Capitulo 1: La “maravillosa” idea de Dumbledore.
Era un día normal en el colegio Hogwarts de magia y hechicería, todos los alumnos se encontraban en el gran comedor desayunando, se sentía un aire de alegría en el colegio, en dos días seria San Valentín y todas (o casi todas) las chicas de Hogwarts estaban emocionadas porque llegara el día, los chicos por otro lado estaban felices porque corría el rumor de que el director pensaba cancelar las clases ese día.
En todas las mesas se escuchaba el alboroto de las conversaciones, especialmente en la mesa de Gryffindor donde cuatro jóvenes conocidos como los merodeadores mantenían una muy interesante conversación.
- Moony ¿ya nos dirás quien es esa persona con la que te has estado viendo? – pregunto un joven de cabello negro alborotado y ojos avellana a un castaño que estaba sentado a su lado.
- No sé de que hablas Prongs, yo no me he estado viendo con nadie. – contesto con un ligero rubor en sus mejillas.
- Vamos Moony, no somos tontos. Hace semanas que siempre a la misma hora dices que vas a la biblioteca y siempre te llevas el mapa. – le dijo otro joven pelinegro con el cabello hasta los hombros y ojos grises.
- No tiene nada de raro que vaya a la biblioteca y me llevo el mapa para evitar que hagan alguna broma. – el joven castaño que tenía los ojos color miel se veía nervioso.
- Entonces ¿Por qué siempre que te vamos a buscar a la biblioteca nunca te encontramos? – pregunto el tal Prongs mejor conocido como James Potter.
- Bueno eso es porque… - el ojimiel trataba de buscar una buena excusa cuando el director se levanto de su asiento llamando la atención de todos, salvándolo de seguir contestando las preguntas de sus amigos.
- Queridos alumnos tengo un anuncio muy especial que hacerles. Como todos ya saben el próximo viernes será San Valentín y he tenido la idea de hacer una pequeña actividad. – todos los alumnos miraban al director preguntándose qué locura se la abría ocurrido. – He decidido que ya que ha habido algunos enfrentamientos entre ustedes. – miro a la mesa de Gryffindor y a la mesa de Slytherin. – Para eliminar esas rencillas haremos una especie de cita a ciegas. – ahora si Dumbledore se volvió completamente loco. Ese era el pensamiento de todos, estudiantes y profesores al escuchar la idea del director. – Cada estudiante sacara un papel de esta caja. – señalo una caja dorada a la que nadie le había puesto atención hasta ese momento. – Con la persona que les toque tendrán que pasar todo el día, y todos los estudiantes tienen que participar en esta actividad, sin excepciones. – termino con su habitual sonrisa mientras todos en el gran comedor trataban de asimilar lo que acaba de decir.
Pasaron cinco minutos de tenso silencio, nadie hablaba, todos estaban muy asombrados con esa loca idea que se le había ocurrido a Dumbledore. Cuando empezaron a recuperarse de la impresión se escucharon quejas sobre la dichosa actividad que tendrían que hacer, todas las mesas estaban quejándose, especialmente la de Slytherin.
- Ahora si ese viejo de Dumbledore perdió la razón, deberían de internarlo en San Mungo. – murmuraba un rubio platino de ojos grises.
- No sé de qué te sorprender Lucius, ya sabíamos que el director estaba loco. – le dijo otro joven que estaba sentado a su lado, tenía el cabello negro y ojos grises.
- Si sabíamos que estaba loco Regulus, pero esta tontería que se le ocurrió es el colmo. – exclamo muy molesto el rubio.
- Lo que en verdad te molesta es que con esta actividad que se le ocurrió a Dumbledore no podrás pasar ese día como querías. – le dijo burlón Regulus haciendo que el rubio lo mirara enojado. Al ver que el rubio ahora lo ignoraba por lo que le había dicho volteo a ver a un joven azabache que estaba mirando a la mesa de Gryffindor. – Si lo sigues mirando así todos se darán cuenta. – murmuro muy cerca de su oído sobresaltando al azabache.
- No sé de que hablas Regulus. – murmuro regresando a verlo.
- No entiendo porque se empeñan en negar las cosas cuando son tan obvios. – el azabache prefirió ya no decir nada y siguió desayunando.
- ¿Están listos para saber quiénes serán sus citas? – pregunto Dumbledore sonriendo.