Mana (justo por estar atacando a su hermano menor, luce lágrimas en los ojos): ¡Neah! ¡Deja libre de una maldita vez a Allen! ¡Él no tiene nada que ver con nuestra historia! (mordiéndose el labio, intentando retener las otras miles de lágrimas que se iban acumulando en sus párpados) ¡Hermano! ¡Sé exactamente lo que estás planeando! ¡Quieres transformarte en Conde para resucitarme! (pensando) Lo único que intentas ahora es acabar con mi forma de Akuma para liberar mi alma de las garras del Conde… (de nuevo, hablando desesperadamente) ¡Aún así, lo que estás haciendo no está bien! ¡Estás manipulando a alguien que no tiene nada que ver con todo esto! ¡Sólo es un niño! ¡Por favor, te lo ruego, hermano! ¡Con tu poder puedes poseer a gente más influyente que ese joven! Tú, a diferencia de mí, al no estar a las órdenes del Conde, puedes entrar en el cuerpo de quién sea… Por favor, no dañes a Allen… Él ya ha sufrido bastante…
Y esas fueron las últimas palabras de Mana. Cuando Crown Clown tomó el cuerpo de Allen, consiguió que Neah tuviese que volver a ocultarse dentro del subconsciente de del joven y éste volviese a tomar el control de su propio cuerpo…
Allen (reaccionando al poco tiempo): Mana… ¡Mana! (comenzando a sentir toda la carga por haber acabado con Mana por segunda vez) Esta vez no ha sido ni Crown Clown… He sido yo quién ha matado a Mana… ¡¿POR QUÉ?! ¡MANA!
Una persona con un aura extrañamente cálida apoyó su mano sobre el hombro de Allen, y con voz realmente familiar para él, dijo…
(?): Allen Walker, desde ahora recuperas todos tus privilegios y vuelves a ser considerado exorcista.
Es cierto, había derrotado a un Akuma de nivel 5 (capaces de transformarse en la persona que llevan dentro, adquiriendo los sentimientos del alma que llevan, pero sin poder evitar las órdenes del Conde). Aún así, aún les quedaba mucho camino hasta vencer al Conde, por lo que la Orden Negra seguía en funcionamiento.
Allen (girándose): ¿Kanda? ¿Qué haces aún aquí? ¡Os dije que si tanto tú como Jonny volvíais a la Orden, seguro que Komui os defendería ante Lvellie y seguro que os dejarían volver a la Orden! ¿Por qué no me escuchaste? Mejor dicho… ¿Por qué no me hiciste caso?
Kanda (tras un largo suspiro): Tiedoll-san me legó el título de General. Además, Jonny también decidió quedarse y te protegió mientras estabas en trance, por lo que ahora está algo malherido (señalando a un extremo de la calle, donde había alguien tumbado sobre un traje de exorcista, con unas lentes rotas al lado) Además, lo único que quiero es poder defenderte a ti, para que puedas volver a la Orden y reencontrarte con Lenalee…
Allen (Había marchado su anterior expresión de tristeza, y ahora sonreía, sarcástico): ¿No decías que el traje de exorcista no era una almohada para los lastimados?
Kanda (había comenzando a hincharse la venilla de su frente): ¿Te vienes o te quedas?
Allen (preguntándose cómo podía ser tan adorable el mayor): Cambiando de tema… ¿Qué te hace pensar que yo quiera estar con Lenalee?
Kanda (ruborizándose un poco, y mirando hacia otra dirección): El día que te marchaste, le dijiste que la amabas…
Allen (riendo por lo ingenuo que a veces llegaba a ser): ¡No dije que la amaba sólo a ella! ¡Os amo a todos los de la Orden! (cambiando su cara a un tono más pálido) Si no contamos a Lvellie y esa gente tan rara del Baticano… (sonriendo, recompuesto y ruborizándose ligeramente ) Además… hay alguien a quien amo más que a nadie de la Orden…
Kanda (su corazón se aceleró. Tragó algo de saliva antes de ser capaz de preguntar…) ¿Y podría saberse de quién se trata?
Allen no estaba menos rojo que la persona que tenía delante… hacía mucho tiempo que sentía aquél hormigueo en la barriga, y sabía que no era por la comida precisamente… llevaba mucho tiempo sin sacarse a Kanda de la cabeza, ruborizándose cada vez que recordaba sus peleas… Por eso, cuando el otro chico se lo preguntó, decidió dar el primer paso, sin saber si lo rechazaría, si sería o no correspondido…
Allen (tragando también saliva, antes de hablar): ¡Estoy enamorado de ti, Kanda!
Kanda (totalmente rojo): ¿Ha… hablas en serio?
Allen pensó lo duro que se le haría el rechazo, pero permaneció esperando la respuesta, totalmente serio, pese a tener las mejillas totalmente rojas…
Kanda (totalmente rojo, sin saber qué decir… Aún así, comenzó a hablar): No me lo esperaba… Creía que me rechazarías si me declaraba yo… Y más cuando dijiste eso a Lenalee…
Allen (sorprendido): ¡Al contrario! ¡Hasta Lenalee sabía que me gustabas! (algo serio, e imaginándose a Lenalee con un aura demoníaca alrededor y una sonrisa sádica, igual que Allen cuando juega a cartas)Supongo que te hizo saber eso para ponerte celoso… (ahora rojo y realmente enfadado, dirigiéndose a Kanda): ¡Pero como eres Bakanda, era lógico que no supieses ver mis sentimientos!
Kanda (aún rojo, desenvainando su katana): ¿Quieres pelea, maldito Moyashi?
Allen (depositando un beso sobre los labios del mayor… Sí, derrota perfecta): Nop, más bien te estoy agradecido por corresponderme…
Kanda (rojo como un tomate y temblándole ligeramente la voz): Ahora que… soy General… no es necesario… (aclarándose la garganta) no es necesario que volvamos directamente a la Orden. Sólo si me convocan…
Allen (chinchándolo): ¿Volvamos? ¿Me estás incluyendo? ¿O me estás pidiendo que viaje contigo?
Kanda (ruborizándose de nuevo, con aires de haberse cabreado): ¡Haz lo que te dé la gana, maldito Moyashi!
Allen (sonriendo, pero con un aura asesina en el fondo): Me has llamado todo este tiempo “Moyashi” (calmándose, recordando ciertos momentos con una sonrisa cálida) o cuando te dio por ser amable conmigo, “Allen Walker” (aclarándose un poco la garganta) ¿Me puedes decir cómo demonios te cuesta tanto llamarme simplemente “Allen”?
Kanda (demasiado rojo como para contestar apropiadamente): Damare! (¡Cállate!) ¡Haré lo que me dé la real gana!
Allen (con una sonrisa lasciva, pensando): Eso ya lo veremos…