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Eat me por Arandano66

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Notas del fanfic:

Este one shot participa del Desafio "No Love"~

Notas del capitulo:

Hola, soy Arandano y estoy subiendo esto como un favor para HeeHee que no puede subirlo a su cuenta, asi que denle mucho amor uwu ♥

HeeHee dice que gracias por leer y que lamenta no haber subido en mucho tiempo, que fue divertido de escribir...

Asi que sin mas, les dejo para que lean!

 

I'm sorry.
I didn't mean it.
I'll be good.
I'm gonna kill you.
I'm gonna blow your head off like raspberry jam.

Berry- Dir en Grey.

 

 

Se acerca el día de la amistad y el amor. Ugh. El día en el que mi campanita en la entrada no deja de sonar y joderme. El día más empalagoso del año, comercialmente hablando. Es el día en el que mi local se llena de parejitas que llegan a escondidas y comen un buñuelo azucarado relleno de crema bávara o nata de nutella, beben un batido de fresas con el mismo popote y aletean sus pestañas hasta lagrimear. El día en el que hago de querubín y lanzo confeti sobre sus cabecitas al pasar junto a sus mesas, llevando y trayendo bandejas. No me alargaré más con esta introducción, ya ustedes captaron que es el día en el que más se folla y se comen chocolates, solamente diré que es el día en el que desde temprano hacen fila para probar mis deliciosas y especiales tartitas de carne.

 

Solamente se encuentran, al menos en mi local, solamente el catorce de febrero y han ganado buena reputaron debido a su inigualable sabor y sazón. No quiero presumir, pero para haber estudiado repostería y no haberme tomado nunca un curso de chef o haber visto siquiera turoriales en Youtube, me quedan suculentas. Pero eso también tiene que ver con la persona, digo, con la carne que empleo para el relleno.

 

La primera vez no sabía qué demonios hacer con tanta carne así que simplemente me dediqué a congelarla, cuando estuvo como glaciar hunde transatlántico, me dediqué con una sierra a cortar y cortar, martillando los duros huesos congelados, para después triturarla hasta dejarla molida, añadiendo el resto de los ingredientes…

 

Lo dejé hirviendo y espesar, dándole amor y cariño, mucho cariño. Ah, y también kimchi. Siempre kimchi, no lo olvides. Ja, ja, ja.

 

Al final obtuve una carne tan jugosa y deliciosa que me llevó al orgasmo. Literalmente. Luego preparé una masa y la rellené, cayendo de rodillas al haberlo logrado, era digno de los dioses.

 

Entonces me cayó el veinte, ¿Qué haría con tantos pastelillos? Obviamente, venderlos. Sí, estuve preocupado cuando los puse en vitrina, pero solamente sonreí de lado cuando la primera cliente los probó y se enamoró.

 

-¡Aigo! Minhyun oppa, ¿Cuál es el secreto?- chilló. -¿Kimchi?- intentó adivinar sonriendo.

 

- El secreto está en la carne.- le sonreí, y aunque no me lo creyó, créanme, no le mentí.

 

Ahora que la fecha está a la vuelta de la esquina me encuentro nervioso y poco confiado como siempre que debo elegir la carne, pues lo poco que he visto no me ha inspirado ni llamado la atención, justo ahora me siento como cuando entras a una tienda de golosinas y nada te llama la atención; quizá es porque hay mucho de donde escoger, o porque realmente no tienes suficiente hambre, o simple y sencillamente porque los probaste todos, no hay nada nuevo, y necesitas ya volar a otro puerto y abrirte a nuevas… posibilidades. Abrirte a nuevos sabores, esa es la palabra que buscaba.

 

Nuevos sabores. Necesito un nuevo sabor y ahora que nos miramos creo que le encontré.

 

Ahora que aceleras el paso, quiero que sepas que no importa lo que corras, dónde te escondas, voy a cazarte y beber de tu sangre como un animal. Eres muy pálido, y me apuesto lo que sea a que tu sangre es muy roja y sabe dulce como jalea de cerezas.

 

-¿Hola?- llamas a la calle oscura ante tus ojos, en un intento por verme en la oscuridad.

 

No te hagas el tonto y déjate atrapar, difícil es el pate choux y lo sé preparar. Lastima que no tengas tiempo para disfrutarte uno de mis eclairs de chocolate con té.

 

-¿Aron-ssi?- te llaman.

 

¿Qué significa esto? ¿Quién es ése? Bueno, no importa. No importa que llegue tu angelito rubio a salvarte, igual le cortaré y desplumaré las alas, porque entre nosotros no es bien recibido. Jamás he probado con un rubio. Suena interesante. Pero no te me pongas celoso, que el plato principal sigues siendo tú.

 

-Creí escuchar pasos tras de mí. Creo que el alcohol me afectó.

 

-Tonto. Vamos a casa.

 

Sí, vayamos a casa. Quiero verlos follar a ambos por última vez y decirse mentiras y jurarse que estarán juntos por siempre, que nada ni nadie los separará, escondido desde su closet y acercarme en la madrugada a tocar sus rostros sentado en el filo de la cama, cerrando los ojos y mecerse al compás de sus tenues respiraciones. Quiero ser el de alas negras que desinfle la burbuja y triture sus corazones viéndolos a los ojos y sonreír al ver cómo se enteran de que se les escapa la vida y que no pueden hacer nada para detenerlo, o peor, detenerme. Quiero jugar a ser Dios con ustedes y hacerlos mis marionetas antes del final, porque con lo preciosos que son, no acabaré con ustedes tan rápido. Quiero oírles llorar, quiero oírles suplicar por un segundo de vida que les daré, no porque sea bondadoso o me esté arrepintiendo, porque conmigo nunca hay marcha atrás, sino por el hecho de hacer ese segundo eterno.

 

Una dulce agonía.

 

Quiero ser quien les haga pagar sus pecados. Quiero purificarlos, quiero expiar sus culpas y elevarlos al nirvana, quiero ser esa mano blanca como nata montada que les santifique y eleve - y ahora seguiré la temática de la época, corazones y angelitos desnudos de lindas nalguitas rosadas- abrazados a querubines con arcos y derramando corazones hacia la gloria y el descanso eterno. Yo, aunque no lo parezca, no hago el mal. Utilizo el don que me fue otorgado por los cielos, el crear cosas dulces y deliciosas, transformo un alma llena de putrefacción y maldad en una rica obra de arte con una gran bola de helado al lado. Y, de paso, ayudo con eso de la sobre población. Es un cincuenta y cincuenta.

 

Yo busco crear nuevas recetas, y el gobierno salir de tanta gente, ¿No soy buen ciudadano? Yo creo que sí. No soy cualquier asesino, yo no mato por gloria o por demencia, por querer dejar una linda estela de cadáver detrás mío que me haga así un ídolo de la cultura popular, de que hagan películas de mi persona y asesinatos que ni siquiera autorice o vaya a ver, no señor. Me atrevería decir que soy un asesino diferente, aunque suene cliché. Yo mato porque simplemente siempre estoy hambriento de crear. Hago del asesinato y la muerte, un acto, y de un cuerpo muerto, un rico plato.

 

El sonido de la sierra cortar la bonita cabeza de tu Ren me hace reír y torcer los ojos como un demente, verla rodar me hace sonreír con suficiencia y recogerla y tirarla al agua hirviendo me hace sacudirme las manos y caminar lento hacia ti, cuchillo en mano.

 

-Oh, Aron-ssi,… debimos habernos conocido antes.- murmuro pasando mi nariz por tu torso helado, lamiendo tu pezón oscurito y por siempre duro, hasta chupar tu boca con un gimoteo. -No pude tenerte en vida pero… quizás y ahora tu carne calme esta bestia en mí hasta que nos volvamos a encontrar en la próxima vida, ¿Sí?- abrí y extraje tu muerto corazón. -Omo~ No te lo tomes personal, lo tomaré ahora y lo comeré para asegurarme que en nuestra próxima vida tú seas mi valentín.

 

¡Tín, tín!

 

Ahí está la puta campana de nuevo. Bueno, caballeros, no hagamos esperar a los enamorados. Cargando las bandejas con las pequeñas tartas me acerco al mostrador y sonrió dulcemente, relamiéndome las comisuras manchadas de las rojas víseras que batí esta mañana para el desayuno con azúcar, y que unté en mi pan francés como la rica jalea de cerezas que tanto me gusta.

 


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