CON BESOS DE POR MEDIO
El día había empezado para la grandiosa directora, era la primera obra teatral que dirigía, y contaba con los mejores actores, pero, de toda su escuela, aún no se graduaba, pero estaba por hacerlo y uno de sus proyectos finales era dirigir una obra de teatro, cosa que no era fácil, tenía que lidiar con Jung Dae Hyun.
—Que se note real, Dae Hyun. —Le decía una y otra vez.
—Vamos Lizz, que yo soy quien te hago el favor a cambio de nada. —La furia apareció en ella, pero tenía razón, a excepción de las toneladas de comida que le robaba de su refrigerador desde niños.
—Yoo Young Jae, a escena. —Ordenaba con su voz potente, embobada con la cara angelical del chico.
—No quiero besar a la chica. —Se quejaba Young Jae después de avanzar con el ensayo.
—Debes de hacerlo, tienes que ser profesionales, todos lo tienen que ser. —Alzó la voz recalcando lo último.
—Sí, Young Jae, se profesional. —Se acercaba el mayor de los dos pasando su brazo por encima de sus hombros, el cual fue apartado por el menor.
—No me toques. —Y Dae Hyun al oír aquello rodó los ojos mientras le apretujaba una de las grandes mejillas del contrario.
—Ya van a empezar. —Y la chica se derrumbó sobre su silla de directora. —Escena cuatro, cuadro dos. —Ordenó la chica.
— ¿Me va a apuñalar? ¿Enserio? —T su voz burlona llegó hasta los oídos del menor, mirándolo con… ¿odio? ¿Rencor? No lo sabía, pero sentía una clase de sentimiento hacía él, pero ¿Qué clase de sentimiento? Esperaba que fuera uno negativo.
Young Jae tenía que romper una de las botellas de cristal de la utilería y tenía que tratar de matar a Dae Hyun, o al menos sus personajes, en la historia el personaje de Young Jae, lucha contra el personaje de Dae Hyun por el amor de una doncella de la oscuridad, en medio de un mundo post apocalíptico, donde sus sobrevivientes, estaban al borde de una nueva guerra. Una temática algo complicada, por lo menos eso había medio escuchado Dae Hyun a la directora, sabía que le gustaban esa clase de historias y por eso quería que todo saliera a la perfección.
Pero en la cabeza de Dae Hyun todo era diferente, él quería que Young Jae fuera la dulce doncella en peligro y que pudiera rescatarla, pero ¿Por qué pensaba así? En realidad no sabía desde cuando le gustaba molestar al menor, ni siquiera se dio cuenta cuando empezó a molestarlo, simplemente sucedió y al escuchar que no quería besar a la protagonista le alegró el corazón y sintió la ansiosa necesidad de molestarle, así demostraba su amor hacía el menor, ¿todos lo hacen, no? Esperaba no ser tan obvio.
—Eres obvio. —Le susurró la chica al más alto de los dos.
— ¿A qué te refieres? —Aquella afirmación le había helado la sangre ¿Leía mentes? Parecía que sí.
—Sonríes como idiota, casi babeas cuando le ves y sin mencionar que es al único que lo molestas, eso dice mucho. —Sentenció. Y es que ¿Molestar a alguien quieres decir que te gusta? Era extraño, pero al parecer todos piensan que sí, polos opuestos se atraen, y ellos era polos opuestos, tanto en apariencia como personalidad.
—Eso no quieres decir nada. —Y la pronta negación y su actitud nerviosa lo delataron.
—No seas un idiota como siempre eres y avanza, puede resultar. —Le animaba golpeando su brazo, hombro, cabeza ¿Qué traía contra de él? Le estaba golpeando por todos lados.
—Me rechazará. —Musitó con tristeza y una sonrisa nostálgica, mirando a su “doncella rescatada” actuar. Mientras los gritos de emoción de su amiga eran callados por sí misma.
El ensayo avanzó con normalidad y todos agradecían y se despedían con reverencias retirándose a los vestidores para ir por sus cosas e ir de regreso a casa.
El casillero de Young Jae estaba a un lado del de Dae Hyun, por lo que siempre tenían que hablarse, aunque siempre terminaran discutiendo por culpa del mayor.
Esta vez fue distinta, la mirada nostálgica y triste de Dae Hyun seguía ahí, y Young Jae no pasó desapercibida aquella mirada.
— ¿Sucedió algo? ¿No pudiste robarme el dinero de mi almuerzo? —Trataba de ser gracioso, aunque honestamente fue lo primero que se le ocurrió decir, y no, no daba gracia, y él lo sabía, pero inconscientemente quería animar al mayor con su mal chiste.
—No, hoy si traje dinero extra. —Y sacó las cosas para colgárselas sobre su espalda para irse de regreso a casa.
— ¿Seguro? —Ningún “idiota”, eso no era normal en él, algo le había sucedido. Trató de apurarse para seguir al mayor, pero cuando volteó la cabeza ya no estaba, corrió hasta los pasillos y vio cómo su silueta desaparecía, se armó de valor y lo siguió a zancadas grandes, saliendo del recinto, con la penumbra de la noche donde las farolas únicamente, vacías y solitarias alumbraban las calles.
Para ser honesto, no sabía que estaba haciendo, siguiendo al mayor sin que éste le viera o sintiera su presencia. Llegó hasta la puerta de una de las casas en las faldas de las colinas, sacó sus llaves y abrió. Pasando debajo del umbral de madera. Tenía que ser su casa. Había una tienda de convivencias a lado, debería de llevar comida, para que al menos le contara lo que le sucedía, encaminándose a ese lugar se volvía a preguntar ¿Por qué lo hacía?, mientras su estómago le comenzaba a doler.
Compró un simple hotdog, una soda y una paquetito de galletas para él, aunque sabía que solo comería una o dos y las demás serían para el mayor. ¿Por qué nunca engordaba?
Se detuvo frente a la puerta del mayor, estando a punto de tocar con su mano, para darle golpecitos, pero se detuvo. Los nervios le invadieron
—Es solo Dae Hyun, ni que fuera mi examen final de Temas selectos de matemáticas. —Se reía de sí mismo, mientras se mantenía en la misma posición, cuando la puerta se abrió, dibujando a Dae Hyun frente a él, mientras su sonrisa cambiaba a una expresión de asombro y… ¿Se sonrojaba? Porque estaba sonriendo sus mejillas demasiado cálidas.
—Oh, qué bien. —Sonrió ampliamente mientras tomaba las galletas y el hotdog, cerrando la puerta nuevamente, volviendo a quedarse en casa y dejando al mayor aún atónito.
—Hey… —Iba a gritar y si era necesario a tirar aquella puerta.
—No. —Respondió Dae Hyun desde los adentros de su casa.
—Respeto la privacidad que necesitas tocando la puerta, pero reafirmo mi autoridad como Young Jae entrando de todos modos. —Aquella frase, sacada de un caricatura animada de antaño le hizo soltar una carcajada al mayor, mientras el otro aún articulaba la oración, se había levantado para abrir la puerta, mientras Young Jae se preparaba para tirar la puerta.
Dae Hyun abrió la puerta, mientras a su vez, Young Jae avanzaba con fuerza y velocidad. Lo derribó, ambos cayeron al suelo, quedándose el menor sobre el mayor, los parpados de ambos se mantenían cerrados, pero fue Dae Hyun el primero en abrirlos, mirando las mejillas sonrojadas de Young Jae, mientras se sentía de la misma forma que el contrario. Sin dudarlo o pensarlo dos veces sus brazos rodearon la cintura del menor, le atrajo con cierta fuerza a su cuerpo, la acción hizo que el menor reaccionara y abriera sus ojos, encontrándose con el rostro del mayor tan cerca… ¿A qué hora había pasado aquello, y por qué no lo golpeaba?
— ¿Quieres saber lo que me pasa? —La mirada aún seria con los ojos levemente entrecerrados y aquella voz profunda le erizó la piel, sintiendo como su cuerpo respondía, temblaba ¿Temblaba? Esperaba que el mayor no se diera cuenta de ello, y como si nada le bastara su cabeza asintió ante la pregunta que acaba de articular el contrario.
—Esto. —Los labios del mayor atraparon los contrarios, cerrando sus ojos, mientras los de Young Jae permanecían abiertos, pero al empezar a corresponder al beso los fue cerrando poco a poco, girando sobre el suelo, invirtiendo las posiciones, quedando ahora el mayor sobre él, pasando sus manos desde el trasero del mayor, recorriendo la espalda del mismo por debajo de su playera, para después acariciar los cabellos ajenos.
— ¿Pero qué te pasa? —Finalizó el beso iniciado por él, mientras le había jalado del labio inferior al contrario.
—Tú iniciaste. —Respondía con fingida indiferencia.
—Solo era un beso… —Fue interrumpido.
— ¿Sólo fue un beso? —Repitió. —Para mí no lo era. — ¿Se estaba confesando?
—Pienso lo mismo, pero… — ¿Se estaba confesando el menor? ¿Desde cuándo él tomaba la iniciativa? Y…. ¿Correspondiendo? Claro, se habían besado y el menor lo había manoseado sin descaro, mientras cada vez se ruborizaba más y más.
—Deberíamos salir más seguido, después de todo yo te alimento. —Sonrió alegre, acariciando la mejilla del mayor, estando éste aún sobre su cuerpo.
—Sólo con una condición, idiota. —Y ahí estaba lo que tanto había deseado escuchar y ver, decirle idiota y con amplia sonrisa, era raro, pero le gustaba, era su “amor” “mi vida” como quieran llamarle.
— ¿Cuál? —Preguntó estando atento a la respuesta.
—No beses a esa odiosa protagonista. —Musitó poniéndose serio, formando un puchero con sus labios mientras mantenía aquel color carmesí en sus mejillas.
—Sólo si eres mi novio. —Le tomó de la barbilla y le acercó a sus labios, iniciando un beso más calmado y prolongado. Después de separarse se pusieron de pie, sentándose sobre los sillones de su sala.
— ¿Te acabaste tan rápido la comida? —Cuestionaba a lo alto, teniendo hambre y ver todo vacío.
Dae Hyun se acercó al menor abrazándole por la espalda, para después alejarse y esconderse de él, corriendo por todo el lugar, exactamente no sabía que había pasado, por qué, o cómo, sucedió rápido, pero sucedió y ahí estaban de nuevo, peleándose por todo y discutiendo por todo, pero con besos de pormedio.