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No todo es lo que parece. por Kitsune

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Notas del capitulo:

Este humilde fic contiene escenas desagradables, asquerosas en otras palabras... no recomendable para personas faciles de impresionar... y menos para las ultra fanaticas de Sakuragi.

No todo es lo queparece.

By:Kitsune.

 

Muchas personas podrían pensar que la pareja perfecta para Rukawa era Sakuragi, incluso élmismo lo pensó... y lo sintió, para cuando habían pasado a las nacionales, algodentro del zorro había cambiado, la jovialidad, la espontaneidad y la fuerza

arrasantede Hanamichi lo había cautivado, no era como siestuviera locamente enamorado, ni siquiera sabia si lo que sentía era unasimple atracción o amor... ¿quién mierda sabe lo que es el amor?... pero algoque lo hizo decidirse a probar estar con el pelirrojo había sido la fugaz ytierna declaración de "amor" que el numero 10 de Shohokule dio cierto día después de regresar de Hiroshima, con el titulo de Campeón deJapón.

 

Rukawa había aceptado como unaforma de averiguar si lo que realmente sentía era algo importante, si es querealmente era una persona "normal" y podía tener sentimientos...(aunque la normalidad era algo muy relativo, no era nada normal estar con unhombre y menos si éste había constituido un pesado Karma durante todo aquel añode preparatoria... quizá era medio masoquista), pero en conclusión habíaaceptado con un ligero movimiento de cabeza, cuando después de tres días de meditación,Sakuragi había acudido a él para saber si querían ser"algo mas" que simples enemigos a muerte... y es que Rukawa sabia que el próximo año se iría a Estados Unidos aestudiar de intercambio, estaba seguro que estando allá mejoraría sus técnicas,además de que un "pajarito" le había mencionado que cierto jugador deRyonan era esperado en la Universidad de Nueva York, en el equipo de los Violets.Así que era solo cuestión de entretenerse un rato con Sakuragiantes de irse a cumplir su sueño a la tierra de Tiro al blanco de Osama Bin Laden...y quien sabe, quizá hasta decida llevárselo con él... era posible que esa cosaque era como un retortijón de estomago fuera A.. Am.....Cariño.

 

Y así lo hizo, sin saber que con un simple movimiento decabeza comenzaría su perdición... era la Ley de Acción-Reacción.

 

 

 

Dos días después de solo decir "SI" a una ehmm... "unión" informal, (digamos, estar juntossin intentar asesinarse o gritarse pesadeces a lacara), Sakuragi se había mudado a su departamento, segúnél ya no tenia dinero para seguir pagando la pieza de la pensión que estaba alquilandodespués que su madre lo echara de la casa por vago. Y Rukawaaceptaba con resignación, por lo menos el pelirrojo le había dicho que comopago le iba a hacer el aseo, a lavar, cocinar y todo lo que fuera necesario contal de no ser una molestia.

 

Ante eso, y con tal de seguir manteniéndose virginal, (comoun siniestro brillo en los ojos castaños de Sakuragivio necesidades de otras índoles... que muy a su pesar dejaban su huella o enel agua de la tina (como una sustancia amarillo pastosa que flotaba sobre elagua, negándose a querer precipitar) o como una mancha mucosa en las paredesdel baño que escurriéndose lentamente hacia la bañera le daban la apariencia devida... (si era que esa "cosa" lo perseguía...menos mal que no se embarazaba) o como una vez que después de salir a entrenara la cancha cercana a la casa un domingo por la mañana, vio la conocida marcaseminal (rápida y burdamente limpiada) salpicada en sus adorados sillones decuero negro… ¡¡junto a un par de boxers suyos y a sucamiseta favorita de Michael Jordan!!… Fetichista…“son las hormonas” se había repetido “simplemente esta con el “kino acumulado” trato de quitarse el asunto de la mentemientras avanzaba por la casa y lo veía haciendo el almuerzo… entonces el retortijónque acostumbraba darle en el estomago se precipito con acidez hacia sugarganta… ojalá que por lo menos se halla lavado las manos); esas pasivasactividades lo habían motivado para cederle la habitación de huéspedes que yaen menos de una semana se había transformado en una pocilga… y no era solo versabanas tiesas en el canasto de la ropa sucia, era ver en el tendedero donde sesecaba la ropa la variedad de “mata pasiones” que Rukawaiba recolectando todas las tardes para que Sakuragilas planchara.

 

-Los pocos calcetines que tenía estaban llenos de “papas”.

-Los calzoncillos “jetones” con los elásticos vencidos ycomo “tela de cebolla”.

-Algunas de sus poleras deentrenamiento que se negaban a desprenderse del olor a sobaco.

-Sus camisetas blancas para las clases con las axilasamarillas.

 

Pero Rukawa no dijo nada, sabiaque Sakuragi tenia problemas monetarios, no podíacomportarse como un maldito bastardo sólo porque su… erhh… pareja… tenia que subsistir con lo poco que tenia. Ycon lo orgulloso que era el pelirrojo no quiso aceptar su ayuda, aunque lapieza de secado olía a cebolla picada cada vez que colgaban sus camisetas.

 

 

 

Pero la feliz espontaneidad que tanto adoraba de Sakuragi, salto como una espina hacia uno de sus parpadosmientras Rukawa dormía, unido al sonido duro de un“crack” metálico. El zorro aspiro el aire levemente, sintiendo un persistenteolorcillo agrio, junto con un nuevo “crack” metálico y otra “espinita” quesaltaba contra su brazo que pendía de su preciado sofá negro. No tenia que imaginárselopara saber qué era todo aquello… y con resignación abrió los ojos, con otro“crack” metálico.

 

-Te desperté?- y su sonrisita quecada vez le parecía mas estúpida.

 

Rukawa desvió su mirada buscandoentre los pies del pelirrojo el maldito corta uñas que de nuevo hacía elmolesto “crack” seguido del vuelo parabólico de un pedazo considerable de unauña amarillenta, engarfiada, que caía con graciasobre la blanca frente del zorro… podía imaginarse la cantidad de valiosabiodiversidad microscópica que contenía esa “pezuña” biliosa… si procedía seese enorme dedo con un anormal e irritable rojo cutáneo y esa gama de blancas yverdes costras que se desplegaban como una predecible población del genero Fungi.

 

-No…- quito la uña de su frente “es un chico de escasosrecursos… quizás no tenia agua potable en su casa” pensó cerrando los ojos confuerza… y ese extraño retortijón volvía a su estomago, pensando que pronto tomaríanonce.

 

Llevaban dos semanas juntos y después de aquellos“percances” que definitivamente habían dejado muy en claro que contacto físicocon Sakuragi no iba a tener (se le había pasado porla mente en algún momento el dejar a Hanamichi desvirginarlo, pero eso había sido antes de ver sudespliegue de virtudes) así que en definitiva se iría a Estados Unidos tancasto como cuando había nacido… a ver si por allá encontraba algo quereivindicara la calidad higiénica de los hombres orientales… si es que entrabaa la Universidad de Nueva York…

 

 

 

Después de aquella experiencia religiosa con los pies mohososy que parecían conservados en vinagre, Rukawa pensóque lo peor había pasado, nada podría contra su sensible estomago que semanifestaba compungido cada vez que era impactado con semejantes visiones, asíes que comenzaron una vida mas “normal”, total solo faltaban dos meses paratomar sus cosas, despedirse del profesor Anzai yvolar hacia la perfección de sus técnicas… eso era lo único que lo mantenía enpie. Aunque aun no sabía como decírselo a Sakuragi,ya una vez el pelirrojo lo había encontrado remarcando en el calendario de lacocina el día 17 del subsiguiente mes y éste en su curiosidad lo habíaencarado.

 

-que sucede el 17, zorrito?…- Rukawa notó algo en Sakuragimientras pronunciaba el 17.

-nada…- entrecerró los ojos tratando de mirar más nítidamente

-vaaamos, dimeee…somos pareja cierto?, y las parejas no se guardansecretos…-Rukawa se acercó un poco mas a Sakuragi, justo cuando había dicho vaaamos–que sucede?, porque me miras así?…-

-nada…-

-yaaa…- ¡¡lo vio!! –dime Rukawa, que sucede?…- ¡¡aquellonegro en una de sus muelas!!…

-…-el zorro solo dejo escurrir una gota por su frente “quiza el pelirrojo, en su pobreza no tenia ni pasta dedientes, ni cepillo de dientes…” bajo la cabeza “ni jabon,ni agua, ni desodorante…” –solo recordé un cumpleaños…-

-en serio y de quien?…- le sonrió, acercándoseleíntimamente.

-de… de… mi abuela…- se retiro como penicilina a una infecciónambulante, cuando vio esos labios carnosos acercándosele peligrosamente, conintenciones de contagio.

 

Nada de contactos físicos se tatuó en la mente, recordandoestar a una distancia de mínimo un metro de Sakuragi,quien atribuía el hecho a la natural frialdad de Rukawa,pero en ocasiones la distancia era poca para la salud olfativa de un ser desentidos tan sensibles.

 

 

 

Fue durante una mañana abrupta… Yoheiestaba llamando a Hanamichi por teléfono y Rukawa había sido quien contestara, como toda buena personahabía tocado a la puerta de su habitación, pero éste no parecía contestar, deseguro estaba durmiendo… entonces cometió su error, al abrir la puerta de esacueva de lobo, oscura, casi inhabitable (por lo menos para seres racionales), golpeándoleel rostro salvajemente con el pesado e irrespirable aire de la estancia… podíaver los pies descubiertos, como si estuvieran en periodo de reproducción,lanzando al aire las nocivas esporas de la infección… los brazos levantadosboca abajo, desparramando la selva negra y tupida de sus axilas, impregnando elambiente con el aroma de la cebolla sin amortiguar… y no era necesario imaginarsebajo las sabanas, el calzoncillo “repasado”, negro de “piñen”,tan tieso como la sabana donde dormía, desplegando su olorcito agrio a semen ya baño de “letrina”… Rukawa aguanto una arcada, consu rostro lívido, casi enfermo… volteándose para salir de ese inframundo contagioso, donde un calcetín “guacho” lo despedíacon su aroma vinagre y el género molido en el dedo gordo por el roce continuo de la zapatilla y esa uña encarnada con forma demolusco.

 

-esta durmiendo…- respondió a Yoheicon un hilo de voz.

-y no lo puedes despertar?…-insistió

-No… no puedo…-

-supongo que es de sueño pesado…- le sonrió con picardíatergiversando las intenciones.

 

Ya no solo no tendría contacto físico con Sakuragi, si no que con nada que le perteneciera. Tatuado afuego.

 

 

 

Y el tiempo pasó entre olores extraños procedentes de lospies del pelirrojo, que cambiaban peligrosamente de color. Los pelos que salíanen las sopas, el arroz o los fideos, sin saber si eran púbicoso de sus axilas frondosas y altamente llamativas cuando usaba camisetas sinmangas; entonces Rukawa supo que lo único que hacia Sakuragi por mejorar su apariencia era el recortarse contijeras esa selva que, estaba seguro debía contener mas de un “bicho” exótico ymicroscópico.

 

El tiempo pasaba y el zorro sabia que esa “naturalidad” quetanto le había gustado de Sakuragi, pronto lo incitaríaa escapase a América sin siquiera esperar la graduación. Lo sabia tanto comocon sus oídos como con su nariz, que eran atacados “disimuladamente” porciertos ruiditos que se escapaban con fuerza, acompañados por un carraspeo yese aroma particular, mezcla de catalítico y sulfuro, en el mejor de los casos…cuando no eran esos sonoros gases que parecían salir con “pavimento”, dándole aRukawa la precaución de aumentar el espacio entreambos para mantener su salud física y mental.

 

-Lo siento… es que estoy hinchado…- comentaba el pelirrojocon inocencia –no se cómo se me pudo salir…-

 

“Ok, no tuvo una educaciónadecuada… ni nadie que lo corrigiera…” se mentalizó, mientras hacía sus maletasy tomaba los pasajes a Nueva York, dejando una carta paraSakuragi sobre su buró (había prometido no entrarnunca mas a ese infierno que era la habitación del pelirrojo, estaba seguro depoder encontrar garrapatas caminar libres sobre la alfombra del cuarto), para cuandoregresara de la salida con su Gundam.

 

 

 

 

Sakuragi:

 

Cuando leas esto yo yahabré partido hacia América, no preguntes por qué, es mi sueño.

(Debía dar algún tipo de explicación ¿no?, después de todoeran… pareja…)

 

Lo (esta palabrase le hizo difícil escribirla, esperaba que las futuras parejas de Hanamichi no se enteraran que, KaedeRukawa se había involucrado con una lacra como él) nuestro fue “especial” (si es que se podíadecir así), por ello te dejo midepartamento y todo lo que en él hay (ya nada de ahí estaba a salvo de laplaga bacteriana… y hasta los ratones de habían alejado al hundimiento de ese“bote”).

 

Espero perdones miabrupta partida (era ahora o nunca).

 

Con (con que?… erhh…) aprecio (debia ser educado no?, era lo mínimoque podía decir después de ese casi mes de convivencia).

 

Rukawa Kaede.

 

 

 

Cualquiera habría pensado que Sakuragiseria su pareja perfecta, eran dos polos opuestos (muy opuestos), eran susrespectivos antitesis, sus complementos, pero Rukawaal fin acepto que lo suyo había sido la atracción pasajera por una simplefigura, lo que representaba el pelirrojo, muy tierno, cariñoso, alegre… pero élno lo conocía lo suficiente, por lo menos no cuando el retortijón de estomagoera un síntoma de nerviosismo y ansias… y no cuando era la manifestación de laangustia y la necesidad de un McDonald cercano.

 

Quizá Sakuragi haya tomado a malla partida, pero Rukawa lo acepto como unaexperiencia que pensaba no repetir… él no era un ser sociable, lo sabía, ni unser dado para las relaciones interpersonales… él era solo y al parecer lo seguiríasiendo por largo tiempo.

 

~  ~    ¤   ~  ~

 

 

Lo siento por l@s amantes de Sakuragi… seguro terminan insultándome o simplementepateándome el trasero en el mejor de los casos… pero fue algo inevitable, uninstante de ocio y arrebato pasional dedicado a Phoebede Argos y su odio a los personajes protagónicos… que comparto plenamente.

 

Salu2.

 


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