Aquel descabellado plan solo se le podía ocurrir a una persona y esa era Aida Riko, ¿a quién si no? Solo a ella podía ocurrírsele tal locura con tal de conseguir un poco de información.
“Sacrifi… perdón, enviaremos a uno de los de primero” aquellas palabras habían dejado helados a muchos y más cuando se nombro a quien debería protagonizar tal acto. Furihata Kouki fue el elegido.
Según la chica el plan era sencillo por el simple hecho de solo contar con tres pasos.
1.- Vestir a Furihata de mujer.
2.- Llevarlo con los jugadores de Rakuzan.
3.- Averiguar las debilidades(o conseguir más información) de los reyes sin corona.
Simple, según ella claro. Si bien no fue fácil convencer al chico para que fuera participe de aquella locura luego de unas cuantas amenazas de la entrenadora de Seirin todo quedo arreglado.
Solo fueron necesarios una peluca castaña hasta la mitad de la espalda, un uniforme femenino de Seirin (cortesía de la entrenadora) y un poco de rímel y Furihata estaba listo.
-¡No! ¡Por favor no! –gritaba Furihata temblando. ¡Si lo estaban “tirando a los leones”! Tenía miedo, mucho miedo. Luego de que Akashi tajara la mejilla de de Kagami con las tijeras de Midorima. ¡¿Que sería de él si descubría aquella farsa?!
Para que no huyera Hyuuga y Kiyoshi le sujetaban mientras los demás espiaban para ver si Rakuzan ya había salido, apenas divisaron una cabellera rojiza aquella “muchacha” de largo cabello castaño fue empujada directamente hacia los brazos del capitán de aquel famoso equipo.
Lo último que pudo escuchar de sus compañeros fue “Suerte Furihata/Furihata-kun”
-Hey ¿estás bien? –una voz que no reconoció le llamo. Temeroso levanto su mirada encontrándose a un chico rubio con unos curiosos colmillos sobresaliendo de la comisura de sus labios. Volvió en si girando bruscamente hacia la persona que en ese momento le sujetaba por la cintura.-
Aquella mirada le dejo helado y el portador de esta al parecer no tenía intenciones de decir palabra alguna. No podía moverse. “Ah, como aquella vez” pensó y luego todo su mundo se tiño de negro, cayo desmayado.
Ambos equipos se encontraban sorprendidos. Seirin que se encontraba más alejado de aquella escena trataba de controlar a su entrenadora que estaba que echaba rayos. Mientras Kiyoshi y Hyuuga le sujetaban para que no hiciera algo que empeorara la situación el resto del equipo le rezaba a todos los dioses para que su querido compañero volviera entero.
Bueno, a excepción de Kagami y Kuroko, ya que según Kuroko “Si ubiera querido hacerle algo a Furihata-kun ya no estaría ahí” y Kagami como siempre no se enteraba de nada.
Por su parte Rakuzan se encontraba atónito, ya que, para ellos una completa ‘extraña’ se le arrojo encima a su capitán. Al gran, al absoluto Akashi Seijuro. ¡Ademas de darse el lujo de desmayarse en sus brazos!
La mayoría le miraba con celos y solo los demás titulares miraban a la chica con preocupación.
Reo no se dio a desear y tomo a la muchacha entre sus brazos, tipo princesa. Esperaron un rato pero nada, nadie la buscaba “Tal vez vino sola” agrego Kotaro “Llevémosle al hotel” intervino Akashi comenzando a caminar dejando que las quejas de los de reserva murieran en sus bocas.
Dicho y hecho. Ya los cinco titulares se encontraban en el cuarto de su capitán, ya que era más espacioso que los demás y por ende la muchacha estaría más cómoda.
Nebuya devoraba platos de comida, Kotaro esperaba ansioso el momento en el que la chica abriera sus ojos, Reo por su parte se debatía entre si estaba bien o no revisar el teléfono de una chica mientras Akashi simplemente observaba la escena que se estaba formando.
Despertó confundido, no reconocía las voces a su alrededor y qué decir del lugar. Luego de meditarlo unos segundos le vino encima todo lo sucedido aquella tarde.
Primero, lo vistieron de mujer.
Segundo, lo empujaron hacia el capitán de Rakuzan.
Tercero, se desmayo.
“¡Santo dios!”
Asustado intento reincorporarse a lo que un severo mareo lo ataco, estaba realmente aterrado pero unos gritos que lo desconcertaron llamaron su atención “¡Despertó!” Poso su mirada al dueño de los gritos encontrándose a los tres reyes sin corona mirándole expectantes. Oculto tras ellos también se encontraba Akashi.
Su miedo lo paralizaba “¿Y si ya me descubrieron? ¿Qué me harán?” Todo tipo de preguntas recorrían su mente mas apenas escucho las palabras de Reo se tranquilizo. Bueno en su situación la palabra “tranquilo” se distorsionaba bastante.
-Tranquila, no te preocupes no te aremos daño.