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Forbidden por KrayTe

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Notas del capitulo:

Hola. Hace mucho que no publicaba un one-shot. 

A decir verda esto me salio mientras estaba en clase, digamos que matematicas no es mi fuerte.

Tampoco soy muy fan del incesto y más si se trata de Jongin y Kyungsoo. Porque ¡NO TIENE PARECIDO! Tal vez, solo tal vez por los labios. Pero de ahi no. 

En fin. Ya lo hice y me gusto escribirlo. Creo que me salio medio raro. 

Disfruten mucho. 

Un coche aparca frente a la casa más vistosa del vecindario, un hombre con traje baja y camina con total seguridad. Notoriamente es un hombre de oficina y con un puesto alto. Tiene un aura de superioridad y de soberbia.

A simple vista un hombre común y corriente. Como todos los empresarios que comenzaron a temprana edad a laborar. Hombre que fue casado, que amo a una hermosa mujer con la que procreo un hijo. Muy parecido a su madre, pero con el carácter de este hombre.

Eran una familia común y corriente. Pero quién diría que ella seria la que se fuera. Dejando solamente una nota, con miles de disculpas y razones por las cuales abandona a su esposo e hijo.

El empresario no cayó en depresión, fue lo contrario. Se fortaleció con la partida de su esposa, ahora, ex- esposa. Crio a un hermoso niño, inteligente y con carácter fuerte y altanero. Pero no por eso dejo de ser amoroso con sus amigos y con su padre. Sobre todo con su padre.

 

 

Jongin va directamente a las escaleras, con el propósito de ir a un solo lugar. La habitación de su hijo.

Para cuando entra, la habitación estaba vacía, pero la luz del baño encendida.  Kyungsoo tomaba un baño. Uno de esos largos.  La puerta no estaba completamente cerrada. Así que Jongin con cautela se acerca y… pues decide espiar un poco.

Lo único que puede lograr ver es la silueta borrosa de su amado hijo. Pero es lo suficiente para desear adentrarse y ayudarle a remover el jabón de su cuerpo. Aquel cuerpo que lo provoca a cada momento y que se burla del empresario.

Aquel que el mismo vio desarrollarse y llegar a lo que es ahora. Un piel pulcra y manchada con las huellas de Jongin. Un cuerpo que pide ser sometido, besado y adorado. Todo lo que Jongin necesita. Todo lo tiene en una sola persona. En su hijo.

De la misma forma se aleja, se acerca al escritorio donde reposan dos papeles. La boleta de calificación de Kyungsoo y un reconocimiento. No es nada nuevo, así que su sorpresa no es mucha.  Por inercia voltea la boleta, encontrándose con un croquis, una hora y un numero de celular.

—Has regresado—Jongin gira y traga. Kyungsoo solo viste una bata de algodón, con los mechones de cabello aun húmedos, su piel viéndose más tentadora. Mas apetitosa y gritando ser manchada por las huellas de Jongin.

—¿Iras algún lado este fin de semana?

—No, pero hoy si. Kris ha organizado una fiesta, me ha invitado.

—Mmm—asiente inconsciente. Kyungsoo se acerca, posicionándose alado de su padre. Lo ve, dejándose llevar por la masculinidad que desprende, dejándose embriagar por la colonia y el olor natural.  Hipnotizado. Su padre es realmente atractivo y solo para él.

Los segundos siguen y Kyungsoo no despega la vista del hombre de alado. A Jongin no le importa ser observado tan minuciosamente, y menos si se trata de Kyungsoo.

Es por eso que toma el cuello de su hijo, lo acerca a sus labios, sellándolos. Aprisiona al menor, quien responde al beso sin chistar, dejándose seducir por la lengua de su progenitor. Jongin toma los muslos de su hijo, obligándolo a sentarse sobre su escritorio. La bata resbala por el hombro derecho, dejando que el empresario bese la piel descubierta, mientras acaricia el interior de los muslos lechosos.

El saco ha desaparecido, las manos de Kyungsoo se concentran en desatar el nudo de la corbata. Cuando esta desaparece, continua con los botones, acerca sus labios al lóbulo y chupa. Jongin, desata la cinta, exponiendo la desnudes de su hijo. No le importa que Kyungsoo luche con los botones de su camisa. Se acerca comenzando a marcar  un camino de besos, iniciando de los labios acorazonados, descendiendo. Cuello, clavícula, pecho y pezones. Siendo estos últimos el lugar favorito del empresario. 

Aquel par de hombres se dejan llevar por el deseo, la pasión y la lujuria. Pero sobre todo por el pecado. Que lo hace más excitante, ya que están probando a su propia carne.

Kyungsoo se apoya sobre sus codos, enredando las piernas en la cintura de su padre, lo obliga a besar sus labios. Lo seduce, comenzado a mover sus caderas. Jongin muerde el labio y lo succiona, para después alejarse.

Sonríe al adolecente debajo de él, pasa sus dedos, alejando los mechones que se habían adherido a su frente. Las miradas se conectan, estas solo ruegan por una cosa. Algo que solo ellos dos entienden. Un beso. Uno que es único para ellos. Uno lento y agresivo, donde Jongin marca lo que le pertenece y Kyungsoo responde con un silencioso solo tuyo.

Pero la burbuja de efervescencia se rompe cuando la cita del empresario llama para confirmar.

—¿Yonhwa?

—Exacto cariño, Yonhwa. A veces esa mujer me frustra—dice Jongin alejándose del cuerpo que más anhela en estos momentos.

—Si te frustra ¿Por qué sigues saliendo con ella?

—No losé Kyungsoo. Como sea. Me tengo que ir.

—¡Papi!—Kyungsoo grita, antes de que Jongin cruce la puerta— ¿puedo ir a la fiesta de Kris?

Jongin lo piensa. Kyungsoo solo en una fiesta, con más personas. Personas que de seguro no conoce y que quieran meterse en sus pantalones.

—Sehun me acompañara.

Un suspiro.

—De acuerdo, pero te quiero aquí a la una. Ni un minuto más—Kyungsoo se acerca y abraza a su padre, brindándole un beso.

—Gracias papi—dice de forma melosa—diviértete con Yonhwa.

—No lo creo cariño.

No es que a Jongin no le guste la chica, es todo lo contrario, tiene muy buenos atributos. Perfecta para un hombre como él. El problema inicia en que Jongin, solo siente atracción hacia una sola persona. Y pues esta persona también siente atracción por él.

 

 

Permítanme decirles como inicio este amor…

 

 

Un día normal, como hoy por ejemplo. Un adolecente que hace tarea en el jardín y un hombre que revisa estadísticas en su oficina.  La ventana del hombre. En este caso Jongin. Ve directamente a la mesa en donde Kyungsoo se encuentra haciendo tarea.

Basto con una mirada para darse cuenta que su hijo, no solamente era su hijo. Ese no era su destino. Para ninguno de los dos. No era normal sentirse excitado con la sola presencia, no era normal sentir celos de que otros toquen a su amado hijo. Claro, Kyungsoo se parecía mucho a su madre, más no era el motivo por el cual Jongin sentía atracción hacia su propia sangre.

El chico simplemente se hacía notar en todos los aspectos. Es como si fuera fosforescente, atraía las miradas aunque Kyungsoo no lo deseara ¿Y cómo se deshacía de los pretendientes? Con tan solo una mirada de superioridad, de esas miradas que su padre le enseño. De las cuales funcionaban para casi todas las ocasiones.

Su segunda atracción a su hijo. Fue cuando regresando del trabajo lo encontró refrescándose en la alberca. Decir que se le caía la baba era poco. Había sido hipnotizado con tan hermosa piel. Ese día se acerco al borde y lo observo nadar bajo el agua. Para cuando iba a salir, tomo una toalla y se arrodillo. No importándole mojar su pantalón de trabajo. Kyungsoo al tomar aire, vio a su padre y sonrió. Se sentó en el borde, dejándose tapar con la toalla. Una descarga eléctrica recorrió el cuerpo del empresario. Su hijo era realmente atractivo. La descarga eléctrica llego con mayor intensidad cuando conectaron miradas. Jongin simplemente estaba cayendo ante su hijo.

Pero la gota que derramo el vaso, fue aquel sueño húmedo. Jongin ya no era un adolecente para tener semejantes sueños, pero sucedió.  Lo bueno es que Kyungsoo no se encontraba en casa. Lo más extraño, es que Jongin juraba que podía sentir el olor a Kyungsoo en su habitación, en su cuerpo. Podían sentir sus afelpados labios, la mano traviesa que descendía y llegaba a su sexo. Su parte favorita, fue cuando sintió la húmeda lengua de su hijo, lamiendo desde la base hasta la punta. Como giraba, succionaba, lamia. Jongin murió y revivió en aquel sueño. El más excitante en toda su vida.

Jongin despertó de su excitante sueño con el delicioso aroma del desayuno. Ya recuperado de su orgasmo, descendió a la cocina y lo vio. Su hijo comiendo una manzana mientras preparaba el desayuno. Vistiendo unos jeans ajustados a sus muslos y una playera negra. Haciendo un contraste perfecto con su piel.

¡Ah! Su amado hijo, el mismo que le hacía tener sueños húmedos. En aquella época con bastante frecuencia.  Pero todo tenía un final.

Kyungsoo era y sigue siendo un adolecente bastante travieso. Jongin despierta y lo primero que ve es a su hijo frente a él, sonriendo como si lo que hiciera en ese momento fuera lo más normal. Como si masturbarlo no fue incorrecto, como si provócalo no fue un pecado.

Al verse descubierto, la sonrisa se ensancha y la velocidad de la mano aumenta. Estaba a casi nada de liberarse. Jongin quería llorar, la mano fue reemplazada por algo mejor. Una lengua ansiosa.

Su hijo tenía un don. Hacia maravillas con la lengua. Sin contar las succiones y los placenteros sonidos que salían de sus labios. ¡Ah! Su amado hijo, esa noche fue desflorado por su padre. Sus huellas mancharon su piel, dejándola marcada. Gimió el nombre de su procreador y se aferro a él. 

Kyungsoo esa noche acepto pertenecer a su padre. Aceptor ser única y exclusivamente de él.

Para no llamar la atención, Jongin tendría citas. Las citas nunca fueron para establecer una relación. Solo era para aparentar que aun era un hombre respetable y que seguía las leyes de la sociedad. Sus amigos y empleados lo envidiaban ya que cada dos meses tenía una cita nueva.

Apariencias. Engañosas apariencias. Ninguna de sus citas era lo suficientemente buenas. Ninguna era como Kyungsoo. El único que lo complacía, amaba y deseaba.

 

 

01:14 a.m.

Se suponía que Kyungsoo tenía que regresar a la una. Ni un minuto más. Ahora llevaba casi quince minutos de retraso. Jongin furioso, teclea el número de Kyungsoo.

—¿Dónde demonios estas?—casi grita—te dije una, ni un minuto más qu…— Kyungsoo le había colgado. Su hijo se burlaba de él. Aun era su padre y merecía respeto.

Aun más furioso, el empresario toma las llaves de su auto, la boleta donde se encuentra el croquis.

Con paso decidió, deja su hogar para dirigirse a la fiesta de un adolecente. Al no haber mucho transito, a esas horas de la madrugada se le hace fácil conducir y llegar a su destino en tiempo record.

Fue demasiado sencillo encontrar la casa de Kris. Solo tuvo que seguir la música, para después ver adolecentes en el jardín de una casa en donde claramente se llevaba a cabo una fiesta.

Encontrar un lugar en donde aparcar fue su único problema. Cuando hubo encontrado un lugar se apresuro y bajo del auto hecho una furia.

Empujando a los adolecentes que se cruzaban en su camino, buscando con la mirada a Kyungsoo, para no encontrarlo. Adentrándose y desesperándose aun más. Demasiados adolecentes. Con forme pasaba veía algunas caras conocidas entre ellas el anfitrión que su rostro era de desesperación. Claramente su fiesta se salió de control.

En la sala, se encontraba Sehun y en su regazo una chica muy mona. Cuando el adolecente lo  vio, sus ojos se abrieron desmesuradamente, aparto con delicadeza a la chica. Que por cierto término siendo hombre.  A Sehun no hizo falta que le preguntaran, guio a Jongin al jardín donde al parecer los adolecentes no querían ir, ya que estaba casi desierto. Sentado en el césped acompañado de un chico, ahí estaba Kyungsoo. Completamente sumido en la plática del chico, este parecía derrumbarse en cualquier momento.

Un suspiro y con furia casi extinta se acerca a su hijo.

 

 

En todo el camino de regreso a casa no hubo conversación. Ninguno se molesto en iniciarla, pero el enojo de Jongin todavía se podía sentir. Tal vez ese era el motivo por el cual Kyungsoo no hablo en todo el camino.

 Una vez que llegaron a su hogar, Jongin fue el primero en bajar. No miro a su hijo. Al entrar dejo las llaves en su lugar, iba a la cocina…

Papá— el empresario quedo estático en su lugar, una descarga eléctrica atravesó todo su cuerpo. La forma en que Kyungsoo lo había llamado fue tan sugerente.  Con lentitud encara a su mayor oponente. Sin embargo desfalleció. Su camisa estaba tirada en el piso, mostraba su pecho blanquecino. Le entregaba su cuerpo.

Jongin ante eso no podía resistirse, amaba la forma en que Kyungsoo pedía disculpas. Lo disfrutaba y le daba placer. Al principio que mostraba rancio pero su hijo lo seducía, y embriagaba con su persona. Jongin se dejaba manipular hasta que hacía que el cuerpo de su hijo explotara en éxtasis.  

Era algo a lo que simplemente no podía resistirse.

— Para la próxima avísame que llegaras tarde, así no me preocupo – Kyungsoo asiente, estira el brazo, incitando a su padre a tomar su mano—mi pequeño—Jongin niega la mano. No le importa ya que su zona favorita esta al descubierto.

Primero una caricia al pezón, haciendo a Kyungsoo estremecerse. Levanta la vista, Kyungsoo mordiéndose el labio inferior. Un paso más cerca, pero a la vez un paso lejos toma. El adolecente retrocede, no porque tenga miedo, sino que ansía lo que vendrá a continuación.

Ya puede imaginarse la lengua de su padre jugando con su pezón, del como lo besa con pasión y desenfreno. Pero a la vez con romanticismo y cariño. Las manos recorriendo su cuerpo, dejando llamas por donde toca.

Inconscientemente, seguía retrocediendo hasta que topo con la puerta. Jongin llega a su objetivo, toma  el pezón en su boca, lame en varias ocasiones para succionarlo. Asegurándose de hacerlo lento y húmedo. Pasando su dedo índice por el pezón restante. Lo toma con sus dientes. Los dedos de su hijo acarician las hebras escarlata.

Lame entremedio de los pezones, besa y succiona.  Dejando una marca carmesí en la lechosa piel. Aquella por la que muere todos los días. De la que nunca se cansa de besar y marcar.

Sube, llegando a la clavícula la delinea con la lengua y deja una marca roja. Continua, llegando a la barbilla, la besa y muerde. Sigue subiendo, llegando a su destino. Labios rojos y comestibles. Apetitosos y deseables.

Con forme se besan, Kyungsoo utiliza la puerta como apoyo  para soportar la efervescencia de su padre. Jongin aprisiona a su hijo, Kyungsoo toma su cuello acercándolo aun más. Sus dientes chocan por tan pasional beso.  Las manos de Jongin se resbalan, llegando a la cintura, se acercan al botón del pantalón. Desabrocha, desprende a su hijo de la prenda, dejándolo solamente con su ropa interior.

Kyungsoo hace un puchero, él no quiere ser el único desnudo. El empresario capta y comienza a desvestirse. Tira su camisa lejos, desabrocha su pantalón y lo tira aun más lejos que su camisa. Todo por su hermoso hijo. No pierde detalle de cómo el adolecente lo devora con la mirada, el cómo se acerca, se arrodilla y sonríe ladino. ¡Oh! Ahora viene la mejor parte para Jongin.

El adolecente saca la lengua y lame el bulto que se comienza a formar. Sonríe al sentir como los vellos debajo de sus dedos se erizan y como su padre se estremece. Motivado, toma el elástico y juega con el. Probado la paciencia de su amado padre.

Jongin sabe del juego de Kyungsoo, no reprocha. Porque sabe que eso a Kyungsoo lo enoja. Y tal como predijo. Su hijo baja la ropa interior, dejando expuesto la masculinidad. Lo toma en sus manos, comenzando a masajear todo la extensión. El pulgar masajea con mayor efervescencia el falo, haciendo que Jongin tire su cabeza hacia atrás y cierre los ojos con fuerza.

El primer gemido sale y le sigue otro. La cavidad de su hijo es la locura del empresario, baja la mirada y se pierde en tan erótica escena. Kyungsoo chupando obscenamente, buscando equilibrio en los muslos de Jongin. Su cabeza moviéndose y con lo que cae aun más.  Es ver a su propia sangre presionar su falo con sus labios afelpados, pasando la lengua por la punta y disfrutando de su casi esencia.

No se permite liberarse, toma al adolecente del brazo, junta sus labios moviéndolos desenfrenados, chasquidos y más chasquidos. Gemidos que Jongin crea al masturbar Kyungsoo. El adolecente posa una mano en el cuello de su padre, haciendo que junte sus labios de nuevo, pero no puede mantenerlos unidos cuando otro gemido sale de él. Sin preámbulo, guía su mano al miembro de su padre repitiendo el acto. Masturbando, haciendo a Jongin gruñir y a Kyungsoo pedir por más.

La cercanía ya no es suficiente, el empresario pide más, más contacto. A regañadientes se aleja de su primogénito. Toma su mano, haciendo su camino a la enorme sala. Para ser más específicos. El sofá. Ese mismo sofá que ha sido testigo de innumerables actos de amor por parte de ambos. 

Jongin se siente, haciendo que el adolecente se siente en su regazo, con sus piernas a cada lado de su cintura.

Kyungsoo besa la mejilla, comienza a moverse. Iniciando una deliciosa fricción. Besa la frente de su padre. El primer dedo busca su entrada, una vez que la encuentra se hace paso por las paredes internas del adolecente. Kyungsoo se aferra al hombro del empresario, mientras que Jongin, con sus dedos desocupados, hace dibujos abstractos en el muslo de su hijo.

El segundo llega con el tercero, pero Jongin conoce como la palma de su mano el cuerpo del adolecente. Automáticamente comienza a embestir a su primogénito, disfrutando de los sonidos eróticos que este deja escapar. Poniéndose aun más duro. Papi, más. No pares. Y obteniendo como respuesta un gruñido.

Por obviedad, Kyungsoo se cansa de le los dedos de su padre. Jongin alinea su miembro en la entrada. Kyungsoo comienza a bajar por la extensión, su cabeza cayendo hacia tras, con el labio entre los dientes, soltando un suspiro cuando ha tocado fondo.  Jongin se acerca a los botones rosas y lame uno, estimulando aun más a su hijo. Jugando con su sensibilidad.

Un gemido, otro y otro. El empresario toma las caderas de su hijo haciendo que salga de su interior, solo para volver a entrar, dando con certeza en el punto sensible. Kyungsoo comienza a brincar sobre el miembro de su padre. Rogando por más, soltando gemidos y gimoteos. Aferrándose a su padre, besando con parsimonia, juntando su frente y sonriendo con cariño.

A pesar de que está mal lo que hacen, a ellos no les importa. Porque estaría mal, amar de sobre manera a su hijo, porque poseerlo es incorrecto, porque besarlo, susurrarle palabras de amor y mimos son erróneos. Jongin ama a Kyungsoo. Y eso para él, no está mal.

Solo que tuvo la mala suerte, de que el amor de su vida fuera de su propia sangre y que la sociedad vea eso como una enfermedad. Un estado grave de raciocinio. Aclaro, Jongin tiene un estado mental perfecto. Que el único que puede derrumbarlo, esta cabalgando un su regazo y llamándolo papi. Porque Kyungsoo sabe que Jongin se pone aun más, cuando lo llama así.

Pero que es lo que hace al empresario perder el control.

J…Jongin

Exacto, que Kyungsoo diga su nombre. Con solo eso, Jongin cambia de postura, dejando completamente al adolecente debajo de él, penetrándolo con mayor profundidad, haciendo que Kyungsoo casi grite. Haciendo que se aferre a su espalda y enrolle sus piernas a su cintura. Que se pierda en un mundo de placer y que llegue a ver estrellas  de lo magnifico que su padre lo folla sin control.

Piel chocando, respiraciones aceleradas. Jongin, llenado el ambiente y Kyungsoo complementando a su nombre. La cereza del pastel. Los innumerables te amo que escapan de los labios de Jongin. Hasta que llega, la conocida sensación de hormigueo, para después liberarse en el interior de su hijo. Kyungsoo no tarda liberarse, su padre sonríe y besa sus labios aun en su interior. Acaricia con su nariz la mejilla ahora ruborizada, sintiendo como los dedos de Kyungsoo limpia el sudor que ha quedado en su frente.

Comienza a descender. Saca la lengua y limpia el semen que hay en el estomago de Kyungsoo. Disfruta del sabor, vuelve a descender esta vez llegando a la hombría y limpiándola, dejándola sin una marca blanca. Pero no para y sigue bajando, hasta llegar a la entrada, donde su propio semen gotea. De la misma forma limpia, auto-probándose y disfrutando de los gimoteos que su amado hijo deja salir.

Una vez terminada su labor toma a Kyungsoo entre sus brazos. No dormirán en el sofá. Así que va a su habitación, la misma que comparte con su hijo. Se acurrucan, enrollando sus piernas y dándose mimos mutuamente, hasta que el sueño se apodera de ambos y no queda más que cerrar los ojos.

 

¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨

 

Despierta solo, sin una adolecente que se supone que debería estar ocupando el lado derecho de su cama.

Antes de bajar toma unos pantalones, se mete al baño y limpia sus dientes. Sonríe porque su cuello tiene marcas rojas. Marcas que de seguro no desaparecerán con facilidad. Lo único que le duele es el no poder decir que esas marcas fueron hechas por Kyungsoo. Le duele porque pensaran que Yonhwa las hizo. Cuando ni siquiera ha tocado a la mujer.  

Sus pensamientos siguen ese rumbo desolador, terminan muriendo al ver a su amado hijo preparando el desayuno, vistiendo una de sus camisas y con pocillo de fresas a su lado.

Se apoya en el marco de la puerta, permitiéndose observar a su hijo, viendo su delicado y perfecto cuerpo, viendo como también tiene una marca en el cuello, que sobresale por su color carmesí.

Así es. Jongin ama a Kyungsoo y no le importa que este enamorado de su propio hijo. Después de todo, ambos sabían que su relación padre- hijo no funcionaba. Eso no era para ellos. Su relación era más romántica y pasional.  Más de amantes. 

Notas finales:

Gracias por leer y por darme un poco de su tiempo. 

Aun sigo creyendo que me salio raro ¿Ustedes que opinan?

Ah, como amo el KaiSoo


Cuidense mucho, disfruten de Love me right. 


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