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A Jongin no le importa *Kaisso* por Azul Olivia

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Notas del fanfic:

Hola~
Pasen y lean~

Algo pequeño, de nuevo~

A Jongin  no le importa todas las veces que se ha quedado así.

Sonriendo como estúpido y agitando su mano a la nada en la parada de autobuses.

No. No le importa en lo absoluto.

No le importa ser golpeado en la frente por un Taemin que se ríe de él en su cara muy escandalosamente por lo idiota que se ve. Porque, “Vamos Jongin, me das vergüenza.”

Tampoco le importa que Taemin lo jale de la corbata y se lo lleve arrastrando hacia el otro lado de la escuela. Porque es la dirección de su casa. Porque tarde o temprano (deseando con todas sus fuerzas que sea más tarde, que temprano) sabe que, tendrá que volver. 

Tampoco le importa que un par de chicas se le acerquen más de la cuenta, cogiéndolo del brazo y susurrándole cosas al oído, quitándole su espacio personal, porque simplemente se zafa con gran facilidad mientras sigue caminando. No. No le importa.

Mucho menos le importa, que Taemin le esté contando el resumen de todo su día (entre eso, lo guapo que es su novio Minho, lo mal que le va en calculo, lo que tiene pensado hacen el sábado, ni con quién irá a la fiesta de universidad el fin de mes. Aunque es obvio)  No. No le importa.

A Jongin no le importa lo guapo que se ve, o lo guapo que “dicen” que se ve, porque no tiene ojos para nadie más. Para nadie.  No le importa recibir cartas en su casa, en la entrada, junto a algunos regalos que ciertas “admiradoras” depositan, día a día puntualmente, desde que entro al nuevo colegio, a casi inicios de este año.  No. No le importa.

Tampoco le importa que, al llegar a casa, su mamá no lo esté esperando con la comida recién echa, y que su hermano Taemin tenga que cocinar, sabiendo desde ya, que fallará en el intento, por su “Talento inigualable” dentro de la cocina, no, no le importa. Él se comerá cualquier cosa que no esté muy cruda, ni muy quemada. Sabe que la horrible comida de su hermano no es la mejor, pero tampoco lo mata, así que no le va tan mal. Pero bueno, en todo caso, no importa.

Y, como siempre, tampoco le importa todo el desorden que mantiene fielmente en su cuarto, con su ropa tirada en el suelo, en la cama, encima de los roperos y dentro de algunos cajones de su escritorio. No. No le importa. El solo se quita los zapatos y tira su mochila a alguna parte antes de dejar caer su cuerpo sobre su cama.

Lo que si le importa, es coger su teléfono y leer los mensajes de esa persona especial. De esa única persona que lo tiene idiota, de esa persona que, desde que llego, ha logrado hacer terremotos en su pacifica vida, esa persona tan bajita en estatura, de piel tan blanca y ojos grandes. Muy grandes.

 

Porque, bueno, eso fue lo que le llamo la atención el día que lo vio por primera vez, cuando entro al nuevo colegio, cuando atravesó la puerta de su salón, y todas las miradas se posaron sobre él, el chico nuevo.  Lo vio, y simplemente, hasta hoy en día, no lo supera. Cuando lo conoció, el chico pálido lo miro como si él fuera un miserable insecto, no merecedor de tan siquiera mirarlo. Y bueno, valga resaltar el masoquismo. Eso le gustó.

 

Él entro al colegio con dos meses de retraso, y el profesor, muy amablemente, le designo al delegado la función de buscarle,  o ser, su tutor personal.

Aun ríe al recordar la cara de frustración de Kyungsoo, cuando el delegado,  Suho, se libró de su función, sugiriendo “amigablemente” al más bajo.

Es, ciertamente, muy divertido ver su cara de dolor, acompañada por un asco inmerecido y un odio  a muerte, dirigido hacia Suho, terminando por enterrar su cabeza contra sus libros como última opción. Antes de aceptar, claro.

Lo demás fue solo el destino.

Resulto que, a Jongin le gustaba observar al más bajo, haciendo absolutamente todo.  (Aunque, en su mayoría de veces, no hacía más que estudiar, mirar al frente y si es que miraba a alguien, poner la mirada de: “Si te acercas a mi te clavaré un cuchillo que tengo guardado bajo la manga”) Era muy encantador.

En el otro colegio, no hacía nada más que quedarse dormido en clases, hacerles algunas jugarretas a sus compañeras y salir invicto, “milagrosamente” en todas sus materias. (Vaya, tenía suerte el tipo.) Pero, en este nuevo colegio, se sorprendió el mismo al descubrirse mirando demasiado, al chico pálido. Y no es que el pálido le diera motivos, (no es como si fuese el centro de atención, el amigo de todos, el conversador, el extraño, raro o simplemente feo. Oh no.)  Kyungsoo era, muy callado, muy tranquilo, muy modesto, muy inteligente, muy correcto, y, podríamos seguir haciendo un listado eterno acerca de sus “muy”. Pero eso era, un “muy”.

Kyungsoo se sentaba en el primer banco, junto a la ventana izquierda, cerca al profesor, y Jongin se sentaba en el último banco, junto a la pared, cerca de la puerta. Y era cómico saber, que hasta en eso, eran muy distintos.

Kyungsoo, era bajo, de cabello negro, como sus ojos, increíblemente grandes, tenía los labios rojos, casi acorazonados, te llamaban la atención, porque, después de algunos sonrojos en su rostro, sus labios era lo único que tenían color. Su piel,  insuperablemente blanca, Jongin nunca había visto a una persona con ese tono de piel, y por eso mismo,  Kyungsoo le llamo mucho la atención. En cambio, Jongin, era todo lo opuesto.  Alto, oxigenado, (gracias a una apuesta perdida con su hermano Taemin, y descubriendo que, le gusta mucho ese color, se quedó con el rubio.) ojos normales, chocolates, labios normales, piel besada por el sol. Jongin entraba a la sección de “normales” mientras que Kyungsoo, entraba en “Geniales, bellos y perfectos”

Conseguir la atención de Kyungsoo se le hizo muy difícil, a pesar de que, muy eficientemente, el más pálido le daba clases privadas en su casa, todos los días, de cuatro a seis de la tarde, no pasaba nada interesante entre ellos. Era un simple, “Hola, hoy toca geometría, espero que hayas traído ese libro que te pedí” junto con un, “Bueno, nos vemos mañana” como despedida.

Jongin no entendía porque, simplemente no avanzaban con un ligeros, “Oye me gustan tus ojos” y un “gracias, a mí me gusta tu piel” No. No entendía.

Después de la mitad del año, con la última clase en la tarde, Jongin se rindió.

 

Dejo de mirarlo en clase, (todo un logro, aunque, ahora solo tenía la cabeza enterrada en la mesa) dejo de llegar puntual a su casa, (aunque solamente fue ese día.) dejo de cruzarse “accidentalmente” en el baño con el (ahora solo se encerraba en la biblioteca, a dormir, y ¡Oh mierda! Lo encontró ahí.), también dejo de “Serle fiel”. (Toda la clase sabia, y hasta el mismo Kyungsoo, que Jongin se moría por él, así que, defendiendo el poco orgullo que le quedaba, decidió observar otros horizontes. Y tener, más amigos cariñosos, aunque no tanto.)  Lo que sí se sintió, y todo el mundo se dio cuenta de eso, fue que, el chico nuevo, Kim Jongin. El chico que solo se matriculo en esta escuela para bailar y ser algún día, un gran bailarín; dejo de asistir a clases, (los de la noche, especiales para los alumnos con talento como baile, canto, artes marciales y actuación) y por ende, dejo de ser el prodigio del salón.

Oh vamos, que salón, dejo de ser el prodigio del grado, del turno, de la escuela, del país.

Para ese tiempo, Kim Jongin estaba tan distraído, tan destruido también, que ni siquiera podía volver a bailar. Todo un desastre emocional.

Incluso, por una semana entera, dejo de asistir a clases, porque, debido a la depresión (y a la falta de comida y líquidos, y, cuando comía, la comida del Taemin) que tenía, se enfermó.

Jongin era un buen chico, estudioso, atento, sociable y carismático, el no tenerlo en el salón, fue un bajón intenso para el resto de los alumnos, que se agruparon de cinco en cinco para ir a visitarlo en casa. El primero en entrar a su cuarto, fue el delegado, Suho. Luego de él, a lo largo de la semana, llegaron todos los demás.

Jongin tuvo la esperanza de que Kyungsoo venga avistarlo, pero, para su mala suerte, jamás llego.

La semana paso rápidamente, Taemin lo animó un lunes a ir, y él, desistió de la oferta, y se quedó. Solo. En casa. Como toda esa semana anterior. Él tenía decidido morir en esa cama, o por lo menos, volver a levantarse, cuando Kyungsoo desaparezca de su organismo.

Un martes temprano, Jongin maldecía en voz baja cuando “alguien” abría las cortinas de golpe, y le quitaba las sabanas sin ternura. (Recalquemos aquí, que Jongin duerme desnudo.) 

Jongin recuerda haberse enojado de golpe, y tratar de tapar su cuerpo, inútilmente, con una almohada, cuando vio la cara  súper sonrojada de Kyungsoo delante de él, mirándolo con las cejas unidas. Como siempre.

Lo primero que recuerda haber pensado fue un ligero “Oye, tienes color” acompañan de un “Mierda, estoy desnudo” rematado por un. “¿Que carajos haces aquí?”

-Toda un semana y un día, Kim Jongin. No me jodas. En este momento, te cubres el cuerpo con las sabanas y te metes a bañar, hoy irás a la escuela.- le había dicho, antes de darse la vuelta.

-¿Estoy soñando?- se había preguntado.

-¿Quieres que te golpee en la cara?- le había respondido, muy amablemente, Kyungsoo.

Así que, Jongin, corrió hacia la ducha.

Cuando salió, Kyungsoo tenía ordenado su cuarto, su mochila lista y su uniforme ordenado y planchado, sobre la cama. (Y eso, que solo se demoró seis minutos.)

-¿Dónde estoy?- se había preguntado, sorprendiéndose a sí mismo, por lo impecable del lugar, y por lo raro que se sentía ahora.

-En tu cuarto. Eres un puerco. Taemin me ha dicho que no ha preparado el desayuno aun, dice que como tú no desayunas, solo ha estado comiendo leche con cereal, así que, solo por hoy, prepararé el desayuno. Vístete rápido y baja, y llama a tu hermano.-

Jongin recuerda muy placenteramente ese día, cuando quince minutos después, sentados en la mesa, junto a su hermano y Kyungsoo, disfrutaba del mejor desayuno que en su vida podría haber comido. Había un poco de todo, y, un poco de todo, se devoro junto a su hermano. 
Jongin tampoco recuerda haber visto a Taemin tan feliz comiendo algo, en la mañana.

-Jongin, tu novio cocina delicioso.- le había dicho su hermano.

-Sí, es la mejor comida que...Espera un minuto. Él no es mi novio.- le había contestada, con su tan conocida, velocidad de retención.

-Eso es algo que discutiremos luego.- había dicho Kyungsoo, y a Jongin, solo ese día, se le fue el hambre.

También recuerda que, ese día, los tres su fueron al colegio, todos lo miraban, no solo porque el hijo prodigo volvía, sino porque, el hijo prodigo volvía a acompañado de su eminencia, Do Kyungsoo.

Como siempre, Do Kyungsoo caminaba con la mirada en alto, la espalda recta, y mirando can cara de “Quítate de ahí, insecto”, y como nunca, Jongin andaba, con los hombros encorvados, cabizbajo, mirando con cara de. “Se supone que sigo enfermo, Kyungsoo me vio desnudo, me obligo a bañarme, me preparo el mejor desayuno de mi vida y me trajo aquí. Y por cierto. Ya me quiero ir.”

Taemin se fue a su clase. Dándole una palmadita en el hombro, mirándolo con cara de pena, y Jongin entro a la suya, sentándose, como siempre, en el último lugar. (Luego de ser recibido por una cálida bienvenida de parte de todos y cada uno de sus compañeros de clase.)

Lo que lo tomo por sorpresa, fue que, el Señor Do Kyungsoo, el todopoderoso, lo tomo de la mano, y lo arrastro hacia la ventana, lejos de la puerta, y lejos del primer lugar, arrinconándolo en la ventana, sentándolo y sentándose cerca el, atrás, como el resto de los insignificantes mortales.

-¿Qué?-

-Cierra la boca, hoy irás a mi casa, terminado la escuela, tenemos que ponerte al día en muchos cursos, además debemos estudiar, porque la próxima semana empiezan los exámenes generales. Ya le he avisado a tu hermano. Por cierto, eres mi novio.-

-¿Qué?-

-¿Debería besarte?-

Por primera vez en su vida, Jongin se sonrojo, porque, ni siquiera en la mañana, lo había hecho, pero ahora, estaba totalmente rojo. Y, el simple hecho de que el resto de su salón lo esté mirando, con una sonrisa pícara y le bata las cejas, de rato en rato y, sobretodo, esos sonidos extraños de risas, burlas y unos susurros de “Uuuuuh~” no. No ayudaba.

Kyungsoo se puso de pie, y se inclinó hacia él, juntando su rostro con el de Jongin. Por primera vez, en todo lo que llevaba de su, insignificante vida.

-¿Estoy soñando?- se había preguntado por segunda vez en el día. Y la bonita sonrisa de Kyungsoo, le hizo pensar que, si estaba soñando, ese sería el menor sueño de su vida.

Do Kyungsoo le había sonreído. Por primera vez en todo lo que llevaba de su existencia, le había sonreído. Y no solo eso, sino que también había jugado con su nariz, uniéndola con la de él, y molestándole. Siendo, sorprendentemente, tierno.

Como explicar, que sintió después.

Jongin recuerda que la mano de Kyungsoo se posó en su mejilla, le acaricio y luego unió sus labios. Primero solo un toque, un microsegundo, apenas un rose. Pero, como si estuviesen conectados, ambos se quedaron con ganas de más. Y quizás, solo por eso, Kyungsoo se sentó encima de su mesa, inclinándose más, colocando ambos brazos sobre el cuello de Jongin, y apegando mas sus labios, Jongin recuerda haberse derretido y despertado. Colocando sus manos en las caderas de Kyungsoo, acariciándolo y apretándolo un poco, moviendo sus labios a compás, así como sabía hacerlo muy bien con el resto de su cuerpo.

Cuando se separaron, y volvieron a respirar. Jongin recuerda haber sonreído con los ojos cerrados, al sentir como Kyungsoo le daba un beso más y se sentaba en su sitio. Sonriéndole.

-Sí, lo eres.- le había confirmado. –Desde hoy.-

Jongin recuerda haber sonreído como estúpido cuando todo el salón exploto en “Awww” y “Al fin” y “Se ven tan tiernos” y sobre todo. “¿Kyungsoo podía sonreír?” entre aplausos y pifias.

Hace dos meses, Jongin es novio de Kyungsoo, la buena noticia, es que Kyungsoo, a veces, solo a veces, parece ser una persona normal, capas de sentir miedo, vergüenza y deseo, además de que, desde ese día, Kyungsoo le sonríe a Jongin, mucho. Todos y cada día, tarde y noche, depende de cuánto se vean en el día.

Kyungsoo, es muy serio para llevar una relación, a pesar de que, por ratos se deja llevar de la mano de Jongin para flotar por los aires, también sabe que es necesario estudiar, porque, eso los hará importantes, así que, de rato en rato, coloca sus pies sobre la tierra, jalando a Jongin con él. Pero no importa, porque, al lado de Kyungsoo, todo se vuelve placentero.

Jongin descubrió, lo celoso que puede llegar a ser Kyungsoo, y no es que él no lo sea, pero es que, simplemente, Kyungsoo lo supera, y oh vaya, Jongin creía haber conocido su mirada de odio.

A Jongin no le importa el tiempo que paso en agonía, ni lo estúpido que fue, ni lo desconsiderado que Kyungsoo fue con él al inicio, tampoco le importa conocer cada día más a Kyungsoo, en sus momentos de celos, de ira, de rencor, de deseo, de alegría, de misericordia. No, no le importa. Al solo le importa Kyungsoo. Lo demás viene por añadidura.

Porque hoy, Kyungsoo le ha dicho que lo ama, por primera vez, aunque Jongin se lo dijo desde el primer día, y también le dijo que le va a cantar una canción, en la fiesta de final de año. Una solo para él, y es entonces cuando él cree que el mundo es maravilloso.

Jongin lee el mensaje de Kyungsoo, con una estúpida sonrisa.

-What is love.- dice, como siempre, oraciones cortas, pocas palabras, como es el, y, Jongin se emociona porque, justo esa es la canción que él le iba a bailar, tiene ensayando un mes y algo.

-What is love.- teclea rápido, luego ríe.

Ellos habían acordado intercambiar canciones, cuando Kyungsoo le dijo que le cantaría una, y Jongin le confeso, que le bailaría una.

Oh, la vos de Kyungsoo es tan hermosa~

A Jongin no le importa caer de la cama luego de haber tirado su cuerpo hacia atrás, tampoco le importa estar tirado en el suelo frio, porque, míralo, sigue sonriendo.

A Jongin solo le importa Kyungsoo, el amor que está creciendo día con día, y la bonita vida que les espera, juntos. Porque Kyungsoo le ha dejado en claro en qué casa quiere vivir, y también a que edad se quiere casar, y cómo será su familia cuando adopten un hijo, o quizás dos, también le ha apresurado por conocer a sus padres, pero tiene que esperar hasta navidad, porque los padres de Jongin, solo vienen a visitarlos cada fiesta. Por eso, Taemin es el encargado.

Su teléfono vibra una vez más, él lo mira y sonríe, más, si es posible.

-Te amo.- dice.

-Te amo.- le contesta.

Porque es cierto. Porque lo hizo desde la primera vez que lo vio, y porque, fuera de Kyungsoo, el resto del mundo no le importa.

Pau-Pau

Notas finales:

¿Qué tal?

¿Me dan amor o me lo quitan?

¡Nos leeremos pronto, bebés!


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