Sorpresas
Prólogo
Prólogo
El correo había llegado al Thousand Sunny durante el desayuno. Además del periódico, había un paquete para Nami y una carta para Luffy. Se había vuelto medianamente común que alguno de los miembros de la tripulación recibiera cartas, Usopp y Kaya se mantenían en contacto por vía postal, así como Sanji y sus antiguos compañeros en el Baratie. La tripulación también sabía que Nami mantenía su vínculo con Vivi, pero nadie sabía de donde provenían las cartas para Luffy. Siempre que llegaba alguna, el capitán se retiraba a leerlas en soledad y cualquier curioso acababa sufriendo una buena contusión cerebral. Tampoco sabían si esas cartas eran respondidas, nunca nadie lo vio haciéndolo. Sólo dos personas eran plenamente conscientes de la procedencia de dichas misivas, al principio reaccionaron con sorpresa, pero luego terminaron entendiendo y respetando la privacidad de su capitán.
-~Nami-swan~- dijo Sanji, acercándose al lugar donde se encontraba la navegante, con una bandeja en sus manos -aquí tienes un aperitivo antes del almuerzo- terminó por comentar mientras dejaba la bebida en la mesa.
-Ahora no, Sanji…- contestó la pelinaranja en forma desganada, con un dejo de tristeza en su voz.
-Eh… ¿sucede algo?- preguntó el cocinero preocupado por la reacción de su compañera
-Sabes… ¿me podría preparar dos medidas de sake?- miró al rubio suplicante, sabiendo lo tacaño que se ponía con la bebida
-Claro...- respondió Sanji, y se fue a preparar el pedido de Nami, algo confuso.
Escucho a alguien acercarse a donde se encontraba, reconoció sus pasos, y se levantó de su lugar, girándose para verla. Sus ojos se encontraron y ambos podían comprender perfectamente al otro, esa mezcla de tristeza, melancolía, junto con alegría y determinación. Pudo ver que llevaba con ella una bandeja, con dos medidas de sake y un artefacto por demás conocido.
-Es tu decisión, Luffy…- susurró Nami, al detenerse frente a su capitán.
El moreno tomó uno de los vasos, haciendo que su navegante tome el otro por instinto.
-¡Por Vivi!- dijeron ambos, a la vez que chocaban sus vasos y bebían sus tragos.
-¡A toda vela!- gritó Luffy, sonriendo -No te perdonaré si llegamos tarde, Nami
-Por supuesto, capitán- contestó riendo la pelinaranja. Mientras corría dando órdenes a los demás, para cambiar el curso del barco.
Y así, los Piratas del Sombrero de Paja, se embarcarían en una nueva aventura, que llevará a ciertos integrantes a reflexionar y aclarar sus sentimientos, descubriendo que las apariencias realmente engañan demasiado.
Mientras el Thousand Sunny tomaba su nuevo rumbo, Monkey D. Luffy, soltaba la carta que tenía entre sus manos, recordando sus palabras nuevamente con una sonrisa en su rostro.
“Luffy-kun,
Lamento la demora en responder a tu última carta. Espero que no haya sucedido nada grave.
La verdad es que también lamento tener que daros esta noticia, pero mi padre ha fallecido. Han sido días muy dolorosos para mí, que he podido sobrellevar gracias al valor y la determinación que vosotros me habéis enseñado.
No sé en medio de qué aventuras os encontrará esta carta, y tampoco es mi intención desviarlos de su viaje. Además soy consciente de que les he pedido muchos favores… pero… me haría muy feliz que estuvieran presentes durante mi coronación, la semana entrante.
Por favor, tomadlo como una invitación formal, seréis recibidos como corresponde, ya que las últimas órdenes de mi padre han sido revelar la verdad sobre la derrota de Crocodile. Os envío una Eternal Pose, por favor, atended el llamado de vuestra nakama, Nefertari Vivi.”