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Cortinas azules por venus

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Notas del capitulo:

Intento de ''humor''

Yongguk nunca había tenido una gran relación con su hermano menor. Desde que eran muy pequeños, siempre había existido esa competencia por la cual acababan peleando y haciéndose daño el uno al otro. Sin embargo, ajenos a esa competencia y a su mala relación, siempre estaban esos momentos en los que Yongguk sacaba su lado protector de hermano mayor y defendía al menor ante todo, o en los que lloraba porque se sentía verdaderamente orgulloso de él. Era una relación amor-odio, aunque con más odio que amor.

Pero, a pesar de que no se llevaran lo suficientemente bien como para estar siempre en contacto y comportarse como verdaderos hermanos de sangre, Yongguk estaba allí, puntual, en la mansión en la que se iba a celebrar la grandiosa boda de su hermano menor, sintiéndose el hermano mayor más orgulloso y afortunado del mundo.

-Me alegra un montón de que estés aquí, hermano, en mi gran día -dijo el rubio teñido con una gran sonrisa, palmeándole el hombro.

-Si vamos a mentir, entonces, Daehyun, yo también me alegro un montón de haber venido -Yongguk le agarró la mano y se la apretó con fuerza, cariñosamente, a la vez que ambos reían con sinceridad.

-En realidad lo único bueno de que hayas venido es que tendremos un regalo de bodas de más -Daehyun sonrió de lado, demostrando su actitud altanera que había aprendido de su propio hermano- Aunque, lo malo será que las bebidas del bar serán consumidas antes de que empiece la ceremonia.

-Déjate de gilipolleces y preséntame ya al afortunado, o, perdón, al no afortunado -el moreno le dio una colleja, sin fuerza, pero a la que el menor respondió con una mirada que si pudiera, mataría.

-Este es Yoo Youngjae -dijo una vez llegaron hacia dónde un chico no muy alto y de cabellos largos azabache se encontraba hablando con una señora.

-Vaya, pero si es guapo y todo -Yongguk sonrió encantadoramente y le besó las mejillas al futuro novio- ¿Por qué estás con mi hermano? No te llega ni a la suela de los zapatos -le guiñó el ojo, a la vez que una sonrisa pícara se dibujaba en su rostro.

-Pues anda que a ti... -intervino Daehyun, rodando los ojos.

-Sabes que soy el hermano más guapo -el moreno le revolvió el rubio cabello a Daehyun, despeinándolo y causando que este le diera un puñetazo en el pecho.

-Encantado de conocerte, Yongguk -habló Youngjae, sonriendo felizmente y riendo ante la actitud divertida de los hermanos- Daehyunnie me ha hablado mucho de ti, deseaba con ansias que llegara el momento de conocerte.

-Joder, que palabras más bonitas, me han llegado al alma, de verdad -bromeó Yongguk, pasando sus musculosos brazos por los respectivos hombros de Youngjae y Daehyun- Quiero deciros un secreto.

-Entonces ya no sería secreto -sonrió el prometido y futuro marido de su hermano menor.

-¡Pero si es inteligente incluso! -carcajeó el moreno, divertido- Si piensan tener un hijo por madre de alquiler, voto por que utilicen el esperma de Youngjae.

-Cállate ya y déjate de estupideces Yongguk -bufó Daehyun, volviendo a rodar los ojos, molesto.

-Vale, vale. Solo quería hablar sobre el regalo que me he molestado en buscar y comprar -hizo una pausa para reír divertido- Espero que lo usen esta noche, les va a ser muy útil -y después de palmearle los hombros a los futuros novios, se alejó hacia el bar.

Se sentó en uno de los taburetes de la barra, y después de pedir un whisky doble con hielo, el camarero se lo sirvió y comenzó a beber, lentamente, sorbo por sorbo. La competencia que tenía con su hermano menor había nacido por los celos. Desde que Daehyun nació, todo el amor y el cariño de sus padres fue dirigido hacia él, dejando a Yongguk completamente abandonado. Al principio lo entendía, pues Daehyun era un bebé y necesitaba demasiada atención. Sin embargo, pasaron los años, y el menor pasó a ser el hijo perfecto, y el mayor, el hijo olvidado.

Sus padres estaban orgullosos de las buenas notas de Daehyun, pero no lo estaban de las mediocres de Yongguk. Sus padres estaban orgullosos de que Daehyun estudiara medicina en la universidad, pero no lo estaban de que Yongguk ya fuera un importante productor discográfico de la empresa de entretenimiento más importante de Corea. Sus padres estaban orgullosos de que Daehyun fuera a casarse con una gran persona, pero no lo estaban de que Yongguk estuviera soltero y viviera su propia vida sin depender de nadie ni verse limitado.

Con el paso del tiempo, a Yongguk le dejó de importar lo que sus padres pensaran, y se dedicó a vivir su vida tal y como le daba la gana, sin verse restringido por las opiniones de sus progenitores. Y estaba orgulloso de absolutamente todo lo que había conseguido por sí mismo y de todo lo que era.

-Veo que se te ha acabado el repuesto de tu motor -habló una pícara voz a su lado, interrumpiendo sus pensamientos.

Yongguk sonrió al pensar en que no era el único que hacía patéticas metáforas. Levantó la cabeza de su copa vacía y dirigió la vista hacia un delgado hombre que se hallaba sentado a dos taburetes de distancia. Tenía una pierna sobre la otra, adoptando una sensual postura femenina. Su mano derecha agarraba un Martini adornado con una húmeda aceituna, y su mano izquierda, un cigarro recién encendido. Mientras, sus rasgados ojos miraban felina y peligrosamente a Yongguk, quien no paraba de sonreír de lado, arrogante.

-Veo que una princesita se siente sola -respondió, engreído, a la vez que se pasaba al asiento que se encontraba junto al del chico.

-Tal vez.

Alzó su mano derecha para acercar la copa que esta agarraba hacia su irresistible boca, sin apartar sus seductores y felinos ojos de los profundos y libidinosos de Yongguk . Relamió sus labios con sensualidad antes de pegar el cristal al inferior, elevar ligeramente la copa y tomar de un largo trago toda bebida. Al dejar el vaso, ahora vacío, sobre la barra, su húmeda lengua volvió a relamer sus carnosos labios lentamente, recogiendo el sabor de la bebida, para luego alzar la mano izquierda, llevar el cigarro a sus labios y darle una profunda calada que llenara sus oxidados pulmones.

-Cuidado, guapo -dijo el moreno mordiéndose el labio para intentar contener el deseo- Se te puede secar esa dulce boquita si sigues fumado.

-Bueno, tal vez puedas ayudarme a volver a mojarla -respondió, sonriendo de manera provocativa mientras expulsaba el humo del cigarro con altanería.

-Se me ocurren muchas maneras de humedecerla -sin vergüenza y con toda la confianza del mundo, Yongguk levantó la mano, y con el pulgar, acarició esos irresistibles y carnosos labios que se le antojaban en demasía.

-Puedes probar todas esas maneras, tal vez no me baste solo con una -peligrosamente, el muchacho sacó la lengua para lamer el pulgar del moreno, que seguía acariciando sus labios- Tengo la boca muy, muy, muy seca -murmuró con tono seductor.

-Eso tendré que comprobarlo -dijo Yongguk, acercándose lentamente hacia el rostro del contrario, dispuesto a humedecer con gusto su boca.

-Yongguk, ¿no crees que es demasiado temprano para esas cosas?

Antes de estampar sus labios sobre los del muchacho, desvió la mirada hacia el lado contrario a dónde la barra estaba, encontrándose con su hermano menor, cruzado de brazos y con una mirada divertida. Daehyun sonrió altanero, victorioso, orgulloso de haber interrumpido las penosas técnicas de seducción de su hermano mayor.

-Que oportuno, Daehyun -articuló Yongguk sarcástico, separándose del chico- Solo mantenía una seria conversación con... -miró al otro, con una ceja alzada, interrogativo.

-Himchan -sonrió seductor, esta vez hacia Daehyun- Kim Himchan -dijo, y volvió a tomar una calada del pitillo con la misma sensualidad con la que realizaba cada movimiento.

-Sí, conversación -Daehyun soltó una carcajada, divertido- ¿Para qué hablar con palabras, cuando con lenguas es mejor?

-Bien que lo sabes, Daehyun -intervino Himchan, apagando el cigarro y levantándose- ¿Verdad? -y tras guiñarle el ojo al hermano menor de Yongguk, se alejó contoneando las caderas de manera sensual, provocando que los profundos y desesperados ojos del moreno se fijaran en su redondo culo.

-Deja descansar por una vez a tu cerebro inferior y ven a saludar a papá, a mamá y a los abuelos -Daehyun le dio una cachetada sin fuerza, de broma.

-¿Quién es? -pregunto el moreno mientras se levantaba y seguía a su hermano, que se dirigía a la parte en la que el resto de su familia estaba.

-Es el primo de Youngjae, y mi ex novio -respondió con indiferencia.

-Wuooooooh, pero que movidito te me has hecho Daehyunnie -bromeó Yongguk, riendo escandalosamente.

-Eso era antes, idiota -sonrió el menor.

Después de saludar y hablar con su familia, aunque más con sus abuelos que con sus padres, pues, ese rencor hacia ellos todavía permanecía en lo más hondo de su ser; Yongguk regresó al pequeño bar con la esperanza de reencontrarse con Himchan. Sin embargo, no fue así.

A Yongguk no le gustaban las relaciones serias. Pensaba que eso significaba atarse a la otra persona, depender de ella, y, lo que más detestaba, tener límites para hacer las cosas que le gustaba. Y por eso, nunca había tenido una pareja estable, aparte de que no había encontrado a nadie por el que valiera la pena someterse a una relación.

Él prefería, a pesar de ya ser algo mayorcito para ello, salir de fiesta y de bares con sus amigos, beber hasta no ser consciente de sus actos, bailar sin parar y dándolo todo, y seducir a alguna muchacha fácil o a algún chico bonito con quien pasar la noche. Y no hablando, precisamente. Esa era su vida, y no se avergonzaba. Mientras fuera feliz, aunque a su manera, no cambiaría.

Faltaban quince minutos para que la ceremonia comenzara, y las personas ya comenzaban a tomar asiento en el enorme salón de la mansión en la que la boda se iba a celebrar. La mayoría de la gente era desconocida para Yongguk, pero aún así, le saludaba con una gran sonrisa como si se conocieran de toda la vida. Yongguk permanecía apoyado en la puerta abierta de la entrada de la casa, admirando cada detalle de la decoración, y también, aunque no le gustara reconocerlo, buscando con la mirada a aquel muchacho del bar.

-Aún tengo la boca seca, y mucho más que antes -la musical voz de Himchan sonó detrás de él, e, inmediatamente, el moreno se giró hasta encontrarse con el otro frente a frente.

-No te preocupes -Yongguk sonrió con lascivia mientras le acariciaba la delgada mejilla al más bajo- Ahora mismo te la voy a humedecer como nunca antes alguien te lo había hecho.

Antes de que pudiera reaccionar, Yongguk estampó sus gruesos labios contra los carnosos de Himchan, los cuales comenzaron a moverse con sensualidad e intensidad sobre los suyos. Las grandes manos del moreno agarraron con posesividad las delgadas caderas del más bajo, atrayéndolo hacia él y pegando ambos cuerpos totalmente. En lo que Himchan se abrazaba al largo cuello del moreno y ladeaba la cabeza para profundizar más el beso, la húmeda y juguetona lengua de Yongguk se coló en su cavidad para explorarla y recorrerla con ansias y deseo.

Himchan fue el primero en separarse de la boca ajena por la falta de aire, echando la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y los labios entreabiertos de los cuales salía una agitada respiración. Yongguk aprovechó la situación y con los dientes agarró un trozo de la pálida piel del cuello ajeno, para luego succionar, lamer y terminar mordiendo. Escuchó un delicioso jadeo por parte del más bajo, y, siguiendo devorando con necesidad su pálido cuello dejando notorias marcas, agarró su apetitoso trasero y lo manoseó sin vergüenza.

-Por favor, que todos tomen asiento -comenzó a hablar una desconocida voz desde el improvisado altar, ocasionando que Yongguk detuviera sus actos pero sin separarse del cuerpo ajeno- La ceremonia comenzará en dos minutos.

La nariz del moreno recorrió el cuello de Himchan que acababa de devorar, aspirando su aroma y embriagándose de él, hasta llegar a su oreja, lamerla, y luego murmurar con voz grave y seductora sobre ella.

-¿Dónde te gustaría que terminara de humedecerte esa linda boquita, guapo? -sus manos volvieron a manosear y apretar el culo del más bajo, mientras que pegaba sus caderas contra las ajenas y las movía provocando que ambos miembros se rozaran.

-El baño que está detrás del salón es muy bonito. Tiene unas cortinas azules impresionantes, creo que voy a comprarme unas idénticas. Para la ducha de mi baño, digo.

Yongguk negó con la cabeza, sonriendo, y agarró la pequeña mano de Himchan para luego arrastrarlo hacia el baño. Una vez dentro, Yongguk acorraló al de menor estatura contra la pared, volviendo a devorarle la boca y desabrochándole los pantalones. Himchan no se quedó atrás, pues, con sus largos dedos desabotonó la camisa del moreno velozmente, se la quitó y recorrió todo su musculoso torso con éxtasis y encandilamiento, arañando con rudeza de vez en cuando.

En menos de dos minutos, ambos ya estaban completamente desnudos, con las respiraciones agitadas y con una sutil capa de sudor recorriendo sus cuerpos. Y eso que ni siquiera había empezado lo interesante.

-Dime, Himchan -habló el moreno, mientras que con una mano acariciaba el castaño cabello del aludido- ¿Te gusta chupar? -preguntó, obligando al más bajo a ponerse de rodillas en el suelo.

-¿Que sí me gusta? -Himchan soltó una dulce y musical, pero a la vez sensual carcajada- Me encanta... -dijo, relamiéndose los labios y mirándolo seductoramente.

-Pues creo que he encontrado una manera perfecta para que ya no sientas sequedad en esa boquita tan pequeña y apretada.

Después de regalarle un superficial pero brusco beso a Himchan, mientras con una mano agarraba su suave mentón y le acariciaba los hinchados y rojizos labios con el pulgar, con la otra sujetó la cabeza, para luego forzarle a abrir la boca con el pulgar y dirigir su medio endurecido miembro hacia esta. Yongguk soltó un placentero gruñido cuando sintió la calidez del interior de la boca del castaño en su miembro. Himchan no tardó en comenzar a succionar con fuerza, a la vez que comenzaba un vaivén lento con la cabeza que fue aumentando cada vez más de ritmo, hasta que, tras darle un apretón a los delicados testículos del moreno, sintió como su semen invadía su boca.

Gustoso, el castaño se separó del miembro ajeno para tragarse su esencia y relamerse los labios mientras lo miraba con deseo y ansias. Yongguk, por su parte, mantenía su mirada fija en el contrario, con sus ojos brillando de la lujuria y la satisfacción.

-¿Estás bien así, o necesitas que te moje algún otro lado más? -jadeó Yongguk, sintiendo como la húmeda lengua del castaño provocaba que su miembro se endureciera, otra vez.

-Si te soy sincero, Yongguk -articuló, poniéndose de pie para luego repartir castos besos por su pecho- Estoy mucho más seco que antes, pero seco por todos lados.

Yongguk volvió a gruñir, agarrando al más bajo por las caderas y estampándolo contra la pared, de espaldas a él. Colocó su miembro hinchado entre las nalgas de Himchan y comenzó a restregarse como un animal en celo, a la vez que mordía y besaba su espalda y su nuca dejando más marcas. Si había algo que definía a la perfección a Yongguk cuando se trataba de sexo, era la fiereza.

-Como te gusta tanto chupar... -murmuró con voz ronca sobre la piel de su espalda a la vez que acercaba tres dedos a los labios de castaño- No creo que te importe seguir chupando más, ¿no?

Escuchó una suave risa antes de sentir la misma calidez y erotismo que había sentido en su miembro en sus dedos. Himchan chupaba y succionaba como si estuviera haciendo una felación a su miembro, y el moreno solo podía seguir restregándose desesperado contra su trasero y jadear contra su espalda.

Cuando creyó que los dedos estaban lo suficientemente lubricados, se separó ligeramente de su cuerpo para dirigirlos a su entrada e introducir el primero. El interior de Himchan ardía, y al más alto se le estaba antojando más de lo normal. Después del primer dedo, introdujo el segundo, y más tarde, el tercero. Yongguk se puso de rodillas detrás de Himchan, y, tras agarrar las rojizas nalgas con fuerza  y separarlas, se dispuso a penetrar la estrecha y rosada entrada con la lengua, a un ritmo frenético. Los dulces gemidos del castaño lo embriagaban por completo, provocando que su miembro se pusiera cada vez más duro e hinchado, e, incluso, causando que por la punta se escapara el transparente líquido pre seminal.

Completamente desesperado, Yongguk se incorporó y comenzó a masturbarse con rapidez, esparciendo el líquido por todo el largo y colocando la punta en la estimulada entrada. Poco a poco y evitando hacer daño a Himchan, Yongguk se fue introduciendo en él, siendo apretado bruscamente por sus paredes internas, que ardían. El moreno acercó sus labios hacia la oreja izquierda del más bajo, mientras que sus manos, juguetonas, recorrían su pecho con caricias rudas hasta llegar a sus pezones y pellizcarlos y frotarlos con la yema de los dedos.

Himchan se estaba muriendo de placer, atrapado por su cuerpo, y eso era algo que a Yongguk le encantaba. Lo que conseguía provocar en sus amantes, lo enorgullecía. Sintiendo como el interior del castaño se tranquilizaba, Yongguk comenzó a mover sus caderas en contra, aumentando el ritmo continuamente.

-Joder, Yongguk... -gimió Himchan, apoyando la sudorosa mejilla sobre los azulejos del baño.

El aludido rodeó su estomago con su brazo para sujetarlo con fuerza y comenzó a masturbar con la mano libre el desatendido miembro de Himchan al mismo ritmo de las embestidas. Mientras, su miembro comenzaba a entrar y a salir de esa apretada entrada a un ritmo frenético, con precisas embestidas que golpeaban la próstata del castaño y que lo hacían gritar del placer. Su pelvis chocaba con brusquedad contra el trasero de Himchan, al que continuamente propinaba nalgadas dejando notorias marcas.

Yongguk hundió el rostro en la intersección entre el cuello y el hombro del de menor altura, gimiendo y gruñendo sin parar contra su piel. Estaba deseando con ansias el orgasmo, que poco a poco se iba encontrando cada vez más cerca. Himchan comenzó a mover su cuerpo en contra de las embestidas, desesperado también por correrse.

-¡Dios, Yongguk, sí! -gritaba desesperado, a la vez que gemía descontroladamente- ¡Joder, que fiera!

Un último gemido por parte de Himchan y un último gruñido por parte de Yongguk, y ambos llegaron a la vez al orgasmo. Himchan se corrió sobre la áspera mano del moreno que aprisionaba su miembro con fuerza, mientras este llenaba el interior del castaño con su caliente semen que provocó que el cuerpo ajeno se estremeciera.

Las agitadas respiraciones y los constantes jadeos por parte de ambos fueron los protagonistas de caluroso y sudoroso entorno que los envolvía. De pronto, unos suaves y temblorosos toques sonaron en la puerta. Yongguk, sin siquiera vestirse, se dirigió a la puerta, para luego abrirla y encontrar a su hermano menor con la cara roja con la furia, y detrás de ellos, la mayoría de los invitados, entre los que se encontraban su propia familia, Youngjae, y el abogado que los casaría; mirando curiosos.

-Yongguk... -gruñó Daehyun, completamente enfadado y apretando los puños de la rabia.

-Hermano, gracias por invitarme a tu gran día, me alegra un montón haber venido -dijo, mientras abrazaba a su hermano menor, sin importarle que su cuerpo estuviera desnudo y asquerosamente cubierto de sudor y semen.

-Perdonen -intervino Himchan, asomándose detrás del moreno- ¿Alguien sabe dónde puedo conseguir estas cortinas azules de ducha?


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