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Las flechas de Cupido por Arandano66

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Notas del capitulo:

Participo en mi propio desafio y no soy capaz de cumplir con los requisitos xDD

Se suponia que debia subir esto en San Valentin, pero por problemas tecnicos (?) no pude hacerlo, despues me fui olvidando y asi, hasta que llego hoy y...

Aca esta uwu

Estoy so fucking nerviosa por esto xDD 

Es un escrito 100% mio, de ahi tanta ansiedad/miedo/nervios

Siento que podria haber quedado mas dramatico y definitivamente en mi cabeza parecia mejor xDD

Pero aca esta, espero que les guste~

Se me hacia tarde. Nada fuera de lo normal. Si hubiera sido cualquier otro día, el incidente pasaría desapercibido. Pero nooooo. Tenia que ser ESE día. En unos minutos se abriría el portal y yo aun no recogía mis cosas. JR me echaría una bronca.

Todo el lugar era un hervidero de actividad y movimiento.

Esquivando a un par de jóvenes que venían volando, me dirigí a tomar mi arco. Madera de fresno, un clásico. Acaricie la delicada curva del arco, deleitándome con la suavidad de la madera pulida. Podía parecer un arma frágil, nada en comparación con la fuerte lanza de Marte, o con el poderoso tridente de Neptuno, ni que decir de los potentes rayos de Júpiter. Pero no se dejen engañar por las apariencias, este bebé era incluso temido por mismísimos los dioses.

Pero un arco no es nada sin sus flechas, y eso es, amigos, lo que hace tan peligrosa y particular a esta arma.

No usamos cualquier flecha. No. Hay algo que nos hace... especiales. Tenemos dos clases de flechas, unas con punta de oro y las otras con punta de plomo.

Las flechas con punta de oro dan amor. Un amor febril, apasionado, infantil y caprichoso. Fugaz. Pasajero. Un amor que no siempre es correspondido. El efecto de la flecha desaparece luego de un mes, y si el amor ha madurado lo suficiente, da lugar a relaciones más serias y duraderas.

A diferencia de las de oro, las flechas con punta de plomo quitan el amor. Lo sepultan bajo una capa de olvido. A menudo surge el resentimiento y la ingratitud hacia el otro. Otras veces sirve de ayuda para dejar ir y superar un amor que no pudo ser.

¿Cual de las dos es mas peligrosa? Bueno, eso lo dejo a su criterio.

Cargue mi aljaba con varias flechas y volví a tomar vuelo para encontrarme con mi grupo.

Un montón de jóvenes alados se ubicaban en circulo rodeando a otro. El líder de nuestro grupo. Perfecto, llego tarde para el discurso de JR. Y yo que no quería hacerlo enojar... bueno, al menos no tan temprano. Hehehe.

-Hoy es el día en que los humanos honran el amor. Y precisamente por eso no quiero fallas. No quiero inconvenientes, no en este día. Debemos hacerle honor a nuestro titulo.- Blah blah blah... Siempre lo mismo de todos los años. Que si “nuestro deber como representantes del amor”... Que si “debemos velar por la felicidad de los humanos”... Que si “solo debemos utilizar nuestras flechas si el resultado traerá dicha a la vida del humano en cuestión”... Que si “nuestras flechas tienen un gran poder y conllevan una gran responsabilidad y debemos usarlas con sensatez”... Que “nada de travesuras, Aron”... Que “no interfieras en la vida de las personas para tu propios intereses, Aron”... En algún punto había dejado de oírle y solo veía como movía sus labios, mientras que en mi mente me preparaba para el gran día.

¿Que tenia de diferente este día? Normalmente, el resto del año hacíamos nuestro trabajo desde aquí, lanzando las flechas desde la distancia, pero hasta que llegaran al mundo humano, demoraba algún tiempo. Hoy, el Día de San Valentín, el día del Amor, el jefe, el Cupido original, nos permitía bajar a la Tierra para hacer su voluntad, llevando amor a los corazones de los hombres.

Eso supuestamente en la teoría. En la práctica, todos sabemos que a Cupido le encantaba hacer de las suyas, haciendo y deshaciendo el amor en los otros a su antojo, para divertirse o para vengarse, cualquiera sea el caso.

Mientras me encontraba sumido en mis pensamientos, el portal se había abierto y decenas de cupidos cruzaban volando.

Sacudí mis alas y las abrí para alzar vuelo, cruzando con ellos. Parece que la diversión esta a punto de comenzar.

 

 

Llegando a la Tierra, me encontré en un parque, donde varias parejas se encontraban en su mundo, ajenos a lo que pasaba a su alrededor. De todos modos, no era como si pudieran vernos, eramos invisibles a sus ojos. Pero eso no significaba que nuestras flechas fueran menos certeras.

Me acerque, observando el entorno. Un buen cupido buscaría oportunidades en donde la flecha sirviera como un empujoncito para hacer crecer el amor que ya se encontraba ahí, veían a las personas y al potencial del amor en su corazón. Pero vamos, yo no era un buen cupido.

Tampoco era malo, simplemente jugaba bajo mis propias reglas. Me gustaba divertirme. Tal y como los humanos se entretenían mirando los enredos amorosos de personas falsas en ese aparato que llamaban televisión, yo me entretenía causando enredos amorosos y viendo los frutos de mi trabajo.

JR insistía en que lo que yo hacia era egoísta, pero yo no lo veía de ese modo. Solo era un poco de diversión sana. Si, jugaba con las emociones de las personas, pero las emociones humanas eran tan volubles. Siempre acababan. Y al momento ya estaban sintiendo algo por otra persona. No es como si lo que les hacia fuera algo irremediable.

Revoloteando por ahí, busqué mi próximo objetivo. Me fije en un chico que estaba solo, sentado en un banco. Quizás esperaba a alguien, quizás no. Como fuera, seria divertidisimo hacerlo enamorarse de alguien con pareja. Si, lo típico, pero eso no quiere decir que no diera resultado.

Me pregunto si este chico será de los que se meten e interfieren en la pareja, o si sera de los que se resignan y sufren en silencio por un amor que no puede ser.

Eso estaba por verse.

Tensé la flecha en el arco y la solté una vez fijado mi objetivo. Una vez que la flecha lo atravesara no iba a haber vuelta atrás. Nadie, ni siquiera los dioses, eran inmunes a esas flechas. Se enamoraría de la primera persona que viera.

El tiempo pareció ralentizarse. JR apareció de la nada, y con un escueto “Te lo advertí”, chasqueó los dedos. Lo siguiente que supe, fue que estaba cayendo desde una altura de cinco metros. Mi arco y la aljaba en mi espalda habían desaparecido. No sentía mis alas.

La caída dolió menos de lo que cabria esperar. Solo me gané un par de raspones. Supongo que JR tuvo que ver en eso.

Solo para confirmar lo evidente, lleve mis manos a mi espalda. Nada. Mis alas habían desaparecido.

Alce la vista al cielo, furioso, buscando al responsable de esto.

-¡JR, desgraciado, devuélveme mis alas!

-No hasta que aprendas que no se debe jugar con las emociones humanas. Y que mejor manera de aprenderlo, que siendo uno de ellos.

-¿QUE?

-Lo que oíste... Nos vemos, tengo trabajo que hacer.

-¡JR, espera! ¡Regresa!

Y así, sin mirar atrás, JR se marcho dejándome ahí tirado en medio de ese parque lleno de personas mirándome por el espectáculo que debo haberles dado, apenas vestido y gritándole al aire, porque por supuesto, ellos no podían ver ni oír a JR.

-Oye, ¿Estas bien?

Me giré a mirar a quien me había hablado y me sorprendí al encontrarme al chico al cual le había disparado. No porque fuera él si no porque tenia ESA mirada.

Oh no. No no no. Esto no puede estar pasándome.

Reconocería esa mirada en cualquier lugar del mundo. Los ojos brillantes, la sonrisita boba, las mejillas levemente sonrojadas.

Estaba en problemas.

Al recibir la flecha, con todo el alboroto que armé, seguro que se fijó en mi antes que en la parejita que estaba al frente suyo.

Y ahora estaba enamorado de mi.

Simplemente genial. Nótese el sarcasmo.

-Si, si, estoy bien. Ahora... ummm... debo irme.

Me incorporé de inmediato y me aleje de él. Pero al parecer el tipo no entendía de sutilezas y decidió seguirme.

-¿Seguro? ¿No quieres que un medico te vea eso?

Preguntó señalando una herida en mi rodilla que sangraba.

-No, que va. Es solo un rasguño. Uhhh... Adiós.

Apuré el paso tratando de alejarme de este sujeto, pero él parecía decidido a pegarse a mi tanto como pudiera, con un pequeño trote me volvió a alcanzar.

-¿A donde vas? ¿Quieres que te acompañe?

¡Pero que pesado!

-Ehhh... A mi casa...

-¡Genial! !Yo también! ¿Puedo acompañarte?

-¡NO!

Él me miró con ojos de perrito que acaba de ser pateado.

-Quiero decir... Yo no tengo casa...

En ese momento la realización me vino de golpe. JR me había dejado solo en este mundo sin absolutamente nada. Ni un lugar al que ir, ni una persona a la cual acudir en busca de ayuda. Demonios, ¿Que iba a comer? ¿Donde iba a dormir? ¿Que iba a hacer? En ese momento, ese mundo me pareció terriblemente grande y poco amigable.

Oh, por el Santo Arco de Cupido, ¡Iba a morir!

No, JR no me puede haber dejado a la deriva. Iba a volver pronto. Pronto tendría mis alas de vuelta y podría salir de este horrible mundo. Todo volvería a la normalidad. Había aprendido la lección.

Ya, JR, regresa, ¡Juro que me portare bien!

JR no atendió mis suplicas mentales, solo tenia a ese tipo mirándome extrañado.

-¿No?

-No... Yo... Ehhh...

Traté de pensar en alguna excusa convincente... Veamos, ¿Que se de los humanos?

Observarlos durante tanto tiempo debería servir de algo.

Piensa, piensa.

-No pude pagar la renta... Y me echaron a la calle... El dueño se quedó con todas mis cosas como su pago... No tengo nada, ni un lugar al donde ir...

Incluso a mis oídos sonaba como una excusa digna de telenovela, de esas que les gustaba mirar a los humanos pero que jamás pasaban en la realidad.

Pero sorprendentemente él pareció creérselo.

-Vaya, eso es horrible.

-Ni que lo digas.

Su cara se iluminó cuando una idea paso por su mente.

-¡Oye, puedes quedarte en mi casa!

 

 

Realmente yo no tenia otro lugar al que ir, así que ahí me encontraba, en su departamento en alguno de los tantos edificios en el centro de Seúl. Se llamaba Minhyun, vivía solo, su familia estaba en Busan, pero él había venido para estudiar en la Universidad Nacional de Seúl.

Me mostró cada habitación, colgándose de mi brazo mientras me llevaba de un lado para otro, señalando donde encontrar las cosas mas importantes. Me aseguró de que podía hacer totalmente lo que quisiera, que me “sintiera como en mi casa”. Me ofreció jugo de naranja, galletas, ramen instantáneo, café y hasta soju, negué con la cabeza, agobiado de tantas atenciones.

No había hecho ningún comentario respecto a mi vestimenta hasta el momento, pero en cuanto terminamos el improvisado tour por la casa, me tendió algunas de sus ropas.

Por supuesto, no era nada normal que un hombre andara paseándose medio desnudo por el mundo.

Me vestí con la ropa que me había dado y volví a la sala para encontrarme con él, sin saber muy bien que hacer. Cupido bendito, esto es tan incomodo, iba a matar a JR en cuanto lo viera.

 

 

Las horas pasaron y llegó el momento de dormir, me mando a la habitación, dándome un pijama y marchándose a la cocina a lavar los platos. Habría insistido en ayudarle, pero estaba tan cansado que solo quería que JR apareciera ya y me sacara de esto. En vista de que esto no iba a pasar muy pronto, me puse el pijama rápidamente, con temor a que Minhyun apareciera de la nada. Quien sabe lo que me haría si me encontrara desnudo, en su habitación, a mitad de la noche, los dos solos... Bufff, no quiero ni imaginarlo.

¿Debería esperar a que él viniera para decirme donde dormir? ¿Debería acostarme en la cama? ¿Debería irme a dormir al sillón? ¿Él dormiría en el sillón?

Termine por tumbarme en la cama, mirando hacia el techo, pero los minutos pasaban y Minhyun no venia, el sueño había empezado a invadirme y la cama estaba demasiado cómoda. Poco a poco fui deslizándome hacia los limites de la inconsciencia.

Antes de estar dormido del todo, le sentí subiéndose en la cama, acurrucándose a mi lado y restregando su cara en mi pecho, como un gatito en busca de caricias. Me levanté sobresaltado.

-¡Hey hey hey! ¿Que crees que estas haciendo?

-¿Acostarme? Ven, vamos a dormir, es tarde.

-De ningún modo me acostare contigo. No.

-No acostarnos en ese sentido, solo dormir

-Yo también solo hablaba de dormir, Cupido bendito que tienes en esa mente

Me levante horrorizado y me fui al salón, di vueltas sin poder calmarme, necesitaba aire, necesitaba relajarme. Salí al balcón y el frio de la noche me ayudo un poco. Cerré los ojos un momento hasta que escuche algo a mi alrededor.

Cuando abrí los ojos me encontré con el causante de mis desgracias.

-JR! Al fin! Vamos, devuélveme mis alas y salgamos de aquí, este tipo esta loco.

-¿Ahora ves en que problemas metes a las personas al usar mal tus flechas?

-Si, si, ya aprendí la lección.

-Aun no la has aprendido del todo, sabes, he decidido dejarte un tiempo mas aquí así lo aprendes.

-Debes estar bromeando...

-No por desgracia no, creo que necesitas pasar un tiempo con los humanos para comprender sus sentimientos y aprender a no jugar con ellos.

 

 

Desperté con algo suave presionando mis labios. Era un sensación rara, pero no desagradable. Mitad despierto y mitad dormido, me dejé llevar por las caricias en mis labios. Aquello se movía suavemente, y se sentía bien, así que decidí hacer lo mismo. Se sintió aun mejor. Aun torpe y somnoliento, traté de seguir el ritmo, a las caricias en mis labios se le sumó el roce gentil de unas manos en mis mejillas, acunándolas. Sonreí en medio del beso y una lengua aprovecho ese momento para colarse dentro de mi boca.

Espera un momento... ¡¿Me estaban besando?! Ese fue el momento en que desperté del todo, abriendo los ojos como platos para encontrarme a Minhyun a escasos centímetros encima mio, con su boca pegada a la mía.

No dude en empujarlo bruscamente por los hombros, quitándomelo de encima, para después limpiar mi boca con el dorso de mi mano como acto reflejo, incorporándome en el sillón, buscando crear la mayor distancia posible.

-¡¿Pero que demonios estabas haciendo?!

Minhyun puso una carita inocente, haciéndose el desentendido.

-El desayuno esta listo.

Anunció con su voz cantarina levantándose y desapareciendo por la puerta.

Ahhhh iba a ser un largo día.

 

 

Había perdido la cuenta de cuantas veces Minhyun me abrazaba de improvisto, me besaba en la mejilla o se acostaba en mi regazo. Las primeras veces lo apartaba rudamente, pero Minhyun seguía con esa sonrisita como si nada hubiera pasado, volviendo a hacerme cariños cuando estaba distraído.

Así que esa tarde, cuando de improvisto rodeó mi cintura con sus brazos y apoyo su mentón sobre mi hombro, simplemente lo dejé. Me había ganado por cansancio.

Él pareció sorprendido de que no lo alejara, observe de reojo su sonrisa que se hizo aun mas grande y sus ojos casi desaparecen. Mi corazón se saltó un latido por primera vez.

 

 

Habíamos estado viendo alguna película en la televisión, y Minhyun había aprovechado la ocasión para darme pequeños besos en la nuca. A estas alturas ya me había acostumbrado a sus ataques cariñosos y me dejaba hacer. Sentía su nariz haciéndome cosquillas mientras sus labios me causaban escalofríos. Era una sensación bastante agradable, así que ya no luchaba contra ello. Puse una de mis manos distraídamente sobre la suya, entrelazando sus dedos con los míos. Él pareció contento con eso y siguió repartiendo besos sobre mi piel. Al final terminé cediendo y me gire hacia él. Sin apartar mi mirada de la suya, me subí lentamente a su regazo, pasando mis brazos por detrás de su cuello mientras me acercaba a su rostro, dejando besos en sus mejillas tal y como él había hecho en mi nuca, cada vez acercándome mas a su boca. Él se sorprendió de que respondiera a sus avances, pero me recibió con una sonrisa, rodeando mi cintura con sus brazos, atrayéndome más hacia él. Mis manos se enredaron en su cabello, tirándolo, mientras finalmente mis labios se juntaron con los suyos.

La película había quedado olvidada.

 

 

Estábamos acostados en la cama, Minhyun usaba mi pecho como su almohada y me abrazaba por la cintura. Yo jugaba con su cabello, envolviéndolo en mis dedos y volviéndolo a dejar. Él se había quedado dormido. Todo estaba tan tranquilo. Hasta que se apareció JR de la nada. Solo me dejó una advertencia antes de desaparecer: “No te enamores.” Entonces desperté. Minhyun seguía en mi pecho y todo parecía igual, pero en mi mente, algo había empezado a revolverse.

No estaba enamorado de él ¿Verdad? Claro que no, solo me agradaba su compañía, y lo que hacíamos se sentía bien, pero no era nada mas que eso. No podía estar enamorado de él.

Entonces, ¿Porque me sentí tan vacío cuando me dejó? Ya había pasado un mes desde que Minhyun había recibido al flecha, su efecto se había acabado y cortó conmigo. Por decirlo de alguna manera. No se puede terminar algo que nunca comenzó. Nunca habíamos sido nada. Nos besábamos y un poco mas, pero jamas fuimos nada de forma oficial.

Ese día, cuando fui a besarlo al decirle bueno días, él me giró la cara, me dijo que no debíamos seguir haciendo eso y sentí quebrarse algo dentro de mi.

Tratando de mantener mi expresión imperturbable, sin mostrar lo que sentía, asentí a su petición y no volvimos a besarnos.

 

 

Había pasado un tiempo, las cosas se habían vuelto incomodas. Minhyun era demasiado amable para pedirme que me fuera. No eramos nada, ¿Que razón tenia yo para quedarme en su casa? Pero el tenia un corazón demasiado grande como para echarme a la calle. Había decidido conseguir un trabajo como los humanos y alquilar un departamento e irme. No quería ser una carga para Minhyun.

 

 

Al poco tiempo, conseguí trabajo en una cafetería. Con el primer sueldo, conseguí un alquiler barato en un departamento pequeño y maloliente en uno de los barrios bajos de Seúl, nada comparado con el lindo lugar en que vivía Minhyun en el centro.

No le dije en donde trabajaba ni en donde me quedaba, así era mejor, ya no había sentido en seguir en contacto. Incluso pareció aliviado cuando me fui. Dolió.

¿Se alegraba de que me fuera? ¿Tan fácil era deshacerse de mi?

JR me había dejado en esta tierra sin un solo remordimiento, Minhyun me había dejado salir de su vida sin siquiera tratar de retenerme. ¿Era tan dispensable? ¿Tan poco importante?

Después de eso, no nos volvimos a ver.

 

 

Encontré un nuevo hobby, motocicletas. El viento en mi cara me recordaba vagamente la sensación de volar. Me dí cuenta de que lo extrañaba bastante.

Podía pasarme horas conduciendo por las calles de Seúl, sin ir a ningún sitio en particular, solo yo, la moto y el viento despeinando mi cabello. En ese momento no existía nada más. Si cerraba los ojos mientras conducía la moto, fácilmente podía imaginar que estaba volando. Pero no es como si pudiera hacerlo, no si quería evitar terminar con la cara contra el cemento.

 

 

Habían pasado unos cuantos meses, era verano y el calor de junio no ayudaba mucho con los clientes. El verano y el café no se llevaban bien.

Sorprendentemente, la campana sonó anunciando un nuevo cliente. Cual fue mi sorpresa al encontrarme con Minhyun.

Mi corazón se contrajo.

Tomé su orden, y Minhyun era todo sonrisas, sorprendido de haberme encontrado. Hablando y hablando de como había querido encontrarme después de que me había mudado, de como no había reparado hasta ese entonces que nunca habíamos intercambiado números telefónicos. Yo no iba a decirle que ni siquiera tenía teléfono, no cuando todos los humanos tenían uno. Ahhhh, este mundo y la tecnología, nunca iba a entenderlo.

Mas sonrisas y promesas de que saldríamos juntos y nos pondríamos al día con lo que habíamos hecho estos meses que habíamos estado separados.

 

 

Se había convertido en un habito que Minhyun se pasara por la cafetería una vez por semana. Hablaríamos unos minutos, pero yo no podía descuidar mi trabajo. Haríamos planes para vernos los fines de semana y yo esperaría con ansias que llegara ese día.

Poco a poco volvimos a frecuentarnos cada vez mas y mas, hasta el punto en que Minhyun se pasaba por la cafetería después de sus clases todos los días, esperaba que terminara mi turno y luego nos íbamos a su departamento.... Las cosas volvieron lentamente a su cause.

 

 

Fue en una de esas noches en el apartamento de Minhyun, hablando de todo y de nada, cuando él me besó. Estábamos tirados en la alfombra y en un momento a otro Minhyun había girado su rostro mirándome con esos ojos de zorro. Seguí hablando, pero Minhyun no parecía estar escuchándome. Los ojos de Minhyun bajaron hasta mi boca. Las palabras murieron en mis labios y se hizo el silencio. Como si estuviera siendo atraído por una fuerza magnética, me medio incorporé, inclinándome sobre Minhyun. Puse mis manos a cada lado de su rostro, quedando prácticamente sobre el, acorralándolo contra el suelo. Él se mordió el labio. Verle abajo mió, esperando mi próximo movimiento, expectante y dispuesto, fue todo lo que necesite para cortar la distancia entre nosotros y besar sus labios.

El respondió ansioso, abriendo su boca y brindándole acceso a mi lengua de inmediato. Nos devoramos, nuestras lenguas enredándose suciamente, mientras sus manos me tomaban por la camisa, acercándome aun mas a el. Moví mis piernas, posicionandolas a cada lado de su cuerpo.

Después de tanto tiempo separados, nuestros cuerpos reaccionaron por si solos. Él enredó sus piernas en mi cadera y yo hundí mi boca en su cuello, lamiendo y mordiendo, bajando hasta llegar al borde de su camiseta. Con una mano levante la molesta prenda mientras mantenía el equilibrio con la otra. Lamí sus pezones, pequeños y rosados, sintiéndolos endurecerse bajo mi lengua. El jadeó, recorriendo mi espalda con sus manos. Me dirigí al zipper de sus pantalones y el tomó mi mano para detenerla. Le mire interrogante, temiendo haber ido demasiado lejos, pero me encontré con su mirada lasciva Me susurro un "El suelo es incomodo, sigamos esto en la habitación."

 

 

Desperté al día siguiente en su cama, con su cuerpo desnudo junto al mio. Eso había sido genial. Simplemente wow. Alucinante. Abrazándolo y enredando mis piernas con las suyas, me dispuse volver a dormir.

 

 

Con el viento en mi cara y el calor de Minhyun en mi espalda, sus brazos envolviendo mi cintura, apretando su agarre mientras aceleraba en la motocicleta, cada vez mas rápido, cada vez mas lejos por las calles de Seúl, sin ir a ningún lado en particular, solo para sentir esa sensación. No necesitaba nada mas.

 

 

Una vez mas, el amanecer nos atrapaba desnudos en su cama, nuestros cuerpos enredados en una maraña de pies y brazos que no se querían separar. Sonreí mientras le miraba dormir. Nunca me iba a cansar de esto.

Él despertó al poco tiempo, mirando alrededor, somnoliento. Frunció el ceño.

-¿Aron? ¿Estas ahí?

Se levanto y empezó a buscar en las otras habitaciones.

-Claro que estoy aquí, ¿Pasa algo, Minhyun?

Pero él no parecía escucharme, incluso parecía ver a través de mi, como si fuera invisible.

Algo andaba mal.

Me levante, siguiendo a Minhyun, cuando note algo en mi espalda. Eche un vistazo y me sobresalte al encontrarme un par de alas blancas.

¿Ya había pasado un año? JR... Tenia que encontrarlo. Salí al exterior y extendí mis alas, se sintió revitalizante, cuanto lo había extrañado. Perdí la noción del tiempo, subiendo hasta las nubes y dando volteretas en el aire.

 

 

Después de dar vueltas, finalmente encontré a JR. En cuanto nos vimos nos abrazamos, porque después de todo eramos amigos y nos habíamos extrañado durante todo este tiempo.

-No puedo creer que voy a decir esto, pero se extrañaban tus travesuras del otro lado.

Reí ante eso y nos abrazamos aun mas fuerte.

-Vamos, tenemos trabajo que hacer.

-JR, sobre eso... Convierteme de nuevo en humano por favor, para siempre.

-¿Que? ¿Porque me pides algo así? la ultima vez que nos vimos solo querías tus alas de vuelta.

Las cosas han cambiado desde entonces, necesito ser humano para estar a su lado.

-Vaya, no pensé que fueras a enamorarte.

-Tampoco estaba en mis planes, pero es lo mejor que me pudo pasar.

-Oh Aron lo siento tanto, no lo sabia.

-¿Que?

-De haberlo sabido no lo hubiera hecho, lo siento; en verdad lo siento.

-¿Que hiciste?

-Le dispare con una flecha de plomo, no quería que sufriera cuando te hubieras ido.

Sentí como mi mundo empezaba a desmoronarse...

¿Minhyun no me amaba?

JR me miraba con expresión culpable, pero el único culpable era yo.

De no haberme tomado tanto tiempo para volar y disfrutar de mis alas, me habría reunido con JR mucho antes y nada de esto hubiera pasado.

Pero lo hecho, hecho estaba, no había nada que pudiera cambiar las cosas que habían pasado ni tenia sentido lamentarse sobre algo que no podía deshacerse. No valía la pena pensando ¿que hubiera pasado si...?

-Si quieres puedo dispararte a ti también, así ya no sufrirías.

Se apresuro a decir, sacando una flecha plomiza.

¿Olvidarlo? ¿Quería olvidarlo? A pesar de cuanto dolía el que Minhyun ya no me amara, no quería perder lo que había sentido por él.

Lo único que podía hacer era decidir que iba hacer ahora. ¿Podía hacer algo para arreglar lo que había hecho? Entones debía hacerlo.

Minhyun no me amaba pero yo lo amaba a él. No tenia dudas de eso.

-Aun así quiero estar con el. Puede que el ya no me ame, pero le necesito a mi lado. Quiero verle y tenerlo conmigo, aunque no pueda ser de la misma manera que antes, seré feliz si tan solo puedo ser su amigo y hacerlo feliz. ¿No se trata de eso? ¿De hacer feliz a las personas a través del amor? Se que puedo hacer feliz a Minhyun, permiteme quedarme.

JR me miró con una sonrisa triste.

-Así que al fin aprendiste la lección.

Nos abrazamos, conscientes de que esta seria la ultima vez.

Luego, con un chasquido de dedos, JR me convirtió en humano y estaba de vuelta en mi pequeño departamento. Pero algo no andaba bien. Mire mi brazo, encontrando un pequeño arañazo. Accidentalmente había rozado la flecha de JR cuando nos despedimos.

Sentía como lentamente el velo del olvido iba ahogando mis sentimientos por Minhyun hasta no sentir mas nada.

Ahora era un recuerdo, pensaba en el y mi corazón no se aceleraba, parecía una parte lejana en mi vida.

Este no podía ser cierto. Pero no había forma de negarlo. No sentía lo mismo por Minhyun, todo había quedado reducido a cenizas.

Dolía, dolía el hecho de que Minhyun no me amara, pero dolía aun mas el hecho de que yo no lo amara. Me sentía decepcionado conmigo mismo. Mi amor por el debería haber sido mas fuerte que una flecha. Pero nadie era inmune a ellas, ni siquiera Cupido.

Tenia que terminar con Minhyun. Sabia que el no me quería, y yo ya no lo quería a el, así que ¿Que sentido tenia continuar con una relación destinada al fracaso?

No podía seguir con el y fingir que nada había cambiado después de haberme herido con la flecha de plomo. Ya no lo amaba.

Con esa determinación salí rumbo a su departamento.

Era una ironía terminar con el en el día de San Valentín, pero no había nada mas que pudiera hacer.

Toque la puerta y espere hasta que el abrió.

Cuando el me miro, pude ver en sus ojos un atisbo, una leve fracción de lo que una vez había sentido por mi, y cuando yo lo vi, sentí mi corazón saltarse un latido.

Quizás las cosas no estaban del igual que antes. Todo había cambiado demasiado en cuestión de horas

Pero definitivamente aun había algo ahí.

Quizás bastaba solo esa chispa para encender de nuevo todo lo que una vez habíamos sido.

Sentía que aun estaba ahí, enterrado muy profundo dentro de mi ser. No había desparecido.

Quizás aun podía recuperarse.

Quería intentarlo.

Di un paso adentro.

Quizás no todo estaba perdido.

Notas finales:

bien, ahora me voy a esconder como por una semana xD


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