Desperté sudoroso y con la respiración agitada tras una nueva pesadilla, no sé hasta cuando podré soportar esta clase de pesadillas, he intentado de todas las formas olvidarme de ellas pero me es imposible, y la única forma que tengo para poder conciliar el sueño como es debido, es correr a los brazos de mis padres y mantenerme oculto bajo sus protectoras caricias.
Bajo de la cama sujetando con mi mano aquella manta que siempre me acompaña y un pequeño oso de peluche color café claro que me han regalado mis padres desde el primer momento en que llegué a sus vidas. Salí de mi habitación y caminé por el frio pasillo, el viento que de alguna forma se colaba en la casa chocaba de forma brusca en mis mejillas, provocando que me estremezca completamente.
Al llegar a su habitación, tomé la manija de forma tranquila, para no hacer algún ruido que despertarse a mis padres y me reprendieran, claro que no es por el hecho de que quiera dormir con ellos, sino porque uno de mis padres tiene un muy mal despertar, y si lo despierto de forma brusca, mi papá es el que recibe el castigo por mí. Pobrecito, siempre le he dicho a mi padre que haga conmigo lo que le hace a mi papá pero se niega, claro que mi papá también se niega pero un poco nervioso.
Introduzco un pie en la habitación rodeada de juguetes, recordando cuando mi papá le regaño a mi padre, diciéndole que no me compre juguetes y que me de los que tenía en su cuarto, cielos, la molesta mirada que le dirigió parecía que lo quería asesinar para luego decirle que con sus juguetes no se metiera.
Camino con paso tortuga, igualando al paso hormiga y luego de unos minutos, ya me encuentro del lado de la cama de mi papá, a quien meso suavemente para que despierte. El abre los ojos y me mira con un poco de confusión.
-¿Qué sucede, Shion?
-No puedo dormir, he tenido una pesadilla.
-Entonces ven duerme con nosotros.
La gruesa y ronca voz de mi padre hizo que ambos, mi papá y yo nos estremezcamos con la sola idea de que se encontrara malhumorado. Pero todo el miedo se disipó cuando mi padre nos regaló una dulce sonrisa a ambos mientras se movía hacia un lado, dándome espacio suficiente para poder acostarme junto a ellos. Les sonreí en la obscuridad de su habitación y me adentré entre las mantas, pasando por encima de mi papá, quien rio divertido por mi acción.
Al llegar al centro recibí sus brazos en un abrazo protector y confortante, miré a los dos lados y regalándole un beso en la mejilla a cada uno, me dispuse a descansar, siendo imitado por ellos.
Era lo que necesitaba, el calor del contacto de mi papá y el frío abrazo de mi padre, que me daba la tibia sensación de ser querido, amaba ese sentimiento de sobreprotección que me brindaban, todas mis dudas y miedos, todo el pasado que me atormentaba, se iban como humo en el viento, desaparecían de mi cabeza.
Nuevamente soñaba, pero esta vez lo enfrenté, enfrenté a mi verdadera familia, a mi madre, mi padre y mi hermano que se reían de mí, pero tuve el valor necesario para poder responderles a sus insultos.
-Tú eres solo un error, no debiste de nacer, desgraciado bastardo, espero y mueras.
-No necesitamos un insecto como tú en nuestra familia, vete y déjame ser el único hijo, el que en verdad merece estar en esta familia y llevar el apellido con orgullo.
-Nadie te quiere, eres odiado por todos ya que eres solo un bastardo.
Sonreí, aún sentía el tibio contacto de mis nuevos padres, los que consideraba como mis verdaderos padres, ya no iba a tener miedo nunca más, porque ellos siempre me proporcionarían esta tibieza en mis penares.
-No, tengo dos personas que me quieren mucho, mis padres, ellos me aman y me entregan el calor y el frío de sus cuerpos, me entregan la tibieza de su amor. No necesito de ustedes, son solo los fantasmas de mis recuerdos. Señora, no moriré, sus amenazas no me molestan en lo más mínimo ¿Sabe qué? si debí nacer, ya que mi destino era estar junto a un papá que es como mi mamá y que si me quiere—La imagen de mi papá castaño se apareció junto a mí, sonriendo tan dulcemente, entregándome el calor de su amor—Señor, si me quieren, me quieren mucho aquellas personas que han visto la felicidad que he puesto en el rostro de mis nuevos padres, también me quieren ellos, me entregan el amor que ustedes no supieron darme, el cual parece que ustedes desconocen de su existencia. Si me aman, y yo me amo también—A mi lado apareció mi padre de cabellos plateados, sus manos apresaron mi hombro izquierdo, mientras me obsequiaba una firme mirada, llena de alegría por haber superado mis fantasmas del ayer—Y hermano, espero con todo el corazón, que tú, mi madre y mi padre puedan sacar adelante el apellido, luego de que salgan de la cárcel. Prometo que si los veo en algún momento por la calle, los saludaré y no les odiaré por esta cicatriz ni la que tengo en mi corazón.
Miré en mi brazo una cicatriz de mediana estatura que llegaba desde mi muñeca hasta la mitad de mi brazo, aquella herida fue la causante de que mis padres se encontraran ahora en la cárcel y a mí me enviaran a un orfanato. Pero eso ya no me iba a atormentar, con mis diez años de existencia, y con todos los problemas que he pasado para poder ser feliz, prometería a la vida que sin importar si me patea y me hace caer, me levantaré y seguiré con la sonrisa de siempre. Ya que tengo a dos grandes padres con los que podré contar siempre.
-Shion, vámonos.
Tomándome de la mano y elevándome un poco, mis dos padres caminaron directo a esa familia, a la cual ya no pertenecía, y traspasamos su muro de insultos, dejándolos tras nuestro.
Sí, la tibieza que me regalan al juntar sus cuerpos al mío es lo que necesitaba para poder nacer nuevamente. Solo faltó verles una vez en el orfanato y que ellos me vieran para poder saber, que estábamos destinados a vivir juntos. Ellos con su sonrisa bondadosa y yo con la esperanza de alcanzar la felicidad.
El apretón que me dieron por ambos lados hizo que me despertara enseguida, miré a mis dos lados y ahí los tenía, con sus ojos bien abiertos y mirándome mientras una sonrisa resplandecía en sus labios.
-Buenos días, Shion—La dulce voz de mi papá
-Buenos días, papá, padre.
-Veo que alguien ha tenido un sueño feliz, tu sonrisa no puede borrarse por más que se intente ¿No es así?—Y la relajada forma de ser de mi padre.
-Sí, he vencido a mis fantasmas del ayer, ahora solo me importan ustedes.
-Entiendo.
Hacen que mi existencia sea más coherente.
-Pero otra persona ha tenido un sueño mucho más feliz ¿Verdad Misaki?
-N-no sé de qué me hablas, tonto Usagi.
-Vamos, me he dado cuenta desde hace un momento, no lo ocultes.
-¡No molestes! No hagas cosas innecesarias en frente de Shion ¡Usagi-san!—Mi padre besó en los labios a mi papá, acto que me hizo sonrojar un poco, cielos, son tan amorosos, no solo conmigo, sino también entre ellos.
Papá, padre, seré feliz si estoy a su lado, ustedes también sean felices junto a mí.
Los amo.
Fin.