-Estúpida escuela. Estúpidos estudiantes.
Siempre encuentran objeto de burla o razones para molestar a gente que no hace daño ni a una mosca. Pareciera que es su razón de ser... Idiotas.
En esta ocasión, gracias a Nayru, no fui yo la víctima. Una chica de mi clase, llamada Leslie, cometió la estupidez de dejarse influenciar por personas como Dan y Gemma (por supuesto que son los típicos alumnos populares).
No me importa la chica. Me parece bastante desesperada. Pero no me puede dejar de molestar que marginen a la gente a su antojo.
Me llamo Leigh. Tengo 20 años. Voy en la universidad y estudio licenciatura en lingüística. Soy un marginado de pies a cabeza. Pero no me molesta. Tan marginado estoy que poco a poco se van olvidando de mi existencia, lo cual me favorece.
No. No voy a hablar sobre mi vida sin valor y mis ganas de morir. Me parece muy usado.
Sólo que, a decir verdad, estoy cansado de esta rutina diaria. Me he decidido a hacer algo diferente una vez a la semana. Será entretenido y genial a morir... Eso espero.
Me levanto de la cama y camino hacia la cocina esperando encontrar algo comestible, para variar.
-Joder... No hay nada.
Supongo que iré a comprar cualquier cosa...
Me pongo pantalones, calzo mis tenis y me dirijo hacia alguna tienda de conveniencia.
Al ir caminando por la acera me dispongo a observar a los pájaros y demás. Ellos sí que tienen suerte... No necesitan una carrera o un amor en específico (supongo) para subsistir. Quisiera poder librarme de esta vidavhsjwfsgwjs... Oh. Tropecé con algún ser...
-Lo siento -digo al ver al chico en el suelo, a mi lado.
-Descuida, que lo siento yo. Iba bastante distraído.
Wow. Wow, wow, wooooooow... Joder con el ser humano que tropezó conmigo. Joder, que es guapo.
-No eres el único, no te preocupes -respondo con una sonrisa mitad forzada mitad nerviosa. Me responde con una sonrisa cortés.
En un rápido instante analizo sus ropas, y cómo las viste. Jeans, botas, playera negra, chamarra... Al menos se viste mejor que yo.
Antes de cualquier cosa, suena el móvil del chico y contesta mientras se levanta del suelo. Me levanto igual.
-¿Qué pasa, Anne? -dice hacia el teléfono un poco irritado. Al menos eso creo.
Supongo que me voy... Miro hacia el suelo y veo cuatro bolsas de plástico llenas de comida chatarra que se iba saliendo. Le he tirado las compras. Quééééé molesto...
Levanto las compras mientras escucho al chico hablar con la tal Anne.
-Joder, que lo sé. Me encontraré algún departamento pequeño o una habitación si acaso -responde visiblemente irritado.
Bueno, ya he hecho lo mío. Le intento hacer una seña pero está ensimismado en la charla. Mejor le dejo. Espero que tenga suerte.
He comprado lo primero que encontré comestible y suficientemente sabroso para cenar. Se me acaba el dinero. El salario que me dan en la librería no alcanza mucho. Qué fastidio.
Está obscureciendo. Camino a mi paso hacia mi departamentucho, cuando veo una silueta no muy lejos de mi edificio.
Lleva cuatro bolsas de plástico provenientes de alguna tienda de conveniencia, vestimenta conocida y voltea a verme segundos después de yo haberle visto.
-Oh, hola -me dice con un tono de sorpresa.
-Hola de nuevo -respondo sin ganas. Suerte la mía.
-¿Vives en este edificio?
-Sí...
-Ya veo. Qué conveniente... -dice mirándome, o, más bien, analizándome-. Una pregunta: ¿sabes si algún departamento está en renta?
-No, lo dudo. No son muchos departamentos, y conozco a todos los inquilinos. Lo siento.
-Ya... -responde seriamente, como resolviendo algún problema matemático-. ¿Sabes si alguno de ellos tiene en renta habitaciones?
-No lo sé. También lo dudo. Pero podrías preguntar.
-Bien. Entonces preguntaré ahora -dice con un gesto de alivio o como si los problemas se resolviesen ya.
-¡Espera! Que no puedes llegar sin más. Es algo tarde para preguntar, ¿no lo crees?
Se detiene y lo piensa seriamente. Da media vuelta y me mira, de nuevo analizándome.
-Pregunta personal -acaba diciendo levantando el dedo índice hacia arriba-: ¿vives solo?
-S-sí... -respondo con nervios. Joder qué persona más... no sé.
-Perfecto. Serán unos días y puedo pagarte suficiente por una habitación -dice con una pequeña sonrisa satisfactoria.
-¿Qué dices? ¿Por qué yo? -reclamo en voz baja- No tengo suficiente espacio y mucho menos comida.
Se acerca a mí unos pasos. Me mira a los ojos seriamente, diciendo:
-No tengo lugar adónde ir. Necesito quedarme unos días, quizá una o dos semanas, mientras consigo otro lugar. No te molesto mucho, te lo aseguro. No puedo ni quiero regresar con la bruja de mi hermana -susurra en el mismo tono que he hecho yo.
Menuda suerte que tengo. Y pensé que como no se metían más conmigo y planeaba una rutina nueva me iría de puta madre...
-Joder, bien. Pero que tendrás que ayudar con las compras, comida y eso, ¿está bien?
-Bien -responde con una sonrisa de oreja a oreja.
Mierda. No le conozco y lo estoy dejando entrar a mi vida privada. El primero en ver la vida aburrida del verdadero Leigh. En el lío que me he metido...
-Por cierto, me llamo Demian.
-Leigh... -.-