La respiración de Luhan se entrecortaba, su aliento mezclándose con el de Sehun en aquél reducido espacio en el que el menor lo había aprisionado. El ahora pelinegro lo miraba con intensidad, el deseo y la lujuria tatuadas en sus orbes oscuras. Sus pupilas dilatas, clara señal de su excitación, la misma que Luhan compartía pero que se empeñaba en ocultar. Aunque eso no evitaba que la sintiera.
Cuando Luhan fue a decirle a Sehun que su juego había terminado, ya sabía que el chico no reaccionaría de muy buena forma. A Oh Sehun nadie le terminaba, él era quien lo hacía. Luhan ya había visto a una gran lista de jovencitas llorar desconsoladamente cuando el increíble y casi inalcanzable 'Póker face' las dejaba de las más crueles formas.
Sehun también había tenido su justa parte de chicos, el género no importaba para Sehun, cuando él quería algo simplemente lo tomaba. El chico era todo un gilipollas en opinión de Luhan. Aun así seguía siendo caliente. Sí, para Luhan, Oh Sehun era un ardiente gilipollas.
Sehun tenía esa actitud fría y arrogante que atraía a las chicas como abejas a la miel, y si a eso le sumamos un muy bello rostro, Sehun se volvía irresistible a los ojos de aquellas incautas que sucumbían a sus encantos. El chico Oh no poseía un cuerpo de infarto lleno de músculos; era delgado más bien, pero con músculos cincelados y con buen tono, muy agradable a la vista, tenía la cintura estrecha y los hombros anchos. Todo un digno personaje sacado de mangas y animes.
En opinión de Luhan, el mayor atributo de Sehun era ese pedazo de carne que le colgaba entre las piernas ¡Y vaya pedazo de carne que era! Sehun tenía una polla digna de admirar, y de saborear, él lo sabía porque ya lo había hecho. Luhan había utilizado esa dulce y rosada boquita que la naturaleza le dio para romper el autocontrol de Sehun. El siempre frío Sehun, perdía los cabales cuando Luhan lo chupaba y succionaba, además de hacer unos ruiditos extraños y a la vez excitantes.
El primer encuentro entre ellos dos fue por demás explosivo. Luhan recién regresaba de China cuando su prima Chorong le contó lo que le había hecho el ‘bastardo hijo de bitch’, palabras de Chorong, no suyas. El muy maldito se había acostado con ella, la grabó en su papel de ‘sumisa’ y luego subió el video a la red. Todo esto, en venganza porque ella había tenido un pequeñísimo incidente con Joy, la protegida de Sehun.
Cualquiera hubiera pensado que Luhan se molestaría por tal maltrato a su prima, sin embargo Luhan sólo estalló en carcajadas al pensar en la vergüenza que estaría sintiendo ella. Luhan conocía lo perra que Chorong podía llegar a ser, así que dudaba mucho que la versión de Chorong sobre ese incidente fuera cierta. Lo que Sehun le había hecho, ella se lo ganó.
Además, su prima no podía quejarse, de seguro ahora muchos más tarados estarían tras ella y, con lo que le gustaba ser deseada, Chorong más bien debería estar agradecida. Aunque, Luhan consideró que la verdadera razón de la molestia de Chorong fue que su video no se volvió tan popular, ni siquiera recibió propuestas para ser actriz porno. Sí, seguramente esa era la verdadera razón de su enojo.
En fin, la cuestión es que este asunto de su prima, despertó en él la curiosidad. Luhan quería conocer a ese tal Sehun y poder dar su opinión. Quería tenerlo frente a frente.
Y lo hizo.
Llegó al instituto en el que su Prima compartía clases con Sehun y pudo verlo. Aunque no fue como él lo esperaba.
Luhan se acababa de estacionar y bajaba de su automóvil, cuando otro auto se detuvo y de él bajó un tipo furibundo acercándose hacia él. Bueno, bendito dios, el chico era muy guapo. El tipo llegó a su lado y le dirigió una mirada extraña.
—¿Qué crees que estás haciendo?
—¿Disculpa? No sé a qué te refieres.
—Estás ocupando mi espacio —le gruñó— Muévete, idiota.
Okey, ahora, ¿no se estaba pasando de verga, este gilipollas?
—¿Tu espacio? Que yo sepa este estacionamiento le pertenece a todos los alumnos, no sólo a uno.
—¿Sabes quién soy?
—Un pendejo con cara de come mierda —contestó con toda la inocencia del mundo. El chico se puso rojo de la furia mientras apretaba los dientes de una forma que debía ser muy dolorosa—. Acerté, ¿no?
El chico gruñó y se abalanzó con el puño en alto hacia Luhan.
—Te voy a…
En un rápido y efectivo movimiento, producto de su conocimiento en diversas disciplinas de contacto y lucha, Luhan tomó el brazo del chico y lo llevó detrás de la espalda, pegando el pecho de éste al costado de su carro en un sonido que resonó por todo el lugar.
—Ni. Lo. Sueñes. Nene —Luhan le habló al oído.
—¡Luhan!¿Qué estás haciendo? —Chorong apareció en su campo de visión, junto a muchas personas más. Ella lo miró y miró al chico que Luhan tenía prisionero— ¿Sehun? Ah, carajo, esto tengo que grabarlo.
Wow, con que este era el tan mentado Oh Sehun. Sip, era guapo y también un gilipollas.
—¿Este es Sehun? —preguntó con falso asombro. Ella asintió malvada— Dios, lo siento mucho, ahora mismo me moveré de tu lugar —Luhan liberó a Sehun de su agarre y se dirigió a su auto mientras Sehun le daba una mirada de odio y algo más—. Disculpa es que a veces soy muy pendejo, como ahora por ejemplo.
Luhan se subió a su auto y lo puso en marcha, sacó la mano con un objeto en ella y un chirrido horrible resonó, dejando a todos con las mandíbulas desencajadas.
—¡¿Pero qué mierda...?!
Una enorme raya estropeaba la perfecta pintura del deportivo último modelo del chico OH.
—Ups, creo que tu auto tiene una enorme y jodida raya. Deberías cuidarlo más, es un auto muy bonito… o por lo menos lo era.
—¡Luhan eres el mejor! Joder, ese es mi primo.
—¡Tú, cállate y ve a estudiar! —Luhan volvió a ponerse en marcha mientras reía a todo pulmón— Adiosito, Sehun.
Así fue su primer encuentro.
El segundo, fue con Sehun gritándole a Luhan cuanta grosería se le venía a la cabeza y Luhan besándolo para que se calle porque le estaba dando dolor de cabeza.
El tercero, fue Luhan ignorando los llamados de Sehun y Sehun tomándolo con pasión en uno de los baños.
Dada la reputación de Sehun, se podría pensar que, después de haber follado en el baño, Luhan era una presa más en las garras de Oh Sehun. Nada más alejado de la realidad. Fue Sehun quien se volvió presa de Luhan. Aquellos ojos avellanas tan brillantes e inocentes, pero que ocultaban mil y un pecados, hechizó a Sehun. Bastó solamente una probada del delicioso y perfecto cuerpo de Luhan para que Sehun quisiera estar con él muchas veces más.
Y así es como empezó el juego, Luhan atrajo a Sehun como la luz a una polilla. Follaron donde se les ocurría, a cualquier hora y sin importar nada. Luhan podría ser el de abajo, pero él dominaba la extraña relación.
Luhan se deleitó y disfrutó de sus juegos con Sehun, después de todo, él no era muy diferente de Sehun. Luhan no creía en esas tonterías del amor y el romance. No. Luhan sabía de pasión, deseo y lujuria. Exactamente lo que sentía cuando estaba con Sehun.
Luhan le hizo creer a Sehun todo el tiempo, que el control de la situación le pertenecía. Que él mandaba. Y sólo cuando supo a ciencia cierta que el cazador había sido cazado, dio la estocada final.
Decidió terminar sus juegos.
Algo un poco triste, porque Sehun era el único que supo darle placer como a él le gustaba, supo encontrar esos puntos que lo hacían explotar y supo explorar su cuerpo más allá de lo que cualquier otro pudiera haberlo hecho.
Lástima que todo principio, tiene un fin.
Y sus juegos no eran la excepción. Aun si Sehun se negaba a aceptarlo y reaccionaba de muy mala manera.
Como en este momento.
—Tú no vas a terminar esto, Luhan —dijo Sehun con voz baja y mortal— ¿Sabes por qué?
—Bien, morderé el anzuelo, ¿por qué?
—Porque te gusto, porque he logrado cosas en ti que nadie más ha logrado, porque te conozco mejor que nadie, porque me deseas tanto como yo a ti —Sehun inclinó la cabeza hacia el cuello de Luhan y lamió la expuesta piel causando un estremecimiento por parte del mayor—, porque me perteneces y tu cuerpo lo sabe.
Luhan, se golpeó mentalmente por las reacciones de su cuerpo, y a la vez se preparó para devolverle la jugada a Sehun.
—¿Quieres saber lo que yo creo? —ronroneó. Sehun asintió— Que eres tú el que siente todo eso. Eres tú quien me pertenece, Sehun. Tu voluntad es mía... —Luhan miró a Sehun con intensidad, mordiéndole el labio seductoramente— y lo sabes.
Sehun jadeó y su entrepierna dio un tirón, Luhan lo ponía mal.
—Y si fuera así —retó con mirada lasciva— ¿Podrías con eso?
Luhan era una persona de retos, y esto claramente era uno de ellos, uno que Luhan no dejaría pasar.
—¡Ven aquí!
Luhan le enseñaría a Sehun que podía con eso... y más.