Capitulo 2: Naruto.
Ser el kyubi era una tarea complicada, siempre tienes que ser el mejor y por encima del mejor, nunca puedes perder una pelea porque el dinero gastado es enorme. Ser temido por casi todos sus oponentes era un fastidio… Si supieran que odiaba la violencia… si supieran que no le quedaba de otra. Era increíble que en tan poco tiempo fuera tan reconocido en el bajo mundo… Pero, de que le importaba eso cuando en cualquier momento podía morir, por ser golpeado por un chico bruto o simplemente ser picado en trocitos por su amo.
Solo tenía diez años y ya sabía más de la vida de lo que aparentaba. Naruto, ese era su nombre o mejor dicho así lo bautizo Jiraiya hace unos cuantos años atrás… No mantenía recuerdos de su procedencia o cómo fue que llego a las peleas, pero ¿En realidad eso importaba? Eso importaba cuando te privaban de tu libertad.
¿Libertad?... que es la libertad, una clase de palabra con doble significado. ¿En realidad existe?
Cada semana el chico llenaba la billetera de su amo, era muy bueno a la hora de hablar con golpes, es como si fuera una persona totalmente diferente aislada en su propio mundo. A excepción de ciertas ocasiones que le daban una paliza y Jiraiya tenía que gastar su dinero en doctores, eso lo hacía enfurecer mucho, provocando los castigos.
Claro… ya se le habían olvidado esos castigos en el sótano. Con el simple hecho de permanecer en ese lugar cinco minutos ya era aterrador. Oscuridad plena, sonidos lejanos, polvo agobiante y sin mencionar los objetos que guardaba el viejo allí. Jiraiya era un sádico por excelencia disfrutaba torturar a niños y mujeres en ese lugar, en sus tiempos de juventud muchas personas fueron sus conejillos de indias algunos terminando en la muerte.
Sin embargo cuando aplicaba las sentencias en su esclavo, era más suave, ya no utilizaba esos objetos viejos consumidos por la suciedad y la fuerza ya no era la misma, así que solo experimentaba con cosas pequeñas. De alguna u otra forma tenía que demostrar su papel dominante y espantoso para que Naruto no cometiera más faltas.
“Es mil veces mejor ser temido que amado”
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-¡VAMOS MALDITO MUEVETE! ¡NO ME HAGAS PERDER DINERO!- gritaba desesperado un señor de edad avanzada.
Un niño como de siete años lloraba disimuladamente mientras lanzaba pequeños puños al azar que Naruto esquivaba con facilidad… Le daba mucha lástima aquel chico, observaba al amo gritarle cuantas maldiciones se le ocurrieran, no podía ni imaginarse lo que sufriría su oponente al llegar a casa. En sus ojitos color café se marcaba su gran depresión ¡Que injusto! ¿Cómo alguien tan pequeño podía sufrir tanto? merecía tener una familia que lo cuidara y amara, no toda esta mierda.
Lanzo un puño justo en su estomago causando que cayera de rodillas sin aliento…
“Si tan solo pudiera cambiar lo que estaba viviendo…”
Naruto miro con tristeza al más pequeño, no quería seguir golpeándolo, desde que comenzó la pelea el veredicto estaba dado, nunca el chico tendría oportunidad de ganarle ¿Por qué le hacían pelear con este tipo de niño novato? Le partiría la cara en cinco segundos. Aunque odiaba la violencia, ser violento ya era parte de él… Que ironías pasaban en la vida…
-Ríndete por favor- susurro muy bajo.
-¡ACABALO KYUBI! ¡NO TENGAS PIEDAD!-
-¡SI TE ATREVES A PERDER MORIRAS!- amenazo el amo. El chico tembló por el poder de las palabras, a duras penas se puso en pie.
-Por favor ríndete- repitió Naruto.
-No- su voz era delicada, se limpio las lágrimas con su camisa desgastada. Se notaba que su amo era un hijo de puta –Si pierdo esta pelea seré torturado hasta la muerte- patadas impactaron el abdomen del rubio…
“Si tan solo nada de esto existiera…”
El niño se aferro a una furia desconcertante ¿Era increíble lo que se llegaba hacer por el miedo? El chico tenía miedo hacer torturado o mejor dicho a morir… ¿Y si tal vez el perdiera esta pelea para ayudarlo? Por lo menos daba gracias a no tener un amo como otros, el era más “comprensivo”…
Como prueba golpeo al chico en la cara partiéndole la nariz y parte del labio inferior, pero algo de admirar era su optimismo… El tenia esperanzas de ganar… el miedo mueve cielo y tierra. Una vez más se levanto, Naruto sonrió “Que chico tan fuerte” pensó. La patada la visualizo pero no se aparto.
Cayo al suelo rodando y no se paro más, fingiendo que ese último golpe lo había dejado noqueado.
-¡LEVANTATE KYUBI, LEVANTATE!- le gritaban, sabía perfectamente que unos cuantos viejos habían perdido su dinero. Al pasar un minuto el árbitro anuncio el vencedor, de reojo miro al niño que no se lo podía creer… sonrió para sí… por lo menos podía ayudar a alguien, si eso resultara que lo castigaran severamente… Que importa ya estaba muerto de todas maneras.
¿Cómo lo castigarían esta vez?
La muerte esta tan segura de su victoria que te da toda una vida de ventaja, pero en su caso el ya había nacido muerto ¿Cómo podían explicarlo? Cuando estás en este mundo donde no existe más nada si no… Ganar o perder. Te das cuenta que la muerte es tu vieja amiga y que sería una dicha que ella te llevara donde lleva a las demás personas…
Si tanto deseamos la muerte para no sufrir más estas torturas ¿Por qué simplemente no nos suicidamos? Es que el suicido no es salida a ninguna solución, más bien es el final de todas la opciones.
Saber que no tienes salida y que aun así guardas una mínima esperanza…
“Eso es aferrarse al sentimiento”