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Planetary / kaisoo; exo por LYhobbit

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Notas del capitulo:

Resumen: el planeta de JongIn está debajo de la galaxia Vía Láctea. Él suele, en ocasiones, observar aquel planeta con extrañas combinaciones de color, pero todo cambia cuando decide ver más allá.

Kaisoo; aliens!au, sci-fi, slight!angst; pg

 

N/A: Les comparto una curiosidad: al principio, este era un drabble de 600 palabras de género fluff-romántico-shota, con un KaiSoo de bebés que se gustaban y siempre se miraban por la ventana, buscándose todos los días, y al final se hacían amiguitos, pero no me convenció así que borré todo. Cuando al fin llegó inspiración mientras contaba estrellas y formaba figuras, esto fue lo que reemplazó a la primera mini-historia xD.

¡DISFRUTEN!

17- Dreams Under The Galaxy

 

Tierra, un planeta más en el universo, tan corriente y común, similar a la nada; suelen pensar en un punto del universo llamado OXE. Sin embargo; a JongIn eso no le interesa, y por ello, hace investigaciones sin que nadie lo sepa—es alguien tan curioso como entrometido—. Él sabe un poco más que nadie que aquel planeta es de todo, menos aburrido, no lo es. Aprovecha el tiempo en la oscuridad cuando la cara de su mundo está hacia arriba, y con una de sus diversas máquinas lo explora. Con mucha tranquilidad se sienta frente a una pantalla de cristal a divisar cada hemisferio de aquel lugar azul. Es tan hermoso a sus ojos: vapor rodeándolo, ocultando lo que él quisiera ver; pero está prohibido, su civilización lo ha marcado así, y si alguien infringe aquella regla, un castigo será puesto en marcha.

 

‘Quizá, si veo un poco más cerca, nadie se entere’ piensa. Su extremidad parecida a una mano toca el botón rojo, y en instantes, sus pupilas están apreciando el contenido del planeta azul.

 

—¡Es asombroso!— No conforme con ello, su dedo sigue tecleando.

 

Acercar. Cerca. Más cerca.

 

Sus ojos se expanden más y más, denotando lo fascinado que está, su boca se entreabre, podría incluso, babear de tan maravillado que está.

 

Flores con diversidad incontable de colores, árboles pequeños que quisieran alcanzar la estatura de los más altos, lluvias cristalinas e incluso más brillantes que lo que JongIn conoce como diamantes, tormentas que hacen danzar los pétalos y las hojas de la flora mientras que las nubes estallan entre rayos y centellas. Definitivamente la Tierra no es un mundo aburrido, no lo es.

 

Sin embargo, algo no encaja bien en aquel cuadro de resplandores utópicos, pues algunas nubes parecen artificiales; colores grisáceos de tonalidades que están muy lejos de ser puros, y eso es un estorbo para seguir profundizando la dicha de ver más allá.

 

‘Seguramente su planeta está comenzando a ensuciarse, ¿si es el único planeta en el que viven, por qué intentar destruirlo?’ piensa, detallando con exactitud lo que podría ser llamado un hogar. Sus dedos siguen presionado el botón, y de alguna manera, lo que no se podía admirar, es visible, totalmente.

 

‘¡Qué civilización tan más extraña! ¿Por qué no hay muchas personas admirando tan agradable escenario?’ Una mueca que parecía ser una sonrisa, se transforma a una de confusión. Porque es verdad, es extraño, realmente lo es.

 

Acercar, más cerca, más.

 

Aquello parecido a pupilas se estremecen cuando un individuo se sienta debajo de la lluvia; es la única persona admirando todo el panorama de incesante brillo y fulgor.

 

Acercar, más, y más cerca.

 

Blanca piel como la nubes que permanecen inmóviles en el cielo, negro cabello con destellos similar a las noches más hermosas y que debieran ser parte de nuestros recuerdos, son solo algunas envidiables características de aquel ser humano. JongIn desea, por unos segundos, entablar una conversación con el terrestre mientras ambos están sentados bajo la lluvia, disfrutando de un sinfín de emociones y sensaciones.

 

—Es… realmente hermoso.

 

‘¿Podría ser eso llamado atracción, o lo que la mayoría de los tontos llaman primer amor?’ El extraterrestre ríe de manera irónica, es un tonto, ¿por qué pensaría aquello? Criaturas como él no se enamoran, y mucho menos en lapsos de  tiempo muy cortos. Eso es estúpido, diría uno de sus compañeros más inteligentes. Pero aun así, JongIn quiere ver más.

 

Acercar más, más y más cerca.

 

‘Podría tomar la apariencia de un humano y acercarme a ese chico’. Los planes para viajar al planeta Tierra ya son un hecho. Arrancar su nave espacial e introducirse a un nuevo mundo también lo es. Pero aquello sólo forma una minúscula parte de su primoroso plan.

 

‘Pronto estaré allí, quizá en menos de una hora’. Por supuesto que sí, la tecnología de su hogar ha sido mucho más fructífera que aquellos científicos del bonito planeta que gastan y gastan toneladas de dinero, consiguiendo saber cosas que JongIn y sus allegados ya saben desde hace años.

 

Cuando JongIn vuelve su mirada hacia el joven, se queda impresionado cuando la delicada figura salta a la carretera mientras una luz verde se ha encendido y unas máquinas de acero avanzan, empujando al joven con brusquedad y pasando sobre él, aplastándolo. Y entonces los charcos cristalinos que la lluvia creó comienzan a mezclarse con un líquido de rojo color, aquella línea de tintes carmesí escapan de aberturas sobre la hermosa piel.

 

Un sonido incesante en los artefactos de JongIn comienza a hablar con voz robótica, brindando información de aquel chico.

 

“Do KyungSoo, nacionalidad coreana, fecha de nacimiento 12 de enero de 1993, fecha de fallecimiento 31 de enero del 2016…”

 

Sueños y travesías destruidas en el futuro del extraterrestre. Románticos pensamientos se esfuman, y JongIn teclea sin ganas un nuevo botón.

 

Alejar. Lejos. Más lejos.

 

Sueños rotos, de alguien que no podía enamorarse. JongIn pulsa otra de las teclas, una llamada prohibida, que él pensó nunca jamás usar. Pero de verdad está decidido a conocer más de Do KyungSoo.

 

El conteo comienza, y finalmente la nave explota con la inteligencia allí dentro. Porque los extraterrestres también sueñan y se enamoran, sienten y probablemente también sufren, pero sobre todo, se aferran a lo que más quieren.

 

Cerca, cerca, cerca, cerca, más cerca.

Notas finales:

Tanto tiempo sin escribir estas pequeñas historias, y me complace ver que aunque haya pasado mucho tiempo (casi seis meses) algunos sigan leyéndolas, es agradable ver como las leídas suben poco a poquito.


¡¡GRACIAS!!!


Recuerden que si gustan comentar, pueden hacerlo si así lo desean, lectores anónimos y lectores comentaristas, siempre serán bienvenidos.


¡NOS LEEMOS!!


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