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Just Friends por Riolu

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Notas del capitulo:

hola, aqui nuevamente L.O. con un nuevo one-shot, aburrido en la U con una amiga yaoista que quiero mucho y me agrada le decidi crear un regalo aunque luego me regaño por el final XD, en cuanto a Riolu el esta algo ocupadito con la U, pero dijo que cuando pudiera subiria su nueva serie, ojala le vaya bien nyan y aqui nosotros para animarlo :3

 

 

Amanecer, ocaso, noche, son las etapas de todos los días, pero la más encantadora podría ser la última, pues son oscuras y misteriosas, son el escenario en que muchos eventos al igual que diversos relatos son ocultados, solo la luz que proporciona la luna en las escenas es la espectadora de todas, aun cuando no lo sepamos, ella contempla en silencio todos los actos de nuestras vidas, la escena principal que esta noche contemplaba es la de unos amantes, observaba como el cuerpo de uno se mueve rítmicamente sobre otro, los gemidos, los gruñidos y las expresiones de placer que hacen en silencio durante aquel acto carnal llamado sexo, el momento en que sus pieles chocan, los labios de uno se unen al otro en una muestra de afecto y las respiraciones aceleradas solo se detienen al momento en que el éxtasis es tal que ambos llegan al placentero momento denominado orgasmo, dejando leves marcas en el cuerpo del otro, unas leves palabras de amor por el otro y en que el ardor solo se queda en sus miradas, cualquiera diría que es una escena sucia o romántica, que son una pareja haciendo algo normal en una relación, pero tristemente aquella escena siempre terminaba en aquel instante, pues son dos personas que no deberían hacer aquel acto de unión, pues ambos son unos pecadores ante muchos, son dos hombres que acaban de compartir una misma cama, ambos con los ojos de un azul como el cielo o el mar, sus cabellos los llegaban a diferenciar gracias a la tenue luz de la luna, un castaño tirado en la cama, agitado por el acto observaba como tristemente su compañero de cabellos rubios se había alejado de su lado para levantarse en busca de su ropa.


-Roxas, ¿no puedes quedarte más?-cuestiono el castaño agarrando suavemente su mano con la suya-aun no estoy cansado, además dijiste que llegarías tarde-pidió coquetamente besando suavemente el dorso de la mano de su amante, una invitación de que no deseaba que la noche terminara, una leve carcajada salió del otro, le encantaba aquella actitud tan picara, cuando imploraba por mas, sin embargo el tiempo avanzaba en su mente, solo se volteo para besar la frente del otro suavemente y seguir con su acción.


-No Sora, ya sabes que me harán preguntas de donde estuve-niega con una calma, una tan fría que sin pretenderlo rompía las esperanzas de su amante, este bajo la mirada pues sabía que el debía irse a su hogar, con su familia, a diferencia del castaño que poseía su propio apartamento y por ello no lidiaba con presiones familiares, sin embargo aquello solo le otorgaba un brillo de tristeza en su mirada, pues la compañía del rubio había sido la razón para suplicar por meses el poder vivir solo.


-¿Vendrás el viernes?-cuestiono apenas observo que había terminado de vestirse, este sin dar respuesta se alejó a la puerta del hogar siendo detenido por el castaño-¿lo harás?-volvió a preguntar al haberse levantado para que lo observara, no se había molestado en cubrir su desnudes, después de todo ha observado su cuerpo al natural tantas veces que llega a resultarle normal.



-Claro, nos vemos Sora-se despide tomando el resto de sus pertenencias para poder alejarse de aquel hogar, aun cuando lo observaba partir, aun cuando veía como se alejaba de su lado el castaño no dejaba de vigilar aquel pasillo, esperando que de algún modo diera media vuelta para quedarse con él lo que quedaba de la noche, que regresara al menos para darle un último beso o decir una palabra cariñosa, "eres especial", "te quiero", "te necesito", todas aquellas palabras que decía en los momentos de lujuria pero nunca fuera de estos, al igual que en otras noches no ocurrió nada y el frio de la noche recorrió su cuerpo obligándolo a cerrar la puerta, cabizbajo se encaminaba de regreso a su habitación, tirándose en la cama no se molestó siquiera en bañarse, pues lo único que le quedaba de él era su fragancia, la cual estaba impregnada en su cuerpo y en las sabanas, lentamente respiraba el dulce aroma, imaginaba que estaba a su lado, abrazándolo, amándolo, haciendo que lo observara para luego besarlo, cuando creyó que sus labios estaban por tocarse fue que abrió sus ojos para abofetearse a sí mismo, para poder salir de sus fantasías, de sus tontas ilusiones y con ello intentar controlarse pues sus ojos habían amenazado con soltar lágrimas, unas de rabia, de dolor y por lo que acababa de imaginar, pues sabía que era un error lo que pensaba pero la opresión en su pecho lo había obligado a ello, a creer que estaba a su lado cuando en realidad estaba solo.


-¿Cómo me pude enamorar de ti?-susurro al aire para que el silencio del hogar ahogara sus llantos, estaba en una de esas pocas ocasiones que agradecía vivir solo, agradecía estar en aquellas tinieblas pues las lágrimas no eran vistas en aquel solitario lugar lleno por la oscuridad, agradecía que fuera de noche pues podía gritar, arrojar cosas, hacer una pataleta y nadie lo vería u oiría, porque solo así podía mostrar lo que le provocaba ese sentimiento, pues lastimosamente lo sabía, ese sentimiento no tenía futuro alguno, lo sabía aun con sus 20 años, no había una vida feliz para la gente como el, a la que le gusta su mismo sexo y que era un mal visto social, no podía quejarse, sabía que no tenía derecho pues fue el quien decidió dar el primer paso.



Abrazo su almohada, su habitación estaba destrozada y la ventana abierta, alzo su mirada para ver a su única compañía nocturna, la hermosa luna que con su luz iluminaba su rostro, aquello lo hizo recordar cuando comenzó ese juego que para él era una tortura mental, fue aquella vez, a los 16 años que ambos al quedarse a solas en la casa del rubio decidieron experimentar su sexualidad, él se había entregado, él lo deseaba dentro de su ser, unido al por algo más que besos y caricias que aquella noche nunca podría olvidar, porque a la mañana siguiente había descubierto que le atraían los hombres mientras que el decía ser bisexual, aquello iba bien hasta ese punto, ambos estaban bien aun con esa experiencia, al menos hasta que el castaño desesperado lo llamo una noche a su hogar, lanzándose sobre él, pidiendo que volvieran a hacerlo pues extrañaba su afecto, aquellos besos que hacían su espalda temblar por los escalofríos, los espasmo ante sus embestidas y como decía quererlo al final del acto, pero ya iban 4 años de lo mismo y no podían continuar, lo sabía, muy dentro de él, porque para él era....el castaño solamente era....





-Eres su puta-cruelmente dijo en cara su más cercana amiga, la mañana había llegado y el castaño sin poder dormir le había pedido ir a un café al día siguiente-perdóname Sora, pero eso es lo que eres-gruño enfadada bebiendo su taza de café, aun así una mirada de comprensión y piedad se mostraba en su rostro por todo lo que había oído.


-Lo sé....pero de algún modo así me siento amado por el-intentaba excusarse apenado moviendo inocentemente su cuchara sobre el helado que comía-pienso que un día me dirá que tengamos una relación, o me invitara a algún lado....como antes-susurraba sin poder recordar cuando fue la última vez que ambos se habían juntado para algo que no fuera sexo o probar una nueva posición en aquel tema.



-Ah claro, que te lleve a algún lugar y te lo meta frente a muchos, gran idea-bufo descaradamente pero bastando para que el otro se alterara y vigilara su alrededor esperando que nadie la hubiera escuchado-Sora no puedes seguir así, está destruyendo tu vida y lo sabes, ya ni siquiera tienes amigos, y eso que eres el tipo más agradable del mundo-suspiraba ella tomando su mano intentando que el castaño recordara como solía ser el alma de las fiestas-quizás necesitas darte un tiempo para amarte a ti mismo, porque créeme.....él no te quiere-susurro siendo su mano apartada de un manotazo por la de él.


-Siempre me lo dice, me besa, me acaricia diciendo..... ¡Roxas si me quiere!-gritaba alterado por negarse a aquella verdad que era tan obvia.


-¿Te lo ha dicho con las hormonas calmadas?-cuestiono ocasionando que el ánimo del castaño descendiera-¿te ha dado un regalo?, ¿un gesto?, ¿algo que lo demuestre?-preguntaba ella y el otro tapaba sus oídos intentando eludirlas, siendo más una tortura que una ayuda, no quería escucharlas porque todas tenían la misma respuesta, no, un rotundo no a todas esas palabras, vio como ella se había levantando para estar a su lado y enseñarle su celular-son Roxas y su amiga, al menos por ahora-dijo mostrando una página social, tomo el aparato en sus manos, a cada imagen que pasaba una flecha atravesaba su corazón, se veían felices, se veían uno al otro con algo que el sabia identificar, pues era el modo en que solía observar al rubio a cada momento, aun en aquella oscuridad esperaba que su mirada de amor le llegara, que descubriera sus sentimientos pero nunca fue así, y ahora saber que el tenia a una persona para darle esa mirada fue la llamada a terminar con ello.


-.... ¿Qué debo hacer?-pregunto elevando su mirada de la cual caían lágrimas de dolor, su corazón estaba roto y muy a su pesar sabía que debía seguir adelante-¿cómo puedo superarlo?-le cuestiono tomándola de los hombros y sacudiéndola levemente, mostrando que estaba desesperado y adolorido por lo que ella le había mostrado.



-No lo vuelvas a ver-respondió fríamente deteniendo las sacudidas, aquellas palabras resonaban en la mente del castaño, destrozando su mundo pues este giraba alrededor.....de su amor no correspondido.


********************************************************


Los días pueden ser crueles, cada amanecer, cada atardecer y cada noche puede ser una tortura que pareciera uno creer que existen únicamente para irritarlo, que se burlaran de su sufrimiento y las horas parecían eternas, ya era viernes, el castaño permanecía observando la puerta de su apartamento fijamente, al igual que un perro fiel en espera de su amo, el mismo lo sabía, que estaba pareciendo su mascota, que esperaba el momento de que se abriera para solo saltar sobre él y lamer su mejilla, trataba de ser firme, permanecer decidido a que no ocurriría esa noche, en las sombras podía sentirse a salvo, a que no descubriría sus sentimientos al igual que en otras noches, pero por más que se convencía a sí mismo una parte de él estaba nervioso, porque pronto llegaría aquella hora de la noche donde tocarían a su puerta, donde su amante vendría en busca de su cuerpo y donde el sabia debía poner un alto aunque su cuerpo lo deseara.



-Dingo-Dong-el timbre sonó pero él ya estaba frente a la puerta, tomo la perilla y su mano temblaba, sabia debía ser fuerte para no echar a la basura lo que su amiga había intentado hacer por él, como la única amiga que le quedaba.


-Ya te tardabas, estaba por irme-decía con burla el rubio frente a él con una sonrisa coqueta, el mismo modo de saludar cuando venía con las intenciones de sexo, pero por esta vez no le respondió con aquella sonrisa, sino con una expresión neutra.



-Lo siento, hoy no me siento bien-dijo intentando mantener aquella expresión aunque sus mejillas estuvieran por enrojecer al ver que se había arreglado más de lo que hacía en otros casos.


-Oh, bueno, no tenemos que hacerlo necesariamente-susurro algo decepcionado por aquello-bueno ya estoy aquí, ¿qué tal unos videojuegos?, ¿o una película?, seguro eso te hará sentir mejor-proponía volviendo a sonreír empujando la puerta con la intensión de entrar pero el castaño detuvo su avance con una de sus manos borrando aquella sonrisa.


-No me siento bien, creo que debo descansar así que-intento cerrarle en cara pero este interpuso su brazo impidiéndolo.


-..... ¿Estas con otro?-cuestiono ahora observándole de un modo serio dejando en claro que aquella idea no le agradaría en nada.


-¿Crees que soy una puta?-gruño el castaño intentando mostrarse ofendido.


-Entonces déjame entrar, déjame ver que no hay nadie más-le exigió sonando cada vez más enfadado empujando la puerta, el castaño entonces sintió un escalofrió producto del miedo, soltando un suspiro no tuvo más opción que dejarle entrar y registrar su casa, cada centímetro de esta sin encontrar nada.



-¿Feliz?-pregunto al ver como este miraba frustrado como se había equivocado-Roxas vete de aquí, en verdad no me siento bien-le pidió sabiendo que le quedaba poca voluntad antes de romperse y entregarse como su cuerpo y corazón le pedían.


-…Está bien-accedió bajando su mirada y avanzando a la salida, al pasar por el lado del castaño se quedó observándolo unos instantes-Somos amigos ¿verdad?-cuestiono el mientras sus ojos parecían irradiar una esperanza de un sentimiento identificable para el otro.


-Somos.....amigos-afirmo con un gran pesar en sus palabras, uno que no pasó desapercibido por el otro que dejo el lugar sin insistir más, apenas la puerta se había cerrado Sora se dejó caer al suelo, de algún modo lo había logrado, había soportado la tentación, el deseo que recorría su cuerpo de entregarse a él en espera de aquel afecto, pero aun así se sentía mal, aquella palabra siempre lo hería y por más que lo intentara no era la excepción, "amigos", aquello no era lo que deseaba, aquello era lo que lo destrozaba pero sabía era lo único que podrían llegar a ser, aun cuando se proponía a superarlo no podía evitar sumirse en la oscuridad para llorar su nombre, todo sin saber que al otro lado de la puerta su amado lo escuchaba sintiendo por primera vez un dolor en su pecho al saber lo que sentía su amigo, sin decir nada se retiró y aquella noche ninguno pudo evitar pensar en el otro.



Desde aquel día todos los siguientes fueron dolorosos, sin embargo no parecía tener motivo para serlos, con ayuda de su amiga había vuelto a ser sociable, su solicitud para la universidad había sido aceptada, había conocido a dos personas que pudo llamar amigos y se sentía cómodo al lado de ellos, incluso había salido en privado con uno de ellos y realmente lo había disfrutado, pero aun con esos días que solo proclamaban buenas noticias él no era feliz. Nada de eso le importaba pues no sentía el amor de quien el deseaba, de aquel rubio que ansiaba volver a ver, desde aquel día no se había vuelto a mostrar por su hogar, tampoco había recibido alguna llamada y muy a su pesar lo supo, como había cerrado sus piernas ante el ya no había motivo para que lo quisiera volver a ver, en las noches no podía evitar quedarse en su sala, como aquel perro fiel que esperaba que sonara el timbre, en que apenas se abriera la puerta se abalanzaría sobre él, pero conforme las horas de las noches siguientes pasaban en vano él sabía que ya no podía mas, en aquella oscuridad comenzó a beber y a beber, ahogando sus últimas penas, ahogando lo que quedaba de sus sentimientos por el en la bebida hasta el punto de olvidar cual era el motivo por el cual estaba borracho, un sufrimiento que permaneció por mucho tiempo y por varias noches más.


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-Te lo digo enserio, debes dejarlo-le decía su amiga viendo preocupada como el castaño llevaba una licorera en una bolsa para dar leves tragos de vez en cuando, ya las noches no eran suficiente para ahogar su tristeza, aun cuando se rodeaba de la luz que le ofrecían otras personas no encontraba la que llenaba aquel vacío en su corazón, uno que nada más que la bebida llegaba a llenar por unos leves momentos-.....ya se, un helado siempre te anima, iré por unos-le propuso dejándolo en mitad del centro comercial para comenzar a correr en busca de un puesto de helados, dando un suspiro avanzo hasta unos asientos sabiendo que lo encontraría fácilmente, veía la licorera escondida, deseaba tragar todo aquel néctar pero algo le decía que no debía hacerlo más, era su cerebro intentando salvarlo de arruinar su vida, decidiendo oírlo por primera vez la arrojo a la basura, cerró sus ojos y solo pedía volver a sentir aquellas emociones que solo una persona le había provocado, pero esa ahora ya no se molestaba en contactarlo o buscarlo, se había alejado de el sin decirle nada, algo no propio pues ellos eran "amigos".


-Debo olvidarlo-se dijo a si mismo alzando la mirada hacia el techo, no podía estar así para siempre, no quería estar así para siempre, tenía su propia vida y tenía que hacerla funcionar, aunque sentía que en cualquier instante se rompería y lloraría por la tristeza era algo que debía afrontar y superar-pero.....¿como si lo amo tanto?-se cuestionó abrazándose a sí mismo sin poder tener respuesta ante aquella pregunta que atormentaba su mente, una vibración sonó en su celular, apenas vio de quien era su mano comenzó a temblar.

 

 

-“Voltéate a verme”-aquellas palabras en el mensaje solo le daban un sentimiento de temor, aun cuando fuera algo digital era casi como si sintiera una rabia en cada letra y su mirada comenzó a buscarlo, cerca de el en un café, el rubio junto a una chica bastante atractiva, ella hablaba animadamente pero sentía como esos ojos azules únicamente estaban enfocados en su persona comenzando a despertar sus sentimientos hacia él, vio como sacaba su celular y una vibración fue la alerta de un nuevo mensaje-“Espérame en el baño, ahora”-siendo más una orden que una petición, mordió su labio inferior al sentir que estaba temblando, rezaba que esto solo fuera una mala broma del alcohol, que estaba dormido o que llegara su compañera en cualquier instante para detenerlo, pues había comenzado a caminar hacia los baños del centro comercial, recordaba las palabras de su amiga, sabía que quedaría como un cualquiera si se dejaba , pero aun así sus piernas no se resistieron, al entrar al lugar que estaba vacío se apoyó contra la pared, ¿dónde estaba su razón para decirle que estaba rindiéndose nuevamente?, fácil, estaba muerta, estaba siendo asesinada por sus sentimientos que se desbordaban a cada minuto que llegaba avanzar, sintió como la puerta se abría, observo como el otro cerraba el lugar con cerrojo  para darles privacidad, creyó que le diría unas palabras, un saludo, pero lo único que recibió fue un golpe en su mejilla de su parte.



-Entonces si tenías a alguien, solo que no esperaba que fuera una chica-gruñía el rubio mientras un brillo de rabia se reflejaba en sus ojos, uno que asustaba al castaño que tocaba su mejilla sin creer que fuera el quien lo había golpeado, fue en ese descuido que se dejó aprisionar contra la pared por el otro sin dejarle una escapatoria o defensa por como había aprisionado sus manos con una de las suyas-entonces, ¿qué me dirás ahora?, ¿qué te gustan las chicas?, porque esa no me la creo, ¿qué es tu amiga?, entonces no me habrías rechazado antes-decía cada vez más furioso mientras el castaño cerraba sus ojos para no ver aquella expresión que no deseaba en el-se supone que somos amigos, ¿cómo me pudiste dejarme de lado por esa tonta?-dijo finalmente sin saber que con aquellas palabras el roto corazón del castaño se había hecho polvo, pues tenía un leve destello de esperanza que aquella actitud fueran celos, que demostrada que le importaba lo suficiente para sentirlos, que al menos ello era una rabieta por perder contacto con él porque lo extrañaba como algo más, pero nuevamente había ocurrido esa palaba .


-"Sonríe.....sonríe como siempre"-se decía a sí mismo, debía colocar aquella falsa expresión que siempre adoptaba cuando oía esa palabra-tienes razón....creo que estuvo mal, total somos amigos-decía el intentando formar una sonrisa forzada-mejores….amigos-decía notando como su propia voz estaba rompiéndose.



-Sora-su tono ahora había cambiado, se separó de él viendo preocupado como en lugar de una sonrisa lagrimas resbalaban por las mejillas del castaño-no llores, no quise decir….no quería….lo siento-intentaba disculparse acercándose a él con la intensión de abrazarlo, de ser un consuelo para él pues sabía que no lo rechazaría-es solo que….solo que-intentaba decirle rodeándolo con sus brazos dudoso de decir aquella palabra,

 


-Solo que somos amigos-susurro robándole las palabras de la boca para verlo a los ojos, se impulsó un poco y sus labios se tocaron, un tacto leve que fue roto por el otro que se separó dando un paso hacia atrás-y es por eso que no puedo seguir en este juego, en que únicamente soy una entretención para ti......en que yo soy......en que yo soy el único que espera sentir de verdad algo de amor-lloraba suavemente sin siquiera poder alzar su voz, se había rendido, debía decirlo y esperaba una reacción con ello pero esta nunca ocurrió, no pudo apreciar alguna expresión en el por más que esperaba-ya entiendo….lo sabias y aun así seguiste haciéndolo…..debo ser un muy buen chiste para ti-se reía intentando que con ello el dolor en su pecho llegara a desaparecer pero sus ojos se habían irritador por el llanto que agradecía solamente el viera,

 


-….Lo sabía, pero no por eso seguí haciéndolo contigo-le negó el rubio desviando su mirada sin poder confrontarlo cara a cara-intente alejarme también, lo hice porque sé cuánto daño te hago, pero el solo verte con alguien más, que estés sonriendo o durmiendo con otra persona…me duele, me duele porque siento lo mismo que tu….me duele porque no puede existir algo entre nosotros-le decía apretando sus puños con rabia por solo ver el llanto en su compañero, peor aún pues había sido el causante de este e incluso podía llegar a sentir el dolor que lo desbordaba-somos hombres Sora, conocemos a nuestras familias y esto es un rechazo, un rechazo ante la sociedad, ante todos los que conocemos….para esta relación no hay un futuro, y nunca lo podrá haber-decía intentando sonar como alguien sin sentimientos pero aquello era inútil, él también se estaba quebrando por ya no escuchar una palabra del otro, dio un paso hacia el castaño, dio otro pues pretendía abrazarlo en busca de consuelo pero solo encontró como le daba la espalda.

 

 

-Entonces es así….solo es así-susurraba el castaño sin dejar que alguna lagrima volviera a caer, no lo valía, lo sabía ahora, él no se arriesgaría por él, no lo consideraba tan importante como para dar ese salto, para hacerlo feliz, para demostrarle que cada palabra suya era verdad, pero no funcionaria, lo sabía porque ya no podía sentir más que un dolor, se limpió las lágrimas que aun caían por su rostro, respiro profundo y avanzo hacia la puerta para quitarle el seguro, no tenía nada más que hacer en aquel lugar.



-Te amo-confeso el rubio viendo impotente como el castaño se negaba a verlos a los ojos-te amo....te amo más que a nadie en mi vida-le decía mientras su voz comenzaba a romperse por como lo había pasado de lado sin siquiera molestarse en observarlo, en siquiera observar como sus ojos mostraban su debilidad y sus sentimientos.


-.....No te creo-le negó ya sin poder confiar más en el-no puedo, porque tú ya lo dijiste, nuestra relación no tiene futuro-se rio suavemente para salir de aquel lugar dejando en soledad a su amado, le dolía, quería creerle pero aquellas palabras lo habían hecho entender que el mundo para las personas como el nunca seria de un rosa tranquilo, seria gris, viviendo una mentira sin ningún futuro, sin ningún apoyo de alguna familia o de la sociedad en que vivía, le dolía, sus ojos no dejaban de soltar amargas lágrimas pero sabía que debía darle la espalda, pues ya no podía verlo a la cara sabiendo lo que Vivian ambos, no espero a su amiga, no se molestó en avisarle a nadie y comenzó a vagar por la ciudad intentando escapar de aquel dolor, con el día pasando a un ritmo lento, a un paso que no importaba cuantas veces lo pensaba no podía seguir diciéndose a sí mismo que era un tonto, porque su corazón palpitaba de esperanza al escuchar ese te amo, de que hubiera una salida pero ello era inútil, él lo había dicho y muy a su pesar tenia razón, si sus familias se enteraban serían unos rechazados, unas parias, algo repulsivo que intentarían alejar de sus vidas, ¿Cómo sobreviviría?, no se vive de amor nada más, no se vive únicamente de ilusiones, alzo la vista al cielo, ahora veía el mundo como era, de un gris intenso, de tal modo que era imposible ver un rayo de esperanza o de ilusión, debía vivir en el mundo real, y lamentablemente ya sabía que decisión tomar.


Tras unas cuantas vueltas cuestionándose su existencia no pudo hacer más que ir a su hogar, si la luna fuera algo vivo lloraría por la escena que se desarrollaba ante su brillo, como aquel castaño caminaba casi arrastrando sus pies a un hogar vacío, un lugar donde nadie lo estaría esperando. Ahí parado frente a esa puerta estaba, por más que buscaba sus llaves en los bolsillos no las podía encontrar, las había perdido y un sentimiento de torpeza llenaba su cabeza, apoyó la mano en la manilla, la giro pensando que sería inútil pero grande fue su sorpresa al ver que giraba para abrirse, pensó que habían entrado a robar pero la cerradura no se veía forzada, dio unos pasos para entrar a la sala y enseguida supo lo que ocurría, más que nada al identificar aquella figura sentada en el sofá, rodeado de penumbras pero no para sus ojos, no estaba impresionado de verlo ahí, más bien sabía que su amado estaría ahí.



-Me preguntaba cuanto más te tardarías, me preocupaba no tenerte esta noche-decía Roxas sin dignarse a mirarlo a su cara, la botella de alcohol vacía resbalo de su mano para caer al suelo, observaba al castaño que no se había molestado en encender las luces, agradecía ello pues muy dentro de su corazón sabía que solo le hacía daño, sabía que tras aquellas palabras debía haberlo dejado pero otra parte se negaba a dejarlo ir, no como la persona que se abría de piernas para él, sino como el único que podía hacerlo sentir como alguien deseado, se incorporó lentamente del sofá, el castaño sin soltar alguna palabra cerró la puerta principal, podía verlo moverse entre la oscuridad, al ver como se deshacía de su camisa dejando su torso desnudo pudo tener una idea de que ocurriría-.....te resistirás?-cuestiono el rubio estando frente a él a una distancia que sus alientos parecían chocar.



-¿Cuál es el punto?.....ambos lo deseamos, por diferentes razones pero ambos nos deseamos-le dijo con un tono que no expresaba emoción alguna, sabiendo que no tenía sentido seguir en aquella guerra donde él sabía que perdería una y otra vez, el castaño sin importarle donde estaba se quitaba sus prendas una a una hasta estar desnudo frente a él, expuesto y de piernas abiertas como sabía que el rubio lo deseaba únicamente, solo de ese modo podía llegar a hacerlo desearle como algo, aunque fuera como un objeto para descargar sus impulsos sexuales, sintió sus manos acariciar su cadera, las suyas se enredaron en el cuello del otro y sus labios hicieron contacto, un beso que únicamente parecía querer un deseo carnal de parte de Roxas mientras que por Sora ese beso intentaba transmitirle su amor sin ser recibido, únicamente un sentimiento estaba compartido en aquel beso, angustia-.....quédate esta noche-fue su única súplica en medio de aquella oscuridad en que ambos estaban sumergidos, una oscuridad que ocultaba cada acción que ocurriría entre ellos, incluso las lágrimas que resbalaban por el rostro de ambos, unas lágrimas de tristeza al saber que solo estaban lastimándose a sí mismos y al otro con ello.

 


La mañana llego, la oscuridad se retiró para mostrar la escena tras el acto que había ocurrido en ella......el amanecer nunca fue más odiado por el castaño, pues su rubio no se quedó a su lado.....sabia en su corazón que nunca lo haría.

Notas finales:

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