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Kai por Topo

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Notas del capitulo:

Enjoy~

 

El callado, esquivo, silencioso, dependiente y tímido Jongin ya no existía.

Yixing le había advertido desde el inicio lo que conllevaba permitir que Jongin no se relacionara con nadie y dependiera solo de él. Y ahora lo entendía. Yixing le había dicho que Jongin no era humano, ni venía de este planeta. Y solo ahora podía creerle.

El día del accidente, Jongin había caído en coma, pero su cerebro presentaba una intensa actividad eléctrica y sensorial. No era un coma normal. Kai y Jongin luchaban a muerte por el control del cuerpo. Hasta que uno de ellos fuera expulsado irremediablemente.

Pero Jongin no podía contra la fuerza demoledora de Kai. Jongin era la parte débil, la parte que nunca haría daño a Kyungsoo. Kai era la parte que ansiaba tomarlo.

Pero Kai había ganado, y obligó al cuerpo a despertar.

Aquel depredador había despertado.

Y fue directamente tras su presa.

 

***

 

Kyungsoo estaba nervioso.

Camino de un lado a otro en su diminuto apartamento, esperando a Yixing.

Era noche cerrada ya, pero Yixing le prometió que llegaría a el antes que Kai despertara.

Los tres suaves toques a la puerta le avisaron que Yixing había cumplido su promesa. Kyungsoo abrió la puerta de su pequeño apartamento, sonriendo aliviado a quien creía que era Yixing, y encontrándose frente a Jongin.

Sus ojos se abrieron mucho, notando en seguida el resultado.

Su mirada voraz, sus pupilas escarlata, sus orbes dilatados, sus afilados caninos en una brillante sonrisa sarcástica. Ese no era su Jongin.

Y lo supo. Jongin había perdido la guerra realmente. Kai había ganado.

Kyungsoo contuvo una exclamación de horror y echó a correr hasta su escondite. Pero no podía hacer nada para escapar. Era consciente de esto. Solo intentaba retrasar lo inevitable.

En su huida, empujó su pequeño escritorio de estudios, derribándolo, y con el, sus cuadernos, papeles sueltos y anotaciones. Tras él, Kai hacía otro tanto, derribando la lámpara de soporte y su mesa de dibujos, tirando al suelo su pila de libros de cálculos y dibujos vectoriales, su caja de lápices de grafito y lápices de colores, los frascos de cristal con pintura, haciéndolos caer y estallar, manchando el suelo con los pigmentos de colores variados.

Y antes de poder llegar hasta el pequeño baño reforzado, Kai lo atrapó y lo derribó, tapándole la boca para acallarlo e inmovilizándolo con rudeza contra el frío y duro suelo. Forcejeó, pataleó, pero era inútil. Gritó, pero la mano de Kai en su boca ahogaba sus gritos, dejando oír solo gemidos lastimeros, apretándolo mientras alzaba su rostro y atacaba sus hombros y nuca, ansioso por tomarlo para sí.

Atrapado, con el pesado y desarrollado cuerpo de Kai sobre su pequeño cuerpo y sus afilados dientes rozando con levedad la unión entre su cuello y su hombro, Kyungsoo pataleó aterrado con la certeza de que Kai lo tomaría.

Y sabía que cuando lo hiciera, el veneno del organismo de Kai, el veneno de su especie, lo ataría a él, y forjaría un vínculo tan irrompible como fuerte.

Intentó seguir luchando por zafarse o defenderse, hasta que la lengua de Kai lamió justo por encima de la vena yugular externa, dilatándola, preparándola, y logrando que parte de su veneno penetrara la fina capa de piel nívea y se mezclara con la sangre que bombeaba bajo ella, sedándolo parcialmente en cuestión de unos pocos segundos.

Kyungsoo sintió levemente cuando Kai se levantó, dejando de oprimirlo contra el suelo. Intentó moverse, pero no podía controlar su cuerpo, limitándose a sentir cuando Kai lo levantó con cuidado, tomándolo de la mano y llevándolo hasta el espejo de cuerpo completo, colocándolo frente a el.

Kyungsoo vio a Kai tras él, sacándole treinta centímetros de estatura y unos pocos de corpulencia, y se vio a sí mismo en el espejo.

Descalzo, el pelo corto y azabache alborotado, los ojos entrecerrados, los labios entreabiertos, un pantalón de pijama que le quedaba grande, una camiseta de su gigante primo Chanyeol resbalando y cayendo por su hombro desnudo, la cabeza ladeada hacia un lado dejando expuestos su cuello y hombro, los brazos flácidos colgando a ambos lados de su cuerpo. Todo un desastre. Toda una miseria. Ese era él. La presa que Kai había seleccionado desde el día que apareció en la cafetería donde solía comprar batidos con Sehun.

Kai, tras él, tenía un brazo rodeando su cintura por debajo de su pijama, mientras con la mano libre sujetaba su mentón, manteniendo su cabeza ladeada, sonriendo torcidamente, mirando el reflejo de ambos, satisfecho por la sumisión que veía allí.

Kai sonrió, desnudando su blanca dentadura, y Kyungsoo apretó los ojos. No quería ver.

Los afilados caninos de Kai perforaron profundamente su blanda piel, llegando hasta la vena que se ocultaba debajo y arrancándole un desgarrado grito de dolor.

La sangre salpicó sin control, manchando parte de la camiseta de Kyungsoo, el espejo, la pared, la ropa y los labios de Kai, la pared y parte del suelo.

-¡NO! ¡Kyungsoo! -Yixing estaba en la puerta, sujetándose al marco para no caer, horrorizado.

En sus manos llevaba el colgante de protección que le había prometido a Kyungsoo. Pero ya era tarde. Había llegado tarde. Kai había tomado a Kyungsoo.

Kai sonrió burlonamente, lamiendo la herida que sangraba abundantemente en el cuello de Kyungsoo, haciéndola cicatrizar.

Los ojos de Yixing se llenaron de lágrimas y sus rodillas cedieron ante la mirada de pura maldad que destelló en los ojos escarlata de Kai.

-Xing... no llores...-logró decir Kyungsoo con un gorgoteo, y cada palabra mostraba lo mucho que le costaba.

Kyungsoo le dedicó una débil sonrisa mortecina antes de cerrar definitivamente los ojos y dejarse caer, siendo sujetado por Kai, quien no dejaba de mirar al chico chino con perversa diversión.

-No... -hipo desconsolado cuando con un chasquido de sus dedos el extraterrestre se desvanecio, teletransportándose con el pálido e inerte Kyungsoo en sus brazos.

A veces las tinieblas ganaban.

Yixing alzó los ojos al techo, y lloró mientras lanzaba el ahora inútil colgante contra una pared, escuchándolo caer con un ruido metálico.

No era justo.

Nada lo era.

Notas finales:

Pues... ¿alguna duda?


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