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Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a Haruichi Furudate

Notas del capitulo:

Me gusta mucho esta pareja y no eh encontrado muchos fics de ellos, o no los muchos que me gustaría xD. Por mi me la pasaría leyendo de ellos jeje, me encantan ♥. Así que me aventuré a escribir este Two.shot que espero y sea del agrado de quienes lo lean.

De antemano gracias por leer y dar una oportunidad a este pequeño fic.

--¡Tadashi a desayunar!-- esa es la voz de mi madre y no demoro mucho más en estar listo, aunque estoy tan nervioso que no me había dado cuenta que me había puesto la camisa al revés al igual que mis medias, tengo uno blanco y uno azul.

 

--cálmate, pasará lo que tenga que pasar…-- susurró para mí mismo y voy al cajón de la ropa interior, sacando ahora sí, el calcetín del blanco que hacía falta guardando también el azul que saque por error.

 

Termino de vestirme correctamente esta vez y ya habiéndome aseado anteriormente, bajo al comedor donde mi madre tiene ya todo el desayuno dispuesto sobre  la mesa del comedor, doy los buenos días correspondientes y empiezo a comer rápidamente, estoy justo a tiempo.

 

Y es que mi rutina de lunes a viernes es la misma, levantarme, asearme, alistarme, desayunar e ir al Instituto, pero no sin antes pasar por mi mejor amigo, Tsukishima Kei, o Tsukki como yo le llamo. Tengo 15 años, bueno, hoy 16 y desde hace unos 7, Tsukki y yo hemos sido amigos. El día que lo conocí, fue porque me “defendió” de unos niños que se estaban metiendo conmigo, tan solo los miró y dijo una sola palabra, “patéticos” salió de sus labioscon un aura que les hizo retroceder e irse, en ese momento no me di cuenta, pero esa palabra, también fue dicha refiriéndose a mí y ¿qué puedo decir?, la verdad no mucho, soy alguien a quien no le gusta la violencia, soy amigable y amable, pero en ese tiempo, a los 8 años, era un cobarde… bueno, ahora mismo con la edad que tengo, siento que  lo soy aún. En fin, la cuestión es que desde ese día, un sentimiento conocido comúnmente como admiración se estableció en mí ser por aquel de cabello rubio y ojos dorados.

 

Y la verdad no sé cómo sucedió, pero un día, uno cualquiera, me encontré caminando a su lado todos los días, hecho que me hizo más que feliz.

 

Desde ese tiempo hemos estado juntos, sé casi todo de él y también sé, que él no lo sabe todo de mí. Si lo supiera, no me dejaría seguir caminando a su lado, no me dejaría permanecer a su costado, estoy seguro.

 

Pero eso, cambiará hoy. Es mi cumpleaños, 10 de Noviembre y eh decidido declararme, porque sí, estoy enamorado del que considero desde mucho tiempo, mi mejor amigo. No sabría decir con exactitud en que momento fue que mi admiración por él, se transformó en esto, pero lo que sí sé, es que es real y mi decisión de hacérselo saber con mi declaración, es por esa cuestión que llaman límite. Sé que si no se lo digo ahora, él o alguien más se lo harán ver.

 

--gracias por la comida-- digo levantándome de mi sitio, le doy un beso en la mejilla y un abrazo. Ella corresponde con cariño y alarga el contacto por unos segundos más, me desea un muy buen día y me dice lo orgullosa que esta de tenerme como hijo, me dice que hace dieciséis años fue la mujer del mundo al tenerme por fin entre sus brazos y que espera tenerme con ella éste y muchos años más. Sonrió muy alegre casi al borde del llanto por sus hermosas palabras, aferro mi abrazo y después de otro sonoro beso en aquella mejilla llena de pecas como las mías, salgo corriendo a encontrarme con él.

 

Llego en poco tiempo a nuestro punto de encuentro de todos los días, le saludo tímidamente con una reverencia y con solo un asentimiento de su cabeza como respuesta a mi saludo, me doy por bien servido, Tsukki es así.

 

Caminamos en silencio, por lo general soy yo el que habla e intenta crear conversación, pero hoy, hoy simplemente no puedo, mi corazón no deja de palpitar aceleradamente, siento mis manos sudar y mis mejillas enrojecer por el simple hecho de estar a su lado. Meto mis manos a los bolsillos de mi pantalón porque siento que no las puedo dejar quietas y estando allí, nadie percibirá el constante movimiento de mis dedos, “se lo diré” repito convencido en mi mente y aunque sé que tal vez me desmaye después de haberlo hecho, no me arrepentiré, sé que soy especial para él, sé que no soy como los demás, sé que las cosas resultaran… tal vez.

 

El día pasa sin contratiempos, exceptuando un par de llamadas de atención por parte de los profesores ante mi desconcentración, pero no puedo hacer nada ante eso, pues realmente no estoy enfocado. En el entrenamiento recibo felicitaciones de todos los miembros del equipo y al final, salimos con rumbo a un Karaoke del centro para celebrar allí, mi cumpleaños número 16. No me niego pues estoy feliz, pasar tiempo con ellos es agradable, pero en lo que más estoy pensando, es en que estar allí es la oportunidad perfecta para poder decirle a Tsukki lo que tengo que decirle.

 

Aunque despertar junto a él, en una misma cama, sin ropas que cubran nuestra muy evidente desnudez, es algo que no pensé pudiera llegar a pasar y menos, el mismo día en que di a conocer mis sentimientos hacia él. Pero es claro ¿cierto?, siente lo mismo que yo ¿verdad?, tiene que ser así. Y de solo pensarlo, mi corazón palpita tan rápido y desbocado que temo pueda darme un ataque, sonrió ante aquel pensamiento y me quedo mirando su rostro de perfil, tan atractivo, tan relajado, tan sereno. Entonces, levantar mi mano y buscar que la yema de mis dedos rocen aquella piel en una caricia, es un acto que casi hice por instinto.

 

--suave…-- susurré mientras deslizaba mi mano por su mejilla, lo que pareció despertarle del sueño que lo invadía, dándome un susto que me hizo retirar mi mano inmediatamente y retroceder unos centímetros como si buscara hundirme más entre las sábanas de aquella superficie blanda. --buenos días, Tsukki-- pronuncio con clara felicidad en mi voz y con mis mejillas arreboladas de carmín, pero también, con una sonrisa pequeña en mis labios. Tiene el cabello muy alborotado y su semblante en general no es el mejor, pero aun así, me gusta, me gusta mucho.

 

--…rayos, Yamaguchi…-- susurra a la vez que posa sus irises doradas sobre mí, haciéndome sentir avergonzado pues tengo todo mi pecho descubierto, lo que hace que mis manos actúen rápido y me cubra con la sabana como si yo fuera una chica. No me importa, sentir tan solo su mirada sobre mí, en estas condiciones, me eriza la piel y me hace estremecer.

 

 --¿có-cómo amaneciste?-- me atrevo a preguntar algo cohibido al ver que está frotándose las cienes mientras mantiene sus ojos cerrados.

 

--me duele la cabeza-- dice abriendo sus ojos y buscando por la habitación algo, le siento levantarse sin ceremonia alguna sin la mínima intención de cubrir su desnudez, cosa que me hace enrojecer hasta las orejas, pero que sin embargo, no puedo dejar de apreciar ese tan bien formado cuerpo, sus músculos definidos, sus largas piernas, su ancha espalda… --iré a bañarme y cuando salga, no te quiero ver en mi cama-- dice con su tono usual de voz, logrando que mis pensamientos sobre su cuerpo se vayan lejos.

 

--¿eh?... si, si… me cambiaré y te ayudaré a arreglarla…-- musito mientras mis ojos buscan desesperados mi ropa interior por el cuarto, cuarto que por cierto, pertenece a mi rubio… ¿novio? Los ubico con la mirada y antes de levantarme sus palabras me dejan clavado en mi lugar.

 

--no, quiero que te vayas de mi casa y hagas de cuenta que esto no pasó-- declaró casi como si se tratara de una orden dada a algún subordinado y me sentí perdido, ¿Qué estaba diciendo?

 

--Tsukki, ¿Qué…? Anoche tú y yo hicimos el am- --

 

--si, tuvimos sexo. Algo que solo pasó porque estábamos bebidos y nada más-- me interrumpió con una convicción que me dejo frio. --no sé cómo fue que pude llegar a…-- y me miró, como si yo fuera alguna rareza, no el chico que ha sido su amigo por tantos años. --supongo que el alcohol te hace actuar de manera estúpida y equivocada-- concluyó antes de salir por la puerta, no sin antes recordarme que no quería verme cuando regresara y que no quería que mencionara nada de lo que pasó en la noche anterior.

 

¿Qué acababa de pasar?, ¿lo había echado?, ¿había desestimado lo que obviamente pasó?. No, eso no podía ser, pero…

 

--cruel…-- murmuré mientras lágrimas salían de mis ojos sin ser realmente yo consciente de que ellas habían decidido hacer aparición, pues estaba más preocupado por el temblor que de mi cuerpo se apoderó, me sentí mareado y con unas inmensas ganas de ir y decirle que se retractara, que no podía estar diciendo aquellas cosas tan hirientes y tan fríamente como si nada, quería ir y recordarle lo que anoche le había dicho, pero, ¿acaso recordaba que se le había declarado?, su mente le decía que no y que si lo hacía, le tenía totalmente sin cuidado.

 

Cerré los ojos fuerte y mis labios se cerraron formando una apretada línea recta mientras mis manos se cerraron en puños apretando con fuerza la sábana entre mis dedos. Sinceramente no puedo ser más estúpido ni más ingenuo, todo fue simplemente un error, para él todo fue una equivocación, algo que sencillamente no debió haber pasado y que si pasó, fue porque estaba ebrio, porque no estaba lúcido.

 

Me levanté dando un pequeño quejido que se camufló en los sollozos que ya salían de mi boca al entender pero no aceptar la inminente verdad, me dolía mucho mi cadera y al momento de poner mis pies en el suelo, sentí mis piernas flaquear.

 

--maldición… tengo que irme…-- murmuré casi ahogado en llanto, en sentimientos de desasosiego, ahogado en tristeza. Yo lo quiero, en serio lo quiero, tanto, tanto que por eso duele de esta manera su desprecio. Yo le adoro, le adoro con intensidad y saberme rechazado, me tiene en estos momentos desubicado, desconsolado.

 

Al final pude vestirme y salir de aquella casa casi corriendo. No supe a qué hora o como es que llegué a mi casa, a mi habitación, en donde me encerré y no quise salir por largo tiempo. Lloré, lloré tanto que me dolió la cabeza y un sueño profundo me invadió haciéndome olvidar lo que había pasado, pero en cuanto desperté, todo volvió, todo regreso como un recuerdo que quiero olvidar pero que sé, tardaré en hacerlo, porque yo estoy enamorado de él y presiento que así seguirá siendo por mucho tiempo.

.

.

.

--Tadashi, hijo. ¿Estás bien?-- pregunta mi madre y yo asiento sin emitir una palabra, pero a cambio, le regalo una pequeña sonrisa buscando tranquilizarla un poco.

 

Ha pasado una semana, en la cual no he ido al Instituto, ha pasado una semana, en donde me hundí y me dedique a provocar pena. Pero siento que ya puedo continuar, que mi corazón se estabilizó y que mi mente se aclaró, siento que ya puedo enfrentarme a él, a mirarle sin que sienta ganas de llorar y recriminarle por su trato de aquella vez, siento que puedo seguir y hacer como si nada hubiera pasado.

 

Ella me deja tranquilo y salgo con rumbo a Karasuno, hoy no pasaré a recogerle, ni hoy ni mañana, ni el día después, ya no. Llego temprano y mis compañeros de curso me preguntan por mi salud, pues creen que fue por algo así que estuve ausente. Respondo cualquier cosa y simplemente me dedico a hacer lo que un estudiante hace, estudiar, prestar atención a clases, ser aplicado.

 

Tsukki llega al poco rato y yo ni lo miro, porque aunque dije que estaba bien para mi volver, que estaba bien porque podía enfrentarlo sin que doliera, me acabo de dar cuenta que no es así. Él se sienta a mi lado y su aroma llega a mi tan fuerte que me abruma, pero trato de mantener mi compostura, trato de no mostrarme afectado aunque claramente si lo estoy.

 

--Yamaguchi…-- dice simplemente y solo muevo mi cabeza respondiendo a su saludo, no puedo hacer más, no me pidas más.

 

Es así entonces, como casi dos meses pasan como si nada hubiera pasado, yo tratando de mostrarme indiferente, yo tratando de seguir y dejar mi enamoramiento unilateral atrás. Pero también han pasado casi dos meses donde aquel que me miró casi con asco la última vez que estuvimos solos, porque por todos los medios evito que él y yo estemos sin alguien a nuestro alrededor en un mismo espacio, me sigue con su mirada, intenta formar una conversación cuando siente que el silencio entre los dos es más que incómodo, porque sí, estoy consciente de que eh cambiado, cambiado con él, pero es porque quiero protegerme, quiero sentirme a salvo y no dejarle ver lo que a pesar del tiempo, aún provoca en mí. 

 

Hoy voy rumbo a mi casa, solo, como lo eh hecho los últimos dos meses, con mis manos en los bolsillos y ensimismado pensando en todo y en nada a la vez.

 

--soy un idiota-- me regaño mientras mi diestra revuelve con irritación mi cabello.

 

--lo eres sin duda-- escucho un par de pasos atrás de mí y mi cuerpo se tensa deteniéndose en el acto.

 

Desde luego que vivamos hacia la misma dirección es un problema, un muy molesto problema. Sin embargo, después de mi sorpresa inicial, logro que mis piernas vuelvan a moverse hacia adelante volviendo a caminar sin emitir contestación alguna ante el insulto ajeno. Solo olvida que existo y pasa de mí, por favor, deseo.

 

--¿Por qué no me enfrentas?, deja de esquivarme y deja de ser tan inmaduro. Ya pasaron dos meses y sigues con esa actitud de mierda-- me suelta sin atisbo de tratar de hacer sonar sus palabras menos duras, menos hirientes. Aunque simplemente pienso que soy yo quien toma aquellas palabras, cada palabra que él dice con una importancia excesiva, su tono de voz, la expresión de su rostro cuando las dice, su mirada, todo lo que él dice, sencillamente soy yo quien le da más importancia de la que realmente tiene.

 

--déjame en paz, solo sigue por tu camino-- digo sin dejar de caminar, pero con una opresión en mi pecho, ¿Cómo puede ser tan frio? ¿Cómo puede ser tan malditamente imbécil?

 

--Yamaguchi ya está bien ¿no?, deja de actuar como una jodida cría despechada-- ¿Por qué sencillamente no te quedas callado?

 

--¡maldita sea Tsukishima, cállate!-- me doy la vuelta encarándolo, es suficiente, basta ya de oír sus palabras despectivas hacia mí, basta ya de aparentar que todo está bien cuando por nada del mundo lo está, basta ya…

 

--no grites, idiota-- dice con su ceño fruncido y mirándome entre enojado y desconcertado. Lo llamé Tsukishima, y hace años, muchos años que no le llamaba así.

 

--entonces déjame en paz, solo has como siempre, como si yo no estuviera, como si yo no te importara en lo más mínimo-- suelto mirándole a los ojos, a aquellos ojos dorados que no se creen el tono en el que le estoy hablando a su portador.

 

--eso no es cier- --

 

--¡si lo es!-- le interrumpo --y así quiero que siga siendo-- paso mi mano por mi rostro que se ha empezado a humedecer por las lágrimas que traicioneras han empezado a descender sin intención de detenerse. --estaba enamorado de ti-- confieso de repente desviando mi mirada. --pero ahora, no quiero verte, no quiero escuchar tu voz, no quiero hablarte nunca más—

 

--Yamaguchi…--

 

-- así que si por casualidad me encuentras, estaré muy agradecido si solo pasas por mi lado sin hablarme, sin determinarme, porque quiero seguir siendo invisible para ti ahora-- digo sin poder detener las palabras que de mi boca salen. --ya no quiero que me dirijas la palabra, porque juro que si lo haces, yo probablemente guarde esperanzas otra vez y  no quiero volver a sentir algo que me hace miserable—

 

--¿Qué dices…?-- pregunta mientras avanza hacia mí.

 

--no…-- retrocedo estirando mis brazos hacia adelante como buscando crear una barrera entre él y yo -- siempre quise que estuvieras conmigo, a mi lado, queriéndome como yo a ti, Tsukki… pero ahora deseo que estés lejos de mí, porque gracias a ti aprendí que es el amor, y si es así como se siente, eh tenido suficiente de él-- digo eso mirándole esta vez a los ojos, a esos ojos dorados que me gustan tanto pero que verlos sin ningún atisbo de cariño alguno hacia mí me hacen odiarlos. Suspiro, limpio mis lágrimas con la manga de mi camisa sin lograr mucho porque éstas siguen saliendo una tras otra y sintiendo que eh dicho todo, me doy la vuelta dispuesto a irme, es suficiente, ya no quiero sentir esto.

 

--espera, todo lo que has dich- --

 

--suéltame, por favor-- pido al borde de la desesperación al sentir la calidez de su mano en mi brazo a través de mi camisa, pero no me escucha, pues su agarre se hace más firme en mi piel.

 

--necesito que hablemos-- dictamina y jala de mi brazo instándome a caminar.

 

--¡pero yo no quiero!-- me suelto bruscamente de su agarre. --¡y no me mires así!-- le miro enojado, muy enojado ante la expresión que me dedica ahora.

 

--deja de gritar y de crear un espectáculo-- dice avanzando hacia mí de nuevo, a lo cual yo retrocedo a tientas, las lágrimas nublan mi vista y no quiero mirar atrás por temor a que el alcance mi posición.

 

--prefiero saber que… te soy indiferente antes de saberme dueño… dueño de tu lástima-- sollozo entrecortadamente y me doy la vuelta dispuesto a irme de una buena vez de ahí, así que sabiendo que si de rapidez se trata, no lograría ganarle a él, me aventuro a correr, apelando a mi buena suerte y esperando que no me siga, mis piernas me llevan hacia adelante, no importa hacia que dirección, simplemente lejos, lejos de él y de todas estas inútiles sensaciones que mi cuerpo, mente y corazón sienten al tenerlo tan cerca.

 

Solo que en mi carrera, mis ojos húmedos y empañados, no ven un auto que viene a toda velocidad por la calle. Siento el golpe y mi boca deja salir un profundo quejido, antes de sentirme caer contra el pavimento.

 

-¡¡YAMGUCHI!!,Yamaguchi!... Tadashi no cierres los ojos… espera… no… cie- -- y sencillamente me siento tranquilo allí, porque en ese momento, deje de escuchar esa voz, esa voz que no sonaba para nada natural en él, parecía preocupado, pero supongo que como todo, solo son cosas de mi imaginación…

.

.

.

Mi cabeza me duele, mi cuerpo me duele, me siento cansado y eso que estoy acostado o eso creo. ¿Tengo que abrir los ojos?, si, supongo que sí quiero saber dónde estoy debo abrirlos.

 

--¿Dónde…?-- trato de articular la pregunta pero mi garganta se siente reseca y me hace callar, miro a mi alrededor y tanto blanco me hace saber casi de inmediato en donde estoy, un hospital. Miro mi cuerpo y muevo mis brazos notando que están bien, ahora le toca a mis piernas, pero antes de poder hacerlo, me doy cuenta que bajo la sábana que me cubre, que una de ellas esta enyesada, entonces muevo la otra sintiendo una tranquilidad enorme pues se encuentra bien. Intento sentarme y en eso alguien entra a mi habitación, es un chico alto, de cabello rubio y ojos dorados bajo unos lentes que le quedan realmente bien, tiene un muy buen cuerpo y se queda mirándome con sorpresa en ellos, pero parece recuperarse pronto de su estado y se acerca deteniendo mi intento de sentarme.

 

-- Yamaguchi… despertaste…. Espera, no te muevas, iré… iré a buscar un doctor-- me pide hablando rápidamente y yo asiento con la cabeza lentamente.

 

--está bien, pero… ¿Quién eres tú?, ¿me conoces?-- pregunto confuso sintiendo aspereza aún en mi garganta y él parece dudar unos minutos antes de contestar.

 

--yo soy… soy tu novio-- y sin decir una palabra más, sale de la habitación dejándome más confundido y con un enorme sonrojo en las mejillas.

 

Continuara….

 

Notas finales:

Bueno, hasta ahí el primer capitulo. El siguiente lo subiré en unos días.

Gracias por leer y sería bueno leer que les pareció en algún rew ♥


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