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Mirame a mi por gabbana

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Notas del fanfic:

Bueno, hace un tiempo que no publico nada, espero les guste mi nuevo fic! ;)

 

Por los largos pasillos repletos de estudiantes, se veía a uno de ellos que caminaba con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón con un aire algo peligroso e imponente. Su nombre era Date Masamune, un muchacho que se caracterizaba fisicamente por un parche quirúrgico en su ojo derecho y por cargar el sobre nombre de Dokugan-ryu; vistiendo el uniforme escolar de una manera poco tradicional al sustituir la usual camisa blanca por una camiseta azul marino que se dejaba ver gracias a que siempre llevaba la chaqueta negra de la escuela abierta, completando su atuendo con un par de anillos y unas muñequeras, luciendo completamente rebelde y atrayente a la vez.

Generalmente los demás le admiraban al ser el un estudiante impecable en todas las materias y a la vez ser un gran peleador inato en el manejo de la espada, sin mencionar también que era el líder del clan Date a pesar de su corta edad y muchas chicas estaban enamoradas de él al encontrarlo un tanto rebelde e irresistible cuando hablaba en ingles, dandole un aire cool que las volvía a todas locas, pero esa mañana los estudiantes se apartaban instintivamente de su camino al sentir esa aura perturbada que hacía juego con sus cejas fruncidas y la mueca de su labio.

La razón de su enfado? Claro, ese día comenzaba San Valentín, y se dise "comenzaba" porque su escuela lo celebraba con una semana de anticipación y para él era una reverenda estupidez, una cursilería y perdida de tiempo, sin mencionas que por culpa de ese festival todas las actividades de los club permanecerían cerradas, lo cual incrementaba su ansiedad. Y esa ansiedad iba de mal en peor mediante caminaba por los pasillos repletos de un vistoso y horrible decorado que solo le revolvía el estómago.

Cómo era posible tanta estupides!? Todos los años era lo mismo, el centro estudiantil organizaba toda una semana de festejo junto con un pequeño festival que hacían en las tardes y decoraban toda la escuela con globos rosas y pancartas de corazones rojos con la estúpida tradición de entregarse obsequios anónimos que serían dados por las secretas admiradoras y admiradores durante toda la maldita semana!

Y eso era lo que más odiaba. Recordaba haber encontrado en años anteriores un montón de cartas en su casillero que le dieron en toda la cara en cuanto lo abrió, una cantidad absurda de cajas de bombones de chocolates en su pupitre y hasta unas bolsitas de caramelos en sus zapatillas cuando regresó al camerino después de una clase de gimnasia!

Sin duda alguna, las mujeres eran las que se volvían más locas en esos días, sin contar a uno que otro sujeto que terminaron con un puño en la cara y con menos dientes.

Pero a pesar de tener muchas admiradoras ninguna le llamaba la atención. Las mujeres eran demasiado ruidosas, locas y cursis a su parecer.
Muchas veces pensó en que lo normal sería elegir a una y tenerla como novia pero ninguna le gustaba lo suficiente como para llamar su atención y él prefería dedicarle su tiempo al kendo y a las peleas callejeras, aunque bueno, últimamente ya no podía pelear mucho ya que Kojuurou lo reprendía como si fuera su padre y el director lo tenía algo amenzado, que si no lo habían echado aun era solo por sus excelentes calificaciones, pero eso ya no era un tema importante, porque desde hace unos meses que había encontrado a su nueva "distracción".

Había dejado de buscar problemas con todo el mundo ahora que había encontrado a alguien que lo enfrentara sin temor y al mismo tiempo lo hiciera emocionar a tal grado de olvidarse de todo lo demás, tanto que con el solo echo de recordar su rostro y sus ojos llameantes había olvidado el cursi decorado del pasillo y había borrado su semblante de demonio por uno complaciente y relajado.

Con esa persona en mente, deslizó la puerta de su salón y alcanzó a reaccionar a tiempo al agarrar un cuaderno que iba directo a su cara. Al moverlo y ver quien había osado en lanzarle eso, su rostro de malas pulgas cambió por una sonrisa soberbia y divertida al ver a la persona que hace un segundo pensaba.
Era un joven un año menor que el, de cabellos cafés, algo alborotados pero siempre amarrados por una coleta baja, de grandes ojos castaños y cuerpo atlético. Al igual que él, llevaba el uniforme de la escuela que constituía de un pantalón y una chaqueta negra, pero con una camisa blanca bien puesta, resaltando en su cuello el característico collar de monedas que usaba siempre su pequeña “distracción”.

Sanada Genjiro Yukimura, un chico sociable, correcto, amable, diplomatico y apasionado, era sin duda el nuevo centro de sus atenciones, la persona que hacía a su corazón saltar y a su alma vibrar desde que habían cruzado miradas por primera vez.

- Oi, Sanada Yukimura! aún es temprano y ya quieres comenzar a pelear?-le preguntó con una sonrisa ladina y un porte de superioridad al mismo tiempo que ingresaba al aula y lanzaba de vuelta el libro al mencionado, quien lo agarró ágilmente.

- Lo siento Masamune-dono!- dijo el castaño con una cara  de cachorro que solo sacó una sonrisa en el otro- No pretendía lanzárselo! Es solo que Maeda-dono me ha robado mi desayuno!!!- dijo ahora con fuego en los ojos mientras los dirigía hacia el otro extremo del salón, en donde se veía a un alumno de alta estatura, cabellos largos y cafés amarrados en una cola alta, riendo sin parar mientras masticaba algo con la boca abierta.  

Llevaba solo el pantalón negro de la escuela, con una camisa amarilla y la chaqueta negra amarrada a su cintura. Ese era Maeda Keiji, el revoltoso y enamoradizo de la escuela, o "flower boy" como le llamaba Masamune por la tendencia que éste tenía de regalarle flores silvestres a todas las chicas que se le pasaban por delante.

- Pero Yuki-chan este es tu segundo desayuno!!! No se cómo comes tanto! No seas tacaño y convida un poco!- le dijo el más alto, saltando ágilmente al ver una escoba volando hacia él.

- ESO NUNCA! LOS DANGOS DE SASUKE SON LOS MEJORES! Y NO LOS COMPARTO!!!

Yukimura se dispuso a enfrentar al otro para recuperar su alimento mientras Masamune se sentaba descuidadamente en su asiento, mirando divertido como el cachorro se transformaba en un tigre cuando defendía lo que era suyo, en este caso su comida, pero su diversión se vio interrumpida al ver como una chica que creía no haber visto antes ingresaba al salón y se acercaba a Yukimura, quien se detuvo enseguida para ver qué sucedía.

- Sa-Sanada-dono, etto… no pude evitar ver que Maeda-dono se ha comido su desayuno, es por eso que yo… yo quería darle esto!- y con una exagerada reverencia extendió sus manos con una bolsa rosa de papel.

Masamune arqueó una ceja y chasqueó la lengua con molestia al ver como el tigre aceptaba el obsequio con algo de duda. Si hasta podía verle las mejillas sonrojadas…!

- Eh? Q-qué es?-preguntó algo nervioso mientras examinaba la bolsa por fuera.

- Son pastelillos que yo misma he horneado- dijo la chica mientras se ponía derecha, pero de todas formas no miraba directamente al otro si no que se apretada sus dedos y movía uno de sus pies levemente.

- Pero estás segura de regalármelos?- preguntó sorprendido el pelicafé, aun algo dudoso.- No querrás comértelos tú?

- Por supuesto que no!- dijo la chica mientras llevaba ambas manos hacia sus mejillas sonrojadas y miraba de reojo al otro- Ya que los he hecho solo para ti!!!- mencionó con fuerza, provocándose ella misma un fuerte sonrojo por decirlo en voz alta, saliendo corriendo del salón con un gran grito de vergüenza.

Yukimura quedó sorprendido al presenciar eso pero en seguida abrió la bolsa y miró su contenido, encontrándose con numerosos pastelillos que tenían una pinta y olor que solo le abrió más el apetito.

- Vaya Yuki!! Tu primer regalo de San Valentín! Tienes una admiradora!- le dijo Keiji con emoción mientras le golpeaba levemente las costillas con su codo, provocando que el menor mirara con algo de vergüenza a su amigo.

- D-De qué habla Maeda-dono!? Ella solo fue amable! Ya que tú te comiste mi segundo desayuno!!!- le dijo mientras lo apuntaba con un dedo acusador- Ahora esto es mío!- sacó uno de los pastelillos y estaba a punto de darle el primer mordisco cuando una mano se lo quitó. Sintió a continuación un brazo rodeando sus hombros y al mirar hacia un lado se encontró con su eterno rival comiéndose el pastelillo- Masamune-dono!!! Eso es mío!!!

- Hm, de verdad que eres tacaño con la comida- le dijo mientras lo miraba de reojo y se terminaba de comer el pastelillo- Pero es una pena saber que esa chica se esforzó tanto por nada. Puaj, muy dulce!- dijo mientras sacaba la lengua y ponía cara de desagrado.

- Eh?- la cara de duda de Yukimura le hizo entender al otro que no lo captaba.

- Sabes por qué te ha regalado esto, verdad?- al ver que el otro solo ladeaba la cabeza a un lado como un cachorro ingenuo, suspiró- Está enamorada de ti!

- QUÉ!?- un intenso rubor se instaló en las mejillas del menor, haciendo que Keiji comenzara a reírse con fuerza frente a su reacción y que Masamune suspirara al ver lo inocente que era su rival.

- Cielos Yuki! Que te regalen algo en la semana de San Valentín es la prueba más obvia de que alguien está enamorado! Esa chica te dio esos pastelillos en muestra de sus sentimientos!- le explicó el más alto mientras intentaba calmar su risa.

- P-P-Pero si no la conozco!- dijo aun con el rostro completamente rojo.- Como va a estar enamorada de mí!?

- Bueno, algo te verá- dijo el tuerto al mismo tiempo que hacía el ademán de robar otro pastelillo, pero fallando al ver como el otro apartaba la bolsa con cara recelosa.- De seguro a las chicas les gusta tu semblante de cachorro, si llegas hasta ser adorable- le dijo con burla mientras le pellizcaba una mejilla, sacando una mirada enfadada del menor quien se apartó.

- No soy un cachorro!!!

- Bueno si, de adorable tiene algo- comentó Keiji con una mano en su barbilla al mismo tiempo que lo examinaba, provocando incomodidad en el otro- Es cierto! Este es su primer San Valentín en nuestra escuela!- dijo con una sonrisa al mismo tiempo que juntaba sus manos- Será divertido ver las reacciones de Yuki-chan si más chicas le dan obsequios! Ajajaja ya quiero ver su cara!

- MAEDA-DONO! NO HABLE COMO SI NO ESTUVIERA AQUI!!!- le gritó completamente sonrojado.

- Oi, chicos!- dijo una ronca voz que llamó la atención de los tres estudiantes, encontrándose en la entrada del salón a un chico de blancos cabellos, con un parche en su ojo izquierdo y aros en toda la oreja, usando una camisa morada junto con sus pantalones negros y sobre sus hombros la chaqueta de la escuela.

- Motochika! Qué haces aquí? Este no es tu salón- le dijo Keiji mientras lo saludaba con la mano. Los otros estudiantes que estaban en el salón solo se movieron de su camino algo atemorizados por su apariencia peligrosa y cara de pocos amigos, conociendo la fama del peliblanco al ser el líder de un grupo de matones que siempre buscaban pelea.

En un principio el clan de Motochika y el de Date se odiaban a muerte, teniendo siempre encuentros en peleas callejeras, pero fue gracias (inconscientemente) a Sanada Yukimura que esos dos aprendieron a llevarse bien, ya que Yukimura había conocido al peliblanco con anterioridad también en una pelea en donde el joven tigre, tan correcto y valiente, lo ayudó completamente solo a derrotar a otro grupo, consiguiendo enseguida la simpatía del peli blanco y su apoyo en futuras peleas si así lo necesitaba, fue por eso que cuando el menor ingresó a su misma escuela, Date Masamune tuvo que aprender a lidiar con Chosokabe Motochika si quería acercarse al pequeño tigre, repitiéndose casi la misma historia con Ishida Mitsunari, pero a ese aun lo detestaba.

- Solo vengo a entregarle algo al pequeño tigre- dijo el peliblanco al mismo tiempo que ponía cara de molestia y le lanzaba algo a Yukimura, quien lo atajó fácilmente.

- Eh? Es una caja- abrió el contenido y sus ojos brillaron al ver un montón de bombones de chocolate en forma de corazón.- DELICIOSO!!!-gritó con alegría, llevándose de inmediato un par de chocolates a la boca, haciendo un sonido de satisfacción que solo le hizo erizar los pelos al dragón.

- Ah!? No me digas que tú se los estás regalando!?- le preguntó Masamune al peliblanco, sustituyendo un leve sonrojo en sus mejillas por una cara enfadada mientras miraba penetrantemente al otro que pareció enfadarse más.

- Eres idiota!? Yo no he sido! Una chica de mi clase me ha dado dinero a cambio de que le entregase eso al pequeño tigre!

- OTRO OBSEQUIO YUKI!!!- gritó Keiji con entusiasmo al mismo tiempo que golpeaba la espalda del menor en son de alegría, provocando que este comenzara a atorarse al estar comiendo- OH NO YUKI YO TE SALVO!!!- y en un rápido movimiento, el más alto se puso detrás del otro y comenzó a apretar su estómago con sus brazos mientras Yukimura intentaba respirar.

- Entonces te tienen de mensajero del amor?- le preguntó con burla el tuerto al peli blanco, quien tan solo chasqueó la lengua con fastidio.

- Esa chica está loca. Como sabe que me involucro en este extraño grupo me suplicó hasta las lágrimas que le diera eso! Son unas incompetentes! Ni siquiera fue capaz de venir ella misma a dárselo. Odio estas fechas!

- Sin duda compartimos ese sentimiento- dijo el dragón con fastidio mientras se cruzaba de brazos.

- Pero aún recuerdo el año pasado cuando tuviste que rechazar a miles de chicas! nunca vi a tantas mujeres llorando!- dijo el más alto con burla y gracia, sacando un gruñido del otro que pareció fastidiarse- Tranquilo, al parecer, este año le ha tocado al pequeño tigre- dijo con una sonrisa divertida mientras hacia un movimiento con su cabeza hacia un lado, provocando que Masamune mirase hacia la salida del salón, encontrándose con un grupo de chicas que no parecían atreverse a entrar y que miraban a Yukimura con sonrojos y ojos brillantes a pesar de que este estuviera atorándose, con la cara casi azul y deformada por culpa de Keiji que no dejaba de apretar su estómago con sus brazos.

Con un gruñido, fue donde Maeda y lo empujó lejos antes de que matara a su pequeña distracción, pasándole al mas bajo una botella de agua de la cual tomó como si su vida dependiera de ello para luego dar una gran bocanada de aire, recuperando el color natural de su piel.

- Eso te ocurre por comer como un animal- le dijo Masamune con una sonrisa burlona mientras le golpeaba suavemente la cabeza con la botella vacía que le había dado, sacando un fuerte sonrojo en el rostro del tigre al mismo tiempo que fruncía las cejas con un enfado infantil, decidiendo mejor ignorar a su rival al ver a una persona que conocía ingresando al salón.

- Mori-dono!- le llamó Yukimura al ver a un estudiante de cabellos lisos hasta el cuello, con una mirada desafiante y seria tras unos finos lentes. El recién llegado solo le respondió con una ligera inclinación de cabeza, para después centrar su poderosa mirada en la espalda de un peli blanco.

Motochika, que había estado riéndose y burlándose de Keiji al verlo tirado entre las sillas, se tensó de inmediato al escuchar ese nombre, encogiéndose de hombros al sentir esa conocida presencia tras de sí.
Solo había una persona capaz de intimidar al rebelde pandillero peliblanco, y esa persona, más baja y delgada que él, estaba ahora detrás suyo con un aura peligrosa.

Con lentitud y algo de miedo, Motochika comenzó a girar la cabeza hacia atrás y se encontró con esos gélidos y penetrantes ojos que conocía desde pequeño.

- Mo-Mori… jejeje, qué haces aquí?- le preguntó con una sonrisa nerviosa.

- Las clases están a punto de comenzar, qué pretendes? Saltártelas otra vez!?- le preguntó mientras entrecerraba sus ojos, provocando un escalofrío en el más alto.

- Claro que no! yo solo vine a entregar algo!

- Pues entonces comienza a moverte y regresa!!!- tomó con brusquedad la mejilla del peliblanco y tiró de él hacia la puerta.

- AAH! Mi mejilla!!! me duele!!!- gritó mientras era arrastrado fuera del salón.

- Deja de quejarte como una niña- le dijo con frialdad, haciendo una pequeña reverencia antes de marcharse.

- Esos dos sí que parecen marido y mujer- dijo Keiji con gracia al mismo tiempo que se levantaba del suelo como si nada.

- Chosokabe-dono y Mori-dono se conocen desde niños, es por eso que son bien unidos!- mencionó Yukimura con una sonrisa.

- Unidos? Si se tratan a golpes!- mencionó Masamune con una ceja arqueada, para después sonreír al pensar en algo - Bueno, si de golpes se trata, entonces podría decirse que nosotros también somos MUY unidos Yukimura- dijo con una extraña sonrisa al mismo tiempo que acercaba su rostro peligrosamente hacia el menor, quien se echó un poco hacia atrás al mismo tiempo que se sonrojaba y fruncía el ceño.

- Bueno, el que te quiere te golpea!- dijo Keiji con la mayor naturalidad del mundo, provocando que tanto Masamune como Yukimura se sonrojaran al máximo, apartando sus rostros con gran rapidez mientras miraban hacia otra dirección.

- Tch, deja de hablar estupideces vagabundo- dijo Masamune al mismo tiempo que volvía a tomar asiento en su pupitre.

- Uff! He podido llegar!- dijo una jadeante voz, viéndose a un chico de cortos cabellos castaños que se sentaba cansado en su asiento, apoyando con fuerza su cara contra la mesa.

Su nombre era Ieyasu Tokugawa, de castaños y cortos cabellos, cuerpo fornido y amante del deporte, amistoso y amigo de todos, siempre sonriendo, muy correcto y dispuesto a ayudar y defender a los mas débiles.

Masamune bufó por lo bajo al ver al pequeño tigre caminar hacia el castaño idiota que sonreía incluso estando agotado contra su pupitre.

Tokugawa se había ganado su respeto por su fuerza que comprobó en una de sus tantas peleas fuera de la escuela, pero le fastidiaban sus códigos morales y que siempre sonriera como un idiota, aun así terminaba soportándolo solo por que se había echo cercano a Yukimura.

Ahora que el dragón lo pensaba, se daba cuenta que antes de que llegara el tigre a su escuela, él odiaba a medio mundo, pero como Sanada Yukimura atraía a las personas como la miel a las abejas, terminó por acostumbrarse a estar constantemente rodeado de aquel extraño grupo que quizás, muy remotamente, podría llegar a considerar como “amigos”, pero aun así los encontraba unos idiotas.

- Oh Ieyasu-dono! qué ha ocurrido? Por qué llega en esas condiciones?- le preguntó el cachorro mientras comenzaba a comer otra vez los bombones y pastelillos que llevaba cargando en un brazo.

- Yukimura…- susurro el otro aun jadeando mientras levantaba la mano en forma de saludo- Ha sido por culpa de Mitsunari! Intenté darle alcance pero se me escapó!

- Otra vez peleando?- preguntó con diversión el más alto.- Cuándo vas a entender que a Mitsunari no le gusta mucho la compañía? El prefiere estar solo.

- Conozco a Mitsunari hace mucho tiempo! Es mi amigo, yo solo intento acercármele para volver a ser los amigos que éramos antes, pero insiste en alejarse! se que hay algo que le molesta pero no se qué es!- dijo con aparente abatimiento, volviendo a apoyar su rostro contra la mesa en son de derrota.

- Animo Ieyasu-dono! Si eran amigos entonces podrán serlo de nuevo! solo tiene que ser perseverante y acercarse a él!- le dijo Yukimura con sus puños apretados, dándole ánimos al otro castaño.- No deje que su espíritu se rinda tan fácilmente! Tenemos que luchar por lo que más queremos! Incluso si eso nos lleva toda la vida!

- Es cierto Yukimura! - gritó Ieyasu con energías renovadas mientras se levantaba de su asiento y apretaba también sus puños frente a su pecho- Además hoy es un día especial- los ojos del castaño brillaron- Le regalaré algo y así él sabrá lo importante que es para mí!!!

- Así se habla Ieyasu-dono!!!- le dijo Yukimura con la misma energía, viéndose en los ojos de los dos castaños la chispa de una flama.

- Eres tonto o qué? No se llama “El día de los enamorados” por que se le regala a la persona de la que estás enamorado?- preguntó Masamune con aburrimiento mientras  apoyaba sus pies sobre su pupitre y jugaba distraídamente con su celular.

- No solo es el día de los enamorados! Si no el día de la amistad!- Le respondió Ieyasu con solemnidad.

- E-el día de la amistad también!?- preguntó Yukimura con algo de asombro, viendo como el peli corto asentía con felicidad- OH NO! NO LE HE REGALE NADA A SASUKE!- gritó con terror, llevándose ambas manos a la cabeza, botando por ende la bolsa y la caja con los dulces, provocando que el menor mirara su desastre con espanto por la comida desperdiciada.

- Tranquilo Yuki, San Valentín también es el día de la amistad, pero es de mayor tradición solo regalarle a los enamorados- le explicó Keiji, provocando que Yukimura le mirara y se relajara un poco.

- Ya veo, hmmm de todas formas debería hacerle un obsequio! Sasuke siempre me ayuda y me prepara deliciosos Dangos!

- Si quieres hacerle un regalo a ese mono y hacerlo confundirse pensando que estás enamorado de él, adelante! Ve y has el ridículo, de todas formas siempre lo haces, ya deberías estar acostumbrado!- dijo Masamune con aparente indiferencia, esquivando con rapidez un libro que esta vez sí fue lanzado hacia él con el propósito de darle.- Qué!? Acaso quieres pelear!?- preguntó con enfado mientras se levantaba de su asiento.

- Pues si sigue hablando así, sí! quiero pelear!!!- le respondió el menor al mismo tiempo que se acercaba y agarraba al dragón por la chaqueta, siendo su propia ropa agarrada de la misma manera por este.

- Entonces qué estamos esperando!? let´s do it!- le respondió con una sonrisa soberbia que enfadó más al menor.

- Ahhh estos dos ya comenzaron…- susurró Keiji con un suspiro, viendo como comenzaba una guerra de miradas que en cualquier momento pasaría a los golpes, decidiendo ignorarlos y comenzar a platicar con otros compañeros de su clase.

Masamune miraba de manera penetrante al tigre que parecía gruñir como uno, pero su único ojo se desvió inconscientemente hacia los labios de Yukimura, viendo que en estos habían rastros de esos pastelillos que comió, provocando que de su interior naciera un fuerte deseo de quitar esas migajas con su propia lengua, causándole un raro cosquilleo en la garganta y el estómago de tan solo imaginarlo.

Yukimura cambió su semblante de enfado por uno confuso al ver que el otro no le sostenía la mirada como siempre lo hacía, viéndolo algo distraído como si pensara en otra cosa.

El dragón entrecerró su ojo, quitando su mano de la chaqueta del otro casi sin darse cuenta y desvió su mirada de los labios del menor hacia sus ojos, sonriendo levemente al ver que el tigre le miraba ahora con una adorable cara de confusión y aun con esas condenadas migajas en el labio inferior.

Su mano actuó por si sola y con deseada lentitud apoyó su palma sobre la mejilla de Yukimura y le acarició hasta que su dedo pulgar llegara a los labios de su rival, acariciándolos y comprobando lo suave que eran, imaginando cómo sabrían y cómo se sentiría besarlos.

Yukimura enrojeció y comenzó a temblar levemente por los nervios al sentir ese tacto y al ver como el dragón ahora le observaba de una manera extraña, sintiéndose atrapado en esa fuerte mirada que nunca antes había visto en él, provocando que su piel y sus cabellos se erizaran como los de un gato al ver como Masamune sonreía y alejaba su mano de sus labios, observando con estupor como llevaba aquellos dedos, que anteriormente le habían acariciado, hacia su boca, saboreando unas migajas que identificó visualmente como los restos del pastelillo que había devorado hace poco.

El tigre abrió sus ojos de par en par al darse cuenta de lo que el otro había echo y sintió como enrojecía hasta las orejas al ver, a pocos milímetros, a su rival saborear sus propios dedos mientras le miraba fijamente de una manera que le hacía querer esconder la cabeza cien metros bajo tierra.

Masamune sonrió extasiado por el rostro rojo de Yukimura y su claro nerviosismo mientras tartamudeaba como un robot descompuesto, sintiéndose satisfecho y con poder absoluto al ver de reojo las miradas poco discreta de sus compañeros de clase que tenían sus rostros sonrojados, sobre todo el de las chicas que habían desistido de acercarse al menor y ahora parecían querer matarlo por haberse acercado tanto y además acariciado los labios del tierno y guapo tigre ahora tan codiciado.

Centró nuevamente su atención en Yukimura y sintió como su corazón comenzaba a latir con fuerza al ver su expreción; con esas mejillas sonrojadas, con los labios tiritones y el rostro confundido y nervioso. Parecía una presa a punto de ser capturada por él y eso le encantó.

- Hmm… very sweet- le susurró cerca de su mejilla con una sonrisa seductora que solo provocó que el menor se alejara tiesamente y le mirara con unos enormes ojos sorprendidos mientras su rostro enrojecía como si fuese a explotar, moviendo nerviosamente sus ojos hacia la ventana como si estuviese evaluando si lanzarse o no por ella para escapar de esa extraña situacción, sacando una pequeña risa divertida en el dragón por esa inusual, tierna y encantadora reacción.

- Date-kun, Sanada-kun! Será mejor que dejen de pelear en este mismo instante si no quieren ser castigados!- dijo el profesor que recién ingresaba al salón, provocando que los dos “rivales” volviesen al mundo normal. Yukimura bajó la mirada aún muy sonrojado y se dio la vuelta con el cuerpo tembloroso, sentándose rígidamente en su asiento, haciendo lo mismo Masamune quien se sentaba detrás suyo, apoyando su mentón en su mano mientras que miraba la nuca del otro, pensando en lo que había hecho. - Bien! Quiero que saquen su libro de Matemáticas y pongan la página numero 55!

- Si, Akechi-sensei!

Yukimura, aun algo tembloroso y sintiendo su corazón a mil, bajó su bolso y abrió su pupitre para sacar su cuaderno, pero sus ojos se abrieron de par en par al ver un montón de cartas y cajas de bombones escurriéndose de su interior, algunas hasta llegar al suelo, causando algo de alboroto al intentar atraparlas en el aire.

Su rostro volvió a enrojecer de vergüenza al ver que sus compañeros le miraban, incluso el profesor.

- Ahhh! Sanada-kun! Veo que tienes muchas admiradoras secretas!- dijo el peliblanco con un sonrojo en las mejillas y una extraña sonrisa- La juventud de hoy es tan hermosa! Que daría yo por regresar a esa linda época en donde te regalaban por montón en San Valentín! Chocolates, cartas…!!!- y así comenzó a hablar el peliblanco, pareciendo que comenzaba a delirar mientras hablaba sin parar y a gesticular con las manos mientras se paseaba por el salón.

- Vaya Yuki, esto es más de lo que esperaba- le susurró Keiji, quien se sentaba en el pupitre de al lado, mientras el profesor seguir hablando como si lo hiciera consigo mismo.- Al parecer las chicas saben lo que te gusta!- le dijo nuevamente al ver un montón de chocolates y otras cosas dulces dentro del pupitre.

- P-Pero en qué momento dejaron esto?- preguntó más para sí mismo, viendo aun con vergüenza todos esos obsequios.

- Bueno, deberías preguntarle a Kasuga-chan, ella va en esta clase y parece tener las mismas habilidades que Sasuke- le dijo Keiji con una sonrisa.- Quizás pueda averiguar quienes son!

- Mira, ahí tienes la solución Yukimura, elige cualquiera de esas cursilerías y dáselas al mono ese- dijo Masamune, sintiéndose nuevamente enfadado con el solo echo de pensar en que Yukimura quisiese saber la identidad de las chicas.

- Masamune-dono! Si vuelve a hablar así yo…!- le susurró con coraje mientras se volteaba a verlo con un puño en alto, pero al mirarlo directamente a la cara el recuerdo de lo que había pasado hace unos momentos le llegó a la mente, haciéndolo sonrojar con fuerza y comenzar balbucear de nuevo, lo que le sacó nuevamente una sonrisa en el dragón.

- Ajá! Parece que alguien aquí está celosooo~~! – canturreó en un susurro Keiji mientras miraba a Masamune con burla, pero se calló al sentir un fuerte golpe en su pierna producto de una gran patada que el dragón le había lanzado- AUCH! DUELE!!!- se quejó al mismo tiempo que se sobaba la zona lastimada.

- Maeda-kun! Ha interrumpido mi lindo discurso del amor! FUERA!!!- dijo Akeji-sensei con una mirada de loco que daba más que escalofríos.

- Pero…!

- QUE FUERA!!!

- Pe…!- se calló nuevamente al ver un lápiz volar hacia él, esquivándolo a penas al agachar la cabeza y al voltear hacia atrás tembló como una hoja al ver el lápiz clavado en la pared- Ya salgo!!!- salió corriendo con pavor de la estancia al sentir la loca risa de su profesor.

- Sanada-kun guarde sus lindos obsequios y ponga atención!

- S-Si Akeji-sensei!- dijo mientras se volteaba hacia adelante con su sonrojo en las mejillas y la mirada baja, guardando como podía todas esas cosas en su bolso mientras buscaba su cuaderno entre las cartas.

Sin Keiji molestando durante la clase, esta pasó lenta y normal dentro de sus parámetros al tener a un profesor que disfrutaba lanzar objetos cuando se le antojaba.

Notas finales:

Espero comentarios n_n


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