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Red Light por hela_24

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Notas del fanfic:

Este año mee comprometí en participar en el DIK así que la historia la tengo escrita hace algún tiempo, buscando inspiración para escribirla una amiga me dijo la palabra "magia", y de alguna manera mi cerebro deformó esa palabra hasta llegar a esta historia.

Espero que les guste.

El incienso encendido extendió su olor por toda la habitación, sobre la cama un hombre desnudo dormitaba, la tranquilidad emanaba de su rostro, una ligera sonrisa sobre sus labios.

En el suelo escondido por la sombra de la noche alguien se movía, juntando de a pocos los elementos que necesitaba con un brillo casi parecido al amor en los ojos, con la emoción exaltándole a pocos.

Siete meses, siete meses habían pasado desde que empezara su pequeño plan, desde que se impusiera su objetivo, aquel hombre que descansaba sería suyo, sería suyo por siempre, él se encargaría de eso: Yutaka lo iba a amar.

-Sólo un poco más Takanori, sólo un poco más. - Se dijo así mismo, las manos le temblaban por la anticipación.

Una pequeña fuente de vidrio, un recipiente cerrado, una vela roja encendida, una rama de cerezo, una navaja recién comprada y ellos dos. Todo estaba listo y llegó la hora de empezar.

Caminó lentamente hasta llegar al frente del bello durmiente, su mano acarició tiernamente el rostro ajeno, pellizcó un poco su mejilla y luego dos cachetadas se dejaron escuchar.

-Perfecto, perfecto, el té hizo efecto. - Chilló de la  emoción, el otro seguía en reposo tan sólo su respiración dejaba notar, un escalofrío recorrió su cuerpo y su mente comenzó a jugar.

Arrodillado una pierna a cada lado del torso de su compañero muy lentamente imaginó que las manos que lo acariciaban no eran las suyas propias, imaginó que los ojos del otro lo recorrían. -Muy pronto, muy pronto. - Se susurraba entre jadeos que aumentaban de intensidad, se mordía los labios, su miembro empezaba a despertar, sus dedos lo envolvieron apurados, urgidos ¡quería tenerlo ya! Un vaivén  empezaba, en su cabeza se reproducía una canción, movía las caderas al ritmo -Un poco más, ¡un poco más! - Empezaba a gritar, algunos minutos pasaron y el momento cumbre se hacía lugar se acostó sobre el otro cuerpo sin dejar de moverse, el líquido blanquecino no demoró en escapar de él mientras respiraba controlándose sonrió por haberlo podido lograr.

Se levantó y tomó la fuente de vidrio del piso, con prisa juntó su semen en él acariciando con intención el torso del mayor en el proceso. -Muy pronto Yutaka, muy pronto me amarás.-

Volvió a tomar lugar sobre el suelo, la fuente frente a la vela roja; suspiró lentamente tomando la navaja de su lugar, tembló ligeramente acercándola a su muñeca -No seas maricón, Matsumoto.- Se reprendió así mismo y lentamente, con miedo, la deslizó por el lugar.

La sangre salía lentamente dejándose caer sobre el semen creando una imagen perturbadora, Takanori no paraba de sonreír.

Cuando creyó que era suficiente alejó su brazo del lugar, tomó algunos pañuelos que tenía cerca y los presionó sobre la herida. No había terminado de sangrar cuando se dijo que era suficiente, debía continuar.

Tomó la rama del cerezo y con ella revolvió lentamente su semen y su sangre hasta volverlos un líquido desagradable, asintió convencido, estaba listo. Llevó el recipiente a sus labios y lo sorbió sin llegarlo a tragar, dejó el recipiente en el piso y se arrastró hacia la única cama del lugar.

Respiró y se agachó frente al pene de Yutaka, escupió muy lento lo que guardaba en su boca hacia el miembro ajeno hasta que no quedó nada, su lengua empezó a esparcir la mezcla, lo envolvió entre sus labios, empezó con el sexo oral, cerró los ojos concentrado.

- “El poder del amor, el poder de la pasión, atan a Yutaka a mí. Te sientes bien aquí, quiero que estés aquí, aquí tendrás todo lo que quieras. Estás predestinado a vivir conmigo, a quedarte atado. Tu pasión está aquí, tu vida está aquí, sufrirás si te alejas. Mis palabras son fuertes, mis deseos son ley.” - resonaba en su mente, repitiendo las oración tres veces se alejó satisfecho, sonrió al notar que aún entre sueños el cuerpo ajeno había reaccionado, decidió ignorar su propio estado.

Regresó a su lugar frente a la vela, vació el contenido del recipiente en la fuente de vidrio: el semen de Yukata. Sonrió al recordar cómo lo había obtenido, tan iluso, tan inocente -Tan mío.-

Tomó la fuente y la navaja, se sentó al borde de la cama y tomó la mano del otro apretándola un poco, la paseó por su rostro bajando hasta su abdomen retirándola antes de llegar a su miembro. -Muy pronto la caricia será real. - Asintió convencido. Sin dudarlo abrió de un tajo la muñeca ajena, no tan profundo, no tan superficial. Dejó que la sangre se escurriera un poco resistiendo la tentación de lamerla, lentamente el líquido blanquecino en la fuente se comenzó a teñir.

Dejó caer el brazo ajeno en algún lugar de la cama, apresurado se arrodilló frente a la vela. -Pronto, muy pronto. - Comenzó a susurrar, mezcló las sustancias con la rama de cerezo mientras tarareaba una canción al azar.

Cuando creyó que suficiente embarró la mezcla sobre la rama, sonrió extasiado. Se arrodilló frente a la vela llevó la rama de cerezo hacia la entrada de su ano y de un solo movimiento la hizo entrar a su cuerpo, un gemido escapó de sus labios, la emoción lo embargaba, empezó a dar brincos sobre si, era el semen de Yutaka  ingresando a su cuerpo, ¡era su amor empezando a germinar!

-Tu pasión crece y te atrae hacia mí. Yutaka ya arde con fuego brillante, con deseo penetrante. Deséame como nunca quisiste a nadie. Mi imagen estará en todas partes, en el espejo y en el agua, en el aire y en el suelo, en el día y en la noche, piensa en mí y ámame. Mi palabra te está atando y ningún dios podrá alejarte. - repitió cada vez más fuerte, retirando sólo la rama cuando la volvía a embarrar, perdió la cuenta de las veces que lo había repetido, no notó cuando propio miembro despertó embarrando su pequeño “altar”, ignoró cuantas veces Yutaka había gemido, soltó un último gruñido y la vela se apagó.

Cuando los rayos del sol se filtraron entre las cortinas él sintió una caricia sobre su cabello –Te amo Takanori. - Alguien le repetía en el oído. Abrió los ojos lentamente encontrando la mirada ajena perdida en algún lugar de su cuerpo, sonrió complacido. Escuchó te amo veinte veces más aquella mañana, ambos abrazados sobre la sábana manchada con sangre, en la misma habitación donde la cera derretida aún se hallaba sobre el piso, con el olor del incienso aun envolviendo todo el lugar; y las palabras se repitieron mil veces más durante el día, y mil días más a partir de aquel, siempre con los ojos vacíos Yutaka se lo repetía y Takanori, Takanori no podía sentirse más feliz.

Notas finales:

Es lo más extraño que he escrito en mi vida pero de alguna manera me gustó, espero que opinen lo mismo.

El "hechizo" usado es la combinación de dos que encontré invstigando por la red más un poco de mi insana imaginación, no lo intenten en casa(?)

No se vayan sin dejar un review :'D


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