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Sigue la luz por Die Potatoe X x

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Notas del fanfic:

Hola, holaaa!!!

Años sin escribir por estos lados; pero, como algunos sabrán y habrán podido comprobar, el oficio de la escritura no es algo fácil, sobretodo cuando hay sombras que te rodean y te invitan, a veces, a rendirte. 

Como sea, esta es una pequeña inspiración que nació hace algunos meses, en los cuales esa canción me ayudó a seguir adelante y me inspiró a llevar este mensaje a otros. 

Sin más, agregar los elementos claves:

Harry Potter no nos pertenece, es creación de la mente maestra de J.K. Rowling y agradecemos firmemente que deje usar su mundo para que la imaginación de muchos otros pueda seguir desarrollando historias.

Basado en el séptimo libro, unos meses después de la guerra final. 

Notas del capitulo:

¿Qué podemos decirles, o no decirles, en este espacio??

Tal vez que nos disculpen por no actualizar nuestro viejo bebé; para los pocos que lo hayan leído, pero está en proceso de recuperación. Una pequeña e inecesaria explicación es que somos estudiantes y la escritora (o sea yo, Maria) he pasado por epocas de inspiración perdida y es muy duro recuperarla. Por parte de Juli, mi amada beta, también ha estado muy ocupada y eso hace que el proceso sea más lento.

Sin más; queremos aprovechar para agradecer a todas las personas que siguen leyendonos y que nos han mandado sus palabras de apoyo. En serio que eso es lo que más nos motiva a continuar y lo que más nutre las musas inspiratorias.

Quisieramos que la dulce aerosoul, si está leyendo esto, sepa que fue el último empujoncito que nos faltaba para retomar el camino de escribir; y que le dedicamos este pequeño trabajito.

 

Sin quitarles más tiempo, aquí les va esta corta inspiración. Buena lectura ;)

“Sigue la luz si no encuentras el camino, sigue la luz que se encuentra en tu interior;

Aprende a volar con las alas del destino, aprende a soñar y podrás tener el sol”

Aquella frase nunca dejó de repetirse en su cabeza. Su madre lo había cantado muchas veces; para él y para todos sus hermanos. Siempre, lo último que debían perder era ese rayo de luz, esa pequeña esperanza, sin importar lo trágico que se viera todo.

Él siempre fue el positivo en todos los sentidos; y aunque muchas veces tuvo miedo y se sintió desfallecer, sabía que era uno de los soportes en ese pilar que conformaba junto a sus dos mejores amigos. Aquella batalla fue peligrosa, triste y dolorosa para todos los que participaron en ella. ¿Pérdidas? Incontables. Ellos habían perdido a uno de sus hermanos, un gemelo, y la conmoción se seguía viviendo en su hogar; sin mencionar la perdida de tantos otros. Pero, en su familia se seguía teniendo aquella pequeña luz, una luz que brotaba de todos sus corazones para dar fuerza a los que más lo necesitaran.

Pero él se sentía oscuro; no veía ningún brillo y sentía que por eso defraudaba a su madre. No sentía apoyo de nadie a pesar de que todos le demostraran un total cariño. Claro, no lo tenía hasta que ese pequeño se agarró de su pantalón en aquella ocasión, obligándolo a salir de aquel profundo y tenebrosos agujero. Ted Lupin, el pequeño hijo huérfano de su antiguo amigo y profesor de defensa contra las artes oscuras, había sido el rayo de luz que necesitaba. Su familia había percibido su mutismo absoluto, su falta de ganas hacia la vida y no sabían que hacer; por eso, en cuanto vieron que esa chispa resurgía en él, aceptaron la propuesta que les hacía Andrómeda de encargarse del pequeño mientras ella solucionaba algunos inconvenientes en Francia. “Solo serán unos meses”, les había dicho, pero aquello fue suficiente para ellos; era justo lo que todos necesitaban.

 

Ronald Weasley se encontraba encantado jugando con el pequeño Ted en el jardín de su casa, mientras Hermione y Harry conversaban de varias cosas cerca de él. En ese momento, una lechuza llegó solicitando la presencia de los jóvenes en los tribunales de juzgamiento. Estaban cansados de eso, pero sabían que tenían la obligación de asistir. Ron fue a dejar al pequeño a su casa, pero solamente estaba Percy, quien iba de salida.

-        Lamento no poderte ayudar, pero el ministro me necesita urgente, y mi madre ha dicho que tenía una reunión junto a nuestro padre – entendía la situación, por lo que fue por lo que el pequeño necesitaba y salió con una mochila y el niño en brazos.

Sus amigos lo miraron interrogantes por lo que les explico lo que sucedía. Comprendían la situación, pero así no podrían desaparecerse. Ron los instó a que se fueran adelante, él llegaría en el nuevo auto de su familia. Entendiendo la situación, los otros dos lo ayudaron a acomodar a Ted en el asiento de niños, y se desaparecieron poco después. Una hora más tarde Ron llegó, y no fue ninguna sorpresa para ellos que todos lo miraran impactados al verlo llegar con un pequeño de 11 meses con el cabello rojo naranja.

-        Lamento la demora, debía cuidar al pequeño Ted y darle la mayor protección para llegar al lugar – explicó más por cortesía que por necesidad. A todos pareció convencerlos la explicación.

-        Muy bien, demos inicio al juzgamiento del joven Blaise Zabinni, quien se afirma, hizo parte de los mortifagos que invadieron el castillo, al mismo tiempo que era cómplice de Draco Malfoy – un moreno bastante enfermo salió al centro del juzgado, mientras el trío de amigos lo miraba sorprendido.

Su piel ya era de un color marrón pálido, los huesos se dejaban ver a través de su cara y su cuello, sus ojos se veían hundidos por las ojeras, y la ropa le quedaba grande. Su mirada estaba perdida y vacía, y la sonrisa había desaparecido por completo de su rostro. No tenía ningún aliento de vida, y eso a Ron no le gusto. Casi instantáneamente hizo una pregunta sin que nadie se lo pidiera, pero que fue escuchada por todos.

-        ¿Qué hizo para merecer semejante maltrato? O peor aún, ¿qué le hicieron para que no sienta que tiene algún motivo para vivir? – el grado de indignación en la voz del joven héroe era tal que nadie en la audiencia respondió. El silencio invadió el lugar, hasta que un pequeño susurro se escuchó desde el centro de la sala.

-        No te alcanzas a imaginar el miedo que carcome tu cuerpo todas las noches en esa celda; escuchar los gritos de tus compañeros mientras no puedes hacer nada; recordar aquellos que te obligaron, mediante dolor, a hacer cosas repulsivas para cualquier joven de 17 años. Ver como tus amigos están a punto de la locura y que a nadie le importa… eso quita todas las esperanzas Weasley, incluso el más mínimo rayo de sol se esfuma al entrar en contacto con nuestras míseras existencias – al fin de aquel discurso el silencio volvió a reinar en la habitación, pero ahora más denso.

Ron estaba impactado de lo que acababa de escuchar, y un calor se fue apoderando poco a poco de su cuerpo mientras observaba aquel ser abatido frente a él. Sus pasos lo llevaron casi al borde del estrado mientras sus amigos solo lo seguían con la mirada; a él, y al pequeño cuyo cabello adquiría un color de cabello rojo oscuro. Ted comenzó a removerse incómodo en los brazos de Ron haciendo que reaccionara, sin embargo, el bebé no se quiso calmar hasta que el mayor lo soltó en el suelo. Sus pequeñas manitos lo guiaron hasta la puerta y a un continuo gatear se acercó a Zabinni. Todos miraban la escena estupefactos. El acusado miraba el pequeño bajo él como si fuera una alucinación. El niño se sentó frente a él y le ofreció una chupa que Ron le había regalado aquella mañana. Nadie reaccionaba hasta que la carcajada del pelirrojo se escuchó haciendo eco en todo el recinto. Harry y Hermione sonrieron al ver así a su amigo, mientras todos los otros espectadores se sentían viendo una película en un idioma que no entendían.  

-        Parece que Ted vio el pequeño rayo de luz que todavía hay en ti y quiere salvarlo. Debes dejar de perderte en caminos que ya conoces; aprende a volar para que así el sol no se esfume con solo tocarte. Déjate contagiar de la luz que este pequeño te quiere dar, Blaise – y el uso de su nombre mientras Weasley acercaba al pequeño Ted a sus brazos hicieron que su mirada se asombrara pero con un brillo nuevo y que una extraña sensación invadiera su cuerpo forzándolo a formar una mueca parecida a una sonrisa. Con esfuerzo acepto el chupo del pequeño mientras le daba la mano al pelirrojo. El contacto entre ambos fue decisivo, sabían que aquello no era una simple empatía.

Nadie en la corte quería interrumpir aquel momento, pero antes de que Ron se llevara a Ted lejos de Zabinni; el ministro tomó la palabra.

-        Señor Zabinni, ¿cómo se considera usted?

-        Culpable – dijo claramente sin apartar la mirada de los profundos ojos azules frente a él. El eco de sorpresa se escuchó en todo el lugar; los miembros faltantes del trío dorado también estaban impactados de la respuesta.

-        ¿Qué ha dicho? – preguntó el juez más por impacto que por necesidad.

-        Que me declaro culpable. Sé que cause daño a muchas personas, y puede que no matara a nadie en aquella guerra, pero admito que estuve en el bando equivocado. Sé que causamos mucho dolor, y ver a pequeños como este, que crecerán sin unos padres que lo protejan como se debe, me hace sentir responsable de los actos que mis mayores cometieron. Sé que no es el veredicto que esperaban, pero es lo único de lo que me puedo declarar culpable. Junto a mis amigos fuimos, también, víctimas de esta guerra – la seguridad en la voz del moreno hizo titubear al juez en su decisión, pero antes de poder hablar, alguien se le adelantó. Alguien que ahora tenía agarrada la mano de un moreno que lo miraba sorprendido y nervioso.

-        Considerando que Blaise Zabinni se ha declarado culpable, pero no ante los cargos que se le imputaron. Pido que se ponga a consideración la propuesta de que sea puesto a prueba bajo libertad condicional y en la cual yo mismo me encargaré de vigilar el cumplimiento los decretos que se levanten en esta corte. ¿Qué dice, señor ministro? – los susurros comenzaron a esparcirse por toda la sala. El valor de aquel chico había calado hondo en muchas personas, sobretodo el cierto salvador de ojos verdes que esperaba que el veredicto de su amado rubio se diera para poder tener un poco del coraje que tuvo su mejor amigo.

El ministro sonrió y dio el fallo positivo ante esta petición. Arthur Weasley estaba seguro de que su hijo sería un excelente auror, y más si aquellos sentimientos seguían tan firmes en él como cuando su madre se los inculcó. Sabía que aceptar ayudar a Kingsley en esta labor sería difícil, pero por momentos como esos era que valía la pena hacer el esfuerzo. Vio con detenimiento como su hijo menor ayudaba a los guardas a quitarle las cadenas al moreno y como éste, con una mirada de sorpresa total, no hacía nada más que seguir las órdenes que el pelirrojo daba. Sin embargo, cuando vio la sonrisa del pequeño (cuyo cabello ahora era rosa) que estaba en medio de aquellos dos, supo que la esperanza de los tres consistía en estar juntos.

Ronald Weasley se había atrevido a amar a alguien indebido, y por eso se había arriesgado a ser la paria de la familia. Sin embargo, todos lo habían animado a seguir; ese pequeño le había devuelto la vida que había perdido al saber que el chico que amaba había sido encerrado por colaborar con los mortífagos; y tardo más de 3 meses en ser capaz de ir a alguna de las audiencias, y todo había salido de una buena manera. Observó la mano que seguía entrelazada con la del moreno y un calor se apoderó de sus mejillas. El pequeño Ted comenzó a reírse en sus brazos mientras captaba la atención del otro chico, quien solo sonrió al ver la escena.

-        Weasley, acabas de firmar una sentencia conmigo. No creía en matrimonios ni uniones obligadas; pero para mí lo que acabas de hacer, es el mayor símbolo de amor que una persona pueda demostrarme. Por eso mismo, hoy, bajo este cielo y con este niño como único testigo, te prometo que te seguiré como un fiel guardián hasta el fin de nuestros días – dicho esto, y al observar la estupefacta mirada del chico frente a él que era decorada por una sonrisa de alegría, selló aquella declaración con un beso. Un beso profundo y posesivo que se vio interrumpido por la risa del pequeño.

Ambos se miraron directamente a los ojos y vieron en los del contrario el nacimiento de una alegría que desbordaba todos los límites. Mientras tanto, el sol golpeaba sus caras y les daba las energías que seguirían necesitando. El pequeño Ted sentía de nuevo ese calor que sintió cuando estaba en brazos de sus padres y en un pequeño murmullo, dijo aquellas que serían sus primeras palabras:

-        ‘os ‘ielo, dadas – ante esto, lo jóvenes lo miraron sorprendidos y con sus corazones explotando en un calor abrazador.

Remus y Thonks sonreían desde el cielo. Su niño estaba en buenas manos y no había podido encontrar un par de personas que lo cuidaran con más amor que aquellos dos jóvenes que iban caminando, pensando en el bonito futuro que les faltaba por vivir.

Notas finales:

Corto, lo sabemos, pero es uno de los bebés que más quiere Maria, y por eso se los quería dejar acá como un dulcesito para el que quiera antojarse de leerlo.

Para los interesados; la canción se llama "Sigue la luz", del grupo español Mägo de Oz. Aquí el link para el que se anime:  https://www.youtube.com/watch?v=n10UaoWy8v0

Les agradecemos a todooos los que se tomen el tiempo de leernos; y personalmente devolveremos todos los rr que se animen a dejarnos.

Buenas energías para todas y muchísima suerte en sus vidas!!!!! 

 


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