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Nadie más que tú por LittleWolff

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Notas del fanfic:

Título: Nadie más que tú

Fandom: EXO

Pareja: XiuTao (Xiumin x Tao)

Clasificación: NC-17

Género: One-shot, smut, slash

Advertencias: Sexo explícito

Núm. de palabras: 12,735

Sinopsis: Minseok no se dio cuenta cuándo pasó de envidiar a querer a Tao.

Notas del capitulo:

N/A: La idea me vino prácticamente en un santiamén, pero tardé más de lo que creí que tardaría en tenerlo listo. Tenía pensado que salieran unas 5000 o 6000 palabras a lo mucho, pero no sé de donde salió tanto orz… En serio que en la mente se ve una cosa y cuando lo plasmas en palabras sale otra diferente, aunque al final sea parecido, idk.

Btw, es el primer fanfic de EXO que termino, pero no el primero que empiezo. Tengo proyectos que pienso iniciar pronto y terminarlos (espero que también pronto). Y disculpa por el título tan monigote pero no se me ocurrió algo mejor para nombrarlo.

Mentira.

Mentira. Mentira. Mentira.

Debe ser un malentendido, nada de eso es real; es su imaginación. Sehun no está encima de Tao, en esa posición tan comprometedora; con una rodilla entre sus piernas, ni sonriendo como bobo muy, muy cerca de su rostro. Es mentira, así como es mentira que Tao también ríe entrecerrando los ojos, sujetando una de las manos de Sehun. Mentira.

Simplemente no puede (o mejor dicho, no quiere) creerlo. Lo peor de todo es que ninguno parece tener problema con ese feroz acercamiento. ¡Tao NO hace nada por quitárselo de encima! ¿Es que no le desagrada? Si por él fuera, ya hubiese golpeado a Sehun y salvado al pequeño panda.

Cuando los chicos reparan en su presencia dejan de reírse e intentan –ahora sí– separarse.

Hyung, ¿necesitas algo?

Que te alejes de él, piensa agriamente.

—No, sólo venía por unas cosas del escritorio y ya me iba —mejor irse rápido antes de que no se pueda controlar.

Eso le enoja, sí, pero duele más que nada.

Toma un cuaderno que tiene guardado en el cajón y camina hacia la salida. Apúrate a salir de ahí.

—¿Vas a practicar, Minseok ge?

Responde pero no mires atrás, Minseok, se repite en su mente. Sólo te harás daño si miras.

—Yo… Lulu me dijo que me ayudaría un rato —voltea. Grave error.— No te preocupes, ustedes sigan jugando.

Tiene que forzar una falsa sonrisa cuando, al voltear, ve al menor de todos recargado en el hombro del otro mientras pulsa los botones del control de juego. Le está dando una paliza al que supone es el personaje que Tao utiliza, y éste último no se mueve porque lo mira fijamente a él.

—Oh, está bien. Igual, otro día podremos hacerlo nosotros. Gracias, ge —responde Zitao.

Minseok asiente y sale de su habitación. Si es de él, Luhan y Tao, no entiende por qué está Sehun ahí. Ah, cierto; es con quien más se junta Tao últimamente.

Tiene tanta envidia del maknae de todo EXO, que no hace más que frustrarse porque él lo único que hace con el panda es compartir habitación, unas cuantas palabras en el día y enseñarse mutuamente su idioma natal.

Quiere pasar más tiempo con el maknae de EXO-M, conocerse mejor y hablar mucho, mucho. Dar paseos por la playa, de esos que tanto le gustan a Tao, comer helado e ir de compras (porque Tao adora comprar ropa). Pero su inseguridad, su timidez y su baja autoestima no le permiten hacer más de lo que ya hacen.

Quiere que Tao corresponda a sus sentimientos; porque Minseok está enamorado de él y no lo quiere sólo como a un hermano.

Ese día no presta atención a nada de lo que Luhan le explica en chino.

Todo empieza una tarde luego de un arduo entrenamiento en la empresa para su nuevo comeback. Acaban de ensayar una nueva y muy llamativa coreografía en la que participan como grupo entero y no como sub-unidades. Hasta ahora es la favorita de la mayoría, porque conviven y ven más seguido a sus amigos; además el concepto es increíble.

Es ese día, luego de regresar a los dormitorios, cuando Minseok entra a su habitación mira sorprendido a la figura que tiene delante.

Tao no se da cuenta que su compañero está detrás de él, viendo cómo cada gota diminuta recorre su cuerpo, lamiendo cada rincón de sus músculos.

Se ve tan bien, piensa.

Cómo desea tener esos músculos bien formados. Ser fuerte, saber mucho más de artes marciales (porque sabe lo básico de taekwondo, y en un enfrentamiento con el chino menor seguro que le pateaba el trasero) y lucir tan varonil como Tao lo hace. Minseok tiene envidia del cuerpo del pequeño porque él no tiene musculatura; es tan blandito como Kyungsoo lo es, o más, y cada que mira al chico hacer movimientos de wushu, enseñando sus bíceps o abdominales a otras personas se siente tan miserable.

¿Por qué lo único que le piden a él es que enseñe sus gestos "tiernos" siendo el mayor?

Odia su cuerpo. Mucho.

—Minseok ge, ¿estás bien?

El mencionado sale de su estupor y asiente. Toma su toalla y sale del cuarto no sin antes darle una última mirada a Tao y avergonzarse por prestarle tanta atención a su cuerpo.

Las siguientes prácticas son igual: Minseok va justo detrás de Zitao para poder ver un poco de lo que él no tiene. Se tortura a sí mismo sin poder detenerlo, su autoestima lo reciente con creces.

¿Por qué me empeño tanto en seguirlo?, se pregunta una vez en el baño.

Poco a poco el mayor empieza a cambiar esos pensamientos de envidia a unos más complejos, y confusos.

Ya no quiere tener la complexión del cuerpo de su compañero, ahora quiere tenerlo a él. Cerca para poder tocar sus brazos, los abdominales, su piel; debe ser suave, sin imperfecciones, cálida. Todo lo que Minseok no es y no tiene. Tiene ganas de abrazarlo cuando algo lo asusta, confortarlo cuando está triste. Quiere tocarlo.

De un momento a otro y sin que se dé cuenta pasa de ser sólo la piel, a ser su cabello, la frente, sus ojos. Su cuello. Sus labios. Cada que pasa el tiempo sus pensamientos se dirigen a un lugar más peligroso. No puede detenerlo. No quiere detenerlo, aunque le asuste.

¿Qué me pasa?

Un día Minseok se encuentra muy feliz, le está enseñando coreano a Tao mientras aprende y mejora su mandarín. El menor está concentrado tratando de resolver unos ejercicios que el otro le puso, tanto así que ni se percata siquiera de que está siendo observado por unos ojos curiosos. Curiosos de aprenderse cada facción de su perfil. Curiosos por grabar en su mente esos gestos infantiles que hace cuando se equivoca y borra una palabra. Curioso por observar cómo sus labios son tocados por la goma del lápiz.

¿Serán tan suaves como parecen?

El mayor pega un brinco por culpa del último pensamiento. ¿En qué piensa? ¿Por qué le interesa si sus labios son suaves o no?

Tao nota a su amigo alterado.

Ge, ¿estás bien?

—Sí…, sólo… —mentira, no está bien. Nada bien—. Es suficiente hasta aquí, ¿no crees?

—Pero necesito perfeccionar mi coreano si quiero hablar bien en las entrevistas y cantar lo mejor que pueda. Además Baekhyun hyung se burla de mi pronunciación y quiero enseñarle que puedo hacerlo bien.

Nota mental: golpear a Baekhyun "de juego" en la cabeza por burlarse de Tao. 

—¡El baño está libre! Si quieren bañarse vayan a ganarlo antes de que alguien más lo haga.

Luhan acaba de entrar a la habitación con una toalla secándose el cabello. Interrumpe la pequeña reunión de clases por el baño. Cuando se trataba del baño… era asunto de estado.

—¡Yo iré! —exclama Tao mientras se levanta y busca todo lo necesario—. ¿Dónde está duizhang?

—¿Qué? —preguntan los otros dos al mismo tiempo.

—¡Kris, Yifan, duizhang! ¡Él siempre me acompaña a bañarme!

—En la sala —contesta Luhan rápido.

Tao sale corriendo dejando a los mayores solos. Al menos tuvo la decencia de cerrar la puerta, así los gritos y el ajetreo por ganar el baño se reducirían a murmullos apenas audibles, o eso esperaban.

—Lo desgastarás si sigues mirándolo así.

—¿Qué?

—Soy tu mejor amigo, ¿crees que no me doy cuenta? ¿Desde cuándo te desvives por nuestro panda?

Minseok está confundido. Y asustado.

—N-no sé por qué dices eso.

—¡Vamos, Minseok! Puedes confiar en mí, no te voy a juzgar, si es lo que piensas.

El mayor (¿agradece?) sus palabras. Pero cómo decirle algo que ni él mismo comprende del todo. Sabe que últimamente observa mucho a Tao, piensa mucho en él, quiere pasar más tiempo con él e intenta estar a su lado. Y siendo sinceros le asustan sus acciones y pensamientos en cierta medida. En un principio pensó que era una amistad que quería profundizar, sin embargo ahora sabe que ya sobrepasa esas líneas y va más allá.

—No sé, Luhan. Estoy confundido— responde finalmente. Se siente abatido.

Luhan se sienta a su lado y le pasa un brazo por encima como gesto de comprensión.

—¿Puedo ayudarte? No me gusta verte sufrir y llevo días notando cómo te pones cuando alguien charla con Tao, o habla de él, o juega con él, o come con él…

—Creo que entendí tu punto —corta Minseok.

—¿Te gusta Tao?

—No lo sé.

—¿Quieres platicar más con él?

—Sí.

—¿Quieres pasar más tiempo con él?

—Sí.

—¿Quisieras que te abrazara más seguido? Así cómo abraza a Yifan o a Sehun.

—Sí —contesta entre dientes.

—¿No dejar de observarlo?

—Sí.

—¿Tener más contacto con él?

—S-sí.

—¿Acariciar su mano, revolverle el cabello, jugar más seguido?

—Sí, sí, sí.

—¿Saber cómo sería besarlo?

Minseok no responde.

—¿No quieres?

Sigue sin responder.

—Puedo probar por ti y te digo si besa bie-

—¡No te atrevas!

Luhan comienza a reír estrepitosamente, esto sólo aviva la furia del mayor y lo deja confundido porque no entiende qué es tan gracioso.

—Tú, mi querido amigo, estas más que perdido por el pequeño Huang Zitao.

Esa noche Minseok no duerme nada. Piensa en todo lo que habló con Luhan, en los consejos que le dio y en qué podrían haber hecho Kris y Tao en la ducha. Cuando llega a unos pensamientos nada agradables decide mejor dormir, algo debe de estar mal con él para imaginar aquellas acciones –nada decentes, debería decir– entre Yifan y Tao. En primera porque bañarse de a dos no es raro con ellos; y en segunda, porque en el fondo desea ser él quien ocupe el lugar del líder para hacer aquellas cosas tan… ¡Hora de dormir!

Un par de días después por poco Minseok pierde su autocontrol. Terminan de ensayar y les dan un descanso para que se hidraten y coman un poco antes de volver a la rutina.

Luhan y Minseok regresan con un par de jugos naturales. Entran a la sala de práctica y uno de ellos se queda estático. No puede apartar sus ojos de manos ajenas recorriendo el abdomen de Tao.

Las manos suben, bajan y pinchan parte de la piel. Tao ríe por las cosquillas, pero no aparta a Baekhyun –que también ríe–. Por otro lado Sehun pregunta qué tanto hace para estar así.

—Es ejercicio puro y buena alimentación; pero son años de entrenamiento, sudor y lágrimas… oh, y trofeos —contesta Tao con autosuficiencia.

—Si yo fuera tú andaría desnudo por la casa más seguido y presumiría eso.

De no ser por Luhan, Baekhyun tendría las manos más que atadas a su espalda y un pedazo de cinta en la boca. No soportará por mucho más, su respiración agitada lo delata, el ceño fruncido no ayuda; tampoco el que Baekhyun y Sehun sigan con sus “garras” encima de Tao. Los celos bullen dentro de su cuerpo sin la capacidad de soportar tal magnitud.

—¡Minseok! —murmura Luhan.

—¿Te encuentras bien, Minseok ge?

¿Estás bien? ¿Te encuentras bien? ¿Pasa algo?

¿Por qué para lo único que Tao le habla es para preguntar si está bien? Quiere que haya alguna razón más para que le dirija la palabra.

Dolor; más dolor. Odia el dolor.

Minseok se aleja sin responderle a Tao, ni mirarlo de vuelta. Luhan le sigue poco después de disculparse diciendo que se encuentra muy cansado su amigo. Ninguno de los dos nota la mirada angustiada de uno de los chicos dejados atrás. Ese día, los dos mayores de todo EXO no terminaron el ensayo, se marchan a los dormitorios y dejan muy preocupado a Zitao.

Los días que le siguen son bastante malos para la –escasa– relación que llevan ambos chicos. Ya nada es igual y eso les afecta a ambos. Minseok ya no espía a Tao después de bañarse, evita mirarlo tan seguido, se va al dormitorio luego de que el menor caiga ante el sueño (lo cual no es difícil), no se separa de Luhan, está más callado de lo normal, pierde el apetito y lo único que se lleva a la boca cuando "tiene hambre" es un jugo o una bebida energética (hasta Yixing se ha dado cuenta y le dice constantemente que debería alimentarse mejor); y no le ha dicho a nadie, pero por las noches se escabulle al baño a vaciar su estómago, no puede evitarlo.

Por su parte, Tao pasa más tiempo en el estudio o en cualquier lugar donde pueda practicar un poco de wushu, siempre está acompañado de alguien (por lo general es Junmyeon, Yifan o Sehun), y sobre todo evita a Minseok lo más que puede; no le ha dicho a nadie, pero por las noches escucha arcadas desde el baño mientras observa la cama vacía de Minseok.

Tal vez jamás fueron cercanos, quizá esto es pura imaginación de algo que nunca existió, algo que deseaba y no era. O tal vez todo fue real y en algún momento de su tiempo cambió; quizá cuando encontró aquella vez a Sehun en su habitación o cuando sucedió lo de la sala de ensayos, o desde el momento en que Minseok se dio cuenta de sus sentimientos. Quién sabe.

Ya ni siquiera se enseñan su idioma. Tao prefiere ir con Junmyeon o Sehun, y Minseok con Luhan, siempre con Luhan.

—¡Tienes que decírselo!

—No.

—Sí. ¡Mírate! Todo este asunto te está comiendo, casi literal. Lo evitas, lo ignoras, ya no se hablan, parecen completos extraños y ¡no comes adecuadamente!

Sabe que su amigo tiene razón, si no, no estaría gritándole en medio de la sala hoy que les dieron el día libre a todos. Menos mal que los chicos prefirieron salir a quedarse en los dormitorios, a diferencia de él.

—Luhan, tú no entiendes. Yo no…

—Claro que entiendo, joder… —le interrumpe. Jamás lo ha visto tan agitado como ahora—. Y porque lo entiendo es que te lo digo. Tienes que arreglarlo. Díselo.

¿Cómo pasó de admirar a Tao de forma física a envidiarlo, luego a amarlo y ahora a evitarlo?

Una vez convencido, Minseok inicia sus acercamientos hacia el menor con cualquier excusa, mientras sea para charlar un rato, o que le pregunte de nuevo si está bien; como antes. Qué más le gustaría que volver el tiempo atrás y jamás haberse alejado, o al menos no tanto. Ahora es Tao quien lo evita.

—¡Tao! —le grita un día de descanso que tienen—. ¿Tienes tiempo para practicar?

Le sonríe lo mejor que puede. Sabe que no pasó desapercibido su comportamiento anterior para el menor, pero quiere arreglarlo más temprano que tarde.

Ge, Sehun me dijo que me ayudaría, no te preocupes.

¿Cómo no quieres que me preocupe si vas a estar con Sehun? El mismo que casi te viola el otro día y tú ni cuenta te diste, quiso responder. En cambio dijo:— No es por ofender, pero el seseo de Sehun hará más difícil que pronuncies algunas palabras.

—Sehun-ah es buen profesor también, no tiene nada que ver su forma de pronunciar. Si quieres practicar puedes decirle a Luhan ge que te enseñe.

Y se marchó.

¿Qué fue eso?

Luego de esa –pequeña– discusión, si Minseok trataba de acercarse a Tao, este se marchaba a los brazos de alguien más; literalmente. La primera vez que el menor hace eso, Kris es quien lo recibe y ríen de un chiste que Minseok no alcanza a escuchar, su estómago se revuelve y poco falta para que eche el desayuno de esa mañana. La segunda vez ya hay algo raro, Minseok quiere preguntarle por un movimiento de wushu (sin segundas intenciones) y el panda huye tan rápido que no tarda en estrellarse contra Junmyeon, quien lo atrapa para evitar que se dé contra el suelo; ahora sus manos son las que se vuelven puños.

La tercera –y la que colma a Minseok–, sucede cuando están en la sala viendo una película, Minseok, Luhan y Jongin están en el sofá más grande, Sehun y Tao en el de dos (jugando con las palomitas de maíz) y Junmyeon en el sillón individual (regañando a los menores). Se supone que rentaron una de terror y suspenso, pero no es nada atemorizante, según los mayores; son Tao y Jongin quienes se mueren del miedo y no dejan de temblar. El líder cree que es por el frío y va por mantas para ambos. Veinte minutos más tarde, la mirada de Minseok (que no ha prestado atención a más de un cuarto de película) se endurece y su estómago se retuerce de celos cuando ve a los chicos compartir la manta, quedando muy juntitos debido a su tamaño y los brazos de Sehun rodeando su cuerpo a cada brinco que el otro da al asustarse. Minseok se marcha dando una burda despedida.

Luhan sale de la manta que comparte con Jongin para seguirlo, y de nuevo ninguno nota la mirada oscura y sin vida que desprende Tao cuando los ve alejarse juntos. Sehun lo abraza más fuerte.

Ya empieza el frío de invierno y el sol no calienta lo suficiente ni la ropa brinda el adecuado calor. Ese día está especialmente helado a pesar de que apenas va empezando la estación.

Ya algunos de los miembros han notado la insistencia de parte de Minseok por eliminar el silencio que el chico panda presenta entre ellos; Luhan primero que nadie, Junmyeon lo ve extraño, Yifan y hasta Jongdae y Baekhyun, quienes hacen comentarios cómicos acerca de, aunque todos lo tomen a juego excepto el protagonista de sus chistes y su amigo.

El estudio de grabación se llena de voces al compás del instrumental que cada uno escucha por sus auriculares, tienen que hacerlo bien, muy bien si quieren darse a conocer más de lo que ya lo hacen y, quien sabe, tal vez ganar algún premio ese año que los haga sentir orgullosos del trabajo duro y las horas de sudor frente al espejo.

Los miembros graban una canción de amor, es la favorita la mayoría por el significado de la letra y el ritmo suave y acompasado. Todos están concentrados en sacarla lo mejor posible.

La música suena, la parte del rap sigue; a todos les gusta especialmente esa parte, Tao fue el indicado para cantar lo mejor de la letra, por eso guardan silencio cuando está por cantar. Sin embargo, luego que termina su compañero anterior y empiece él, su voz se quiebra. Empiezan de nuevo; se repite el resultado. Y de nuevo, otra vez.

Zitao se siente muy mal al hacerlos trabajar más del triple por su culpa, se siente una basura. Terminan temprano porque saben que no lograrán nada si continúan. Sehun y Junmyeon consuelan al panda y Minseok quiere unírseles. No, más bien quiere ser el único que lo consuele. Recuerda las palabras que Luhan le dijo una vez y junta valor para acercarse.

Están sentados los tres en el sofá grande, ven llegar a Minseok.

—Hola —saluda a los presentes—. ¿Cómo sigues? —esa pregunta es dirigida a Tao.

El pequeño panda no puede ni hablar, lo único que sale de su boca son sollozos, lamentos y gemidos que no puede controlar. No lo mira siquiera.

—¿Puedo hablar contigo un momento?

—Claro.

—Aquí no.

No le agrada la idea de dejar en ese estado a Tao, mucho menos con Sehun muy pegado a su cuerpo con sus brazos a su alrededor. Pero se deja llevar, algo confundido debido a la petición, por Junmyeon. Van a la cocina, no hay nadie y los nervios de Minseok aparecen.

El líder toma asiento e indica al otro que haga lo mismo.

—¿Qué ha pasado entre tú y Zitao?

—¿Cómo?

—¿Qué le has hecho?

Minseok no entiende a qué se refiere Junmyeon. Sus preguntas sólo lo confunden.

—No le he hecho nada —termina respondiendo.

—Por favor, Minseok. Hace un tiempo Tao brillaba por sí solo, reía, bromeaba, estaba más activo, ahora eso se ha ido y creo que tiene que ver contigo.

Contadas veces le habla de esa forma Suho a algún miembro, ahora se venía a comportar así con Minseok, quien es mayor que él pero eso no parece importar en este momento. De verdad que Suho le sorprendía mucho cuando adquiría –seriamente– una actitud madura. Era cuando dejaba ver sus habilidades como verdadero líder, como si hubiera nacido para ese papel.

—Mira…, Tao me cuenta cosas, nunca ha hablado mal de ti, pero yo no soy tonto y también tengo ojos, no sólo oídos, y pude ver que hace algún tiempo lo ignorabas prácticamente; pasabas de él y eso lo lastimaba mucho. Le recomendé que hiciera lo mismo y se alejará de ti para no verlo sufrir. Me mataba por dentro cada lágrima que derramaba por ti cuando no valías la pena. Pero después vienes y te comportas como si nada hubiera pasado, como si todo siguiera igual, ¿en serio creías que sería tan fácil?

Minseok agradece mentalmente el tiempo que el líder le da para pensarla. Tiene razón, su actitud hacia el pequeño no ha sido muy buena últimamente, todo se le ha ido de las manos y cuanto más trata de remediarlo más retorcido se vuelve. Se siente tan mal que la cabeza empieza a punzar, el corazón toma un ritmo extraño y entra en un estado depresivo leve, o lo suficiente para pensar en merecer morir pero no hacer nada al respecto.

He sido un cobarde. Claro que sabe que su forma de actuar ha estado del asco y dolía saberlo, pero que se lo digan a la cara como si fuese una predicción apocalíptica es aún peor. Su corazón no resistirá más cuchillas insertadas.

—Hablaré con él, me disculparé.

—Muy bien. No tengo nada contra ti, sólo quiero que eso se arregle por el bien de ambos. Tampoco quiero, ni necesito, saber qué ha pasado entre ustedes dos, no es a mí a quién le debas una explicación.

Suho tiene la razón; por algo es tan buena persona como líder y como amigo.

Se levanta y se dirige a la sala. De nuevo esa opresión en el pecho y esas ganas de vomitar cuando ve a los menores abrazados, Sehun acariciando la espalda ajena y Tao recostado sobre él. Minseok carraspea para llamar la atención.

—Ehm… ¿puedo hablar con Tao un momento?… A solas.

Sehun mira a Tao buscando la aprobación, y sólo se va (no sin antes mirar de soslayo al mayor) cuando el panda asiente y le dedica una sonrisa débil. Una de las muchas que Minseok desea para él.

Una vez solos, Minseok se acerca hasta quedar a poca distancia del chico, quien no levanta la vista de la alfombra, no hay nada interesante en ella pero no se atreve a apartarla de allí. Temor, quizá.

El mayor suspira profundo, cierra los ojos y toma una buena bocanada de aire antes de hablar:— Tao… lo siento mucho.

No hay respuesta, movimiento, nada que indique que fue escuchado.

—Sé que me he comportado como un insensible idiota contigo últimamente. De verdad lo siento tanto. ¿Podrías perdonarme?

El chico no hace más que asentir, esto provoca una puñalada en el pecho del mayor. Una fuerte y dolorosa puñalada.

Los segundos pasan y rápidamente se convierten en minutos. Ninguno habla y el aire se vuelve pesado, las manos de Minseok sudan de nervios, el oxígeno no es suficiente para sus pulmones, Tao no se ha movido ni un ápice, de no ser por el asentimiento de hace rato Minseok pensaría que es una estatua de él. Una perfecta réplica que reproduce cada pequeño detalle del chico, tan lindo, reflejando un sentimiento de tristeza por la posición en la que está (abrazado sus piernas y la cabeza enterrada en ellas) pero aun así más bello que una escultura de hielo, tan frágil que dan ganas de abrazarlo; protegerlo.

Y lo abraza.

Tao se sorprende por el repentino acto. Se paraliza, no sabe qué pensar. Ni Minseok tampoco, sólo actuó, no pensó. Ya no hay vuelta atrás, cree que lo odiará los siguientes cuarenta siglos por ese acto tan deliberado, por ser siempre egoísta y no pensar en los demás. 

Oh, qué equivocado está. Ahora el sorprendido es él cuando siente a Tao corresponder su abrazo. Sonríen. Ambos lo hacen. Lo necesitaban tanto.

—Perdóname, por favor. Deja de hablarme, insúltame, golpéame con una patada voladora tuya cada que quieras, búrlate de mí, pero no te alejes… Por favor, no te alejes.

—No llores, Minseok ge —no se percata de su llanto hasta que Tao se lo hace saber—. No quiero ni voy a alejarme.

Tao también llora; no ve las lágrimas, su cuerpo convulsionándose junto con los gimoteos apenas perceptibles son suficientes para saberlo. 

—Volvamos a ser como antes.

—Sí.

Ninguno añade más, mejor quedarse como buenos amigos a seguir con el enfermizo comportamiento que cada uno tenía. Tampoco lo dicen por miedo, pero no les gusta del todo la idea de volver a como antes; hay algo más que anhelan, algo que no consiguieron ni antes ni después. Algo que exigiría más de sí mismos.

Los días pasan más rápido que antes, el frío va en aumento y no hay quien lo pare, así como no hay quien pare la cantidad de tareas en su agenda ahora que el MV de la canción ha sido lanzado y el concepto ha tenido buena –muy buena– aceptación en el público, tanto femenino como masculino. Las bromas referentes a la cantidad de fanboys que Kyungsoo tiene vuelven con mayor potencia. Jongin, Yixing y Sehun ayudan a Chanyeol, Wufan y Jongdae a perfeccionar sus movimientos para sus actuaciones en vivo, Baekhyun de burla de ellos porque él ya pasó al siguiente nivel. Junmyeon es comido por los nervios debido a los ensayos sobre posibles preguntas, tanto incómodas como profesionales, que puedan surgir en una entrevista o en algún programa de variedades, al ser el líder debe contestar firme y sin alterar la información de modo que pueda malinterpretarse, aunque todos sabe que lo hará fenomenal como siempre. El ambiente está de locos.

Y Minseok… bueno, Minseok sigue normal su rutina, ya no va a vaciar su estómago a la noche y come mejor (ya está comiendo, diría Yixing) pero el constante ajetreo y las coreografías tan elaboradas que requieren muchísima fuerza no le permiten que su grasa aumente, en cambio lo que siempre quiso está empezando a aparecer; músculos. Ahora que se empiezan a formar se encuentra maravillado y tanto Luhan como Yixing admiran lo fuerte que se ha puesto en tan poco tiempo. Jongdae ya no puede decirle “squishy hyung dos”. (El primero es Kyungsoo pero se convierte en el único ahora).

Eso es algo que le alegra mucho. Desde su reconciliación con Tao su autoestima ha ido en aumento.

Tao.

Zitao es otra razón por la cual estar feliz. Parece que todo es como antes, intercambios rápidos de palabras, uno que otro chiste del que podrían reírse por horas, las prácticas mutuas del idioma que tanto extrañaron, risas compartidas entre ellos solos o con el grupo entero.

Y también unos cambios que en un principio nadie nota. Más abrazos por parte de Minseok, las palabras rápidas se transforman en oraciones luego charlas, la confianza se refuerza a tal punto de pedirse consejos sobre cualquier tema (casi). Ha resultado mejor de lo que esperaba.

A los pocos meses de estar en buenos términos todos los miembros, y de calmarse un poco –en realidad lo mínimo– su momento de cúspide, Junmyeon y Minseok salen a comprar algunos ingredientes faltantes para la cena de los chicos. Hace tiempo que no disfrutan de una cena casera juntos hecha por Kyungsoo y Jongdae. Quien diría que los más trolles son buenos cocinando.

Nadie los reconoce gracias a los cubre bocas, las capuchas, guantes y todo lo que llevan encima para no congelarse. El tiempo está de lo peor y el atuendo les ayuda mucho a mantener el calor y camuflarse entre la gente.

—Me alegro que todo se haya calmado —suelta Suho entre la plática—. Temía cometer algún error mientras hablaba o cantaba o bailaba, o caminaba simplemente. Era aterrador. Me sentía como mono en pasarela con zapatillas, y creo que el mono lo haría mejor.

Ambos ríen a carcajada limpia. Gran parte del tiempo son los miembros quienes hacen comentarios burlones acerca de Junmyeon, en cambio, otras veces es el propio Suho quien se ataca a sí mismo haciendo reír a todos.

—Sí —concuerda el mayor—. Después de tiempos locos viene la calma.

—Es “después de la tormenta”, pero bueno.

Se echaron a reír nuevamente. Ya cualquier cosa les sacaba una sonrisa, no estar tan presionados les viene como anillo al dedo luego de días tan agitados.

Suho deja de reír abruptamente y sonríe melancólico. Minseok se extraña.

—También veo que las cosas entre tú y Tao ya están mejor, ¿cierto? Ahora está más feliz… ambos están más felices.

—Sí, ya nos arreglamos y todo fue un malentendido.

—Oh… entonces ¿por qué no se lo dice y ya?

—¿Cómo?

Lo último Junmyeon lo susurra más para sí que para su compañero; aun así el mayor alcanza a escucharlo y se confunde.

—Nada, nada. Hablaba conmigo.

Al mayor le causa gracia que el líder hable sólo, todavía siente curiosidad pero no quiere indagar más, en lugar de eso desvía el tema.

—¿Y qué te ha dicho Tao? Sobre mí…, quiero decir, yo puedo verlo sonriente, pero no sé si realmente es lo que siente, o si lo he vuelto a lastimar o…

—Él está bien, tal vez está en una etapa de confusión pero todo a su tiempo.

—Tal vez pueda ayudarlo, si tan sólo me dijera qu-

—Minseok hyung… —interrumpe nuevamente Suho—, si Tao te lo quiere decir, te lo dirá, no yo. Lo único que te puedo decir es que tiene que ver con el… amor —murmura acercándose a su oído para dar cierto dramatismo y misterio.

Un débil “ah” es todo lo que sale de la boca del mayor.

“Amor”. Aquello por lo que ha sufrido.

“Amor”. Aquello que causó disturbios en él.

“Amor”. Eso que siente pero no le es correspondido.

“Amor”. Eso que está empezando a odiar.

¡Al fin días libres! Pero verdaderos días libres que son las vacaciones, la empresa es generosa con ellos y les dan un merecido descanso después de tantas prácticas, presentaciones, shows y demás. No pueden estar más feliz, lo único que falta es que la SM les regale un automóvil último modelo a cada uno pero eso es pedir demasiado.

Todos están contentos y descansados excepto Minseok. Desde la charla en el supermercado con Junmyeon no deja de darle vueltas al asunto de Tao.

¿Tao enamorado? ¿De quién? ¿Una chica o chico?

Jamás ha visto a Tao coquetear con una mujer, así que las descarta inmediatamente, el mayor no tarda en encontrar la respuesta. Sehun. Es tan obvio; se la pasan juntos, hablan por horas de quien sabe qué, no se cansan de hacer tonterías… juntos. Juntos, juntos, Sehun y Tao. Juntos, a todas horas, enamorado de Sehun. Para Minseok esos dos no pueden estar juntos, es su panda y de nadie más.

Desecha su último pensamiento. Claro que no es suyo, nunca lo ha sido y jamás lo será. Tao no está obligado a nada.

Sus sospechas son confirmadas cuando Tao busca un consejo referente al amor. Con esos ojos inocentes y esa sonrisa tímida, ¿cómo negarle algo?

 —Minseok ge, ¿estaría mal si me gustara un chico? —le pregunta un día que estudiaban a solas.

—¿Te gusta un chico?

Di que no, di que no. O mejor que sí.

—Yo n-no dije eso.

Minseok suspira. Cada segundo una nueva daga se clava en su pecho y duele al respirar, trata de calmarse. Sabía que esta situación podría llegar algún día, nunca estuvo preparado para eso y ahora tiene que lidiar con ello.

—Escucha Tao, te diré una cosa —hace una pausa y continúa—… Si alguien te gusta no debes luchar contra ello porque terminarás rompiéndote en millones de piezas y, una vez que te rompes, aunque trates de unir las piezas, jamás quedarán igual. Siempre queda una grieta que en cualquier momento podrá volver a estallar. Así que si te gusta alguien sólo déjate llevar, no cargues ese peso encima porque es demasiado para una sola persona. El amor es el sentimiento más puro y bello que un ser humano pueda expresar o sentir, pero es también el peor sufrimiento cuando no es correspondido —observa la mueca de tristeza y añade:— Sin embargo, cargar con el peso de jamás decirlo es todavía peor.

Tao se queda procesando las palabras unos segundos.

—¿Entonces… no es malo?

—No… Si te gusta a-alguien, quien sea, hombre o mujer, deberías de aprovechar cada segundo con ella o él.

—¿A ti no te molestaría eso?

—¿Qué cosa? ¿Que te gustaran los chicos? Para nada, no juzgo eso en una persona.

El chico gradece a Minseok por su ayuda, le da un abrazo y se va feliz. Se va. No alcanza a ver la gota salda resbalando por una de las mejillas del mayor ni el semblante decaído.

Escucha algo hacer «crack» dentro suyo, y cae en un vacío profundo, oscuro, agobiante.

Lo siguiente que descubre es que Tao no tiene límites en sus preguntas después de eso. Viene una tras otra, tras otra, sobre lo mismo.

Consejo que el chico le pide, consejo que Minseok le da. Son siempre discretos, pequeños detallitos que agradan a cualquiera. Pequeños detalles que justo ahora utiliza con Tao pero no le funcionan. Al parecer a Tao sí aunque le llegue diciendo que no hacen efecto alguno, pues Sehun siempre está colgado del panda y se nota a leguas la confianza entre ellos. Eso cala más la herida del mayor, como si exprimieran limón en una cortada profunda y recién hecha.

Ese día el sol no se asoma para nada, las nubes opacan su brillo y diminutas gotas se estampan en las ventanas del dormitorio del grupo creando un sonido melancólico. Xiumin y Luhan dejan el dormitorio de Chen y Kris para dirigirse al suyo, van riéndose muy alto recordando el chiste de Baekhyun y las acciones algo tontas de Kris cuando al querer contar un chiste falla.

Entran al dormitorio sin cesar sus carcajadas. Dentro se encuentran Junmyeon, Jongin, Sehun y Tao, quienes saludan a los recién llegados y los invitan a unirse a su “noche de anécdotas con el abuelo Su-hot”, según lo llamó Jongin. Todos rompieron en risas al escucharlo y se unieron al grupo.

—Y ¿qué hacen exactamente?

—Sí, Jongin, explícale a Luhan qué hacemos.

Jongin mira con molestia fingida a Sehun y responde:— Es como el juego de la botella pero sólo preguntas y respuestas, si no responden alguna se impone un castigo. ¿Fui claro?

Los dos mayores asintieron.

—Si es un simple juego, ¿por qué se llama “noche de anécdotas con el abuelo Su-hot”? —pregunta Minseok.

—Es un nombre divertido.

Vuelven a reír por lo que dice Jongin. No tiene sentido pero resulta gracioso.

—Será mejor si incluimos el reto como opción —propone Luhan—. Pero si escoge pregunta y no responde tendrá que beber dos shot de licor.

Todos voltean a ver raro a Luhan, se preguntan si no se le habrá botado la canica, zafado un tornillo, o como sea que se diga.

—Luhan —oye decir a Minseok—, hay menores, recuerda, ellos no deben tomar alcohol.

—Entonces que para ellos sea un shot y para nosotros… —señala a Junmyeon junto a él y a Minseok— que sean dos shots, ¿de acuerdo? —al ver que nadie dice nada pero están más convencidos añade:— No es como si estuviéramos en un lugar público donde debamos cuidar la imagen y tuviéramos tareas mañana, además cuidaremos a los pequeños.

Jongin resopla sin decir nada más. Los chicos asienten y empiezan el juego.

Las primeras rondas son tranquilas y con una pizca de broma en cada una. Suben de tono progresivamente sin llegar a lo peligroso. Las risas vienen y van, esta vez las bromas (inocentes como de doble sentido) bañan las preguntas y respuestas. Los mayores soportan bien el alcohol, el líder es el más afectado de entre los mayores pero resiste; los chicos ya están algo mareados y Minseok es el más estable entre todos.

La botella da vueltas deteniéndose en Sehun y Jongin. El primero manda al segundo. Sehun quiere vengarse por el reto que Kai le impuso en la ronda anterior: le hizo beber soya con mostaza. No lo va a dejar pasar. Tal vez es el alcohol que tiene mareado a Jongin, o algo de sueño que le pesa, pues sin pensarlo mucho elige reto.

Sehun la piensa un breve minuto y exclama:— Besa a Luhan… en los labios.

—¡Hey! No puedes incluir a otr-

Luhan ni siquiera termina su frase cuando siente los carnosos labios de Kai atacando los suyos. El alcohol nubla por completo su pensamiento, son puro sentido y sensaciones que los abruman en el momento. Tampoco importa dónde están o con quién están. Terminan su beso y Jongin sonríe separándose del mayor.

—¿Eso era un reto? Debería enseñarte a jugar, Sehun.

No es más que descaro la faceta que el moreno muestra. La cara completa de Luhan brilla de un rojo intenso, cubre su boca con recelo como si al destaparla pudiera contagiar de algo a alguien; Sehun también está rojo… pero de ira contenida hacia Jongin. Los demás no son capaces de producir sonido alguno, la mandíbula podría llegarles al suelo si no estuviera pegada a su rostro. El líder es el primero en recomponerse, carraspea para llamar la atención y gira la botella. Esta vez es el turno de Kai y Tao.

—Verdad —dice rápidamente el panda, prefiere quedarse al margen por si Jongin decide vengarse con alguien.

—¿Quién te gusta?

Tao pasa saliva de forma ruidosa. Toda la atención cae en él, de no ser así hubieran notado que Minseok también tragó fuerte y por unos segundos dejó de respirar.

—Y-yo… Una p-persona —responde y rápido toma la botella para girarla pero Jongin detiene su tarea.

—Sé más específico, creo que es obvio que sería una persona.

El panda mira a Jongin, luego a Sehun y por último a Minseok, quien ruega por que no diga “Sehun” en voz alta. No lo soportaría.

—Todos le conocemos —al ver que Kai le hace un ademan para que cuente más, continúa—. E-es un chico.

—Te escucho.

—Es coreano —Jongin sigue sin soltarlo, insiste con la mirada—. Es de EXO —Tao comienza a sentir pánico, a sudar y respirar pesado.

—Vamos, Kung Fu Panda, sé que puedes decir más.

—Está en es-esta habitación…

Crack.

A estas alturas Minseok no percibe nada más que al menor moviendo los labios un poco torpe por el alcohol en su organismo. Sería una escena tan tierna de ver de no ser por la pregunta más que incómoda que le hacen responder. Todos portan un rubor marcado en su rostro, pero a Tao… a Tao le luce increíble, incluso cuando está avergonzado y evitando a toda costa contestar con un nombre.

—Pero quiero su nom-

Junmyeon interrumpe. Sabe que es demasiado para el pobre chico. Su cara lo dice todo; ahora con el alcohol sus emociones son inestables y queda claro que unos segundos más y el chico derramaría lágrimas de cocod-… de panda bebé. Jongin no se queda satisfecho, tampoco se atreve a replicar. Un bostezo involuntario se escapa de su boca y todos deciden que es hora de dormir.

Los mayores ayudan a los otros a levantarse. Sehun tropieza cayendo por poco encima de Tao, de no ser por Junmyeon se hubiera llevado buen golpe (por parte del suelo y de Minseok un poco, quizá). Se despiden de todos y únicamente quedan Minseok y Tao en la habitación. Luhan ha ofrecido a llevar a Jongin a la pieza que comparte con Sehun, en cambio el líder prefiere llevar al menor a su habitación que no está tan lejos, no tendría fuerzas suficientes para llevarlo hasta allá.

Una vez solos, luego de que Luhan les avise que no regresará porque no cree llegar de regreso, los dos miembros empiezan a ordenar las cosas que hay dispersas por el suelo. Hay varias cositas que no deberían de ir en su habitación (como la soya, la mostaza, ¿una bufanda de plumas rosa fosforescente?), sin embargo no tienen la motivación suficiente para llevarlas hasta su lugar. Mejor las hacen a un lado; luego irán por los demás chicos para que ayuden.

—¡Listo! —exclama el menor mientras se tira de espaldas a su cama—. Yo creo que Luhan ge ya no quiso venir para no tener que hacer el trabajo sucio.

Minseok ríe entre lo que el bostezo le permite. Saca los pijamas de cada quien, uno gris para él y el otro azul con pollitos estampados de Tao. Voltea para lanzarle el suyo al menor, lo que ve lo deja sin aliento: Tao desparramado en la cama, va descalzo, enseña las piernas bien formadas que se tiene, únicamente lleva puesto su bóxer desde que Sehun le retó a que anduviera sin pantalón hasta que el juego terminara. El juego ya terminó y Tao sigue igual (sólo Dios sabe cómo aguantó tanto tiempo sin echársele encima). Mueve su vista y se fija en el miembro ajeno, la ropa interior ajustada deja poco o nada a la imaginación. Relame sus labios, piensa en lo bien que se sentiría tenerlo entre sus manos. ¿Qué? Sacude la cabeza como si con eso despejara el alcohol o los pensamientos impuros. Sigue con su recorrido pasando por su abdomen, el ombligo y la cantidad enorme de vellos que tiene alrededor; resuenan en su mente las bromas que Baekhyun hace sobre eso. (Ahora recuerda que le debe un golpe al chico). Su playera mal puesta permite apreciar más de lo que normalmente vería. E inclusive así quiere más.

Asienta su mirada en su rostro. Tan limpio, bello y fascinante; no hay rostro más hermoso como el del chico, piensa el mayor. Sus facciones son tan pulcras, la piel sin ninguna imperfección; cree que incluso sin usar cremas se vería perfecta. Quiere acariciar su mejilla, besarla, darle el mismo trato a sus labios y observar la forma en que sueltan suspiros.

Se acerca hasta él, decidido a tocarlo sólo un poco. Estira su mano hacia la mejilla contraria y hace contacto, uno eléctrico y adictivo. Pasa su mano por los labios que se sientes tan suaves, hacia el cuello magnético que le invita a depositar un beso. Sólo uno, nada más. Lo besa, lame un poco y suspira para que la sensación permanezca por un mayor tiempo. Al separarse se queda inmóvil, petrificado del susto: Tao con sus ojos soñolientos mirándolo.

—¿Gege qué haces?

Minseok no sabe si es por el alcohol o el deseo contenido desde hace mucho, pero lo que sí sabe es que quiere al chico. Lo desea a su lado, desea sostenerlo, abrazarlo…, besarlo hasta el amanecer o hasta que la fatiga lo agote. La parte racional que le queda le dice que no debería de hacerlo, lo asustaría y tendrían menos acercamiento del que ya tienen.

—Pues só-sólo quería despertarte, no t-te puedes dormir así.

Comienzan a ponerse el pijama, en silencio. La tensión flota en el aire y lo vuelve pesado. Al mayor le viene a la mente la pregunta de Jongin hacia Tao, y la evidente respuesta que el chico no se animaba a declarar.

Todos le conocemos. Chico. Coreano. EXO. En la habitación… ¡Es obvio que era Sehun!

—¿Por qué no contestaste la pregunta?

—¿Uh?

El panda expresa su desconcierto, no sabe de qué habla el mayor.

—La pregunta que Jongin te hizo, ¿por qué no la contestaste?

Tao se sonroja todo lo que su cuerpo le permite. —P-porque esa p-persona se enteraría… Soy un cobarde, me da v-vergüenza.

Minseok sorprende al menor rodeándolo en un abrazo firme. La piel de su pecho quema cuando percibe a la otra desnuda, torso con torso. El mayor lleva el pecho desnudo mientras que Tao tiene la playera del pijama atorada en el cuello.

—Tao, si alguien es cobarde en este mundo, soy yo. Tengo tanto miedo al rechazo y a estar solo que he desperdiciado tantas oportunidades de hablar con esa persona especial —hace una pausa reflexionando la mejor manera de decir lo siguiente sin marearse en el proceso—. Además, ¿qué hay de malo en que te guste Sehun? Es un buen muchacho, a-atractivo, alegre, maduro (pero que no se junte con Jongin o contigo que adiós madurez), te protegerá, y estoy seguro que tú también le gustas.

Hay un enorme silencio.

Minseok no se atreve a decir más, seguro ya arruinó todo. Siente espasmos en el cuerpo del menor. ¿Está llorando? Intenta –sin lograr nada– despegarlo de sí para ver su cara, Tao se aferra a su cuerpo con un abrazo tan firme como el de Minseok hace rato. Eso que escucha son… ¿risas?

—Tao, ¿te encuentras bien?

—N-no… No p-puedo creerlo, ¿todo este tiempo creías que era Sehun quien me gustaba?

Se apartan. Ahora pueden mirarse a los ojos; los de Tao están llorosos, no tristes; los de Minseok están confundidos, muy confundidos.

—¿No te gusta Sehun? ¿No era para enamorarlo a él los consejos que me pedías?

Tao ríe, ¿o llora? Las dos cosas, tal vez. Es frustración lo que siente, Minseok lo sabe porque así ríe-llora cuando una coreografía no le sale del todo. Pero, ¿por qué?

Ge, hay una persona que me gusta. Esa persona no lo sabe, me da mucha pena hablarle y decirle lo que siento. Siempre me cuida, me ayuda en lo que sea y siempre está ahí para mí. No sé si yo le guste, pero a mí me gusta mucho. Creo que es amor lo que siento por esa persona especial.

Crack.

De nuevo esa sensación aplastante que dice que perdiste y no puedes hacer nada se instala en Minseok. Si no habla de Sehun, tal vez deba ser Wufan o Junmyeon. El último encaja más en la descripción que le da. Tal vez Suho ya lo sabía y por eso se preocupaba mucho por Tao. Ahora está más que perdido su caso; su mirada se torna adolorida y le pesa. Qué más da que apoyarlo.

—D-díselo, y obtendrás una respuesta.

—Ya se lo dije.

Crack.

—¿Y qué te respondió?

Tao sonríe, de esos gestos que el mayor siempre quiso para él.

—“Díselo… —su mirada no se aparta de Minseok—, y obtendrás una respuesta”.

Wow.

Eso simplemente no se lo esperaba. No lo cree, debe ser una broma pésima; Tao no piensa bien por el alcohol, eso debe ser. ¿Él? ¡¿Él?! ¿Cómo puede ser posible? Siempre lo quiso, es cierto, pero de desearlo a que se haga realidad es muy diferente.

—¿No bromeas?

—Claro que no. ¿Por qué debería de bromear?

El mayor la piensa bien. Si es broma no quiere ilusionarse, si es real no quiere arruinarlo.

—Porque… —suelta un suspiro profundo y continúa:— No soy como los otros. Soy feo; cuando sonrío mi cara no luce normal, soy despistado, egoísta, posesivo, no tengo la suficiente autoestima. Soy el más viejo de todos… Soy peor que cualquiera, soy menos que nada. ¿Cómo puedes llegar a quererme siquiera?

Al terminar baja la mirada, no se atreve a ver a Tao a los ojos. Esto es lo que siempre soñó, ¿por qué lo destruye de esta forma? Una cálida mano lo toma de la barbilla y la eleva para que su mirada se cruce con otra más dulce y comprensiva.

—No digas eso, Minseok ge. Tú eres más que eso. Tu voz es dulce, eres capaz de rapear muy bien y cantar las notas más altas si te lo propones, bailas mucho mejor que el promedio. Te esfuerzas al máximo  das todo de ti. Eres el más responsable, siempre velando por la seguridad y comodidad de todos, actuando como un buen hermano mayor. Eres la mano derecha de los líderes cuando el otro no está. Siempre te escondes detrás de una sonrisa tímida que es tan adorable —pellizca sus mejillas recién infladas—, y tus cachetes de esta manera son tan tiernos. Traté de verte como sólo un hermano, pero fallé y crucé más allá de la línea. Y no me arrepiento.

Minseok, sin poder evitarlo, comienza a llorar. Su garganta se cierra sin permitir producir sonido alguno, lo que hace que un nudo se empiece a formar. La mano de Tao, todavía sobre su piel, se siente tibia; logra trasmitirle el apoyo hacia su persona. Mira a los ojos contrarios. En ellos puede ver la transparencia del chico. Sabe que no miente después de decir todo lo anterior, lo que provoca más lágrimas desbordándose por su rostro.

Ahora es el turno de Zitao iniciar el abrazo. El mayor no duda en corresponder, cómo quisiera permanecer así por siempre. Se siente increíble. Anhelar algo por tanto tiempo y luego conseguirlo cuando menos lo esperas deja un sentimiento indescriptible que jamás se olvida.

—No llores, gege. Creí que había dicho una vez que no me gusta verte llorar.

—No lo hiciste.

—Oh…, bueno, no me gusta verte llorar.

Ambos chicos ríen, no obstante, las lágrimas del mayor no se detienen.

—Lo siento —se disculpa Tao—. Solté todo sin pensarlo mucho, no consideré la posibilidad de que podría incomodarte. Sé que pudiera haber alguien que ocupe tu corazón, alguien que no sea yo, y soltándote esto tan repentinamente… S-si me quieres rech-chazar, adelante. No siempre va a…

Tao siente la presión de unos labios ajenos sobre los suyos, acallándolo de la mejor manera, de sorpresa. Sabe de quién son, no lo piensa dos veces. El ritmo es tan perfecto, se sincronizan tan bien para ser el primer beso entre ellos. Se saborean lento, como si fuera el último manjar sobre la faz de la tierra. Minseok lo toma de la cintura, lo pega tanto como puede; por su parte, Tao acaricia el rostro del mayor, grabando cada centímetro hasta detenerse en el cabello sedoso al contacto con sus dedos, tironea de él hasta lograr una posición más accesible. Cede la entrada a la lengua del mayor quien con gusto se adentra a inspeccionarla, es húmeda y sabe a licor, es embriagante. Recorren, danzan, se friccionan. La temperatura sube sin control, que ya ambos tienen un problema notorio y duro en su parte baja.

Al separarse el menor permanece con los ojos cerrados, reproduciendo tras sus párpados las increíbles sensaciones que el mayor le provocó. Minseok le besa la punta de la nariz y junta sus frentes.

—¿Y ahora? —cuestiona el mayor— ¿Sigues creyendo que me incomodas, o que voy a rechazarte?

El panda abre los ojos y muestra una sonrisa ladina.

—No me quedó muy en claro, aún tengo mis dudas.

—Panda aprovechado —y un nuevo beso vuelve a iniciar.

Ninguno sabe de qué manera ni cuándo fue que llegaron a la cama (ni a cuál cama. Seguramente la más cercana). De un momento a otro la playera que el menor traía atorada en el cuello ha desaparecido como por arte de magia, al igual que su pantalón (y muy pronto lo demás). Minseok se encuentra encima, reparte besos sobre su cuello cuando piensa que los labios no son suficiente. Descubre que es adicto a la piel del chico, lo comprueba cuando ya no es sólo el cuello o los pómulos lo que degusta, ahora es la clavícula, los brazos, el pecho…, los pezones… Cubre cada rincón del cuerpo de Tao con caricias que dejan un camino electrizante para ambos, los besos se han vuelto húmedos y necesitados, los suspiros escapan del fondo de Minseok a la par que el panda deja salir numerosos gemidos que alientan al mayor a continuar con su labor, quiere que esa bella sinfonía no acabe jamás.

Deposita un beso cariñoso en el ombligo (lo que causa una diminuta risita en Tao) para luego subir de nueva cuenta a los labios, silencia su sinfonía, queda atrapada como pacto de amor entre ambas bocas que se mueven como si no hubiese un mañana.

Una idea se viene a su mente. Se despega de su compañero, oye la protesta a medias que suelta pues un nuevo gemido más intenso resuena cuando Minseok acaricia el miembro por sobre la tela del bóxer. Al fin observa lo que sus sueños siempre le mostraban, se siente infinitamente mejor que en el sueño. Tao retorciéndose debajo suyo mientras repasa el contorno del pene con sus uñas de manera suave, es inigualable. Desprende un aroma a kiwi y durazno, que al combinarse con la transpiración llega más intenso a sus fosas nasales, sólo hace que le guste más.

Para el menor, a estas alturas no es capaz de controlar lo que siente. Experimenta nuevas emociones que lo dejan con ganas de más, apenas las prueba cuando otra diferente –pero igual de placentera– llega. Abre y cierra los puños apretando las sábanas con tanta fuerza que le dolerían los nudillos si no estuviera concentrado en las atenciones del mayor.

Tao grita. Se contiene mordiéndose el labio y ruega por que nadie los haya escuchado, sería demasiado vergonzoso que alguien llegara e interrumpieran su labor. Además no desea parar. Hace un esfuerzo para observar a Minseok; el mayor besa y lame con desesperación sobre la ropa interior antes de bajarla de un tirón y repetir sus acciones, esta vez directamente sobre la piel. El interior de su boca es tan cálido y envía montones de corrientes eléctricas a su espina dorsal, tanto que Tao tiene que morder más fuerte su labio para no hacer mucho ruido, cierra los ojos para intensificar la grata sensación y lanza su cabeza hacia atrás. Jamás en su vida ha pasado por algo como esto, mucho menos con un chico, de haberlo sabido antes se hubiese confesado hace tiempo. Su cuerpo responde de maravilla al contacto con la piel del mayor, no imagina a alguien más que él tocándolo de esa forma, haciéndole llegar al paraíso con cada toque.

Lame, chupa, muerde y vuelve a chupar a lo largo del miembro del menor. Sin dejar lo que hace, mira a Tao. Oh, cómo desea tomar una foto del momento. Ojos cerrados, mordiendo sus labios, sudor bañando todo su rostro dando un efecto óptico de brillo independiente gracias a la baja intensidad de las luces, los suspiros que no puede contener; todo en él grita deleite. ¡Vaya, que lo disfruta!

Besa la punta del pene antes de meterlo hasta el fondo de su garganta. En esta ocasión el grito de Tao debe de haber despertado a alguien, sin embargo, nadie asoma su nariz ni ahora ni nunca. Por poco y se ahoga al meter todo de una sola, espera a acostumbrarse un poco, se aleja lentamente manteniendo la punta dentro, da masajes en la hendidura con ayuda de la lengua y, tan rápido como la primera vez, engulle todo. Relaja tanto como es posible su garganta para que Tao entre en él, no detiene su sube y baja. Utiliza lengua y dientes para hacer sentir mucho más al menor quien empieza a mover su cadera en busca de un contacto profundo. Con su mano atiende al pezón izquierdo, lo acaricia, lo retuerce y lo jala a su antojo, cuando lo cree lo suficientemente erecto es turno del otro; mientras que su otra mano aprieta las bolas de Zitao para aumentar el placer, las masajea, sube hasta la base del pene y regresa a los testículos una y otra vez. Cada gemido y jadeo del menor es una (ruidosa) invitación a continuar brindándole placer, con gusto las acepta.

Son tantas y tan potentes las descargas de placer que Tao no aguanta más tiempo y se corre sin previo aviso justo al tocar el fondo de la garganta de Minseok, quien es sorprendido por el chorro tibio de la esencia del otro. Intenta tragarlo todo, unas cuantas gotas de semen forman hilillos que escapan de su boca. No sabe mal, un poco salado, pero no desagrada. Relame sus labios limpiando el exceso.

Da una última lamida al miembro sin fuerza. Se ha ido toda su dureza y él todavía sigue excitado, no obstante, ofrecerle placer al chico es de los más maravillosos actos que puede hacer; saberse el autor de tal disfrute y llevarlo al orgasmo infla su orgullo.

Sube a observar la recuperación del chico. Respira con fuerza, no es suficiente por la nariz así que pasa el preciado oxígeno por la boca. Abre los ojos y ve a Minseok frente a él, perlado de sudor, despeinado y con una mirada sexy que dice cuánto lo desea. Su recorrido se detiene en su boca, aún con parte de su líquido blanquecino. Ahora es él quien desea una foto del momento. No resiste a besarlo y en el proceso se prueba a sí mismo. Toda su boca sabe a él mismo y a Minseok, una combinación perfecta para ambos.

Puede sentir al mayor duro, se fricciona y mueve sus caderas contra su pelvis.

—M-minseok ge, tú… todavía no acabas.

—No te preocupes, puedo atenderme…, en el baño. Tengo suficiente material para disfrutar.

Las mejillas de Tao se encienden por lo que el otro dice. El mayor está a punto de retirarse cuando el panda habla.

—Q-quiero ayudar… Quiero…

—No lo haré si no me lo dices mirándome a los ojos, no te creeré de no ser así.

Las mejillas del panda vuelven a arder. ¿Es posible que se sonroje más?

Lo mira a los ojos. Tienen un brillo especial, se ven decididos y convencidos. No hay temor en ellos pues confía plenamente en el mayor. Siempre lo hizo.

—Quiero ayudarte, de verdad.

—Sabes que dolerá, ¿cierto? No me perdonaría lastimarte.

—Si eres tú, lo soportaré. Por favor —suplica el menor.

Comparten un beso delicado. La excitación del mayor duele, pero, como ya dijo, lo menos que quiere es lastimar a su adorado panda. Preferiría sentarse en brazas ardiendo antes de hacerlo sufrir.

Se entretiene un rato en el la unión del cuello y hombro, deja marcas rojas que lame para alivianar la zona, luego sopla sobre ellas y siente cómo un escalofrío sacude a Tao debajo de su cuerpo. Otra cosa que también siente es el miembro del otro despertar de a poco a pesar de haberse corrido ya.

No sabe cómo, pero en un dos por tres, las posiciones cambian y ahora es Tao quien lo monta –literalmente–. Mantiene las manos en el pecho del mayor para sostenerse al embestir y hacer que el miembro de ambos se froten en un movimiento rápido. De no ser porque todavía les queda algo de razón funcionando en su cerebro, creerían que su cuerpo se quema a fuego vivo por el calor abrasador que casi los conduce al delirio.

Los movimientos cesan. Minseok protesta con un divertido bufido de frustración. Se estaba sintiendo tan bien. Como compensación (o así lo cree él), recibe un beso tan apacible y dulce como el chico que se lo da.

Gege, falta el… Nos hace falta… No tengo…

Las palabras salen enredadas unas con otras, mezcladas con jadeos. ¿Qué es lo que intenta decir? Y ¿por qué rehúye de su mirada? No importa, luce tan adorable haciendo eso.

Minseok se apoya sobre sus codos y estira su cuello, besa el pecho de Tao, justo sobre su corazón. Uno, dos, tres besos en el mismo lugar; luego siente unos dedos largos adentrarse entre su cabello y apresarlo. Un travieso suspiro escapa del chico.

—¿Más tranquilo? —escucha un dificultoso «ajá» y continúa:— Dilo con calma.

—No hay… lu-… lubricante.

Oh. Era eso.

Minseok comprende el miedo de Tao. No importa que diga que no hay temor, porque sí lo hay, incluso él tiene un poco. Disfrutaba como nunca hace rato que se olvidó por completo de ese pequeño pero importante detalle. Si el cuerpo del chico no es preparado adecuadamente… No quería pensarlo.

Tal vez no es su destino que suceda ahora. Tal vez ninguno está listo. Tal vez alguien arriba se divierte con su inconveniente. Tal vez debió comprar aquel botecito que vio en la farmacia por si algún día (y hoy es ese día) lo ocupaba. Tal vez… siempre hay más de una salida.

Pronto recuerda algo alocado pero que podría funcionar. Sus ojos adquieren un brillo diferente que Tao no sabe descifrar, antes de que le fuera posible preguntar por algo, el mayor coloca frente a su rostro tres dedos alzados.

Al ver que el más alto se muestra confundido, desliza la punta de sus dedos a lo largo de su labio inferior. Instintivamente, el otro abre la boca y los dedos invaden la cavidad ya-no-tan-desconocida. Palpa la lengua descubriendo que está demasiado húmeda; pasado un tiempo, hilos de saliva resbalan por la comisura de los labios y otras más por parte de la mano de Minseok que no está dentro de la boca ajena.

La lengua de Tao hace una excelente labor embarrando los dedos. Se retiran, le indica al chico que se acomode mejor para un mayor acceso. Ahora quedan a una cabeza de diferencia: lo perfecto para distraerlo de la intrusión mientras le besa el cuello,  el pecho y –si se sabe mover– el torso.

—¿Listo?
—Espera… —Tao baja la cabeza a la altura de Minseok. Traza un camino de fugaces besos desde el puente de su nariz hasta los labios, donde lame el inferior antes de profundizarlo y terminarlo rápidamente. Vuelve a subir a su posición anterior y cierra los ojos—. Listo.

Uno de los dedos contornea la orilla de la entrada, tratando de relajarla antes de introducirse centímetro a centímetro.

Siente la tensión en el cuerpo de arriba; sabe que está soportando tanto como le es posible, que su orgullo no le permite quejarse por el inminente dolor que experimenta. Espera unos minutos antes de empezar a moverlo una y otra vez en el estrecho agujero.

Se entretiene con la piel que está a su alcance, espera al menos despistar un poco al dolor. Su idea parece funcionar pues débiles sonidos de éxtasis llegan hasta sus oídos, los interpreta como una buena señal.

Un segundo dedo se inserta, causa sorpresa en el cuerpo invadido, y, esta vez, más dolor. Penetra más profundo pero lentamente el interior de forma delicada, se detiene haciendo movimientos de tijera para dilatarlo rápido. Tao no deja de corear gemiditos con leves «sí, oh, uhm», ni siquiera nota al tercer dígito invadirlo pues no hay dolor esta vez, únicamente dulce agonía que le hace suspirar.
Con su mano libre, Minseok masajea y abre el trasero del menor antes de llevar su mano hasta el pene erecto del chico, ¿todavía queda un poco de saliva en él o es que ya está goteando pre-semen? No se detiene a verificar, simplemente frota con vehemencia a la par que entran y salen sus dedos del interior de Tao.

Minseok hace sufrir un poco al ir lentamente ahora. Alargará su disfrute pero lo deseará tanto que suplicará por ello, para lo cual no tiene que esperar mucho pues sabe que ninguno durará mucho.

—Min-uhm… Minseok ge… Por fa-favor… ¡Ah!

Esto era justo lo que el mayor quería escuchar.

Un grito impregnado en placer inunda la habitación al palpar en el interior del otro un punto sensible, puede que incluso haya sobrepasado los límites de esas cuatro paredes. Los ruidos del menor son muy especiales para Minseok, le parece música celestial, un estilo diferente al que acostumbra cantar en las grabaciones y conciertos; desde el momento en que su mirada se posó en el panda supo que era hermoso, cuando hablaron por primera vez lo invadió un sentimiento de alegría, y cuando les tocó en el mismo grupo y sub-unidad supo que se trataba del destino.

Destino por estar juntos. Destino por dar a luz una gran amistad. Destino por simplemente llevarse bien.

Destino por iniciar algo más…

Como sea, fue el destino; incluso cuando en un principio sólo envidiaba a Tao, jamás le desagradó.

Y ahora, su destino es donde están. Haciendo lo que hacen, disfrutando de su tacto, gimiendo el nombre entre respiraciones ruidosas. Disfrutando.

Antes de empezar con su acto, Minseok separa al menor sintiendo un aire frío colarse entre su piel. Se levanta de su lugar, toma al chico por los hombros, mientras lo acuesta reparte ligeros besos ruidosos por el torso del otro.

Ya acostados acomoda las piernas ajenas e indica sujetarlas, se coloca entre las piernas de Tao… pero no de la forma en que éste último piensa que haría.

El menor siente una dentadura asestarle una mordida en buena parte de carne de su muslo. Da un respingo, no porque doliera, sino porque no lo esperaba. Y mucho menos esperaba a una traviesa lengua colarse en su agujero. Lo toma totalmente desprevenido.

La lengua serpentea dentro de él y no piensa que haya cosa más excitante que lo que hacen y siente ahorita, no hay tiempo para vergüenzas. Tal vez la lengua no alcance una distancia considerable, pero ¡vaya que la sabe mover! Ojalá pudiera memorizar los movimientos para emplearlo algún día con Minseok, de no ser por su mente inundada en placer. Seguro que lo disfruta tanto como él.

Los labios del mayor abarcan la entrada de Tao y chupan muy fuerte como queriendo encontrar algo sabroso dentro del chico. No hay que buscar mucho, el chico mismo ya es bastante gustoso, piensa Minseok.

El chico arquea su espalda de forma casi imposible cuando la lengua entra y sale, el cabello se adhiere a su frente y gotas gordas de sudor resbalan por todo su cuerpo. No es capaz de mantener los ojos abiertos porque es tanto el goce que Minseok le provoca… Si sigue así se le entumirán los pies por la forma tan extraña que adoptan al sentir eso.

Como si el mayor le hubiese leído el pensamiento, se aleja dando por terminada la labor con su húmedo músculo. Se masturba un poco a sí mismo y restriega la punta del glande contra la entrada del más alto.

Gege… Mhn… Por favor.

—Ya no me digas "gege" —pide Minseok a la vez que embarra la entrada del chico con el pre-semen que gotea de su miembro—. Llama-ah… Llámame por mi nombre.

—Pero…
El más bajo adentra apenas la punta, lo suficiente para cortarle la respiración a Tao y que un grito ahogado se atore en su garganta.

—Nada de peros. Llámame por mi nombre… sólo por ahora. Aunque sea por… nhg… esta vez.

Tao asiente y el otro lo toma como ánimos para seguir con lo pendiente.

Empuja su pene lentamente hasta que ya no puede más. Sus testículos se aprietan contra el trasero del chico. No se mueve al instante, siente demasiada presión en su miembro que resulta casi imposible no moverse.

Una traviesa lágrima escapa de los ojos del menor. Lo están partiendo en dos y no puede evitarlo, le dijo a Minseok que aguantaría y eso hará.

—Voy a parar. Te estoy haciendo daño —avisa el mayor cuando nota la cara de sufrimiento de su amante.

—¡No!
Tao retiene al más bajo enroscando sus piernas alrededor de su cadera; el movimiento causa que se adentre más profundo y ambos sueltan un gemido ronco.

—Sigue… Puedo con esto.

Minseok ya está por completo dentro sin moverse. Limpia con su pulgar los restos de dolor salado del chico. Le acaricia la mejilla, besa su nariz pero Tao hace un movimiento y terminan juntando sus labios en un ardiente beso que provoca hormigueo en su bajo vientre.

El mayor empieza con un lento vaivén a la señal del otro. Es suave y delicado; es una tortura deliciosa que con gusto sufrirán.

Da un pequeño azote a la nalga expuesta del menor, no tan fuerte para que duela, sólo lo bastante para dejar una marca roja. Le da el mismo trato a la otra y el jadeo del otro le dice cuánto lo disfruta. Esta vez golpea con más fuerza, ya no es un jadeo, ahora es un gritito complaciente lo que se escucha. No tenía idea de que Tao fuera masoquista, piensa. A partir de ahora tiene cómo hacer sufrir de placer al menor, y claro que él lo disfrutará.

Unas uñas se encajan fuertemente en los omóplatos de Minseok, le transmiten todo aquello que por el momento no se puede con palabras. Siente ardor ahí donde el rasguño se lleva a cabo, le escuece un poco pero ¿qué es un poco de dolor cuando Tao aguantó la mayor parte?

Siente que no aguantará por mucho tiempo, sus movimientos son erráticos a la vez de satisfactorios. Escucha un grito potente cuando golpea con la punta la próstata de Tao. Se entretiene en el mismo punto un buen rato; este tipo de tortura es la que le gusta provocar.

—Min-ngh… Ya no… puedo…

Tao nota cómo algo envuelve su miembro y lo comienzan a frotar conforme a las embestidas. Esto es mucho para él, sin embargo, no es suficiente. Está rozando el cielo con la punta de sus dedos cuando él quiere meter toda la mano.

—¡Minseok!
Una enorme cantidad de sensaciones explotan dentro de Tao cuando el hormigueo de su vientre sale en forma de líquido blanquecino y mancha la mano de Minseok junto con parte de su pecho. Su espalda se arquea por la cantidad de placer que lo llena; ahora sí que está en el paraíso. El grito queda ahogado en la boca del mayor, quien lo besa apasionadamente.

El mayor sigue machacando el mismo punto sensible dentro de Tao, lo que hace que el orgasmo de éste último se prolongue. Siente el interior ahogar su pene, los espasmos del interior al contraerse le generan una fricción deliciosa; se frota en una dulce sensación de placer que no tarda mucho en correrse llenando el agujero del chico con su semilla. Jadea el nombre de Tao mientras se corre.

Se mueve unas cuantas veces más antes de dejarse caer al lado del chico, saliendo de su interior.

Ambas respiraciones están agitadas, sus músculos se agotaron por completo, todo su cuerpo bañado en sudor.

Su sueño hecho realidad.

—Te… amo —murmura Tao con los ojos cerrados y un leve rubor cubriendo sus mejillas una vez que su respiración deja de ser tan pesada.

Toma por sorpresa al mayor. Una felicidad enorme lo embriaga, piensa que nada puede ser más perfecto que el momento que vive ahora. Se regocija con la dicha que alguien allá arriba le ha concedido, debió de hacer algo realmente bueno en su vida anterior para merecer tanto ahora. Porque sí, Tao es, por mucho, más de lo que hubiera podido imaginar. Se promete que tratará de devolverle todas esas emociones que le genera con creces.

Abraza al menor de improvisto, respira el aroma que despide: durazno y kiwi, una fragancia que no es igualable (nada de Tao lo es), dulce pero no empalagosa. Siente los fuertes brazos del chico rodear su cintura; quema donde la piel toca, un ardor electrizante que jamás se cansará de experimentar.

—Yo… también te amo… Mucho.

Lo último que Minseok recuerda es cubrir a ambos con la sábana y depositar un último beso antes de caer en un profundo sueño, con una sonrisa plasmada en la cara. Porque no quiere a nadie más, sólo a él.

A la mañana siguiente los dos amantes son despertados por un agudo gritito. Están tan desorientados que tardan unos segundos en procesar lo que sucede, y lo que sucedió.

Luhan acaba de entrar al cuarto (que además es suyo también) por un cambio para después de la ducha, lo que encuentra dentro lo deja sorprendido y sin palabras: Minseok y Tao en SU cama, desnudos, abrazados, y SU cama y sábanas manchadas de…

¡OH, DIOS! NO PUEDE SER CIERTO.

—¡Luhan! —gritan al unísono los chicos recién despertados.

El nombrado no sale de la estupefacción. ¡¿Qué demonios ha pasado aquí?! La respuesta es obvia pero sigue sin creer que haya sucedido justamente en SU cama.

—Han… han… ¡HAN VIOLADO MI CAMA!

La situación resultaría graciosa de no ser porque… bueno, para ellos es algo gracioso; para Luhan, claro que no. Por todo lo de anoche, no se molestaron en verificar que al menos la cama en la que lo hicieron fuera alguna de ellos.

Tenía que ser precisamente la de Luhan. LA. DE. LUHAN.

Con todo lo delicado que es cuando se trata de su cama.

—Lu-
—Calla, Minseok —interrumpe furioso—. No quiero ni una palabra. No necesito que me cuentes qué sucedió porque está más que claro… ¡Tao, no te escondas que va para ti también! —exclama cuando ve la intención del menor de cubrirse con la sábana—. Me alegro por lo que pasó, enserio. Lo que no me gusta NADA es que haya sido en mi cama. ¿Es alguna extraña clase de fetiche o algo así?

Ni Minseok ni Tao tienen alguna explicación para Luhan. Saben que no bastará un "lo siento" o "fue una confusión", nada es válido en este momento y lo saben.

—¿Saben qué? Me voy. Me mudo. Les regalo mi cama. Incluso si nadie me quiere en su habitación puedo dormir en el sofá, sólo no vayan a divertirse a él…

Quién sabe qué más habla Luhan mientras se aleja de la habitación. Al menos tiene la amabilidad de cerrar la puerta.

—Regresará —dice Minseok luego de un rato—. No te preocupes, no dejaré que nada le pase a mi novio —guiña un ojo.

Tao está rojo hasta las orejas. Recibe un corto beso de "buenos días" por parte de su novio. (Qué bonito suena).

Una vez bañados (juntos, obviamente) y cambiados, se disponen a ordenar la pieza. Hay ropa desperdigada por todos lados y otras cosas pendientes del juego de la botella.

—No regresará —el mayor le responde con un "eh" al no comprender a qué se refiere Tao—. Luhan. No regresará. Seguro que se irá con Kai.

Minseok niega con la cabeza.

—Luhan odia compartir la cama. Preferirá dormir en el sofá o en la bañera antes de dormir con alguien más.

Ahora es Tao quien menea la cabeza.

—No si es Jongin.

¿Qué?
—Llevan rato saliendo así que creo que han compartido más que sólo la cama.

Estúpido Luhan. Nunca se lo dijo, pero si se pone a pensar no debería de sorprenderse. Pasa mucho tiempo con Jongin, tienen mucho contacto, ¡el beso de la botella!, el que fuera a dejarlo a su habitación y no volver.

—¿Cómo lo sabes? Luhan jamás me lo contó —murmura dolido.

Tao se acerca y abraza al mayor pasando sus brazos por el cuello.

—Jongin me lo dijo ayer, antes de jugar a la botella. Como yo no le quise contar quién me gustaba se aprovechó del juego y ya sabes lo demás.

Minseok lo toma de las caderas y lo atrae hacia él. Besa su cuello, Tao siente erizar sus vellos de la nuca.

—Tengo que agradecerle a Kai el haberte hecho esa pregunta incómoda —susurra en su oído—. Y ya que Luhan no va a regresar… es un gran beneficio.

La insinuación de esa última frase provoca un subidón de colores en el rostro del panda.

Comparten un nuevo beso, uno de tantos más que compartirán. Porque ninguno tiene la intención de dejar al otro, así que podrán seguir experimentando esa electricidad; tienen la seguridad que nunca se va a extinguir.

—Minseok… ¿dónde aprendiste… eso? —pregunta en un tono de vergüenza.

—¿Lo de…?

—¡Sí, eso! —cubre la boca del mayor con su mano. Sólo pensarlo siente arder su rostro.— No lo digas en voz alta.

Minseok lo piensa un momento y al final responde:— A decir verdad… lo leí en un fanfic hace poco —sus mejillas se cubren de un adorable rosa—. ¿Sabes que no hay muchas historias sobre nosotros? ¿Es que no gustamos o qué? Siempre son y Yifan, y Sehun, y Junmyeon, ¡incluso con Baekhyun! Y a mí me emparejan con Jongdae, con Luhan…

Tao sólo ríe, luego tendrá que explicarle a Minseok que de nada sirven los fanfics cuando tiene la historia que tanto busca frente a sus ojos.

Esa misma mañana, Minseok golpea a Baekhyun en la cabeza "por accidente". La pobre víctima no sabe la verdadera razón, pero el mayor no podía quedarse sin quitarse ese pendiente.

Notas finales:

Bueno, aquí termina esto.

Espero haya gustado. No haría mal que dejaran un review para saber si gustó o no, para conocer sus opiniones, sugerencias, etcétera.

Este es el primer fanfic que subo aquí y por eso no tengo ni chucha idea de cómo usar esta cosa, así que una disculpa si hay algo mal.

Bueno, aquí dejo mi Twitter y mi Ask para cualquier cosa, quien guste pasarse por ahí, adelante. Puede que estén un poco empolvados jaja.

Se cuidan y gracias por leer.

Chau.

:3


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