Cho Kyuhyun, de 23 años, ¿su profesión?, ser escritor de novelas homo eróticas. Tiene una vida, sino llena de riquezas, por lo menos un tanto acomodada debido a su moderada y porque no decirlo, creciente fama, la cual había alcanzado al provocar más de un sueño húmedo en hombres gay que se preciasen de serlo, y porque no, a mujeres también por igual.
Su editor en jefe le permitía casi cualquier excentricidad, pues gracias a sus libros, es que el pequeño negocio había salido a flote de la inminente bancarrota, era el héroe de cada empleado del lugar. Su ya creciente fama en este pequeño mundillo de la lectura erótica se había debido en particular a las peculiaridades que cubrían sus portadas. Kyuhyun consideraba un tanto burdo usar actores o modelos porno para la imagen de portada, por lo que se daba a la tarea de “modelar” él mismo a su protagonista, ayudado de su única fiel compañera, una laptop de última generación, antes de enviarlos para su revisión.
Él mismo cada vez quedaba casi como enamorado admirando sus propias creaciones, terminando por suspirar frustrado ante su inevitable realidad. A pesar de narrar cuanta aventura imaginable entre bellos y masculinos protagonistas, la verdad es que eso sólo era producto de su morbosa mente, y nada más, no de su propia experiencia, pues a decir verdad, no poseía ninguna. No lograba recordar la última relación real que había tenido.
Desde que había definido su orientación, no había tenido mucha suerte en el campo de las relaciones de pareja, y su mejor amigo no entendía la razón, era guapo, cabello castaño, piel pálida, alto, de complexión atlética a pesar de ser sedentario más que nada, sencillamente no había sido afortunado, por lo que, en lugar de vivir quejándose de ello, avocó su creciente imaginación en su primera pasión: la literatura.
Primero, comenzó leyendo libros que trataran del tema, pero poco y nada había, el mercado del erotismo se centraba en las mujeres y sus propias fantasías. Así comenzó a hacer sus propias historias, su amigo Hyuk Jae era su declarado fan número uno, y culpable de que ahora se dedicara a seguir escribiendo. Había sido él, quien en un ataque de algo que Kyuhyun aún no alcanzaba a comprender, decidió enviar uno de sus escritos a “life&write” una pequeña editorial que sabía de antemano que aceptaría un trabajo de dicho contenido, no cualquiera se atrevía a publicar algo así, pero esa pequeña empresa había apostado antes al género en particular, sin duda el talento de Kyuhyun sería desperdiciado en alguna casa editora mayor. Grande fue la sorpresa del castaño un día de primavera que recibió la llamada del editor en jefe, un tal señor Kim, anunciándole que aceptaban trabajar con él en la producción de sus novelas. Era una apuesta mayor, pero a esas alturas la casa editorial ya no tenía nada que perder, y si mucho que ganar.
Al principio no creyó en poder hacerlo, pero sus amigos le animaron, y ahí estaba él, dos años más tarde, en un nuevo y medianamente lujoso departamento, a punto de enviar su quinta novela, pero sin nadie con quien celebrar su creciente éxito y fortuna.
¿Qué diría la gente si se atreviera a revelar que nada de lo que escribía lo había experimentado en carne propia? Ni aquel amante ocasional, ni la pareja cariñosa, o su favorito, el caballero complaciente. No, nunca, tan mala era su suerte que nunca ninguno de sus “ligues” había querido ir más allá con él. En pocas palabras era un escritor de novelas de alto contenido erotico, pero virgen. Irónico, si, esa era la palabra correcta para describir su vida, una completa ironía, pero era lo que había.
Miró con cierta tristeza la imagen de su nueva portada, en ella se reflejaba al que probablemente fuese el hombre de sus sueños, alto, piel ligeramente bronceada, cuerpo fibroso, con los musculos necesarios sin exagerar, cabello y ojos oscuros como la misma noche, la sonrisa que derretiría a cualquiera. Sin mencionar las cualidades que le daba a su personalidad en la trama de su historia, amable, atento a las necesidades de su pareja, cariñoso, pero a la vez con ese fuego que derretiría el polo norte con su solo toque en la cama. En definitiva esta vez lo había hecho demasiado personal.
El día había sido especialmente agotador, entre uno que otro pendiente, la edición del diseño de su portada, y finalizar el texto, su cabeza ahora era un caos, sólo deseaba ir a su cama.
Pero por mas que quiso, el sueño no llegaba, hoy era uno de esos días en que le daba por reflexionar. llevó su laptop a la cama, y por largo rato apreció su obra, era bello por donde se viera, tanto, que deseó que fuera real. Cuando esa clase de pensamientos le inundó, supo que era hora de una píldora, y dormir, su ultimo pensamiento coherente fue “desearía que fueses real” para después, hundirse en el ansiado sueño.