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Necesidad recompensada por Athair

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Notas del fanfic:

Como dije en la anterior historia, a mí me gustan las parejas raras y poco exploradas.

Y a pesar de que mi signo es Acuario (que conste en acta que adoro a Camus), mi musa particular, el caballero que inspira la mayoría de mis historias, es Aioros de Sagitario.

Advierto, por si a alguien no le gusta de esa manera, que en mis historias, el arquero del noveno templo siempre será el pasivo.

Como siempre, aunque me debe más reviews que pelos tengo en la cabeza, le dedico esta historia a mi abogado y marido particular MrVanDeKamp2.

Notas del capitulo:

Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, que más quisiera yo que lo fueran, y no gano nada con esto, salvo quedarme a gusto conmigo misma por escribir como a mi me gusta.

Mi lema personal: los reviews son gratis y el que escribe una historia los agradece más de lo que se puede imaginar, pon un review en tu vida y te ganaras el amor infinito del que escribe la historia.

Tras darle una última calada, apaga el cigarro ya consumido en el cenicero que tiene en la mesita de noche, luego, suspira.

Sabe que no falta mucho para que la puerta de su habitación se abra y como cada noche desde la resurrección, él le ruegue que le haga suyo.

Death Mask sabe de sobra que el otro hombre no volvió a la vida como lo hicieron los otros, cada uno parece cargar uno o dos demonios internos pero él……él es como si los cargase a todos y cada uno.

Sin embargo, lo que no se explica el italiano, es porque el otro hombre acudió a él y no a cualquier otro.

No es que sea de los mejores del lugar, es sabedor de que carga con un carácter de los mil demonios, que logra agotar la paciencia de todos. Sabe que su carácter brutal poco o nada tiene que ver ni con su rango ni con su puesto.

Y sin embargo, al otro no parece importarle.

Porque con él, se comporta distinto.

Se percató de eso la primera noche que comenzó todo.

-----Flash Back----

Hacía un calor tan sofocante que ni siquiera la reciente ducha de agua helada había funcionado.

Sabía que el sueño tardaría en llegar, y para evitar la desesperación que provoca el insomnio, había encendido un cigarro.

Ni siquiera le había dado tiempo para ponerse la ropa interior cuando la puerta de la habitación se abrió, y de las múltiples posibilidades que el lugar ofrecía, la visita era sumamente inesperada.

No habían cruzado ni media palabra en el pasado, y mucho menos desde que les devolvieron a la vida.

-¿Ocurre algo?-preguntó sin que estar desnudo ante el otro le preocupara.

-Necesito algo de ti-le había dicho su visitante-Y lo necesito sin preguntas.

Como única interrogación hacia el otro, el italiano se había limitado a alzar una ceja y a cruzarse de brazos.

Esperando, nada más.

-----Fin Flash Back----

Aquella primera noche, su compañero le había pedido que le hiciese el amor.

Así, sin más.

Y contrariamente a lo esperado, él se lo había hecho, no para aprovecharse de la situación o para poder presumir después de haber conquistado al otro.

Se lo hizo porque vio en sus ojos algo que le llegó a lo más profundo del alma.

Soledad.

Y Death Mask, decidió, justo en aquel momento, que él llenaría esa soledad. Que le daría al otro hombre lo que quisiera sin pedir nada a cambio.

Aunque como hasta ahora, solo le pudiese dar sexo.

Iba a encenderse un nuevo cigarro, pero justo en ese momento a puerta de su habitación se abrió, dejando ver la figura del hombre que cada noche compartía con él su cama y su cuerpo.

Un hombre del que a base de noches apasionadas, él se había enamorado.

-Ven-dijo el de Cáncer con voz suave mientras extendía su mano hacia el otro.

El que curiosamente es más mayor parece dudar unos segundos, pero luego, esa duda desaparece de su rostro y se lanza hacia un italiano que sin dilación le acoge con los brazos abiertos.

-Por favor-susurra el recién llegado-Una vez más, dame una noche más contigo.

-Te daré todas las noches que quieras-responde el de Italia en tono suave, abrazándole más fuerte de lo que ya lo estaba haciendo-Si me lo pidieses, te lo daría todo, Aioros.

Por la mañana, incluso antes de abrir los ojos, Death Mask ya sabe que está solo. Que el castaño del noveno templo ya no está en la cama.

Aprieta los puños y pretende enfadarse, pero no puede hacerlo porque está acostumbrado.

Siempre es lo mismo.

De la noche anterior, solo quedan sabanas arrugadas y los rastros de la pasión que compartieron, pero ni un solo atisbo del arquero.

Y él, ya está cansado de eso.

Quiere que el arquero se quede, con él, a su lado.

Le quiere en su vida de manera constante y no solo para un revolcón.

Es por eso que a pesar de su orgullo y su carácter, toma una decisión.

Sin molestarse en cambiar las sabanas de la cama que compartió con el castaño se levanta y se mete en el baño.

Una parte de él no quiere que el agua de la ducha borre los rastros de lo que sucedió, pero aunque va a dejar algunas cosas claras, no piensa hacerlo apestando a sexo.

Ni siquiera mira a su armadura de oro cuando comienza a vestirse, para lo que va a hacer no necesita los ropajes dorados, solo valor.

Y de eso, en este caso, le sobra por los cuatro costados.

Cuando llega minutos después a su destino, agradece que el hombre que le espera a la salida del templo tenga esa capacidad natural para saber de antemano las cosas.

Aioria de Leo le mira en silencio, relajado, estudiándole con detenimiento mientras espera a que el italiano le diga lo que él ya lleva tiempo sabiendo. No por nada, su hermano mayor atraviesa su templo cada noche, aunque él no haga nada para demostrar que se ha percatado de ello.

-Cada noche Aioros me pide que le haga el amor-dice sin tapujos el italiano-Y cada mañana, desaparece antes de que pueda darme cuenta.

-Lo sé-contesta con sencillez el leonino-Aunque no me lo haya dicho.

-Quiero que eso acabe-vuelve a hablar el del cuarto templo.

-¿Quieres que no vuelva a ir a tú templo?-pregunta Aioria demasiado tranquilo para el gusto del otro.

-Quiero que se quede en él-responde Death Mask.

Aioria le vuelve a mirar en silencio, sin cambiar la postura o los gestos que adornan su rostro.

Luego, como si estuviese cansado de todo, emite un suspiro y su cuerpo parece relajarse por completo. Asiente con la cabeza como si estuviese manteniendo un monologo interno.

-Mi hermano simplemente está esperando-comienza a hablar el leonino-Aunque parezca una locura, aunque no te pueda dar una explicación más convincente, él simplemente, está esperando.

-¿A qué?-interroga el de cabellos tan azules como sus ojos.

-No lo sé-dice el otro apartando su vista y dirigiéndola al cielo-Quizás a que seas tú el que vaya a él, quizás, a que le necesites tanto como él te necesita a ti, quizás, solo necesita darse cuenta de una maldita vez de que te ama tanto como creo que lo haces tú. Mira Death, no entiendo porque has tenido que ser precisamente tú, pero si eres tú lo que necesito para recuperar por completo a mi hermano……

-Le amo-suelta el de Cáncer interrumpiendo al otro.

El de Leo simplemente sonríe, y sin una palabra, se aparta un poco, dejando la entrada al templo de Leo libre.

“Por favor” piensa el griego cuando el otro ya se ha ido, “por favor Death, sigue amándolo”.

Aioros remueve por centésima vez un desayuno que ya está congelado, el hambre parece haberle abandonado.

Se siente culpable por no darle a su compañero del cuarto templo las explicaciones que merece, pero ese es un punto en el que no se entiende ni a sí mismo.

Quiere estar con el de Cáncer.

Pero al mismo tiempo le da pánico.

No por el carácter del otro hombre ni su tosco comportamiento.

Sino por él mismo.

Se ha pasado catorce años muerto, sabe que carga con demasiados demonios internos.

Ahora mismo, está en pleno proceso de aceptar el paso del tiempo.

Le queda el largo proceso de entender lo que sucedió.

Enfrentarse a que sus compañeros ya no son unos niños.

Hablar con Saga.

Hablar con Shura.

El incluso hablar con su hermano pequeño.

Los sentimientos que le abruman cuando del de Cáncer se trata, que nacieran dentro de él tan de improviso, es algo con lo que no sabe lidiar.

Y lo que menos desea, es que el italiano tenga que cargar también con eso.

Quiere darle lo mejor de sí mismo.

No un hombre cargado de dudas y miedos.

-Necesito algo de ti-

La voz del de Cáncer le pilla desprevenido, ensimismado en sus pensamientos no se había percatado de los pasos que se acercaban ni del leve cosmos que el del cuarto templo ha utilizado para anunciar su presencia.

-Y lo necesito sin preguntas-vuelve a decir el de Italia.

Aioros le mira, le mira como nunca lo ha hecho.

Con la esperanza de que el otro le diga lo que necesita oir, lo que desea oir.

-Quédate conmigo, elígeme a mí Aioros de Sagitario-dice Death Mask mientras con pasos lentos se va acercando al castaño-Ámame y déjame amarte, no vuelvas a marcharte, no vuelvas a dejarme solo, ni en la cama, ni en ningún sitio.

Les separan unos pocos centímetros, y está vez, es el italiano quien termina de romperlos y junta sus cuerpos en un abrazo.

Se miran a los ojos, y rompen la distancia mediante un beso.

Un beso que solo es suave durante los primeros segundos.

Luego, se vuelve apasionado.

La cama del arquero les recibe a ambos minutos después, primero, solo hay miradas entre ambos, largas miradas llenas de sentimientos. El silencio no es incomodo, es un silencio plagado de palabras que no se van a decir pero se sobreentienden, es un silencio en el que los dos hombres se lo dicen todo.

Casi al tiempo y con movimientos lentos, empiezan a quitarse las capas de ropa que llevan puestas.

Van estudiándose el uno al otro como si nunca se hubiesen visto, disfrutan de cada pedazo de piel que va quedando expuesto, algunas veces, como si estuviesen compartiendo un pensamiento mutuo, se sonríen con complicidad.

Puede que no sea la situación más pasional del mundo, pero para ellos, esa tranquilidad con que están haciéndolo todo es suficiente.

Ya llegará la pasión luego.

-Tengo el mal hábito de despertar con un genio de mil demonios-

La frase del italiano no sorprende al arquero.

Es un buen primer paso para conocerse el uno al otro.

Algo que tienen que compartir poco a poco para irlo disfrutando.

Haciéndolo duradero.

-Aioria me dijo una vez, que hablo cuando estoy dormido-

Death Mask sonríe, y planta un pequeño beso en la frente del castaño.

El deseo está ahí para ambos, pero quieren disfrutar poco a poco de este encuentro.

-Sigo teniendo un genio de los mil demonios el resto del día-comunica el de pelo azul.

-Yo, sigo hablando en voz alta, aunque este solo-le dice el arquero con una sonrisa adornando sus labios.

Esta vez, es el castaño el que le besa en la mejilla, para luego acariciársela con cuidado y suavidad.

Death Mask le mira, y luego va bajando su cabeza poco a poco, recorriendo prácticamente en cámara lenta cada milímetro que les separa.

Luego, le besa.

Y Aioros corresponde ese beso al mismo tiempo que rodea su cuello con los brazos.

Las primeras caricias que se dan son suaves, recorren con los dedos pecho y espalda, cinturas y brazos, no rompen el beso y lo van volviendo un poco más apasionado, sus labios se abren y las lenguas entrar a formar parte del juego.

El oxigeno se les va acabando, pero ellos apuran un poco más, hasta que deben separarse, dejando un hilo de saliva entre los labios de ambos.

-Odio tu armadura de oro-suelta el italiano-Te tapa demasiado.

La carcajada de Aioros se hace oir ante esa declaración, muy en el fondo quiere decirle al de Cáncer que las armaduras están para hacer precisamente eso, proteger sus cuerpos. Pero sabe, que esa es la manera del canceriano para decirle que le gusta, y él, ya se está acostumbrando al hecho de que en temas de romanticismo, no puede esperar mucho del otro.

-Sin embargo, yo pienso que la tuya te hace mucho más sexy, sobretodo, cuando es una de las que menos tapan las partes interesantes del cuerpo-suelta el arquero sin dejar de reírse.

Mask se queda pasmado unos segundos, luego, comienza a reírse al mismo tiempo que el arquero. Intercalando carcajadas con besos sueltos que se dan en los labios.

Luego las risas se apagan, y ellos vuelven a mirarse fijamente el uno al otro.

-Te quiero, arquero del carajo-suelta de improviso Death Mask.

Aioros abre los ojos en shock, luego, sonríe mientras sus mejillas se tornan rojas y sus ojos adoptan un brillo que los hace preciosos.

-Yo también te quiero Ángelo-

Para Death Mask, oir de labios del arquero su verdadero nombre termina de desatar la pasión hasta entonces contenida.

Le arrebata al castaño un beso que pretende robarle el alma y la cordura, y sus manos, comienzan un camino de caricias por el torso.

Rompe el beso y se desliza de manera salvaje hacia el cuello de Aioros, lame, besa, muerde y succiona con fuerza. Sus manos no paran quietas, palpan cada milímetro del cuerpo griego, aprietan un poco en las zonas adecuadas, y se gana con ello los primeros jadeos del más mayor.

Sus labios, vuelven a alejarse y son depositados nuevamente, esta vez en el pecho del castaño.

La piel de Aioros es suave a pesar de las cicatrices, mucho más morena que la suya, desprende un agradable calor y pese a las gotas de sudor, el sabor del sagitariano se le hace adictivo y único.

El castaño, suspira, coge puñados de pelo del canceriano intentando agarrarse a algo. Su cuerpo ahora arde en pasión y fuego, y no hay manera de aplacarlo con todo lo que le está haciendo el otro.

En las noches anteriores, Death Mask siempre ha demostrado ser un amante atento, de los que buscan el placer de su pareja antes que el suyo propio. Es apasionado pero también tierno, es salvaje a la vez que dulce.

Aioros gime con fuerza cuando el de Cáncer se apodera con los labios de uno de sus pezones, su espalda se arquea con fuerza buscando más contacto con la piel del otro hombre, el gemido se multiplica cuando los dedos del italiano comienzan a explorar el otro pezón.

Y el de Sagitario tiene que rogarle a todos los dioses conocidos e inventados para que su cuerpo aguante un poco más esa pasión que desprende el italiano.

Sin embargo, Death Mask ha pasado las suficientes noches con el castaño, y quiere sacarle todo lo que lleva dentro.

Así que la mano que aún le queda libre desciende despacio, acercándose cada vez más al miembro erecto del mayor. Finalmente, lo siente y lo rodea con sus dedos, comenzando un rítmico vaivén.

-Córrete Aioros, córrete para mí-dice durante los segundos que sus labios abandonan el pecho del otro.

Sagitario niega con la cabeza, aprieta dientes y ojos intentando aguantar.

Lo que siente su cuerpo es demasiado y la voz ronca y plagada de deseo del italiano no ayuda a su escaso autocontrol.

Las succiones en su pezón por parte del canceriano, y que este apriete un poco más su miembro, logran que el nudo que se estaba formando en su vientre se desate, y que con un grito agudo, se corra abundantemente en la mano del dueño del cuarto templo.

Sin embargo, parece que es precisamente eso lo que esperaba el de Italia, y sin aviso alguno, deja tranquilo su pecho y todo su cuerpo desciende más hacia el sur.

Aioros cree que se volverá loco cuando siente el aliento del más joven bañando su miembro.

Y cuando la lengua de este comienza a limpiar los rastros de semen, el arquero puede asegurar que está más cerca del cielo de lo que nunca ha estado.

Mask saborea la simiente de su compañero y se vuelve adicto a ella, es dulce y salada al tiempo, amarga y picante, no duda en quitar hasta la última gota con largas pasadas de su lengua para luego tragar por completo, bañando su garganta del sabor del otro.

Luego, quiere más de todo, y ni corto ni perezoso, mete el miembro ahora laxo del griego en su boca y comienza a lamer y a chupar.

Los jadeos del castaño se convierten en fuertes gemidos, en gritos finamente cuando Mask, sin parar la felación, lleva su mano derecha a los testículos de su compañero y comienza a acariciarlos, a apretarlos suavemente, consiguiendo que minutos después, Aioros de Sagitario vuelva a estar erecto.

-Para, no sigas, no es justo-le dice entrecortado el arquero-Yo, me correré otra vez y tú……tú

“Yo estoy en el paraíso” piensa Death Mask.

Porque tener al castaño así, es el paraíso.

Así que sigue, acariciando y chupando, lamiendo y apretando, sintiendo como el otro se retuerce bajo su peso, escuchándole gemir y llamarle, tanto por su verdadero nombre como por el que le dieron al darle la armadura.

Y el cuerpo de Aioros vuelve a tensarse por completo, y esta vez el grito ronco debe haberse escuchado en todo el Santuario, pero al de Italia no le importa mientras por segunda vez traga la simiente del otro.

Su mano derecha se mueve mientras lo hace, recogiendo lo poco que no ha podido tragar, con los dedos empapados, lleva los mismos hacia a entrada del más mayor, y comienza a acariciar el exterior con mimo.

Para el de Cáncer, la mejor parte del sexo es esa, preparar con mimo a su compañero. Nunca le ha gustado el sexo vacio y sin preparación, para él, un simple saca mete no es digno ni de llamarse sexo. No, él contiene su propio deseo hasta que su compañero no puede más, y luego, lo deja libre para disfrutar plenamente la entrega del otro.

Es por eso que el primero de sus dedos se introduce con cuidado, siempre es el más incomodo y si algo ha aprendido de sus noches con Aioros es que el castaño es estrecho de narices, delicioso, pero estrecho.

Sus labios abandonan el miembro del castaño, y el de Cáncer vuelve a buscar el rostro del arquero.

Aioros de Sagitario está guapísimo.

Cabellos revueltos esparcidos por su almohada, labios hinchados y sonrojados, ojos entrecerrados y brillando de placer, cuerpo sudoroso y con la piel plagada de las pequeñas marcas que el mismo le ha hecho.

Guapísimo es quedarse corto.

Aioros es hermoso.

Death Mask le besa, le besa despacio pero profundo, utilizando la lengua para recorrer los gruesos y jugosos labios del castaño, la mano libre recorre la mejilla del mayor mientras la otra, con movimientos lentos, sigue dilatando.

Preparándole para él.

-Di mi nombre otra vez arquerito-dice el de Italia al romper el beso.

-Ángelo-concede el castaño mientras le mira.

Luego los ojos verdes del mayor se cierran al sentir la intromisión de un nuevo dedo, el cuerpo se tensa, pero Mask está atento y borra cualquier posible dolor dedicándose nuevamente a atormentar con besos y lamidas el cuello del noveno custodio.

Con paciencia, sus dedos recorren ese espacio estrecho que luego le albergará a él, el calor de ese lugar, su suavidad le vuelven loco.

Pero sigue aguantando su propia pasión.

Tiene todo un día entero para demostrarle al de Sagitario lo que es hacer el amor.

Tiene todo el tiempo del mundo porque Aioros es suyo.

Para siempre suyo.

-Lo que más jode de estar contigo-comenta de pronto el de Italia-Es ganarme de cuñado al gatito de tu hermano.

La técnica improvisada funciona, pues el tercer dedo entra mientras Aioros, comienza a reírse sin poder evitarlo.

Sabe que Aioria y Death Mask se llevan mal desde que ambos eran unos críos, pero que el de Italia saque ese tema precisamente ahora es algo que no esperaba.

-Tampoco……tampoco es que yo……-dice Aioros entrecortado por el placer y la risa-Lo tenga muy fácil……siendo……tú mejor amigo……Aphrodita.

-Touché-dice en respuesta el italiano mientras saca con cuidado los dedos del interior de Aioros.

Death Mask sabe que ambos están en problemas con ese tema, por mucha ayuda que le haya pedido él no aguanta a Aioria, y sabe que a Dita, no es que le caiga precisamente bien el arquero.

-Pero…… ¿sabes una cosa?-pregunta el italiano mientras con un suave movimiento penetra con su miembro en el interior del castaño-Si aguantar a esos dos es la recompensa por tenerte a mi lado……merece la pena la tortura.

El miembro del italiano termina de entrar en el castaño y todo parece paralizarse.

Se sienten completos, se saben completos.

Lo demás, no importa.

Con un nuevo beso en los labios iniciado por el de Italia, el vaivén de sus cuerpos comienza.

Lento, de exploración, evitando molestias para el castaño.

Al principio, pueden mirarse a los ojos, observarse el uno al otro mientras el más joven se mueve y el mayor le acepta en su interior, el castaño le rodea con sus piernas y se comienza a relajar, acaricia con mimo el pecho del italiano y de vez en cuando, deja pequeños besos de mariposa en este.

El canceriano no se queda atrás, el ritmo lento con el que penetra al otro le permite seguir acariciándole, a veces la mejilla, a veces para apartar el pelo de su frente, pegado por el sudor. Otras veces, solamente posa la palma de su mano en el pecho del arquero, sintiendo los latidos de su corazón.

-Dime que mañana no despertaré solo-ruego Death Mask aplicando un poco más de fuerza en el siguiente envite-Dime que por fin podré despertar con tu cuerpo entre mis brazos.

Aioros le mira, y después de mirarle rodea su espalda con sus brazos y lo atrae más hacia su cuerpo, acercándole todavía más, pegándole a él.

-Te……quiero-dice jadeante-Y mientras tú me quieras, no me volveré a marchar.

-Entonces-contesta Mask arremetiendo más fuerte y más deprisa-Vamos a tener que decirle a Shion, que uno de nuestros templos se va a quedar vacio, porque te quiero a mi lado ya. No aguanto sin ti ni un minuto más.

-Death-consigue susurrar el castaño, presa de la pasión y de lo que ha supuesto para él esa declaración.

No puede creerse que el de Cáncer le ame.

Es como un sueño hecho realidad.

Su propio cuento de hadas.

-Te quiero Aioros-dice el de Italia como si le hubiese leído el pensamiento.

El deseo y la pasión les impiden volver a hablar, y sus cuerpos se concentrar en sentir el aquí y el ahora.

El vaivén se hace más fuerte, las penetraciones más rápidas y profundas, sus cuerpos siguen abrazados, con el miembro de castaño atrapado entre ellos, provocando una placentera sensación.

Death Mask encuentra por fin la próstata del arquero y entonces la pasión se desata.

Todo se vuelve caótico, respiraciones, pulsaciones, jadeos, gemidos y hasta las palabras.

Sus nombres son dichos entre gemidos, jadeos y respiraciones desacompasadas, sus cuerpos se perlan de sudor, las caricias se vuelven más determinadas y menos explorativas.

-Aioros-

Death sabe que pronto llegará al clímax, pero quiere aguantar, quiere que los dos lleguen al tiempo y se unan más de lo que ya están.

A Aioros le falta un poco más que su compañero, este lo sabe solo con la mirada que el castaño le dedica. Así que separa un poco su cuerpo, cambiando la posición para poder llevar su mano derecha al miembro erguido del otro.

Aplica en este la misma velocidad y presión que lleva en sus embestidas, y el arquero se tensa, tanto placer es inaguantable.

Los dos se tensan, los dos se retuercen, y entre gritos, los dos llegan a un orgasmo tan brutal que el de Cáncer no puede evitar dejar caer todo su peso sobre el griego.

En esos momentos el aire les falta y los corazones laten a la velocidad de la luz.

Sus pieles están sudadas y pegajosas, y el aroma a sexo les rodea.

Pero no les importa.

Aioros abraza a Death Mask con a poca fuerza que le queda, lo rodea con sus brazos y se asegura de que se quede en su interior un poco más, el semen en el vientre o el que empieza a recorrer su entrepierna no le importan.

 

Ninguno se percata de que una silenciosa figura está parada al otro lado de una puerta entreabierta.

Una sonrisa tatúa el rostro de Aioria de Leo, que un día, les tendrá que explicar a Death y Aioros, que no es por voyerismo, pero que necesitaba asegurarse de que todo acabase como debía acabar.

El del quinto templo deja la pared en la que se apoyaba y se comienza a alejar del lugar que comparten su hermano y el de Cáncer, en su mente, da las gracias a los dioses por escuchar sus plegarias.

Cuando sale definitivamente del templo de Sagitario la tarde cae rápidamente sobre Grecia y el aire sopla, aplacando un poco el calor, mira al cielo y suspira.

Él también quiere lo que acaba de encontrar Aioros, la persona a la que amar y por la que ser amado.

Con una sonrisa traviesa comienza a descender las innumerables escaleras que forman y separan el Santuario, al cabo de unos minutos se adentra y pasa de largo su propio templo, siguiendo con el descenso.

Si Aioros lo ha conseguido, él también lo conseguirá.

Cuando llega a su destino, el corazón le late deprisa y la emoción es prácticamente incontenible.

Respira tomando valor y se adentra en una morada que no es la suya.

-¿Aioria?-pregunta asombrado uno de los dueños de esa misma morada.

-Necesito algo de ti, Kanon-dice el de Leo con seguridad y una sonrisa tatuada-Y lo necesito sin preguntas.

Notas finales:

La inspiración me viene y me va, pero si alguien tiene alguna petición para una historia, siempre que la pareja no sea de las muy utilizadas, puedo intentarlo.


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