Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Encanto por neblinadesol

[Reviews - 56]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es un NaruSasu, pero de esos bien extremos narusasus :3

AU, Fantasia, y lo que se me ocurra XD,  el comienzo,  el comienzo es asi,  jeje

 

Notas del capitulo:

¡¡Buenas!!, hoy 18/4/2015 (recordatorio XD) es el primer fic que subo asi que espero les guste a quienes aman a esta parejita.

Cualquier error ortografico fué sin querer.

Los personajes de NARUTO pertenecen a su respectivo autor: Kishimoto Masashi sensei.

 

Las largas y pesadas cortinas que rodeaban el  recinto que observaba eran ilumina tímidamente por antorchas en las esquinas, avanzó pesadamente por el gigantesco lugar, sintiendo el aroma a canela que inundó sus fosas nasales, además de otra sutil fragancia que no pudo describir y que de alguna manera lo incitaba a seguir, se percató que detrás de las cortinas se hallaba una plataforma y subió,  al llegar al último escalón las pesadas puertas se cerraron dando un estruendoso ruido. Se quedó estático casi dudando en seguir, pero pasado unos segundos, infló su pecho y se acercó descorriendo las cortinas que lo separaban de lo que venía a buscar.

Se encontró con una piscina rectangular con los bordes pulidos por el tiempo, en las esquinas habían peldaños que bajaban hasta tocar el agua cristalina en la que flotaban algunos pétalos de flores y se veía  emanar vapores en varios lugares, la tranquilidad de la visión hizo que la respiración que mantenía se le fuera en un alivio, incontables velas de todos los tamaños, varas de inciensos quemándose, a un costado había toallones de diferentes tamaños doblados. Se descalzó y se quitó el cinto que cargaba su espada enfundada. Miró fijo a un punto aguardando que los vapores le permitiera verlo y allí estaba, en medio del lugar.

De espalda, vestido solo con un camisón que supuso le llegaba hasta sus muslos y que era de la más fina tela, contempló  el menudo cuerpo debajo de esa ropa delicada que se le pegaba en algunas partes mientras el agua apenas se agitaba por debajo de la cadera.

Él media como dos metros, era robusto, de tez trigueña casi oscura, cabello rubio al igual que la diminuta barba dibujada que le cubría el rostro. Toda su vida estuvo plagada de batallas, pues era un rey que le encantaba blandir la espada. Las cicatrices que surcaban su cuerpo era para muchos antiestético, para él eran orgullo. Aquella persona a la que veía de espalda era de contextura pequeña, su cabello era completamente negro, corto, con reflejos azules y  su piel, la que apenas  podía ver a través del vapor y de la ropa que llevaba era inmaculadamente blanca. Se aproximó a la piscina bajando por los pequeños escalones y sonrió.

—Mírame. —Su voz retumbó poderosa en el lugar haciendo que el otro se volteara lentamente sobre su hombro.

Lo que vio lo dejo anonadado, se encontraba frente un ser perfectamente pecaminoso a la vista de cualquier mortal. Su rostro delató a un joven que no pasaba los veinte, de labios y cejas  finas y ojos gatunos  de un color negro intenso, las pestañas largas le hacía la mirada  más profunda e hipnótica, el cabello de frente le remarcaba la cara cayéndole en largos mechones que le llegaban casi al hombro, por poco pierde su determinación y atraviesa el mar que los separaba  para plantarse frente al joven y…Pronto haría realidad su deseo.

Se apresuró mojándose la ropa -ya no importaba- y se encaminó torpemente en el agua hasta pararse frente al chiquillo que lo observaba de manera casi perdida, frente a frente y en silencio lo estudió con la mirada y antes de hacer un movimiento, el joven se acercó a él y apoyó sus palmas en su pecho,  delineo los anchos pectorales con sutileza haciendo que el otro mostrara una postura gallarda, la camisa sudada mostraba su hombría por la batalla que aún se libraba afuera del recinto, lentamente fue rodeándolo y sin apartar sus manos recorrió su piel hasta que se posicionó detrás suyo, el rubio casi ahogó un gemido lastimero, el ojinoche lo estaba poniendo duro.

Sin pensar demasiado se quitó la molesta camisa rompiéndola y la dejó caer al agua, dejando que se deslizara por sus brazos para que ese ser pudiera ver lo bien dotado que estaba, y  antes de que la ropa se hundiera el joven la tomó y haciendo un bollo con sus suaves manos la apoyó en la espalda y la froto sutilmente, el rubio se contenía, las ganas de asaltarlo eran cada vez más fuertes, sino no fuera porque tenía curiosidad por ver que hacia el menor. Tomó aire y se aguantó una vez más.

El joven pasaba el “paño” lavando la espalda de aquel extraño que estaba junto a él, luego de solos unos minutos, volvió a rodearlo para quedar frente a frente otra vez. El rubio estaba que echaba fuego por los ojos pero aun así no se movía de su sitio. El azabache apoyó el paño en su pecho y siguió con lo suyo, el rubio parecía tener una lucha interior no solo en pensamientos sino ahí abajo también, la mirada oscura vio un gran bulto que a pesar de estar escondido entre los pantalones se distinguía bajo las tranquilas aguas,  antes de seguir recorriendo ese cuerpo, las grandes manos se apoyaron en sus menudos hombros y de improviso sus labios cazaron al menor en un arrebato desesperado de llevarse ese magnífico trofeo.

El beso se extendió por varios minutos, el moreno abrazó  la silueta albina bajando sus grandes manos hasta los glúteos y los apretó con fiereza, el otro jadeó en respuesta pero no se apartó, se sostuvo de sus pectorales que acariciaba con delicada suavidad, ninguno cedió hasta que un rastro de saliva y la agitación en ambos pechos les indicó que el aire era necesario para vivir. El pelinegro se llevó una de sus manos a la boca y se delineó los labios lentamente con la saliva, clavando una mirada lujuriosa en su visitante. El rubio al ver esto apoyó nuevamente sus manos en los hombros, los apretó, cerró los ojos, los abrió.

Al instante el mayor desgarró la delicada ropa dejando ver los rosados y erectos pezones que le incitaban a devorarlo, lo rodeó de la cintura y lo alzó hasta la altura de su cabeza para lamerlos y succionarlos veloces como un crio en busca de su comida. El joven gemía y dejó caer su cabeza hacia atrás inclinándose, sus largas piernas se aferraron al torso bajo del rubio y hundió los largos dedos en el cabello dorado tirándolos con fuerzas, el movimiento hizo que el azabache mojara sus cabellos y que el rubio al inclinarse perdiera el equilibrio cayendo dentro de las aguas.

Aun sujetando la cintura y sin separarse de él, apoyo una mano en el fondo  y  se impulsó  nadando hasta hallar el borde, emergiendo junto a su pequeña presa que se aferraba a su ancha espalda clavándole las uñas.

Lo apoyó delicadamente en el canto y lo que vio lo dejó estático, sin aliento, el pelinegro se recostaba lentamente, cerrando sus ojos,  ladeando la cabeza, enseñándole el cuello y develándole que aún era una zona inexplorada, las largas y suaves piernas  comenzaron a abrirse gradualmente  para que el mayor pudiera acomodarse entre ellas, las blancas manos trazaron su cuerpo subiendo, se masajeó de manera obscena los rosados botones que dejaba ver el camisón abierto y que apenas le cubría algunas partes, pegándosele como segunda piel, los labios sedientos del rubio emitieron un jadeo mudo y la lengua  voraz los saboreo sin descanso, el pelinegro alzó su pecho gustoso dándole de mamar.  Tomo su pantalón y se lo bajó rápidamente mostrando su largo, hinchado y erecto miembro, cuyo pre-semen salía a cuenta gotas, se lo apretó y siguió su camino de lamidas hasta su cuello, se quedó un buen rato succionándolo, dejando marcas rojizas y baba, el pelinegro se revolvía de placer jadeando más y más fuerte, en un movimiento fugaz tomo ambas manos del menor y los colocó sobre su cabeza, se acomodó entre las piernas acariciándolas con su mano libre, colocó su gran  miembro en la entrada y apoyó su frente en el pequeño pecho, sentía el rápido subir y bajar  ansioso, dejo nuevamente un rastro de saliva hasta el mentón y se adentró en aquella estrechez dando una fuerte estocada que hizo que el joven gritara y arqueara la espalda.. Su miembro era grande, en eso se sentía soberbio, nadie podía aguantar su acto de posesión y tener a ese cuerpo menudo bajo él soportándolo, moviéndose sobre su miembro, lo llevaba a imaginarse que su virilidad al fin halló a su contraparte, estaba orgulloso de sí mismo por haberlo encontrado.

 Su respiración comenzó a agitarse como cuando solía correr pero era por pensar en el perfecto acoplamiento y de la belleza que estaba recostado bajo suyo.Por un segundo quiso esperar a que se acostumbrara al dolor pero el movimiento de cadera incitándolo a moverse lo sacó de ese pensamiento.Ya no iba a esperar a que el otro se acostumbrara al dolor, las ansias y sus  ganas por poseerlo completamente fueron más rápidas, el deseo de marcarlo se acrecentó, comenzó a moverse bruscamente dando grandes y fuertes estocadas, moviendo todo su cuerpo en un vaivén que hacía bailar ambas figuras, su miembro, salía, se adentraba y se hundía en esa pequeña entrada causando espasmos y gritos de placer en el azabache, el cual rodeo con sus piernas la cadera que lo envestía con rudeza, hubo mordidas marcadas en el níveo cuello y más chupones  que quedaron visibles en el  plano y sensible pecho.

El tiempo pasaba y las estocadas estaban en su punto más alto, los movimientos más rápidos, los gemidos más fuertes, los besos demandantes del mayor que extraía el aire del otro, la saliva cayendo por las comisuras de  sus bocas, el sudor recorriendo sus cuerpos acompasados, el movimiento brusco del agua a su alrededor, todo indicaba que el rubio llegaría el climax, hasta  que se escuchó un fuerte golpe que derribó las enormes puertas que protegían el lugar.

Los pocos hombres que estaban de pie cercanos custodiando a la entrada caían apenas daban unos pasos queriendo  ingresar. El joven que les mató con certeras estocadas avanzó dando rápidos y firmes pasos y con la espada cortó de un movimiento limpio las pesadas cortinas que le dejaron ver lo que sucedía.

Los dos unidos  se quedaron quietos y en silencio, y  con la respiración entrecortada voltearon a ver, uno con lujuria en sus ojos y el otro con satisfacción, al intruso que se detuvo en la escalinata contemplándolos con confusión.

—Te gané Naruto, él ya es mío.

Notas finales:

Si llegaron hasta aqui es porque fallé en hacerlas desangrar :(.

Ah, ¿creyeron que era Naruto? n_n.

¡Nos leemos!

7-8-2015 NOTA:  SI LEYERON Y LES GUSTÓ Y QUIEREN SEGUIR,  LES RECOMIENDO NO LEER LOS COMENTARIOS DE  LOS LECTORES,  PUES SERIAN SPOILERS PARA USTEDES,  DISFRUTEN DE LA INTRIGA XD,  bye,  bye!!! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).