Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre la espada y la Pared Song-Fic por gen_sagitagemini

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola!!!  Me paso por aquí despues de mucho de no escribir esperando que les guste esta humilde historia u///u, ha pasado tanto que apenas me estoy desempolvando.

 

Acepto con gusto sus comentarios buenos y malos siempre que sean escritos con respeto.

Sin más  les dejo la lectura.

Sonaba una canción que describía por ésta coyuntura por la que transcurría, sentí un suplicio invadir mi corazón, mi alma y sobre todo mi amor.

En ese momento sonó el coro…

 

“Estoy entre la espada y la pared,

Amando a los a la misma vez,

No sé qué es lo que quiero ni debo hacer,

Porque estoy viviendo un amor de tres…”

 

Esa parte en especial era la que con más dolor canté, amaba a dos a la misma vez, era un amor de tres lo que me estaba consumiendo lentamente…

 

No conté por cuantos días estuve llorando ríos de lágrimas reprochándome este amor que sentía por ellos…

 

Ellos… estaba seguro que también sufrían tanto como yo o quizás más…

 

Días, que se transforman en semanas y que las semanas dieron lugar a los meses; noches en vela por esta conciencia que no me dejaba en paz, sé que no hice nada malo pero amar a dos al mismo tiempo puede considerarse pecado.

 

-Me duele tanto…

 

Dije al vacío de mi habitación, llevando mi derecha a mi pecho para apretar donde se encuentra mi órgano con tanta fuerza; mi flequillo cubrió mis ojos ensombreciendo mi mirada, mi mandíbula se apretó y de nuevo esa agua salada escurría por mi cara.

 

En mi pared colgaba una foto donde estamos los tres abrazados, felices y sin males de amor… o eso era lo que yo creía porque era un ignorante que no se dio cuenta de lo que se generaba.

 

“Estoy entre la espada y la pared,

Amando a los a la misma vez,

No sé qué es lo que quiero ni debo hacer,

Porque estoy viviendo un amor de tres…”

 

-Estoy entre la espada y la pared , amando a los dos a la misma vez..

 

Sangre… una vez corrió sangre por una pelea entre ellos y yo la presencié y desde entonces decidí alejarme para pensar, para no causar más daño pero el daño ya estaba hecho, los sentimientos presentes y la agonía nos consumía. Los tres mejores amigos, los tres compartiendo todo incluso el amor, la incertidumbre y la opresión.

 

A cada uno lo amaba por distintas razones, ambos compartían similitudes pero eran muy disparejos empezando por su físico, su manera de ver la vida, y para mis ambas válidas y maravillosas.

 

Teníamos visiones y grandes expectativas, y ellos una gran voluntad, un deseo, una pasión que me hizo enamorarme sin remedio.

 

Uno fiel a sus ideas, a su juicio y a la justicia; hombre recto que no titubea, que es duro pero poseedor de las sensible y amorosa alama que pude conocer…

 

El otro de un talante a veces frío e insensible por la forma de decir la verdad, firme en sus pensamientos; hombre devoto con una generosidad y filantropía admirable…

 

Fue imposible no enamorarme; aún con esa decisión de poner distancia de por medio nos fue imposible estar lejos por un Día.

 

Veía por mi ventana como ellos rondaban mi casa mirando a mi ventana para ver si me asomaba, mas eso no ocurría o mejor dicho no se percataban de que tras cortina los miraba; uno venía por las tarde-noche y el otro por la noche-madrugada hasta que un día a las once de la noche decido tomar aire, mi cuarto me sofocaba, salía de mi casa con un pantalón de mezclilla negra, una camisa azul marino y una chamarra blanca, y ahí, ahí como si el destino disfrutara de nuestro mal nos juntó a los tres en un cruce del lago. 

 

Uno venía pro la derecha y el otro por la izquierda y yo en medio, me sentí desfallecer. Los tres cruzamos miradas y mi mente estaba tan desequilibrada que cuando un poco de cordura vino a mí ya los tenía a unos dos pasos de mí cada uno.

 

Ellos se miraron y después a mí, ya no había odio, fue sustituido por una tristeza palpable, pude sentir como su corazones lloraban lágrimas de sangre porque eran amigos, los mejores , no era necesario hablar para saber lo que cada uno quería decir, sé que se perdonaron pero eso no quería decir que dejaran amar con esa intensidad. 

 

Se perdió la noción del tiempo, ahora la noche era más oscura y las tenues luces de los faroles alumbraron, unas luciérnagas nos daban mejor luz y vi, los vi llorar, al mismo tiempo ellos me abrazaron no queriéndome dejar ir, tenían apoyada su cara en casa uno de mis hombros, supe que lloraban porque sentí como mojaban mis hombros y yo los acompañé. Quise arrojarme al lago y ahogarme porque por mi culpa ellos se odiaron y llegaron a pelearse destruyendo casi por completo su amistad, sin embargo no se debo hacer no podía ni quería separarme de ese abrazo.

 

Pero De pronto oí unas palabras que me hicieron huir en lágrimas apretando mi mandíbula con la cabeza baja, corrí tanto hasta detenerme en la puerta de mi casa para tomar aire aceleradamente, caí de rodillas abrazándome.

 

-Perdónenme, pero vivo un amor de tres.

 

~>~>~

 

Era como en las películas de amor trágicos, antes mi amigo y yo cuando no estaba él nos burlábamos de que gente tan estúpida que se enamora de dos personas, que era absurdo, que lo hacían para tener ambos en la palma de su mano o por el simple hecho de querer tener a los dos cuando quisieran, que no se podía sufrir. 

 

En nuestro mundo cuadrado era caliente o frío, ambos pensábamos lo mismo, como tal teníamos similitudes, por eso cuando hablamos de un amor de tres para criticar él se iba no compartiendo ese punto de vista.

 

Pero la vida nos dio una bofetada al castigarnos enamorándonos del mismo hombre, y como una deplorable criatura escuchaba una melodía.

 

Me tocó vivir en carne propia lo que era amar y saber que era correspondido pero que su amor no era del todo mío, que lo compartía con otra a la que amaba, la amaba es verdad pero como mi amigo, como aquella persona que siempre estuvo a mi lado.

 

Y justo pensaba en los momentos con mi amigo específicamente candado estábamos en un bar bebiendo, brindando por nuestro amor correspondido y a la vez no correspondido ellos cantan…

 

“Amigo mío, esta noche te invito a brindar por ella,

Que los amores se marchan, y los amigos nos quedan,

Pero quién iba a decirlo, qué cosas tiene la vida,

Habiendo tantas mujeres, nos hizo amar al a misma…”

 

El evocar aquél altercado donde por primera y última vez nos enfrentamos hasta llegar a los golpes quedará marcado para con una tinta indeleble porque nos lastimamos física y emocionalmente y el más perjudicado fue él por observar la disputa creyendo en su puro y cristalino ser, ser el culpable de todo, pero sería arbitrario que lo pensáramos. Fue típica historia de amor desdichada. A partir de ese momento al ver su mirada que solía diseminar alegría, paz, cariño, amor; era como un serafín que nos aconsejaba, que nos hacía reír, que abría sus alas para darte acogimiento; le fuimos quitando poco a poco sus plumas con cada discusión y arrancamos sus alas con todo rastro de ventura y esperanza, haciendo a nuestro serafín una criatura temerosa de estar cerca nuestro, de acriminarse nuestras acciones.

 

El amar a dos no un pecado, no es error porque amar es hermoso pero causa una surreal tortura y malestar, más cuando luchas con tu mejor amigo.

 

Al querer hablar con él nos dio la noticia de que se alejaría, de cambiarse incluso de ciudad o peor de país para evitar estos incidentes, mi corazón se rompió en millones de pedazos casi haciéndose polvo; fue que me di cuenta de a qué punto llegué que en vez de tenerlo cerca lo alejaba para siempre de mi lado, y estoy convencido que mi amigo se le cruzó el mismo pensamiento.

 

Por semanas a meses se alejó cumpliendo su promesa, apuesto mi vida a que estaba sufriendo demasiado justo como nosotros, pero no pasó ni un día en que soportara su ausencia así que para sentirme acompañado visitaba su casa todas tardes- noche para mantener la esperanza de que saliera de su casa o de su habitación para mirarme pero no sucedía , tenía la certeza que me miraba a través de esa cortina , no importaba que no saliera pero lo conozco sé que me observa aunque no se deje ver, aunque se encierre en esas cuatro paredes y si algo me caracterizaba era mi determinación no renunciaría a mis visitas… 

 

Y seguro que mi amigo tampoco renunciaría a decirle adiós porque aunque desde ese día no lo veo compartimos el mismo sentimiento a sabiendas que de no poder estar lejos de mi amor lo perderé pero si continuaba lo perdería a él -mi amigo- mi confidente.

 

Y justo a tiempo cantaron…

 

“Estoy entre la espada y la pared, 

Entre el amor de amigo y el de mujer, 

Si no vuelvo a verla la perderé,

Si estoy junto a ella lo pierdo a él…

Estoy entre la espada y la pared…”

 

En una de esas noches donde le pides a dios Cristo por un rayito de luz entre tanta oscuridad, entre esa melodía que canta mi verdad un instinto por esquivar mi realidad camino entre las calles oscuras hasta el puente que estaba en lago…

 

Dios escuchó mi plegaría, mi razón de ser, mi amigo, mi serafín, el amor por el cual sufro y amo parado frente a mí, viéndome con sus bellos ojos cristalinos. 

 

De pronto como si estuviéramos sincronizados giramos nuestro rostro y allí estaba el otro que forma parte de nuestra vida, nos miramos por poco tiempo que sentí horas, en un descuido de mi serafín ambos al mismo tiempo estábamos a dos pasos de su presencia, para cuando lo nota lo abrazamos, no importaba si mi amigo también lo abrazó, sólo me importaba tenerlo entre mis brazos y no dejarlo nunca, sentí su flaqueza y turbación y lo apretamos más, lo conocíamos tan bien que los vocablos no podían salir.

 

Cuánto más dolor tendríamos que pasar por tenerle y no tenerle, lo necesitaba…necesitábamos como el mismo aire, ya no respiraba sin su presencia, y entre la conmoción y el llanto se escucha…

 

-Te amo…

 

Lo que vi fue como se va destrozado corriendo, con su nudo en la garganta, el momento mágico por chiquito que fuera se volvió gris hasta sentir como una mano toma la mía en son de paz, en son de amistad, la apreté, nos miramos. La decepción, esas ganas de gritar, de correr tras su persona, de atacarlo a besos y amarlo como lo amamos mas no pudimos nos quedamos ahí viéndolo perderse en la lejanía y sin saber que al mismo tiempo que mi…nuestro amor nos derrumbamos en el piso a llorar amargamente gritando por la desesperación.

 

-Siento que moriré… Maldición!!!!

 

Grité impotente y golpee el piso donde mi puño sangró, iba por otro pero una mano y un el agarre más firme me hace desistir de seguir lastimando mi mano en una forma de liberar la desesperanza.

 

En esos momentos aún contaba con él como un pilar pero no pude evitar pensar que mi amor estaba solo sin un pilar que lo consuele, me necesitaba, lo necesitaba, lo necesitábamos…

 

~<~<~

 

Hace cuanto que no salía.

 

Hace cuánto me había vuelto una criatura noctambula que gustaba de rondar tu casa para llenar ese vacío que me dejaste, que me dejaron…

 

Era un muerto en vida de mirada llena de pena, con los ojos irritados porque no parada de llorar tu lejanía. Tu barrera auto impuesta para no causarnos daño cuando mi amor es tan grande comprendiendo que no eres tú el causante, y si quieres verlo de esa manera entonces los tres tenemos la culpa. 

 

Diáfana esa luz que tanto amo,

Encantadora lo sonrisa que cautiva, que esclava,

Ojos perpetuos de plenitud,

Boca que predica palabras de sabiduría y amor a la vida.

 

Podía asegurar que ya tenía harto a mi hermano por no parar de repetir la misma canción de Pimpinela con José José , pero qué podía yo hacer, era un milagro que por las mañas – tardes hiciera mis deberes porque era un cascarón que se movía automáticamente, que cobraba algo de discernimiento cuando iba a verte con intención de verte salir y que por lo menos me miraras.

 

Me dirían masoquista, rogón pero nunca me importaron las opiniones de los demás incluido mi hermano que no paraba de decirme que te dejara, que no valías pena; un fuego me llenó, un golpe y mi hermano en el piso, mi respiración oscilada, mis nudillos blanquecinos por la fuerza aplicada; varios gritos hacia la persona caída por atreverse a insultarte cuando no me comprendía ni una décima parte.

 

Azoté la puerta de mi habitación para oír a todo volumen una parte del verso que era mas escuchaba. 

 

“Amigo mío no quiero, luchar contigo por ella

Dejemos que le tiempo pase, que sea lo que dios quiera

No hay quien pueda en el mundo callar a los sentimientos"

El que prometa olvidarla seguro está mintiendo…”

 

Sólo dos personas en el mundo me entendían al derecho y al revés.

 

Sólo uno comprendía que no dejaría que nadie le insultara aunque yo sufriera.

 

Mis dos mejores amigos, a uno lo amo como mi amigo y hermano, al otro con devoción como quien veneraba a un santo alguien que fue inalcanzable, después alcanzable y por ultimo inalcanzable; porque me enamoré, me perdí en un amor que creí con poseso mío, mas errático no pude estar porque no quise entender que se vivía un amor de tres , un especia de triángulo donde mi ángel santo amaba a dos, que sin proponérselo, sin intención de lastimar a nadie me amaba a mi y a él.

 

Curioso el amor, curiosa la vida, y merecido el cruel juego que nos hizo el destino. Al igual que mi hermano hice mi juicio sobre amar a dos hombres al mismo tiempo, mi amigo que era muy recto coincidió conmigo y él –mi amor-que prefería dar media vuelta para no escucharnos, porque él era comprensivo, abierto y solía ponerse un poco en los zapatos de los demás para no juzgar sino entender y apoyar; era un cualidad y un defecto que ambos amamos, todo lo que él representaba era para amar y besar con amor puro cada parte de cuerpo.

 

Sonrío amargo, apenas y llegamos cada uno a robarle un beso, con un beso bastó para tenernos rendidos pese que no era su intención, porque si algo no permito, si algo me enfurece a tal punto que deseo romperle la cara que dijera un doble cara, un individuo perverso por hacernos esto a sus allegados; NUNCA, mi amor nunca fue ni será de esos, no era su culpa que lo amaramos de sus cualidades y que él se enamora de las nuestras.

 

Cometimos tantos errores entre nosotros y el peor de todos fue mostrar los celos y el odio visceral que fue creciendo poco a poco creando desconfianza, ¡Éramos amigos! No había motivo para desconfiar, pero creernos dueños de una persona, de su amor fue un error que nos costó caro.

 

Quebramos la confianza…casi todo. Pero la amistad toda vía seguía, quizás un poco menguante pero latente ya que pese a nuestras disputas estaba presente nuestra amistad de años ese compañerismo mudo, porque daba la casualidad que ambos nos sentimos de la misma forma y con el silencio de vernos el uno al otro sabemos que ese sentimiento era compartido que no estaba solo, que estamos solos.  

 

La última riña que tuvimos mi amigo y yo fue la peor de todas, nos pusimos en una en un plan donde mi santo de devoción perenne era el premio.

 

Entre golpes, jalones y patadas dañamos nuestro cuerpo hasta sacar sangre copiosa, nos hicimos de palabras hirientes dadas al corazón, pero ni las palabras ni los golpes dolieron mas que ver a mi ángel pasmado, con los labios temblorosos, la piel pálida y fría, sus ojitos bellos perder la luminiscencia; paramos tener esa imagen era el golpe directo al ama y al amor que le profesamos y una promesa rota de que jamás cometeríamos estos actos. 

 

Cuando reflexionamos fuimos a él pero nos rechazó, destilaba decepción, dolor, pecado, yerro. Su aplomo que trataba de mantener se destruyó en un fuerte grito de temor, de amonestaciones a su persona, su manera de actuar.

 

Quisimos calmarle pero no pudimos, que suplicio era verle desmoronado porque esas fuerzas que mostramos en nuestro campal arranque se fueron al infierno. 

 

Mi cuerpo se hizo lánguido, mi corazón explotó en mi pecho, mi alma me dejó para dejar a un cascaron cuando dijo que pondría cielo, mar y tierra de por medio para mantenerse alejado de nosotros, que su persona era la que cargaría con nuestras culpas, fue demasiado.

 

Aunque prometieras alejarte sabíamos también, como yo, como él que no podríamos estar ni un día lejos.

 

De cierta forma sé que mantuviste tu palabra pues semanas dieron paso a meses, y durante todo ese tiempo sé que mi amigo te visitaba, que rondaba tu casa, aunque no lo viera éramos muchas veces semejantes. Un acuerdo nunca tratado o hablado, él te visita cuando yo no puedo verlo y yo lo hago cuando él no puede.

 

Me convertí en aquél ser taciturno, trasnochador, en un vago que penando por el amor y la presencia de su sol, usufructuario de alama benevolente y mítica. 

 

Todos los días a la misma hora por la noche- madrugada me quedaba a ver por horas que para mi eran minutos tu ventana, a que tu figura apareciera; juro por Dios que sé que ves atreves de tus doseles abultados tus hermosos ojitos me veían; sufriente para hacerme regresar.

 

 Lo mismo de todos días y la misma canción, no me cansaba de oírla repetidas veces.

 

“Estoy entre la espada y la pared,

Entre el amor de amigo y el de mujer,

Si ya no vuelvo a verla la perderé,

Si sigo junto a ella lo pierdo a él…

Estoy entre la espada y la pared…”

 

Un instinto o una coraznada hace que esa noche no vaya a tu casa como siempre sino ir a dar un paseo nocturno para poder despejar mi mente de esos ojitos con los tanto anhelo tengo de ver y que no me dejar dormir.

 

Entre mi caminata voy al cruce del lago, un puente donde muchos amores se consuman menos el mío, el nuestro.

 

En mi camino un centello de ventura me da esperanza de encontrarte, de que tus luceros me miren otra vez, una dicha que por un momento me embargó se difumina al percatar que otros ojos me miran, mi amado amigo estaba ahí en las mismas que yo.

 

La certeza nunca me falló, otra promesa que sabemos era para romperse porque el amor era mas fuerte que nuestra voluntad.

 

-Ninguno puede olvidarlo, estuvimos mintiéndonos…

 

Susurro sin apartar mis ojos de los dos pares, mi odio se esfumó hace un tiempo, no podía odiar a mi amigo y menos al hombre que amo.

 

Mi amado centella, mi santo de amor no podía ni moverse, una incuria que aprovecho con mi amigo para estar a unos pasos de su cuerpo y estrecharlo como en sueños, no escaparía, no quería dejarlo escapar y mi compañero tampoco. Sollozamos por todo, porque estamos agotados de cargar con tanto, y tú mi amor que soportas todo encerrado en tus cuatro paredes aquí estamos a tu lado, el dolor de tres, el amor de tres, en una encrucijada, entre la espada y la pared.

 

Los sentimientos a flor de piel con la garganta seca y con ese nudo que era necesario decir, ya no podía más, ya no podíamos más, se escuchó al unísono…

 

-Te amo…

 

Su reacción nos dolió pero la esperábamos, sentí como mi angelito prefería estar muerto por todos los malestares que cree causar, pero mi angelito es tan noble que se hecha toda la culpa.

 

Mi confidente, mi compañero no puedo evitar derrumbarse, tomé su mano para apretarla pero ni eso bastó para que ambos cayéramos a plañir nuestra pena; su impotencia le hace cometer una imprudencia, lastimar su blanca mano, la sangre salió de sus nudillos , atrapé su mano para que dejara de autolesionarse y le doy un beso pegando mas su cara mojada a mi pecho suplicando con mudez que dejara de hacerlo.

 

Y me puse a pensar, por lo menos él me tenía en estos momentos a mi para evitar que haga locuras , levante la vista aterrado mi amado de luceritos apagados en qué locuras estaría pensando para desaparecer.

 

-Levántate…- dije en un hilo de voz – levántate tenemos que ir por él, puede cometer una locura.

 

Improviso un vendaje a su mano y arrancamos a darle alcance a nuestro ángel de amor, si no saltó porque lo teníamos preso en nuestros brazos, ahora que estaba libre podía cometer una barbaridad.

 

Su rostro me dice lo que siento, intranquilidad.

 

Llegamos hasta estar a un metro de la entrada de su casa, paramos en seco, nuestra pupila dilatada, nuestra boca abierta y seca, un vuelco a nuestro corazón, mis pulmones en aire. Terror al ver el cuerpo de nuestro amado tendido a la puerta de su casa…

 

~<~<~

 

Sin darle mas tiempo al tiempo corrí gritando.

 

-AIOROS!!!

 

Ver su cuerpo ahí inerte fue lo más irreal de mi vida, lo cogí en mis brazos gritando su nombre.

 

-Aioros, Aioros …Despierta mi amor despierta!

El que gritó ahora para que reaccionara era mi querido amigo.

 

Con alivio lo vimos reaccionar.

 

-Shura..Saga- dijo con su voz cansina y quebrada por su llanto – Yo..yo lo siento tanto...

 

-Shhh.. no tenemos nada que perdonarte mi amado serafín – estaba su cabeza acostada en mis piernas Saga besa sus ojos , su cara y manos aliviado.

 

-Shura tiene razón mi amado de luceros centellantes, no te culpes más por nuestras acciones

 

-Pero yo…yo les he hecho tanto daño, Saga y Shura, que no sé cómo pueden amarme y perdonarme, yo… - no me dejaron continuar, un contacto suave y lleno de amor da mis labios, mi amado Shura me besó para callar mis palabras, no me dio tiempo de reaccionar cuando sentí otros labios cálidos besándome con la misma intensidad que el primero, era mi amado Saga que me dejaba saber el suplicio y alivio que sintió en pocos minutos. Sus besos fue un bálsamo a mi maltrecho corazón.

 

Nos quedamos ahí afuera de la entrada de mi casa, nos tocó ver el crepúsculo del amanecer, pude apreciar con tranquilidad un nuevo día a lado de ambos.

 

No sabía que nos depararía ahora la vida, la verdad que importa es que los tres estábamos juntos otra vez, como antes los amigos inseparables, sonriendo para no separarnos, saldríamos adelante con nuestro amor de tres, ahora sabemos que nuestra vida dependía de estar juntos fuera como fuera.

 

Fin.

Notas finales:

Sin mas que decir espero lo hayan disfrutando.:3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).