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Dark Paradise por fabibp

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Notas del fanfic:

Espero que disfruten de este fic, me ha costado mucho realizarlo :)

Notas del capitulo:

A leer ;)

Capitulo 1 - Despertar

 

No recuerdo mucho que sucedió antes de eso, ni porque me encontraba en ese lugar, solo recuerdo que estaba flotando en un mar oscuro donde todos mis sentidos estaban al límite. La penumbra cubría todo mi cuerpo.

 

Intentaba levantarme. Pero mi cuerpo pesaba. Como si tuviera una tonelada de rocas sobre mí. Aunque el dolor se extendió en todo mi ser. No quería rendirme. Luchaba con todas mis fuerzas. Hacia todo lo posible para mover nuevamente mis brazos hacia arriba y liberar mis manos de aquel liquido viscoso y putrefacto que me retenía. Pero solo logre hundirme más en esa sustancia negra.

 

Gritaba aterrado y desesperado pidiendo auxilio. Quería que alguien viniera a ayudarme y me salvara. Pero aunque mis labios se movían no producían ningún sonido. Solo el silencio eterno como las aguas que me rodeaban. Como la nada. Mi persistente compañera en ese mar sin fin.

 

Mis esperanzas se fueron perdiendo poco a poco de todo mi ser. Provocando que me hundiera gradualmente en las profundidades del olvido. De donde nadie ni nada regresaba. Y la soledad era infinita.

 

No entendía porque me encontraba allí ni cuanto tiempo paso. Para mi solo fueron unos segundos. Para el resto fueron años.

 

-No me dejes...-dijo una voz.

 

Resultaba familiar. Como si hace mucho tiempo atrás me hiciera feliz. Pero no recordaba cuando fue la ultima vez que la oí ni de quien provenía. Solo sabia que era intensa y que me transmitía mucha calidez.

 

-Vive...

 

De golpe, mi pecho salto sobre la superficie. Haciendo rebotar el liquido viscoso. Mi cuerpo se encontraba mas ligero. Mis ojos se movieron de un lado a otro. Buscando el origen de aquella voz. Pero no encontraba nada. Solo la penumbra.

 

-Te extraño...

 

A lo lejos vi un pequeño haz de luz. Parecía ser una diminuta estrella. No le encuentre un significado claro a su repentina aparición. Porque sabia que antes allí no había nada. Pero estaba seguro de que ahí provenía aquella voz.

 

Note como brilla cada vez mas. Sentí que se enfrenta y se impone con fuerza sobre todo la oscuridad. Provocando que la está desaparezca a cada segundo.

 

-Te quiero...

 

Sentí que me liberaba de todo sentimiento negativo.

 

Quería llegar hacia ella. Luche con todas mis fuerzas para alcanzarla. Levante una mano para poder tocarla y acariciarla. Estaba seguro que al hacerlo me sentiría nuevamente vivo y podría dejar de una vez por todas la soledad y la angustia en la cual estaba sumergido.

 

-Klein...

 

Sin embargo cuando uno se encuentra tan hundido y profundo como me encontraba yo. Que había tocado en cuerpo y alma la oscuridad, no es tan sencillo dejarla atrás. Ni siquiera aquella estrella bastaría para sacarme de este infierno.

 

Miles de manos que rodearon completamente mi cuerpo impidiendo mi avance. Ellas arrancaban lentamente mi espíritu de lucha. Jalando mi alma hacia abajo.

 

Mire a lo alto como la estrella se fue desvaneciendo. No quería que me dejara solo. Deseaba ir a donde se encontraba aquel astro. Necesitaba su luz.

 

-No te vallas...-escucho al fin mi voz.-No me dejes solo...

 

Al final me hundí por completo en la tinieblas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-Pi...pi...pi...pi...pi...

 

 

 

 

 

 

 

 

Un suave pero continuo sonido retumbaba dentro de mí cabeza. No lo soportaba. Deseaba el silencio. Era mucho mejor que este ruido molesto.

 

“Para por favor. Ya cállate.”-pensaba moviéndome inquieto, como si eso bastara para calmar el sonido.

 

Mis ojos pesaban y dolían mis párpados. Como si tuviera una piedra sobre ellos. Probé varias veces hasta que al final los pude abrir, pero una luz brillante inundo mis pupilas. Produciéndome un fuerte ardor. Los cerré por el dolor. Fui entreabriendo despacio para ir acostumbrando mi vista. Vislumbre luces provenientes de las bombillas de un techo. Mi vista lagrimeaba a causa del malestar. Acerque a mi rostro mi mano. Sobe un rato la zona para calmar mi sufrimiento. Cuando me siento mas aliviado volví a abrirlos. Mi visión era nublosa pero el ardor disminuyo.

 

Distinguí de a poco donde me encontraba. Era una habitación con paredes blancas, un sillón a un costado, dos puertas y una ventana.

 

-Pi...pi...pi...-sonó ese maldito ruido nuevamente.

 

Busque el origen de aquel ensordecedor pitido. A mi lado se encontraba un monitor. Mostraba una pequeña pantalla con luces que parpadeando al compás de los latidos de mi corazón. A través de un pequeño cable que llega hasta un dedal que cubría uno de mis dedos.

 

Toque mi rostro preocupado y percibí que tenia cuatro sensores a ambos costados de mi frente. Éstos se encontraban conectados al monitor a mi lado. En mi brazo tenia una venda cubriendo una vía intravenosa. Que suministraba lo que parecía ser suero por goteo.

 

Aspire el suave aroma a sustancias esterilizadoras a mi alrededor.

 

-¿Hospital? –dije sorprendiéndome por mi voz ronca.

 

Sobre mi cintura advertí una sabana cubriéndome el cuerpo. Me destape y encontré que estaba vestido con una bata a lunares que llegaba un poco más arriba de las rodillas. Mis piernas se encontraban muy delgadas. Pensé lo peor.

 

-Acaso estoy invali...

 

Intento mover mis piernas. Vi con estas se frotaron sobre la cama. Suspire aliviado. Sin embargo las sentí pesadas. Los músculos parecían dos piedras. Como si hace siglos no los usara. Lo mismo sucedía con mis brazos. Estaban menos fibrosos. Al abrir y cerrar las articulaciones de la mano sentía dolor.

 

-Uff están bien...

 

Al moverme sentí algo debajo de la bata. Al mirar abajo quede atónito. Había un drenaje en mi uretra que llegaba hasta un costado de la cama.

 

Tape mi parte inferior y junte las piernas debajo de las colchas. Las apreté fuerte con mis manos. Sentía mucha preocupación y angustia al verme en ese estado. Mis mejillas se encendieron.

 

-Tengo...tengo…esa co…cosa…ahí…aba…jo...

 

No entendía que me había sucedido para encontrarse en ese lugar. Ni hace cuanto estaba ahí. Mis ojos busco por toda la habitación, alguna explicación por la que me encontrara en esa situación. Pero no había nada que me lo indicara. Me estremecí, por la incertidumbre que sentía. Me abrace a mi mismo. El miedo me inundaba a cada segundo. Estaba tan aterrado. Intente pensar alguna lógica razón para encontrarme en esa cama. Pero no había nada. Ni un recuerdo. Todo se estaba en blanco en mi mente. No hay nada.

 

Estaba perturbado y confundido. Sabia que debía tranquilizarme. No caer en el pánico.

 

“Talvez. ¿Será que tengo algo malo dentro de mi cabeza? ¿O estoy enfermo? Si debe ser eso. ¿Qué más puede ser? ¿Verdad?”

 

Escuche una puerta siendo abierta. Al instante mis ojos buscaron el origen de ese sonido. Una mujer entrar a la habitación. Parecía ser una señora de unos 50 años, estatura mediana y de pelo castaño risado. Vestía con un uniforme blanco. Por lo que pensé que debía ser una enfermera. Se encontraba concentrada observando una carpeta con papeles. Subió unas cuantas hojas. Al parecer buscando algo. Se detuvo y movió los labios mientas lee. Su rostro parecía agobiado y angustiado. Suspira.

 

Levanto su cabeza y me miro. Sus ojos se agrandaron de golpe. Su rostro se volvió pálido. No sabia si estaba sorprendida o asustada. Como si hubiera visto un muerto frente de ella.

 

Note que sus labios se mueven. Pero no emitían ningún sonido. Vi como la carpeta se resbalaba lentamente de sus manos y caí al suelo. Lleva sus manos temblorosas sobre su boca.

 

-Santa...maría...purísima...-sus ojos se volvieron acuosos. -Milagro. -una lágrima callo por su rostro. -Tengo que avisarle...

 

-Espere... -le grito pero la mujer que sale disparando por la puerta. Resoplo. -Menos suerte la mía.

 

El sonido de pasos y voces se fue haciendo mas fuerte. La puerta fue abierta de golpe. Entro un hombre, seguido por la misma enfermera con mas color en su cara. Supuse que era un doctor porque se encontraba vestido con una chaqueta blanca sobre una camisa y pantalón verde. Era bastante alto, de pelo castaño y ojos café.

 

-Hola...-dijo acercándose a mí.

 

-Hola...

 

-¿Cómo te sientes?-su mirada denotaba preocupación.

 

-Bien...solo me arden un poco los ojos y siento me duelen los brazos y las piernas.

 

En ese momento saco de su chaqueta una pequeña linterna. Me alumbro con ella los ojos y observa el monitor. Luego acerca sus manos hacia las sabanas. Al instante me aferre a ellas. Impidiendo que las retirara.

 

-No. -nose que paso dentro de mi, pero me daba mucha vergüenza que alguien que acababa de conocer me viera casi desnudo. El alejo sus manos de las sabanas.

 

-Tranquilo, solo quiero revisar como se encuentran tus músculos. -me pareció que sus ojos café no mostraban alguna mala intención, sino puro interés profesional. -¿Me dejas verlas?

 

-Yo...-dije mirando encima de su hombro a la enfermera que se encontraba detrás de el. Atenta a todo lo que sucedía. El doctor noto que mi miraba estaba dirigida a ella.

 

-Solo es Rose...-dijo como si fuera algo obvio quien era ella. -Ella se ha encargado de ti todo este tiempo. -siento un calor que sube por mi cuello. Mis mejillas arden. Agacho la cabeza y acerco mas las sabanas sobre mi. -¿Quieres que ella salga? -Asentí. El la mira y veo salir a la enfermera. -¿Ahora puedo revisarlas?

 

-Si. -me sonríe y toma la sabana, doblándola lentamente sobre mis piernas. Dejando a descubierto mis escuálidas extremidades.

 

El doctor se dirige a la punta de la cama y me mira antes de proceder.

 

-¿Puedo revisar tus pies?

 

-Si.

 

Mientras toma uno de mis pies, bajo mi mirada apenado. Es tan desagradable y asqueroso ver mis piernas en ese estado. Seguro al doctor le da repulsión ver a una persona en esas condiciones.

 

Sus dedos aprietan suavemente sobre mi piel. Provoco cosquilleo en la base y que reacciono dando un salto sobre la cama.

 

-Parece que tienes cosquillas... -dijo burlón, poniendo bajando el pie y tomando el otro. -Aguanta las cosquillas.

 

-Lo intentare. -Repite la misma tarea anterior.

 

Siento un dolor punzante y mi pie reacciono soltando una patada sobre el pecho del doctor. Quien se agarro de la cama para no caerse.

 

-Lo siento yo no...

 

-Buena patada...¿Me dejas a masajear donde te dolió? –lo mire dudando. -Lo haré despacio...lo prometo.

 

-Si. -me pongo tenso al sentir el mismo dolor punzante, pero poco a poco se va sintiendo menos dolor. Relajándome.

 

-¿Dejo de doler?

 

-Ya esta mejor.

 

-Excelente. -puso mi pie sobre la cama y vuelve a cubrirme con las sabanas.

 

-¿Están bien?

 

-Si, tranquilo. -saco una anotador y un bolígrafo. -Solo necesitas masajes y ejercicios, estarás como nuevo en unos días Lanny...-dijo anotando algo.

 

-Emmm...ese es mi nombre? -dije confundido. La verdad no recordaba como me llamaba.

 

-Claro, acaso no lo recuer...-no termino la oración, levanto su mirada atónito. -¿Cual es tu apellido? -intento pensar pero siento como si mi cabeza estuviera hueca y todo lo que había adentro salio volando.

 

-Yo...-miro mis manos buscando alguna respuesta pero las siento tan vacía como mi cerebro.

 

-¿Que edad tienes?

 

-Yo...no lo recuerdo. -veo como maldice con los labios.-¿Que me ocurre? -dije asustado.

 

-Todo estará bien...soy el Doctor Martín Thompson. -dijo sonriendo y apoyando su mano en mi hombro. Pero note en sus ojos la preocupación. -Te haremos unos estudios, para saber que sucede. -me suelta y se dirige hacia la puerta. -Rose. -llama a la enfermera.-Que preparen el tomógrafo.

 

-Si doctor. -la escuche preguntar a la enfermera. -¿Sucede algo? -susurra ella. El doctor se acerca mas a ella y le dice algo al oído. Pero no puedo oírlo. Ella se tapa la boca sorprendida y creo que esta a punto de llorar. No estoy seguro porque el doctor vuelve a decirle algo mas y ella se va. El se queda mirando a la nada pensativo y triste. Vi meter su mano en el bolsillo.

 

-Dónde estoy? -vuelve la mirada hacia mi.

 

-En el North Central Bronx Hospital en New York. -respondió sacando algo del bolsillo y sale de la habitación.

 

Pasaron varios minutos después, Rose entro a la habitación. Trayendo consigo una silla de ruedas. Ella muy amablemente me ayudo a enderezarme en la cama y me sostuve de su brazo para apoyarme y despacio pararme.

Me tambaleo hacia atrás. Cayendo de cola sobre la cama. Me siento un completo inútil. Bufo de mi propia incapacidad. Mis piernas están demasiado flojas y débiles.

 

-Tu puedes cariño. -dijo Rose animándome. -Coloca tu brazo detrás de mi cuello.

 

-Pero...

 

-No te preocupes, yo te ayudare.

 

Obedezco. Paso mi brazo alrededor de su cuello y siento que ella sitúa su mano sobre mi espalda.

 

-A la cuenta de tres...uno...dos...arriba...

 

Ambos hicimos fuerza, alzando mi cuerpo de la cama y con unos precisos movimientos de Rose pude sentarme sobre la silla. Luego acomodo mis pies sobre los pedales.

 

-Eres muy fuerte. -comente sorprendido al ver a una mujer de mediana estatura tener la fuerza necesaria para poder mover un cuerpo muerto como el mio.

 

-Jajaja...son años de experiencia. -dijo poniendo el drenaje a un costado de la silla y el suero sobre mis piernas. -Tu tranquilo, nunca te dejaría caer. -me guiño un ojo y se coloco detrás de mi.

 

-¿A donde vamos? -pregunto cuando salimos de la habitación y avanzamos por un pasillo.

 

-A la sala de tomografía.

 

-Oh...lo siento. -ella era tan amable conmigo.

 

-Eh...¿porque cariño?

 

-Por lo que sucedió antes. -dije apenado, fui un tonto por haberla sacado de la habitación.

 

-No te preocupes. -dijo al llegar hasta las puertas del elevador. -Es normal sentir pudor frente a otras personas. -toco el botón y esperamos allí. Nos quedamos en silencio.

 

A mi derecha había un enorme ventanal que mostraban el extenso cielo, en donde flotaba una bandada de pájaros negros. Se encontraban surcando y realizando diferentes formas en el hermoso azul. Libres. Sin que nada ni nadie ni nada se los impidiera.

 

Puse mi mano sobre el vidrio. Era tan frío y solitario. Como barrotes que me rodeaban y aprisionaban. Me sentía un pequeño canario enjaulado. Al cual nose le permitía volar ni respirar. Impidiendo a toda costa que sea como esas aves. Nose porque pero las envidiaba a todas ellas.

 

Creo que un pequeño pitido sonó a lo lejos. Vi que mis dedos fueron rosando lentamente sobre el vidrio, alejándose del ventanal.

 

-Cariño...cariño...-escuche una voz que me llamaba. -Lanny. -siento una mano en mi hombro.

 

-Si...-digo moviendo la cabeza.

 

-¿Estas bien? -miro a Rose.

 

-Si, todo bien. -sonrío.

 

-Bueno, ya llegamos a nuestro piso.

 

Las puertas se abrieron, dejando a la vista un pequeño salón. En el cual iban caminando de un lado a otro varias enfermeras y doctores.

 

Nos acercamos hacia un mostrador en donde había otra enfermera. Era mucho mas joven que Rose. Tenia el cabello rubio largo, que le llegaba hasta los hombros y ojos celestes.

 

Desde donde estaba sentado podía ver que su gran escote, que mostraba sus enormes y voluptuosos senos. Estaba seguro que no eran de verdad. Parecía una muñeca barbie. Una barbie oficinista por la forma de escribir tan rápido sobre el teclado.

 

-Hola Carol. -la saludo Rose.

 

-¿Qué necesitas? -dijo la barbie sin inmutarse ni mirarla.

 

Era una maleducada, acaso no le enseñaron a mirar a la personas cuando te hablan. De verdad parece una muñeca de plástico. Siempre indiferente, fría y sin corazón.

 

-El Dr. Thompson solicito la sala del tomógrafo. –explico Rose sin prestarle mucha importancia a la Barbie.

 

-Está ocupada. –responde secota la Barbie. Me caía a cada segundo peor la harpía de plástico.

 

-Entonces esperaremos.

 

Rose me coloca junto a una hilera de sillas que había en un rincón del salón y se sienta junto a mi. Quedo mirando con odio a la Barbie.

 

-Es una bruja. –comente sin despegar mi vista de ella.

 

-Uff...No le hagas caso...Siempre es así. Se cree mejor que las demás enfermeras...jijiji...

 

-¿Porque te ríes? -miro a Rose sorprendido.

 

-Tu tranquilo...ya verás que entraremos sin problema...-me guiño un ojo. Sonrío.

 

Quedamos en silencio, mirando al personal del hospital caminar de un lado a otro.

 

-¿Hace mucho que trabajas aquí? -pregunte para romper el silencio.

 

-Mmm...hace 23 años...justo después de tener a mi pequeño Ryan. -

 

-¿Ryan? -pregunte curioso.

 

-Mi hijo...aunque ya no es pequeño...según el Sr. Sullivan...-gira los ojos. -Mi esposo. -aclara.

 

-Para una madre un hijo siempre sera siendo su bebe. -entiendo como debe sentirse.

 

-Tu si me entiendes cariño. -me toca la mano agradecida. -Gracias a dios el pudo salir de... -se le corta la voz.

 

-¿Le sucedió algo?

 

-Drogas.

 

-Lo siento yo no debí preguntar.

 

-No te preocupes. -aprieto su mano para darle fuerzas. -Ahora el es todo un profesional...hace unos años se recibió de Contador con grandes honores...le propusieron un trabajo de contabilidad en un exclusivo negocio muy reconocido en todo New York y ahora trabaja ahí.

 

-Eso es fantástico. -sonrío contento.

 

-Si lo es, gracias a dios pudo lograr su objetivo. -vi orgullo en sus ojos.

 

En ese momento me cuestione si mi madre era como ella. Amable, dulce y cariñosa. Orgullosa de su hijo. Deseaba que lo fuera. Aunque no recordaba como era, ni como se llamaba. Moví la cabeza. No debía ser negativo. Seguro ya la habían llamado a ella y a mi familia.

 

Espero tener una gran familia. Seguro estarán en camino. En cualquier momento aparecerán, me abrasaran y me darán un gran beso. Ellos lloraran por verme al fin despierto, felices al tenerme nuevamente a su lado. Conversaremos sobre mi vida y las cosas que me gustan hacer hasta que se haga de noche. Talvez tenga varios hermanos o hermanas. Aunque tampoco me molestaría ser hijo uno. Mientras tenga una familia buena y cariñosa seria muy feliz.

 

-Mi fam...

 

-Ya esta aquí. -dijo sonriendo Rose.

 

Mis ojos buscan en la misma dirección en la que ella mira. Distingo al Dr. Thompson saliendo del elevador. Él se encontraba revisando una carpeta. Alza la cabeza y se nos queda observando. Nos ve confundido.

 

-¿Pensé que ya me estarían esperando en la sala? -dijo el doctor acercándose.

 

Ella señalo con la cabeza a la Barbie. El doctor gira los ojos y se soba los ojos.

 

-Carolll... -grita y sus ojos se vuelven indiferentes.

 

La Barbie salto al oír su voz. Ella deja de hacer lo que hacia, se levanta, acomoda la blusa escotada y muestra su tonta sonrisa.

 

-Dr. Thompson…¿Que necesita? -dijo sacando mas pecho y moviendo sus pestañas falsas.

 

-Porque mi paciente no se encuentra en sala del tomógrafo. –protesto furioso señalándonos.

 

Ella abrió y cerro la boca como un pez. Su cabeza se movió de un lado a otro mirándonos a nosotros y al doctor. Sin entender que decir ante aquella situación.

 

-Yo…yo...-intenta articular alguna cosa. Parece que su cerebro esta trabajando mas de lo normal y le sale humo por los oídos. -No me informaron. –vuelve a poner su sonrisa.

 

-¿Como? –el doctor camina rápido hasta llegar frente al mostrador y la mira furioso. -Yo mismo te llame diciendo que la necesitaba. -ella cae sentada y lo mira asustada.

 

-Yo…yo...seguro...lo anote...-ella busco entre los papeles del mostrador.

 

-No hace falta. -la Barbie detiene la búsqueda. -Después hablare directamente con el director...por esta falta de profesionalismo. -se queda pálida y atónita.

 

-Rose prepara a Lanny en la sala. -ordena el doctor dándole la espalda a la Barbie y camina hacia una puerta.

 

Rose obedece. Lleva mi silla hacia la puerta continua a la que ingreso el doctor. Cuando pasamos por delante del mostrado mire a la Barbie. Tenia tapado su rostro. Parecía estar sollozando. Aunque no me agradaba su actitud, sentí pena por ella.

 

-¿La despedirán?

 

-Jajaja...hay mi cielo no creo que el doctor no es capaz de hacer despedir a nadie... solo le llamaran la atención para asustarla...esperemos que con este susto cambie su forma de ser. -me quedo mas tranquilo.

 

Al entrar a la sala del tomógrafo, Rose me ayuda a pararme y sentarme sobre una camilla. Note una pequeña ventana en la cual puedo ver al Dr. Thompson sentado frente a varias pantallas. A su lado se encontraba otro hombre que parecía ser otro doctor.

 

-Lanny recuéstate sobre la cama. -escuche la voz del doctor provenir de unos parlantes ubicados en las esquinas de la sala. Obedezco. -Necesito que te quedes lo mas quieto posible.-Respiro lento para relajar mi cuerpo.

 

La camilla se mueve despacio y se detuvo debajo del tubo del tomógrafo. Este produce un sonido fuerte al moverse y girar alrededor de mí cabeza. Sacudiéndose a cada momento. Una luz roja apunta a mi rostro y se mueve sobre el.

 

El rechinamiento continua por varios minutos. Por culpa del aburrimiento, no puedo reprimir un bostezo.

 

-Ya casi Lanny. –aviso el doctor.

 

El tomógrafo se detiene de golpe y la camilla se mueve a su posición inicial. Siento una mano sobre mi hombro.

 

-Lo hiciste bien cariño. –sonreí.

 

Mientras Rose me ayudo a volver a la silla, logro ver al Dr. Thompson conversando con el otro médico. Aunque no escuche lo que comentaban.

 

El Dr. Thompson me miro unos segundos, percatándose de que lo estaba viendo. Volvió su mirada hacia el otro doctor. Hablaron unos instantes mas. Se despidieron y salio de la pequeña habitación.

 

-¿Todo bien? –dijo acercándose a mí.

 

-Sí.

 

-¿No tienes sueño? –se había dado cuenta de mi bostezo. Negué. Mi rostro ardía de la vergüenza. –¿Seguro? Tu cara está un poco roja. –coloco su mano a mi frente.

 

-Estoy bien. –mire hacia el suelo apenado. Él retira su mano de mi frente.

 

-Bueno...ahora Rose te llevara a tu habitación. -miro su reloj. –Dentro de media hora te mandaran el almuerzo.

 

-Pero quiero saber…

 

-Después de que comas iré a verte y podrás preguntarme lo que quieras saber. ¿Sí?

 

-Ok.

 

-Te veo más tarde. –sale de la sala.

 

Cuando regresamos a mi habitación. Pasamos por el mostrador, pero ya la Barbie no se encontraba ahí. Había otra enfermera que al vernos pasar saludo a Rose.

 

Me preguntaba que le había pasado a ella. Talvez había terminado su turno. Solo esperaba que no la echaran de su trabajo.

 

Al llegar a mi habitación Rose me ayudo a acomodarme sobre la cama y me recosté. Ella coloco el drenaje debajo de la sabana y el suero sobre la barra de metal.

 

-En unos minutos te traerán tu comida. –dijo Rose acomodando las sabanas sobre mi cintura. Asentí.

 

-Esto…Rose. –dios no sabía si decirle o no. Me daba mucha vergüenza.

 

-¿Dime mi cielo? –Seguro tendría la cara roja.

 

-¿Puedo ir al baño? –mis orejas ardían de vergüenza.

 

-Puedes hacer tranquilo en el drenaje. –la mire sorprendido, acaso quiere que haga mis necesidades en la cama.

 

-Pero no puedo hacer sobr…¿No me lo puedes sacar?

 

-Hay mi cielo...hablare con el Dr. Thompson para que me autorice a retirarlo.

 

-Bueno.

 

-Hay mi niño no te enojes. –acaricia mi pelo. –Por ahora haz en el drenaje.

 

-Si. –tendría que hacer en esa cosa.

 

-Cualquier cosa que necesites aprietas esté botón. –señalo el interruptor rojo que esta a un costado de mi cama.

 

-Ok.

 

-Te dejo solito un rato. –veo como me guiña el ojo y sonríe picara. La veo salir de la habitación.

 

Después de mi bochornosa necesidad, me traen la comida. Aunque era bastante simple, me devore toda la verdura y el arroz que venia. Parecía que hace siglos que mi cuerpo no ingería nada solido y delicioso. Luego de almorzar, la puerta se abrió y entro el doctor.

 

-Buenas...¿Como estuvo la comida?–dijo sentándose a mi lado.

 

-Rica.

 

-Me alegro...bueno...pregúntame lo que quieras saber.

 

-¿Quién soy? –trague saliva nervioso.

 

-Tu nombre es Lanny Miller...tienes 23 años.

 

-¿Porque estoy aquí?

 

-Despertaste de un coma Lanny...hace 3 años te dispararon...-abrí lo ojos asustado.

 

-Es por eso que no...-sentí un nudo en la garganta.

 

-No...no...el disparo fue en tu hombro...creemos que el golpe se debió al accidente de auto...

 

-Eh...no entiendo nada. -dije confundido. ¿Estaba dentro de una película de acción o que?

 

-Según me explicaron la policía, un ladrón quiso robarte el auto...te resististe y el maleante te disparo...escapaste con el vehículo...aunque la bala toco una arteria que te hizo que perdieras mucha sangre...provocando que te desmallaras...por lo que el auto choco contra un poste y te golpearas muy fuerte la cabeza.

 

-Oh...

 

-Cuando ingresaste en el hospital, estabas inconsciente y convulsionando debido al golpe que había sufrido tu cerebro....claro que en ese momento no sabía la causa...actuamos lo más rápido posible. Pudimos calmar las convulsiones. Atendimos el orificio de bala y algunas otras heridas leves. Después de varios análisis encontramos que la causa de las convulsiones era un traumatismo craneal.

 

-¿Qué es eso?

 

-Una lesión interna en el cerebro...eso produjo el coma. La tomografía que te hice me indico que hay una leve lesión en tu cerebro, estoy seguro que debido a eso que no recuerdas nada.

 

-¿Pero cuando recuperare mis recuerdos? –miro el suelo afligido.

 

-Puede durar días, meses, años...

 

Continuara...

 

Notas finales:

Espero que les halla gustado.

Hasta la proxima.

Bechos :3


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