguna especie de héroe de sus cómics.


--10 señor... Digo... —Se corrigió el pequeño –Tengo 10 años Jabu...


--Todo un hombre... —Exclamó Jabu con su siempre presente sonrisa.


--Naaa... –Contradijo Toshi muy gestual consiguiendo la risa de los adultos, era como verlo a Seiya a los 10 años de vuelta –Mi padre a los 10 años se estaba preparando para ganar su armadura y ya a los trece tuvo sus primeras batallas, de echo mi padrino fue enemigo de él... –Y el pequeño se encargó de contar con emoción y efusividad algo vivido por los hombres presentes en esa cocina.


--¿Tu padrino?... –Inquirió el Unicornio curioso.


--Si, Ikki es su padrino... –Le aclaró el padre de familia.--Bueno Toshi, basta de charla... Ve a darte un baño que tienes escuela...


--Si papá... –Dijo el niño obediente subiendo las escaleras.


--¿Y tu Seiya?... –Inquirió Miho curiosa --¿No tienes que ir a trabajar?.


--Si, pero hoy no iré... –Dijo el Pegasus sumamente resuelto.


Jabu rió con ganas al ver en ese gesto y en esa respuesta al mismo Seiya de siempre, al Seiya despreocupado y vago que él conoció de pequeño.


--Si es por mi Seiya, ve a trabajar... –Aclaró el Unicornio y su amigo realizó un gesto de despreocupación.


--Iremos en mi auto a recorrer el pueblo... –Propuso Seiya –Primero debo llevar a los niños al colegio, pero después tengo todo el día...


--¿Niños?... –Jabu balbuceó torpemente mas que sorprendido.


--¡Oh! Si... –Exclamó el Pegasus –Todavía no conoces a Miki... Es un demonio disfrazado de ángel... Tiene 6 años y es peor que yo a esa edad... Con eso te digo todo...


--Miki... Una niña... –Pronunció el Unicornio saliendo de su asombro.


--Si... Y si Toshi tiene un gran parecido a su padre, salvo porque sacó mi cabello... –Habló Miho quien ese había sentado al lado de su marido –Espera a verla a ella... Es Seiya versión mujer pero con pelo largo...


--Debe ser hermosa... –Aseguró el rubio y Seiya bajo su vista.


--Ha... Y no nos olvidemos del pequeño... –Dijo el Pegasus sonriente mirando a su mujer, ella se acercó y le dio un tierno beso en sus labios.


--¿Tienen otro?... –Preguntó Jabu escondiendo la mirada para no ver esa escena romántica.


-Está en camino... –Recalcó el Pegasus y su esposa asintió –Está embarazada de tres meses, con este delantal no se le nota, pero esta en camino...


--Felicitaciones... –El Unicornio forzó una sonrisa.


--Bien... Hagamos una cosa... –Propuso la muchacha –Si ustedes quieren aprovechar la mañana, salgan ahora que yo llevare a los niños al colegio a pie... —Poniéndose de pie caminó hasta la escalera –Iré a despertar a la princesa de la casa... Y Jabu... –Suplico Miho –Por favor come, no has probado bocado y voy a pensar que no te gustó el desayuno que te prepare...


--Oh Miho... No pienses eso... –Jabu comenzó a comer tímidamente, cuando pudo dejar de lado un poco el delicioso desayuno levantó su vista para dialogar con el Pegasus quien solo se limitaba a mirar mientras comía con una sonrisa en sus labios –Seiya ¿Seguro quieres dejar que Miho lleve a los niños?


--No te preocupes Jabu... Son solo 5 cuadras y a Miho le hace bien caminar un poco, el médico se lo aconsejó, pero solo un poco... Yo los llevo porque me queda de pasada cuando voy a trabajar...


--¿De que trabajas?


--Pues, estoy en una empresa que se encarga de la realización de paginas web... Se llama Geiminis...


--Oh... Esa empresa me suena conocida... –Intentó recordar el rubio.


--Y lo es... –Aseguró el morocho --¿Vamos?... –Propuso cuando su amigo terminó de comer el último bocado.


Jabu asintió y se puso de pie para caminar junto a su amigo a la cochera de la casa, un impresionante Alfa Romeo negro se encontraba en dicho lugar, Seiya rió sutilmente al ver la cara de asombro en el Unicornio:


--La empresa me permita dar estos lujos a mi familia... Pero igual, con el apellido que tenemos no necesitamos de nada... —Reconoció el Pegasus desactivando la alarma del coche.


--Por eso, no entiendo porque la necesidad de trabajar Seiya... A ti nunca te ha gustado... –Dijo el rubio ya en el auto.


--Si, es cierto... –Reconoció nuevamente el morocho rompiendo a reír –Pero tengo una familia, ahora es distinto...


--He estado sacando cuentas... Miho y tu han tenido a Toshi...


--Si... —Interrumpió Seiya y su amigo pudo notar como ese tema no quiso ser tocado por el Pegasus. –Ya he hablado demasiado de mí... Muchas sorpresas ¿No?


--Ni que lo digas... –Exclamó Jabu.


--Cuéntame... ¿Qué has estado haciendo estos 10 años?....


--11 años para ser exactos... –Corrigió el Unicornio –Pues, nada del otro mundo... Lo mismo de siempre...


--¿Y no te has casado ni has tenido hijos?... —Preguntó el Pegasus realizando una maniobra con el coche para ingresar a la autopista.


--¿Por qué me preguntas eso Seiya? Si tu ya lo sabes...


El morocho no respondió y en cambio intento desviar el tema.


--¿Tampoco has estudiado alguna carrera?


--No, nada me interesa... Aunque, sé que es una locura, me gustaría ingresar a la carrera de Letras...


--Puedes darte esos lujos... El apellido lo paga todo ¿No?


--No... Hay cosas que no se pueden comprar... –Dijo el rubio mirando fijamente a un Seiya que estaba de perfil concentrado en la carretera.


Nuevamente el Pegasus intentó cambiar de tema, la conversación lo estaba poniendo mas que nervioso:


--Iremos al puerto, y luego almorzaremos algo ahí mismo...


--¿Por qué desvías la conversación?


El morocho hizo el auto a un costado y frenó de golpe.


--Jabu... Recién has llegado, no va ni un día y ya me pones en este aprieto...


--Lo siento Seiya... No quise molestar tu vida en matrimonio... –Jabu abrió la puerta del coche.


--¿Qué haces?... –Preguntó el morocho alertado por la reacción de su amigo.


--Me voy... No te preocupes, caminaré... –El Unicornio tuvo que elevar su voz para ser escuchado entre tanto bullicio de coches.


--Jabu espera... Lo siento... Entiéndeme... Después de todo lo que paso tu apareces en mi vida y...


--Por eso Seiya... –Pronunció el Unicornio agachándose para meter su cabeza por la ventanilla y así evitar gritar –Lo mejor será que me vaya...


--No quiero... Que te vayas... –Suplicó Seiya con real sinceridad –Quédate... Por favor no te vayas...


Jabu no pudo decirle que no a semejante pedido echo de aquella forma... Volvió al auto y se sentó cerrando la puerta, el Pegasus emprendió la marcha del coche y mantuvieron el silencio la mayor parte del viaje.


Llegaron a un lugar turístico del puerto y recién ahí mantuvieron una conversación, luego, durante el almuerzo en un modesto restaurante terminaron dialogando sobre la vida de los demás:


--Y tu sabes... Ikki y Shun siempre estuvieron juntos... –Pronunció Seiya en la sobre mesa.


--Por eso el Phoenix siguió a su otouto hasta el Santuario... –Afirmó Jabu reconociendo que el peliazul jamas hubiera ido a ocupar su cargo como Santo Dorado de Leo de no tener un motivo real.


--Exactamente... Y bueno, la razón por la que Hyoga también aceptó ir es evidente... –Comentó el Pegasus.


Si bien Saori les había dado autorización a sus Santos de abandonar sus puestos para seguir una vida normal ya que el mundo estaba en aparente paz, algunos optaron por seguir con sus cargos.


--¿Por quien se quedó el Cisne?... –Preguntó el Unicornio desconcertado pero al mismo tiempo sospechando.


--Por Shun... Eso es algo que todos saben...


Un silencio sobrevino en esa mesa, el rubio levantó su mirada y la depositó en su amigo, con una sonrisa le susurró:


--Te queda bien la camisa y el pantalón de traje... Jamas me imaginé verte vestido así...


--Gracias... –Respondió el morocho casi susurrando, como preocupado o culposo por agradecer ese cumplido, una sonrisa delató lo mucho que le había agradado eso.


--Pero mas me gustaría verte sin eso... –Susurró Jabu al paso con falsa intención de no ser escuchado por su amigo.


--¿Vamos?... –Preguntó Seiya nervioso, había escuchado perfectamente sus lujuriosas palabras y su intención de verlo desnudo.


--Bueno... Vamos... —El Unicornio supo que el mensaje había llegado con éxito, aun mas cuando el Pegasus exclamó:


--Sigues siendo el mismo de siempre...


Sí, el rubio no dejaba de ser el mismo Jabu que conoció en su niñez y adolescencia, el mismo Jabu casanova y libidinoso, siempre de caza.


De vuelta en el coche, llegaron cerca de la noche a la casa, Miho los recibió preocupada por la tardanza, pero ellos le recordaron que eran Santos de Athena y que por ende nada malo podía ocurrirles, y ella les recordó que no dejaban de ser humanos y que no eran todopoderosos como creían.


--¡Papa!... –Exclamó una sonriente niña corriendo a los brazos de su padre.


--¡Mi princesa!... –Exclamó Seiya con la misma alegría alzando a su hija.


--Ella debe ser Miki... –Supuso Jabu acertadamente.


--¿Y este quien es papi?


--¡Miki!...—Exclamó su padre –No hables así, se debe preguntar el nombre a la persona.


--¿Cómo se llama Señor?


--Jabu... Y tu eres Miki... —Respondió el Unicornio –Yo soy un amigo de tus padres...


--Papi, Jabu parece un vago de las películas...


--Es terrible... –Dijo el Pegasus apenado, bajando a la niña de sus brazos. –Discúlpala...


Pero el rubio se había echado a reír con el veraz y oportuno comentario de la niña, pues llevaba sus pantalones de Jean gastado y su camiseta negra ajustada al cuerpo, desentonaba notablemente con Seiya quien llevaba su pantalón y camisa.


--Miki... Cuantas veces te he dicho que no quiero que uses la computadora de tu niisan... – Reprochó la madre dulcemente.


--No lo volveré a hacer... –Aseguró la pequeña.


--Si, eso has dicho la semana pasada... –Reprochó con severidad el padre, pero a decir verdad a Seiya le costaba horrores ser duro con su hija o imponerle limites, sin duda era su consentida, Miho siempre se lo dijo.


--Seiya... –Llamó Miho la atención de su marido –Hoy la maestra me ha citado de nuevo...


--¿Otra vez?... –Preguntó el Pegasus desabrochando su camisa, Jabu quien se había sentado en el sillón se limito a observarlos.


--Sí, y es tu culpa... –Recriminó la peliazul con un dedo --Le ha pegado a su compañero...


--Miho... Déjala, tiene que aprender a defenderse... Ese niño se la pasaba molestándola, yo solo le aconsejé defenderse...


--Pero Seiya, no es Toshi... –Remarcó Miho –Miki es una niña, déjala que se comporte como tal...


--¿Y ahora que le hizo?... –Preguntó el padre de familia con su torso aun bien formado al descubierto, suponiendo que le había agarrado de los pelos como las ultimas veces.


--Le dio con una silla por la cabeza... —Dijo la mujer enojada con su marido por darle esas ocurrencias a la niña.


--¡Oh, por todos los Dioses!... –Exclamó Seiya y luego se echo a reír: "¡Esa era su hija!"


--Seiya... No es gracioso... –Reprochó Miho con severidad alcanzándole una remera.


--Por lo menos, seguro que a partir de ahora dejara de molestarla... –El Pegasus se encaminó a su cuarto para quitarse el pantalón.


Cuando Miho quedó a solas con Jabu se dirigió a él:


--Jabu, ya he preparado el lugar donde dormirás, quizás no sea el mejor lugar ya que esta apartado de la casa y el baño te quedara incomodo...


--¡Oh!... Miho, no se preocupen por mi, me iré a un hotel.


--No... —Sentenció Seiya apareciendo con un Jean clásico y una remera azul obscuro siendo el mismo Seiya de siempre –No pretenderás dormir en un hotel...


El Pegasus era terco, así que el Unicornio no le quedó mas opciones que aceptar, luchar contra la necedad del morocho era peor que luchar contra Dionisio.


El rubio se quedó sentado en el sillón charlando animadamente con su amigo esperando la cena, la niña de la casa bajó por las escaleras y se quedó sentada sobre la falda de su padre como todo niño curioso atento a las conversaciones de los adultos.


--Shiryu es mi padrino... –Comentó la niña interrumpiendo la conversación, justo el Dragón había salido en el tema ya que Seiya comentaba que el pelilargo en cuestión se había ido a vivir a los Cinco Picos.


--Ah ¿Si?... Yo a tu padrino lo conozco... –Dijo Jabu siguiendo la conversación.


--Yo no te pregunte... –Sí, Miki era terrible.


--¡Miki! ¡No te comportes de esa forma!... –Reprochó el padre.


--Déjala Seiya... Tiene razón... –El Unicornio no pudo evitar reír, esa niña si que conseguía su risa fácil.


--Ve con tu madre, eres terrible... —Dijo el Pegasus bajando a la niña de su falda.


--¡Mamá! ¡Papá me dijo que te ayudara con la cocina!


--¡Hey! ¡Yo no dije eso!... –Exclamó el morocho entre resignado y divertido y nuevamente rompieron a reír.


--Ya va a estar la comida... –Gritó Miki con alegría volviendo de la cocina corriendo.


--Vamos a comer, después de la cena, cuando los niños duerman podremos charlar mejor... Ve a la mesa Jabu, yo iré en busca de Toshi... –Dijo Seiya a punto de subir las escaleras –Ese niño se la pasa encerrado en su cuarto con la computadora... –Fue clara la postura del Pegasus respecto a ese tema, no le gustaba para nada.


Luego de la deliciosa cena los tres adultos se quedaron charlando animadamente hasta tarde en el jardín de la casa, era una agradable noche. Sin embargo tanto Seiya como Jabu notaron que las conversaciones que solían mantener cuando estaban solos, por supuesto no eran las mismas.


Cada uno se fue a dormir y el Unicornio se encaminó a lo que seria un jardín de invierno o cuarto de herramientas pues había cosas de todo tipo, desde rastrillos a una bicicleta vieja, pero también había una acogedora cama tendida en donde el rubio se quedó profundamente dormido.


 


ÞÞÞÞÞÞ



 


A la mañana siguiente, cuando Jabu despertó, se vistió y se encaminó a la cocina encontrándose a Seiya de pie preparándose un desayuno en pijama... Aquella imagen de un Pegasus cubierto por esa tela de algodón, tela que estaba en contacto directo con su piel estremeció al Unicornio.


--Ohayou gozaimasu... –Saludó el morocho cordialmente con una sonrisa que se volvió mas exquisita gracias a la luz del sol que se filtraba por la ventana.


--Buen día... –Correspondió el rubio dicho saludo.


--¿Cómo descansaste?...


--De maravilla... –Respondió Jabu --¿Tu no tienes trabajo hoy?


--No... Hoy es mi día libre...


--Ah... Lo has hecho bien, pediste el día de ayer y hoy no ibas... Bien, el mismo Seiya de siempre... –Ambos rieron sutilmente por el veraz comentario de Jabu quien luego intentó pedirle un favor pero su amigo se le adelantó:


--Ve a bañarte si quieres que yo preparo el desayuno...


El Unicornio subió los escalones de la casa por primera vez pero enseguida Seiya lo siguió por detrás disculpándose.


--¡Que idiota!... Lo siento Jabu, te diré donde queda el baño y las cosas... –Claro, no le había dicho la ubicación del baño y de las cosas en la planta alta de la casa...


--¿Y Miho, donde esta?... –Preguntó el Unicornio, supo que los niños estaban en la escuela pero de la madre no se hizo la mas remota idea.


--Hoy tuvo una reunión con la maestra de Miki... Ya sabes, por lo del compañero de aula...


El rubio rompió a reír recordando la anécdota de ayer, ya habían llegado a un baño bastante amplio, en pocas palabras y sintiéndose incomodo el Pegasus le explicó a su amigo cual era el agua fría y cual la caliente, le dio el jabón y demás cosas, una toalla y todo cubierto, cuando volteó para irse se encontró con un Jabu semidesnudo en la puerta del baño, quien solo atinó a hacer un comentario bastante oportuno:


--¿Por qué me miras así? Me voy a bañar... –Recalcó el Unicornio con tono obvio.


--No... Yo... No... –Balbuceó el morocho mas que nervioso escondiendo su mirada.


--¿Qué sucede?... ¿Te trae gratos recuerdos?


Seiya pasó a su lado como un huracán, prácticamente enfurecido lo empujó para poder pasar la puerta, aquello lo había ofendido.


Ya solo, sin reparar en la puerta abierta el rubio se quitó su ropa interior y con una semi erección se metió bajo la ducha que había abierto previamente.


Jabu olvido su ropa, así que a los gritos llamó a su amigo quien dudo en subir, al llegar a la puerta del baño Seiya se puso de todos los colores habidos y por haber, aquel infartante rubio, completamente desnudo como era lógico se encontraba enjabonado con el agregado extra de una tenue erección.


--Hey... Somos hombres... –Dijo el Unicornio reprochando la mirada de su amigo –Además... —Intentó acotar algo oportuno pero el Pegasus lo freno de una.


--¿Qué necesitas Jabu?... –Su voz sonó grave en aquel espacioso baño, había notado el tono de voz en su amigo y sus intenciones tan claras como el agua que recorría aquel bronceado cuerpo aun juvenil.


--Me olvide la ropa... Esta en el cuarto de herramientas...


--Ahora te lo traigo...


El rubio termino de bañarse y salió de la ducha para secarse, ató una toalla a su cintura justo cuando su amigo volvió con el bolso en la mano.


--Aquí esta... –Dijo el morocho con desgano e intentó irse pero su amigo lo detuvo de un brazo, a Seiya, todo le tembló en ese momento, desde su pelo hasta sus uñas, todo su ser incluida su alma, si era que esta podía temblar, en se momento lo comprobó.


--Seiya yo... –Pronunció Jabu y al ver la reacción nerviosa de su amigo lo soltó –Yo, lo siento mucho... Es que, entiéndeme... En un principio no me fue fácil decidir ir a buscarte... No me fue fácil venir aquí y...


--Lo se Jabu, discúlpame... –Interrumpió el Pegasus e intentó explicarse –Entiéndeme tu a mi... Me cuesta horrores, quizás mas que a ti... Ponte en mi lugar... –Suspirando y muy angustiado continuó –Cuando este preparado hablaremos al respecto... Ahora no puedo, no me pidas eso...


--Lo siento... Tu... ¿Te has olvidado... ? –El Unicornio intentó preguntarle algo mas pero nuevamente fue interrumpido, esta vez fue el ruido de la puerta de entrada y la voz de Miho anunciando su llegada.


--Luego hablamos ¿Si?... Mas adelante... –Finalizó el morocho para luego ir al encuentro de su esposa y saber las novedades sobre su pequeña hija y el colegio.


El rubio, con el corazón dolido por no saber que demonios pensaba Seiya al respecto de todo el tema, decidió terminar de vestirse y seguir aparentando frente a una encantadora familia como lo era la del Pegasus. Sin dudas, Jabu lo hubiese dado todo, desde su orientación sexual, hasta los años perdidos por un inocuo y vano amor, a cambio de una familia como esa.


 


ÞÞÞÞÞÞ


 


Los días pasaron con una creciente tensión en el ambiente, pero no de discordia o de disgusto, sino de nerviosismo, ni tampoco en todos los miembros de la familia, solo entre los dos hombres, amigos de antaño.


Fue en un día libre de Seiya en el trabajo, que Jabu lo ayudó con algunas reparaciones de la casa y en el jardín, y donde se dio oportunidad de un dialogo esperado por el Unicornio, o por lo menos su amigo respondió aquella pregunta echa en el baño semanas atrás. De por si el Pegasus tuvo la imperiosa necesidad de responderle, pues aquello verdaderamente no lo dejaba dormir, dando vueltas en la cama, dándole vueltas al asunto... Pensando en un hombre con su mujer dormida al lado y embarazada de casi 4 meses.


 


ÞÞÞÞÞÞ


 


*Nota: Dialogo del sueño de Jabu: "No todo esta perdido"... "Yo vengo a ofrecer mi corazón": Pequeño fragmento de una de mis tantas canciones favoritas, perteneciente al cantautor Fito Paez (Argentino), desconozco si la letra le pertenece por entero pero a mí me fascina cantada por él.


 


YO VENGO A OFRECER MI CORAZON



 


Quién dijo que todo está perdido


Yo vengo a ofrecer mi corazón.


Tanta sangre que se llevó el río


Yo vengo a ofrecer mi corazón.



No será tan fácil, ya sé que pasa


no será tan simple como pensaba


como abrir el pecho y sacar el alma


Una cuchillada del amor.



Luna de los pobres siempre abierta


yo vengo a ofrecer mi corazón


Como un documento inalterable


yo vengo a ofrecer mi corazón



Y uniré las puntas de un mismo lazo


y me iré tranquilo me iré despacio


y te daré todo y me darás algo,


Algo que me alivie un poco más.



Cuando no haya nadie cerca o lejos


yo vengo a ofrecer mi corazón


Cuando los satélites no alcancen


Yo vengo a ofrecer mi corazón.



Y hablo de países y de esperanzas


hablo por la vida, hablo por la nada


hablo de cambiar esta nuestra casa


De cambiarla por cambiar nomás.



Quién dijo que todo está perdido


Yo vengo a ofrecer mi corazón.


 


CAPITULO 2: "Sin daños a terceros"...


 


Seiya corrió de lugar todas las cosas que molestaban el paso, el cuarto de herramientas poco a poco se fue convirtiendo en un campo de batallas, o bien en víctima de una catástrofe natural con nombre y apellido: Seiya Kido, así "ordenaba" él.


--Ayúdame a levantar este mueble... –Pidió el Pegasus pero su amigo le recriminó:


--Tu puedes solo... –Por supuesto que iba a ayudarlo, pero supo que ese peso no era problema para un Santo.


--Lo sé, pero es más fácil de a dos... –Reconoció el morocho –Jabu... –Su tono había variado notablemente.


--¿Qué?


--Yo no me olvido... –Pronunció Seiya débilmente, como si las paredes oyeran sus pensamientos pecaminosos.


--¿He?... –Se desconcertó el Unicornio poniendo en el lugar indicado aquel mueble, pero enseguida comprendió que era la respuesta que había estado esperando por tanto tiempo, diez años exactamente, casi once.


--Lo que dijiste en el baño... Pues, yo no me olvido... ¿Cómo olvidarlo?... –Una tenue sonrisa tímida y un sonrojo se instalo en el rostro del Pegasus.


--Seiya... –Susurró Jabu agachado y muy cerca de su rostro, tan cerca que pudo sentir su varonil perfume y su entrecortada respiración caliente.


--Luego de terminar aquí ¿Me acompañas al frente?... –Pidió el morocho esquivando su rostro y alejándose un poco de su amigo.


--Si, por supuesto... –Dijo el Unicornio decepcionado y en parte resignado --¿Qué tienes que hacer?


--Es que hay una señora mayor, la Señora Mitsuhari que vive sola y bueno... A veces necesita ayuda con cosas de la casa, ya sabes... Cambiar un foco de luz, o arreglar cañerías, mover muebles... En realidad no es mucho, pero ella ya no esta en edad...


Así siempre fue Seiya, y Jabu sonrió al recordarlo... Terminaron en el cuarto de herramientas y fueron a la casa de la anciana, una mujer muy dulce que se encargo de llenar sus estómagos con pasteles y demás delicias, era imposible decirle que no... Con decir que era mas terca que el Pegasus. El morocho volvió a su casa con su amigo y porciones de torta para su familia cortesía de la Señora Mitsuhari.


 


ÞÞÞÞÞÞ


 


Con el correr de los días Jabu comenzó a buscar trabajo, ya le daba vergüenza estar en esa casa sin hacer nada, mas allá de disponer dinero y de compartirlo con sus amigos para la comida y demás gastos, no era cuestión de ser un vago... Aunque siempre lo fue, era el colmo verlo a Seiya trabajando, prácticamente se le hizo contagioso al Unicornio. Consiguió trabajo pesado en el puerto, con los buques y cargamento de pescado y demás... terminaba de trabajar con un olor que ni el mismo toleraba, así que lo primero que hacia era bañarse apenas llegaba y lavar su ropa él mismo después, a pesar de que Miho a veces le "robaba" la ropa para lavarla... Jabu le suplicaba que no se molestara pero según la muchacha, ella no lavaba, lavaba el lavarropas.


Dentro de poco, el colegio donde Toshi asistía tendría un campeonato deportivo, el niño participaría jugando al fútbol, y según su padre era muy bueno jugando y para todos los deportes en general, para que Jabu lo comprobara, lo invitó con ellos a asistir a dicho evento.


El día del partido llegó y Toshi se encontraba emocionado no sólo porque su padre lo vería jugar, sino también otro Santo... ¡Tenia que lucirse como nunca! Y lo hizo. El Unicornio comprobó con sus ojos que aquel niño era sin dudas el hijo de Seiya... Tenaz, aguerrido, luchador... También, el rubio, pudo notar sentado en las gradas junto a la familia, el rostro del morocho impregnado de orgullo por su pequeño hijo... Jabu supo y acepto su lugar desde ese momento, por eso finalizado el partido, cuando los padres se juntaron a charlar sobre lo bien o mal que había jugado el equipo y los niños correteaban de aquí para allá, que el Unicornio encontró con quien charlar de una manera distinta... En pocas palabras estaba coqueteando con un hombre de alrededor de 40 años quien sabe quien era, si algún padre o algún familiar, la cuestión es que Jabu pudo ver en ese hombre los mismos gustos y preferencias sexuales. Hasta su morocho amigo lo notó, quien con sutileza salió del circulo de padres en donde dialogaba animadamente pues su hijo se había llevado todos los laureles, para acercarse a donde el Unicornio coqueteaba descaradamente:


--Jabu... Lo siento... ¿Puedes venir un segundo?... —Pidió Seiya con una disculpa al otro hombre.


--¿Qué pasa Seiya?


--¿Qué crees que haces?... –Increpó el Pegasus molesto con su amigo.


--Estaba viendo si tenía posibilidades con ese hombre... –Respondió el rubio naturalidad.


--Eso ya lo vi... –Exclamó indignado el padre de familia.


--¿Qué sucede?... –Con una sonrisa Jabu acotó --¿Te pone celoso?


--Eres un idiota... Como vienes a un lugar así a coquetear descaradamente con un hombre...


--Perdón si mi homosexualidad te incomoda o te molesta... –Los ánimos se estaban poniendo tensos –Antes, cuando éramos adolescentes eso no te molestaba... Si no todo lo contrario... —Finalizó con una mueca morbosa.


--Vuelves a hacer un comentario semejante y te juro que te golpeo... –Las pupilas del morocho bailaron nerviosas.


--Seiya, déjame hacer mi vida... Claro tu puedes ¿No?...


--No es lo mismo... –Contradijo Seiya llevando sus manos a la cintura en señal de enojo, buscó tranquilizarse para no golpearlo frente a todos.


--¡Vamos Seiya!... —Exclamó el Unicornio incrédulo por semejante hipocresía –Tu me dices eso cuando no has perdido tiempo... Dejaste a Miho embarazada hace 10 años y ahora esta de casi 5 meses...


El Pegasus levantó un puño amenazador pero cuando llegó a destino lo tomó por el cuello de la camisa negra que el rubio llevaba puesta.


--Escúchame bien Jabu... –La bronca del morocho se pudo leer en cada facción de su rostro y en su voz --Tu no tienes idea por lo que pase desde que te fuiste, no sabes como fueron las cosas... Así que no me castigues ni me cuestiones sin saber... –Luego lo soltó empujándolo un poco.


--Quizás, si me explicaras un poco que paso aquí, entendería mejor... –Dijo Jabu con el dolor en sus ojos --Pero no hace falta, es bastante obvio, son tres los motivos que me llevan a cuestionarte... Entiéndeme tu a mi ahora, ponte en mi lugar...


Al escuchar aquello, Seiya se tranquilizó un poco cuando comprendió a su amigo, por eso su rostro y su voz se dulcificaron.


--Lo sé... Lo siento... —Se excusó el Pegasus –Es que... Entiende, están mis hijos y otros niños por aquí dando vueltas, no me gustaría que te vieran coqueteando con un hombre... Esta bien... –Se apuró a decir al ver que su amigo intentó objetar algo en su defensa –Se que no pensabas hacer nada incorrecto en este lugar... Pero espero sepas comprenderme como padre...


--Si... Pero... –Contradijo el rubio –No es por tus hijos Seiya, lo se... te conozco... Es por Miho, no quieres que ella note mis inclinaciones...



Sin decir mas, Jabu se alejo de lugar en busca de un poco de cerveza dejando a su morocho amigo en compañía de sus atormentados y pecaminosos recuerdos y pensamientos.


Seiya supo que debió haber hablado con su amigo desde entrada, pero tuvo tanto miedo de aceptar lo que ya estaba pasando... Tanto miedo de asumir su bisexualidad olvidada hacia mas de 10 años. Decidió que lo mejor era decirle como fueron las cosas, ya encontraría el día y el lugar para hacerlo.


 


ÞÞÞÞÞÞ


 


Una mañana en la que Seiya llevo con el coche a su mujer al orfanato donde aun seguía adelante con ella como encargada, se encontró en su regreso con Jabu sentado en la cocina leyendo tranquilamente el periódico.


--¿Hoy no trabajas?... –Inquirió el Pegasus asombrado de verlo ahí, siempre se despertaba a las cinco de la mañana y cinco y media partía rumbo al puerto.


--Lo mismo te pregunto... –Respondió el Unicornio divertido, luego contó: --Es que discutí con el jefe, y bueno antes de golpearlo preferí irme...


--¿Qué sucedió? –Volvió a preguntar el morocho colando una tetera en la hornalla.


--No me reconoció horas de trabajo, no me las quiso pagar... Así que renuncie...


--¡Uh!... ¡Que mal!... –Exclamó Seiya y luego dio sus motivos –Pedí vacaciones en el trabajo... Vacaciones del año pasado que no me había tomado...


Un silencio incomodo sobrevino, el clima nuevamente, como sucedía entre ellos, se volvió tenso, Seiya vio que era su oportunidad, sin saber bien como sacar semejante tema comenzó a balbucear nervioso:


--Jabu yo... O sea fue un accidente... Eso no quiere decir que no lo quiera, ya has visto que...


--¿Qué quieres decirme Seiya?... –Preguntó el rubio divertido por no entender --¿De quien estas hablando?


--De Toshi... –Respondió Seiya –Miho quedó embarazada de él... ¿Qué podía hacer?... Jabu, crecimos sin padres... –Afirmó para luego argumentar con tono obvio –No podía desaparecerme, tenia que ser su padre... Y lo amo, amo a cada uno de mis hijos... Lo son todo para mi...


Jabu comprendió que su amigo intentaba explicar que había ocurrido allí...


--Pero te casaste... –Dijo el Unicornio con un tono de reproche –Tuviste otro hijo y encima ahora...


--Sí... –Reconoció el Pegasus y apoyando la espalda en la mesada siguió hablando --Tu te habías ido y ella esperaba un hijo mío...


--Te dije que volvería... —Podía leerse en las pupilas del rubio el dolor y el reproche --Debía ir a Oran, Algeria por mi Maestro...


--Tenia que seguir mi vida... Toshi tenia casi cuatro años cuando me case con Miho y de ti ni noticias... —La voz al morocho comenzó a quebrarse --Tu no sabes, no te das una idea de lo que yo sufrí cuando partiste de la Mansión... Tuve que salir a delante...


--No me esperaste...


--No me viniste a buscar... –Reprochó Seiya con un nudo en la garganta.


--Seiya... Por si no lo has notado te he venido a buscar...


El Pegasus silenció con aquello, en parte era cierto, así como que su amigo jamas había encontrado a alguien, el morocho necesitó saberlo:


--10 años después...


--Pero aquí estoy... –Reafirmó Jabu.


--Jabu... Tu ¿Nunca has estado con una mujer?... –Preguntó Seiya nervioso e incomodo.


--Lo sabes Seiya... No soy bisexual, soy gay...


--¿Y con un hombre?... –El Pegasus jugaba nervioso con una mano.


--¿A que te refieres?... –Preguntó el Unicornio curioso pero enseguida comprendió –Sabes que si... He tenido sexo con varios hombres en estos 10 años, inclusive con dos a la vez en varias ocasiones... Y en una sola oportunidad con tres...


El rostro del morocho varió notablemente a uno de furia ¿Cómo podía decirle esas aberraciones con tanta naturalidad? Seiya intentó irse pero Jabu lo tomó por los hombros.


--Pero si lo que quieres saber es otra cosa, te respondo... No Seiya, no me enamore nunca mas de alguien... —Los rostro estaban muy cerca, se podía respirar el aliento cálido --No soy como tu, para mí no es fácil suplantar a una persona en mi corazón con otra...


--N-no di-gas e-so Jabu... –Reprochó el Pegasus con dificultad, aquella cercanía iba a acabar con la poca cordura que tenia –Yo tampoco puedo... Lo intenté y no pude...


--Seiya... –Reaccionó el Unicornio al escuchar esas palabras --¿Me estas queriendo decir que... ? –Le costaba preguntar aquello --¿Tu nunca has amado a Miho?...


--Es la madre de mis hijos, la quiero con locura... Nos conocemos desde niños... –Argumentó el morocho buscando algo desesperadamente que lo saque de aquel aprieto.


--Seiya, responde mi pregunta... —El rubio sintió que aquello era cruel, estar al lado de una persona por diez años y no poder amarla.


--Lo intenté... Pero no pude... –Respondió Seiya finalmente.


--Seiya yo... No te he olvidado... –Jabu tomó a su amigo con mas firmeza de los hombros e intentó acercarlo a su cuerpo para sentir su calor, pero Seiya se resistió:


--Jabu no... Por favor te lo pido... –Suplicó el Pegasus impotente de poder reaccionar como era debido.


--Necesito hacerlo, necesito decirlo...


--Jabu... Estoy casado, tengo dos hijos, uno en camino... –Intentó Seiya persuadir a su amigo.


--Te amo... –Dijo el Unicornio finalmente rodeando al morocho entre sus brazos.


Seiya lo único que pudo hacer fue aferrar aun más ese abrazo y hundir su cara en el pecho del rubio escondiendo su mirada.


--Yo no puedo... Eso no quiere decir que no te ame... Te he amado por diez años y más...


--Y yo, no te das una idea... –Pronunció Jabu débilmente en el oído de su hombre recordando todas las noches que había pasado pensando en él... En el reencuentro.


--Pero no puedo... –Una lagrima se escurrió por la mejilla del Pegasus quien de manera idiota se sintió poco hombre... Como si las personas adultas no sufrieran por amor.


¿Hacia cuanto que no lloraba? Desde el nacimiento de Miki, y antes por el nacimiento de Toshi... Intentó recordar y tuvo que reconocer que las ultimas lagrimas amargas las había soltado por el mismo hombre que ahora lo estaba consiguiendo de nuevo... Por que las lagrimas por el nacimiento de sus hijos, no eran las mismas, aquellas lagrimas eran mas dulces, de felicidad... En cambio estas eran amargas, de infinita tristeza y soledad.


Jabu en consuelo levantó su mano y acarició la mejilla de su hombre para secar sus lagrimas, aquello fue peligroso pues los rostros estaban muy cerca y los sentimientos muy latentes... Un ruido en la cochera los separo, era Miho con sus casi 6 meses de embarazo quien había vuelto en taxi del orfanato... Entonces Seiya reacciono: Tenia una familia, aquel acercamiento no tuvo que haber ocurrido, porque cualquiera de sus hijos podría haberlo visto y en ese momento ¿Qué les diría? ¿Cómo justificaría que su padre engaña a su madre... Con otro hombre? ¡Dioses! No.


Una sonriente Miho apareció en aquella cocina, saludó a los hombres de la casa sin comprender el porqué de sus caras, sin darle tiempo a indagar Seiya le pregunto como le había ido en el orfanato y así una charla dio comienzo, Jabu aprovechó y se escapó... Necesitaba caminar un rato... Se fue y volvió muy tarde, luego de la cena, ligó un reprocho de Miho por preocuparlos y el enojo del Pegasus quien temió que aquel hombre desapareciera de su vida otra vez.


 


ÞÞÞÞÞÞ



 


Fue recién una tarde que Jabu y Seiya volvieron a dirigirse la palabra sin sentirse incómodos entre ellos. Como todos los días hábiles los niños se encontraban en la escuela, pero Miho se encontraba ausente. En la sala, mientras el Unicornio miraba un poco de televisión y el Pegasus leía el periódico en pijamas, el rubio preguntó:


--¿Miho salió de nuevo?


--Es que las madres del colegio están a cargo de la organización del acto de fin de año, Miho es la que dirige todo, por eso últimamente se la pasa de reunión en reunión... —Explicó pacientemente el morocho sin quitar su vista del papel.


--¿Miki actuará?


--Oh... Si... —Recién ahí Seiya levanto su vista y con una sonrisa y sus ojos bien abiertos acotó –Hará de angelito...


Ambos rompieron a reír imaginando a ese diablillo disfrazado de ángel.


--Hará bien su papel... –Comentó el rubio jocoso.


--Espero que asistas, desde ya estas invitado... Miki aunque no te lo dice, se muere por que tu vayas...


Jabu asintió y echando su cuerpo adelante, quedando muy cerca del rostro del Pegasus, sonrió pícaramente diciendo:


--Entonces... Estamos solos...


--No Jabu...—Reprochó el morocho mientras su mejillas se encendieron.


Sin pedir permiso, el Unicornio poso sus labios sobre la boca de aquel hombre... Un tímido beso, hasta inocente, pero anhelado sin dudas... Hacia 10 años que quería hacer eso, y para que mentir, Seiya también lo deseaba.


--Listo... No haré mas que eso... –Dijo el rubio recostando su espalda nuevamente contra el sillón –Te robe el beso que no pude darte el otro día...


Seiya se puso de pie y subiendo las escaleras llegó al baño encerrándose en dicho lugar... Apoyó su espalda contra la puerta y llevó una mano a su boca, palpando sus labios, sintiendo aun aquel cálido y tenue contacto de bocas... A pesar de saber lo mal que había estado eso, el Pegasus no pudo evitar sonreír con sus ojos empañados de emoción.


--¿Justamente ahora?... ¿Irrumpes en mi vida?...* –Susurro el morocho a la nada y se dejó caer sentado en el suelo.


Abajo, en la sala, Jabu soltó aquellas lagrimas que venia reteniendo desde que llegó a esa cosa... Profundas lagrimas de tristeza y soledad... Pero quizás, solo quizás, aun tenia posibilidades de recuperar el tiempo perdido, con una noche les bastaba.


 


ÞÞÞÞÞÞ



 


Jabu despertó una tarde, días después de aquel beso, gracias al barullo que se pudo apreciar afuera, en el jardín. Se levantó y la escena que se le presentó fue la de un padre jugando con su hijo mayor... Aquello fue una daga directa al pecho del Unicornio, la vida le demostró con cruda realidad que el hombre a quien amaba y amaría por siempre era un padre sin dudas ejemplar, que lo daría y dejaría todo por sus hijos.


Luego de lavarse la cara, cepillarse los diente y desayunar, el rubio se unió a la "fiesta" que en el jardín padre e hijo celebraban. Jabu se arrincono a un costado evitando molestar o interferir en aquella unión... Tarde... Con aquel beso ya había interferido en la vida de Seiya.


El Pegasus notó la presencia de su amigo y junto a su hijo lo llamaron para que jugara a la pelota con ellos. Fueron escasos los minutos que transcurrieron para que los tres rieran divertidos, y pocos mas los que se tardo Toshi en pedirle aquella demostración que aun el Unicornio debía.


El rubio se lució de veraz, como en antaño... Entre el vitoreo de Toshi y la sonrisa del morocho, quien observó a su amigo recordando las viejas épocas, Jabu desplegó su Cosmos. El niño pidió que ambos se enfrentaran y los dos hombres en cuestión se echaron a reír, Miho interrumpió el ambiente jocoso:


--¡Toshi!... ¡Mas te vale que no estés jugando a la pelota!...


--¡No mamá!... –Gritó Toshi pateando lejos dicha pelota justo cuando su madre salió por la puerta trasera.


--Ya no vamos... No te ensucies... –Retó la peliazul.


--¿Adónde van?... –Preguntó Seiya curioso a su mujer.


--¿Lo has olvidado?... –Inquirió Miho asombrada, se lo había dicho a la mañana a su, últimamente siempre, ausente marido –Hoy le prometí a Natsume que la ayudaría con la mudanza... Me llevo a los niños para que jueguen con sus hijos...


--Cierto... –Reconoció el Pegasus revolviéndose el cabello y riéndose de su despiste. --¿Quieres que te acompañe?


--No... Hablaremos cosas de mujeres... Tu quédate con Jabu y hablen cosas de hombres... –Dijo la muchacha en son de broma sin saber lo acontecido en ese ultimo tiempo –Me llevo el coche...


--Yo te llevare... –Dijo el Pegasus con toda la intención de alcanzarla por lo menos hasta dicho lugar.


--Seiya... –Reprochó Miho dulcemente, de ese tema habían hablado el último tiempo –Estoy embarazada, no inválida... Déjame conducir, estaré bien... No quiero que tu hagas todo por mí, me hace sentir una inútil y una carga...


--Sabes que no es así... –Dijo el morocho acercándose a ella y depositando un fugaz beso en sus labios se despidió... En ese momento Jabu escondió su mirada.


--Nos vemos... Adiós Jabu... Vuelvo para preparar la cena... --Saludó la muchacha de espaldas caminando rumbo a la cochera para sacar el auto.


Seiya volteó y le dedicó una fugaz mirada a su amigo y una bella sonrisa, abrió la puerta trasera e ingresó a la casa seguido por el Unicornio. El Pegasus se sirvió un poco de agua y le ofreció a su amigo, particularmente ese día hacia calor y el ejercicio los había agotado un poco, mas bien sofocado.


El morocho apoyó su espalda en la mesada con una sonrisa aun en los labios, a lo lejos se escuchó el auto alejarse.


--¿Qué sucede que estas tan sonriente?... –Preguntó el rubio curioso y sonriendo por complacencia.


--No... Es que te vi ahí afuera, desplegando tu Cosmos y no sé...—Respondió Seiya incorporándose en el lugar --Me trajo recuerdos...


--Ah ¿Sí?... –Jabu pudo notar como el ambiente y las intenciones habían cambiado --¿Qué tipos de recuerdos?


--Me recordó... –Pronunció el Pegasus débil y pausadamente frente a su amigo –Por que me había enamorado de ti... –Rodeó con sus brazos el cuello del Unicornio y se prendió de sus labios.


Aquello fue demasiado para el rubio, estrechó entre sus brazos el aun pequeño cuerpo del morocho y llevo una mano a su nuca para intensificar el beso. Las lenguas luchaban afanosas por descubrir los secretos del otro, Jabu mordisqueo sensualmente la boca de su hombre pasando de ves en cuando su lengua por la mejilla y su cuello. En pocos segundos Seiya se encontró gimiendo y jadeando entrecortadamente, pegando su cadera al cuerpo del Unicornio, pero en un momento de lucidez reaccionó:


--Jabu... Jabu no... Espera... –Frenó el Pegasus en un momento de cordura –Por favor te lo pido... No aquí, no en la casa donde viven mis hijos...


El rubio comprendió los temores y motivos de su amigo - amante, por eso con un poco de dolor se separo de su cuerpo, pues si seguía tan cerca del morocho, Jabu no respondería por sus actos.


Seiya observó a su amigo apenado, con el miedo de que el Unicornio no comprendiese sus principios, pero una cálida sonrisa por parte del rubio despejó todas las dudas del Pegasus.


 


ÞÞÞÞÞÞ



 


Una mañana en la que Seiya debió llevar a los chicos al colegio le pidió a Jabu que lo acompañara. En el auto fueron riéndose todo el trayecto de la casa a la escuela con las ocurrencias de Miki, pero la niña volvió más "adulta" la conversación:


--Jabu ¿Tu sabes que yo actuare en el acto de fin de año?... –Preguntó la niña con su melódica voz colgándose del asiento del acompañante.


--Si... Tu padre me contó que harás de angelito... –Respondió el Unicornio volteando para hablarle a Miki.


--Miki, cariño... Por favor no te cuelgues del asiento... –Pidió el Pegasus paternalmente y la niña obedeció.


--¿Tu tienes algo que hacer en fin de año?... –Preguntó nuevamente la pequeña morocha.


El rubio rió por las intenciones de la niña y le enterneció su pedido encubierto, con voz despreocupada pero divertida le respondió:


--¿A ver?... –Jabu hizo de cuenta que pensaba –No, creo que no tengo nada para hacer...


--Que bueno... –Exclamó Miki –Entonces puedes venir ¿No?


--Por supuesto... –Afirmó el Unicornio con seguridad.


Ya habían llegado a la puerta del colegio, el padre bajó para abrir la puerta trasera y Toshi saludando se bajó y Miki con fastidio por tener que ir al colegio descendió del coche... Ambos niños entraron a la institución y recién ahí Seiya se subió de vuelta al coche y lo puso en marcha.


El rubio observó con interés al conductor, el Pegasus notó las miradas y sonrió un par de veces intimidado por ellas, sin dejar de quitar la vista en la carretera de ciudad. Jabu acercó su cuerpo y cuando estuvo lo suficientemente cerca besó el cuello de su amigo quien cerró los ojos por unos segundos. El Unicornio siguió su camino subiendo a través del cuello para llegar a la mejilla del morocho y besarla sutilmente deslizando su lengua húmeda y caliente, reteniendo un gemido Seiya le reprochó:


--Jabu estoy manejando... Vamos a chocar...


Pero el rubio no prestó atención y desobedeciendo llevó su mano derecha a la entrepierna de su hombre, el Pegasus no lo soportó mas y estaciono el coche para poder concentrarse en la boca de Jabu, boca que se encargó de devorar y redescubrir con pasión y desenfreno.


El Unicornio no pudo dejar sus manos quietas, bajó la cremallera del pantalón negro de vestir que el morocho llevaba puesto y comenzó a masajear su enhiesto pedazo mientras que con la otra mano levantó la remera azul marino intenso para palpar su vientre y sus pectorales marcados por el ejercicio. Seiya estaba demasiado turbado como para reaccionar, sus manos seguían aun en el volante, solo se limitó a besar y a dejarse hacer.


El rubio notó la incipiente erección y con malicia inquirió:


--¿Qué sucede? ¿Tu mujer no te atiende?...


En vez de ofenderse el Pegasus respondió:


--Es que con el embarazo, no quiere hacerlo... –Hacia casi 7 meses que no tenía sexo, cuando terminó de decir eso dejó que un gemido escapara de sus labios.


--¿Te gusta mi amor?


--Espera Jabu... No aquí... Hay vecinos, la gente me conoce... Conoce a la familia... —Se quejó el morocho entre jadeos.


Jabu en vez de obedecer su pedido aceleró la masturbación sacudiendo el miembro de Seiya con devoción, en pocos segundos, entre gemidos y mordiendo el labio inferior del Unicornio, el Pegasus acabó soltando un potente chorro que dio a parar en la mano del rubio, mano que luego Jabu se la llevó a la boca para saborear con enfermo deleite.


--¿Vamos?... –Propuso el Unicornio con una sonrisa de placer en sus labios... Aquello había sido suficiente para él, aunque quiso mas, se conformo con el contacto, pues seria cuestión de tiempo hasta que ese morocho sea nuevamente suyo como antaño.


Seiya asintió tímidamente y acomodándose un poco la ropa y el pelo puso el auto en marcha... Antes de llegar a la casa y de bajar del coche, sacó de la guantera un frasco de perfume para rociar en el auto impregnado de aroma masculino y luego en su cuerpo. Al rubio le causó mucha gracia esta actitud desesperada del Pegasus por encubrir los hechos, y por eso se ligó unos chorros de perfume. Ahora riéndose los dos, descendieron del coche e ingresaron a la casa.


 


ÞÞÞÞÞÞ



 


Las cosas fueron mas allá entre los dos hombres una noche. Miho preparó una suculenta y deliciosa cena y le pidió a su marido que fuera en busca de Jabu.


Seiya llegó al cuarto de herramientas encontrándose con un Unicornio semidormido en Slip, las sabanas desparramadas en el suelo. El Pegasus se acercó a la cama y sacudió sutilmente a su amigo, quien al despertar y notar la situación, sin dudarlo, tomó por la nuca al morocho para estamparle un furtivo beso en sus labios, con la otra mano en la cintura lo atrajo hacia su cuerpo:


--Jabu no... Espera, están todos en la cocina...


Pero el rubio no le prestó atención, y siguió recorriendo con sus manos y su boca el cuerpo de Seiya.


--Hoy no te afeitaste... –Pronunció Jabu apretando con sus manos las redondeces de su amigo.


El Pegasus enloqueció de placer, sin pensarlo deslizó su mano en la ropa interior de su hombre para palpar su miembro, su delicada y suave piel caliente. El Unicornio tampoco se quedó quieto, liberando de su encierro el enhiesto pedazo el morocho acercó sus labios causando un estremecimiento general en Seiya, su pene dio un respingo al sutil contacto. Cuando el rubio engulló de un solo bocado aquel pedazo hundiendo su cabeza, el Pegasus lanzó un gemido y aferró el miembro de su amante masturbándolo frenéticamente.


El morocho se dejó caer sentado en la cama, con la cabeza de Jabu entre sus piernas y su pedazo en su mano. Ahogando un par de gemidos por seguridad que el Unicornio consiguió por la tremenda mamada que le estaba dando y las palabras sucias que le decía, Seiya acabó violentamente estrellando su semen blanco y caliente en el paladar de su amante.


--Mi amor... Había olvidado lo rico que eras... –Exclamó el rubio con infinito placer para luego besar los labios entreabiertos de su hombre y hundir su lengua para darle a probar su propio néctar.


Jabu no se reprimió, gimió sonoramente mientras el Pegasus aceleraba la masturbación... En pocos segundos la leche acumulada por meses salió del pedazo del Unicornio dando a parar sobre el colchón.


El rubio quiso acomodar a su amigo sobre la cama pero este se resistió:


--Jabu, por favor... Están todos en la cocina... Te he venido a buscar para cenar y ya tardamos mucho...


Jabu nuevamente comprendió a su amigo, o por lo menos lo intentó... Separándose de aquel cuerpo que le cortaba la respiración el Unicornio se puso de pie y se vistió, el morocho se acomodó la ropa y salió rápidamente del cuarto de herramientas, pues si seguía allí no podría rechazarlo, lo deseaba al punto de la locura.


 


ÞÞÞÞÞÞ



 


El deseo y la pasión estaban latentes aun en el ambiente, se podía respirar, los sutiles contactos y roces a pesar de ser evidente para los involucrados los demás se mantuvieron ajenos al inusual comportamiento de los dos hombres. Miho no sospechaba absolutamente nada, ni siquiera suponía algo extraño, y los niños siguieron con sus vidas normales, para quien no sería lo mismo era para Seiya... Su vida había cambiado para siempre con la presencia de Jabu en su vida, no solo por asumir su bisexualidad olvidada hacia 10 años, sino por descubrir que aquel amor adolescente se había convertido en un amor adulto, y eso... Era mucho mas peligroso, por lo menos para la familia del Pegasus. Pero el morocho no estaba dispuesto a sacrificar la felicidad de sus hijos por la suya, no... Les debía mucho a esos niños, las incontables veces que con sus sonrisas o con sus palabras, si saberlo rescataron a su padre... Sin duda, Seiya les debía su vida, todo a sus hijos, y el Unicornio lo supo, y no pudo reprochar nada aunque el dolor iba en aumento por ver perdido el tiempo.


 


ÞÞÞÞÞÞ


 


* Nota: En este capitulo me acompañó o inspiró, como quieran decirle, la letra de una canción que me encanta, antes de hacer este fic no era una de mis favoritas, pero al prestar mas atención a la letra noté que encajaba perfectamente (Y la melodía ni les cuento) Cambié la "A" por la "O" n_n. Le pertenece por entero a Ricardo Arjona, a mi parecer, uno de los mejores compositores que existen en este genero, y lo digo por el simple echo de que lo escucho cuando este estilo de música no es de mi agrado:


 


Tarde (Sin Daños A Terceros)


Justamente ahora irrumpes en mi vida con tu cuerpo exacto y ojos de asesinotarde como siempre nos llega la fortuna tu ibas con él yo iba con ella jugando a ser felices por desesperados por no aguardar los sueños por miedo a quedar solos pero llegamos tarde te vi me viste nos reconocimos enseguida pero tarde maldita sea la hora que encontré lo que soñé tarde... tanto soñarte y extrañarte sin tenerte tanto inventar tanto buscarte por las calles como un loco sin encontrarte ahí va uno de tonto por desesperado confundiendo amor con compañía y ese miedo idiota de verte viejo y sin pareja que hace escoger con la cabeza lo que es del corazón y no tengo nada contra ellos la rabia es contra el tiempo por ponerte junto a mi tarde ganas de huir de no verte ni la sombra de Pensar que esto fue un sueño o una pesadilla que nunca apareciste que nunca has existido ganas de besarte de coincidir contigo de acercarme un poco y amarrarte en un abrazo de mirarte a los ojos y decirte bienvenido pero llegamos tarde te vi me viste nos reconocimos enseguida pero tarde quizás en otras vidas quizás en otras muertes... que ganas de rozarte que ganas de tocarte y acercarme a ti y golpearte con un beso de fugarnos para siempre sin daños a terceros.



 


CAPITULO 3: "Me sobra el corazón"


 


Toshi tuvo entrenamiento, su padre lo llevó acompañado por su amigo... Es que el niño quiso que Jabu lo viera practicar. Llegaron al campo deportivo y se quedaron un rato observando el entrenamiento, saludaron al niño y padre e hijo acordaron una hora para volver a casa. Sin nada que hacer, mas que perder tiempo hasta que finalizara el entrenamiento, Seiya le propuso al Unicornio ir a tomar un café y luego volver al campo deportivo en busca del pequeño... Lo que menos hicieron los hombres fue tomar café, en el auto las caricias y los besos se volvieron acalorados... Los suficientemente alejados de las miradas inquisidoras de la gente, en un lugar prácticamente descampado y desolado.


Pronto las manos descubrieron y palparon la piel del otro hasta llegar a sus miembros duros e hinchados... Sus pedazos fuera del pantalón erguidos al punto del dolor. El Pegasus no quiso perder la oportunidad de saborear el miembro de su hombre así que se agacho hasta dicho pene y antes de llevárselo a la boca, sintiendo el aroma masculino en su nariz pronunció:


--Hace 10 años que no hago esto... Disculpa mi torpeza...


--No te preocupes amor, estoy tan caliente que no me va a importar... –Le aclaró el rubio apoyando su mano en la nuca del morocho para bajarle la cabeza hasta su miembro.


Seiya había olvidado lo encantador y excitante que podía ser tener un pedazo en la boca palpitando violentamente. Degustó con sumo placer, recorriendo con su lengua la punta del pedazo y todo el tronco, sin dejar de lado sus testículos cubiertos de abundante vello. Aquello enloqueció a Jabu, ejerciendo presión con su mano y gimiendo acabó estrepitosamente, el Pegasus exhaló un gemido largo y pronunciado al tragar ese espeso liquido.


La excitación y la necesidad de penetrar era tanta que casi con desesperación el Unicornio se bajó los pantalones un poco, y recostando su pecho en el asiento elevó sus caderas ofreciendo su trasero. El morocho no lo pensó dos veces, buscó la manera de acomodarse en el reducido espacio, y llevó la punta de su pene al orificio del rubio... Pero al ver que no estaba lubricado y en la desesperación, pasó su lengua por dicho agujero introduciendo con facilidad un dedo:


--Ya... Metemela... Seiya, no aguanto mas, lo necesito... –Suplicó Jabu preso de la excitación respirando con dificultad.


Seiya reconoció que su amante estaba acostumbrado a la penetración, así que sin dar mas vueltas apoyó el glande en la entrada y empujó un poco... La barrera fue vencida y siguió empujando clavando mas ese pedazo de carne que se abrió camino hasta llegar al fondo. El Pegasus descansó un rato en aquel lugar, disfrutando del momento, además si se movía un poco la leche saldría sin más. Pero el Unicornio hizo difícil la tarea cuando comenzó a mover sus caderas acompasadamente, el Pegasus no lo resistió y le dio lo que quería... Sin tregua y sin pausa bombeó frenéticamente, enterrando y sacando su pedazo que comenzó a babear... El morocho llevó una mano al pedazo de su hombre y apenas lo tocó este se descargó sobre su mano, Seiya aprovechó el semen para lubricar su pene y facilitar aun mas la penetración. Aquello era la gloria, y se lo hizo saber a su amigo, con gemidos y jadeos acabó en el interior de Jabu, dándole el apreciado liquido caliente y viscoso.


Agitados y agotados los dos se acomodaron las ropas en silencio, sentados en sus respectivos asientos sólo se limitaron a mirar el frente... Cada uno pensando cosas distintas, hasta que el Pegasus quebró ese silencio:


--Por todos los Dioses... ¿Conque cara voy a buscar a mi hijo?... –Pronunció con dolor y vergüenza por lo que había hecho, llevó sus manos al volante y dejó caer su cabeza.


--Seiya... —Susurró el Unicornio contagiado por la angustia de su amigo.


--¿Cómo pude hacer esto?... ¿Cómo hago ahora para subir a mi hijo en este auto?... –La voz del morocho estaba quebrada.


--Seiya... Ven... –Dijo Jabu atrayendo a su amante para recostarlo sobre su pecho.


--No puedo subir a mi hijo en el auto donde tuve sexo con un hombre... –Dijo Seiya dolido y enojado consigo mismo, no notó el dolor que le había causado a su amigo con aquellas palabras.


--No tiene nada de malo... Nos queremos... Si tu te sentiste bien, y yo también no hay porque reprocharse nada... –Argumentó el Unicornio acariciando la mejilla del Pegasus, quien en respuesta levantó su cabeza y besó los labios de su hombre.


--Jabu...


--Te amo mi pequeño...


--Jabu, tengo 28 años, no 17... –Contradijo el morocho divertido, hacia tiempo había dejado de ser "pequeño".


--Para mí siempre serás mi pequeño... –Aseguró el rubio besando con cariño a su niño.


Luego del ritual necesario de perfumar el coche y a ellos mismos, entre estornudos y quejas de Jabu por la cantidad de perfume que Seiya había arrojado, y de las culpas del Pegasus y sus lagrimas de vergüenza, fueron en busca de Toshi... El Unicornio logró convencerlo y consolarlo, no era el fin del mundo, pero bueno, intentó ponerse en el lugar del morocho y creyó comprenderlo acertadamente.


 


ÞÞÞÞÞÞ



 


Jabu se quedo toda una mañana a cargo de Toshi cuando sus padres tuvieron que ir a los controles pertinentes del embarazo, Miki fue con ellos porque insistió en ir, quiso saber que seria la criatura en camino.


Toshi y el Unicornio jugaban alegremente en la sala a los videos juegos cuando la puerta de entrada se abrió dando paso a una sonriente niña que exclamaba a viva voz:


--¡Tendré un otouto! ¡Tendré un otouto!...


--¡Felicitaciones!... –Exclamó el rubio con falsa felicidad sentado en el piso sobre unos almohadones, estaba contento por saber que los controles habían salido bien, pero no pudo evitar sentir que esos "motivos" lo alejaban aun más de Seiya.


--Si, es un varón... –Afirmó la madre dándole un beso a su sonriente marido.


--Me quitó la exclusividad... –Se quejó el pequeño pero su sonrisa lo delató, estaba contento por tener un hermano.


--No Toshi... Tu eres el mayor, y ese lugar no te lo quitara nunca nadie... –Aseguró el Pegasus sacudiendo los cabellos de su hijo. –Y tu eres la del medio, y la única niña, eso también es importante... –Acotó rápidamente al ver el puchero de su hija.


El morocho buscó a su amigo con la mirada pero no lo encontró, Jabu había "escapado" de ese momento familiar y se había encerrado en el cuarto de herramientas. Seiya lanzó un suspiro y negó con su cabeza, se separó de su familia quienes estaban dialogando con suma felicidad sobre los 7 meses, casi 8 de embarazo de Miho, y se dirigió al encuentro de su amante.


Cuando el Pegasus llegó al cuarto se encontró con su hombre recostado en la cama boca arriba y con sus brazos debajo de la cabeza mirando el techo.


--Jabu... –Pronunció el morocho sentándose en la cama, el aludido no respondió, se limito a incorporarse en la cama --¿Qué sucede?


--Te amo... –Dijo el Unicornio su voz fue un desgarro: --Eso me sucede Seiya... Te amo... –Realizo una breve pausa y como si de un reproche se tratase volvió a afirmar –Sucede que te amo...


--Jabu yo... –Pero el morocho no pudo seguir hablando por que una boca sello sus labios.


--Te juro Seiya... Lo que más deseo es que seas feliz... –Aseguró el rubio –Pero me duele ver que no es así, que toda tu familia es una fachada...


--Mis hijos me hacen feliz...


--¿Y cuando crezcan? ¿Cuándo sean grandes y hagan su propia familia? ¿Qué sucederá contigo?... –Los ojos de Jabu comenzaron a empañarse, pero no... No lloraría por aquel hombre.


--Jabu, tengo 28 años y una familia... No tengo 15... No me puedo dejar guiar por un amor adolescente... –Objetó Seiya adivinando los pensamientos de su amigo.


--¿¡Amor adolescente!?..—Se ofendió el Unicornio poniéndose de pie –Dices que lo nuestro es un amor adolescente... Pero hace 10 años que no puedo olvidarte... Por eso estoy aquí... –Caminó hasta la puerta y la abrió para salir por ella.


--Jabu espera... –Llamó Seiya desesperadamente a su amante.


--Deja... Mejor me voy...


El Pegasus fue detrás de aquel hombre que huyó ocultando sus lagrimas de dolor e impotencia, el morocho también sintió ganas de llorar por ese nudo en la garganta y esa presión en el pecho.


Seiya sin pensarlo dos veces, entró a su casa y tomo las llaves de su auto y sin darle explicaciones a su familia fue en busca del rubio.


Le dio alcance a pocos metros de la casa, caminaba echo una furia por medio de la calle, desde el auto el Pegasus lo llamó:


--Jabu por favor... No te comportes así sino eres un adolescente...


--Déjame en paz... Vete con tu familia... –Jabu escupió las palabras sin mirarlo siquiera.


--Por favor amor, sube al auto... –Pidió el morocho con sumo cariño frenando por completo la marcha del auto.


El Unicornio frenó su paso, lo dudo un instante, pero luego caminó hasta la puerta del acompañante y subió. Sin decir palabra Seiya comenzó a manejar por rumbos desconocidos. Curioso, el rubio inquirió:


--¿Adónde vamos?


--Ya veras... –Respondió el Pegasus sin aclarar nada.


En media hora, suficientemente alejados de Kanagawa llegaron a destino, frente a ellos el cartel de Hotel se hizo muy sugestivo.


--Un hotel... –Dijo Jabu arqueando incrédulo una ceja.


--¿No quieres?... –Preguntó el morocho con voz sensual y una sonrisa pícara en sus labios.


Un asentimiento por parte del Unicornio y ya estaban en recepción pidiendo un cuarto. Seiya escondió su mirada sintiendo profunda vergüenza de estar en semejante lugar y con un hombre como si fuera poco... Afuera aun era de día.


Llegaron a la habitación 26 y abrieron la puerta encontrando una cama de dos plazas, sin preámbulos el rubio arrinconó a su hombre contra la pared para besarlo furtivamente, por fin podría estar completamente desnudo con él y en una cama.


Con desesperación y entrega se desvistieron, entre besos y sutiles empujones cayeron en la cama. En contacto de pieles quemaba, aquello era sublime. Jabu recorrió con su lengua el cuerpo del Pegasus, y el morocho que no pudo quedarse quieto buscó la forma de quedar en un perfecto 69, y así llevó el pedazo del Unicornio a la boca a la vez que ofreció su pedazo que el rubio no rechazó. Las lenguas se movieron hábiles, yendo de aquí para allá, recorriendo los palpitantes pedazos y los testículos, sin dejar de lado el orifico tan anhelado por los dos.


El primero en descargarse fue Seiya, cuando Jabu corroboró que el pedazo había dejado de largar el semen, hasta la ultima gota, se incorporó para masturbarse sobre la entrada de su hombre y acabar allí para lubricarlo. El Unicornio estaba tan excitado, que su miembro siguió tan duro como en un principio, casi sin cuidado apoyó la punta enterrando un poco.


--Ja-bu es-pera... –Pidió el Pegasus con un poco de temor a la penetración. –Hace mucho que no...


--Lo se, tranquilo, no te voy a lastimar... –Dijo el rubio con cariño.


Volteando al morocho para dejarlo boca arriba se acostó sobre su cuerpo ubicando su pedazo entre las piernas, llevó una mano a su entrada e introdujo un dedo con cierta dificultad, luego metió otro y exclamó:


--Eres virgen otra vez... –Jabu recordó la época en que el sexo era asiduo entre ellos y su amante recibía su pedazo sin dificultad alguna.


--Eso me gusta... –Afirmó Seiya con placer entrecerrando sus ojos a causa de un pequeño dolor, ya eran tres los dedos que hacían círculos en su interior.


--En estos diez años ¿Ni siquiera te has masturbado calándote los dedos?... –Preguntó el Unicornio con lujuria.


--Al principio... –Respondió el Pegasus gimiendo –Cuando te fuiste, los primeros años me masturbaba metiéndome los dedos, pero después deje de hacerlo.


El rubio retiró los dedos con cuidado de no lastimar, el morocho comprendió lo que a continuación seguía, aferrándose a las caderas de su hombre elevó su cintura y abrió las piernas, llevando su cabeza hacia atrás, apoyándola en la almohada cerró sus ojos disfrutando de la penetración.


Jabu comenzó a empujar enterrando cada vez mas su enhiesto miembro... Seiya disfrutó como antaño de un pedazo abriéndose paso a través de su estrecho conducto. Cuando estuvo bien acomodado, el Unicornio comenzó con su vaivén, metiendo y sacando con insistencia observando el rostro de su amigo surcado por el placer:


--Eres tan hermoso... –Susurró el rubio acariciando su mejilla –No sabes, no te das una idea como te he estado deseando todo este tiempo...


--Yo... También... –Respondió el Pegasus con dificultad, pudo sentir como el pedazo de Jabu creció en su interior palpitando violentamente, supo que en cualquier comento acabaría, los gemidos y el rostro del Unicornio así se lo confirmo.


--¡Mi amor!... ¡Cómo te amo!... –Exclamó el rubio soltando su semen en el orificio del morocho --¡Hooo! Siii... Eres hermoso...


Seiya sintió un calor embriagador cuando la leche se desparramó en sus entrañas, Jabu se quedó quieto sin quitar su pedazo de aquel cálido lugar, disfrutando del momento y besando los labios de su amante.


El Unicornio se incorporó con una sonrisa en sus labios y dejando al Pegasus boca arriba buscó sentarse sobre su miembro que clamaba a gritos su trasero.


El rubio dejó que el pene babeante del morocho se deslizara lentamente en su interior, disfrutando con aquella sensación de sentirse "abierto". Seiya se aferró de sus caderas, bajando sus manos hasta las redondeces de su trasero para tomarlo fuertemente, elevó su pelvis hundiendo por completo su pedazo. Con maestría y locura Jabu se movió frenéticamente, subiendo y bajando, en un ir y venir constante, dándole placer a su hombre, susurrándole palabras de amor en su oído mezcladas con palabras sucias. Aquello fue una combinación explosiva para el Pegasus, mordiéndose el labio inferior dejó que su semen surgiera solo... Un par de estocadas firmes y seguras.


El Unicornio descansó sobre el cuerpo del morocho buscando regular su agitada respiración y sin dejar que Seiya saliera de su interior.


Caminaron desnudos hasta el baño, luego de asearse bajo la ducha siguieron expresando su amor con hechos, luego en la cama reiteradas veces hasta terminar exhaustos y adoloridos en todos los sentidos.


 


ÞÞÞÞÞÞ



 


Ya en el coche, rumbo al puerto para hacer tiempo y dejar que sus cabellos se secaran para no levantar sospechas en la casa, se mantuvieron todo el trayecto en silencio, con ese dolor en el pecho y esa angustia por saber que lo suyo era un imposible.


Llegaron al puerto y descendieron del auto para sentarse en un pilar, mirando el frente, el inmenso río y el sol que empezaba a ocultarse, ninguno de los dos quiso empezar la inminente conversación... Jabu sintió que debía ser sincero, al fin y al cabo el no tenía nada que perder:


--Seiya... ¿Qué haremos ahora?


--No lo se... –Seiya fue completamente sincero.


--Yo... Te amo... Pero no quiero ser el segundo en la vida de nadie...


--No te puedo pedir eso... –El Pegasus dejó entrever muchas cosas en esa contestación.


El Unicornio comprendió que su amigo no buscaba de él hacerlo ni el primero, ni el segundo... Ni el tercero.


--Bien... Lo entendí... –Sentenció el rubio dando la vuelta.


--Espera Jabu... Me mal interpretaste... –Dijo el morocho consiguiendo llamar la atención de su amigo. –No quiero que te vayas de nuevo, no quiero perderte otra vez... Por favor te lo pido, no te alejes de mi...


--Será mejor que volvamos a tu casa... Tu mujer debe estar preocupada... –Aconsejó Jabu dando por finalizado el diálogo, era lo mejor, además el nudo en la garganta no le permitió decir otra cosa.


Seiya asintió, y nuevamente los dos en el coche se dirigieron a la casa. Miho los recibió con un reproche, enojada por la repentina desaparición de los dos sin decir palabra alguna, ambos se disculparon y alegaron que fueron a dar una vuelta y a conocer un poco mas la cuidad.


 


ÞÞÞÞÞÞ



 


Los días transcurrieron con agonía, mezclado con felicidad y expectativa pues Miho estaba en termino, en cualquier momento podía venir la criatura al mundo y Jabu no lo soportaría... No por el niño, sino por el padre. Fue por eso que el Unicornio luego de jugar al fútbol con Toshi en el jardín busco a su amigo.


--¿Podemos hablar?... –Le susurró muy cerca del oído en la sala.


--Ahora no... —Seiya interpretó sus intenciones –Esta Miho dando vueltas...


--Vamos a caminar... –Propuso el rubio con una cara que imploraba dialogar.


--Mejor vamos a tu cuarto... –Luego de ver la sonrisa morbosa de Jabu, el Pegasus acoto rápidamente –Pero no haremos nada mas que hablar...


En el cuarto de herramientas los amantes podían escuchar a Toshi jugando en el jardín con la pelota. Jabu antes de comenzar a hablar estrechó entre sus brazos a su hombre y besó sus labios.


--Jabu por favor... Solo hablemos... Toshi esta...


--Lo se... –Interrumpió el Unicornio dolido, siempre era Toshi, siempre era Miki, siempre era Miho... ¡Dioses!... Y supo que no podía reprocharle por eso.


--Te amo Seiya... Y se que no estoy en condiciones de exigirte nada... He desaparecido por diez años y no espero que vengas corriendo a mis brazos... Se cual es mi lugar en tu vida...


--Espero sepas comprenderme... Mis hijos están primeros... –El morocho bajó su vista apesadumbrado.


--Por eso se que no puedo exigirte nada... Pero tu tampoco puedes exigirme...


--Jabu no... –Seiya levantó su vista dando a descubrir una lagrimas caprichosas que no le hicieron caso, comprendió lo que su amigo estaba tratando de decirle –Por favor, no te vayas... No desaparezcas por completo de mi vida...


--Me duele estar a tu lado y no tenerte... –Argumentó el rubio con un desgarro de voz –No me pidas imposibles... Además, pronto vendrá tu niño, y estarás ocupado con un bebé.


Un breve silencio y el dolor, como siempre acechando, la angustia en el corazón y las lagrimas en sus ojos. Una tenue voz a lo lejos se escuchó llamando al Pegasus con insistencia.


--Ve Seiya, te llama tu mujer... –Dijo Jabu exhalando el aire de sus pulmones.


Antes de partir, el morocho volvió sus pasos y tomando entre sus manos el rostro del Unicornio besó sus labios:


--Te amo Jabu... Te amo con locura y nunca dejare de hacerlo...


--Yo también Seiya... Te amo... –Aseguró el rubio estrechando su cuerpo para sentir una vez más su calor.


Ahora las lagrimas fueron nítidas, se deslizaron por las mejillas de aquellos hombres, demostrando una vez mas que los hombres sí lloran.


De nuevo el llamado de Miho y Seiya se alejó secándose sus lagrimas... ¿Por qué las lagrimas de los dos? Quizás porque en su interior supieron que aquello fue un "Adiós", o por lo menos ese beso tuvo sabor a despedida.


Jabu se dejó caer en la cama abatido, necesitaba pensar en una solución... ¿Qué podía hacer? ¿Qué debía hacer?.


 


ÞÞÞÞÞÞ



 


El acto de fin de año donde la pequeña Miki actuaba llego con extraña rapidez. Seiya intentó estar feliz por ver a su niña actuando pero el ambiente estaba tenso y cargado de dolor. Jabu se la paso esos días un poco alejado de la familia, a la expectativa como todos, pues Miho podía dar a luz en cualquier momento, por eso tomaron las precauciones necesarias llevando consigo al acto todo lo necesario. La familia salió primero, el Unicornio alego que iría mas tarde, antes tenia algo que hacer.


Ya en el colegio, con Miki lista para salir en escena, el acto comenzó, el Pegasus estaba en parte radiante de felicidad, pero esa sonrisa de orgullo cambió a una de tristeza cuando sus ojos se encontraron con los del rubio. Jabu llegó y saludo a la orgullosa madre, y cuando guió su mirada al escenario Miki extendió su pequeña mano para saludarlo emocionada por verlo ahí ¡Había ido como prometió!... Luego saludó a Toshi y comenzó a acercarse lentamente al Pegasus.


El Unicornio se detuvo a escasos metros, tomando una distancia prudencial para no perder la cordura y besarlo furtivamente frente a la mirada de todos los padres y de las familias. Una tenue sonrisa del morocho que fue correspondida por el rubio... Una sonrisa extraña, mezcla de tristeza e infinito amor... Un amor secreto y prohibido por los caprichos de la vida y de la sociedad.


Jabu se quedó de pie allí, sin poder mover un solo músculo, sin poder caminar hacia él... Quiso quedarse con esa imagen de Seiya, vestido exactamente igual que aquella vez cuando llegó a Kanagawa: Con un pantalón negro de vestir y una camisa blanca, echo todo un hombre, un padre de familia.


El Pegasus desvió un instante su mirada para concentrarse en la actuación de su pequeña, y cuando volvió la vista para encontrarse con el Unicornio, no lo vio, lo buscó con la mirada por todo el salón y no lo encontró. Una desesperación inundó el corazón del morocho, el temor a perderlo nuevamente, en su interior lo supo... Se habían perdido nuevamente, como hacia diez años atrás.


Luego del acto la familia volvió al hogar, Seiya fue manejando todo el trayecto en silencio con la angustia en su pecho, llegó con un extraño presentimiento y lo primero que hizo fue ir al cuarto de herramientas... Sobre la cama perfectamente tendida un sobre que llevaba su nombre, las pertenencias, las pocas pertenencias del rubio ya no estaban. Tomó el sobre y lo guardó rápidamente cuando sintió que su mujer se acercaba:


--Amor... Mira... Encontré esta nota... –Dijo Miho un poco sorprendida extendiendo el papel –Jabu se marchó... Que pena... Yo quería que estuviese para el nacimiento del bebé...


El Pegasus ignorando por completo a su mujer, leyó la minúscula nota:


 


"Familia Kido:


 


No cabe en una vida mi gratitud por su hospitalidad... Fue bueno verlos después de tanto tiempo... Tiene unos niños maravillosos y les deseo la felicidad eterna. Lamento ser descortés y no despedirme personalmente como corresponde, pero me surgió algo a ultimo momento. También lamento mucho no estar para el nacimiento de la criatura, por cierto ¿Ya pensaron en un nombre?. Espero que la vida nos vuelva a cruzar...


 


Unicornio no Jabu


(Jabu del Unicornio)"


 


Reteniendo la angustia frente a Miho, el morocho alegó que iría a bañarse. Ya en el baño, luego de haberse quitado la ropa y de haber cargado la bañera con agua tibia, se metió en ella con la carta en la mano... La abrió con nerviosismo y la leyó:


 


"Seiya":


 


Se cual es mi lugar en tu vida, y lo acepto... Quizás no pueda comprenderte del todo por el simple y no tan simple echo de que yo no tengo a nadie en el mundo, ahora que te he visto después de tanto tiempo reconozco que en vez de haber perdido el tiempo tuve que haber echo como tu y tener mi familia. Pero creo que el tiempo no lo desperdicie del todo, al final te encontré aunque ya fue demasiado tarde.


Sé que estoy siendo muy cobarde, pero tu también... Y eso en el Santo del Pegasus me sorprende... Tu nunca has sido cobarde... Podrás ser obstinado, caprichoso, infantil, torpe... Pero nunca cobarde, lo sé... Tus hijos están primeros y no te lo reprocho, yo actuaría con la misma lógica... Pero lo tuyo pasa por cobardía, por temor a perderlo todo, y tu nunca le has tenido miedo a nada, ni a los mismos Dioses. Será quizás por eso que me enamore de ti con locura.


No sé si esto es realmente una despedida, quiero creer que no... Yo solo necesito alejarme un tiempo de ti y de tu hermosa familia... Quizás mas adelante volvamos a vernos, con mas años encima y menos prejuicios.


Se me hace muy difícil escribirte esto sabiendo que es una carta de despedida, me cuesta expresar lo que ahora siento... Y no digas que es un amor adolescente porque, tal vez si, te amo como un pendejo y actúo como tal, pero soy adulto y tengo bien en claro lo que siento y lo que quiero, mas no puedo tenerlo...


En pocas palabras, te amo... Y te amare por siempre... No quiero que esta carta te amargue, se feliz... Tu te lo mereces, todos nos lo merecemos después de lo que hemos sufrido en nuestra infancia... Y has felices a tus hijos, dales el padre que nunca pudimos tener, la familia que nunca pudimos disfrutar.


 


Adiós... Tu amigo y amante Jabu"


 


Unas lagrimas amargas cayeron sobre la hoja destiñendo la tinta... Nuevamente Jabu se había ido de su vida, pero esta vez por su culpa... Supo que la única forma de volver a verlo era ir en su búsqueda, pero no podía, no en ese momento tan crucial, Miho daría pronto a luz.


 


ÞÞÞÞÞÞ



 


Mientras un rubio desaliñado con un bolso sobre su hombre se alejaba rápidamente por las calles de una ciudad desconocida en plena noche y sin rumbo fijo... En la sala de un hospital una criatura llegaba a la Tierra.


Jabu sin saber bien que hacer de su vida, errante como siempre aceptó el único lazo que aun lo vinculaba con Seiya, y se encamino a Grecia para ocupar su cargo como Santo Dorado de Escorpio, quizás Milo lo aceptase como escudero o discípulo, hasta que llegase el día en que dejase dicho cargo.


El Pegasus en la sala de parto no supo si lloraba por tristeza al verse sin su Unicornio, o por alegría al ver el pequeño rostro de su hijo recién nacido, tal vez por ambos motivos. Casualmente Miho había propuesto un nombre que el morocho aceptó con duda, pues no estaba seguro de llamar a su hijo con el mismo nombre de la persona que amaba, eso era cruel... Pero en fin, el pequeño Jabu dormía plácidamente en los brazos potentes y seguros de un guerrero como lo era su padre... A Seiya poco a poco se le hizo cálido llamar a su hijo con aquel nombre... Era una manera de mantener el recuerdo de su primer y único amor.


Esa sensación en sus corazones y esa pregunta en sus labios: Al final ¿Todo esta perdido? ¿O no?


 


±±± FIN ±±±


 


*Nota: En esta ocasión no fue una canción, sino un poema de Miguel Hernandez, poeta argentino, el único que le hace competencia a Hermann Hesse. En particular este poema es mi favorito, por lo desgarrador que es:


 


Me sobra el corazón



 


Hoy estoy sin saber y no sé cómohoy estoy para penas solamente, hoy no tengo amistad, hoy sólo tengo ansias de arrancarme de cuajo el corazón y ponerlo debajo de un zapato.


Hoy reverdece aquella espina seca, hoy es día de llantos en mi reino, hoy descarga en mi pecho el desaliento plomo desalentado.


No puedo con mi estrella, y me busco la muerte por las manos mirando con cariño las navajas, y recuerdo aquel hacha compañera, y pienso en los más altos campanarios para un salto mortal serenamente.


Si no fuera ¿por qué?... no sé por qué, mi corazón escribiría una postrera carta, una carta que llevo ahí metida, haría un tintero de mi corazón, una fuente de sílabas, de adioses y regalos, y ahí te quedas, al mundo le diría.


Yo nací en mala luna. Tengo la pena de una sola pena que vale más que toda la alegría.


Un amor me ha dejado con los brazos caídos y no puedo tenderlos hacia más. ¿No veis mi boca qué desengañada, que inconformes mis ojos? Cuanto más me contemplo más me aflijo: cortar este dolor ¿con qué tijeras?


Ayer, mañana, hoy padeciendo por todo mi corazón, pecera melancólica, penal de ruiseñores moribundos.


Me sobra el corazón.



Hoy descorazonarme, yo el más descorazonado de los hombres, y por el más, también el más amargo.


No sé por qué, no sé por qué ni cómo me perdono la vida cada día.


 


÷÷÷÷÷÷



 


Bueno "my" o "mika" perdón por no dedicarte algo mejor para ti, prometo que cuando haga algo más digno de tus ojos te lo dedicare, pero creo que ese día no llegara nunca, ya que no soy capaz de hacer algo "inteligente" n_n.


 


Que cruel ponerle Jabu al bebé recién nacido ¿No? 0_0... Gente, comentarios por favor, que han sucedido varias cosas en mi vida y los necesito, tengo ganas de tirar la toalla y retirarme por completo.


 


Nos vemos en la continuación de "En las garras..." a ver que pasa con Ikki y Kanon: Sorpresa no tan sorpresa viniendo de mí... Jajajaja... Soy capaz de hacer cualquier cosa.


 


Rosas: http://miarroba.com/foros/ver.php?id=856757


 


18/11/2005 05:08 p.m. (Falta poco para el cumpleaños de Aioros el 30/11 y el 1/12 de mi ponny lindo: Seiya XD... ¡Hay que agasajarlos con muchos fics y muchos Lemon´s)


 


Argentina, Buenos Aires de mi corazón, nunca te voy a olvidar *_*... "Mi Buenos Aires querida, cuando yo te vuelva a ver, no habrá mas penas ni olvidos..." Dice un famoso tango.


 


Exclamaciondeathena@hotmail.com



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