Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Algo en esta mediocre existencia vale la pena? por Aphrodita

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

¿Algo en esta mediocre existencia vale la pena?


Aphrodita


Ikki le dio otro sorbo a ese vaso que había sido su mejor compañero en esos últimos días, la bebida caliente traspaso su garganta quemándolo, deleitándolo... Dioses, hasta una simple bebida como el vodka le recordaba a ese ruso malnacido. Camino hasta la ventana para ver la negra noche, tan negra como su alma, como su corazón. ¿Y el que había hecho para llegar a eso? Existir, esa patética existencia que siempre llevo sobre sus hombros. ¿Y que culpa tuvo y tenia su otouto? Ninguna, sin dudas, por eso el Phoenix se comporto de la mejor manera, alejándose de él para no lastimarlo... Alejándose de todo y de todos... Al fin de cuentas siempre estuvo solo, el problema era que esa soledad ahora pesaba como la misma muerte.
Se sintió mareado, con sus fuerzas disminuidas, por eso el peliazul busco sentarse, y lo más cercano que encontró fue el mismo piso de esa fría habitación, tan fría como el alma de Hyoga. Y esa pena en el pecho de Ikki, que lo desgarraba por verse solo y sin nada mas que un puñado de recuerdos inocuos sobre un vano amor de primavera... En su corazón era invierno. Y los amigos, no son mas que eso: Amigos ¿Qué pueden saber del amor? ¿Qué pueden saber de la pena? No, no necesitaba las palabras de consuelo de ellos ni su lastima, lo mejor era desaparecer, desaparecer por siempre de ese mundo al que el no le debía nada, pero le debía todo a él.
Y el corazón ¿Qué es? Un órgano que palpita, un órgano que tiene vida... Para el Phoenix no era mas que eso, pues su corazón lo había dejado en esa habitación aquella tarde, su corazón lo había arrojado a los pies del Cisne.
Y de nuevo ese viejo sentimiento, ese viejo amigo que siempre acompaño al peliazul: El odio... No supo si sentirse feliz por encontrarse de nuevo con ese viejo “amigo” o más desdichado por ver que nunca había cambiado, que no dejo ni dejaba de ser el mismo Ikki que había muerto en la Isla Muerte y renacido luego con el odio como compañero en su camino. No, nuevamente en esa fría habitación, en compañía del alcohol comprobó que no dejó de ser ese Phoenix, pues el odio volvía a acosarlo con la misma intensidad que en antaño.
Sus ojos no lloraban, era su alma la que derramaba lagrimas de odio y amor... Tan contradictorio como real.
El único error que cometió el peliazul fue nacer, vivir en una época equivocada y cruzarse con las personas equivocadas... Nunca tuvo que haber visto esos luceros celestes de aquel rubio, nunca.
¿Y de que sirve la vida? ¿Y de que sirve la muerte? Vivir esa patética existencia, ser alguien que no es, ser alguien quien ni el mismo se agrada... Ser... Ser un humano mas caminando entre humanos, un alma errante, sin rumbo fijo, eterno vagabundo de la vida.
¿Cómo llego a ese estado? ¿Por qué se dejo vencer de aquella forma? Su otouto era mucho mas fuerte de lo que aparentaba, por lo menos en actos Shun podía lastimar verdaderamente. Pero ¿Qué culpa tuvo Andrómeda de enamorarse? Aquí el único culpable es ese sentimiento llamado Amor que hace de nosotros lo que se le viene en gana, juega a su antojo con nosotros como si fuéramos títeres en una patética función otorgada a los Dioses.
¿Y de que le servia a Ikki expresar en ese momento lo que sentía o pensaba? Ya nada tuvo sentido cuando se encontró con esa escena.
Afuera era aun de noche, mas para el Phoenix siempre era de noche... ¡Cómo duele a veces el amor! “Una pena vale mas que todas las alegrías” ¿Cuántas veces su otouto le arranco una sonrisa? Shun era el único que podía conseguir esas sonrisas tan enigmáticas del peliazul, y así como conseguía su sonrisa, esa tarde consiguió su llanto, casi con la misma facilidad e intensidad.
Amó, amaba y amaría a ese ruso con locura hasta el final de sus días... Quien dice, quizás ese es su ultimo día... Pero no, Shun no tenía la culpa, no podía hacerlo sufrir de aquella manera... Si, a pesar de lo que Andrómeda había hecho sufrir a su niisan con aquel desliz, Ikki no quiso devolverle el daño.
El peliazul observo su lamentable presencia... Sin duda daba lastima, y odiaba dar lastima... Se odio a su mismo por mostrar esa faceta suya... Dioses, estaba solo en esa habitación, solo como había decidido estar... Pero aun así no le gusto verse tan desbastado. ¿Pero como evitarlo? ¿Cómo evitar ese dolor que lo carcomía por dentro? ¡Por Zeus! ¡Si fuera tan fácil, ya lo hubiese hecho!.
Y pasarían los días, como habían pasado desde ese fatídico día en el que encontró a su otouto en la cama teniendo sexo con su rubio... Pasarían sin mas, ignorando que un Ikki moría dando paso a otro, uno más sombrío, más cruel y despiadado... Mas herido y mas destruido.
Y ese corazón que palpitaba anunciando que estaba con vida, quería detenerlo con sus propias manos para acabar con ese dolor. Que amargo, frío, inerte, se había vuelto el colérico Phoenix... ¿Había algo por hacer? No, nada... De nuevo las palabras del ruso en su cabeza, golpeando fuertemente:

“Lo siento Ikki... No quise engañarte... No sé que me pasa con Shun... Creo que lo amo”

Nada ni nadie podía salvarlo de aquella patética existencia y mediocridad... ¿Nadie?... El Phoenix se puso de pie y trastabillando llegó a la botella, su única compañera en esa fría habitación... Tan fría como el alma del ruso.


Fin... Gracias por leer.

Hecho hace dos o tres dias atras...

Quizás lo continúe en otro fic...

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).