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Mi primer amor por AlienEXOL

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Notas del fanfic:

Hola!!! Este es el primer fic que escribo solita! ><

Espero que les guste el drama, porque tiene mucho!

Notas del capitulo:

¡¡¡Espero que les guste!!!

 

Por cierto... las letras en negrita, son recuerdos del pasado!

-Tú también me gustas, Soo! –El pequeño de ojos grandes sonrió formando un corazón con sus preciosos labios. Sus mejillas se tiñeron de color rosa y sus ojos brillaron de felicidad al saber que la persona de la cual estaba enamorado, le correspondía de la misma forma.

 

 

El chico más alto, de cabello platinado, se acercó al pequeño, tomando su rostro entre sus manos, para luego depositar un tierno, suave e inocente beso sobre sus acorazonados labios, que aun sonreían.

 

 

Su primer beso…

 

 

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-¡Kyung Soo! Hijo, llegarás tarde al trabajo. –Abro los ojos de golpe y miro la hora en el despertador ¡NO PUEDE SER! Salto de la cama y me meto al baño, me cepillo los dientes, mientras abro el agua de la ducha. Me desvisto y me meto bajo el agua.

                                                          

 

-Te dejé la ropa sobre la cama, cariño. –Tendré que hacerle un altar a mi madre. No sé qué haría sin ella.

 

Salgo de la ducha y me visto lo más rápido que puedo. Acomodo un poco mi pelo y salgo del cuarto bajando rápido las escaleras.

 

 

-¡No puedo creer que el despertador se halla averiado!

 

 

-Tranquilo, aún tienes tiempo para desayunar algo.

 

 

-¿Myungie?

 

 

-Está en su corral. No ha vuelto a levantar fiebre. Esta mañana se lo ve más tranquilo. –Dijo sonriendo.

 

 

-Iré a verlo. –Camino por el salón hasta llegar al corral. Sonrío al verlo jugar con su peluche de Pororó. Es su favorito. Me acerco y me agacho para alzarlo. -¡Hola bebé! ¿Cómo está mi príncipe hermoso? –Le toco la frente para tomarle la temperatura y está normal. ¡Que alivio! Me pasé prácticamente la noche en vela, ya que la fiebre no se le bajaba. Tuve que llamar a su pediatra a las dos de la madrugada para que me diga qué hacer. Me indicó que le diera un baño con agua templada y que lo dejara un rato allí. Para las tres la fiebre ya había bajado y por fin se había dormido. Aún sin estar tranquilo, me quedé despierto una hora más, por si le volvía a subir la fiebre. Por suerte, no le volvió a subir.

 

 

-Se lo ve mucho mejor, hijo. Puedes irte tranquilo. ¡Es un niño muy fuerte! –Mi bebé sonrió al oír la voz de mi mamá.

 

Myung Soo, tiene 13 meses de edad, y hace 7 meses que empecé a trabajar. Por lo tanto la que pasa más tiempo con él, es ella.

 

 

-Claro que mi bebé es un niño muy fuerte, ¿Verdad? –Él sólo sonreía y balbuceaba cosas inentendibles. Aún está en la etapa en la que le salen los dientes y babea todo lo que encuentra a su alcance. Como por ejemplo, el peluche de Pororó que tiene bien agarrado con sus pequeñas manitos. El pobre peluche está bañado en baba. -¿Te quedas con tu abuelita, mi amor? Me tengo que ir a trabajar. –Le besé todo su pequeño rostro, mientras él reía. Luego se lo di a mamá.

 

Me cuesta mucho dejarlo, siendo aún tan pequeño. Pero es un sacrificio que debo hacer por los dos.

 

 

-Mamá, cualquier cosa me llamas. Le pediré a Choi que me deje tener el celular encendido. –Dije mientras tomaba mis cosas.

 

 

-Ve tranquilo. No te preocupes. –Dijo con una sonrisa.

 

 

-Está bien. Igual lo voy a tener encendido. Ya sabes!

 

 

-Adiós hijo. Cuídate! Saluda a mamá, Myungie! –Agarró su bracito y lo movía de un lado a otro.

 

-¡Mamá! No hagas eso, puedes sacarle su bracito. –Mi madre soltó una carcajada y mi bebé también, al verla reír.

 

 

-¡No exageres! Y ya vete, que se te hace tarde. –Me despedí de ambos y salí rápido hacia la parada del Bus.

 

 

 

<3 <3 <3 <3 <3 <3 <3 <3 <3 <3 <3

 

 

 

-¡Hola, Soo! –Mi corazón comenzó a latir más rápido al verlo. -¿Cómo estás, pequeño? –Me preguntó con una linda sonrisa, la que tanto me gustaba. De la cual me enamoré.

 

 

-H-hola! Estoy bien! Y tú? –Dije algo nervioso.

 

 

-¡Bien! –Dijo acercándose hasta rozar sus labios, con los míos. –Y ahora que te veo, estoy mucho mejor. -¡Santo cielo! Mi corazón definitivamente iba a salirse de mi pecho.

 

 

Presionó suavemente sus labios sobre los míos. Luego de besarnos por un rato, se separó lentamente juntando nuestras frentes. -¿Vamos? –Susurró. Yo solo asentí con una pequeña sonrisa. Tomó mi mano y me sonrió.

 

Condujo hasta una pequeña cabaña que estaba frente a un precioso lago y todo rodeado de árboles.

 

Bajó del auto y camino rápido para abrir la puerta de mi lado. Entramos en la cabaña, tomados de la mano.

 

 

-¿Te gusta? –Me preguntó al ver que observaba todo con la boca abierta.

 

 

-Es… es precioso. ¡Maravilloso! –Su sonrisa se ensanchó más. Se puso frente a mí y me agarró de la cintura, acercándome más a él. Subí mis manos por su pecho y lo abracé por el cuello.

 

 

-Tú eres mucho más precioso! –dijo y me dio un pequeño beso. Luego se acercó a mi oído y susurró: -Es nuestra, bebé. -Besó mi cuello y yo me estremecí ante el contacto de sus labios con mi piel sensible. Cerré mis ojos y acaricié suavemente su pelo, mientras él colaba muy despacio sus manos por debajo de mi remera a la vez que seguía besando mi cuello.

 

 

~*~

 

Entre besos y caricias, el calor, el deseo y la pasión aumentaban a su paso. Las prendas de ropa que comenzaban a estorbar, terminaron esparcidas por algún lugar de aquella habitación.

 

Suspiros, lágrimas y pequeños gemidos hicieron su presencia.

 

Palabras de consuelo, besos suaves y demandantes. Caricias, manos cálidas recorriendo cada centímetro de sus pieles.

 

Promesas y palabras de amor. Confesándose su amor en pequeños susurros.

“Te amo…”

 

Fundiendo sus cuerpos, haciéndose uno. Entregándose en cuerpo y alma el uno al otro.

 

 

Haciendo el amor, por primera vez…

 

 

Con su primer amor…

 

 

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Llegué al trabajo justo a tiempo. Claro, si no hubiera corrido una maratón luego de bajar del Bus, seguro llegaba tarde.

 

-Buenos días. –Saludé a mi jefe.

 

-¿Qué tal Kyung Soo?, ¿Cómo sigue el pequeñín?

 

-Bien, por suerte esta mañana ya no tenía fiebre. Creo que es porque aún le están saliendo sus dientitos.

 

-¡Qué lindo! Me alegro mucho de que esté mejor. –Dijo con su enorme sonrisa.

 

-Gracias. Yo también, la verdad! –Dije devolviéndole la sonrisa. –Por cierto, Siwon. ¿Puedo dejar mi celular encendido? Por si ocurre alguna emergencia. Ojalá que no, pero por las dudas.

 

-Claro. No hay problema!

 

-Gracias! ¿Los demás ya llegaron?

 

-Todos, menos, ya sabes quién! A ese muchacho lo voy a azotar con mi látigo un día de estos, por llegar tarde. –Me rio por el comentario del loco de mi jefe. LuHan otra vez llegara tarde, y mi jefe le dará latigazos, por eso. ¡No quisiera estar cuando eso suceda!

 

-Okay! Voy por mis cosas.

Trabajo de mesero y a veces de cajero en un restaurant muy lujoso, en el centro de la ciudad. Mi jornada laboral comienza a las ocho de la mañana y termina a las cuatro de la tarde.

 

-Kyun Soo, hoy vendrá gente muy importante a almorzar y me gustaría que tú atendieras su mesa. Ya sabes, eres el más respetuoso y menos irresponsable del grupo.

 

-Por mi encantado! Para eso estoy aquí, Choi! –Dije sonriendo.

 

-Jamás me voy a arrepentir de haberte contratado, hijo! –Choi SiWon, mi jefe. Era el mejor amigo de mi padre. Me contrató luego de tener a Myung Soo.

 

-¡Eso espero! –Dije riendo.

 

La mañana pasó rápido y llegó la hora del almuerzo, y el restaurant se llenaba de gente.

-Kyung Soo! –Gritó mi jefe desde la cocina. –Llegaron las personas de las que te hablé. Puedes ir ya a tomar su pedido. Están en la mesa 20.

 

-¡De acuerdo! –Arreglé mi ropa y salí en dirección a la mesa 20, con mi libreta en mano.

Me paré al lado de la mesa, en la cual se encontraban cinco jóvenes, tres chicos y dos chicas.

 

-¡Buenas tardes! ¿Desean ordenar? –Dije con la mejor sonrisa y lo más formal posible. Obteniendo de inmediato su atención.

 

-Sí, pero ¿Podrías darnos un minuto? Mi prometido fue al baño y queremos esperarlo para ordenar. ¡No se tarda! –Habló amablemente, una de las chicas, con cabello largo y rubio.

 

-De acuerdo. No hay problema!

 

-¿Cómo te llamas, precioso? –Tragué saliva y miré a uno de los chicos, el que había hablado. Tenía las orejas muy grandes y una sonrisa que daba miedo.

 

-¡Chan Yeol! No incomodes al chico. –La chica rubia me sonrió y yo le devolví la sonrisa, algo incómodo.

 

-Está bien. Me llamo, Kyung Soo. –El otro chico que estaba a su lado, abrió los ojos bien grandes, sin dejar de verme.

 

-¿Kyung Soo? –Dijo con expresión de asombro en su rostro. Asentí y vi cómo dirigía su mirada hacia detrás de mí. Mi pecho se oprimió y un fuerte dolor se posó allí al oírlo. Era su voz.

 

-¿Kyung Soo? –Me quedé paralizado en mi lugar, sin saber qué hacer. Era como si todo mi cuerpo estuviera de repente, cubierto por una capa de cemento. No podía moverme. Ni siquiera me volteé, porque conocía esa voz. Sabía a quién me iba a encontrar si me volteaba. -¿Soo? –Susurró.

 

-¡Cariño! Te tardaste mucho. –necesitaba salir de ahí. –Sí, él es Kyung Soo, va a tomar nuestro pedido. Anda, siéntate. –Se sentó y podía sentir su mirada sobre mí. Yo no sabía hacia donde ver.

 

-D-disculpen, ¿Puedo tomar su pedido ahora? –dije con voz temblorosa y tratando de tragar el nudo que tenía en la garganta.

 

Todos en la mesa estaban en absoluto silencio. Tenía unas inmensas ganas de salir corriendo, encerrarme en mi cuarto y descargarme por completo. Por segunda vez en mi vida experimentaba todo tipo de sentimientos juntos. Dolor, rabia, desesperación, impotencia y muchas cosas más.

Con manos temblorosas, tomé su pedido. Di media vuelta, temblando de pies a cabeza me encaminé hacia la cocina. Tenía la mente en blanco.

Una vez allí, Siwon que estaba riendo con uno de los cocineros, me vio y su sonrisa desapareció al instante. Se acercó hasta donde yo estaba y le entregué el pedido, él me miró con el ceño fruncido.

 

-Kyung Soo, hijo. ¿Qué tienes? Estás muy pálido. –me tocó la frente y yo sentí que todo comenzó a dar vueltas.

 

-Siwon, no me siento bien. –Dije con voz temblorosa. Él me miró preocupado y le hizo una seña al cocinero.

 

-Encárgate de éste pedido. –Le entregó el papel.- Hijo, ve a casa, te vez muy pálido ¿Has desayunado bien?

 

-Sí. –susurré.

 

-¡LUHAN! –gritó y este apareció en un segundo. –acompaña a Kyung Soo a casa.

 

-Sí, señor. ¿Qué tienes Kyung? –me preguntó acercándose.

 

-No es nada, sólo estoy un poco mareado. Creo que es porque anoche no dormí bien. –mentí. –no hace falta que me acompañe, en serio. Hay mucho trabajo.

 

-¿Seguro Kyung? –me preguntó LuHan. Yo asentí. –Me llamas cuando llegues a casa ¿De acuerdo? –tomé mis cosas y tuve que salir por la puerta principal, porque por la de atrás estaban entrando la mercadería.

 

Caminé rápido en dirección a la salida, sin mirar a los costados. Podía sentir su profunda mirada sobre mi espalda.

Una vez que estuve en la calle, suspiré y apresuré más el paso para llegar a la parada del Bus cuanto antes. Estaba a tan solo unos metros de la parada, cuando oigo que gritan mi nombre. No me detengo y prácticamente empiezo a correr. Mis ojos comienzan a picarme por las lágrimas que quieren salir.

 

-¡Kyung Soo, espera! –siento que tiran de mi brazo, me giro y lo veo. Ha corrido para alcanzarme. Demasiado tarde.

Intento soltarme de su agarre, pero no tengo fuerzas. Lo golpeo en el pecho una y otra vez con la otra mano, para que me suelte, pero no lo hace. Sino que agarra la mano con la que lo golpeo y me acerca a su cuerpo, pegándome contra su pecho y mis lágrimas no tardan en salir. Sus brazos están rodeando mi delgado cuerpo y yo no tengo fuerza para apartarlo.

 

-Soo… -susurra en mi oído. Un sollozo escapa de mis labios. Luego mi vista se nubla, Oigo mi nombre a lo lejos, pero no puedo ver nada, todo se ha vuelto oscuro y ya no oigo su voz…

 

 


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