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Secretos por Mokona negra

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Notas del fanfic:

Hola a todos, heme de nuevo aquí, con este fic de una de mis parejas favoritas del mundo de Hetalia.


Solo espero que les guste y se diviertan :3 


 


Nota: Los peronajes no me pertenecen, creditos a su autor 


-w-


pareja:


Alfred x Arthur


USxUK

Notas del capitulo:

 

 

Uso se lenguaje vulgar

 

O_O 

 Acurrucado en el fuerte  de almohadas y mantas cerca de la ventana. Veo la lluvia caer con ojos adormilados. El té que ha preparado papá siempre calma mis nervios. Bueno, no es que este muy nervioso por ir a la preparatoria mañana pero, tomar su bebida caliente en esta noche tranquila, de verdad me relaja.

 Hace una hora apenas que salió al trabajo y ya me siento un poco solo. Agitó la cabeza y le doy un último sorbo al té con miel y leche para acurrucarme como un pajarillo en el nido de almohadas de esta noche.  Papá es médico, es lógico que este ocupado casi todo el día. Frotó mi hombro en un intento de alcanzar mi espalada. No duele, pero me siento extraño.

 Estoy un poco preocupado de como reaccionaran mis nuevos compañeros de clases por mi apariencia. Acaricio un mechón de cabello que se ve opaco en la oscuridad. Mi cabello largo y la apariencia que tengo, seguro dará más de un mal entendido. Sera mejor que deje bien claro que soy un chico y no una chica que le gusta vestir con el uniforme masculino. Suspiro aplastando con el brazo mis cejas. Odio que me confundan con una chica, realmente lo detesto. Pero no puedo hacer nada. Se lo prometí después de todo.

 Cierro los ojos y pienso en mi padre, en que no debo darle preocupaciones, en mis hermanos y lo mucho que me han de detestar, y en mi madre y lo único que me heredo. Antes de quedarme dormido, toco mi hombro, sintiendo esa sensación extraña invadir mi cuerpo durante toda la  noche.

 La lluvia ha dejado un grato aroma de tierra mojada y una neblina que se disipa durante las primeras horas del día. Eh salido temprano de casa. No me gusta llegar tarde a ningún lugar. Y como era de esperarse, mi apariencia llama mucho la atención. Eh intentado recoger  la cabellera rubia y larga que tengo que llevar a cuestas desde que era pequeño en media cola. Pero me la eh dejado suelta y solo me eh puesto un par de pasadores feos que eh encontrado por ahí para alejar el cabello de mi rostro. Estoy consciente que mi cuerpo es delgado y mis facciones pueden ser delicadas pero…

- ¡Porque demonios me han forzado a usar el uniforme de chicas! ¡Hijos de puta!

 Refunfuño rabioso caminando por los pasillos de la escuela. En cuanto eh cruzado la puerta principal, una de los profesores y el director de la escuela me interceptaron. “Hablamos con tu padre” “y conocemos la situación en la que te encuentras”  Dijeron  secuestrándome en la enfermería. Les dije que no me importaba lo que había dicho mi padre, que yo podría cuidarme solo y que no necesitaba pasar de nuevo el numerito de ser chica. “Tu padre insistió” dijo el barbudo poniéndome las manos encima. Me dio un escalofrió aquello y fui obligado a cambiarme. “Así que cámbiese de ropa antes de que nos obligue a “Ayudarlo” a cambiar de uniforme”

- ¡Como si fuera a permitir que me vieran! .-Grite de nuevo dando pisotones al suelo­.- ¡Eh perdido medio día de clases por su culpa! ¡Malditos hijos de puta! ¡Bastardos! ¡Odio esto!

 Me quede en medio del pasillo vacío (Ahora con uniforme de chica. Camisa blanca con moño azul, zapatos negros y medial largas para esconder mis piernas peludas) Mi cabello seguía igual. Largo hasta la cintura, adornado con esos pasadores feos. La verdad, no me molestaba haber perdido medio día de clases o el receso esperando el uniforme de chica escondido en la enfermería. Me molestaba el hecho que mi padre se hubiera metido en mis asuntos. Seguro estaba preocupado que me pudieran descubrir. Di media vuelta y busque los baños.

 Fui directo a los espejos y me mire un rato.

- Soy una chica.- Dije con pesar al mirar mi reflejor.- Tengo que decirle a papá que, está ya no puede ser la solución.

  Deshice el moño azul de mi pecho y desabotone la camisa con cuidado. El espejo reflejaba un cuerpo esbelto, pero de un chico. No había pechos ni ropa interior. Me sentí ridículo en esta situació.

- Si no fuera por esto…-Recogiendo mi cabello, deje caer la camisa blanca para desnudar solo mis hombros y la espalda. Girándome lo suficiente para verlas.

 El color blanco de aquellas pequeñas y despeinadas plumas pegadas a mi piel, eran la razón de que llevara el cabello largo. Le prometí a mamá que lo dejaría largo para ocultarlas. Ese era mi secreto. Algo que solo mi familia conocía. Así que era mentira que el profesorado supiera en realidad mi “situación” (No quería saber que era lo que papá inventaba y decía a los profesores, para hacerles creer que necesitaba esconder mi verdadero sexo)

 Mire mis pequeñas alas que dormitaban y tome aire para suspirar lentamente. Solo hay mentiras y más mentiras para esconder este secreto.  Estoy cansado. Realmente cansado.

 ­- Mamá me entendería…si le dijera que ya no eran necesarias estas mediadas. Confiaría en mí.

  Fue un chirrido el que me alertó, pero, fue su mirada la que me paralizó. Un chico. Había entrado un chico al baño de niñas ¿Por qué? Sus ojos azules estaban posados en mi rostro que empezaba a tomar color. Di dos pasos atrás cuando note que se lanzaba a mí de pronto. Pero mi reacción fue muy lenta y torpe, aquel chico ya me había empujado a uno de los cubículos.

- Sssh…alguien viene.- Dijo con un ademan.

 Me quede inmóvil mirando la espalda del chico con el que estaba encerrado en uno de los baños, sin decir nada. Entonces fue cuando los escuche, un par de voces hacían eco en los sanitarios; reían y tonteaban mientras meaban. Fue cuando caí en cuenta de algo muy importante. ¿Él me habría visto?

 Sentí un golpe en medio del pecho. Tome con fuera la camisa blanca del uniforme con cierta desesperación por cubrirme. No tenía ni idea si este tipo me había visto por completo. No sabía si se había dado cuenta de mi secreto. “¡Bien echo Arthur! ¡La has cagado!” me mordí el labio mirándolo. Su uniforme estaba un poco desarreglado, tenía el cabello rubio como las espigas de un campo de trigo y un ridículo mechón que se levantaba desafiando la gravedad. Era un poco más alto que yo y ancho (me daba la impresión que olía a comida), si peleaba con él, la tendría difícil, pero seguro ganaba. Usaría trucos de la vieja escuela y…

- Creo que ya se fueron .-Dijo mirándome de reojo sobre su hombro .- Espera aquí, te diré cuando puedas salir.

Un momento. Si no me equivocaba él…posiblemente…

- No hay moros en la costa. Puedes salir.

 Aun con las manos en el pecho para sujetar la camisa salí del cubículo con los sentidos agudizados. Sus ojos azules me evitaron y sus mejillas estaban coloradas al igual que sus orejas.

- Es mejor que salgas antes de que algún chico te vea en los baños ¿Cómo es que pudiste equivocarte?  Eres muy descuidada.

- Ah…

 Era lo que estaba pensando. Este tipo, este tipo pensaba que era una chica. Sin decir nada, salí de ese lugar, dejándolo atrás.

 Una vez en la clase que se supone que debía de acudir. El profesor me presento con el resto del grupo él mismo, por haber llegado hasta el segundo periodo. Hubo cuchicheos cuando me presento como Iggy Kirkland (Mi nombre falso de chica) pero no preste atención ya que el destino me estaba jugando una mala broma en ese mismo instante. Mis ojos se clavaron a un chico que me miraba sin disimulo. Sus ojos azules acompañados por una clara cara de bufón. El mismo chico que me había “salvado” en los baños hace unos momentos y para colmo de males tenía que sentarme justo delante de él.

¿¡Porque el maldito karma, dios o destino se mofaba de mí de esta forma?!

 Sabía que pasaría a continuación, sabía que aquel chico me abordaría después de clases con tontas preguntas…y justamente eso mismo ocurrió.

 La campana sonó y el alivio de los alumnos afloro enseguida. Pequeños grupos se formaron rápidamente y se disponían a estrechar los primeros lazos de amistad, forjados apenas el primer día.

- Soy Alfred.

 No podía creerlo. En verdad estaba pasando.  Analice mis opciones rápidamente cuando Alfred se posó frente a mi pupitre. Podía solo agradecer lo que había hecho y dejarlo en un malentendido vergonzoso por mi parte o simplemente ignorarlo.

- Ho-hola.- Está bien, por ahora, no podía relajarme. Primero era averiguar que era lo que había visto. Una vez más tendría que hacerme pasar por chica. Tenía que aguantar hasta estar cien por ciento seguro que mi secreto, seguía siendo un secreto.

- Es muy curioso que estemos en el mismo grupo. Eh escuchado que no entraste al primer periodo porque estabas en la enfermería ¿Estas bien? .- Preguntó con una sonrisita inclinándose en el pupitre.- ¿Necesitas que te ayude en algo?

 ¿Por qué estaba diciendo todo eso? Era demasiado confiado y por alguna razón me irritaba.

- A-Alfred.

- Dime Al.

- Alfred ¿Podría pedirte un favor? -Le pregunte ignorando eso último.

- Me imagino que no quieres que diga nada ¿Verdad?

 “Muy bien chico listo, también quiero que te alejes de mí y no me molestes” Pensé forzando un sonrisa mientras asentía.

- Sí. Preferiría que “eso” quedara entre nosotros. Si no te molesta.

- Está bien. No me importa ser un héroe.

“¡Nadie ha dicho que lo eres!”

- ¿Un héroe?

-¿Puedes imaginarte que hubiera pasado si los chicos te hubieran visto ahí medio desnuda? -. Soltó una carcajada.

“¿Qué? ¡No estaba medio desnudo!”

- Prefiero no imaginármelo.- Dije guardando las libretas en la mochila. El aula se estaba quedado vacía. Nadie quería quedarse más de tiempo en el salón el primer día de clases.­Entonces nos vemos.

 Dije levantándome del pupitre y camine a la salida pero una fuerza  me detuvo por la muñeca a medio andar. Me gire topándome de nueva cuenta con el rostro sonrojado de Alfred. Arrugue el entrecejo,  avergonzado por un par de chicas que salieron riendo del aula al vernos. Nos habíamos quedado solos.

- Iggy.

- ¿Qué pasa? r13;Pregunte con enfado.

- Yo…

 Alfred suavizó su tono de voz y bajo la mirada. Su rostro estaba pasando del rosa al rojo en unos instantes. Podía ver con claridad como en su mirada azul se reflejaba un destello de emoción. Su mano comenzó a sudar y cuando me miro a los ojos con el labio temblándole, mi cuerpo recibió una carga de energía desagradable.

- ¿Quieres salir conmigo?

 Puse los ojos en blanco. Mi ánimo se desplomo y la boca se me secó por completo. En serio era una mala broma, una muy mala broma ¿Por qué demonios me estaba pasando esto? ¿Por qué tenía que lidiar con una confesión el primer día de clases? ¿Es enserio? ¡Ya dejen de jugar a la cámara escondida conmigo! ¡Es un hombre! ¡El pobre piensa que soy una chica y el muy tonto me ha pedido salir en el primer instante que tuvo oportunidad! ¡Pobre! ¡Tener que romperle el corazón! Le diría que no estaba interesado en salir con alguien como él ¡Apenas unos minutos me había dicho su nombre! ¿Qué se creía?

 Sonreí de forma extraña, ansioso por el momento en ver su cara de decepción cuando me negara y le pidiera que no me volviera a molestar con algo tan desagradable.

- Alfred, yo no…

- Si dices que no.-Interrumpió Alfred mirándome fijamente.-Les diré a todos tu secreto.

 Hielo. Hielo en su mirada y hielo en mi interior al escuchar esas palabras.

- Tú…

- Lo digo en serio.

 Su mano me apretó con más fuerza la muñeca. No aparto su mirada azul cielo de mi rostro y con una seriedad que no creía, espero mi respuesta.

­ Quería golpearlo en la cara, en medio de los ojos, darle de patadas y cortarle los huevos con los que me pidió semejante cosa y luego chantajearme.

 Era un bonito día. Pero podía sentir que a la lejanía, se acercaba una tormenta, una muy grande.

Notas finales:

 

 ¿Qué les pareció? No olviden dejar sus comentarios, criticas, observaciones o chismes (ok no, eso ultimo no) Con mucho gusto los leo y aclaro sus dudas. Saludos.

Hasta el siguiente capítulo -w-

¡Nos leemos! 


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