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El comienzo por Aphrodita

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El comienzo

 

 

Aphrodita

 

cccccc

 

Hoy, hace exactamente un año nació Aphrodita, el dos de diciembre del 2004... Hace exactamente un año, hice uno de mis peores fics al que le guardo mucho cariño: "Dudas" Hoy exactamente a esta hora, dos y cuarto de la mañana me senté con este nick en la cabeza frente a la PC, nick que nació junto al Sr. Garrison.

Este fic es en conmemoración por esta fecha, y por esos motivos vuelvo con la misma pareja que inicie... También no puedo dejar de lado las dedicatorias:

Por un lado le agradezco a Seiryu, quien aparentemente ya no anda en esto de los fics, y pensar que "Y es solo el primer año" fue el primero que leí, seguido de "Once and Again" que me condiciono para siempre, amo los finales tristes y a esta pareja (Seiya x Ikki) gracias a esta historia. Seiryu, aunque no leas este fic, estoy inmensamente agradecida contigo.

En segundo lugar (Los lugares no tienen importancia) a mi Maestra Misty Varda o Varda Elentari... Por ella comencé a torturarlos con esto de los fics, los suyos me convencieron y me lance a escribir... Recuerdo varios de ellas que aun permanecen frescos en mi memoria como "El regalo de cumpleaños de...". Varda aunque tampoco leas mi fic quiero que sepas que lo que has hecho en mi, no lo consiguió ningún autor.

Por otro lado al Sr. Garrison (Francisco o Paramashiva) pues sin su compañía no hubiese nacido Aphrodita, gracias a una noche de cigarrillos, cervezas y comentarios sobre Saint Seiya nació Dita. Fran, aunque no te guste el yaoi y sé que jamas leerás esto porque estamos un tanto distanciados, quiero que sepas que a donde me vaya, a San Luis o al "culo del mundo" te voy a llevar conmigo, a vos y a todas tus locuras, guardo en mi aquellos recuerdos "saintseianos" que nos unieron, no puedo decir que sos mi mejor amigo, pues siempre te dije que para mi eras mas que eso, un alma solitaria como la mía, y nos cruzamos... Bendito ese día que nos cruzamos Fran. Gracias también por tu apoyo y por tus consejos, gracias por las noches de delirio crónico en donde nacieron también el Sr. Garrison y el Sr. Sombrero junto a nuestro primer fic: "Malentendidos" Gracias Fran... Si algún día, alguno de los dos logramos ser escritores, recordémonos mutuamente.

En un importante lugar a Ixchell (misaHo) quien me acompaño desde los primeros fics, desde "Dudas", demostrándome lo importante que son los comentarios y la compañía de los lectores, admiro mucho su cariño y su constancia, como no estar agradecida con ella si me ha dado ánimos, alegrías, halagos, criticas a través de todo este año (¡Dioses! Un año parece tan poco y a la vez tanto).

En cuarto lugar a Yakumo, por darme mi primera critica constructiva, en mi segundo fic que me ayudo a cambiar notablemente... Quizás ella tampoco lea este fic, pero quiero que sepas lo mucho que me ayudaste esa vez hace casi un año.

También tengo que agradecer a Lyra_Orfeo... Por sus palabras que siempre me ayudaron y su compañía... Nunca leyó un fic mío y dudo que lea este pero quiero que sepas que te amo y que algún día llegare a ti.

Por ultimo y no menos importante a Aldebaran_yaoi, la primera persona y única que conocí gracias a los fics, con quien me cuelgo horas hablando por teléfono... A Lady_Grayson, por ser la primera persona con la que me contacte y gracias a ella pude contactarme con Lythos, otra persona a quien también le agradezco (Aunque nos llevamos mejor por mail que por tel... jajajaj! Hace mucho que no chateamos *_*) Juyuku, quien sin saberlo, me mando un mail que me hizo cambiar de parecer con respecto a muchas cosas en mi vida. A Sapphire Celeste, quien se mantuvo ajena a toda la mierda de la mafia y me ayudo como nadie, quizás también sin saberlo. A Athenaie gracias por eso de lo que me abriste con connotaciones negativas jajajaaj! (No quiero dar nombre) pues evitaste junto a Oliver que abandonara los foros... Y también, no puedo dejar de citar a Gadya quien fue la primera que me sonrojo diciendo que yo era su Maestra. Y si no menciono a Shun_Jana_Shun corro riesgo de morir, ya que ella fue la primera persona que me dijo que yo era su autor favorito *_*.

Pero si gente, muchas gracias a todos, hay muchos que no menciono y que me acompañaron durante este tiempo, sepan comprenderme, y aun así, la más grande de las dedicatorias va por y para mi Dios personal:

KURUMADA...

Sí, quien más sino? Gracias a él escribo yaoi de Saint Seiya, ya que él es el creador de dicha serie... Sin dejar de lado a Shingo Araki quien le dio vida a los personajes y a Make Up que me inspira todas las noches. ¿Creen que Kurumada llegara a leer este fic? Jajajaja! Dita vuela alto, muy alto... Jajajajaj!

Tampoco puedo dejar de lado a mi pareja favorita: Sí... ¡Ponny! ¡Pollito! Los quiero, gracias por inspirarme...

Dioses... Que dedicatoria mas larga! ¡Tanto escándalo para leer la porquería que a continuación les traje! Jajajaja! XDDD Wiii!!! Con respecto al fic, ya lo dije antes es un Ikki x Seiya, espero que les guste, quizás no sea la gran cosa pero sale desde mi corazón.

 

vvvvvv

 

CAPITULO 1...

 

Faltaba poco para llegar a destino, solo el último trecho en coche hasta la cabaña que habían alquilado para festejar su aniversario... A pesar de ser ya hombres con sus vidas realizadas, nunca habían dejado de lado lo que una vez hacia varios años nació entre ellos.

Seiya busco insistentemente una transmisora de radio más interesante, pero en esa ruta se dificultaba sintonizar algo medianamente pasable:

--Ya Seiya... Deja de jugar con eso que vas a romperlo... –Se molesto Ikki, ya que ese era su auto, era su querido y adorado auto.

--Mjhe... –Se quejo ¿Se quejo? El Pegasus lanzando una mirada infantil de fastidio.

El Phoenix desvió su mirada y la poso en su "amigo" conteniendo la risa, se veía tan adorable en su eterno papel de niño.

--¿¡Que haces!?... –Increpó el peliazul asombrado por aquella mano juguetona en su entrepierna –Seiya, estoy manejando...

--Quiero que me prestes atención... –Reprocho el aludido.

--¡Pero estoy manejando!... –Exclamo Ikki divertido por semejante petición en semejante momento.

--¿Falta mucho para llegar?... –Pregunto Seiya lanzando un suspiro de aburrimiento.

--No, no falta mucho...

--Tengo hambre y estoy caliente... –Siempre tan directo, pero en parte era culpa del Phoenix, pues el peliazul lo había convertido en eso.

--Jajaja... Así que estas con hambre y caliente... –Ikki le dedico otra mirada y vio su sonrisa.

--Mas estoy con hambre que caliente, pero una vez que tenga el estómago lleno podré concentrarme en eso... –Dijo el Pegasus con naturalidad y acercando su cuerpo al de su hombre comenzó a morder el lóbulo de su oreja.

--Seiya vamos a chocar si haces esas cosas... –Se quejo el Phoenix con una sonrisa, pues aquello le gustaba. –Compórtate como una persona adulta... Como lo que eres...

--No quiero... Quiero llegar... –Espeto harto de seguir viajando, hacia mas de dos horas que habían salido.

Cuando el morocho termino de decir eso Ikki doblo adentrándose a una pequeña calle de tierra, frente a sus ojos se pudo apreciar una cabaña y un lago. Seiya no sonrió por la belleza del lugar pese a que era de noche, sonrió por haber llegado de una buena vez.

--Ya llegamos... Dioses, eres peor que los niños Seiya... No te saco mas a pasear... –Dijo el Phoenix con falso enojo.

--Que malo eres...

--Pero no puedes quedarte quieto... –Se volvió a quejar el peliazul estacionando el coche --¿Tienes hormigas en el culo o que?...

--En este momento nada, pero me gustaría tener algo... ---Respondió el Pegasus con una sensual sonrisa, y el Phoenix no pudo con eso.

--Hay Seiya... --Suspiró Ikki--A veces eres realmente molesto...

--Gracias... Yo también te amo Ikki Kido... –Dijo el morocho con sarcasmo burlándose.

Bajaron del coche y una vez dentro de la hermosa y equipada cabaña, lo primero que hizo Seiya fue ir en busca de comida... Dioses, tres horas sin comer era demasiado para él, y su koibito se preguntaba dónde demonios metía tanta comida en ese cuerpo tan pequeño.

Luego de una agradable cena decidieron sacar algunas mantas afuera y recostarse sobre el suelo para poder mirar las estrellas, algo que adoraban hacer juntos.

--¿En que piensas?... –Pregunto el peliazul curioso al no escuchar la voz de Seiya por mas de un minuto. Lo atrajo a su niño de un brazo para que descansara sobre su pecho.

--Estaba pensando...

--¡Oh por todos los Dioses! ¿¡Desde cuando!?... –Pregunto Ikki con falsa sorpresa.

--¡Que malo que eres! –El Pegasus arrugo su frente y con dolor acotó --Ya sé que no soy muy inteligente pero...

--Tonto... –Dijo el Phoenix abrazándolo –Era un chiste y sabes lo que yo pienso... Sí, eres inteligente, solo que eres vago para usar la cabeza.

¿Eso era mejor o peor? En fin, luego de darle un cálido beso, el peliazul volvió a indagar curioso:

--¿En que pensaba?...

--Pues... En que estamos festejando nuestro aniversario ¿No?...

--No... –Negó Ikki y como siempre ocurría la discusión comenzó.

--Ya sé que para ti no es esta fecha... Pero para mí si lo es ya que en esta fecha comenzó algo entre nosotros... –Argumento Seiya firmemente.

--Pero nos enamoramos mucho después... O mejor dicho asumimos esto mucho después... –Contradijo el Phoenix y luego recordó que discutir con el morocho era tiempo perdido, así que siguió indagando –Bueno, pero ¿En que pensabas exactamente?...

--En que tendríamos que invitar a Shiryu a nuestros festejos ya que todo fue gracias a él... –Respondió el Pegasus divertido.

--Ah... –Concedió el peliazul –Tu lo que quieres es un trío... Degenerado... –Ambos sonrieron ante esa idea --¿En eso pensabas?

--En todo... En como fueron las cosas y en lo extraña que fue nuestra relación...

--A mi no me gusta recordar el principio... –Reconoció Ikki con tristeza –Me trae malos recuerdos...

--A mi no... A mi me gusta recordar como comenzó todo, desde ese dichoso juego hasta esa tarde que te enojaste por lo que paso con Shiryu... –Dijo Seiya acariciando la mejilla de su hombre, no le gustaba verlo triste por el pasado.

--Te acuerdas de todo ¿Eh?... –Pronuncio el Phoenix y a decir verdad el también recordaba cada echo con una frescura que por momentos le daba miedo, es que aquello seria difícil de olvidar.

--Si... ¿Tu no recuerdas todo?...

El peliazul asintió varias veces lentamente, Seiya se recostó sobre su pecho y comenzó a recordar, ambos comenzaron a recordar. Era una noche agradable aunque comenzaba a hacer frío.

 

*Flash Back muy largo (Todo el fic)*

 

--Niisan... –Reprocho el pequeño –Vamos ¿Qué te cuesta? Juega con nosotros... –Volvió a pedir Shun con ojos tiernos y su niisan nunca podía decirle que no.

--Otouto... Ese juego... –Quiso quejarse Ikki, ese juego le parecía una niñada, pero bueno a pesar de no haber mucha diferencia de edad, dos años a esa edad se notaba abismalmente y el Phoenix con sus 15 años no estaba para jugar con sus amigos –Esta bien... –Acepto finalmente recostado en el sillón, jugaría con esa parda de niños, solo por su pequeño hermano.

--El juego es sencillo... –Recalco Shiryu—Si uno de nosotros pierde... El resto debe elegir una prenda para ese que perdió.

--Listo... –Sentencio el peliazul sentándose en la alfombra, no era tan difícil y podría engañarlos con facilidad, era un sencillo juego de cartas.

La cuestión es que finalizada la ronda el que había perdido no era nada mas ni nadie menos que Ikki, quien se tuvo que tragar su orgullo y esperar pacientemente a que niños de 13 años decidieran su suerte. Enojado con el destino se cruzo de brazos con cara de pocos amigos, mientras los otros cuatro planeaban algo divertido para hacerle. Hasta que se escucho la exclamación del más pequeño de todos:

--¡No!... ¡Eso no!... –Se quejo Seiya negando rotundamente.

--Ah Seiya... Vamos... No seas así... Será divertido... Después cuando pierdas de nuevo –Dijo Hyoga refiriéndose por supuesto a que era el Pegasus quien siempre perdía –Seremos buenos contigo...

--Si... Además tu perdiste la ocasión pasada y no cumpliste con la prenda... —Sentencio el Dragón señalándolo con un dedo –Esta es la misma... O parecida, solo que en vez de Shun, es su niisan...

El Phoenix al escuchar esa conversación se le helo la sangre ¿Qué prenda tenia que hacer el ponny con su otouto? Pronto lo sabría, por el momento se quedo estático en el lugar. Desde que habían finalizado las batallas en donde pelearon con responsabilidad los niños se habían abocado a tener una vida más acorde a su edad, sacando a flote toda la niñez... Y a veces eran crueles.

--Ikki no va a aceptar... –Objetó Seiya intentando escapar.

--No... Si es un cobarde seguro que no va a aceptar... –Vocifero el Cisne con toda la intención de ser escuchado por el peliazul.

--¡Hey! ¡Ganso de cuarta!... –Amenazo Ikki con un puño –Vengan aquí con esa maldita prenda y verán de lo que es capaz el Phoenix... –Dijo completamente decidido y una sonrisa maliciosa se instalo en Shiryu mientras que en el ruso una sonrisa de triunfo por haber logrado su cometido.

Shun comenzó a reír echándose hacia atrás en la alfombra y sosteniéndose el estómago, mientras el Pegasus oculto su rostro surcado por la vergüenza ¿Qué era tan terrible?

--Bien Seiya... Ven aquí... –Dijo Shiryu arrastrando al Pegasus de un brazo para colocarlo frente al Phoenix quien notó las mejillas sonrojadas del pequeño.

--Bien Ikki... Elegimos al ideal para esto... Por un lado porque sabemos que Seiya te hierve la sangre por momentos... –Dijo el rubio de pie y descalzo.

Eso era tan cierto, ese niño si que lo hacia rabiar como ninguno de sus amigos, pues Shiryu era bastante centrado, con Hyoga era mas peleas y discusiones de su nivel, Shun era su otouto pero Seiya, siendo el más chico... Era una jaqueca por momentos.

--Y por el otro... –Continuo el Cisne con una sonrisa maliciosa en su rostro –Porque el no cumplió la misma prenda impuesta anteriormente... Todo por cobarde...

--¡Hey! No fue por cobarde... –Se quejo Seiya arrodillado en la alfombra frente al peliazul.

--Dijiste que no querías porque Ikki iba a matarte si se enteraba que hacías eso con Shun... ¿Eso no es miedo?... –Pregunto Shiryu sonriendo.

--Fue por hombre... –Se defendió el Pegasus ocultando su mirada.

--Pero tu no eres cobarde ¿Verdad Ikki?... —Pregunto el ruso divertido.

En ese momento la seguridad se le fue al piso, Ikki observo a su otouto quien estaba con una sonrisa de maldad jamas vista y se pregunto que demonios tenia que hacer.

--¡P-por su-supuesto!... –Afirmo el Phoenix con una seguridad falsa –¡Pero ya! ¿¡Que tengo que hacer!?... –Comenzó a impacientarse, Dioses y esos cuatro venían jugando a ese juego desde algún tiempo ¿En que estaba metido Shun?

--¿Se lo dices tu Shiryu?... ¿O se lo digo yo?... –Pregunto el ruso aun de pie y cruzándose de brazos.

--Bien Ikki... –Pronuncio el pelilargo –Debes darle un beso a Seiya... –Dijo finalmente. –Un beso que dure por lo menos 10 segundos...

¡Dioses! Tanto escándalo por un mísero beso, pero a decir verdad a esa edad era algo... Prohibido, extraño, en algunas ocasiones desagradable... ¡Y eran hombres!. Ikki quiso echarse atrás pero al ver la sonrisa molesta de Hyoga observo a Seiya quien se encontraba con los ojos fijos en el suelo, arrodillado y con las manos sobre sus piernas, se dio cuenta que de echarse atrás no solo el Cisne, sino todos tendrían con que burlarse por un buen tiempo.

Con nerviosismo el Phoenix se arrastro por la alfombra hasta donde estaba el Pegasus quien levanto su vista sonrojada y confundida, vio como el rostro de su amigo comenzaba a acercarse lentamente, e intentando finalizar con esa tortura fue el morocho quien impacto con un beso en la boca del peliazul. Todos comenzaron a gritar y a reír fuerte, mientras Shiryu remarcaba:

--¡10 Segundos! ¡No se olviden!...

El corazón de Seiya palpito violentamente, y abrió sus ojos sorprendido cuando sintió una mano en su nuca que intensifico el beso... Si bien no era con lengua, Ikki se encargo de que lo fuera, irrumpiendo furtivamente en la boca virgen de su amigo.

Su primer beso... El primer beso del Pegasus y se lo estaba dando un hombre... Se lo estaba dando un amigo... Se lo estaba dando Ikki quien no escucho lo que el resto decía, mantuvo sus ojos cerrados saboreando a ese niño, era tan interesante, una emoción distinta:

--Hey... Ya esta... –Dijo Shun divertido acostado boca abajo en el sillón de dos cuerpos.

--Chicos... Ya pasaron los 10 segundos... –Llamó Shiryu la atención mirando su reloj, de echo habían pasado mas de 15 segundos.

--Parece que les gusta... –Dijo Hyoga asombrado.

Eso fue lo que el Phoenix necesito para separarse bruscamente de aquella boca, un sabor metálico de sangre lo inundo, había lastimado sutilmente sin querer al Pegasus con ese furtivo beso. El peliazul se levanto triunfante de la alfombra y se fue, dejando a todos sorprendidos.

El morocho ante la mirada atónita de todos los presentes, quienes habían notado que algo extraño había ocurrido en ese lugar, se puso de pie confundido y camino hasta el baño, una vez en el lugar, Seiya se dejo caer sentado en el suelo para luego llevarse sus dedos a sus labios y palparlos sutilmente, acariciarse con las yemas de sus dedos la suave y cálida piel que se encontraba lastimada por ese beso, su primer beso... Sonrió emocionado y un sonrojo se instalo en su cara.

 

bbbbbb

 

 

Los días pasaron luego de aquel juego, de aquel beso... La vida transcurrió sin demasiadas emociones, salvo para Seiya, quien a partir de ese beso las cosas cambiaron rotundamente entre él y su amigo Ikki.

Si bien los días siguieron normalmente, una mañana en la que el Pegasus se levanto de dormir se cruzó con la mirada del Phoenix... Nada de importancia, un saludo correspondido y aun ese recuerdo en su mente, el morocho se pregunto si su amigo peliazul aun recordaba ese beso, si había sentido lo mismo que él.

Seiya salió del baño luego de cepillarse los dientes y lavarse la cara sorprendiéndose gratamente con la presencia de Ikki, aparentemente lo estaba esperando, quizás para hablar o decirle algo... Una sutil sonrisa se instalo en la cara del Pegasus, pero contrario a lo que pensaba el Phoenix no le hablo, observando nerviosamente el descanso de la escalera se acerco a él rápidamente y arrinconándolo violentamente contra la pared besó sus labios como aquellas vez en ese maldito juego.

El morocho sintió esa cálida y húmeda invasión en su boca, sus sentidos se nublaron y tal vez por eso no pudo saber a ciencia cierta si lo que estaba pasando le agradaba... Si, en parte era lindo besar, era cálido... Pero no así, no de esa forma, Seiya si bien no era un romántico deseaba por lo menos unas palabras antes de ese beso, o por lo menos un "Te voy a besar" No exigía nada meloso ni melodramático, solo saber bien si quería hacerlo o no... Eso, que le diera la oportunidad de elegir.

Ikki por su parte se despegó de aquella boca observando nerviosamente la escalera, al ver que nadie andaba cerca volvió a lo suyo... ¿Qué sintió Ikki con aquel beso? Pues, era raro para él, muy raro... Quizás no sintió nada, ya que no le gustaban los hombres, menos ese niño caprichoso, pero Seiya era el único que se dejaba besar, o que por lo menos el Phoenix veía un tanto "fácil"... Hubiese preferido una chica, pero estaba bien para practicar.

El beso no era como el Pegasus esperaba, todo lo contrario Ikki parecía enojado con él, pues lo tenia arrinconado con un brazo por el cuello... En un intento para que sea mas suave, el morocho quitó sutilmente esos brazos de su cuello y los llevo tímidamente a su cintura mientras se aferraba temblando, al cuello del peliazul... Ahora si, era un poco mejor... Seiya comenzaba a sentirse seguro, empezó a distenderse y a jugar con aquella lengua, imitando un poco a Ikki. Eso estaba bien, sin embargo el Phoenix aferro su cintura al punto del dolor, el Pegasus se quejó un poco y antes de que el peliazul pudiera hacer algo se escucho una voz femenina a lo lejos, la única voz femenina del lugar... Asustado, Ikki dejo a su amigo y se alejo rápidamente sin pronunciar palabra alguna.

 

bbbbbb

 

Seiya comenzó a sentirse extraño, confundido... No supo bien lo que estaba pasando, deseaba hablar del tema con Ikki pero por un lado estaba la vergüenza de aceptar los hechos y por el otro que el Phoenix escapaba siempre cuando el Pegasus quería decir algunas palabras.

Se podría decir que la primera vez que el peliazul hablo del tema no fue precisamente lo esperado por el morocho, ya que luego de robarle un beso en la cocina cuando se vieron a solas, Ikki lo amenazo con el terror pintado en su rostro: "Si le cuentas a alguno de esto, te mato ponny"... El Phoenix temió que Shiryu se enterase de todo lo ocurrido o mejor dicho, de lo que venia pasando entre ellos el ultimo tiempo, ya que el Dragón era el mejor amigo de Seiya, sin embargo para el Pegasus lo que estaba pasando entre ellos dos era algo mucho mas profundo e importante como para ir gritándolo a los cuatro vientos, ni siquiera pudo hablarlo con su pelilargo amigo, era algo muy importante para él, algo que atesoraba con profundo recelo y no quiso compartirlo con nadie... Su primer beso había sido algo especial, sin dudas, debido a las circunstancias.

Fue en uno de esos tantos besos robados que pudieron entablar un dialogo, o bueno, si cruzar dos palabras se puede considerar un dialogo... Pero a Ikki le costaba horrores hablar del tema, era como asumir algo que, él creyó, no era. Recostados en el pasto, lejos de las miradas curiosas y ocultos por los arboles el Phoenix tuvo que admitir que de querer el silencio del morocho debía ser mas delicado, por eso inquirió:

--Seiya... ¿Tu le contaste a alguno de esto?... –Pregunto el peliazul con nerviosismo, al ver que su amigo negó con su cabeza acotó –No se lo cuentes a nadie... –Nuevamente Seiya negó dejando en claro que no se lo diría a nadie y se aferro del cuello de su amigo para dejar besarse.

Ikki no era precisamente delicado pero en fin, los besos que le daba le gustaban al Pegasus, sin saber lo que era un beso, para el morocho el Phoenix besaba estupendamente bien. Sin embargo la situación logro ponerlo mas que nervioso, pues era la primera vez que el peliazul recostaba su cuerpo sobre el suyo. Seiya se sintió prisionero debajo de ese moreno cuerpo, quizás por eso su corazón palpitaba violentamente.

Sin dejar de besarse con su amigo, debido a lo incomodo que se sintió con sus piernas apresadas, el Pegasus busco una posición mas cómoda, consiguiendo quedar con las piernas abiertas e Ikki entre medio de ellas... Grave error.

El morocho no necesito interpretar los cambios rotundos en aquel beso que el Phoenix había vuelto mas apasionado y furtivo, pues una dureza en su intimidad le indico que colocarse de esa forma motivaba por demás al peliazul.

Ikki gimió excitado y comenzó a mover su pelvis de manera acompasada, haciéndole sentir a su amigo su pedazo erguido por encima de la tela de sus pantalones. Seiya tuvo miedo de que la situación se le vaya demasiado de las manos, de echo se le estaban yendo de las manos, así que colocando sus manos en el pecho de su amigo intento quitárselo de encima, contrario a lo esperado el Phoenix lo tomo por los hombros y jalándolo lo situó encima de él, cambiando los roles, ahora era el peliazul quien estaba debajo del Pegasus. El morocho permaneció semi sentado en la dureza de aquel miembro, la respiración de los dos estaba agitada, Seiya quiso decir algo pero Ikki se le adelanto:

--Tócame... –Fue mas una orden que un pedido, tomo una mano del Pegasus y la guió hasta su enhiesto pedazo.

--No... –Susurro el morocho apenado por semejante pedido, sin embargo su amigo no lo escucho y forzó el contacto.

Ahora de costado los dos, con la respiración mas agitada que antes, el Phoenix aferro la mano de Seiya para que el contacto sea mas directo, cerro sus ojos y lanzo un gemido estrepitoso... Quiso mas que un simple contacto por encima de la tela, bajó el cierre de su pantalón e intento sacar su miembro afuera pero el Pegasus fue mas rápido y poniéndose de pie con el terror en sus ojos salió de ese lugar para ingresar a la Mansión y refugiarse del peliazul.

Shiryu de pie vio como su amigo ingreso como un tornado a la Mansión con el terror pintado en su rostro y sus cachetes sonrojados:

--¿Qué sucede Seiya?... –El aludido negó varias veces con su cabeza y evitando otra pregunta subió los escalones de dos en dos rumbo a su cuarto.

 

El Dragón se quedo extrañado, desde hacia algún tiempo que su amigo morocho andaba mas que raro, como aislado, reticente a unirse con el grupo... Y Seiya no era así... El pelilargo no supo que le ocurría, ni siquiera pudo suponer algo, pero sin dudas le preocupaba. Para colmo, detrás del Pegasus ingreso Ikki de la misma forma, rápidamente y todo agitado... ¿Qué demonios estaba ocurriendo en ese lugar?. Shiryu frunció su frente analizando la situación, el Phoenix lo notó y por eso huyo de la sala y de la mirada inquisidora de su amigo el Dragón.

 

CAPITULO 2:

 

Ikki notó que por culpa de su arrebato Seiya se distancio un poco de él, no era para menos, el Pegasus solo tenia 13 años y esas cosas eran demasiadas apresuradas para su edad, en cambio el Phoenix con sus 15 años podía asimilar mejor algunas de ellas y digamos que durante ese tiempo se había masturbado mas de lo usual por culpa de esos contactos.

Una tarde mientras miraban todos televisión, el peliazul aprovecho cuando quedaron a solas por unos minutos e intento hablar con el morocho. Recostado boca abajo en el sillón, Ikki se estiro para susurrar en el oído de su amigo:

--Seiya... ¿Estas enojado conmigo?

Un calor inundo al pequeño, quien solo pudo negar rápidamente con su cabeza y luego bajar su vista, el Phoenix no pudo ver el sonrojo en su amigo.

--Lo siento... Yo no quise molestarte...

--Esta bien... –Susurro Seiya tan bajito que el peliazul tuvo que adivinar lo que dijo.

--¿Quieres venir hoy en la noche a mi cuarto?... –Ikki se relamió los labios tratando de regular su respiración, al ver que su amigo negó inquirió asombrado --¿Por qué no quieres?...

--¿Vamos a besarnos nada mas?... –Pregunto el Pegasus preocupado.

--Si... Pensaba hacerlo... En mi cuarto estaremos mas cómodos... Cuando todos duerman... –El Phoenix no supo interpretar los temores de su amigo, no supo que temió a que sucedieran otras cosas mas allá de un simple beso... Por eso el peliazul penso que lo mejor era llevarlo a su cuarto e intentar ir mas allá con su amigo y probar cosas distintas.

Ikki volvió a su lugar rápidamente cuando escucho la voz de Hyoga acercarse por la puerta que comunicaba a la cocina, traía consigo un recipiente repleto de pochoclos. Detrás del Cisne Shiryu trajo las bebidas y Shun las películas.

 

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Llegada la noche, luego de la cena, Ikki no le quito la mirada encima a su amigo, parecía decir con sus ojos: "Mas te vale que vengas esta noche". Llego la hora de dormir y de a poco fueron despidiéndose.

Ya en su cuarto el Phoenix esperaba recostado en su cama, ansioso la llegada de su amigo, su miembro estaba un tanto alegre anhelando caricias, el peliazul penso en masturbarse pero ya tendría tiempo para eso. Sin embargo la llegada de Seiya no llego, ya que el pequeño se había acobardado a ultimo momento temiendo lo peor, así que sin mas opciones Ikki fue en su búsqueda.

Frente a la puerta del Pegasus penso en golpear, pero no quiso que escucharan el llamado, por las dudas... Así que sin vueltas se metió en su cuarto encontrándolo dormido de costado. El Phoenix se recostó al lado del morocho quien cuando noto la interrupción en su cama volteo rápidamente confundido:

--Ikki... –Exclamo Seiya asustado pero el peliazul sello su boca con un violento beso.

El Pegasus intento mantener la calma, pero la situación de por si lo puso mas que nervioso, pues ambos se encontraban acostados en la cama, solo en ropa interior. Ikki tenia algo que al morocho le privaba de palabras, era como que no podía decirle que no y por eso temió un pedido demasiado libidinoso por parte del Phoenix.

El peliazul estrecho el pequeño cuerpo de su amigo sintiendo por primera vez un contacto cálido de pieles, siempre que lo había abrazado se encontraban vestidos, en cambio ahora podía sentir ese calor y esa suavidad. El morocho temblaba como una hoja, aun mas cuando sintió el miembro de Ikki endurecido de manera amenazante, que debido a la fina tela de la ropa interior facilitaba el contacto, por su lado Seiya de los nervios no pudo conseguir una erección.

El Phoenix comenzó a gemir entrecortadamente y a jadear en el oído de su amigo quien supo que pronto escucharía el pedido, y así fue:

--Seiya... Tócame por favor...

--No Ikki... –Suplico el pequeño apenado.

--¿Porque no?... –Preguntó el peliazul con enojo y besando violentamente esos suaves labios llevo sus manos al trasero de su amigo para aferrarlos.

El Pegasus se sobresalto con ese brusco y directo contacto, se desoriento e Ikki aprovecho eso para tomar una de sus manos y guiarla a su entrepierna.

--No Ikki... No... –Se quejo el morocho entrecerrando sus ojos a causa del dolor, pues el Phoenix aferro con mas fuerza sus glúteos.

--Dale Seiya... ¿No somos amigos? No seas así conmigo... –Dijo el peliazul forcejeando con el pequeño y consiguió que la mano de su amigo llegara a destino –¡Ah! Seiya, así... Tócame así... –Gimió cerrando sus ojos y masajeando sin cuidados el trasero de Seiya.

El Pegasus sintió esa tibieza en su mano, conocía la suave textura de un pene, pues él tenia uno, pero jamas había tenido otro miembro en sus manos... Aquello era raro, muy raro... No supo si realmente le agradaba lo que estaba sucediendo. El Phoenix tomó la mano del morocho para ejercer presión en su miembro y así masturbarse.

--Ikki... Me haces daño... –Se quejo el morocho cuando Ikki aferro nuevamente con brusquedad su trasero, pero comprendió los motivos de ese brusco apretón cuando su mano se lleno de un cálido liquido blanco y espeso que supo después, era semen.

--¡Ahaa! Siii... Dioses... –Gimió el Phoenix mordiéndose los labios.

Cuándo el peliazul pudo regular su respiración comprendió la situación... Había acabado con un hombre ¡Por Athena! Con la culpa y el remordimiento guardó su miembro y salió rápidamente de ahí no sin antes amenazar a su amigo:

--¡Cómo le cuentes esto a alguien y te asesino!...

Cuando Ikki se fue del cuarto, Seiya volteo sintiéndose mas confundido que antes, no supo porque lloraba, pero unas lagrimas amargas descendieron por sus mejillas ¿Le había gustado eso? Tampoco lo supo, todo era tan raro, quizás si su amigo fuera un poco mas suave con él, pudiera disfrutarlo mejor.

 

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El chico alegre que todos conocían había dejado de ser alegre... Algo le pasaba a Seiya, era evidente, pero ¿Qué?... Shiryu intento hablar con él, pero cuando le preguntaba el Pegasus respondía siempre con una sonrisa y un "No me pasa nada".

Por otro lado las visitas nocturnas de Ikki continuaron, y si bien ya no lo amenazaba de muerte, ni siquiera le dirigía la palabra... El morocho no supo que era peor, si el silencio del Phoenix mientras se masturbaba frente a él, o las amenazas de este.

Pero las cosas cambiaron bastante un día, el peliazul rompió ese habitual silencio que los dominaba cuando estaban solos y haciendo esas cosas, para pronunciar en el oído de Seiya:

--No aguanto mas... Necesito mas...

El Pegasus ignoro las palabras de su amigo y asustado siguió masturbando ese pedazo caliente que tenia entre sus manos. Sin embargo, cambiando el repertorio de caricias, Ikki se incorporó en la cama y escalo hasta el rostro del morocho:

--Pásale la lengua... –Pidió el Phoenix con la voz cargada de deseo y respirando con dificultad.

Al ver que su amigo negó asustado, el peliazul acelero su masturbación y gimiendo llego al orgasmo. El semen salió disparado con un chorro que dio directo en la cara de Seiya, quien se asqueo notablemente.

Cómo siempre ocurría, Ikki guardo su miembro y salió de ese cuarto rápidamente sin decir palabras, con ese sentimiento de culpa dentro de su pecho... ¡Dioses! Se daba asco a si mismo.

Con profundo dolor y bronca por lo ocurrido, el Pegasus se limpio de manera brusca su cara ensuciada de semen con las sabanas de aquella cama. Intento no llorar y consiguiéndolo, se quedo profundamente dormido. ¿Porque Ikki le hacia eso? Acaso ¿No lo quería? Y el morocho ¿Qué sentía por su amigo?... Amigo.

 

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Seiya supo que desde ese día las cosas cambiarían, y por eso se volvió mas reticente con Ikki, sin embargo el Phoenix se las ingenio para quedarse a solas con él, o mejor dicho arrastrarlo hasta el lavadero de la Mansión para quedarse a solas. En dicho lugar, el peliazul dirigió una fugaz mirada a la puerta para asegurarse de que no había nadie cerca y de pie frente a su amigo, bajo el cierre de su pantalón y saco su miembro erguido. Sus ojos que expresaban deseo se depositaron en las pupilas nerviosas y confundidas del Pegasus. Como era la costumbre de Ikki, sin decir palabras lo jalo bruscamente de un brazo para que se arrodillara. Sin saber que tenia en mente el Phoenix, el morocho se quedo mirándolo desde el suelo, hasta que el peliazul cansado e indignado por la tardanza exclamo:

--Dale... ¿Qué esperas?... Pásame la lengua... –Volvió a exigir como hacia varias noches atrás.

--Pero... Pero... –Se quejo Seiya sin saber bien que decir –Eso me da asco...

--Vamos Seiya... –Dijo Ikki impaciente y nervioso, observo la puerta y guiando su mirada a su amigo acotó –No te cuesta nada... Solo dame algunos besos ahí... Acaso ¿Yo no te beso?.

--No en ese lugar... –Respondió el Pegasus arqueando sus cejas, entre sus manos tenia el pedazo erguido de su amigo.

--Ya lo se... –Acepto el peliazul lanzando un suspiro de fastidio y acercando su miembro al rostro del pequeño –Pero somos amigos ¿No?... ¿No me quieres ni un poco? Por favor Seiya, lo necesito...

Las ultimas palabras dichas por Ikki fueron una confesión, era cierto, necesitaba cuanto antes eso... El morocho dudo un instante, con ese pedazo a escasos centímetros de sus labios, tan cerca que su nariz se impregno de aquel varonil perfume.

--Por favor... –Volvió a suplicar el Phoenix al ver que su amigo luchaba con sus fantasmas y sus dudas. –No me quieres... No me consideras tu amigo...

Al escuchar eso Seiya se sintió mal, nunca quiso decir eso o dejar por sentado algo semejante... Por supuesto que lo quería ¿Lo quería? Si, claro, si habían compartido juntos la infancia e incontables batallas ¿Cómo no quererlo? Era un hermano. Con nerviosismo y hasta cierta culpa, el Pegasus acerco lentamente su boca a ese miembro, escucho un gemido que se escapo de los labios del peliazul cuando beso con timidez la punta redondeada.

--Bésame bien... Todo... Ahí... –Pidió Ikki cerrando sus ojos y entregándose a ese placer desconocido... Sus piernas comenzaron a fallarle y aun el morocho no se lo había metido todo en la boca.

Seiya obedeció el pedido besando con parsimonia ese pedazo en toda su extensión, subiendo a través del tronco hasta llegar a la punta con pequeños e inocentes besos. Impaciente el Phoenix volvió a pedir:

--Pásale la lengua... Vamos... No es feo, veras que te gustara...

Con mas asco que antes, el Pegasus asomo tímidamente su lengua de su boca y cuando entro en contacto con la suave y cálida piel descubrió lo salado que era... No estaba tan mal, era una extensión mas del cuerpo.

--¡¡Oh!! ¡Ahha! ¡¡Siii!! Seiya ¡Uhh!... –Gimió el peliazul con plena libertad pues el ruido de la lavadora opacaba su voz.

Sentir esa lengua húmeda recorrer su pedazo lo enloqueció, sin pensarlo dos veces, tomo con una mano el rostro del morocho por la comisura de los labios y ejerciendo presión consiguió abrir su boca.

--Ikki... –Quiso quejarse Seiya pero ese pedazo invadió su boca de manera furtiva y violenta.

A Ikki no le importo el dolor que los dientes del Pegasus le causaban, ni las lagrimas del mismo, ni su conducta lasciva... Solo tenia en su mente acabar, largar el semen que tenia reservado... Moviéndose frenéticamente, aferrando la cabeza de su amigo con sus manos, violando la boca del Pegasus, entre sonidos guturales el Phoenix acabo estrepitosamente.

Su miembro continuo arrojando semen, entre espasmos y temblores en todo su cuerpo, poco a poco el peliazul dejo de ejercer presión con sus manos, y cuando el morocho se vio liberado, se arrastro asustado hasta una de las maquinas de aquel lavadero, para ocultar sus lagrimas, su rostro entre sus piernas. Ikki noto la situación y no supo bien como reaccionar... Creyó que lo mejor era dejarlo solo, aquella actitud de Seiya, sus lagrimas y su lastimero sollozo, le demostraron el daño que había causado, sintiéndose tal vez mas turbado que el Pegasus, el Phoenix se alejo del lugar dejando a su amigo recostado en el suelo frío.

Ese sabor salado y penetrante en su garganta le provoco arcadas, con todo el asco que la situación le había dado, el morocho se puso de pie para ir al baño.

En el camino, antes de ingresar al baño, Seiya se cruzo con Shiryu quien salió de su cuarto, el Pegasus quiso ocultar sus lagrimas y su cara de asco pero no pudo:

--Seiya... ¿Qué te ocurre?... –Pregunto el Dragón preocupado y sosteniendo a su amigo con una mano por su espalda y la otra por su vientre.

--Na-nada Shiryu... Déjame solo... –Sin decir mas, el Pegasus se metió al baño y trabo la puerta quedándose en ese lugar por varias horas.

El pelilargo se quedo de pie mirando la puerta del baño, se dio por vencido cuando transcurrió casi media hora y el morocho no atino a salir, bajó las escaleras para reunirse con el resto. Con sus 14 años Shiryu no supo bien como debía actuar, creyó que lo mejor era dejarlo solo, quizás si lo forzaba a hablar era peor.

 

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Ikki reconoció su error, pero no supo como afrontar la situación. Lo que hacia con Seiya le agradaba, podía descargarse de otra manera, y se había comportado mal... Temió perder eso, recostado en su cama supo que necesitaba pedirle perdón a su amigo... Poniéndose de pie camino hasta su cuarto justo cuando Shiryu subió las escaleras encontrándose con esa escena... No era raro que alguien entrara en el cuarto de otra persona, pero el Phoenix y el Pegasus no eran precisamente buenos amigos. La actitud del peliazul le llamo poderosamente la atención, pero el Dragón no tomo ninguna postura, quizás Ikki solo quería decirle algo al morocho.

En esa habitación, Seiya se puso a la defensiva, arrodillado en su cama y con los ojos furiosos exclamo:

--¡Vete de mi cuarto!...

--Espera Seiya... –Pidió el Phoenix acercándose a él, pero rápidamente el Pegasus se puso de pie alejándose con temor y furia.

--¡¿Qué quieres de mi?!...

--Quiero hablar... –Dijo el peliazul extendiendo una mano para tomar el brazo de su amigo, terminaron arrinconados contra una pared.

Viendo que no tenía escapatoria, tragando saliva el morocho indago mas tranquilo:

--¿De que quieres hablar?...

--De lo que paso... Yo... No quise hacerte daño... Ven... –Ikki estrecho entre sus brazos el pequeño cuerpo de Seiya.

El Pegasus cerro sus ojos entregándose a ese momento, le gustaba estar entre los brazos del Phoenix, se sentía seguro, protegido, era algo cálido y agradable. Con una suavidad desconocida hasta ese momento, el peliazul beso los labios del niño llevándolo poco a poco hasta la cama, haciéndolo caer de espalda, se acostó sobre el morocho sin dejar se besarlo.

Seiya se aferro al cuello de Ikki, mientras este tanteaba con sus manos, por primera vez, el cuerpo del Pegasus, llegó hasta su pedazo y con caricias lo estimulo. El morocho lanzo un gemido... Una erección, la primera desde que comenzaron los juegos con el peliazul, asomo por el pantalón deportivo que llevaba puesto. Sin ninguna emoción en su mirada, Ikki masturbo al pequeño quien hundió su rostro enrojecido a causa de la vergüenza en el cuello del Phoenix.

Entre espasmos y temblores el Pegasus tuvo su primer orgasmo...

--¡Que... Que me pasa!...

--Tranquilo... ¿Ves que lindo es hacer esto? ¿Ahora entiendes porque te lo pido?... –Pronuncio el peliazul en el oído de su amigo.

--¡Aaahh! Hay Ikki ¿Qué me estas haciendo?... –Gimió el morocho –¡¡¡Aaaha!!!... –Un ultimo gemido grave que Ikki se encargo de acallar con un beso y Seiya se derramo en su mano.

El rostro del Pegasus pura confusión. Lo que había pasado jamas se imagino que seria tan especial, con razón el Phoenix le exigía siempre esas cosas, era verdaderamente hermoso. La cara del morocho transpirada y sonrojada se vio invadida por un liquido blanco, al igual que su boca entreabierta intentando atrapar el aire que escaseaba, sintió en su boca un sabor conocido, cuando Seiya abrió sus ojos, vio el pedazo del peliazul a escasos centímetros, pudo sentir su penetrante aroma y por primera vez no le dio asco. Ikki termino de masturbarse y aun excitado le pidió:

--Pásale la lengua... Limpia la punta...

Sin saber bien porque, el Pegasus obedeció el pedido sin quejas... Paso varias veces la lengua por el pequeño agujero hasta asegurarse que no quedaban rastros de semen. Con su cara manchada por ese liquido, se introdujo en la boca el miembro de Ikki que palpito y se endureció aun mas cuando llegó al fondo de su garganta.

El Phoenix gimió y movió sus caderas con extrema lujuria, de costado como se encontraban, aferro entre sus manos la cabeza del morocho, entrelazando sus dedos en su cabello... En pocos segundos el semen salió disparado, semen que Seiya trago sin dificultad, no pudo aceptar que le gustaba pero tampoco le molestaba, además se sintió inmensamente agradecido con el peliazul por haberle enseñado eso tan lindo.

El Pegasus se arrodillo en la cama con una sonrisa, a la espera de un beso, y como no llegaba intento besarlo él, pero Ikki lo aparto con cara de asco:

--¡Estas demente! ¡Tienes eso en la boca y quieres besarme!...

--Lo... Siento... –Se disculpo el morocho y esa sonrisa se borro de sus labios, con profunda humillación bajó su vista.

Sin decir mas, el Phoenix guardo su miembro y se puso de pie, Seiya supo que se iría por eso antes de que desapareciera por completo le dijo:

--Gracias...

El peliazul se sintió mas que descolocado ¿Gracias por que? ¿Qué había echo él?... Sin responder nada, se alejo de ese cuarto.

Esa noche, acostado en su cama el Pegasus se masturbo con sus propias manos agradeciendo interiormente a su amigo... ¡Aquello que Ikki le había enseñado era único!.

 

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Los meses pasaron con la extraña actividad de estos dos amigos. Si bien Ikki nunca mas lo había vuelto a masturbar (Ni hablar del sexo oral) Seiya siguió obedeciendo sus ordenes: Masturbarle y practicarle sexo oral... Muchas veces no alcanzaba a tener una erección y parecía ser que al Phoenix no le importaba mucho si su amigo disfrutaba o no. Mas de tocarle el trasero no pasaba, y el Pegasus anhelaba tanto sus caricias, que distaban de ser verdaderas caricias pues era puro manoseo. Solía masturbarse en la soledad de su cuarto, pero nunca frente a Ikki.

Sin embargo las cosas volvieron a cambiar un día mientras estaban escondidos en el cuarto de herramientas, últimamente el peliazul se había vuelto mas atrevido que antes, tanto que sin tener cuidado, con Seiya saboreando su pedazo entre sus piernas, se incorporo un poco para acariciarle el trasero redondeado y firme... Algo normal, algo común que el Phoenix solía hacer, pero esa vez fue distinto pues introdujo su mano debajo de la tela. El Pegasus se estremeció de pie a cabeza cuando sintió ese contacto tan directo con su piel y ahogo un grito en un esfuerzo por no morder a su amigo cuando un dedo se introdujo en su intimidad.

Con desesperación, el morocho se incorporo para quitar ese dedo de allí, había entrado sin lubricación de manera furtiva, arrancándole lagrimas de dolor. Al ver el rostro de su amigo, el peliazul quito su dedo y tomándole la cabeza le obligo a continuar.

Desde ese día Ikki se había vuelto obsesivo con el trasero de Seiya... Al punto de asustar al pequeño. Pero el Phoenix fue hábil, una noche encerrados en su cuarto intento mantener un dialogo, actitud que extraño al Pegasus pues el peliazul era de acabar y largarse del lugar cuanto antes sin medir palabras.

--Sácate la remera... –Ordeno Ikki restregando su enhiesto pedazo contra el muslo del morocho.

--¿Para que?... –Pregunto Seiya curioso entrecerrando sus ojos a causa de los besos y mordidas que su amigo le estaba dando en el cuello.

--Así te acaricio mejor... –Supo que al pequeño le gustaba las caricias.

El Pegasus obedeció arrojando su remera blanca a un costado de la cama para estrechar su cuerpo al del Phoenix, pero luego de un rato se escucho otro pedido:

--¿Por qué no te quitas la ropa interior? Así es mas lindo... –Jadeo el peliazul en el oído del morocho.

--¿No me harás nada?... –Pregunto Seiya recordando aquella vez que le introdujo un dedo causándole un dolor inexplicable.

--No... Te voy a acariciar... Nada mas... –Mintió Ikki mordiéndose los labios al ver, en medio de la obscuridad de aquel cuarto, como el Pegasus se desprendió de su ropa interior.

Nuevamente el morocho se acerco con duda hasta donde estaba su amigo, quien conteniendo un gemido lo tomo fuertemente y con brusquedad comenzó a acariciar el cuerpo firme y aun en desarrollo de Seiya.

--¿Tu no te sacaras la ropa?... –Inquirió el Pegasus curioso.

--Ahora va... –Respondió el Phoenix liberando de su encierro su endurecido miembro donde por la punta se pudo apreciar un liquido brilloso.

En ese momento el morocho temió por su integridad.

--Ikki... No me hagas daño... –Pidió Seiya sin poder quitar su vista de aquel pedazo, intento separarse un poco de su amigo pero este lo mantuvo prisionero entre sus brazos.

--Tranquilo... Tranquilo... –Susurro el peliazul al ver como el Pegasus intentaba escapar. –No te lo voy a meter... —Aseguro y su amigo dejo de forcejear, pero sin creer del todo sus palabras se mantuvo a la defensiva.

--Ikki no... –Exclamo el morocho al sentir el pesado cuerpo de Ikki sobre el suyo.

Ignorando el pedido de Seiya, el Phoenix acerco su pedazo hasta la intimidad del niño y con un débil contacto, el semen prisionero salió con fuerza ensuciando la entrepierna del Pegasus, quien se quedo boca arriba temblando del miedo.

--Tranquilo... Te dije que no iba a metértelo... No llores... No te lo metí... –Se quejo el peliazul sin comprender que su amigo lloraba por sentir entre sus piernas y en su agujero virgen ese liquido espeso.

El morocho lloraba de culpa, aquello había estado mal... Dos hombres, la sociedad les había inculcado, no podían hacer eso. Ikki también sintió algo parecido, sin saber como reaccionar, se puso de pie, se acomodo la ropa y se fue sin mas dejando a Seiya en aquel estado sobre la cama.

Sin dejar de llorar, el Pegasus se vistió y arrojo una de las sabanas sucias al suelo.

 

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Pasaron escasos días luego de ese fatídico día, bueno quizás no fue tan fatídico, pero para la mente de un niño de 13 años era algo que lo sobrepasaba. Ahora si necesitaba hablarlo con alguien o sino explotaría, ahora si necesitaba las palabras de su amigo Shiryu. Por supuesto que no le contaría lo que hacia con Ikki por las noches, pero le preguntaría hasta que punto dos amigos pueden hacer ciertas cosas.

El Pegasus, con la cabeza hecha un lío, busco sin éxito al Dragón por toda la Mansión, hasta en el cuarto de Shun quien le dijo que lo había visto hacia media hora caminando por el pasillo. El morocho siguió con su búsqueda hasta recordar el jardín de invierno, el único lugar que aun no había recorrido.

Cuando Seiya llego a dicho lugar se encontró con una escena que confundió aun mas sus ideas. Había encontrado a su amigo Shiryu, quizás no en la mejor de las situaciones, pues con su vientre apoyado en una mesa de mármol, de pie con sus pantalones bajos, Hyoga estaba detrás de él en las mismas condiciones aferrando su cintura y moviendo sus caderas introduciendo furtivamente su miembro, dando estocadas firmes y seguras.

El Pegasus en ese instante pudo ver en el rostro del Dragón una mueca de dolor, mientras que el rostro del Cisne era puro morbo y placer.

El morocho corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron hasta llegar a la Mansión y subir las escaleras, no paro hasta llegar a su cuarto y cerrar su puerta de manera violenta. Se arrojo en la cama y se echo a llorar cansado de toda la situación ¿Qué demonios estaba pasando?.

 

CAPITULO 3...

 

 

Seiya analizo los hechos: Si la gente hacia eso por algo debía ser... O sea, no era tan terrible tener sexo, por algo las personas lo hacían.

Una noche, en una de las tantas visitas nocturnas de Ikki, y de las cuales Seiya estaba acostumbrado, el Phoenix realizo una petición peculiar:

--Seiya... ¿Me dejarías masturbarme en tu trasero?...

--¿Para que?... –Pregunto el morocho un poco asustado separando la boca de su amigo de sus labios.

--Para acabar mejor... Dale, no seas malo... –Suplico el peliazul masturbando frenéticamente su miembro.

Como ya se encontraba desnudo, Seiya accedió al pedido de su amigo levantando una pierna y quedando a merced de Ikki... El pequeño tembló de pavor al sentir ese cálido pedazo de carne en su entrada.

--No me lo metas... –Le recordó el Pegasus con la voz cargada de terror.

--No... No te preocupes... –Tranquilizo el Phoenix tomando las caderas del morocho y refregando su pedazo en aquella intimidad.

Aquello iba a enloquecer al peliazul, con su pedazo atrapado entre los glúteos de ese niño, su leche salió abundante y con un olor mas fuerte de lo normal, soltó un gemido estrepitoso en el oído de Seiya y se coloco boca arriba.

Por primera vez el Pegasus no sintió asco al verse sucio con ese liquido, tampoco le agrado, fue algo que paso sin mas, por eso a partir de ese día era común que Ikki acabase entre sus nalgas.

 

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Poco a poco Ikki iba consiguiendo lo que quiso desde un principio, con sus quince años y las hormonas alteradas necesitaba penetrar con urgencia, pero supo que debía ir despacio con Seiya, pues no se dejaría tan fácilmente, además el Pegasus no era idiota y cuando, en esas acaloradas situaciones, notaba algo raro cambiaba rápidamente de posición evitando la penetración. Por eso el peliazul intentó convencerlo por otro lado cuando descubrió, gracias a un dialogo, que eran los sentimientos confusos lo que frenaba al morocho.

--Ikki... ¿Me quieres?... –Pregunto Seiya acostado en su cama con su amigo entre sus piernas.

--Si... Eres mi amigo... ¿Cómo no te voy a querer?... –Jadeo Ikki en el oído de su amigo mientras frotaba su miembro entre las nalgas de ese niño.

El Pegasus sonrió ante esa confesión y el Phoenix noto esa sonrisa. Cuando su semen salió dando a parar al agujero virgen del morocho, con su miembro aun endurecido intentó introducir un poco la punta.

La sonrisa en los labios de Seiya se borro cuando sintió ese pequeño tirón en su trasero, su rostro vario a uno de dolor mezclado con angustia.

--Ikki ¿Qué haces?... –Pregunto el Pegasus aterrado, pero el aludido no respondió y permaneció con sus ojos cerrados.

Un nuevo tirón y un grito ahogado por una mano firme y temblorosa, el morocho comenzó a sacudirse intentando en vano evitar lo que estaba ocurriendo, lo único que consiguió fue que ese pedazo se introdujera aun mas en su interior arrancándole verdaderas lagrimas de dolor... Aquello lo desgarro por completo, pues el peliazul no fue precisamente cuidadoso y paciente, por suerte que el semen arrojado segundos antes había lubricado un poco aquella entrada.

--Shs... Tranquilo... –Susurro Ikki sin dejar de moverse, su pedazo había llegado al fondo y aquello era la gloria, sintió un pequeño dolor por lo estrecho del conducto y un tirón de piel en su virgen pene, pero era sublimado con el placer de estar moviéndose adentro del pequeño.

El Phoenix no pudo con aquella mirada cargada de dolor, ni con esas lagrimas amargas de angustia, quitando la mano de aquella boca, llevo sus labios para besarlo, pero Seiya con enojo esquivo su cara.

--Seiya te quiero... Vamos... No seas así... Te quiero... Sino te comportas dejare de quererte... –Dijo el peliazul causando efecto, pues el Pegasus se quedo sumiso boca arriba y con las piernas abiertas dejando de forcejear.

En pocos minutos Ikki se descargo en el interior de su amigo. Seiya sintió un asco desconocido hasta ese momento ¡Dioses! Aquello fue horrible.

Desde ese día, a pesar de que al morocho no le gustaba ser penetrado, el Phoenix lograba convencerlo con palabras persuasivas o mejor dicho con amenazas... Y el Pegasus no quiso que su amigo lo dejare de querer.

 

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Shiryu no comprendió porque su amigo Seiya había dejado de hablarle, de echo no recordaba alguna pelea o discusión en el ultimo tiempo. Intento acercarse al Pegasus cuando este estaba leyendo una revista en el sillón y con una vaso de jugo en su mano:

--Seiya ¿Puedo hablar contigo?... –Pronuncio el Dragón de pie esperando una respuesta que llego con un gesto afirmativo de cabeza --¿He dicho o echo algo que te ofendió?...

--No Shiryu... ¿Por qué me lo preguntas?...

El pelilargo se sentó a su lado y con un semblante triste respondió:

--No se... Me da la sensación de que nos estamos distanciando... Como que cada uno esta en su mundo y eres mi amigo... No me gustaría perder lo que teníamos... Además, hace varios meses que estas raro... Y aunque paso tiempo de aquella vez, aun recuerdo que te encontré en el pasillo llorando...

--No me pasa nada Shiryu... –Interrumpió el morocho realizando una sonrisa y perdiendo su mirada a un punto muerto –Yo también te extraño... Pero parece que tu estas muy entretenido con Hyoga... –Aquello sonó como un reproche y lo fue.

--¿Eh? ¿Qué quisiste decir con eso?...

Seiya no respondió, sorprendiendo a su amigo se puso de pie y lo dejo completamente solo en aquella sala. El Pegasus aun no pudo olvidar lo que vio hacia casi tres meses en el jardín de invierno.

 

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La extraña relación que mantenían Ikki y Seiya siguió su curso, sin embargo el Pegasus era un mar de dudas y dilemas ¿Qué estaba pasando entre ellos dos?... Las palabras de Ikki se calaban profundo en su ser, lastimándolo como nunca nadie lo había herido:

"--Eres un marica de mierda... Sino te dejas le diré a todos lo mucho que te gusta tragarla...

--¿Cómo podría amar a un hombre? ¡Ja! Seiya, no sea ilógico, eres un pendejo...

--No me gustan los hombres... Te gozo porque eres fácil..."

Eran algunas de las tantas frases que golpeaban la mente del morocho arrancándole lagrimas de dolor por las noches... Tenia terror de que el Phoenix dejara de quererlo si a eso se le puede llamar querer, Seiya supo que en su interior, detrás de esa apariencia ruda se escondía la ternura, fueron pocas las veces que sintió la calidez del peliazul, pero el Pegasus estaba seguro de que tal vez podría enamorar a Ikki. Pero el Phoenix siempre se mantuvo firme en su postura hipócrita, el era hombre... Un hombre con todas las letras, no podía fijarse en otro ser de su mismo sexo, y si se acostaba con uno era tan solo para descargar tensiones y nada mas... Además ese niño infantil y caprichoso lo hacia rabiar al punto de volverlo loco. Pero solo tenia 15 años, no supo manejar sus emociones.

Así transcurrió casi un año, a veces Seiya conseguía eyacular masturbándose, pero casi siempre Ikki lo tomaba y lo dejaba sin preocuparse demasiado por su cuerpo y su placer... Sin embargo las visitas comenzaron a escasear y cuando el Pegasus descubrió los motivos exploto recriminándole:

--¡Seiya no grites! Te van a oír... –Se quejo el Phoenix entre dientes encerrado en el cuarto con ese niño.

--¡No me importa!... –Exclamo el morocho llorando de rabia --¡¿Por qué Ikki?! ¡¿Dime por que?!... –Exigió con la voz desgarrada.

--¡Hey! Pendejo... Que tu no eres mi dueño... Solo tenemos sexo... ¿Qué te crees? No eres nadie para que yo te rinda cuentas.

--¡No entiendo!... –Exclamo Seiya tapándose el rostro con sus manos --¡¿Qué hice mal?! ¡Acepte todas tus peticiones! ¡Accedí a todos tus pedidos! ¡Y aun así me haces esto!.

--No hagas un escándalo... ¡Dioses Seiya! ¿Ves que eres un pendejo? ¿Lo ves?...

--¡¿Desde cuando te acuestas con Hyoga?!

Desde que se deja hubiese respondido el peliazul, pero en cambio dijo:

--Desde algún tiempo...

--¿Te aburriste de mi?... –Pregunto el Pegasus sollozando.

--Tal vez... –Respondió Ikki tomando el pomo de la puerta con una mano para irse.

El morocho se desplomo en la cama llorando a mas no poder... Dioses... Y no podía distanciarse de él, no podía decirle que no... Nunca pudo... Ikki ejerció un poder sobre el que jamas nadie pudo ejercer. Pero en parte el Phoenix tuvo razón, pues ellos dos no eran nada y las cosas siguieron su curso... Ikki no solo disfrutaba del cuerpo de Seiya sino también de Hyoga, prestándole mas atención a su nuevo juguete.

 

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Con 14 años la vida de Seiya era un completo caos, Shiryu notó que su amigo no estaba atravesando por un buen momento y le apeno la distancia que se instalo en la relación ¿Cómo ayudarlo?... Una mañana en la que Shun había salido a entrenar con Hyoga e Ikki se encontraba encerrado en su cuarto, el Dragón aprovecho para ir en busca de su amigo.

El Pegasus dejo la revista de lado cuando escucho el ruido de la puerta, y dando permiso se sorprendió de ver a su pelilargo amigo en su cuarto.

--¿Qué necesitas Shiryu?... –Pregunto el morocho asombrado, en el último tiempo ellos dos habían hablado poco y nada.

--Saber como estas...

--Bien... –Respondió Seiya muy gestual.

--No te creo... –Sentencio Shiryu sentándose en la cama junto a su amigo y con su rostro serio –Seiya... Se que nos hemos distanciado mucho este ultimo tiempo pero... Creo que tengo derecho a saber porque estas enojado conmigo...

--No estoy enojado contigo... –Contradijo el Pegasus.

--Entonces ¿Qué te molesto de mi?... Aquella vez me reprochaste algo con respecto a Hyoga y sentí en ese momento que no estabas siendo sincero... –El Dragón se puso visiblemente nervioso.

--No... No fui sincero... –Admitió el morocho hundiendo su rostro entre sus rodillas aferradas.

--¿Tu... Tu que me quisiste decir?... –El pelilargo sospecho que su amigo había escuchado o visto algo, sin mas vueltas Seiya se sincero:

--Te vi... Una tarde... En el jardín de invierno con Hyoga... Y no se, supongo que me puse celoso...

--¿Celoso?... –Indago Shiryu curioso, y con vergüenza acotó ---¿Qué viste exactamente esa tarde?...

--Pues... Yo... No quise espiar... –Balbuceo el Pegasus nervioso escondiendo su mirada --¿Desde cuando hacen eso ustedes dos?...

--No lo se con exactitud... Desde algún tiempo... –El Dragón interpreto las palabras de su amigo.

--¿Y a ti?... ¿A ti... Te gusta hacer eso?... –Un sonrojo se instalo en la cara del morocho.

--Pues... No se... Supongo... No me gusta cuando me entra porque duele... –Shiryu vio como su amigo asintió reiteradas veces dando a entender que comprendió esa sensación –Pero cuando me toca a mi... Esta bueno... Es mejor hacerlo...

--¿Hyoga también se deja?... –Pregunto Seiya asombrado.

--Por supuesto... –Respondió el Dragón con tono obvio –Seria injusto... Si el no se dejaría yo tampoco...

En ese momento el Pegasus sintió una puntada en su pecho, fue como una daga directo a su corazón.

--¿Y ustedes son "algo"?...

--¿Algo?... Pues... Amigos, solo amigos... El esta interesado en Shun pero Ikki no les deja solos ni un segundo... –Respondió el pelilargo tragando saliva y sintiéndose incomodo --¿Era por eso que te distanciaste de mi?...

--Quizás... No lo se... Supongo que me confundió... Yo no te imaginaba haciendo esas cosas y fui en tu búsqueda para que me ayudaras con un problema y me asusto encontrarte en esa situación...

--¿Qué problema Seiya?...

--Deja... Ya no tiene importancia... –Respondió el morocho sin importancia recostándose en su cama. –Dime ¿Y le practicaste sexo oral a Hyoga?...

--Si... Un par de veces... Por suerte a él le gusta hacerlo así que me ahorra el mal "trago"...

--Por lo que veo mucho no te gusta... –Comento Seiya divertido –Te comprendo, al principio tampoco me gustaba...

--¡Tu!... –Exclamo Shiryu sorprendido --¡Tu también!...

--Si... ¿Qué tiene de malo?

--Nada... No tiene nada de malo... –Negó el Dragón con firmeza. --¿Y te gusta?... –Pregunto con la voz ronca.

--Si... Esta bueno... Se siente bien... –Una sonrisa se instalo en el rostro del Pegasus, una sonrisa morbosa.

--¿Y te gustaría? ¿Te gustaría?... –Le costaba al pelilargo hacer una petición semejante.

El morocho ahorro las palabras y agachándose hasta el miembro de su amigo lo libero de su encierro descubriendo que se encontraba endurecido por completo. Cuando se lo llevo a la boca Shiryu descubrió lo hábil que era el niño, si a Hyoga le gustaba hacerlo, lo de Seiya no tenía nombre...

--Mejor nos desnudamos... –Susurro el Pegasus y se desvistió rápidamente ante los ojos atónitos de su amigo.

El morocho se manejo con una naturalidad que asusto al Dragón, por eso cuando Seiya le dijo que se dejaba penetrar inquirió preocupado:

--Seiya ¿Tu ya lo has hecho?...

--Por supuesto... –Respondió con tranquilidad --¿Por qué me lo preguntas?... –Cuando termino de quitarse sus ropas continuo con las del pelilargo.

--Pues... Tienes 14 años recién cumplidos... ¿Desde cuando?... –A pesar de tener solo 15 años, Shiryu era consiente de que su amigo era aun muy pequeño para hacer esas cosas.

--Hace casi un año...

--¿Quién fue?... –Pregunto Shiryu con cierto enojo, quizás un depravado había abusado de él.

--Eso no importa... –Dijo el Pegasus introduciendo en su boca el miembro de su amigo.

--¡¡¡Ohh!!!.. Seiya... Espera... Me harás acabar... –El Dragón separo a su amante de su pedazo y agachándose llego al miembro enhiesto del morocho.

--¿Qué haces Shiryu?...

--¿Eh?... –Se descoloco el pelilargo --¿No quieres?...

--No hace falta... –Remarco Seiya asombrado –Si no te gusta... Yo no lo necesito...—Dijo recordando que a su amigo no le gustaba mucho hacer eso.

--¿No quieres acabar?... –Investigo Shiryu curioso.

--Métemela... Dale... Eres mi amigo y quiero darte algo de mi... –Dijo el Pegasus con felicidad, agradecido con el Dragón.

El morocho se abrió de piernas esperando la penetración, sin embargo el pelilargo lo situó de costado y con extrema paciencia apoyo la punta del glande en su entrada. Reconociendo que necesitaba lubricación tomo un pote de gel que había sobre la mesa de luz de su amigo y lubrico su pene con esa crema... Contrario a lo esperado, el gel era mas bien pegajoso.

Una vez preparado, tomo la pierna de Seiya y comenzó a empujar enterrando cada vez mas su pedazo. A diferencia de Ikki, Shiryu tenia su pedazo mas fino y largo, tan largo que lo sintió en el fondo de sus entrañas... Algo extraño, el Dragón tomo con su mano el pedazo de su amante de turno y lo masturbo... La primera vez desde que había comenzado a tener sexo que hacían eso con él, Seiya se sintió extraño... Especial, se sintió querido o por lo menos respetado... Su amigo estaba respetando su deseo.

El Pegasus acabo primero sintiéndose profundamente agradecido con el pelilargo, mientras que este se descargo con un gemido estrepitoso que llego a oídos de quien se encontraba al otro lado de la puerta: Ikki escapo de ese lugar volviendo rápidamente a su cuarto, había ido en busca de su niño sin sospechar algo semejante.

 

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El tiempo transcurrió en un ambiente cargado de sexo... Puras hormonas adolescentes... Aquellos jóvenes experimentaron con sus cuerpos reconociéndose entre ellos. También reinaba en dicho lugar la hipocresía, Saori ajena a todo se encontraba ocupada con la Orden del Santuario, sin embargo Ikki empezó a notar cierto distanciamiento con Seiya y el temor por perderlo lo invadió, sobre todo una tarde cuando discutieron realmente feo en el cuarto del Pegasus.

--¡Claro no!... –Concedió el Phoenix de manera sarcástica –¡Yo te enseño y ahora otro te goza!...

--Déjame de molestar Ikki... –Dijo el morocho cansado dándole la espalda, no supo como se había enterado de que se estaba acostando con Shiryu.

--¡No pendejo! ¡Me vas a escuchar!... –Exigió el peliazul jalándolo de un brazo y sacudiéndolo violentamente.

--¡Vete con Hyoga! ¡Ve! Seguro que te esta esperando de piernas abiertas... –Sentencio Seiya con la rabia en sus ojos.

Aquellas palabras enfurecieron a Ikki, con brusquedad lo arrojo a su cama y se situó sobre el evitando su huida.

--¡Ahora vas a ver!... –Exclamo el Phoenix preso de la furia y sin contemplaciones bajó los pantalones del Pegasus hasta donde era necesario para poder penetrarlo.

El morocho se sacudió evitando lo inevitable, y un forcejeo inútil dio comienzo. Motivado por el enojo del pequeño, el peliazul le gritaba sin importarle si alguien podía escuchar aquello:

--¡Pega como hombre marica! ¡Una mujer pega mas fuerte que tu! ¡Pégame!... –Desafiaba Ikki sin quitarse de encima de Seiya quien no se hizo rogar y le propino una trompada en la cara, luego otra y otra mas hasta que el Phoenix le respondió con una cachetada.

--¡Eres un infeliz! ¡Suéltame!... –Gritó el Pegasus al sentir el miembro erguido del Phoenix entre sus nalgas.

Como el pantalón dificultaba las cosas, el peliazul se deshizo de la prenda, ahora si podría penetrarlo con mas facilidad.

--¡¿Estas enojado pendejo?!... ¡¿Estas enojado?!... –Preguntó Ikki riendo de forma cínica, y era cierto, pues el morocho se sacudió con energía y con su rostro crispado por la bronca y la impotencia. --¡Te voy a hacer mi mujer, putito!... –Acotó de manera ofensiva apoyando la punta del glande en su acostumbrado orificio, comenzó a empujar cuando Seiya dijo algo que lo detuvo.

--¡Hazlo! ¡Hazlo como siempre lo haces!... –Pronuncio con lagrimas en sus ojos –Al fin y al cabo soy esto...

El Phoenix lo soltó confundido, pues una mirada extraña se pudo apreciar en los ojos aguados del morocho:

--Al fin y al cabo soy esto Ikki... –Susurro el pequeño aferrándose a las sabanas para ocultar su rostro, el peliazul solo se limito a escucharlo. –Eres un idiota... Si sabes que no me vas a perder...

Ikki se sentó en la cama y lanzando un suspiro de cansancio intentó hablar mientras Seiya buscaba su pantalón para ponérselo:

--Yo... Yo no quiero que me cambies por Shiryu... –Se sincero el Phoenix escondiendo su mirada, quiso decirle tantas cosas pero no se animaba, sin embargo Seiya lo conocía y supo interpretar sus miedos desde entrada.

--No te puedo cambiar Ikki... –Dijo el Pegasus conteniendo las lagrimas –En parte porque no quiero... Si no lo he hecho antes, no lo haré ahora...

--Yo se... Se que...

--Eres un bastardo... –Completo el morocho la frase y su amigo asintió, pero para sorpresa del peliazul Seiya acotó: --No, no lo eres... Solo estas confundido, al igual que yo... La diferencia es que lo tengo asumido...

--Seiya... Quizás tu no lo ves ahora... Pero hice muchas cosas que... –Ikki trago saliva intentando contenerse, había violado a su amigo cuando este solo tenia 13 años –Hice cosas que no tuve que haber echo...

--Yo no me arrepiento... –Aseguro el Pegasus observando a su hombre –Aunque me sentí confundido no me arrepiento de todo lo que me enseñaste...

El Phoenix observo a ese niño que tanto odiaba por momentos cuando se ponía caprichoso ¡Dioses! Le estaba dando las gracias después de todo el daño que le había echo.

--Seiya... No me molesta que tengas sexo con Shiryu o con Hyoga... O que te tires a medio Japón...

--Ya lo se... –Asintió el morocho incorporándose –Y te lo dije... Yo... Yo... –Le apenaba decir eso, pero tomando coraje se lo dijo: --Yo soy tuyo... –Fue un susurro –Te pertenezco... Me lo dijiste muchas veces y es cierto... Soy tu "propiedad"...

--No Seiya... No eres un objeto, no eres propiedad de nadie... Esas cosas te las dije solo porque... –Sin saber que decir el peliazul lanzo una risa nerviosa –No se porque dije esas cosas...

--Nunca te voy a dejar solo... –Adivino Seiya los temores de su adolescente amigo, y arrodillado a su costado intento acercarse a él.

Al escuchar esas palabras, Ikki fijo sus pupilas asombradas en la sonrisa de ese niño, algo en el se quebró... No quiso que Seiya lo cambiara por otro, no quiso quedarse solo.

--No sientas vergüenza... –Dijo el Pegasus tomándolo cálidamente entre sus brazos –No tiene nada de malo llorar... –Dijo cuando notó las lagrimas del Phoenix.

--Esto... Es difícil... –Susurro el peliazul controlando su voz.

--Se que no puedes amarme... –Pronuncio el morocho con dolor –Se que no puedes amar a un hombre... –Ikki se lo había dicho incontables veces –Pero puedo ser tu amigo... –Lanzo una risa y continuó –Se que precisamente no somos buenos amigo y que no te caigo muy bien que digamos... Pero voy a estar a tu lado, si me dejas...

--No soy un buen amigo... –Sentencio el Phoenix hundiendo su rostro en el pecho de Seiya.

--Si lo eres... Solo que tu no lo sabes... Pero déjame demostrarte que si lo eres... Ikki... –Dijo el Pegasus buscando el rostro de su hombre.

--No soy una buena persona... ¿Por qué Seiya? ¿Por qué me quieres? ¿Por qué me perdonas?... –Dioses con tan solo 16 años su corazón era un completo caos.

--Porque muchas veces pude notar al verdadero Ikki que se esconde en ti... Y eres bueno... Ese Ikki que yo conozco es dulce, cálido, protector... Rara vez se deja ver pero ese es el Ikki que yo quiero... –Dijo el morocho con una tímida sonrisa.

-¿Somos... Amigos?... –Pregunto el peliazul sintiéndose extremadamente extraño.

--Por supuesto... Siempre y cuando me trates un poco mejor... –Respondió Seiya con una mueca de disgusto.

--Prometo tratarte mejor... –Dijo Ikki sonriendo con sincera felicidad, pues su amigo lo había perdonado.

--¿Ves?... Este es el Ikki que yo quiero...

Automáticamente el Phoenix volvió a su papel y con cara de pocos amigos se puso rápidamente de pie para irse de ese cuarto... El Pegasus se echo a reír al ver ese comportamiento nervioso en su amigo.

Desde ese día poco a poco los sentimientos y las ideas fueron aclarándose, si bien Ikki continuo con su papel hipócrita de hombre heterosexual aprendió a respetar los sentimientos de su amigo, en parte la edad tuvo mucho que ver con sus actitudes, costó asimilar las cosas.

Ikki no era precisamente dulce o romántico, ni tampoco tenia gestos propios de un hombre enamorado... Pero para Seiya eso era mejor, ya que cuando ese Ikki se asomaba solía ser mas cálido y dulce de lo normal... Eran esporádicas las veces pero le fascinaba esa faceta desconocida del Phoenix... Era su tesoro, solo él lo conocía y así lo amaba, en secreto claro... ¿Para que confesarle algo así, si el peliazul no podía amar a un hombre?. Para el Pegasus era suficiente con tenerlo cerca, aunque como amigo ambos dejaban mucho que desear... Entre que uno era terco y obstinado, el otro explotaba con facilidad... ¡Madre mía cuando discutían! Otra que la Guerra de Troya.

 

*Fin Flash Back*

 

Seiya se acurruco mas sobre el pecho de su hombre, supo que Ikki estaba acostumbrado a las temperaturas cálidas por eso cambiando de roles, lo estrecho entre sus brazos frotándolo con fuerza para hacerle entrar en calor:

--G-r-a-c-i-a-s... –Tiritó el Phoenix de frío.

--¿Quieres entrar?... –Pregunto el Pegasus divertido e iba a acotar algo pero el peliazul se le adelanto.

--Si... Adentro de ti... –Intento que su voz fuera provocativa pero la temperatura entrecortó sus palabras.

--Degenerado... –Dijo el morocho con falso reproche sonriendo –Deja de hacerte el sensual que no te sale...

--Es que el frío me inhibe... —Se excuso Ikki intentando sonreír. –Y sabes que yo vivo caliente...

Seiya rompió a reír con fuerza al ver el esfuerzo que su hombre hacia para controlar el frío de su cuerpo.

--¿Quieres que te haga entrar en calor?... –Pregunto el Pegasus con una mirada libidinosa y acurrucándose nuevamente en el pecho del Phoenix espero la respuesta.

--¡Oh Si!... –Dijo el peliazul motivado y con un montón de imágenes perversas en su mente.

--Bueno... Espérame... –Dijo el morocho divertido y cuando volvió con una frazada, Ikki comprendió la broma.

--Eres malo... –Sentencio el Phoenix intentando parecer enojado con la situación pero su sonrisa lo delato.

--¡Hay pobre Ikki, pobre!... –Se burlo Seiya tomando entre sus manos el rostro de su hombre, para luego sentarse a su lado y taparse.

--Mocoso... Ya vas a ver...

--¡¿Qué me vas a hacer?!... –Desafió el Pegasus divertido --¿Me vas a violar? ¿Eh?... Otra vez... –Finalizo con una amplia sonrisa, pero eso fue un error.

--Seiya...

--Lo siento... Por favor lo siento... –Se disculpo el morocho con profunda culpa y abrazó a su koibito para que no se vaya.

--No digas eso...

--Hay Ikki... –Se quejo Seiya –Haces demasiado escándalo al respecto... Y ya paso mucho tiempo de eso...

--Si, pero yo no me olvido... Y me duele cuando acotas algo así... Se que es solo una broma pero... Me recuerda... Eso...

--Yo tendría que enojarme, no tu... – Argumento el Pegasus levantando su vista –Y yo no me arrepiento de lo que paso...

--Yo no me puedo perdonar... No aun... –Dijo Ikki con profundo pesar.

--No te mortifiques... –Pidió el morocho con sus ojos tristes –Yo agradezco todo lo que paso... Pues te conocí de otra forma, de esta forma... —Dijo refiriéndose al momento que estaban pasando juntos --Ikki, éramos muy chicos, no sabíamos lo que hacíamos...

--Eso no justifica... Mis actos...

--¿Sabes que?... –Dijo Seiya al ver que seria en vano convencer a su hombre –¿Por que no intentas reivindicarte en este momento?... –Luego de decir esto con una mirada pícara, se sentó sobre él y comenzó a besar sus labios con pasión.

--Bueno... –Concedió el Phoenix –Pero déjame "reivindicarme" adentro porque con el frío el "amigo" se inhibe...

Riendo por la ocurrencia, el Pegasus se puso de pie y se encamino con su hombre rumbo al cuarto, en donde una cama de dos plazas perfectamente tendida tentaba a desarmarla y destrozarla.

Y así fue, no solo Ikki se "reivindico" por sus actos, sino que con el tiempo los había enmendado, Seiya siempre quiso hacerle entender eso, pero siempre fue en vano. Y ese recuerdo que atormentaba a uno, motivaba a otro... Pues el Pegasus tuvo que luchar y aun seguía luchando contra todos los fantasmas de su amigo, atravesaron por muchas pruebas para descubrir que entre ellos había nacido el amor, pasaron por muchas cosas antes de poder asumir lo que sentían por otro hombre, y pasaron muchos amantes... O tal vez no muchos, pero gracias a ciertas personas ellos pudieron ser francos con sus sentimientos... Pero esa es otra historia...

 

nnn FIN nnn

 

Gracias por leer, esta ha sido solo la primera parte a pesar de que dice "fin" (¡¿Qué?! ¡¿Hay mas?!... Se preguntaran todos, y si, hay mas *_*). Sé que la narración no es muy buena, pero espero puedan comprenderme, estos días he estado muy cansada y me costo concentrarme.

 

¡ROSAS! http://miarroba.com/foros/ver.php?id=856757

 

5 de diciembre de 2005 (Un año de soledad *_*)

 

exclamaciondeathena@hotmail.com

 

 


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