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El Harem del príncipe Ryoota por himurita

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Notas del fanfic:

Capitulos cortos por falta de tiempo

Notas del capitulo:

Espero les guste~

 

Capítulo I 

Kise Ryoota

El Reino de Teiko era el más próspero y poderoso de los 6 reinos, el más grande de todos tanto en extensión como en población, con abundantes riquezas y un ejército invencible, era difícil creer que todo eso era gracias a un solo hombre, el Rey Nijimura Shuuzo, un hombre sumamente sabio y hábil, tenía las mejores estrategias y nunca perdía, además de poseer una habilidad diplomática envidiable y un físico tan atrayente como imponente. Había sido él quien había llevado tanta estabilidad y  prosperidad al reino de Teiko, y no había nada que le detuviera, excpeto tal vez…

Haizaki Shogo…

El Rey del reino vecino de Teiko, el reino de Fukuda, y es que había una especie de enemistad declarada entre ambos por el simple y sensillo hecho de que cada uno no soportaba la manera de ser del otro, si se veían en alguna reunión con fines diplomáticos o cualquier fiesta que se celebrara entre los 6 reinos, ellos simplemente terminaba peleando, así era su rutina, el rey Shogo lo provocaba y el rey Shuuzi se le iba encima, afortunadamente había personas que actuaban rápido a su alrededor y sus peleas siempre habían sido por tonterías, pero en esta última ocasión Shogo había cruzado la línea ¿por qué? Se había metido con un príncipe…

Kise Ryoota

El príncipe heredero del reino de Teiko, Ryoota, hijo del rey Nijimura, pero que no lleva su apellido a causa de que nació de una furtiva unión entre el rey y una misteriosa doncella de un reino muy muy lejano, he ahí el motivo de que el rey y el príncipe no tuviesen realmente un parecido físico, pues Ryoota había salido casi idéntico a su madre, y poseía una belleza tan exquisita como inusual, de rubios cabellos como el sol, ligeramente largos y preciosos ojos dorados que resplandecían como oro líquido, poseedor de finas facciones y atrayentes labios rosas, de piel tan blanca como la nieve y suave cual seda, cuerpo esbelto y delgado pero no débil, alto, pero no demasiado, con las proporciones exactas para hacerle por demás atractivo.  Por su sangre real no fue difícil que su padre lo reconociera ni que el reino lo aceptase como heredero, así que desde los diez años vivió en el palacio y se crío como tal, viviendo feliz con el amor de su padre y la tranquilidad de su reino, al menos hasta que,  al cumplir los catorce años, tuvo un casual encuentro con el rey del reino de Fukuda, algo poco probable que sucediera, pues Ryoota ni siquiera salía del palacio, dado que su padre se lo prohibía, pero en aquella ocasión, el gobernante del reino vecino les visitó sin siquiera anunciarse, los sirvientes no tuvieron más remedio que hacerlo pasar al salón en que se recibían las visitas importantes, argumentando que el rey Nijimura vendría pronto, y fue entonces que Ryoota se cruzó por su camino, bueno, prácticamente tropezó con él, unos minutos y un simple “lo siento” fue lo único que obtuvo el peliblanco del chico, pero fue suficiente para que quedara prendado de él, con esa hermosa sonrisa y actitud tan jovial, además de toda la belleza tan poco común del muchacho, claro que Ryoota no se dio cuenta de nada, pero desde ese mismo instante Haizaki se dijo que ese chico rubio sería suyo costase lo que costase, incluso intentó pedirlo por las buenas a su padre, pero Nijimura exploto en cólera al saber las intenciones de Shogo para con su hijo, la enemistad creció y el tiempo pasó, dos años transcurrieron y Haizaki se volvía más insistente cada vez, al grado de darles un ultimátum, si Ryoota no se casaba para el día de su cumpleaños número diecisiete y aun así seguía negándose a desposarse con él, entonces atacaría sin piedad al reino, cosa que no hubiera sido gran cosa si de cualquier otro reino se tratara, pero el ejercito del reino de Fukuda era casi tan bueno como el de Teiko, y encima al ser vecinos, los ciudadanos eran los que más peligro corrían.

El rey tuvo momentos muy duros durante ese tiempo, intentando pensar qué es lo que podía hacer en una situación así, ¿entregar a su hijo a ese bastardo de Haizaki? ¡ni de broma! ¡Prefería que ardiera todo el reino que hacer semejante cosa! No… la gente del reino no tenía la culpa de la enferma obsesión de Haizaki, no podía sacrificarlos tampoco, así que solo quedaba una opción…

Una alianza…

Una fiesta de compromiso en lugar de una celebración de cumpleaños para el decimoséptimo del príncipe Ryoota….

Fortificar su ejército con el de su nuevo aliado y proteger a su reino de cualquier ataque.

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-¡¿Qué?!-gritó el príncipe, casi al borde de las lágrimas, mirando con dolor a su amado padre, sin entender porqué tenía él que aceptar un destino como ese, era demasiado joven para ello, no quería, no de esa manera.

-Ryoota… es la única manera, el reino de Tōō nos había planteado una alianza tiempo atrás, y por la seguridad del reino es lo mejor ahora-argumentaba Nijimura intentando hacer entrar en razón a su hijo, aunque realmente no lo culpaba por no querer hacerlo.

-¡No quiero casarme con alguien que no amo!- las lágrimas terminaron por caer de sus dorados ojos, empapando sus mejillas y rompiendo el corazón de su padre, él no quería ver a su hijo así, pero si no hacía aquello, el destino de este sería aún peor.

-Hijo… no quiero perderte…-un susurro suplicante fue lo que salió de los labios del rey mientras se acercaba hasta poder abrazar a su único hijo, su tesoro- Haizaki es un demente y no pienso entregarte a ese bastardo-la rabia traslucía en sus palabras, dejando ver lo impotente que se sentía de no poder hacer nada- y si no te entrego a él, solo quedan dos caminos más, una boda con alguien más o ir a la guerra con el reino vecino-sus manos sujetaron los hombros del rubio y lo sacudió muy levemente, mostrando esta vez desesperación ante lo que diría- podemos pelear solos, podemos enfrentarnos a Haizaki solo con nuestra armada, pero… aun si ganamos mucha gente inocente morirá, y si perdemos… serías un botín de guerra…. Ryoota, si yo no pudiera protegerte…

El siempre sereno y tranquilo rey de Teiko rompió en llanto, uno silencioso pero lleno de dolor que caló profundo en el corazón del rubio, jamás había visto a su padre así, y lo que decía llevaba mucha razón, si peleaban y perdían sería todo peor, ya ni siquiera tendría el estatus de príncipe, y Haizaki podría hacer con él lo que se le diera la gana, además ganaran o perdieran él no podía sacrificar a la gente de su reino sólo por un capricho infantil como el “quiero casarme con alguien que ame”

-Lo sé padre… entiendo mi deber, y entiendo también tus razones- trató de dibujar la mejor sonrisa que tenía, queriendo tranquilizar a su padre, abrazándole tan protectoramente como el mayor lo hubiese hecho hace unos momentos- sé que el ejército de  Tōō es fuerte, y si la boda no convence al rey del reino de Fukuda, entonces podremos hacerle frente con un ejército que pueda proteger a nuestra gente-concluyó decidido, sorprendiendo a su padre que le miraba tan maduro como jamás lo había hecho a pesar de sólo tener dieciséis años.

-Es el segundo príncipe…-dijo de pronto Nijimura, dejando confundido a Ryoota

-¿Qué?

-La persona a quien desposarás, es el segundo príncipe-aclaró el de cabello negro con una pequeña sonrisa que dio esperanza a su hijo, si se casaría con alguien que no era el príncipe heredero del reino de Tōō, entonces eso significaba que su hogar seguiría siendo el mismo, sería el contrario quien tendría que venir a vivir al reino de Teiko, y además, al tener mayor rango que aquel príncipe eso le daba el poder de tomar las decisiones e incluso volver a casarse si así lo deseaba, pues tener un harem era un privilegio sólo del príncipe heredero y futuro rey de cada reino, un segundo príncipe no tenía ese derecho.

Notas finales:

¿Les gustó aunque se un poquito?

Quejas, comentarios, consejos, críticas constructivas, lo que quieran es bien recibido, menos insultos claro~

 

Proximo Capítulo: Aomine Daiki


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