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BLAQUIES. por Raes

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Notas del fanfic:

No es yaoi en sí, es decir, no hay nada para catalogarlo como tal, pero verán que cierto toque y acercamiento se perciben entre el JooMi y SeungDoong :3

Cabe alarar que es una linda -cof- y corta historia de los blaquies a la 'tierna' edad de 5 años apróx.

Espero les guste~ y el '___' surgió porque no quise agregarle nombre aleatorio. XD!

Notas del capitulo:

Ahora que me doy cuenta, no tendría que haber utilizado esa persona como narrador D:'

Mi única autocrítica, además de las ya conocidas.

Sin más, les dejo con la lectura~.

 

  Debías cuidar a cinco niños por todo el sábado, alejar cualquier propuesta de algún amigo y concentrarte en cuidar y mantener a salvo a cinco pequeños que se quedarían en tu casa. Vivías con tus padres, pero justamente ese sábado ellos tenían una reunión y cena muy elegante por cuestiones de trabajo  junto a otros colegas de su mismo rubro. Las parejas amigas de tus padres tenían hijos pequeños y grandes, pero los segundos saldrían así que no podrían cuidar a sus hermanos menores. Te ofreciste a ser niñera por ese día, y mediante tus padres hiciste pasar la grata noticia hasta llegar a los oídos de las parejas amigas.

 

Sábado por la mañana~

 

  Te levantaste temprano, aún tenías ganas de seguir durmiendo cómodamente entre tus cálidas sábanas y enroscarte con las frazadas hasta fundirte con la almohada, pero debías levantarte a esa hora porque la casa no se ordenaría sola. La tenías que preparar para cuando la tarde cayera y los niños se hicieran presentes. Tomaste una ducha matutina bastante extensa y luego preparaste el desayuno para ti y tus padres. Al terminar, ellos salieron debido a que debían terminar unos asuntos antes de la reunión de la noche y tú sólo los despediste deseándoles una buena mañana. Posteriormente, era hora de ordenar: primero, tu cuarto. Libros, apuntes, fotocopias, cuadernos, lapiceras y demás cosas salían despedidos de tus manos e iban a parar al estante de manera muy ordenada. De por sí ver la cantidad de cosas que debías estudiar te hacía doler la cabeza. Luego acomodaste unos tomos de manga que compraste hace pocos días, no tenías muchos pero igualmente eran valiosos.

 

            – ¡Perfecto! –gritaste al ver tu habitación ordenada parada en la puerta– ahora el comedor –caminaste hasta las escaleras y bajaste dando grandes saltos–.

 

Sábado a la tarde~

 

  Como una máquina te apuraste en ordenar la sala, limpiar la cocina e higienizar el baño. Para tu suerte los lugares no estaban tan sucios así que el tempo de limpieza se redujo considerablemente. En pleno aseado tus padres llegaron, te dijeron que ya habían almorzado así que no te preocuparas por ellos. Preparaste algo rápido para almorzar, quizá un poco tarde pero no te importó. Luego de comer, te tiraste en el sillón a ver un poco de tele, miraste el reloj de la sala y sus agujas marcaban 5 y 15. Los niños llegarían más o menos a las 6 y 30, todavía tenías más de una hora para pasar el rato sola.

 

            – Hija, me llamo el señor Bang y dijo que está en camino, nosotros debemos irnos ahora pero cualquier cosa que suceda puedes llamarnos o llamarlos –tu madre te dio un papel con 7 números anotados junto a sus respectivos dueños–.

            – ¿Y éste último? –señalaste el último número telefónico en el papel al tiempo que leías el escrito– ¿Crush… Country? –reíste para tus adentros por el nombre–.

            – Ahí es donde estaremos… –habló tu padre– te atenderá alguien del lugar… si es Erick cuelga el teléfono…

            – No digas eso de ese chico –tu madre gesticuló enfrente de tu padre– son todos amables.

            – Pero ese tal Erick habla con todas las chicas que se cruza… –acotó tu padre y se acomodó la corbata–

            – Celoso –tu madre se rió provocando tu risa–

            – No –te guiñó el ojo tu padre quien comenzó a caminar hacia la puerta–

            – Nos vemos hija –dijeron ambos abriéndola–

            – Pásenla lindo, nos vemos… ¡se ven bien! –gritaste y volviste a quedarme sola–.

 

  Volviste a tu lugar enfrente de la tele y cambiaste de canal repetidas veces, lo dejabas varios minutos en un canal pero luego lo cambiabas, no encontrabas nada emocionante ni divertido ni ninguna película buena. Pasaste por los canales infantiles, pero para tu gusto los dibujos de ese horario eran bastante malos, carentes de cosas que te gustaran “¿cómo les puede gustar cosas así?” pensaste mientras veías los coloridos dibujos en la pantalla.

 

  “Ring~ ring ring~”

 

  El timbre de la casa sonó y te levantaste hasta pararte enfrente de la puerta, suspiraste y la abriste. Una pareja se encontraba del otro lado, bien vestidos luciendo alegres.

 

Sábado a la noche~

 

            – Buenas noches, soy _____ –los saludaste amablemente–

            – Buenas noches, debes ser la hija de mi buen amigo _______ [Nombre de tu padre] –te habló el señor–

            – Hemos hablado con tu madre –la señora se dirigió a ti extendiendo su mano–

            – Sí, ella me avisó que ustedes vendrían, hace… bastante tiempo… –algo llamó tu atención, te inclinaste a un lado y divisaste a un niño correr detrás de ellos, instantáneamente sonreíste al verlo– ¿él es su hijo?.

            – Oh sí… Miru ven –la señora lo llamó y el niño se acercó tomando las correas de su pequeña mochila– ella es _____ y te va a cuidar hasta que nosotros volvamos ¿si? tienes que ser bueno y escucharla porque ella es tu mayor… –le habló calmadamente y el niño sólo asentía–.

            – Hola Mir –lo saludaste sonriéndole y moviendo la mano– ven, pasa…

 

  Mir entró a tu casa y se sentó en el sillón a ver la tele. Sus padres te dijeron un par de cosas y agradecieron el hecho de haberte ofrecido para cuidarlo. Se despidieron de ustedes y se montaron a un coche negro. Volviste al sillón y te sentaste al lado de Mir, él tomó su mochila y comenzó a sacar juguetes de diferentes tamaños y colores, todo lo que sacaba de la mochila te lo pasaba y tú sólo los dejabas a un lado y te reías por lo entusiasmado que se mostraba. Era infinidad de cosas las que sacaba, hasta cuadernitos para colorear y fibras de colores llamativos.

 

            – Y esto… y esto… ah y esto –el pequeño Mir dejó su mochila en el piso y tomó alegre dos juguetes de tus piernas– ruuuuuunnnnn…

            – Oh ¿el caballo hace “run”? –le dijiste mirando el juguete en su mano: un caballito marrón–

            – Sí porque es rápido como un coche… ruuuuun –volvió a repetir haciendo que rieras–.

 

  Tomaste un juguete y comenzaste a seguirle el juego, Mir se reía y chocaba el juguete de la mano con el que tenías en la tuya. Se levantó y empezó a correr alrededor del sillón llevando el caballo de acá para allá, volvía donde estabas y cambiaba de muñequitos para volver a correr. Así estuvieron alrededor de 20 minutos, cambiando de figura y haciendo ruidos raros con la boca.

 

  Ring~ Ring Ring~

 

  El timbre volvió a sonar.

 

            – Miru quédate aquí mientras yo voy a ver quién es ¿si? –le dijiste dejando los juguetes encima de la mesita de la sala mientras él corría alrededor del sillón–.

 

  Abriste la puerta esta vez más segura ya que el primer niño había llegado, tras abrirla te encontraste con dos adultos y tres niños. Tus ojos se posaron en los pequeños, dos traían mochila pero el otro niño sólo traía una manta en sus manos. Te presentaste como lo habías hecho con los señores Bang, y saludaste a cada uno de los niños.

 

            – La señora Lee y la señora Park me pidieron que por favor los trajera, ellos son G.O, Joon y Cheondoong –los señaló posando su mano en cada cabeza– bueno a él también le puedes llamar Thunder –el pequeño sonrió– diles de esta manera porque así les creas un clima de confianza –asentiste mirando a cada uno– se nos hace tarde así que te los encargamos –rió al final y se despidió dejándote con los cuatro pequeños en la sala–.

 

  Los llevaste hasta donde estaba Mir jugando y el pequeño Joon se le acercó extendiendo la manta en el suelo, comenzaron a rodar con los juguetes mientras G.O y Cheondoong se sentaban en el sillón y sacaban algo de sus respectivas mochilas. G.O sacó un aparato pequeño de plástico color azul, celeste y negro y un micrófono como para el tamaño de su mano y lo dejó encima de la mesita de la sala.

 

            – ¡Hm! –emitió el pequeño Thunder jalándote de la manga de la campera– toma –te alcanzó un gato de peluche y tiró la mochila a un lado–

            – ¿Te gustan los gatitos Thunder? –le dijiste moviendo el peluche de forma juguetona–

            – Mamá no quiere comprarme uno… –hizo puchero y le acariciaste la cabeza revolviéndole el cabello–

            – Toma –el pequeño G.O le alcanzó el micrófono y una luz verde se encendió en el aparato– canta, te sentirás bien…

 

  Te arrodillaste frente a los dos y Thunder comenzó a hablar por el micrófono algo tímido, el pequeño G.O giró una perilla y el sonido se hizo más fuerte llamando la atención de Mir y Joon quienes se acercaron donde ustedes. Apoyaste el peluche en las piernas de Thunder y animaste a los demás para que aplaudieran y lo alentaran. Mir se acercó y empezó a gritar por el micrófono, Thunder comenzó a reír y G.O seguía aplaudiendo. De repente sentiste a alguien detrás de ti y una manta cayó sobre tu cabeza tapando tu visión. Todos comenzaron a reír y un nuevo timbrazo se escuchó en la casa.

 

            – Joon, quítame esto que tengo que ir a fijarme quién es –Joon obedeció y volvió a tirar la manta al suelo–

            – Si se comportan de esta manera podré cuidarlos hasta medianoche –comentaste caminando hacia la puerta–

 

  Un hombre de muy buen porte apareció frente a ti, detrás venían caminando una señora con un niño al lado. Volviste a presentarte cuando la señora se acercó y ambos agradecieron el haber aceptado cuidar a su hijo, SeungHo. El pequeño traía consigo un cubo rubik y parecía muy concentrado en lo que hacía. Los padres se despidieron de ti y se marcharon.

 

            – ¡SeungHo! –gritó Thunder corriendo hacia ustedes con el peluche entre los brazos–

            – ¡Cheondoong! –gritó éste sonriéndole, llevó la mano a su bolsillo y sacó un llavero (extrañamente sin llave) con un muñequito panda colgando de él– lo traje –los miraste curiosa, parecían conocerse, y no sólo ellos sino también los demás–

            – SeungHo~ –llegó hasta ustedes Mir y miró asombrado el llavero– ven ven, mira mis juguetes –tomó a SeungHo del brazo y lo jaló donde los demás–

 

  Volviste a la sala con Thunder quien comenzó a hablarte de lo mucho que le gustaban los gatos y de cuánto deseaba tener uno. Te parecía muy tierna la manera en que hablaba, desprendía un aire cálido en sus palabras y en sus gestos. Al llegar, G.O y SeungHo parecían bastante entretenidos cantando, Joon intentaba levantar todos los juguetes de Mir en los brazos y Mir se envolvía en el suelo con la manta como si fuese un canelón. Thunder corrió donde Joon y lo ayudó a levantar todos los juguetes, caminaste hasta donde ellos y te sentaste al lado de Mir quien te sonrió y siguió rodando cual palo de amasar.

  Así transcurrió un tiempo considerable, jugabas con cada uno de ellos, más con Mir que se presentaba bastante alocado y alegre. De vez en cuando Joon te tomaba por sorpresa y te abrazaba por la espalda, luego se alejaba corriendo riéndose y volvía a tomar juguetes. Pequeño SeungHo te preguntó dónde quedaba el baño y lo acompañaste, mientras esperabas a que saliera reías incontrolablemente… la dulzura que desprendían los cinco niños era hermoso, cada quién se comportaba y se mostraba de formas muy distintas. SeungHo salió del baño y se tomó la pansa con ambas manos.

 

            – ¿Te duele? –le preguntaste agachándote hasta quedar a su altura–

            – No… –miró a un lado– tengo hambre...

            – Oh es eso… –te acomodaste a un lado y acariciaste su espalda– bueno, mientras ustedes juegan en la sala yo cocinaré algo para ustedes ¿qué te parece? –SeungHo te sonrió y asintió motivado, picaste su mejilla y te levantaste tomándolo de la mano–.

 

  Volvieron a la sala y el resto de los niños se encontraban corriendo por todos lados, agarraron algunas cosas que tenías en los estantes y jugaban con ellos como si fueran sus juguetes. Les quitaste las cosas que podrían llegar a lastimarlos o que se podían romper y los juntaste en el sillón uno por uno. Quien te costó más trabajo hacer que se quedara quieto en el lugar fue Mir, que corría y se tiraba al piso para que no lo atraparas. Una vez todos juntos, te paraste delante de ellos y les comentaste qué harías  de cenar.

 

            – ¡Carne! –Thunder levantó los brazos entusiasmado– cocina carne…

            – No hay… pero haré pollo frito ¿les gusta? –todos asintieron incluido Thunder quien había pedido otra cosa– quiero que por favor no se alboroten ¿sí? yo estaré en la cocina, cualquier cosa me llaman y yo vendré… igual tendré la puerta abierta…

 

  Los dejaste sentados en el sillón y te dirigiste a la cocina. Comenzaste a preparar el pollo tan rápido como podías mover tus manos, ese momento de locura hace unos momentos te había alertado que estando solos los niños se descontrolaban. Un pequeño se paró en la entrada y golpeó la puerta para llamar tu atención.

 

            – G.O ¿pasó algo? –le hablaste sin despegar tus manos de la cocina–

            – La jarra no tiene más jugo, tengo sed… –se acercó donde la mesada y se estiró buscando un vaso plástico–

            – Sí sí… espera –limpiaste tus manos con la servilleta y sacaste de la heladera una botella con jugo de naranja, le alcanzaste el vaso que trataba de agarrar y lo llevaste a la sala–

 

  Allí todo parecía un caos, la imagen de los cinco niños tranquilos situados en el amplio sillón había desaparecido ¿qué había ocurrido con los angelicales infantes?. Mir rodaba por el piso de lado a lado y estiraba la manta donde Joon saltaba y bailaba elevando las piernas y tropezándose con Mir, G.O cantaba muy fuerte por el micrófono que había traído y caminaba alrededor de la sala cargando el aparato. Thunder jugaba con la tierra de las macetas en la esquina de la sala y había tierra tirada por los alrededores, para su suerte, su peluche estaba intacto a un lado de él. SeungHo enchufó el cable de los parlantes y conectó éstos al equipo de música. ¿cómo sabía cómo enchufar y conectar esos cables?. Dejaste la botella con jugo sobre la mesa  y corriste primero hacia el pequeño SeungHo que parecía estar queriendo enchufar algo de metal en el tomacorrientes, lo apartaste del lugar y él se alejó donde estaba G.O. Luego, fuiste donde Thunder y cariñosamente le explicaste que con eso no podía jugar, lo levantaste del suelo y lo mandaste a lavarse las manos remangándole la camiseta hasta los codos. Te acercaste a Mir y le dijiste que era peligroso girar en el suelo ya que podía llegar a lastimar a alguien como lo fue con Joon que se tropezó con él. Escuchaste un ruido fuerte y volteaste a ver de dónde provenía. Miraste mitad de un vaso en el suelo y el resto esparcido en diminutos trozos. Te acercaste a Joon y su mirada viajaba del vaso roto a ti con mirada asustada. Le expresaste que era riesgoso bailar saltando y estirando las piernas, había objetos alrededor y podría tirar algo… como el vaso de vidrio.

 

            – ¿Puedo tomar jugo? –te preguntó G.O por el micrófono–

            –  Sí cariño… pero no es necesario que utilices eso –le señalaste el aparato y te cubriste un oído con la mano–

            – ¿Yo? –preguntó Joon acercándose– también quiero jugo…

            – Yo  también –SeungHo preguntó pero sin esperar más se sirvió en un vaso plástico–

            – Tengo sed –Thunder volvió del baño sacudiendo sus manos en el aire–

            – Sí, pueden tomar, para eso lo traje –procuraste que ninguno cruzara por donde el vidrio roto y les serviste a cada uno en un vaso– ¿y Mir? preguntaste al notar su ausencia–

            – No lo sé –Joon se encogió de hombros y bebió del vaso–

            – ¡La comida! –gritaste– por favor, quédense tranquilos… ya vengo…

 

  Volviste a la cocina y afortunadamente el arroz estaba a su punto. Lo sacaste del fuego y proseguiste con la cocción del pollo, lo colocaste en el sartén y lo tapaste para evitar que el aceite saltara y cayera en alguno de los niños si llegaran a entrar. Comenzaste a oír gritos en la sala y te desesperaste. Corriste algunas cosas de la mesada y colocaste los platos. Otra ola de griterío se escuchó y encaminaste donde ellos. Mir estiraba el llavero de SeungHo aferrándose al muñequito de panda, el pequeño G.O amarraba los extremos de la manta de Joon con él dentro y Joon gritaba pidiendo que lo sacaran.

 

– Basta chicos! –les dijiste sin moverte de tu lugar–

 

  Thunder te llamó desde las escaleras y te señaló arriba indicando la puerta de tu habitación abierta, según él había escuchado ruidos arriba pero no quería subir solo.

 

            – ¡Mir! –gritaste mirando hacia el primer piso– Thunder amor, ¿viste a alguien allá arriba? –le señalaste tu puerta–

            – No… pero escuché ruidos –comenzó a mover los labios de una manera extraña–

            – ¿Tienes hambre Doongie? –Thunder te sonrió ampliamente al escuchar tus palabras y asintió–

 

  Volviste a la cocina a dar vuelta el pollo y empezaste a servir el arroz. Se escuchaban aún gritos pero no eran fuertes como los anteriores. Imprevistamente G.O y Thunder aparecieron en la puerta de la cocina saltando en el lugar y señalando dirección a las escaleras.

 

            – ¡_____, _____! –repitieron ambos– Mir se cayó por las escaleras…

 

  Soltaste lo que tenías en la mano y corriste hacia afuera llamándolos para que te siguieran. Ya podías escuchar el llanto de Mir, al llegar te encontraste con SeungHo a su lado mirándolo agachado y Joon a unos pasos de él. Lo incorporaste del suelo y lo abrazaste para tranquilizarlo, temías que se haya podido lastimar gravemente, pero no veías alguna mancha de sangre en su ropa o en el suelo. Los demás pequeños se miraban unos a otros buscando respuesta en la mirada de su compañero y moviéndose incómodos en el lugar.

 

            – ¿Te golpeaste? ¿dónde te duele? –preguntaste preocupada intentando sacar las manos de Mir de su cara– ¿estás bien? ¿qué pasó?.

            – Se cayó –dijo Joon subiendo tres escalones– estaba acá así y saz, salto y se cayó –se acercó y apoyó su mano en el brazo de Mir– no llores Miru...

            – Toma –le dijo SeungHo extendiendo el cubo rubik ya terminado– el muñequito del panda es de Doongie –tomaste la mano de Mir y la extendiste– pero te regalo el cubo que ya tiene los colores juntos…

 

  Mir tomó el cubo y lo miró aún sollozando, se tomó la frente con una mano y se quejó cuando se tocó. Le preguntaste dónde le dolía y se señaló, lo acariciaste dulcemente y le acomodaste el cabello alborotado mientras él limpiaba su carita. Mir se pegó a ti y te abrazó, te sorprendió que hiciera eso pero te hizo sentir bien que tuviera esa confianza contigo.

 

            – ¿Qué hacías arriba? –le preguntaste, observaste algo tirado en el suelo y le pediste a G.O que te alcanzara. Cuando te lo aproximó, se trataba de uno de los tomos de manga que habías comprado recientemente– ¿bajaste las escaleras viendo éste libro? –lo volteaste para lo viera y él murmuró muy despacio “si” – oh Miru~… –expresaste al tiempo en que volvías a abrazarlo–

 

  Ya tranquilo, se separó de ti y te levantaste, recordaste la cocina y volviste a correr para apagar el fuego, pero por desgracia… la comida se había quemado.

 

            – ¿La comida se quemó? –te preguntó el pequeño SeungHo apareciendo a tu lado–

            – Sí… así es…

            – Lo siento –expresó Mir mirando la comida quemada–

            – No pasa nada... lo importante es que te encuentres bien… –sacaste del freezer la cubetera e hiciste saltar 4 cubos de hielo que envolviste en una servilleta limpia– esto es para que no se te hinche ¿si Mir? mantenlo así –lo apoyaste en su frente– hasta que yo te lo saque.

 

  Juntaste a los cinco y les dijiste que pedirían una pizza, lo cual les encantó a todos y también te emocionó al verlos de esa manera. Discaste el número del delivery y los llevaste al baño para lavarse las manos.

 

            – Así no Joon, no se pasan las manos debajo del agua y ya está.

 

  Tomaste el jabón y les ordenaste que te vieran, les explicaste cómo debían lavarse y los dejaste solos mientras ibas a limpiar el vaso roto que había quedado en la sala. Una vez terminado de levantar la basura, volviste al baño y los niños estaban tirando agua hacia arriba. Te vieron y se detuvieron, la imagen era cómica; todos tenían la cara con pequeñas gotas y sonreían ampliamente, cerraste el grifo del lavabo pero antes salpicaste a cada uno de ellos con un poco de agua. Sus risas invadieron el baño, tomaste una toalla y le secaste la cara a cada uno de ellos, todos se veían lindos de esa manera, era imposible no encariñarse tan rápido. Fueron saliendo de a uno y se ubicaron en el sillón de la sala, se quedaron allí viendo la tele tranquilamente y hablando de cosas incoherentes. La imagen volvía a ser conmovedora, realmente eran adorables. Ordenaste la mesita de la sala y el timbre sonó, Joon corrió hacia la puerta y preguntó “¿quién?” mirando por la cerradura del mismo. Lo apartaste del lugar y abriste la puerta para recibir el delivery, Joon tomó la caja pequeña y se dirigió donde los demás mientras tú mantenías la caja de pizza en tu mano y con la otra pagabas el pedido.

 

            – Chicos… pedí una pizza y seis empanadas –abriste ambas cajas , apartaste el hielo que tenía Mir en la frente y todos comenzaron a tomar porciones–

 

  La cena se tornó en risas y en un mar de servilletas por el piso, no parecían prestarle atención al televisor pero sí a lo que les decías o les contabas. Al terminar la cena, recogiste las cajas y los mandaste a lavarse las manos como les habías enseñado. Al volver, los dejaste en el sillón y pusiste un canal de dibujos, les pediste que no corrieran ni saltaran porque recién habían comido y fuiste a la cocina a limpiar las cosas que habías utilizado antes de que el pollo se quemara. El ambiente de la sala no había cambiado, se escuchaban risas y algunos gritos pero los cinco seguían sentados en el sillón. Poco a poco el silencio de sus voces se sintió sólo quedando el sonido del televisor y los choques de los platos que producías al secar los utensilios.

 

            – Ya… –observaste la hermosa escena que tenías ante tus ojos; se habían quedado dormidos– … terminé….

 

  Fuiste donde guardaban unos colchones y sacaste dos de una plaza cada uno, los arrastraste hasta dejarlos al lado del sillón y tendiste una frazada grande en el suelo. Trajiste una sabana de dos plazas, tiraste ambos colchones sobre la frazada y los cubriste con la sabana. Cargaste a cada uno en tus brazos para acostarlos; primero fue Mir quien tenía su brazo envuelto en el de al lado. Joon le siguió, luego Thunder, posteriormente G.O y al final SeungHo. Los cubriste con otra frazada y los observaste unos minutos dormir. Te percataste de todos los juguetes alrededor y buscaste sus mochilas que estaban detrás del sillón.

 

            – Bueno… SeungHo sólo trajo el cubo y el llavero –levantaste ambas cosas y las dejaste en la mesa– G.O trajo sólo el aparato y esto que… la verdad no sé qué es –los dejaste al lado de las cosas del primero– Cheondoong trajo el peluche… y unos autitos… –guardaste sus cosas en su mochila y tomaste la de Mir– y Mir trajo toda esta cantidad de juguetes –buscaste por toda la sala y lo guardaste en su mochila– y Joon… bueno… esta manta… –fuiste al patio trasero y la sacudiste para quitar el polvo y migajas de comida–.

 

  Regresaste donde los pequeños y te acostaste en el sillón, cambiaste de canal y te quedaste mirando… sin prestar atención. ¿Qué era esa sensación que sentías en tu pecho?. A pesar de haber roto algo, o haber tomado algo tuyo, o incluso no haberte escuchado a un principio, sabías que simplemente eran unos niños y eso formaba parte de su naturaleza infantil. El llanto de Mir, los inesperados abrazos de Joon, la dulzura de Thunder, lo atento que era G.O y la calidez de SeungHo habían conmovido tu corazón. Aceptar tener que cuidarlos había sido una buena elección. Poco a poco fuiste entrando en sueño hasta quedarte dormida.

 

Domingo, madrugada~

 

            – Hija… _____ despierta… –tu madre te movía despacio tomándote del hombro– despierta… llegamos y los padres de los niños están afuera…

            – Oh sí… –te sentaste rápido y acomodaste tu ropa– que pasen… están durmiendo… –tu vista se fijó en los cinco pequeños que aún dormitaban tranquilamente–

 

  Las madres ingresaron a la casa y tomaron a sus respectivos hijos cargándolos en los brazos. Les alcanzaste sus mochilas y sus cosas y te despediste de ellos dándoles un beso en la mejilla. Agradecieron nuevamente tu tiempo pero antes de que se retiraran SeungHo se despertó…

 

            – Hm… –se movió inquieto, buscó las manos de su mamá y tomó el cubo y el panda– esto es de Mir –extendió el cubo donde estaba la mamá de Mir quien lo tomó sonriéndole– y esto es de Doongie –estiró su brazo y tocó el brazo de Thunder, la madre lo tomó y le acarició la cabeza tiernamente–

 

  SeungHo volvió a esconder su cabeza en el hombro de su madre y volvió a dormirse. Te despediste de todos por reiterada vez e ingresaste a la casa junto a tus padres.

 

            – ¿Fue fácil? –rió tu padre quitándose el saco– cinco niños, cinco… –te enseñó su palma abierta–

            – No lo fue… cuando se descontrolaron fue un caos… –te tiraste en el sillón pero al segundo volviste a pararte– mejor me voy a dormir a mi habitación…

            – ¿Por qué no llamaste? podríamos haberte indicado algo –las palabras de tu madre frenaron tu caminar y te golpeaste la frente sintiéndote una tonta–

            – Cierto, los números –moviste tu cabeza en señal de cansancio– má, me voy a dormir… tengo sueño…

 

  Caminaste hasta las escaleras y suavizaste tus pasos, con una mano apoyada en la baranda de la escalera miraste donde habían estado todos juntos cuando Mir se cayó. Todos en ese momento estaban preocupados por Mir, no se desparramaron buscando su diversión propia… de hecho luego de ese incidente todos se tranquilizaron, aunque tal vez o hayan hecho ya que era tarde y tenían hambre. Sea lo que fuera, pasaste una linda tarde-noche junto a los pequeños. Subiste hasta tu habitación y te cambiaste de ropa, te acostaste en tu cama y antes de apagar el velador, una hoja deslizada bajo la mesita de luz se podía ver dibujada. La tomaste y en ella estaba plasmado con trazos gruesos y coloridos, un dibujo de un nene y una chica más alta agarrados de la mano… con torpes letras debajo de cada persona se podía leer “Miru ; _____” aunque le haya errado en una letra de tu nombre. Reíste al leerlo pero fue encantador, lo colocaste al lado del velador y situaste el despertador encima para evitar que se vuele. Apagaste el interruptor y sin mucha espera, tu cuerpo comenzó a adormilarse.

 

            – Los quiero… –murmuraste y finalmente el sueño llegó para dormirte–.

 

 

 

 

~ FIN ~

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Faltó acción? XD!

En especial me conmovió el JooMi, porque me los imagino muy tiernos de peques :3

Se aceptan todo tipo de comentarios, hasta pidiendo que crezcan y de una vez se amen <3 ajaja.

Abrazos miles~.


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