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Case of the missing Gem por Demoriel

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Notas del fanfic:

Esta es una traducción, de una traducción —sí—.

La autora original es Alice The Walker en FF y la traductora (de inglés a francés) es A Smiling Cat, que se encuentra iguamente en FF.

Se supone que este fanfic ha sido escrito para el cumpleaños de Shinichi.

 

Disclaimer: Los personajes de Detective Conan son propiedad de Gosho Aoyama, que muy amablemente deja sus fans jugar con ellos...

—    La perdiste.

 

La voz que resonó desde el otro lado de la azotea carecía de expresión, haciendo que un escalofrío recorriera todo el ser de quien sería el célebre Kaito Kid. Intentó hacer desaparecer la culpabilidad que sintió cuando la mirada de Shinichi Kudo le dio a comprender claramente que más le valía que fuera una broma. Si solamente…

 

—    Según yo, no creo que la palabra «perder» sea el término apropiado, Tantei-kun. No la he perdido, realmente, solo he olvidado momentáneamente en dónde la he dejado.

 

Retrocedió ligeramente cuando Shinichi emitió un gruñido sordo. Sin embargo, él no tenía ni la más mínima intención de irse. No, Kid iba a jugar el juego que había preparado esta tarde hasta el final. Se había esforzado bastante en preparar esta partida como para abandonarla sin pelear. Quedándose en el mismo lugar frente al imprevisible detective, sintió el alivio recorrer sus venas en el momento en que Shinichi dejó escapar un suspiro. Estaba tan cerca de la victoria, ahora, que sentía que podía incluso tocarla con sus dedos. Se dejó una sonrisa para sus adentros mientras seguía fijando su máscara de ligera incomodidad y embarazo en el rostro. Esperó.

 

—    Hay un millón de lugares en dónde pudiste haberla dejado caer, ¿no es así? No, no podías hacer las cosas más fáciles… ¿Cuál fue el último lugar que recuerdas haberla tenido contigo y dónde te diste cuenta que ya no la tenías?

 

«Esto es casi muy fácil» fue la primera cosa que le pasó por la mente. Responder a la segunda le haría tomar muchos riesgos. Dejó olvidado este pensamiento cuando vio a Shinichi cruzarse de brazos.

 

—    Ese es el problema, Tantei-kun. Recuerdo que la tenía en mi mano, cuando de pronto abriste la puerta bruscamente para venir atraparme. Sé que la guardé en alguna parte sobre mí. Ahora, no logro recordar el lugar exacto.

 

En esta ocasión se vio incapaz de no dibujar una sonrisa victoriosa en su rostro al ver al detective mucho más irritado por su comportamiento. Shinichi se le hacía tan divertido.

 

—    Supongo que no estás dispuesto a ayudarme a buscarla, ¿no es así?

 

Kaito se relajó un poco ante la mirada curiosa de Shinichi. Si él no estuviera seguro que eso fuera imposible, hubiera pensado que el detective estaba considerando la idea de venir a buscar la joya. Pero él sabía que Shinichi jamás haría eso… ¿verdad?

 

Kid se dio cuenta que no tenía fuerzas para moverse mientras veía al otro chico caminar en dirección suya. El detective se detuvo justo en frente del ladrón, tan cerca que podían incluso rozar sus narices. Shinichi inclinó su busto mucho más cerca de él, levantando de a poco sus brazos.
La respiración de Kaito se pausó por unos breves momentos. Es como si su torso se hubiera comprimido por la presencia del muchacho que tenía en frente. La sensación de la respiración de Shinichi, chocando contra su rostro a cada inspiración y exhalación, acabó con Kid, que se encontraba incapaz de pensar correctamente, su mente cerrando sus puertas, olvidando dónde estaba y con quién estaba.

 

—    O me dices enseguida dónde dejaste la joya, y en ese caso, te dejaré ir, o sigues con tu juego, y en ese caso yo podría simplemente noquearte y dejar que el inspector Nakamori te revise todo lo que quiera.

 

En ese momento, la vuelta a la realidad fue más bien violenta para Kaito.

 

Levantando cuidadosamente sus manos al aire para que el detective no decidiera apretar el gatillo de su reloj, que lo apuntaba perfectamente, chasqueó los dedos y una nube de humo apareció alrededor de su mano. Cuando la ligera brisa se disipó, su objetivo de esa noche fue revelada.

 

Sin embargo, cuando Shinichi alzó su brazo para coger el diamante, Kaito se vio incapaz de resistir a la atracción que sentía por el otro adolecente. Justo en el momento en que el detective puso su mano en el diamante, el ladrón logró entrelazar sus dedos con los contrarios de tal manera que la joya se vio atrapada entre las dos palmas. Al tiempo en que utilizaba su mano libre para atraer a Shinichi más cerca de él, le bloqueó su otro brazo entre sus cuerpos.

 

Inclinando ligeramente su cabeza, observó con un deleite en aumento al detective que había capturado y que intentaba inútilmente desenredarse de su puño.

 

Después de unos instantes, rió al mirar al otro chico, con la cara roja de vergüenza, mitigando sus pocos esfuerzos, no utilizando que muy poca fuerza para intentar liberarse. Kaito esperó a que se calmara completamente, siendo paciente, ya que sabía que estaba muy cerca de obtener lo que deseaba de la parte del detective. Todos los esfuerzos que había hecho para mantener lejos a Hakuba, Nakamori y el resto de su unidad especial, al igual que a algunos visitantes sospechosos que se mostraban de vez en cuando, al fin serían recompensados. La única cosa que le hubiera gustado cambiar, era el hecho de haber olvidado una cámara con la cual hubiera podido grabar esta escena y volver a verla más tarde. Su detective se veía realmente adorable cuando intentaba mostrarse enfadado.

 

—    Podrías perfectamente rendirte ahora, Tantei-kun. Nadie llegará en un caballo blanco para salvarte de mí —bromeó Kaito.

 

Sonrojándose mucho más ante aquella insinuación, Shinichi fue rápido a responder al supuesto insulto.

 

—    ¿Qué es lo que te hace creer que necesito ser salvado?

 

—    La gran cantidad de esfuerzos que otorgas a intentar alejarte aunque sea un poco de mí.

 

La sonrisa de Kaito se agrandó, hasta hacerle parecer al gato de Cheshire, cuando vio a Shinichi reaccionar como él lo esperaba. El detective había tomado la simple observación como un desafío, dejando de luchar. Para la decepción de Kid, el hermoso sonrojo del contrario desapareció progresivamente de sus mejillas al tiempo en que se calmaba. Aunque, tener al adolecente tranquilo en sus brazos compensaba ampliamente la diversión de ese hecho ante su humilde opinión.

 

Se decidió rápidamente para disfrutar de la ocasión y, al ver que Shinichi no se movía más para no ofender al ladrón, Kaito logró por fin volver rea

lidad algo que ansiaba hacer desde hace ya varios años.

 Inclinando suavemente su cabeza, sus ojos no dejando de observar en ningún momento los contrarios —que se abrían de más en más—, presionó dulcemente sus labios contra los del detective que se encontraba estático por el shock. No le forzó, pero si ejerció una nueva presión en los labios del detective para alentarle a corresponder el beso. Y, poco a poco, él correspondió. Shinichi, después de los primeros momentos de shock, se vio fascinado por la expresión en los ojos del ladrón. Se apoyó firmemente al cuerpo de su raptor momentáneo, con sus ojos clavados en los del otro.

 

Desafortunadamente, la magia del momento fue rota cuando Kaito intentó llevar más lejos el beso en un french kiss. Shinichi retrocedió rápidamente, intentando alejar lo más que podía su torso al del contrario. El mago siguió el movimiento, habiendo dejado que la conexión entre sus labios se rompiera, pero aún así mantuvo al detective entre sus brazos. Kaito le sonrió cariñosamente a Shinichi y le besó brevemente en sus labios antes de soltarle con cuidado.

 

Después de un último beso rápido, se precipitó hasta el borde de la azotea y se lanzó para volar con su ala delta en el momento preciso en el que los policías irrumpían por fin, Hakuba y Nakamori a la delantera.

 

—    ¡Maldito ladrón! ¿Por qué dejaste que se escapara, Kudo?

 

Para cualquier respuesta, Shinichi se quedó simplemente sentado en el suelo, aturdido y totalmente incrédulo ante todo lo que acababa de ocurrir.

 

—    Pienso que una mejor pregunta sería preguntarte: ¿por qué  es que estás sentado sobre un montón de rosas, Kudo? —Cuestionó más bien secamente su colega, detective inglés y otro apasionado de Holmes.

 

Todas las miradas de los policías se enfocaron inmediatamente en Shinichi, quién cayó en cuenta en que, efectivamente, estaba sentado sobre un conjunto de rosas rojas. Se levantó precipitadamente, como si se hubiera quemado. Con una de sus manos se sacudió rápidamente la ropa para sacarse algunos pétalos que se habían pegado a él, y sin decir ninguna palabra, le entregó el diamante al inspector Nakamori.

 

Pasando delante de la policía a pasos largos y rápidos para dirigirse al interior del edificio, sintió sus mejillas arder y la sangre subírsele al rostro al recordar las últimas palabras que el ladrón le había susurrado a su oreja, justo antes de irse volando…

 

«Feliz cumpleaños, Shinichi». 

Notas finales:

Me alegra aportar un poco más de KaiShin al fandom hispanohablante.

Gracias a Rou por hacerme entrar en él, que por su culpa heme aquí traduciendo de ellos.


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