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Olor a humo por Ari-nee

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Notas del fanfic:

Este one-shot participa en la convocatoria del grupo Aomine x Kagami en facebook

Notas del capitulo:

Bueno nuevamente yo con un AoKaga dedicado para: Catalina Paz Leppez Sanhueza 

la historia es un one shot que hace referencia a una imagen, (o lo que entendi de ella xD)

Espero que les guste~

El aire gélido se filtraba por sus fosas nasales, provocándole un sentimiento desagradable en aquella sensible parte. El sol se estaba ocultando, dejando el cielo con un color rojizo brillante, mezclándose con el cielo nocturno que no tardaba en tomar terreno. Dio una última calada al cigarro que tenía entre los labios antes de arrojarlo al suelo y apagar la mísera llama con la punta del zapato. Observo a su víctima desde lo alto del techo del edificio en donde se encontraba situado, y con el arma que tenía en la mano apunto hacia la persona con precisión.

Conto en su mente. Uno… Dos… Tres… y disparó.

El sonido del disparo resonó en toda la avenida, la gente alrededor empezó a correr asustada, y algunos curiosos se quedaron para observar a la víctima. No siguió disparando, ya que no eran sus órdenes crear una matanza, tan solo eliminar a ese individuo que resultaba un estorbo para su clan. Saco de su bolsillo izquierdo un papel que contenía una lista, tomo el bolígrafo situado en su oreja del mismo lado y se dispuso a trazar una raya por el nombre numero 3.

Objetivos:

1) Hanamiya Makoto

 

2) Haizaki Shogo

 

3) Kise Ryouta

 

Suspiro volviendo a esconder la lista en su bolsillo y colocar de nuevo el bolígrafo detrás de su oreja; escucho el ruido de las sirenas acercándose y fue cuando decidió alejarse. Las tareas no habían sido difíciles, con solo un disparo era suficiente para exterminar a esas molestas plagas, aunque siempre se corría el riesgo de fallar el tiro y asesinar a otra persona, pero fracasar no era una opción; el precio por el error seria su dedo meñique.

Kagami Taiga se había convertido en mafioso a la corta edad de 13 años, donde habría sido asesinado de no ser porque el jefe le ofreció la opción de pertenecer a su clan, no fue necesario ni siquiera pensar, ya que el pelirrojo acepto de inmediato, a pesar de que esos hombres habían masacrado a toda su familia. Ahora con 20 años, había pasado de ser el novato victima de burlas, a ser uno de los miembros más reconocidos y apreciados de su clan.

Muchos decían que corrían los rumores de que su cabello se tornaba más rojo conforme más asesinaba, absorbiendo la sangre dejando que el color alimentara su alma a través de su cabellera, que fue en un tiempo atrás, blanca como la nieve. Obviamente esto era una vil mentira, llegando hasta cierto punto a ser absurda, pues Kagami había sido pelirrojo desde que nació, aunque no el hecho de que su color natural fuera rojo sangre no le ayudaba en absoluto.

Se coloco los lentes oscuros para no ser reconocido por el helicóptero que ahora rodeaba la zona donde había efectuado su asesinato, y se unió a las sombras de la noche avanzando a través de los tejados de las viviendas y edificios para dirigirse hacia su punto de reunión con otro miembro.

Cuando llego al lugar donde se encontraría con su compañero, no lo encontró por ningún lado. Lejos de alterarse por el retraso, se quedo quieto en su lugar, agudizando sus sentidos. Los miembros de otros clanes podrían incluso tenderle una emboscada por lo que debía estar alerta, pero estaba mucho más atento a otro objetivo.

Un sonido en detrás de su espalda le hizo moverse con una rapidez increíble, esquivando lo que parecía ser un golpe. No vio nada y fue como si estuviera estado peleando con el viento. Ya no sentía esa presencia que había sentido momentos antes, pero que reconocería en cualquier parte, pero para estar seguro debía e encontrarlo. Cerró los ojos de nuevo para que sus oídos pudieran funcionar mejor; escucho una respiración a su derecha, y encaro a quien estuviera ahí.

-Sal Kuroko… -Kagami abrió lentamente los ojos y miro al frente. No se veía absolutamente nada ni nadie, pero el chico sabía que si se encontraba alguien ahí, y era a quien estaba esperando. Levanto su brazo en el aire, abriendo la palma de su mano a la oscuridad, en busca de que esta sea tomada – Ya sé que estas ahí.

De entre las sombras surgió una mano de tez pálida, tocando lentamente la mano de tez más brillante hasta tomarla por completo. El pelirrojo sonrió por que su compañero se dejara ver, pues era casi imposible poder percibirlo con el ojo humano, a él le tomo unos años acostumbrarse a esa falta de presencia, misma que le había servido mucho al peliceleste en su trabajo de asesino.

-Has mejorado mucho Kagami-kun – El chico más bajo le felicito por sus habilidades, ya que aun recuerda el día en que Taiga tardaba en notarlo a él, y por consecuencia no esquivaba sus ataques. El de orbes rubíes se había convertido en su pupilo cuando ingreso hace 7 años, y el debía convertirlo en alguien que pudiera ser seguro de sí mismo y con destreza para no morir o caer a manos de la policía – Las últimas veces me has notado tanto que ya no puedo sorprenderte.

Kuroko Tetsuya era alguien cercano al hijo del Jefe del clan Seirin, por lo que había entrado en la mafia tres años antes de que a Kagami se le diera la oportunidad, por lo que sabía mas sobre la vida que se lleva. El de ojos azules se había convertido en un miembro tan bueno gracias a ser casi invisible, por lo que los pupilos generalmente le eran otorgados a él, para ver que sucedía.

No obstante, con el pelirrojo fue diferente, el aprendía rápido. EL manejo de armas lo controlo en menos de una semana, y sus disparos eran precisos y certeros. Aprendió a moverse entre los edificios y arboles con facilidad y gracia, y también a pasar desapercibido por las personas en multitud. Supo agudizar sus sentidos en menos tiempo que cualquiera de los otros novatos y fue el único que le pedía otra ronda más de entrenamiento por la noche. Obteniendo más fuerza y mejores técnicas de defensa personal.

Pronto la frase: “El alumno supero al maestro”  llego a la vida de ambos jóvenes, y cuando el momento de la verdad se hizo presente, aunque le costara admitirlo, Kagami le dio una paliza en donde más le dolía, en su orgullo. EL pelirrojo no quiso dañarlo pues aun le tenía respeto, pero el hecho de uno de sus pupilos le hubiera ganado provoco que el de piel blanca se sumiera en una oscuridad abrumadora, misma del cual salió gracias a Taiga. Desde entonces se han convertido en amigos del mismo nivel, aunque entrenando a cada momento, buscando mejorar en cada momento.

-Kuroko, ¿Qué fue lo de hace rato?

-Probaba mi nueva técnica – Su rostro carente de expresión era un poco inquietante, pero Kagami había aprendido a vivir con ella en los últimos años, llegando a leer al peliceleste como si de un libro abierto se tratara, adivinando sus sentimientos y pensamientos ocultos, notando que ahora su mirada denotaba un poco de burla por el golpe rápido que casi le propina - ¿Qué te parece?

-Es interesante sin duda – Kagami tuvo que aceptar que el más bajo tenia razon, ese golpe estuvo demasiado cerca y solo fue pura suerte que el puño pálido no se estampara en su rostro – Muy difícil de esquivar.

-Pero yo sabía que Kagami-kun la esquivaría – Sus labios se curvaron apenas un poco haciendo una sonrisa transparente, que bien se podía perder en su rostro y pasar sin ser vista. A pesar de que muchos le habían dicho lo bien que serviría ese movimiento, Kuroko confiaba plenamente en su ex alumno para esquivarlo.

-Gracias – El chico de ojos escarlata embozo una pequeña sonrisa correspondiendo a la de su antiguo maestro, pero esta se desvaneció recordando que las únicas horas en las que veía a Tetsuya eran en la madrugada, cuando todos se reunían en la base, por lo que era extraño verlo tan temprano. Se saco los lentes del sol para mirar más seriamente el rostro de su compañero – pero aun así no creo que estés aquí solo por eso ¿O sí?

La mirada celeste brillante desapareció y se escondió entre las sombras. Kuroko había estado esperando que este momento jamás llegara, ya que no quería informarle al pelirrojo de lo que haría los próximos días, pero no tenia elección. Suspiro destensando los hombros que se habían puesto rígidos cuando Taiga pidió explicaciones.

-Tienes razon – Su voz salió como un suspiro que fue escuchado gracias a la increíble sensibilidad que tenían los oídos de Kagami al ruido; se tomo un tiempo para preparar las palabras que usaría en su compañero, ya que no quería alterarlo -¿Recuerdas que tenemos contacto con el clan vecino? ¿El clan Touou? – El más alto asintió, estando de acuerdo con sus palabras, aunque su rostro podía demostrar que no tenía la mas mínima idea de a dónde iba esto – Bueno, el jefe ha encontrado el escondite de uno de los clanes más poderosos…

-¿Rakuzan? – interrumpió.

-Si – Sus orbes celestes miraron los del contrario, que ahora parecían más atentos a todo lo que estuviera por decir – pero su clan tiene demasiados miembros y son muy fuertes; así que ambos jefes entablaron una alianza en donde uno de los mejores asesinos de cada clan trabajarían juntos, para eliminar al jefe del clan Rakuzan.

-¿Me estás diciendo que te irás? – Kuroko miro al pelirrojo a los ojos, incrédulo. Él de hecho si podría ser enviado a la tarea, ya que contaba con suficientes habilidades como para hacer el trabajo incluso por su propia cuenta, pero las órdenes del jefe eran claras e innegables, y este había elegido a otra persona en su lugar. Movió ligeramente la cabeza en respuesta negativa, por lo que Kagami arqueo una ceja - ¿Entonces?

-Tú eres quien se ira Kagami-kun – La sorpresa en los orbes rubís no se hizo esperar y Tetsuya siguió hablando sin esperar una respuesta del más alto – A partir de mañana trabajaras junto a alguien del Clan Touou.

Kagami, a sabiendas de que no podía negarse a una orden directa de su jefe no puso objeciones, pero el hecho de trabajar con alguien que no fuese Kuroko lo incomodaba; siempre estaba solo, y fueron pocas las veces que trabajaba junto al peliceleste, las cuales se hicieron más frecuentes en su época de entrenamiento, pero fuera de eso no tenía contacto con otras personas; siempre se había mantenido al margen y sin hablar con nadie, ya que él de hecho los odiaba, los odiaba por asesinar a su familia y por todo lo que le han hecho, pero eso fue hasta que conoció a su maestro, él único que le demostró que no todos en el clan eran unos demonios sin alma.

Sus orbes celestes observaron la incomodidad de su amigo, pero no lo culpaba, incluso si a él le hubieran dicho que trabajaría con alguien que desconoce de la noche a la mañana se hubiera puesto tenso, así que no culpaba al pelirrojo de su gesto. Por suerte pudo investigar algo sobre quién sería el compañero que trabajaría junto a Kagami, así que suponiendo que este estaría más tranquilo si le informaba se apresuro a hablar.

-Su nombre es Aomine Daiki –La mirada rojiza se clavo en su figura, esperando por más información valiosa que llegara a sus oídos – Es alguien que fue incluido en la mafia por decisión propia cuando tenía 15 años, pero se volvió muy bueno en poco tiempo. Tiene tu misma edad pero por lo que se es arrogante y orgulloso.

-Genial, lo que me faltaba – El sarcasmo en su voz no se hizo esperar – Trabajar con un idiota que se cree el centro del mundo.

-También dicen que es guapo – Se apresuro a decir el de piel pálida. Kagami puso los ojos en blanco, sin encontrarle algún punto a lo que acababa de decir su compañero.

-¿Y eso qué? – Él no le daba demasiada importancia al físico de alguien, incluso apenas y sabia como era él mismo, así que el saber de otra persona no le importaba realmente. Lo único que era necesario, era la habilidad y la destreza.

-Nada, creí que querrías saber – Vio en los ojos azules como el cielo que Kuroko ya no tenía nada más que decir y que en momentos se marcharía. Hizo un gesto con la mano despidiéndose del chico de hebras celestes, el cual se inclino ligeramente haciendo una reverencia y se fue justo como había llegado. Desapareciendo entre las sombras.

Kagami se quedo ahí un rato más, observando como en el lugar donde había estado anteriormente se llenaba de automóviles y helicópteros, probablemente de reporteros chismosos que no tenían nada que hacer con sus vidas y se la pasaran jodiendo a los demás. Los ruidos de las sirenas hacían que sus sensibles oídos le cimbraran, provocándole un agudo dolor en el tímpano.

Sacudió la cabeza buscando de alguna manera alivianar el dolor que causaban los sonidos de la avenida, y se fue de ahí. Sus tareas habían terminado y ya no le quedaba nada que hacer, y la hora de volver a la base del clan era hasta las 3 de la mañana del día siguiente, pero aun eran las 11:36 pm del mismo día, así que tenía tiempo de sobra.

No acostumbraba salir de noche a los bares ya que aborrecía el sabor amargo y ardiente que poseía el alcohol, así que esa idea quedaba descartada. Tampoco podía matar gente al azar, ya que eso estaba prohibido y no era tan divertido como otros hombres maniáticos de otros clanes decían.  El buscar a una chica con quien pasar el rato parecía una buena opción, pero dado a que no estaba de ánimos, desecho la idea.

Cuando sus pies tocaron por fin el suelo luego de haber estado toda la noche sobre los techos, prendió otro cigarrillo; se había vuelto adicto a la nicotina desde el momento que la probo, y aun pese a todas las quejas de su peliceleste amigo por ello diciendo que cada cigarro te restaba por lo menos 7 minutos de vida, no iba a dejarlo. Con todo lo que le ha pasado y lo que ha hecho, ya no tenía sentido vivir después de todo.

Nuevamente su mente vago por su última idea. Recordó el día de la muerte de sus padres, en donde él había sido humillado y torturado, y cuando creyó que la vida se acabaría para siempre, el jefe le ofreció un puesto, y aunque era muy joven, acepto. Los días después de eso no fueron mejores, si bien podría haber mandado a todos a la mierda, no lo hizo, más por miedo que por otra cosa; Kagami se había convertido en el objeto de burla de los de mayor rango, siempre arreglando los desordenes de los demás, entregándoles su comida llegando incluso a pasar días sin algo en el estomago, y también fue víctima de abusos, pero lo que le ocurrió después de un año en el lugar le hizo desear mil veces que lo golpearan en la cabeza.

Cuando Kagami cumplió los 14 años, los hombres veteranos y más fuertes del clan decidieron hacerle una pequeña visita. El resultado de que Kagami abriera la puerta de su habitación en donde se encontraba solo fue fatal. El resultado fue que el pelirrojo termino brutalmente violado por los otros miembros, y se negó a salir de ahí en toda una semana. Las lagrimas que se derramaron todos esos días se secaron en las mejillas del chico, ya que incluso casi se había abstenido de ir al baño, de no ser por sus necesidades.

Después de eso, la situación se repitió un par de veces más, en donde el joven de orbes fuego había aprendido a cooperar en contra de su voluntad. No obstante, las siguientes veces no fueron tan traumantes y horribles como lo fue la primera vez. Esas agresiones solo cesaron cuando el pelirrojo fue subido de rango y se convirtió en un miembro sobresaliente gracias a la ayuda de Tetsuya. Pero eso no hizo desaparecen las pesadillas.

Desde entonces se había convertido en homosexual, ya que en cierto modo, lo que le había ocurrido le había gustado y lo sabía por las reacciones que había tenido su cuerpo en ese entonces. Solo pasaba algunas noches con chicas cualesquiera aunque no producían las mismas sensaciones. Pero volviendo al presente, la idea de pasar el rato era tentadora, y sonaba mucho mejor con un hombre que una mujer. No era que se hubiera salido de sus cabales y convertido en masoquista por la atrocidad a la que fue sometido, pero era bueno revivir aquellas sensaciones que le causaron tanto placer en el pasado.

Justo pensaba si llevar a cabo esa opción o no cuando su celular vibro. Era señal de que alguien le había mandado un mensaje, y estaba 100% seguro de que se trataba de Kuroko. Saco del bolsillo de su chaqueta el móvil y abrió la bandeja de entrar para encontrar el mensaje. Como pensó se trataba del de ojos azul cielo, y lo abrió de inmediato para enterarse de su contenido.

De: Kuroko

Asunto: Reunión

 

“Kagami-kun, al parecer tu reunión con el chico del otro clan se ha adelantado, el jefe te quiere hoy en la base a las 12 en punto para planear el asesinato y que ambos se conozcan, por favor no vayas a cometer ninguna estupidez. Mucha suerte”.

Miro el reloj digital de la pantalla del aparato electrónico y se informo de la hora. 11:47 pm, tenía el tiempo contado si no quería invocar la ira de su jefe, así que a paso apresurado subió de nuevo a los techos, dejando su cigarrillo a medio terminar y encendido en el suelo de la calle. Chasqueo la lengua por el hecho de que sus planes hubieran sido frustrados, justo cuando estaba por divertirse el resto de la noche le llega el mensaje diciéndole que era el momento de conocer a su nuevo compañero.

“Dicen que es guapo”. Las palabras de Kuroko resonaron en su mente; podría ser, ¿Qué el peliceleste supiera algo acerca de su orientación sexual? Aunque debido a la cercanía que compartían no se sorprendería de que así fuera, pero el hecho que le recomendara a alguien como ese chico, de otro clan y arrogante le hacía querer estrangular a su ex maestro hasta el punto de dejar su rostro morado por la fala de oxigeno.

Es decir; él podía ser sexualmente activo en lo que se refiere a ese ámbito, pero eso no significaba que fuera un cabrón que follase con cualquiera, mucho menos si ese cualquiera pertenecía a otro clan que podía convertirse más tarde en el enemigo.

Por fin Kagami había llegado a la base, con 3 minutos de anticipación, así que soltó un suspiro al verse salvado de esta. Miro no muy convencido de si entrar o no a la oficina de reuniones, pero pensó que tal vez debía esperar a que sea medianoche para no alterar a su jefe, el cual era un adicto y maniático de la disciplina y el orden.

Los minutos restantes pasaron rápido, y enseguida el reloj del lugar comenzó con la primera campanada de la medianoche, la puerta de la oficina fue abierta. Justo iba a entrar cuando una voz detrás suyo le hizo voltear el cuerpo.

-Espero no llegar tarde, pero de ser así creo que no seré el único - Kagami escaneo con la mirada al sujeto que tenía enfrente. Nunca lo había visto por estos lados de la base, ni en este territorio por lo que debía ser su nuevo compañero. Pero al parecer creía tener suficiente confianza para hablarle como si lo conociera desde siempre.

Su piel era morena, de un color no tan oscuro llegando a ser de una tez canela muy provocadora que brillaba bajo la luz; Sus ojos eran de un azul profundo llegando a parecer el cielo nocturno cuando no tenía ni una estrella que lo adornara, sus ojos también contaban con el mismo color pero contenía un cierto toque de aburrimiento y superioridad impregnados en ellos, como dos zafiros; su complexión era buena, estando un poco más arriba de lo que sería la suya, además de ser un poco más alto. Kagami le calculo por lo menos 2 cm más de altura.

-No llegas tarde –Fue la simple respuesta del pelirrojo. Eso hizo que el moreno arqueara una ceja – De hecho, llegas muy puntual.

-¿Ha? – El rostro de confusión de parte del otro tipo se le hacía extraño – Pero, yo creí que…

-Aomine Daiki – Una tercera voz se hizo presente en el ambiente que se había creado entre ellos dos. Su jefe había salido de esa oficina aparentemente para buscarlos, y el estar justo en la puerta de la habitación le facilitaba la tarea – Me alegra que estés aquí puntualmente.

-¿Y tu quien eres viejo? – El pelirrojo se hizo a un lado, atento a la conversación que tenían los dos hombres. Si hubiera podido, hubiera golpeado al peliazul en toda la cara para que aprendiera a respetar a su jefe, pero las palabras de Kuroko resonaron de nuevo en su cabeza. “Es arrogante y orgulloso” era lo que había dicho el peliceleste.

-Aida Kagetora, jefe de este clan – La expresión de Kagetora se mantenía pacifica, tanto que el pelirrojo pensó que no se trataba del mismo jefe de siempre. Aida suavizo aun más su gesto que daba la impresión de que su cara era flexible. Cerro los parpados dos veces, para después observar al peliazul a los ojos – Veo que es cierto lo que dicen de ti.

-¿Y qué dicen de mí? – Ahí estaba el tono arrogante y fastidioso de nuevo.

-Que siempre llegas media hora tarde a todos lados – Taiga ahogo una risita que casi se le escapaba de su garganta; ahora entendía porque al moreno se le hacía rara la idea de haber llegado puntual. Sintió el irises azules sobre su persona y decidió cesar su risa, justo cuando Aida siguió hablando – Por eso te cite a las 11:30, porque suponía que me harías algo como esto si te decía la hora correcta.

-Tch, como sea – El chico no agrego nada más, ya que sabía que lo que el viejo ese decía era la verdad, pero nunca creyó que le hicieran algo como esto, el simple hecho era humillante. Era verdad que el clan Seirin podía sorprender fácilmente a los demás clanes con su ingenio - ¿Me dirás lo que vine a hacer aquí?

-Claro, pero primero deberán pasar a mi oficina – Kagetora se dio media vuelta para ingresar de nuevo en el lugar, pasando justo a un lado del pelirrojo, el cual mejoro su postura al sentir los ojos de su jefe sobre él – Taiga, tu también.

Ambos entraron después del hombre mayor, uno detrás del otro. Aida se acomodo en su asiento cruzando los brazos sobre su mesa, invitando con los ojos a los otros 2 chicos para que tomaran asiento justo enfrente de él. Había dos sillas para cada uno, y se sentaron en cada esquina de la mesa. Kagami en la derecha y Aomine en la izquierda.

-Como saben, hemos encontrado el escondite de uno de los clanes más poderosos que tiene esta mafia – Los jóvenes solo prestaban atención a las palabras del castaño, completamente atentos y sin distraerse con nada, ya que esa era información valiosa para ambos bandos – Debido a que los Rakuzan representan una fuerte competencia, Seirin y Touou se han puesto de acuerdo para exterminar al jefe de este clan, y ustedes son los indicados, así que desde ahora trabajaron juntos.

-¿Tengo que trabajar con este sujeto? – La mano morena no tardo en señalarlo apenas su jefe termino de hablar, parecía irritado, y no lo culpaba, él de hecho se encontraba de la misma forma, pero no pensaba correr el riesgo de que algo le sucediera si se negaba a las órdenes de Kagetora – Yo puedo hacerlo por mi cuenta, no necesito a un idiota que me este estorbando.

-Bastardo – Kagami le dio una mirada con esos ojos rojizos que irradiaban en desafío. Una cosa era no llevarle la contraria a Aida, pero otra completamente diferente era que no se defendiera cuando alguien trataba de insultarlo, contando el hecho de que Kagami había sido mafioso mucho antes que Aomine – No trates de lucirte cuando es obvio que no sabes ni matar una mosca.

-¡¿Qué has dicho imbécil?! – Aomine se levanto de la silla dispuesto a encararlo, tomándolo del cuello de la chaqueta que traía puesta; Taiga no dijo nada, pero también se levanto de su asiento, imitando la misma acción que el moreno.

-¡Daiki! ¡Taiga! – Ambos jóvenes pararon sus acciones para ahora mirar al castaño. El pelirrojo soltó al contrario pero este no hizo lo mismo y solo reforzó su agarre, provocando que Kagetora volviera a gritar - ¡Daiki detente ahora mismo!

Por semejante grito y el tono con el que había sido dicho, Aomine no tuvo más remedio que obedecer las órdenes. Mirando al otro chico que pareció prestar más atención a las palabras de aquel viejo. El mayor suspiro, a sabiendas de que esto no era una buena idea después de todo, Kagami y Aomine eran muy iguales, y sus actitudes no eran la mejores, así que todo esto significaba desastre.

-Quieran o no deberán aprender a llevarse bien.

-Prefiero que me amputen el dedo meñique – Kagami dijo la frase por lo bajo, ya que si Aida lo hubiera escuchado enseguida habría cumplido su petición y su dedo pequeño le gustaba mucho por si preguntaban.

-Tch, entiendo – El moreno cruzo los brazos por su pecho, no muy conforme con la idea de tener a alguien que le haga compañía. Taiga estaba en las mismas ya que siempre había trabajado solo, pero hasta alguien como él debía de admitir que necesitaría ayuda para eliminar al jefe de Rakuzan, y el peliazul parecía un buen compañero después de todo.

Es guapo”. Y ahí estaban esas malditas palabras de nuevo en su cabeza. El jefe salió para dejarlos solos un momento y que se conocieran, así que el silencio era infinito. Miro de reojo al chico y supo que Kuroko no le mentía. Aomine era atractivo sin lugar a dudas, con ese cuerpo y esa piel morena podía hacer derretir a cualquiera fácilmente. Sus mejillas se ruborizaron cuando se dio cuenta de los pensamientos, ignorando el hecho de que Daiki miraba sus acciones, y cuando noto el sonrojo formo una sonrisa arrogante en su rostro.

-¿Y bien? – Kagami levanto la vista, que había permanecido fija en el suela, para ahora posarla en os ojos azul profundo de su acompañante. Observo que el gesto en la cara de Aomine era diferente al de hace rato cuando lo había tomado de la camiseta, haciéndole sentir escalofríos en toda la columna vertebral - ¿No dices nada?

-¿Qué debería decir? – Sus orbes rojizos demostraban una mirada irónica, combinada con ese aire de sarcasmo que había salido de sus labios. Metió las manos en los bolsillos de su pantalón y desvió la vista del otro tipo, volteando incluso su cuerpo para que no tuviera ningún contacto con Aomine de ninguna manera.

-Lo que quieras… - Nunca supo en qué momento el peliazul se había acercado a él por detrás. Apenas y fue consciente cuando sintió esa respiración en su oreja, combinada con el suave susurro con toques de sensualidad y malicia. Todos esos entrenamientos en los cuales había aprendido a sensibilizar sus sentidos desaparecieron de él, como si estas nunca hubieran estado ahí.

Los brazos morenos rodearon su abdomen, y una lengua trazo el contorno de una de sus orejas. Los movimientos lánguidos y escurridizos en el toque de su piel le producían una sensación que era indescriptible, y las manos contrarias se habían adentrado en su ropa para entrar en contacto directo con esa tez que poseía color durazno, contrastando la piel canela.

-D-Deten-te – Sabia que aquello estaba mal. No el hecho de estar “ligando” con otro hombre, bien y podría haberse arrojado a los brazos contrarios sin objeciones, era eso lo que buscaba tiempo atrás antes de venir a la base. Lo que estaba mal era estar en mitad de pleno “faje” en la oficina de su jefe, ya que las consecuencias podrían ser catastróficas si llegasen a descubrirlos.

-Eres demasiado provocador y apetecible como para soltarte – Aomine seguía degustando el cuerpo del pelirrojo que parecía derretirse ante su simple toque. Desde que diviso al chico fuera de la oficina lo identifico como su compañero; en Touou le habían dado información sobre él, y con solo ver una foto de esos ojos rubís con el cabello color sangre le hizo querer llegar más alla del deseo carnal con este, y tenía la esperanza de que estuvieran llegando muy tarde para así dejar el trabajo y pasar el rato. Cosa que le fue imposible gracias a la mala jugada que le hizo el viejo ese.

-Al m-menos aquí-í n-no – El rostro del de orbes color fuego parecía querer camuflarse con sus cabellos, y su cuerpo temblaba cual gelatina. Pero no fue eso lo que sorprendió a Daiki, si no el hecho de que este no se negara y siguiera su juego. Hubiera esperado otro tipo de reacción, un golpe, un insulto, o incluso un disparo, pero no esto. Ya se había preparado mental y físicamente del como le haría para violar al pelirrojo, -ya que lo haría suyo sí o sí- pero todo eso se fue a la basura cuando el de Seirin dijo que cooperaria.

Al menos esto lo hace más fácil”. Detuvo su juguetona lengua y se separo de Kagami; quien tenía el rostro escarlata jadeando y soltaba pequeños suspiros, para después recuperar el aire que se le había escapado. Aomine noto como el de hebras rojas se abstenía a moverse de donde se encontraba, así que decidió retomar lo de hace poco sin importarle lo que saliera de la boca del contrario, pero sus futuras acciones se vieron interrumpidas cuando Kagetora ingreso de nuevo a la habitación.

-Veo que se llevan mejor – El hombre de cabellera castaña ignoraba el hecho de que sus palabras habían traído doble sentido para los jóvenes. Abrió uno de los cajones de la mesa de la oficina y saco de ahí unos papeles, los coloco sobre la mesa juntándolos, para luego acomodarlos y que quedaran completamente ordenados – El ataque no se llevara a cabo muy pronto, porque aun tenemos cosas que aclarar y datos que averiguar sobre el clan Rakuzan, y por lo menos será un poco más de medio año el cual tendrán que esperar para dar su golpe maestro – Miro la cara de desconcierto que tenían ambos chicos y decidió explicar el resto de toda esa historia – El hecho de juntarlos antes hará que aprendan a confiar uno en el otro y ser compañeros, ya que de esa manera dependerá si sobreviven o no al enfrentarse a Rakuzan.

-¿Entonces desde ahora trabajaremos juntos en cada tarea que se nos otorgue? – Expreso Kagami, hablando por los dos más que por él mismo.

-Exacto Taiga – El hombre sonrió satisfecho al saber que sus asesinos habían captado la idea, y se sintió aun más feliz cuando ninguno puso una queja sobre el tema – Eso es todo, pueden retirarse.

Kagami hizo una reverencia, y después se dirigió a la puerta de la salida; Aomine observo al pelirrojo salir sin decir nada, por lo que le dio la espalda a Kagetora, diciendo algún “adiós” sin siquiera mirarlo a los ojos, para también salir por la misma puerta. El veterano entonces tomo en cuenta que en verdad Aomine Daiki era todo lo que decían, pero como no se encontraba a su cargo no podía hacerle absolutamente nada. Ese joven por lo menos debía ser cortes con sus superiores, si no quería que le cortara la lengua.

El pelirrojo avanzo sin dar media vuelta, lo que ocurrió en la oficina de su jefe lo dejo muy confuso; cierto, el planeaba hacer eso con alguien esa noche, -alguien que no conocía ni sabía nada sobre él, pero alguien a final de cuentas- pero su opción estaba lejos de ser aquel sujeto que Kuroko le había mencionado. Es decir, si era atractivo aunque no pensó que este se le arrojara en plena base para “comérselo”. Y lo peor era que él también había cooperado.

Un fuerte tirón de su hombro izquierdo le hizo detenerse y retrocede sin querer, un amplio pecho que golpeo su dura espalda le hizo no caer, y una voz que recién había conocido momentos atrás le hizo deshacerse de la idea de darle un puñetazo al infeliz que osaba tocarlo.

-No iras a ningún lado – La voz ronca de Aomine le hizo estremecer.  La razón por la que había huido apenas su jefe dijo que podían retirarse era esa. Ya no quería encarar al otro chico, por que de ser así caería de nuevo en esa mirada igual al cielo nocturno. No obstante el moreno parecía muy terco e insistente – Creo que dejamos algo pendiente, ¿No crees?

-No empieces con juegos – A Kagami aún le quedaban 2 horas más antes de volver a regresar a la base y que sus días se llenaran de trabajos y tareas, mismas que compartiría con el de Touou, así que no estaba de humor para estupideces. Además de encontrarse todavía cabreado por el hecho de que momentos antes se había comportado como una “señorita”.

-No estoy jugando – fueron las palabras del más alto, y las dijo con tanta seriedad que de no ser por su mirada arrogante le hubiera creído.

El pelirrojo medito por segundos. Era cierto que estaba buscando con quien pasar el rato, pero aunque su idea no era exactamente Aomine, si este quería participar por él bien. Embozo una pequeña sonrisa con una mirada lujuriosa, para darse la vuelta y darle por fin la cara al peliazul, el cual se sorprendió un poco por su acción, pero al notar el gesto de Kagami dudo lo que se le pasaba por la mente a este.

-Bien si es lo que quieres – Su tono fue provocador, he hizo que Daiki temblara por breves segundos. Las brazos del menor rodearon el cuerpo de su ahora compañero de trabajo, para frotarse un poco contra él. Se acerco a la oreja del contrario para susurrar del mismo modo que Aomine había hecho minutos antes en la oficina – Vayamos a la azotea.

Casi con la misma rapidez con la que había abrazado al moreno, se alejo, para mostrare una sonrisa que podía parecer de todo menos inocente; subió las escaleras escuchando como los pasos del de Touou venían detrás suyo. Una vez en la azotea, encontró un punto de escape, listo para alejarse de la base con Aomine siguiéndolo de cerca. Podía sentir de nuevo el viento frio en la cara, y utilizando la misma técnica que le había enseñado e peliceleste, desapareció entre las sombras.

 Cuando Aomine llego hasta donde alcanzo a ver al pelirrojo por última vez, se detuvo. Genial, ese idiota se escapo, tal vez debí haber visto venir eso. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos de nuevo por ese chico de ojos escarlata, que nuevamente había aparecido ante sus ojos. Kagami se acerco a paso lento, con sigilo, como si fuera la caminata de un gato, con porte y elegancia, sin despegar sus ojos rubíes que se habían conectado con los oscuros zafiros. Cuando estuvo lo suficientemente cerca del otro cuerpo, emitió una pequeña risita que no paso desapercibida por el peliazul.

-Entonces Aomine…- Sin aviso una de las manos de piel durazno se sitio en la hombría del moreno – Supongo que esto es lo que quieres ¿O me equivoco?

El joven de ojos como la noche, ahogo un gruñido. El tacto de la piel de Kagami sobre su miembro aun por sobre la ropa lo había encendido, y mucho. Noto como la mano del contrario masajeaba levemente su virilidad aun con los pantalones sobre este. En ningún momento su mirada se había apartado de la del pelirrojo, mientras este seguía su labor con ímpetu, también mirando a los ojos de Daiki.

El contacto que había permanecido entre ellos se corto cuando Taiga bajo en su cuerpo. Sus movimientos fueron deslizantes hasta que su rostro quedo a la altura del bulto que seguía haciéndose más grande en los pantalones azabache. Kagami miro los abultados pantalones y no pudo evitar frotar su cara contra estos. Escucho pequeños jadeos y gruñidos, y a pesar de que el moreno no había dicho nada desde que salieron de la base, supo enseguida que él quería llegar más lejos, el problema era: ¿Hasta dónde?

Con ayuda de sus expertas manos logro que el botón de la prenda dejase de estorbar, y con ayuda de sus dientes logro bajar el cierre de la cremallera que escondía aquella virilidad que estaba ansiosa y palpitante. Acaricio una vez más el miembro a pesar de aun estar refugiado en sus bóxer negros, y el líquido del pre-semen había mojado gran parte de la prenda, en su vano intento por buscar el placer sin éxito.

-¡N-nhg! ¡Kagami apresúrate! – Consciente de que el otro no esperaría por más tiempo, decidió que era hora de liberar el falo de su prisión, por lo que enseguida bajo la ropa interior negra, causando que el erecto miembro le golpeara de lleno en la cara. Lo tomo con una mano y comenzó a bombearlo, observando las reacciones del que aun se encontraba de pie; Acerco sus labios a la punta del glande, en donde ligeramente lleno de besos e incluso llego a dar suaves mordidas, que hacían que Aomine volara hacia el paraíso.

Su lengua se paseo por la dura carne dejando humedad a su paso, asegurándose de chupar algunas zonas que se encontraba por ahí, para que luego abriera los labios para que aquella extensión entrara completamente en su boca. No se detuvo hasta a cerciorarse de que toda la virilidad color canela se encontraba en su boca, ahogando las arcadas porque esta rozara su garganta y lo dejara sin poder respirar. Y con ayuda de sus manos masajeaba los testículos de su compañero, solo para causarla más placer.

Aomine nunca en su vida había sentido esa sensación. Es cierto que lo había hecho millones de veces, a diferencia del pelirrojo él se volvió mafioso cuando tenía 15 años y como su carácter era algo difícil y sus habilidades sorprendentes, nadie se atrevía a hacerle bromas al novato. También debía crédito a su físico y atractivo, ya que esto ocasiono que las chicas se le lanzaran como abejas a la miel, situación que él aprovecho para follarse al menos a 4 chicas por día, toda las semanas, y siempre sus preferidas eran las que constaban de senos extra-grandes.

Pero esto era diferente, ninguna con las que había follado fue capaz de “tragar” completamente su miembro, pues era demasiado grande para ellas y al final terminaban atragantándose.; en cambio con el de orbes fuego fue distinto, ya que este si pudo devorar su miembro de forma completa, dejando que su “amigo” llenara su boca hasta hacerle el honor de sentir por primera vez lo que era tocar una garganta con la punta del glande. Eso también contando el hecho de que era la primera vez que se veía atraído por un hombre, que no constaba de senos, pero Kagami tenía un “algo” que le atraía de alguna forma.

Cuando Taiga sintió que ya no podía respirar, libero el falo de su boca, para después lamer y chupar la base y más abajo. Los movimientos constantes de esa mano sobre su miembro no hacían otra cosa más que enloquecerlo, y Daiki estaba seguro de que en cualquier momento acabaría. Los lánguidos movimientos no cesaron y solo aumentaron su ritmo. De nuevo introdujo la extensión entre sus labios, y comenzó con el vaivén dentro-fuera; cada vez que la virilidad tocaba su garganta, su lengua acariciaba la base, y podía degustar el líquido salado quedándose en su paladar.

-Joder… - El insulto del peliazul atrajo su atención y dirigió la vista hacia arriba para notar como la cabeza del moreno se encontraba echada hacia atrás, con los hombros temblándoles, y los dedos de su mano tomándole del cuero cabelludo -¡Kagami, espera! – Pero el pelirrojo hizo caso omiso – ¡M-Me vo-y a co-correr!

El más bajo sintió como el liquido se derramaba dentro de su cavidad bucal, pero no hizo gesto de asco ni de querer apartarse, y se encargo de dejar esa parte de nuevo limpia, tragando todo el semen que el otro había derramado, asegurándose con su lengua de no dejar ni un solo rastro de lo que había hecho en el cuerpo del moreno. Aomine trataba de recuperar el aire que perdió en lo que fue la mejor felación de toda su puta vida.

Kagami por fin se enderezo, relamiéndose los rastros en busca de alguna pequeña mancha de esperma que no hubiera degustado, y cuando se aseguro de que ya no quedaba ninguna, observo directamente a los ojos azul oscuro. Daiki acomodo de nuevo su ropa, abrochándose finalmente el botón del pantalón otra vez, para dirigir la mirada a los ojos rojo sangre.

-¿Qué te pareció Daiki? –la sonrisa en el rostro del de Seirin era burlona.

-He tenido mejores – Obviamente eso era una mentira, pro no admitiría en voz alta que ese chico de otro clan era bueno en eso. Primero muerto.

Cuando el momento de calentura termino, Aomine extrajo de su chaqueta una cajetilla de cigarros. Tomo uno y le ofreció otro al pelirrojo, el cual acepto el gesto y también lo tomo. El moreno coloco el cigarrillo en su boca, antes de colocarse los lentes oscuros que había mantenido colgado en su cuello, el pelirrojo lo imito, también haciendo lo mismo pero esta vez con sus propios lentes, antes de sacar un encendedor del bolsillo trasero de su pantalón, y el peliazul sacaba otro del bolsillo que tenia a la altura del pecho. Ambos jóvenes colocaron la pequeña llama en la punta de la nicotina, cubriendo con sus manos el encendedor para evitar que el aire helado apagara el fuego. Con el dedo índice y el pulgar quito el cigarro de sus labios, dejando salir el humo en una sola exhalación, mismo que había estado conteniendo en sus pulmones.

-Kagami – El mencionado le miro, haciendo un pequeño sonido con la boca, para indicarle que tenía su atención – Hay que repetir eso.

Taiga se llevo una mano a la altura del mentón. ¿Repetirlo? Eso sonaba bien pero aun tenían otras cosas que hacer. Otros trabajos antes de que el plan para hacer que el clan Rakuzan caiga, en el cual podrían o no salir con vida, demasiados riesgos. Aun así, el menor sonrió de medio lado aun con el cigarrillo en sus labios.

-Claro ¿Por qué no? – Y fue acompañado de un encogimiento de hombros.

La fría y congelada noche siguió su curso, y el cielo nocturno rodeaba a ambos jóvenes, tan oscuro como los dos zafiros que el peliazul poseía por ojos, sin embargo esta frialdad no era sentida por ninguno, ya que el calor que irradiaba el cuerpo del pelirrojo hacia que su ojos rubíes parecieran llamas que cubrían el lugar, alejando los problemas que más tarde vendrían cuando dieran su golpe maestro.

Lo único que se podía sentir por ahí, era el humo con olor a tabaco que inundaba la avenida.

--- FIN ---

Notas finales:

TARA!!! eso es todo y aclaro que no tendra mas capitulos (por si preguntaban) pero espero con ansias sus reviews <3

CATALINA ESPERO QUE TE HAYA GUSTADO!!! C:


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