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Labyrinthus: Doomsday (Secuela) por MissCooper

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Notas del capitulo:

Os dejo con la primera parte de la secuela . Espero que os guste e intentaré contuniar lo antes posible ^^

 

PD: Linck a la primer parte de la historia http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=97429

El chirrido de una puerta desengrasada era lo único que se escuchaba a parte de la respiración acelerada de la recién sacada de la tumba. Tenía las manos colocadas apretando los bordes de su féretro, los ojos desorbitados y la cara descompuesta. Miraba a todas partes intentando recordad como era eso de retener oxígeno en sus pulmones. La vampiresa tomó lugar en frente suya y se mantuvo en cuclillas. Le agarró la cara con las manos intentando tranquilizarla con una sonrisa en sus labios.

 

En todo este tiempo había pensado que estaba muerta. Había ido a verla infinidad de veces únicamente por si oía algo que le diese una señal, una esperanza de que siguiera con vida. Pero siempre permanecía en silencio. Sabía que podía no estar en lo cierto con cada palada que hacia para sacar la tierra de su sepultura. Pero allí estaba, viva. Y se culpaba por haberla dejado allí durante tanto tiempo.

-Tranquila , cariño. Ya estás bien.

Kyra miraba desconcertada. En sus oídos resonaba un pitido agudo y desagradable que mantenía el resto de los sonidos en un segundo plano. La vista se le nublaba y la poca luz que desprendía una de las farolas le estaba quemando las retinas. Se apartó de la mujer para cubrirse los ojos con el brazo.

-¿Está bien?- Amelia observaba la situación sin entender mucho de lo que estaba sucediendo. Había una mujer desnuda dentro de su propia tumba, donde la habían metido viva y la acababan de desenterrar. Se preguntaba cuanto tiempo llevaba ahí para permanecer con vida y se sorprendió al ver que la lápida fechaba la muerte tres años atrás. ¿Era eso posible?. Bueno, todo lo que había vivido en este año le respondía a esa pregunta. Ella era una chica de diecisiete años a la que unos locos perseguían y una vampiresa de vete tú a saber cuantos siglos la estaba paseando por medio continente para mantenerla con vida. No era la más indicada para hablar de normalidad. Desde luego todo eso tenía que ser alguna especie de broma o sueño maligno. Seguramente se había caído en algún momento y estaba en un tipo de coma. O sus padres habían descubierto que estaba loca y se encontraba en un manicomio drogada hasta las trancas.

-Lo estará- Contestó la vampiresa frunciendo el ceño no muy segura de su respuesta. No tenía muy claro desde cuando seguía con vida, allí sola... abandonada. Reviviendo cada día y volviendo a morir en esa prisión de madera donde sus propios amigos la metieron.

 

Le tendió la mano para acariciarle el hombro y ella se levantó para esquivar el contacto. Le temblaba el cuerpo y sus movimientos se sentían poco ágiles. Le dedicó otra mirada de desconcierto a su libertadora y saltó del hoyo para comenzar a correr alejándose de las dos chicas.

-Esto... se acaba de ir en bolas por ahí- Las obviedades de Amelia no ayudaban demasiado con la situación

-Sí, gracias. Me he dado cuenta- Salomé aprovechó la circunstancia para abandonar el cubículo y sacudirse la tierra del traje- No te preocupes. Creo que se donde está.


 

El pitido incesante estaba destrozándole la cabeza. Podía escuchar la alarma de un coche en llamas al fondo de la calle y veía a un par de demonios con cuernos golpearse cerca del automóvil. No reconocía ninguna de las calles por las que estaba caminando. Es como si la ciudad entera hubiese sido atacada por una horda de zombies.

 

Las luces y el ruido cada vez le formaban más bola en la cabeza, continuó corriendo en busca de un sitio que pudiese reconocer...Donde pudiera estar segura. Cuando llegó no tenía muy claro haber encontrado lo que buscaba. Todo estaba destrozado, había escombros por todas partes. El material que usó en otro tiempo se encontraba esparcido por el suelo junto todos los pedazos de lo que en otra época fue un laboratorio. Un fosforescente descolgado parpadeaba ofreciendo la poca iluminación de la zona.

 

Fue en busca de confort, pero únicamente consiguió desplomarse. Había un montón de trozos de pared encima de uno de los escritorios. Se sentó agarrándose las piernas con fuerza y se limitó a hundir la cabeza entre ellas, esperando despertar de aquella pesadilla...tenía que ser eso.


Amelia había corrido en ese año lo que no había hecho en toda su vida. En el instituto era la capitana del equipo de animadoras y eso le había proporcionado la forma física necesaria para aguantar todo ese ajetreo. Pero aún así no estaba preparada para ese ritmo.

-Vamos, no te pares. Sabes de sobra que las calles no son seguras. - La regañaron por tomarse un segundo para desempañarse las gafas con el borde de su camiseta. Hacía frio entre la lluvia y el bao de su aliento se le estaba haciendo imposible ver nada. Odiaba muchísimo sus lentes. No hacía demasiado que las tenía que llevar, pero siempre lo pudo mantener oculto con lentillas. El instituto era un territorio hostil donde había aprendido a esconder sus debilidades para que no las usaran en su contra. Cualquier anomalía era un arma para los matones y en su posición no podía permitírselo.

Las lentes de contacto habían sido un aliado. Pero ahora esa opción no era viable. No tenía ni recursos ni tiempo para mantener su vanidad.

-Necesito ver, la lluvia me está empañando las gafas y además me estoy quedando congelada...

-No queda mucho tiempo, no te entretengas- Le agarró del brazo y tiró de ella para aumentar el ritmo. Los humanos eran un incordio, siempre quejándose de todo... no tenían resistencia de ningún tipo. Si no fuera tan importante ya se la habría comido un par de veces y tirado su cuerpo en algún rincón oscuro.

Salomé tenía muy claro donde se encontraba su amiga. Las instalaciones de Labyrinthus habían quedado destrozadas e inservibles después del incidente. Pero estaba segura que había encontrado la manera de entrar en ellas.

 

Bajaron las escaleras de atrás esquivando escombros hasta que consiguieron dar con el corazón de la base. Allí estaba Kyra, intentando refugiarse en su propio cuerpo, temblando, empapada por la lluvia y ensuciada a causa de la tierra y el barro. Le pidió a Amelia que mantuviese las distancias y se acercó con delicadeza.

-¿Estás bien?- Volvió a inclinarse delante suya sin apartar la mirada de ella. Tardó un poco en obtener respuesta, levantó lentamente la cabeza y miró a la vampiresa con cierto miedo en su ojos.

-¿Qué ha pasado aquí?.

Salomé mordió su labio inferior y tomó asiento a su derecha intentando meditar su respuesta. No era precisamente una noticia sencilla de dar.

 

-Cuando te fuiste las cosas se complicaron...Hubo un incidente. Creo que de momento es todo lo que debes saber hasta que te recompongas, has pasado por demasiado hoy.

Kyra hundió de nuevo la cabeza entre sus piernas antes de realizar su siguiente pregunta.

-¿Cuanto tiempo llevo...?-Tragó saliva y sacudió la cabeza sin poder terminar la frase.

-Tres años... más o menos.

Amelia observaba la escena desde lo que parecía una encimera de cocina. Había cubiertos tirados por el suelo y a medida que miraba más rincones del sitio veía una mezcla rara de objetos. Encontró una bola llena de cables y chips que parecía haber sufrido algún tipo de cortocircuito. Cuando lo cogió para verlo desde más cerca se llevó un pequeño chispazo que le obligó a tirarlo al suelo acompañado de un quejido.

-¡Amelia!- Salomé le hizo una señal con la mano para que se acercara a ellas- ¿Ves esa puerta de allí?- Ella afirmó con un movimiento de cabeza- Debería haber un pasillo con varias habitaciones. Busca algo de ropa que le pueda servir.

 

La chica obedeció sin rechistar y cruzó la puerta que le habían señalado. Estaba todo a oscuras y sacó el teléfono para iluminar sus pasos. Todo tenía el mismo aspecto que la sala principal. No había más que destrucción por todas partes. Le recordaba a las películas de terror que solía ver con sus amigas. Esas en las que una rubia tonta se separaba del grupo y terminaba siendo asesinada por un loco con túnica negra y careta... Espera, ella era la rubia tonta en esa escena. Tomó aire mientras mantenía toda su concentración en no tropezarse con alguna viga u objeto. El frío se le estaba calando hasta los huesos . Tenía todo empapado y soñaba con encontrar un repuesto para ella también.

Se metió en la primera habitación que encontró en su camino y se esforzó por apartar un mueble que bloqueaba el acceso. La poca luz que la linterna de su dispositivo móvil le proporcionaba ofrecía luz sobre pequeñas zonas del cuarto. Como una camilla y objetos médicos esparcidos por el suelo. Se acercó a un armarito que había en un rincón para comenzar a buscar algo que pudiera servirle de ropa. Mientras rebuscaba entre un montón de vendas y material médico un sonido parecido a un gruñido le provocó un escalofrío recorrió toda su columna haciendo estremecerse vértebra por vértebra.

 

Se giró rápidamente iluminando cada rincón de la habitación. Movía el foco intentando averiguar la procedencia de ese sonido. Los gruñidos iban aumentando de fuerza y frecuencia... parecía que cada vez estaban más cerca. Estaba desesperada intentando iluminar la entrada del sitio. Caminaba hacia atrás para protegerse hasta que chocó contra una de las paredes que cercaban el lugar. Continuó moviendo el teléfono intentando dar con su objetivo. Amelia enfocó al techo y esta vez pudo ver con claridad a una especie de lagarto horrible con dientes afilados y pose amenazante. Gritó como si la vida le dependiese de ello y cuando esa cosa saltó para atacarla cerró los ojos cubriéndose con los brazos. Lo último que escuchó fue como si alguien hubiese aplastado gelatina con su pie. Volvió a mirar y la mujer desnuda estaba delante suya. Había empalado a esa cosa con una barra metálica que suponía, habría cogido de entre los escombros.

-Oh, dios mio. Casi me meo en las bragas- Amelia tenía la mano sobre su pecho, el corazón le latía a mil por hora y parecía que le iba a estallar en cualquier momento. Ya sabía como se sintió su abuelo paterno cuando su tío Jerome le confesó su homosexualidad. Estuvo ingresado una semana en el hospital a causa de un infarto.

Kyra lanzó el lagarto empalado al suelo y se giró para mirar el estado de la chica. No le dedicó ninguna palabra antes de emprender su camino para abandonar el sitio. Salomé se acercó preocupada por la situación, no tardó mucho en aparecer de nuevo Kyra con un par de uniformes militares entre sus brazos.

-Esto es la enfermería- Les cedió la ropa para que la cogieran y volvió a desaparecer por los pasillos. Recordaba ese sitio como si fuera ayer...Bueno, para ella lo era. El tiempo donde estuvo no había pasado con la misma velocidad que para los demás. Todo estaba roto, destrozado. No quedaba nada... Consiguió llegar a su despacho, de todo lo que había visto era lo que mejor conservado estaba. Alguna estantería rota, la mesa partida y algún cristal esparcido por el suelo eran los daños más destacables. Buscó ropa para ponerse e intentó acicalarse un poco con una de las toallas que guardaba en su armario personal.


La vampiresa intentaba tranquilizar a su particular compañera de viaje. Era una debilucha sin ningún tipo de capacidad para protegerse, pero tampoco era culpa suya ser tan disfuncional.

Ambas se habían puesto la ropa que les había dado Kyra. El uniforme era tan poco glamuroso que Salomé lo miraba con cierto recelo. Intentaba colocárselo con algo de estilo pero desde luego esa ropa no le combinaba con los tacones.

-Quiero saber más sobre lo que ha pasado aquí.- Kyra apareció de nuevo, vestida y algo más limpia. Tenía un aspecto mucho más cuerdo y saludable. Había perdido peso y la ropa le quedaba grande...pero debía ser un efecto secundario de haber estado muerta y enterrada durante tanto tiempo.

-No puedo decirte mucho. Solo sé lo que mis contactos me han contado. La cosa se volvió bastante loca por aquí y los demonios no dejaban de amontonarse. Hubo un ataque y los seres que tenían encerrados se escaparon , les pillaron por sorpresa... tengo entendido que fue una masacre.- Se apoyó de uno de los muebles para encajar la noticia que Salomé le estaba proporcionando.

-¿Sobrevivieron?- Solo la idea de imaginar a sus amigos muertos le provocaba nauseas.

-No... o eso creo. No he tenido noticias de ellos...Lo siento.

Continuaba con la mirada perdida analizando cada rincón del lugar en busca de algo que le diese esperanza.

-¿Y Jessica?- Ella no, ella tenía que estar viva.

-Lo siento.

Kyra se desmoronó y cayó al suelo . Su mundo se había venido abajo y en ese momento deseaba haberse quedado en su tumba. Había muerto y despertado en un infierno del que no podía escapar. Un infierno en el que no reconocía nada, el que no debería ser real.

-¿Qué le pasó?

Salomé negó con la cabeza y encogió los hombros.

-Imagino que murió con el resto de sus compañeros. He estado fuera de la ciudad un tiempo, no pude hacer nada por ellos.

-Entonces no lo sabes. No sabes si están muertos o vivos...No lo sabes- Intentaba aferrarse a cualquier tipo de esperanza.

-Cielo- Le acarició la cara con suavidad intentando ofrecerle cierto consuelo- Todo fue una trampa. Lo del demonio barra dios chupa almas por el que nos jugamos la vida. Los sellos, los monjes... todo fue planeado. El fin del mundo solo fue una treta para quitarnos del medio. Te querían fuera de la ecuación para lo que está por venir. Y en cuanto tú no estabas se libraron del resto de cabos sueltos. Consiguieron entrar en el sistema, les encerraron aquí dentro y liberaron a los demonios que tenían presos . No tuvieron oportunidad , fueron cazados como animales.

-¿Quién?...¿Quién nos ha hecho todo esto?- No podía comprender ninguna de las palabras que escuchaba. Nada de eso tenía sentido. ¿Quién querría hacerles algo así?.

-No lo sé … tengo mis conjeturas, pero no he llegado a tener pruebas. Te lo explicaré todo, pero tenemos que irnos de aquí. No estamos seguros.

Kyra golpeó con rabia una de las paredes e hizo un boquete en ella.

-¿Y dónde estabas tú cuando pasó todo eso? ¿Por qué no estabas para ayudarles?- Salomé le dedicó una mirada cómplice y le hizo una señal a Amelia para que se acercase de nuevo.

-Lejos. Tenía que encontarla a ella.

La antigua líder del ligar levantó la mirada para observar a la muchacha. No comprendía que le hacía tan importante como para que Salomé se preocupase en buscarla o mantenerla a su lado. Todo le resultaba tan irreal. Solo podía recordar la luz de aquel día, el dolor... y después la oscuridad y la falta de aire. La falta de vida... la soledad. Comenzó a hiperventilar y tuvo que caminar un poco para calmarse.

-¿Y ella quién se supone que es?- La vampiresa se posicionó a su lado para mostrarle apoyo.

-Ella es lo que ellos quieren. Los que hicieron esto... o eso creo. Ella es el motivo por el que el mundo se ha ido al garete.

-No lo entiendo. ¿Como esta cría puede ser tan importante?- Volvió a mirarla y seguía sin poder imaginarlo. Era una niña asustada sin ningún tipo de poder aparente.

 

-Existe una profecía que un tipo de frikis se están tomando muy en serio. La profecía habla de un poder inmenso, algo tan poderoso que podrá cambiar el destino del mundo. Ella es ese poder, o al menos la llave para llegar a ello.. La verdad es que todavía no he podido hacerme con la profecía, pero por eso necesitamos tu ayuda

Kyra entrecerró los ojos. La información que estaba recibiendo era una locura a la par que inexacta.

-¿Qué es ella?- Amelia se sintió tremendamente ofendida por el adjetivo de objeto que le acababan de otorgar.


-Ella es la última maga natural que existe en el mundo, amor. Conseguí dar con ella gracias a mis contactos. No fue fácil, pero llegué a tiempo. No era la única que la buscaba y tuve que encargarme de un par de tipos. Desde entonces estamos moviéndonos continuamente. Por eso necesitamos irnos de aquí. Antes de que nos localicen y estemos en verdaderos problemas.

-No conozco un sitio más seguro que este.

Amelia miró con ironía el sitio y se le escaparon unas palabras sarcásticas de la boca


-Si, claro. Solo hay que verlo.

-Querida, no hables. Me imagino que ya te habrán dicho que así estás más guapa.- Salomé la miró amenazante. Kyra estaba muy sensible y no quería meter más leña al fuego. No después de haber recibido tan terribles noticias por su parte.

-¿Y qué se supone que queréis de mí? ¿Por qué habéis tardado tanto en sacarme de ese agujero?.

-Pensábamos que estabas muerta. Muerta para siempre. Hoy lo hice por desesperación. He desviado nuestro camino para buscarte... aunque no tenía muy claro si estarías viva...Me alegro que así fuera porque necesitamos desesperadamente tu ayuda.

 

Kyra se quedó un momento en silencio. Estaban pasando muchas cosas y su cabeza no funcionaba correctamente, necesitaba asimilarlo.


-No queda mucho para el amanecer, Salomé. Y a no ser que en este tiempo hayas dado con un protector solar alucinante, vamos a tener que acampar aquí de momento. Necesito pensar... necesito aclararme las ideas.

-De acuerdo. Estaremos aquí hasta que amanezca y luego nos reuniremos con mis contactos. Allí hablaremos del siguiente movimiento.

-Lo que tú digas- La antigua líder afirmó con la cabeza y les dedicó una última mirada antes de perderse por las instalaciones.


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