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Obsesión por Moony

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Título: Obsesión.
Capítulo único.

Mírame bien, hazlo por que tal vez sea la ultima vez que puedas...

Respira hondo.

Libera tus preocupaciones en medio de un suspiro. Por que esta historia que voy a contarte va mas allá de mis propios limites...

No... por favor no te equivoques...

…sta no es una historia de amor

Sí, lo sé... sé que siempre te hablo de eso y cada palabra mía lleva un tinte de dulzura y cariño.

Pero esta vez, mis amados lectores, les hablaré de otra cosa, de algo más oscuro y a la vez más brillante, de un sentimiento que está ahí, que es parte de aquel tan venerado llamado amor... ¿Aun no saben cual es? Vaya, me disculpo por no haberme explicado mejor.

Me refiero a la obsesión.

Eso que te hace sentir que tu pecho se obstruye dolorosamente ante la lejanía de algo o alguien, la sensación de morir por no tener al objeto de tu afecto cerca, el horrible escalofrío que te causa saber que cada pensamiento tuyo es para esa fuente de suspiros.

Y sabes que esta mal... sí que lo sabes.

Pero no sabes que hacer para alejarte.

De un momento a otro te sientes como una mosca indefensa en una telaraña... no, miento, más bien te sientes como una incauta araña que ha caído en su propia tela mientras intentaba atrapar su fuente de vida.

Por que para cuando te das cuenta que clasificas a esa persona como fuente de vida y sabes que no puedes dar siquiera un paso sin la energía clave que solo aquel ser te puede dar... y lo llamas amor, le brindas tu vida, lo distingues en un mar de luz... pero también sabes que es sinónimo de odio, de muerte y de la más profunda oscuridad.

¿Cuál es la fina línea que divide al amor de la obsesión?

¿Hasta que punto es sano o legal luchar por el ser amado?

¿Cuándo debes parar?

No, realmente no lo sabes.

Por que para cuando te haces estas preguntas es cuando estás enterrado en el más profundo y desagradable fango de la obsesión...

Pongámoslo así: vives siempre en la tierra hasta que un hermoso ángel blanco hace su aparición llevándote a la más cálida nube del suelo donde juguetea contigo haciéndote sonreír día y noche, haciéndote olvidar que vienes de la tierra y que no eres un ser celestial. Pero de pronto tú comienzas a temer, ya no puedes dejar de sufrir al pensar en que tú ángel tal vez esté salvando alguna otra alma desdichada como lo hizo con la tuya y cada momento empieza a ser una cruel agonía que poco a poco hace descender tu nube hasta la tierra... pero no al lugar al que viviste.... no, señor... sino a un lugar frió, oscuro y desagradable en el que entre más intentes salir, más te hundirás, hasta que tu viejo amor se transforme en esto que les digo, en una obsesión y sea ahí cuando luches y pelees hasta desgarrarte poco a poco las manos, deseando escapar tan solo para volver con tu ángel... es ahí que miras al cielo y lo ves recostado en su nube... jurarías que está viendo a otro ángel tan hermoso como el tuyo... te cambiará, lo sabes... lo sé... entonces tomas una piedra, de esas que te rodean en tu mar de podredumbre y la lanzarás con toda tu fuerza...

Y le matarás... como yo lo hice... a menos que tenga suerte y alguien te detenga, o tal vez si fallas o evita tu ataque... pero esto casi nunca pasa... es más probable que le mates en tu intento por amarle...

No necesitas que siga, ¿verdad?, no necesitas que te murmure al oído el como te odias cada vez más y más al saber que tú mismo destruiste aquello por lo que vivías... un suicidio...

Pero aunque te duela aceptarlo, las fuerzas supremas son sabias y especialistas en castigarte. Es por eso que no te permiten hacer a un lado tu asquerosa existencia para unirte a tu amor, sino que te mantienen en este maldito mundo estrechando su cuerpo sin vida entre tus brazos manchados en sangre... una sangre tan roja que se convierte en el único color que puedes distinguir, el único olor que puedes sentir, el silencio de su pecho es lo único que puedes escuchar...

A un lado yace el afilado trozo de vidrio, ése con el que te hiciste aquellos profundos cortes sangrantes en los brazos, esas heridas que te deberían matar pero que tardan tanto en hacerlo...

Estás hincado con su cuerpo entre tus brazos, la mirada de tu amor pérdida en un mundo mejor, tu corazón latiendo cada vez más lento rogando por un descanso, por el olvido que llega en el corto suspiro anunciante de la muerte.

Fijas tus ojos amatistas en las sombras negras que se proyectan por la ventana rota, ésa en la que estrellaste su cabeza cuando negó haber estado con otro, ésa por la que ahora entra el viento tan helado de septiembre, ésa por la que entra algo de luz roja, palpitante, que te hace ver figuras en las sombras.

Es curioso, jurarías que esas sombras se están moviendo...

No te equivocas.

En un segundo todo se vuelve un maldito pandemonium de gente vestida de blanco, personas, demonios, ángeles... ¿A quien le importa?

Esos seres te quitan su cuerpo, tú no quieres, pero no estás en posición de negarte ya que no puedes moverte ni un solo centímetro. Te hablan, tal vez... realmente no entiendes nada, solo eres conciente de que tu cuerpo está cada vez más frío, que están cubriendo a tu amante con una sábana blanca que no tarda en teñirse de rojo y que alguien te ha puesto una mascara en la nariz que poco a poco te lleva a la inconciencia, la cual agradeces pensando que es la muy merecida muerte.

Pero ¿A que no sabes que?

Esta vez si te has equivocado.

Lo sabes cuando vuelves a abrir tus ojos y ser recibido por la amarga luz del día, no por las llamas candentes del infierno que, esperabas, serían las que te dieran la bienvenida.

Un medico ceñudo llega con su ondeante bata blanca a revisarte, tú no hablas, él tampoco, tú piensas que será de tu vida, él piensa en que hubiera deseado dejarte morir.

Pasa algo de tiempo, lo suficiente para que seas conciente de ti mismo y ahí es que lo notas: tus muñecas están vendadas, atadas firmemente a la cama con unas gruesas bandas de cuero.

Entra una enfermera a revisar tu estado, le preguntas que pasó, ella te mira como si fueras la peor escoria en la tierra y se va.

Luego entra un hombre pequeño, algo siniestro, debilucho, con una mirada que te causa asco y repulsión. …l se sienta a tu lado, sin mirarte comienza a hablar.

Es ahí que te das cuenta.

Ahora eres una celebridad, resulta que hace un par de días asesinaste a tu amante, a ese ángel al que venerabas, a aquel que te amaba en secreto por temor a la reacción de sus padres...

Poco a poco empiezas a recordar todo, a tu mente vienen sus ojos negros tan brillantes, el cabello castaño, esos dos hoyuelos que tanto te gustaba admirar al igual que ese cuerpo etéreo o la piel marmórea que tanto te excitaba tocar... esas imágenes son prontamente reemplazadas por una que el hombre te pone frente a la cara mientras grita cosas horribles que suenan a los gemidos de una bestia herida.

Asesino...

Eso parece decir.

Eso parece gritar la fotografía que blande como una espada y que apenas le vas tomando forma.

Ahí está...

Con sus ojos negros oscurecidos por la muerte, el cabello castaño teñido por el rojo de la sangre, los hoyuelos reemplazados por una mueca de pánico, el cuerpo tirado en un ángulo imposible, la piel llena de golpes y magulladuras... cada centímetro de esa foto te hace recordar que tú lo heriste... que le hiciste daño a pesar de que intentaba decirte que te amaba, sus ojos brillaban en lagrimas que intentaban hacerte entrar en razón...

Detente...

Por favor... para...


Los recuerdas, ¿Verdad?

No te preocupes, no te dejaré olvidar nunca esos gritos que le has hecho dar, todo el sufrimiento por el que tuvo que pasar...

Aquel hombre te regresa a la realidad al estrellar su puño en tu cara.

¿Por que?

Eso parece preguntar mientras llora de rabia.

Anda, contéstale, dile que mataste a su hijo por que te enamoraste de él... por que te obsesionaste con él... anda, hazlo entender la razón de que le hayas quitado lo único que tenía en la vida... que eliminaste lo único que tú mismo tenías en la vida... claro, si a esto le puedes llamar así.

No puedes ¿Verdad?

¿Es por eso que ríes?

Como un loco...

El hombre se aleja asustado y golpea la puerta llamando al guardia que protege tu habitación del hospital, pero a ti no te importa, tú solo ríes por tanta ironía.

Ríes al saber que hace dos noches mataste a tres personas a la vez: a tu ángel, a su padre y a ti mismo...

Ahora no sabes que final darle a su historia de amor ¿O me equivoco?

Esto no debió haber sido así...

¿Entonces como?

Diferente...

Sí, pero no te preocupes.

¿Tampoco te habías dado cuenta de esto?

Vaya, pues deja que te refresque la memoria diciéndote que hace poco aprobaron la pena de muerte.

Cierto, debo también decirte que a donde ahora te llevan no es a una celda, es a una silla a la cual te atarán para luego hacer que cientos... miles de voltios tal vez, ronden por cada célula de tu cuerpo intentando con ello limpiar tus pecados, rogando a aquel ser superior por que este sufrimiento sea aunque sea un poco parecido al que sufrirás por toda la eternidad.

¿Cómo? ¿También quieres que te lo explique? Bien, lo haré, eso que sientes corriendo por tus venas es miedo, más bien es pánico... como el que le hiciste sentir a aquel muchacho...

Tu cabeza atribulada se puebla de recuerdos sobre ambos y te hace sentirte miserable, una basura, la más vil porquería de este asqueroso mundo.

Esos gritos aterradores... desgarradores... son tuyos, igual que ese cuerpo maltrecho que llevan casi a rastras dos guardias corpulentos.

¿Y yo?

¿Quieres saber quien soy yo?

Soy tú...

Soy ese algo que vive en lo más profundo de ti.

Esa vocecita importuna que ronda tu cabeza en cada segundo de tu vida... esa voz que gritaba para que te detuvieras hace dos meses mientras matabas con saña a tu hermoso amante de tan solo quince años de edad después de que hubieras tomado ese joven cuerpo en contra de su voluntad... con violencia... con dolor...

Yo.

Yo soy tu única compañía.

Lo peor ¿Sabes que es?

Anda, deja que te lo diga.

¿No quieres?

Ni modo, aun así te lo diré.

Lo peor es que soy parte de ti y que te odio.

Te odio más de lo que alguna vez podrá hacerlo el padre de tu victima, más que todas esas personas que están afuera de la prisión reclamando tu cabeza... tú mismo eres tu peor enemigo, ¿Sabes por que?

Por que solo tú conoces todas tus debilidades.

Sí, yo sé que tu mayor debilidad es recordarlo.

Por eso te hago no olvidarlo.

Y así será hasta dentro de unos segundos cuando toda esta electricidad termine de sacudir tu cuerpo.

Te duele.

Lo sé, lo mereces.

No... por favor, no seas tan patético.

No llores ni pidas perdón, la próxima descarga ya viene, solo estaban probando, ahora sonríe como a él le gustaba ¿Qué no puedes? Claro, ahora sí te sientes culpable y te das cuenta de la bestia inmunda en la que te convertiste.

No me importa.

Da igual que ahora llores y clames por piedad.

Nunca tendrás mi perdón ni el de nadie en esta sala.

Ahora lo ves todo negro, como lo hiciste hace dos meses, con la diferencia de que ahora nadie te salvará... bueno, tal vez tú ángel decida perdonarte y curar tu maltrecho espíritu antes de despedirte con un cálido beso lleno de tristeza antes de mandarte al más oscuro circulo del infierno...

Sea como sea nunca más te veré.

Solo te odiaré y maldeciré hasta el fin de la eternidad por convertir aquel puro corazón lleno de vida en un nido de gusanos.

Por destruir el amor y reemplazarlo con obsesión.

Adiós.

Adiós a todos, amables lectores, gracias por escuchar esto, ahora por favor retírense con su ser amado, vayan a dormir a sus solitarias camas y sueñen con ésta historia una y otra vez hasta que se convierta en una recurrente pesadilla.

Sufran aunque sea un poco de lo que yo sufrí, derramen al menos una lágrima de las que yo lloré y ahóguense aunque sea un instante en todo el dolor que a mi me sepultó.

Gracias por no abandonarme.

Por no olvidarme.

Por no odiarme tanto como yo mismo lo hago.



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Esto me gano por ver el ova de Zetsuai -_-

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